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martes, 8 de abril de 2014

LAS TRES CRUCES “Segunda parte” (D.K. “EL TIBETANO”)



LAS TRES CRUCES  “Segunda parte”  (D.K. “EL TIBETANO”)



LA CRUZ FIJA:

Tauro. - El Cristo dijo (como lo dijeron todos los Hijos de Dios que conocieron la verdadera significación de la Cruz Fija) “Yo soy la luz del mundo”, y añadió, “si tu ojo fuese iluminado,  todo tu cuerpo estaría pleno de luz”. Tauro es, como habrán oído decir, la Madre de la Iluminación, y el “ojo del Toro” es el símbolo del ojo al cual se refirió Cristo.

Leo. - Es el signo de la identidad autoconsciente Esto lo testimonió el Cristo en las palabras que pronunció a sus discípulos: “¿De qué le serviría al hombre ganar el mundo y perder su alma ?“ o su propio centro de autoconciencia -ese significativo punto de realización que debe preceder a los más incluyentes estados de conciencia.

Escorpio. - La significación de este signo en la vida del Cristo ha sido eliminada de El Nuevo Testamento, pero conservada para nosotros en la antigua leyenda cristiana que -en la cuna misma- Cristo mató o estranguló a dos serpientes, refiriéndose a los pares de opuestos, los cuales ya no podían controlarlo

Acuario. - La expresión de esta influencia nos ha sido bellamente dada en la historia de la Última Cena. El Cristo envió a Sus discípulos a la ciudad para que buscaran al hombre que llevaba un cántaro de agua” sobre sus hombros. Éste es el símbolo del signo Acuario, en el cual la universalidad del agua de la vida llegará a ser un factor en la conciencia humana; entonces todos compartiremos oportunamente la comunión del pan y del vino. Se refirió indirectamente a la misma idea cuando dijo que Él era “el Agua de la Vida”, que apaga la sed de la humanidad.

Por medio del empleo de las energías de los cuatro signos de la Cruz Fija, el Cristo demostró la perfección.

LA CRUZ CARDINAL:

En los cuatro signos de esta Cruz hallamos que Él también manifestó sus energías en su forma más elevada (desde el ángulo de la comprensión humana), aunque más por implicación que por enunciación directa.

Aries. - El signo de los comienzos proporcionó el impulso de la energía que Lo capacitó para inaugurar la era cristiana; inició, por Su intermedio, la “era del Amor”, que sólo ahora está empezando a tomar forma, y su potencia es tan grande que ha traído (en forma paradójica) la actual separación mundial.

Cáncer. - La potencia de este signo está expresada en las palabras del Cristo, a menudo mal interpretadas: “Otros corderos tengo que no son de este rebaño, y a esos también debo traerlos”. Se refiere a la conciencia masiva, en oposición a la conciencia iniciática de Sus discípulos. Cáncer es el signo de las masas.

Libra. - El Cristo permaneció en el punto de equilibrio de la evolución humana; permaneció entre el viejo mundo y el nuevo, entre Oriente y Occidente. En la era cristiana se obtiene un “punto de equilibrio”, a esas crisis de equilibrio en el reino humano.
Capricornio. - Este signo marca el punto de concreción y cristalización que trae oportunamente la muerte de la forma, y es lo que está sucediendo actualmente. En Su triunfo sobre la muerte y Su resurrección a la vida, el Cristo indicó el profundo misterio de Capricornio.

Un estudio de estas pocas sugerencias respecto a la vida del Cristo, traerá luz y vivencia sobre el tema de las tres Cruces. Es innecesario recordarles aquí, que en el Monte Gólgota las tres Cruces están representadas como:

1.         La Cruz Mutable-el ladrón que no se arrepiente. Humanidad.
2.         La Cruz Fija-el ladrón arrepentido. Jerarquía.
3.         La Cruz Cardinal-la Cruz del Cristo. Shamballa.

2. La Cruz del Cristo Crucificado.

Para quienes lean este tratado, la Cruz de primordial importancia es la Cruz Fija de los Cielos. El número de aspirantes a los Misterios aumenta constantemente en la actualidad, y esto implica su reorientación hacia la luz, su reversión consciente en la rueda del zodíaco y su comprensión respecto a los objetivos de los procesos a los cuales se han dedicado en la Cruz Fija. Los discípulos tienden a pensar que el hecho de ocupar su lugar en esa Cruz y demostrar su disposición para someterse a las pruebas y manifestar una inalterable estabilidad, constituye el principal factor implicado. Pero en realidad no es así. Cada una de estas Cruces hace sentir su presencia como una cuádruple esfera de influencia o un potente centro de energía, por intermedio de un “sonido invocador”. Este sonido se eleva de cada una de las Cruces y produce resultados y respuesta en alguna parte. Este nuevo dato respecto a las Cruces es importante y lo trataré brevemente. Sólo cuando la influencia de los cuatro brazos de cada Cruz haya producido un efecto en el sujeto, tendrá lugar una transición en la conciencia, de una Cruz a otra -marcando cada transición un punto de crisis, tanto en el individuo como en el todo mayor. Entonces se iniciará un proceso de invocación -al principio inconscientemente, y será en este caso algo así como un esparcido llamado y luego, conscientemente, cuando adquiera la forma de un llamado enfocado.

Cuando llega el momento de la transición de la Cruz Mutable a la Cruz Fija, suceden tres cosas:  

1.      La influencia de las cuatro energías de la Cruz Mutable ha proporcionado a la forma una vasta experiencia de la vida.

2.      Actualmente existe una gradual, creciente y profunda disconformidad en la conciencia del hombre que realiza la transición. Ha agotado en gran medida el deseo material, ya no le atrae el sendero que lleva a la materia; no lo dominan las necesidades de la naturaleza física; teme a los impulsos que emanan del plano astral: está mentalmente despierto y activo como una personalidad funcionante, pe¬ro permanece insatisfecho y está penosamente consciente de ello.

3.      Se dedica a invocar. Este proceso de invocación se divide en dos etapas:

a.      La etapa de la aspiración irregular y vaga, pero que gradualmente adquiere poder.

b.      La etapa del misticismo, fusionándose con el ocultismo (el estudio de lo que está oculto). La dualidad es ahora consciente y penosamente reconocida, y se pone en contacto con el camino superior y la visión espiritual. El deseo cede el lugar a los vagos impulsos de lo que podría llamarse amor. Este amor es la actividad producida en la personalidad por ese emergente aspecto divino, el cual él trata de invocar. Cuando es adecuadamente fuerte, entonces tiene lugar la verdadera evocación y el discípulo (el hombre es eso ahora) asciende a la Cruz Fija.

Lo que antecede es aplicable al discípulo individual y también a la entera humanidad y, como he dicho a menudo, este proceso de invocación está teniendo lugar en la familia humana, produciendo la terrible crisis actual. Las dos etapas ya descritas están presentes hoy en la humanidad en forma general y potente.

El reconocimiento de estas dos etapas en la humanidad, me indujo a dar, bajo instrucciones de la Jerarquía, como puntos ampliamente separados en el tiempo, dos estrofas de un gran mántram oculto. La primera, empleada en 1936, se refería a Ja vaga aspiración general del conjunto de pueblos del mundo, evidenciada hoy más que nunca y enfocada cada vez más hacia el verdadero bienestar.

LA GRAN INVOCACIÓN

Que las Fuerzas de la Luz iluminen a la humanidad.
Que el Espíritu de Paz se difunda por el mundo.
Que el espíritu de colaboración una a los hombres de buena voluntad dondequiera que estén.
Que el olvido de agravios, por parte de todos los hombres, sea la tónica de esta época.
Que el poder acompañe los esfuerzos de los Grandes Seres.
Que así sea, y cumplamos nuestra parte.

El empleo de esta primera estrofa, obtuvo un éxito inmediato y plena respuesta de esas personas buenas y bienintencionadas, cuyo enfoque es predominantemente astral y anhelante y cuya meta es paz y tranquilidad. La paz y la tranquilidad proporcionan una “zona de conciencia” en la que puede florecer la aspiración, alcanzarse el bienestar físico y emocional y posibilitar el reconocimiento de la visión mística.

La segunda estrofa se dio luego, y estaba destinada a ser una prueba o “punto decisivo en un momento de crisis”.

Que surjan los Señores de la Liberación.
Que traigan ayuda a los hijos de los hombres.
Que aparezca el Jinete del Lugar Secreto
Y con su venida salve.
Ven, oh Todopoderoso.
Que las almas de los hombres despierten a la Luz,
Y que permanezcan en conjunta intención.
Que el Señor pronuncie el fíat:
¡Ha llegado a su fin el dolor!
Ven, oh Todopoderoso.
Ha llegado para la Fuerza Salvadora la hora de servir.
Que se difunda por el mundo, oh Todopoderoso.
Que la Luz, el Amor, el Poder y la Muerte
Cumplan el propósito de Aquel que Viene.
La VOLUNTAD de salvar está presente.
El AMOR para llevar a cabo la tarea está ampliamente difundido.
La AYUDA ACTIVA de quienes conocen la verdad, también está presente.
¡Ven, oh Todopoderoso y fusiona a los tres!
Construye la muralla protectora.
El imperio del mal debe terminar AHORA.

Esta invocación fue dada a las masas durante esta prueba, pero estaba principalmente destinada a ser empleada por esos aspirantes y discípulos que no sólo son místicos, sino que han logrado por lo menos un pequeño progreso en su tentativa de hollar el camino oculto; están mentalmente enfocados y reconocen el camino superior; han visto la visión y están ya preparados para algo más cercano y real. Por lo tanto, la última estrofa está destinada principalmente a los que han ascendido o están en proceso de ascender a la Cruz Fija.

Por eso fue relativamente limitado el empleo de la segunda parte de la Gran Invocación, repudiada (a veces casi violentamente) por las personas de tipo emocional que no pueden ver más allá de la belleza de la paz -expresión de la meta en el plano astral. Su visión del todo mayor y la evocación de la voluntad al bien (que no es voluntad por la paz) estaba extremadamente limitada, aunque no por su culpa. Simplemente indicaba el lugar que ocupaba en la escala de la evolución, y marcaba un punto relativamente útil de servicio, pero en proceso de ser trascendido. Los pueblos del mundo ya están comprendiendo (por medio del sufrimiento y su consiguiente reflejo) que existe algo más grande que la paz, y es el bien de la totalidad, y no únicamente pacíficas condiciones individuales o paz nacional. Esta reorientación de la conciencia humana es creada por la actitud determinada de las almas de los hombres en forma masiva y fusionada, organizada y enfocada por la visión del bienestar general de la humanidad.

Sin embargo, fue esencial que las diferenciaciones en las actitudes aparecieran con toda claridad y, por lo tanto, dimos las dos estrofas de la Gran Invocación, en forma separada y en distintos momentos. Así aprendieron a apreciar la diferencia entre las actitudes de la masa de personas bien intencionadas del mundo y las actitudes correctamente orientadas de los aspirantes y discípulos inteligentes. Esto fue necesario antes de que pudiera tener lugar una acción más amplia. Hago una pausa aquí para recordarles que ambos grupos son necesarios: el primero -emocional e idealista- tiene que desempeñar su parte para enfocar la masiva aspiración fluida, cuya responsabilidad es hacia el público en general. El otro grupo de pensadores entrenados y personas que están principalmente animadas por la voluntad al bien (que es de mayor importancia en este ciclo mundial que la voluntad para la paz) tienen la función de evocar respuesta jerárquica, contestando a la aspiración del primer grupo. Enfoca su aspiración en el plano mental, creando una forma mental que personifica el objetivo y proyecta el “llamado” que puede llegar a oídos de los Señores de la Liberación.

La invocación fusionada y el llamado unido, elevará una poderosa demanda desde los distintos niveles de la conciencia humana hasta los Centros ocultos de la “Fuerza Salvadora”. Tal el llamado unido que deben ahora organizar. Así la masa de la humanidad será estimulada para pasar de la Cruz Mutable a la Cruz Fija, y el nuevo ciclo mundial que empieza en Acuario (un brazo de la Cruz Fija), será definitivamente inaugurado por la humanidad misma.

Por lo tanto, podría decirse que la Gran Invocación, tal como fue dada la primera vez, es para que la empleen aquellos que están crucificados en la Cruz Mutable, la Cruz del cambio, mientras que la Segunda Invocación es para quienes están crucificados en la Cruz Fija, la Cruz de la correcta orientación, y también para que la empleen esos hombres y mujeres cuya finalidad es expresar la voluntad al bien, y pensar en términos de servicio mundial, porque están orientados hacia la luz -la luz del conocimiento, la luz de la sabiduría y de la comprensión y la luz de la vida misma.

En la Cruz Fija, la influencia unida de sus cuatro corrientes de energía, cuando se expresan plenamente por intermedio de un discípulo individual y de la Jerarquía, produce también tres condiciones emergentes:

1. Hay una vasta experiencia de vida, actividad y percepción grupales. El hombre autoconsciente en Leo, se convierte en el hombre consciente del grupo en Acuario.
2. Surge en la conciencia del discípulo una visión del “Camino interminable, del cual el Nirvana no es más que el principio”.
3. Reconoce su trabajo mediador, tarea principal de la Jerarquía, que media entre Shamballa y la Humanidad. Sabe que debe llevar adelante simultáneamente, la tarea dual de invocación y evocación -la evocación (por medio de la correcta invocación) de la voluntad al bien de los pensadores y aspirantes del mundo y, además, la voluntad de salvar de los Señores de Shamballa, por conducto de la Jerarquía, pues él está en posición de acercarse directamente. Señalo grandes misterios.

Por lo tanto, al principio se despierta en él una vaga determinación que cede su lugar, con el tiempo, a la evocación de la voluntad en sí mismo. Esto oportunamente lo relaciona con el aspecto voluntad de la Deidad cuando emana y desciende aminorado, desde Shamballa, por conducto de la Jerarquía, en cuya organización espiritual está siendo gradualmente integrado, mediante la experiencia de la Cruz Fija. Aquí debería observarse que:

1.   La experiencia en la Cruz Mutable integra a un hombre en el centro denominado Humanidad.

2.    La experiencia en la Cruz Fija integra al discípulo en el segundo centro planetario denominado la Jerarquía.

3.      La experiencia en la Cruz Cardinal integra al iniciado en el principal Centro planetario que denominamos Shamballa.

Oportunamente, se convierte en un radiante centro de voluntad espiritual que afecta a la humanidad y evoca su voluntad al bien, la fusiona con la de la Jerarquía hasta donde puede, y a su vez fusiona esta voluntad humana con la actividad jerárquica, en un esfuerzo por evocar respuesta desde Shamballa.

4.      La Cruz del Cristo Resucitado.

No puedo extenderme más sobre este tema, ni será útil que lo haga, respecto a las condiciones que emergen en la conciencia del iniciado en la Cruz Cardinal. Mis palabras no tendrían significado. La mayoría de ustedes se halla en el estado de transición, en el que están estabilizando la voluntad individual y tratando acrecentadamente de expresarla como voluntad al bien. Quisiera que comprendieran profundamente que si están condicionados por la voluntad para la paz, significa que aún actúan en niveles emocionales, y que deberán trabajar con la primera estrofa de la Gran Invocación y distribuirla a las masas. Si la voluntad al bien los influye y dirige, entonces, a la tarea de despertar la aspiración de las masas, deben agregar la de evocar respuesta a la necesidad mundial en los pensadores y aspirantes, por medio de la segunda estrofa, fusionando los dos acercamientos en un esfuerzo por evocar -por conducto de la Jerarquía- la voluntad de salvar de Shamballa.

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