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viernes, 26 de junio de 2015

LOS OCHO METODOS DEL YOGA (Primera Parte) (Los Aforismos de la Yoga de Patangali)

LOS OCHO METODOS DEL YOGA  (Primera Parte)
(Los Aforismos de la Yoga de Patangali)
  


 29.  Los ocho métodos del yoga son: los mandamientos o yama; las reglas o nijama; la postura o asana; correcto control de la fuerza vital o pranayama; abstracción o pratyahara: atención o dharana: meditación o dhyana y contemplación o samadhi.

   Se observará que estos métodos a prácticas son aparentemente simples, pero se tendrá muy en cuenta que no se refieren a algo que debe realizarse en cualquier plano, en determinado cuerpo, sino a la actividad y práctica simultánea de estos métodos en los tres cuerpos a la vez; de modo que el entero triple hombre inferior practica los métodos cuando se refieren a los vehículos físico, astral y mental. Esto frecuentemente se olvida. Por lo tanto, al estudiar los diversos métodos de yoga o unión, debemos considerar que se aplican al hombre físico, luego al hombre emocional y después alfombre mental. Por ejemplo, el yogui debe comprender el significado de la respiración correcta o de la postura, pues se relaciona con el triple hombre inferior, alineado y coordinado, teniendo presente que sólo cuando el hombre inferior constituye un instrumento coherente y rítmico, el ego puede esclarecerlo e iluminarlo. La práctica de ejercicios de respiración, por ejemplo, con frecuencia ha conducido al aspirante a concentrarse en el mecanismo físico de respiración, excluyendo la práctica análoga del control rítmico de la vida emocional.
                                                                                                                                           
Primer Método

Los Mandamientos. Yama. Autocontrol o clemencia. Restricción. Abstención de actos erróneos. Estos son cinco y se refieren a la relación del discípulo con sus semejantes y con el mundo externo.

Segundo Método

Las Reglas. Nijama o correcta observancia. Estas son también cinco y se las denomina con frecuencia “observancias religiosas”, porque se refieren a la vida interna del discípulo y a ese vínculo, el sutratma o eslabón que lo relaciona con Dios o Padre en el Cielo. Ambos, los cinco Mandamientos y las cinco Reglas, son la analogía hindú de los diez Mandamientos de la Biblia y abarcan la vida diaria del aspirante, según afecten a quienes lo rodean y a sus propias relaciones internas.
                                                                                                                                              
Tercer Método

 Postura. Asana. Correcto aplomo. Correcta actitud. Posición. Este tercer método concierne a la actitud física del discípulo durante la meditación, a la actitud emocional que adopta en el medio ambiente o grupo, y a la actitud mental respecto a las ideas, corrientes de pensamiento y conceptos abstractos. Finalmente, la práctica de este método coordina y perfecciona al triple hombre inferior, de modo que las tres envolturas lleguen a formar un canal perfecto para la expresión y manifestación de la vida del espíritu.                                                                                                                                                                           
                                                        

Cuarto Método

Correcto control de la fuerza vital. Pranayama. Supresión del aliento. Regulación del aliento. Esto se refiere al control, a la regularización y supresión de los aires vitales, al aliento y a las fuerzas o shaktis del cuerpo. En realidad, conduce a la organización del cuerpo vital o etérico, de modo que las corrientes o fuerzas de vida, que emanan del ego u hombre espiritual, en su propio plano, sean transmitidas correctamente al hombre físico, en manifestación objetiva.  

Quinto Método

Abstracción. Pratyahara. Restricción. Unión. Retraimiento de los sentidos. Con este método nos ubicamos detrás de los cuerpos físico y etérico, en el cuerpo emocional, asiento de los deseos, de la percepción sensoria y del sentimiento. Aquí se puede observar el método ordenado que se sigue al practicar la yoda o unión. La atención se dirige a las vidas interna y externa del plano físico, se cultiva la correcta actitud hacia la triple manifestación de la vida; se organiza y controla el cuerpo  etérico y se reorienta el cuerpo astral, porque la naturaleza de deseos es subyugada y el hombre real va retirándose gradualmente de los contactos de los sentidos. Los dos métodos siguientes se relacionan con el cuerpo mental, y el último con el hombre real o pensador.
                                                                                                                                                  
Sexto Método

 Atención. Dharana. Concentración. Fijación de la mente. Con este método se controla el instrumento del pensador, el hombre real. El sexto sentido es coordinado, comprendido, enfocado y utilizado.                                                                                                                                              
Séptimo Método

 Meditación. Dyana. La capacidad del pensador para emplear la mente como desee y transmitir al cerebro pensamientos elevados, ideas abstractas y conceptos idealistas. Este método concierne a la mente superior y a la inferior.
                                                                                                                                                  
Octavo Método

 Contemplación. Samadhi. Se refiere al ego u hombre real y concierne al reino del alma. El hombre espiritual contempla, estudia y medita  sobre el mundo de las causas y las “cosas de Dios”. Luego utiliza un instrumento controlado, la mente (controlada por la práctica de la concentración y meditación) transmite al cerebro físico, por conducto del sutratma o hilo, que atraviesa las tres envolturas y lleva al cerebro, lo que el alma sabe, ve y entiende. Esto produce plena iluminación.

LA LUZ DE ALMA
Los Aforismos de la Yoga de Patanjali
Alice A. Bailey

(Se publicará la segunda parte)

LOS OCHO METODOS DEL YOGA  (Segunda Parte)
(Los Aforismos de la Yoga de Patangali)
PRIMER METODO.  LOS MANDAMIENTOS

 30.  Inofensividad; veracidad; no hurtar; continencia; no ser avaro, constituyen yama, o los cinco mandamientos.

Estos cinco mandamientos son sencillos y claros; no obstante, si se practican, harán que el hombre perfeccione sus relaciones con los demás, con los superhombres y con los reinos subhumnanos. El primer mandamiento, inofensividad, resume en realidad a los demás. Estos mandamientos son muy completos y abarcan la triple naturaleza. Al estudiar estos métodos veremos su relación con determinada parte de la triple manifestación del ego.

I.Naturaleza Física

1.Inofensividad. Comprende los actos físicos del hombre, respecto a todas las formas de la manifestación divina, y concierne específicamente a su naturaleza fuerza, o a la energía que el expresa por medio de sus actividades en el plano físico. No daña ni perjudica a nadie.

2. Veracidad. Concierne principalmente al uso de la palabra y de los órganos del sonido, y se refiere a la  “verdad”, en lo más profundo, de modo que sea posible su exteriorización. Este tema es muy amplio y se refiere a la formulación de las creencias del hombre respecto a Dios, a sus semejantes, a las cosas y a las formas, por medio de la lengua y de la voz. Esto lo trata  “Luz en el Sendero”  en el aforismo: “Antes de que la voz pueda hablar en presencia del Maestro, debe haber perdido el poder de herir”.

  3.  Contenerse de hurtar. El discípulo es justo y preciso en todas sus cosas y no se apropia de lo que no le pertenece. Ese amplio concepto abarca algo más que el mero hecho de apropiarse físicamente de las posesiones de otro.

II.  Naturaleza Astral

 4. Continencia. Es ausencia total de deseos, y rige la exteriorización de las tendencias hacia lo que no es el yo, cuyas expresión en el plano física es la relación entre los sexos. Sin embargo, se debe recordar que el estudiante esotérico considera esta expresión como la forma que adopta el impulso exteriorizado, lo cual vincula íntimamente al hombre con el reino animal. Todo impulso que concierne a las formas y al hombre real y tiende a vincularlo a una forma y al plano físico, es considerado como un tipo de incontinencia. Existe una incontinencia en el plano físico que el discípulo debe haber trascendido hace mucho tiempo. También hay muchas tendencias hacia la búsqueda del placer con la consiguiente satisfacción de la naturaleza del deseo y esto, el verdadero aspirante, también lo considera como incontinencia.                                                    
III. Naturaleza Mental

5. No ser avaro concierne al pecado de la codicia, que textualmente significa hurtar en el plano mental. El pecado de la avaricia puede conducir a diversos pecados en el plano físico, y es muy poderoso. Concierne a la fuerza mental, siendo un término genérico que abarca los fuertes anhelos, cuyo origen no sólo está en el cuerpo emocional o kármico  (deseo),  sino también en el cuerpo mental. Este mandamiento está comprendido en lo que San Pablo dice: “He aprendido a estar contento en cualquier estado en que me encuentre”. Se debe alcanzar ese estado para poder aquietar la mente, de tal manera que puedan entrar las cosas del alma.

 31.  Yama constituye el deber universal, sin tener en cuenta raza, lugar, tiempo o emergencia.

Este aforismo pone en claro la universalidad de ciertos requisitos, y el estudio de estos cinco mandamientos, que forman la base de lo que el budista llama  “recta conducta”, demostrará que forman la base de toda verdadera ley y que su infringimiento constituye ilegalidad. La palabra traducida por “deber” u  “obligación” podría muy bien expresarse por la comprensiva palabra dharma, en lo que a los demás respecta. Dharma significa textualmente, el adecuado cumplimiento de las propias obligaciones (o karma) en el lugar y medio ambiente que el destino le depara. Deben observarse ciertos factores que rigen la conducta, sin permitir laxitud alguna a este respecto, no importa cuál sea su nacionalidad, localidad, edad o emergencia que pueda surgir. Estas cinco leyes inmutables rigen la conducta humana, y cuando todos los hijos de los hombres las cumplan, se comprenderá el pleno significado de la expresión: “Paz a todos los seres”.

                                   
SEGUNDO METODO.   LAS REGLAS

 32. Purificación interna y externa; gozo; ardiente aspiración; lectura espiritual y devoción a Ishvara, constituyen nijama  (o las cinco reglas).

Como se dijo anteriormente, las cinco reglas rigen la vida del ser inferior personal y constituyen los fundamentos del carácter. El verdadero gurú o instructor no le consiente al aspirante las prácticas de yoga, tan interesantes para el pensador o aspirante occidental, a quien le atraen por su aparente sencillez y por la valiosa recompensa, tal como el desarrollo psíquico, hasta que yama y nijama sean los factores que rigen la vida diaria del discípulo. Deben observarse primero los mandamientos y las reglas; una vez que la conducta externa del aspirante hacia sus semejantes, y la disciplina de la vida interna estén de acuerdo con tales requisitos, entonces, pero no antes, pueden proseguir sin peligro con las formas y rituales de la yoga práctica.

La falta de cumplimiento de este requisito es la causa de muchas dificultades entre los estudiantes occidentales de yoga. No hay fundamento mejor para la práctica del ocultismo oriental, que la sujeción estricta a los requerimientos formulados por el Maestro en El Sermón de la Montaña. El cristiano autodisciplinado, dedicado a una vida pura y al servicio altruista, puede emprender la práctica de la yoga con menos peligro que su mundano y egoísta, aunque intelectual, hermano. No correrá los mismos riesgos que su hermano sin preparación.

 Las palabras: purificación interna y externa se refieren a las tres envolturas que velan al yo, debiendo interpretarse en doble sentido. Cada envoltura tiene su forma densa y tangible, que debe mantenerse limpia; en un sentido los cuerpos mental y astral se pueden mantener limpios de impurezas, que provienen de su medio ambiente, de la misma manera que el físico debe mantenerse limpio de impurezas similares. También se ha de mantener limpia la materia más sutil de esos cuerpos. Esto constituye la base del estudio de la pureza magnética, que da lugar, en Oriente a tantas observaciones inexplicables para el occidental. Por ejemplo, la sombra de un extraño proyectada sobre el alimento, produce condiciones de impureza; esto se debe a la creencia de que ciertas emanaciones de fuerza producen condiciones impuras. Aunque los métodos de contrarrestarles tales condiciones tienen visos de ritual, la letra muerta, sin embargo, la idea detrás de la observancia es siempre verdad. Se sabe tan poco acerca de las emanaciones de fuerza del ser humano o de las que actúan sobre el mecanismo humano, que lo que podríamos llamar “purificación científica” está todavía en su infancia.

Gozo produce esas condiciones en que la mente está en reposo; se basa en el reconocimiento de las leyes que rigen la vida, principalmente la ley del karma. Origina ese estado mental en que todas las condiciones se consideran correctas y justas, bajo las cuales el aspirante puede resolver mejor sus problemas y alcanzar la meta específica en cualquier vida. Esto no implica el acomodo definitivo, ni la pasividad que trae inercia, sino el reconocimiento del acervo que se posee y el aprovechamiento de las oportunidades disponibles, convirtiéndolas en trasfondo y base de todo futuro progreso. Si esto se lleva a cabo debidamente, las restantes tres reglas se cumplirán más  fácilmente.

Ardiente aspiración. El anhelo de  “avanzar” hacia el ideal o de esforzarse por alcanzar el objetivo, debe ser tan profundo en el aspirante a la yoga, que ninguna dificultad lo hará retroceder. Únicamente cuando esta cualidad ha sido desarrollada y probada y cuando ningún problema, confusión ni el factor tiempo pueden entorpecer, se permite el aspirante ser discípulo de un Maestro. Ardiente esfuerzo, constante y persistente anhelo e inquebrantable lealtad al ideal presentido, son la condición  “sine qua non” del discipulado. Estas características deben existir en los tres cuerpos, y conducen a la constante disciplina del vehículo firme, a la firme orientación de la naturaleza emocional y a una actitud mental que permite al hombre  “considerar perdidas todas las cosas”, si quiere alcanzar su meta.

Lectura espiritual. Concierne al desenvolvimiento del sentido de las realidades subjetivas. Se fomenta mediante el estudio, según se lo entiende en sentido físico, y por el esfuerzo de llegar a comprender los pensamientos expresados en palabras. Se desarrolla mediante el detenido escrutinio de las causas subyacentes en todos los deseos, aspiraciones y sentimientos, relacionándose así con el plano astral o de deseo. Se refiere a la lectura de símbolos o formas geométricas que animan una idea o pensamiento, lo cual concierne al plano mental.

Devoción a Ishvara. Brevemente puede decirse que constituye la actitud del triple yo inferior, demostrada como servicio al ego, al regente interno, Dios o Cristo interno. Esta devoción será triple en su manifestación y llevará al yo personal inferior a una vida de obediencia al Maestro en el corazón, y con el tiempo guiará al aspirante al grupo de algún adepto o instructor espiritual, llevándolo también al devocional servicio a Ishvara, el Yo divino, que mora en el corazón de todos los hombres y subyace en todas las formas de la manifestación divina.



LA LUZ DE ALMA
Los Aforismos de la Yoga de Patanjali
Alice A. Bailey
Págs. 122 a 128.-

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