LAS LEYES DIVINAS
Por Ana Castro Valle
Las leyes que determinan la actividad de
la Naturaleza y rigen los movimientos de la materia, unas veces destruyendo,
otras organizando, y que producen las más variadas formaciones orgánicas e
inorgánicas, son eternas e inmutables. Esto forma parte de la “Sabiduría
Perenne”
La comprensión de la sabiduría perenne
significa superar nuestras
limitaciones basadas, tanto
en el desconocimiento de las leyes que rigen el cosmos como en el
desconocimiento de nuestro propio ser, el microcosmos. La principal ley que
necesitamos interiorizar aquí en este plano material en que habitamos es la ley
general de la evolución. No sólo porque ella es la explicación fundamental del
universo y de nuestro devenir sino porque nos entrega las líneas centrales del
mapa de la existencia.
La existencia así como la vida y la
creación no podrían tener cabida sin un orden. El equilibrio es necesario y
para eso es imprescindible una intencionalidad.
¿Quién determina las leyes naturales?
La ignorancia tiene un precio, siempre
doloroso.
La ley divina es la propia ley natural
por la que se rige el universo.
Si somos verdaderos discípulos
llegaremos a comprender estas leyes. Si no fuera así nuestro desarrollo estaría
pendiente de producirse, ya que estas leyes solo nos representarían palabras y
más palabras. Por estas leyes se rige el Universo y quien se rige por ellas lo
consigue todo.
No hablamos de conocer las leyes por el
simple hecho de conocerlas, sino del conocimiento que necesitamos adquirir,
entender y comprender, haciéndolo nuestro,
para poder vivir coherentemente de acuerdo con estas leyes.
Podemos
pensar que sí,
que nos regimos
por leyes divinas, que las
conocemos y que ya estamos preparados, que no necesitamos ni leer, ni estudiar,
ni discernir, ni discriminar, ni servir. O sea que ignorantemente nos sentimos
felices pensando que lo sabemos todo y, seguramente, nos puede faltar mucho
para salir de tanto espejismo como nos rodea, y uno de ellos podría ser
nuestras propias creencias,
y dejaremos de
tener creencias cuando lleguemos al SER, a nuestra esencia, y eso no se
consigue por arte de magia, hay que ejercitar la voluntad y el amor.
Estas leyes esconden el secreto y la
esencia de la vida y encierran un programa
a desarrollar: el
progreso del espíritu que trata
de manifestarse. Nuestra misión, a través de las vidas, es desarrollar el
espíritu en su plenitud, única manera de conformar la UNIDAD en su perfección y
de que se establezca el Plan de Dios en la tierra.
Siempre ha habido seres más avanzados
que han sabido lo relacionado con estas leyes o principios, pero ya no son
necesarias aquellas organizaciones secretas poseedoras de estos conocimientos.
Todavía puede haber quien se otorga esa categoría de poseedor de la verdad, y
autoridad, que los demás tienen que seguir porque tal o cual entidad es quien
tiene la verdad y nos va a salvar. Sin embargo, la humanidad, cada día más,
está desarrollando su mente y va adquiriendo
la capacidad necesaria
para saber los pasos que tiene que dar para tener acceso
a estos principios, entenderlos, comprenderlos y vivir conforme a ellos. Para
ello es absolutamente indispensable nuestro trabajo para, por nosotros mismos,
llegar a la raíz, a la causa de todas las cosas, sin necesidad de que nadie nos
equivoque, incluso con la mejor de las intenciones. Es nuestro deber y
obligación explotar nuestros talentos, para que cuando creamos, que sea con
absoluto convencimiento, y la creencia será sustituida por el SER.
Cuando se reconozca que el hombre común
sólo ha sido hasta ahora plenamente consciente en el plano físico,
semiconsciente en el emocional y que ahora comienza a desarrollar la conciencia
en el plano mental, se evidenciaráque su comprensión de las informaciones
cósmicas sólo puede ser rudimentaria.
Este tema podríamos tratarlo desde
diferentes ángulos.
Una versión nos habla de una
inteligibilidad racional en el cosmos. Puede encontrarse en las leyes de la
física, que son las reglas fundamentales por las que se rige la naturaleza. Y
aquí nos podríamos
hacer una pregunta:
¿Cuál puede ser la raíz de estas leyes?,
que son, que están y que simplemente se nos presentan como una realidad que es,
y que como tal hay que aceptarla.
Los físicos se han dedicado a describir
fenómenos sin importarles su origen.
Se daba por
supuesto que esas leyes matemáticas inmutables, absolutas
y universales existen, sin dar mayor importancia a su raíz, simplemente son, y
las razones, aparentemente, no parece que haya que prestarles ninguna atención,
porque los hechos son.
Parece ser que en este siglo XXI, el
debate entre círculos científicos y espiritualistas pudiera hacerse posible y
las posturas son más cercanas, más beligerantes y desapasionadas. Posiblemente
sea algo importantísimo que estemos poniendo en
práctica: el desarrollo de la mente, que nos permite dialogar.
Hay un principio fundamental: “Como Es
Arriba, es Abajo”. Una ley oculta y clave para la comprensión esotérica del
Universo, es la llamada Ley de las Correspondencias o de las Analogías,
configurada en el principio “Como es arriba, es abajo”, al que hemos hecho
referencia. Esto significa que el Microcosmos,
el Ser Humano,
es una réplica perfecta y completa en la cual se
refleja el Macrocosmos. O lo que es
lo mismo, el
Ser Humano, reproduce íntegramente la naturaleza, la
constitución y las leyes fundamentales que rigen el Macrocosmos. “En nosotros
está la fórmula exacta y sintética del Universo”. He aquí la justificación de “hombre conócete a
ti mismo y conocerás el Universo”
Así también se puede entender el
significado profundo de esta frase “Dios creo al Hombre a Su imagen y
semejanza”. Es una imagen y semejanza en su sentido más auténtico y profundo.
Desde esta luz se pueden comprender las palabras del salmo repetidas en el
evangelio de S. Juan: “Sois todos dioses e hijos del Altísimo”. Seguimos
hablando de analogías.
¿Cómo llegaremos a conocernos a nosotros
mismos; podremos echarnos a dormir, pensar que ya lo sabemos todo, que todo es
bien fácil, que solamente tenemos que amar….?
Más bien se tendría que decir que no, y seguramente las palabras de
Cristo de “poner la otra mejilla”, podrían referirse a hacer el camino,
cayéndonos y levantándonos una y otra vez hasta aprender cada mensaje de la vida.
Seguramente que así llegaremos a conocernos a nosotros, las leyes y el
Universo. Por otra parte ¿acaso sabemos
lo que es
amar, y acaso
amamos; estamos explotando todos
nuestros talentos para conocer, entender y comprender, y poder actuar en consecuencia,
o nos conformamos con lo que nos cuentan?
Toda la sabiduría formará parte de
nuestro haber en la medida que hollemos el sendero de retorno a la casa del
Padre; el premio del “ciento por uno” es una realidad, pero no nos tocará en
una tómbola, todo hay que ganarlo.
Dice El Kybalion:
-
«Los labios de
la sabiduría permanecen
cerrados, excepto para el oído capaz de comprender.»
-
«Donde quiera que estén las huellas del Maestro, allí los oídos del que
está pronto para recibir sus enseñanzas se abren de par en par.»
-
«Cuando el oído es capaz de oír, entonces vienen los labios que han de
llenarlos con sabiduría.»
Es bien claro que nunca se nos ha dejado
solos, pero para que llegue a nosotros la sabiduría tenemos que ejercitar
el oído para que sea capaz de comprender. Donde hay un Maestro los oídos del que
está preparado se abren de par en par. Cuando al oído lo hemos hecho capaz de
oír, la sabiduría viene a llenarlo. Para llegar a la sabiduría y a la comprensión de todas las leyes, necesariamente,
tenemos que tener voluntad y superar las pruebas del camino, e
intencionadamente, purificarnos y redimirnos, o lo que es lo mismo, eliminar
las viejas estructuras para regirnos por las nuevas, lo cual supone, y no está
mal repetirlo una vez más, estudio, análisis, discernimiento, discriminación y
servicio. No podemos cambiar estructuras sin este trabajo y no podremos
realizar mejores trabajos sin mejores estructuras.
LA LEY
¿Qué es la Ley divina? Es la
determinación tanto en las cosas más insignificantes
como en las más importantes, de la voluntad y el propósito divinos. Está más
allá del conocimiento del hombre,
y algún día
la masa comprenderá que todas las
leyes de la naturaleza tienen su contraparte espiritual y que funcionan universalmente,
sin elegidos, todos somos iguales y por lo tanto no hay excepciones.
El sabio rige en lo inferior y sirve en
lo superior. Obedece a las leyes que
están por encima de él, y en las que están por debajo de él ordena. De esta manera el hombre forma parte del
principio en vez de oponerse al mismo. El sabio se sumerge en la Ley y colabora
sin ser un esclavo.
Todo está en el TODO, y el TODO está en
todas las cosas. El que esto comprende, ha adquirido gran conocimiento. Esto
queda resumido en siete principios:
1. Principio del Mentalismo: Todo es
Mente, el universo es Mental.
Base del principio creador.
2. Principio de Correspondencia: Como es
arriba es abajo. Ley de las analogías.
3. Principio de Vibración: Todo está en movimiento, todo vibra. Nada es
estático.
4. Principio de Polaridad: Todo es dual. El equilibrio de los
pares de opuestos será nuestro gran trabajo en el camino espiritual.
5. Principio de Ritmo: Todo es cíclico, fluye y refluye, siempre
está elavance yel retroceso.
6. Principio de Causa y Efecto:
Ley del karma. Todoefecto tiene
una causa y toda causa produce un efecto. Nada es casualidad y todos los
acontecimientos de la vida tienen su base en esta Ley.
7. Principio de Generación: Es el principio de la creación en
cualquier plano.
La violación de la ley, de forma
consciente o inconsciente, tiene sus consecuencias.
El cuerpo humano no escapa a esas leyes
naturales inmutables. Toda enfermedad
es el resultado
de la violación de estas leyes
naturales. Las personas se enferman porque en esta vida o en anteriores han
descuidado los principios fundamentales que nos rigen.
Algunas personas exigen salud perfecta,
bienestar de todo tipo y creen tener derecho a ello, olvidándonos de que todos
los efectos tienen sus causas. Todo está regulado por la ley Divina y
aprendemos con el cumplimiento de la ley.
LIBRE ALBEDRIO
Podría decirse que dentro de los límites
de la sabia orientación del hombre inteligente, existe el libre albedrío, en lo
que concierne a la actividad del reino humano. Allí donde no existe actividad
mental ni facultad para discriminar, analizar y elegir, no hay libre albedrío,
porque se está imponiendo
la ley del
karma y ante
esto no tenemos escapatoria,
nuestro libre albedrío no existe en este caso. La opción que nos da el libre
albedrío desaparece, cuando al
quebrantar cualquier ley provocamos que funcione la ley de Causa y
Efecto, en lo cual también hemos decidido nosotros, consciente o
inconscientemente.
La gran diferencia que existe entre el
reino humano en los tres mundos y los otros reinos de la naturaleza, es el
libre albedrío. En la cuestión muerte, el libre albedrío tiene, en último
análisis, una definida relación con el alma; lavoluntad del alma se cumple
consciente o inconscientemente, en lo que a su decisión de la muerte concierne,
y esta idea contiene en sí muchas implicaciones sobre las cuales se haría muy
bien en reflexionar.
Es
imposible predecir lo
que hará el
género humano, debido al factor
del libre albedrío. Tan es así, que el cumplimiento del Plan de Dios en la
tierra no se hará presente sin la libre colaboración del ser humano.El ser
humano disfruta de soberanía personal que implica el poder y la autoridad
intrínsecos del individuo para determinar su propia dirección y destino, o lo
que es lo mismo: LIBRE ALBEDRÍO.
Mucho se podría decir del uso del libre
albedrío, porque lleva implícito el derecho a la libertad que todos tenemos, y
que en el camino espiritual encierra tanta responsabilidad. El respeto a la libertad
del otro no implica que yo deje de respetar la mía propia, y en esto, como en
todo, hay que ser muy firmes.
Los siguientes puntos resultarán
difíciles de captar, pero son de suma importancia:
Los hombres deciden por sí mismos la
acción directa, hacen su propia elección y ejercen sin impedimento el libre
albedrío que pueden poseer en un momento dado.
El Cristo y la Jerarquía espiritual
nunca han infringido el derecho divino de los hombres a tomar sus propias
decisiones, ejercer su libre albedrío y alcanzar la libertad, luchando por ella
en forma individual, nacional o inter- nacional. Cuando la verdadera libertad
reine en la tierra veremos el fin de las tiranías: política, religiosa y
económica. No nos referimos a la democracia moderna como una condición que
satisface la necesidad, porque la democracia es en la actualidad una filosofía
anhelante y un ideal no logrado. Se habla del período que ciertamente
vendrá, en que
gobernarán personas iluminadas,
las cuales no tolerarán el autoritarismo de la iglesia ni el
totalitarismo de ningún
sistema político; tampoco aceptarán o permitirán que ningún
grupo ni “ser” alguno les diga lo que deben creer para ser salvados, ni cuál es
el gobierno que deben aceptar. Cuando la verdad sea dicha a los pueblos y éstos
puedan juzgar y decidir libremente, por sí mismos, veremos un mundo mejor.
La Jerarquía, debido al divino principio
del libre albedrío en la humanidad, no puede predecir cómo actuarán los hombres
en momentos de crisis, ni puede obligar a seguir la buena senda de la vida
contra el deseo del ser humano, porque las buenas acciones deben llegar desde
lo más profundo del pensamiento
y sentimientos humanos
y surgir como un esfuerzo libre y no dirigido; la Jerarquía no puede dar
los pasos que impidan a los hombres cometer errores, pues los hombres por los
errores cometidos se dan cuenta "a través del mal, que es mejor el
bien".
¿Cómo a veces los seres humanos nos
podemos dejar influir y dirigir perdiendo nuestra propia libertad. Puede venir
alguien a decirnos que no hagamos ningún esfuerzo porque todos vamos a ser
salvados, o por el contrario, que tampoco hagamos nada porque no hay salvación
posible? En estos supuestos se estarían violando las leyes que son inmutables y
entraría en funcionamiento la ley del karma.
Vamos a hacer un breve enunciado de
EL ALMA Y SUS LEYES
El alma es el principio sensible que
subsiste en toda manifestación externa, compenetra todas las formas y
constituye la conciencia de Dios Mismo.
Cuando la humanidad esté segura de su
divinidad e inmortalidad y haya adquirido conocimiento sobre la naturaleza del
alma y el reino en el cual funciona el alma, su actitud hacia la vida y los
asuntos cotidianos sufrirán tal transformación que veremos surgir en verdad un
nuevo cielo y una nueva tierra. He aquí unos enunciados de estas leyes que nos
puede dar mucho para estudiar:
Ley del Sacrificio. Significa el impulso de dar. El secreto
de la
doctrina del “perdón
de los pecados
y de la expiación” está oculto en esta frase. El sacrificio
de los ángeles solares trajo a la existencia el cuarto reino de la naturaleza.
Nosotros elegimos morir y este sacrificio permitió que evolucionara la
conciencia que mora internamente en
la Deidad. Al
abrirse camino a través de los reinos subhumanos de la
naturaleza, esta conciencia necesitó de la actividad de los ángeles solares
para poder seguir progresando. Aquí reside:
Nuestro
servicio a Dios
por medio del
sacrificio y la muerte. ¿Sabemos de qué hablamos al decir
esto?
Nuestro servicio a otras almas por medio
del propósito deliberado de autosacrificio.
Nuestro servicio a otras formas de vida
en otros reinos.
Le ley del Sacrificio (sagrado oficio)
significa también salvar y subyace en todo el proceso evolutivo, por medio del
cual nos perfeccionamos.
Cristo fue crucificado sobre la cruz de
la materia, para presentar al hombre el simbolismo de la muerte y del
sacrificio, o como
lo hizo el
Buda, para demostrar
al hombre el sacrificio y la muerte del deseo personal. El tema sigue siendo el mismo, la muerte de
lo inferior para liberar lo superior. Pero la gran enseñanza que el hombre está
aprendiendo es que, muerte, dolores y tristezas, pérdidas y desgracias,
alegrías y aflicciones, tal y como lo comprende la
conciencia humana, existen
porque el hombre todavía se
identifica con la vida de la forma y no con la vida y la conciencia del alma.
“Mi reino no es de este mundo”. He aquí el conflicto que tenemos que vivir: “ir
por el camino de los hombres conociendo los caminos de Dios”.
Ley del Impulso Magnético.- Rige la
relación, interacción, intercambio
e interpenetración de los siete
grupos de almas, correspondientes
a los siete rayos. Sólo diremos en este sentido que a través de las vidas
estaremos identificados con un rayo determinado, hasta que llegue el momento en
que los contengamos todos. Esta Ley
rige también la relación entre almas que, al manifestarse por medio de la forma,
entran en mutua armonía. En consecuencia esta ley rige la relación entre todas
las almas y por la correcta comprensión de esta ley el hombre llega a conocer
su vida subjetiva, la realidad más profunda de la vida. Esta ley concierne a
las actividades esotéricas internas que no se relacionan primordialmente con la
vida de la forma. La Ley del Impulso Magnético es en el reino del alma, lo que
la Ley de Atracción en el mundo de los fenómenos. Mucho tendríamos que estudiar
para el conocimiento de esta Ley.
La Ley del Servicio.- Es la Ley que rige
toda la actividad del alma. El resultado del contacto efectuado en la
meditación y la medida de su realización, estará determinando el consiguiente
servicio que se preste a la raza. Si hay correcta comprensión, necesariamente
habrá correcta acción, o lo que es lo mismo, correcto servicio. De aquí la
importancia de la Meditación, la ciencia del Antahkarana y la ciencia del
Servicio. Esta Ley no puede ser evadida sin las consecuencias pertinentes. Hay
que recordar aquí la necesidad de una personalidad bien alineada e integrada,
igual a decir: trabajo, mucho trabajo.
La Ley de Repulsión.- He aquí una ley
muy interesante para el gobierno del alma, que rige al peregrino en su agotador
y largo camino de regreso al centro. Esta ley se expresa por medio de la mente
y por lo tanto únicamente se manifiesta en el sendero del discipulado. Tiene un
efecto discriminador, sin embargo es un aspecto de la Ley del Amor, del aspecto
Crístico y concierne a esa actitud del alma cuya naturaleza es amor. Actúa a
través del amor pero al mismo
tiempo rechaza y
discrimina. Esta ley plasma primordialmente el propósito
divino dictándole al aspirante los impulsos superiores y decisiones
espirituales que marcan su progreso en el Sendero. Demuestra la cualidad de
primer rayo. La
atracción y repulsión funcionan al unísono, haciendo
desaparecer el caos para que brille la luz. ¿Sabemos dónde estamos, qué tenemos
que hacer? El funcionamiento de esta ley es decisivo para eliminar las sombras
y tomar la dirección de la luz.
La Ley del Progreso Grupal.- Esta Ley
comienza a captarse en la conciencia personal cuando se han hecho ciertas
realizaciones definidas y se descubre que determinados ideales son realidades.
Al hablar de estas realizaciones podríamos estar hablando del sendero de
probación, cuya superación puede dar lugar a la manifestación de verdades
cósmicas profundamente esotéricas. Los actos más comunes de
la vida del
autosacrificio instintivo diario, rozan
los bordes de
las verdades mundiales
más profundas. Es por ello que es tan importante el autoconocimiento para
conocer el universo. Aquí es fundamental
la discriminación; no lo llamado
malo o bueno, sino los pares de opuestos más sutiles, el buen o el mal empleo
del silencio, la correcta o la errónea palabra, la correcta comprensión y la
correcta indiferencia y sus opuestos.
El hombre que
reacciona a estas
leyes superiores descubre que la discriminación a utilizar debe ser cada
vez más sutil, algo difícil de hacer y también de expresar con palabras que en
esoterismo difícilmente alcanzan a la expresión correcta. En la medida que este
crecimiento se vaya dando y como consecuencia se produzcan las consiguientes
expansiones de conciencia, podremos
llegar a la
conciencia Grupal. La
Ley de Progreso Grupal vendrá y
será presentada por los discípulos mundiales, siendo su eficacia cada vez más
poderosa, aunque pasará mucho tiempo antes de que la humanidad la comprenda. El
grupo se mantendrá unido por una estructura interna de pensamiento y una
relación telepática. Si el alineamiento e integración de la conciencia
individual suponen un gran esfuerzo, mucho más lo será el de la conciencia
grupal.
La Ley para ampliar la Respuesta.- La
sexta y séptima ley las analizaremos brevemente y en conjunto. Los efectos o
las consecuencias de los impulsos que están tras ellas, producen el desarrollo
del propósito del Altísimo y pueden ser reconocidos en el plano fenoménico,
pero únicamente serán percibidos tenuemente por los aspirantes mundiales más
avanzados. Estas leyes no son susceptibles de ser interpretadas y no podemos
hablar de esta Ley sin haber llegado a la iluminación. Es necesaria la
iluminación antes de llegar a la idea que está tras estas manifestaciones del
propósito porque sólo los iniciados que
están preparándose para ello, podrán comenzar a comprenderlas.
La Ley de los Cuatro Inferiores.- “Partieron cuatro hijos de Dios. Pero sólo
uno regresó. Cuatro salvadores se fusionaron en dos, luego ambos se
convirtieron en el Uno”
Estas palabras simbólicas poco pueden
significar para muchas mentes. Por lo tanto
de nada servirá considerarlas; aún
no es el
momento. Fueron dadas porque contienen un poder magnético que
ayudará a estimular la compresión. No olvidemos el gran poder del sonido y de
la palabra.
La raza se encamina por un sendero que
la conducirá a la luz y a la paz. “La paz que trasciende a toda comprensión”
porque es una paz independiente de las condiciones externas y nada tiene que
ver con lo que la humanidad entiende como paz. La raza tendrá la paz de la
serenidad y de la alegría. Alegría y serenidad que no son una condición astral,
sino una condición del alma, como resultado de haber conseguido un alineamiento
definitivo. Estas dos circunstancias, serenidad y alegría indican que el alma,
el Uno, controla o domina a la personalidad, a las circunstancias y a todas las
condiciones ambientales de la vida.
Mucho más se podría decir de todas la
leyes enunciadas, pero no es posible por el tiempo y porque, sin lugar a dudas,
a la que suscribe le falta mucho por adquirir. Sí que podríamos hacernos
algunas preguntas para
que en nuestra mente empiecen a
circular y a conseguir respuestas:
¿Qué soy? ¿Para qué estamos aquí? ¿Creemos en un
Dios justo que
nos rige por
unas leyes justas?
¿Me conozco a mí mismo, en mi cuerpo físico, en mi cuerpo de emociones,
en mi cuerpo mental? ¿Conozco a mi alma?¿Qué tengo que hacer para conocer mi
alma?
¿Qué trabajo tengo que hacer con mi
personalidad para servir al Plan de Dios? Si todas mis realidades son
consecuencia del cumplimiento
de la Ley,
¿hasta qué punto puedo construir
formas mentales para anular esas realidades?
¿Cuándo está el ser humano preparado para construir formas mentales, o
lo que es lo mismo, para co-crear? Podríamos seguir con muchas más
preguntas y, si queremos, ahora mismo
podemos continuar.