LAS TRES CRUCES “Segunda parte” (D.K. “EL TIBETANO”)
LA
CRUZ FIJA:
Tauro. - El Cristo dijo
(como lo dijeron todos los Hijos de Dios que conocieron la verdadera
significación de la Cruz Fija) “Yo soy la luz del mundo”, y añadió, “si tu ojo
fuese iluminado, todo tu cuerpo estaría
pleno de luz”. Tauro es, como habrán oído decir, la Madre de la Iluminación, y
el “ojo del Toro” es el símbolo del ojo al cual se refirió Cristo.
Leo. - Es el signo de la
identidad autoconsciente Esto lo testimonió el Cristo en las palabras que
pronunció a sus discípulos: “¿De qué le serviría al hombre ganar el mundo y perder
su alma ?“ o su propio centro de autoconciencia -ese significativo punto de
realización que debe preceder a los más incluyentes estados de conciencia.
Escorpio. - La
significación de este signo en la vida del Cristo ha sido eliminada de El Nuevo
Testamento, pero conservada para nosotros en la antigua leyenda cristiana que
-en la cuna misma- Cristo mató o estranguló a dos serpientes, refiriéndose a
los pares de opuestos, los cuales ya no podían controlarlo
Acuario. - La expresión
de esta influencia nos ha sido bellamente dada en la historia de la Última
Cena. El Cristo envió a Sus discípulos a la ciudad para que buscaran al hombre
que llevaba un cántaro de agua” sobre sus hombros. Éste es el símbolo del signo
Acuario, en el cual la universalidad del agua de la vida llegará a ser un
factor en la conciencia humana; entonces todos compartiremos oportunamente la
comunión del pan y del vino. Se refirió indirectamente a la misma idea cuando
dijo que Él era “el Agua de la Vida”, que apaga la sed de la humanidad.
Por medio del empleo de
las energías de los cuatro signos de la Cruz Fija, el Cristo demostró la
perfección.
LA
CRUZ CARDINAL:
En los cuatro signos de
esta Cruz hallamos que Él también manifestó sus energías en su forma más elevada
(desde el ángulo de la comprensión humana), aunque más por implicación que por
enunciación directa.
Aries. - El signo de los
comienzos proporcionó el impulso de la energía que Lo capacitó para inaugurar
la era cristiana; inició, por Su intermedio, la “era del Amor”, que sólo ahora
está empezando a tomar forma, y su potencia es tan grande que ha traído (en
forma paradójica) la actual separación mundial.
Cáncer. - La potencia de
este signo está expresada en las palabras del Cristo, a menudo mal interpretadas:
“Otros corderos tengo que no son de este rebaño, y a esos también debo
traerlos”. Se refiere a la conciencia masiva, en oposición a la conciencia
iniciática de Sus discípulos. Cáncer es el signo de las masas.
Libra. - El Cristo
permaneció en el punto de equilibrio de la evolución humana; permaneció entre
el viejo mundo y el nuevo, entre Oriente y Occidente. En la era cristiana se
obtiene un “punto de equilibrio”, a esas crisis de equilibrio en el reino
humano.
Capricornio. - Este
signo marca el punto de concreción y cristalización que trae oportunamente la
muerte de la forma, y es lo que está sucediendo actualmente. En Su triunfo
sobre la muerte y Su resurrección a la vida, el Cristo indicó el profundo
misterio de Capricornio.
Un estudio de estas
pocas sugerencias respecto a la vida del Cristo, traerá luz y vivencia sobre el
tema de las tres Cruces. Es innecesario recordarles aquí, que en el Monte
Gólgota las tres Cruces están representadas como:
1. La Cruz Mutable-el ladrón que no se
arrepiente. Humanidad.
2. La Cruz Fija-el ladrón arrepentido.
Jerarquía.
3. La Cruz Cardinal-la Cruz del Cristo.
Shamballa.
2. La Cruz del Cristo
Crucificado.
Para quienes lean este
tratado, la Cruz de primordial importancia es la Cruz Fija de los Cielos. El número
de aspirantes a los Misterios aumenta constantemente en la actualidad, y esto
implica su reorientación hacia la luz, su reversión consciente en la rueda del
zodíaco y su comprensión respecto a los objetivos de los procesos a los cuales
se han dedicado en la Cruz Fija. Los discípulos tienden a pensar que el hecho
de ocupar su lugar en esa Cruz y demostrar su disposición para someterse a las
pruebas y manifestar una inalterable estabilidad, constituye el principal
factor implicado. Pero en realidad no es así. Cada una de estas Cruces hace
sentir su presencia como una cuádruple esfera de influencia o un potente centro
de energía, por intermedio de un “sonido invocador”. Este sonido se eleva de
cada una de las Cruces y produce resultados y respuesta en alguna parte. Este
nuevo dato respecto a las Cruces es importante y lo trataré brevemente. Sólo
cuando la influencia de los cuatro brazos de cada Cruz haya producido un efecto
en el sujeto, tendrá lugar una transición en la conciencia, de una Cruz a otra
-marcando cada transición un punto de crisis, tanto en el individuo como en el
todo mayor. Entonces se iniciará un proceso de invocación -al principio
inconscientemente, y será en este caso algo así como un esparcido llamado y
luego, conscientemente, cuando adquiera la forma de un llamado enfocado.
Cuando llega el momento
de la transición de la Cruz Mutable a la Cruz Fija, suceden tres cosas:
1.
La influencia de las cuatro energías de la Cruz Mutable ha
proporcionado a la forma una vasta experiencia de la vida.
2.
Actualmente existe una gradual, creciente y profunda disconformidad
en la conciencia del hombre que realiza la transición. Ha agotado en gran
medida el deseo material, ya no le atrae el sendero que lleva a la materia; no
lo dominan las necesidades de la naturaleza física; teme a los impulsos que
emanan del plano astral: está mentalmente despierto y activo como una
personalidad funcionante, pe¬ro permanece insatisfecho y está penosamente
consciente de ello.
3.
Se dedica a invocar. Este proceso de invocación se divide en dos
etapas:
a.
La etapa de la aspiración irregular y vaga, pero que
gradualmente adquiere poder.
b.
La etapa del misticismo, fusionándose con el ocultismo (el
estudio de lo que está oculto). La dualidad es ahora consciente y penosamente
reconocida, y se pone en contacto con el camino superior y la visión
espiritual. El deseo cede el lugar a los vagos impulsos de lo que podría
llamarse amor. Este amor es la actividad producida en la personalidad por ese
emergente aspecto divino, el cual él trata de invocar. Cuando es adecuadamente
fuerte, entonces tiene lugar la verdadera evocación y el discípulo (el hombre
es eso ahora) asciende a la Cruz Fija.
Lo que antecede es
aplicable al discípulo individual y también a la entera humanidad y, como he
dicho a menudo, este proceso de invocación está teniendo lugar en la familia
humana, produciendo la terrible crisis actual. Las dos etapas ya descritas están
presentes hoy en la humanidad en forma general y potente.
El reconocimiento de
estas dos etapas en la humanidad, me indujo a dar, bajo instrucciones de la
Jerarquía, como puntos ampliamente separados en el tiempo, dos estrofas de un
gran mántram oculto. La primera, empleada en 1936, se refería a Ja vaga
aspiración general del conjunto de pueblos del mundo, evidenciada hoy más que
nunca y enfocada cada vez más hacia el verdadero bienestar.
LA GRAN INVOCACIÓN
Que las Fuerzas de la Luz iluminen a la humanidad.
Que el Espíritu de Paz se difunda por el mundo.
Que el espíritu de colaboración una a los hombres de buena
voluntad dondequiera que estén.
Que el olvido de agravios, por parte de todos los hombres, sea la
tónica de esta época.
Que el poder acompañe los esfuerzos de los Grandes Seres.
Que así sea, y cumplamos nuestra parte.
El empleo de esta
primera estrofa, obtuvo un éxito inmediato y plena respuesta de esas personas
buenas y bienintencionadas, cuyo enfoque es predominantemente astral y
anhelante y cuya meta es paz y tranquilidad. La paz y la tranquilidad proporcionan
una “zona de conciencia” en la que puede florecer la aspiración, alcanzarse el
bienestar físico y emocional y posibilitar el reconocimiento de la visión
mística.
La segunda estrofa se
dio luego, y estaba destinada a ser una prueba o “punto decisivo en un momento
de crisis”.
Que surjan los Señores de la Liberación.
Que traigan ayuda a los hijos de los hombres.
Que aparezca el Jinete del Lugar Secreto
Y con su venida salve.
Ven, oh Todopoderoso.
Que las almas de los hombres despierten a la Luz,
Y que permanezcan en conjunta intención.
Que el Señor pronuncie el fíat:
¡Ha llegado a su fin el dolor!
Ven, oh Todopoderoso.
Ha llegado para la Fuerza Salvadora la hora de servir.
Que se difunda por el mundo, oh Todopoderoso.
Que la Luz, el Amor, el Poder y la Muerte
Cumplan el propósito de Aquel que Viene.
La VOLUNTAD de salvar está presente.
El AMOR para llevar a cabo la tarea está ampliamente difundido.
La AYUDA ACTIVA de quienes conocen la verdad, también está
presente.
¡Ven, oh Todopoderoso y fusiona a los tres!
Construye la muralla protectora.
El imperio del mal debe terminar AHORA.
Esta invocación fue dada
a las masas durante esta prueba, pero estaba principalmente destinada a ser
empleada por esos aspirantes y discípulos que no sólo son místicos, sino que
han logrado por lo menos un pequeño progreso en su tentativa de hollar el
camino oculto; están mentalmente enfocados y reconocen el camino superior; han
visto la visión y están ya preparados para algo más cercano y real. Por lo
tanto, la última estrofa está destinada principalmente a los que han ascendido
o están en proceso de ascender a la Cruz Fija.
Por eso fue
relativamente limitado el empleo de la segunda parte de la Gran Invocación,
repudiada (a veces casi violentamente) por las personas de tipo emocional que
no pueden ver más allá de la belleza de la paz -expresión de la meta en el
plano astral. Su visión del todo mayor y la evocación de la voluntad al bien
(que no es voluntad por la paz) estaba extremadamente limitada, aunque no por
su culpa. Simplemente indicaba el lugar que ocupaba en la escala de la
evolución, y marcaba un punto relativamente útil de servicio, pero en proceso
de ser trascendido. Los pueblos del mundo ya están comprendiendo (por medio del
sufrimiento y su consiguiente reflejo) que existe algo más grande que la paz, y
es el bien de la totalidad, y no únicamente pacíficas condiciones individuales
o paz nacional. Esta reorientación de la conciencia humana es creada por la
actitud determinada de las almas de los hombres en forma masiva y fusionada,
organizada y enfocada por la visión del bienestar general de la humanidad.
Sin embargo, fue
esencial que las diferenciaciones en las actitudes aparecieran con toda
claridad y, por lo tanto, dimos las dos estrofas de la Gran Invocación, en
forma separada y en distintos momentos. Así aprendieron a apreciar la diferencia
entre las actitudes de la masa de personas bien intencionadas del mundo y las
actitudes correctamente orientadas de los aspirantes y discípulos inteligentes.
Esto fue necesario antes de que pudiera tener lugar una acción más amplia. Hago
una pausa aquí para recordarles que ambos grupos son necesarios: el primero
-emocional e idealista- tiene que desempeñar su parte para enfocar la masiva
aspiración fluida, cuya responsabilidad es hacia el público en general. El otro
grupo de pensadores entrenados y personas que están principalmente animadas por
la voluntad al bien (que es de mayor importancia en este ciclo mundial que la
voluntad para la paz) tienen la función de evocar respuesta jerárquica,
contestando a la aspiración del primer grupo. Enfoca su aspiración en el plano
mental, creando una forma mental que personifica el objetivo y proyecta el
“llamado” que puede llegar a oídos de los Señores de la Liberación.
La invocación fusionada
y el llamado unido, elevará una poderosa demanda desde los distintos niveles de
la conciencia humana hasta los Centros ocultos de la “Fuerza Salvadora”. Tal el
llamado unido que deben ahora organizar. Así la masa de la humanidad será
estimulada para pasar de la Cruz Mutable a la Cruz Fija, y el nuevo ciclo
mundial que empieza en Acuario (un brazo de la Cruz Fija), será definitivamente
inaugurado por la humanidad misma.
Por lo tanto, podría
decirse que la Gran Invocación, tal como fue dada la primera vez, es para que
la empleen aquellos que están crucificados en la Cruz Mutable, la Cruz del
cambio, mientras que la Segunda Invocación es para quienes están crucificados
en la Cruz Fija, la Cruz de la correcta orientación, y también para que la
empleen esos hombres y mujeres cuya finalidad es expresar la voluntad al bien,
y pensar en términos de servicio mundial, porque están orientados hacia la luz
-la luz del conocimiento, la luz de la sabiduría y de la comprensión y la luz
de la vida misma.
En la Cruz Fija, la
influencia unida de sus cuatro corrientes de energía, cuando se expresan
plenamente por intermedio de un discípulo individual y de la Jerarquía, produce
también tres condiciones emergentes:
1. Hay una vasta
experiencia de vida, actividad y percepción grupales. El hombre autoconsciente
en Leo, se convierte en el hombre consciente del grupo en Acuario.
2. Surge en la
conciencia del discípulo una visión del “Camino interminable, del cual el
Nirvana no es más que el principio”.
3. Reconoce su trabajo
mediador, tarea principal de la Jerarquía, que media entre Shamballa y la Humanidad.
Sabe que debe llevar adelante simultáneamente, la tarea dual de invocación y
evocación -la evocación (por medio de la correcta invocación) de la voluntad al
bien de los pensadores y aspirantes del mundo y, además, la voluntad de salvar
de los Señores de Shamballa, por conducto de la Jerarquía, pues él está en
posición de acercarse directamente. Señalo grandes misterios.
Por lo tanto, al
principio se despierta en él una vaga determinación que cede su lugar, con el
tiempo, a la evocación de la voluntad en sí mismo. Esto oportunamente lo
relaciona con el aspecto voluntad de la Deidad cuando emana y desciende aminorado,
desde Shamballa, por conducto de la Jerarquía, en cuya organización espiritual
está siendo gradualmente integrado, mediante la experiencia de la Cruz Fija.
Aquí debería observarse que:
1. La experiencia en la Cruz Mutable integra a un hombre en el
centro denominado Humanidad.
2. La experiencia en la Cruz Fija integra al discípulo en el
segundo centro planetario denominado la Jerarquía.
3.
La experiencia en la Cruz Cardinal integra al iniciado en el
principal Centro planetario que denominamos Shamballa.
Oportunamente, se
convierte en un radiante centro de voluntad espiritual que afecta a la
humanidad y evoca su voluntad al bien, la fusiona con la de la Jerarquía hasta
donde puede, y a su vez fusiona esta voluntad humana con la actividad jerárquica,
en un esfuerzo por evocar respuesta desde Shamballa.
4.
La Cruz del Cristo Resucitado.
No puedo extenderme más
sobre este tema, ni será útil que lo haga, respecto a las condiciones que
emergen en la conciencia del iniciado en la Cruz Cardinal. Mis palabras no tendrían
significado. La mayoría de ustedes se halla en el estado de transición, en el
que están estabilizando la voluntad individual y tratando acrecentadamente de
expresarla como voluntad al bien. Quisiera que comprendieran profundamente que
si están condicionados por la voluntad para la paz, significa que aún actúan en
niveles emocionales, y que deberán trabajar con la primera estrofa de la Gran
Invocación y distribuirla a las masas. Si la voluntad al bien los influye y
dirige, entonces, a la tarea de despertar la aspiración de las masas, deben
agregar la de evocar respuesta a la necesidad mundial en los pensadores y
aspirantes, por medio de la segunda estrofa, fusionando los dos acercamientos
en un esfuerzo por evocar -por conducto de la Jerarquía- la voluntad de salvar
de Shamballa.
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