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sábado, 27 de junio de 2015
viernes, 26 de junio de 2015
LOS OCHO METODOS DEL YOGA (Primera Parte) (Los Aforismos de la Yoga de Patangali)
LOS OCHO
METODOS DEL YOGA (Primera Parte)
(Los
Aforismos de la Yoga de Patangali)
29. Los
ocho métodos del yoga son: los mandamientos o yama; las reglas o nijama; la
postura o asana; correcto control de la fuerza vital o pranayama; abstracción o
pratyahara: atención o dharana: meditación o dhyana y contemplación o samadhi.
Se observará que estos métodos a prácticas
son aparentemente simples, pero se tendrá muy en cuenta que no se refieren a
algo que debe realizarse en cualquier plano, en determinado cuerpo, sino a la
actividad y práctica simultánea de estos métodos en los tres cuerpos a la vez;
de modo que el entero triple hombre inferior practica los métodos cuando se
refieren a los vehículos físico, astral y mental. Esto frecuentemente se
olvida. Por lo tanto, al estudiar los diversos métodos de yoga o unión, debemos
considerar que se aplican al hombre físico, luego al hombre emocional y después
alfombre mental. Por ejemplo, el yogui debe comprender el significado de la
respiración correcta o de la postura, pues se relaciona con el triple hombre
inferior, alineado y coordinado, teniendo presente que sólo cuando el hombre
inferior constituye un instrumento coherente y rítmico, el ego puede
esclarecerlo e iluminarlo. La práctica de ejercicios de respiración, por
ejemplo, con frecuencia ha conducido al aspirante a concentrarse en el
mecanismo físico de respiración, excluyendo la práctica análoga del control
rítmico de la vida emocional.
Primer Método
Los Mandamientos. Yama. Autocontrol o clemencia. Restricción. Abstención de
actos erróneos. Estos son cinco y se refieren a la relación del discípulo con
sus semejantes y con el mundo externo.
Segundo Método
Las Reglas. Nijama o correcta observancia. Estas son también cinco y se
las denomina con frecuencia “observancias religiosas”, porque se refieren a la
vida interna del discípulo y a ese vínculo, el sutratma o eslabón que lo
relaciona con Dios o Padre en el Cielo. Ambos, los cinco Mandamientos y las
cinco Reglas, son la analogía hindú de los diez Mandamientos de la Biblia y
abarcan la vida diaria del aspirante, según afecten a quienes lo rodean y a sus
propias relaciones internas.
Tercer Método
Postura. Asana.
Correcto aplomo. Correcta actitud. Posición. Este tercer método concierne a la
actitud física del discípulo durante la meditación, a la actitud emocional que
adopta en el medio ambiente o grupo, y a la actitud mental respecto a las
ideas, corrientes de pensamiento y conceptos abstractos. Finalmente, la
práctica de este método coordina y perfecciona al triple hombre inferior, de
modo que las tres envolturas lleguen a formar un canal perfecto para la
expresión y manifestación de la vida del espíritu.
Cuarto Método
Correcto control de la fuerza vital. Pranayama. Supresión del aliento. Regulación del aliento.
Esto se refiere al control, a la regularización y supresión de los aires
vitales, al aliento y a las fuerzas o shaktis del cuerpo. En realidad, conduce
a la organización del cuerpo vital o etérico, de modo que las corrientes o
fuerzas de vida, que emanan del ego u hombre espiritual, en su propio plano,
sean transmitidas correctamente al hombre físico, en manifestación objetiva.
Quinto Método
Abstracción. Pratyahara. Restricción. Unión. Retraimiento de los
sentidos. Con este método nos ubicamos detrás de los cuerpos físico y etérico,
en el cuerpo emocional, asiento de los deseos, de la percepción sensoria y del
sentimiento. Aquí se puede observar el método ordenado que se sigue al
practicar la yoda o unión. La atención se dirige a las vidas interna y externa
del plano físico, se cultiva la correcta actitud hacia la triple manifestación
de la vida; se organiza y controla el cuerpo
etérico y se reorienta el cuerpo astral, porque la naturaleza de deseos
es subyugada y el hombre real va retirándose gradualmente de los contactos de
los sentidos. Los dos métodos siguientes se relacionan con el cuerpo mental, y
el último con el hombre real o pensador.
Sexto Método
Atención. Dharana.
Concentración. Fijación de la mente. Con este método se controla el instrumento
del pensador, el hombre real. El sexto sentido es coordinado, comprendido,
enfocado y utilizado.
Séptimo Método
Meditación.
Dyana. La capacidad del pensador para emplear la mente como desee y transmitir
al cerebro pensamientos elevados, ideas abstractas y conceptos idealistas. Este
método concierne a la mente superior y a la inferior.
Octavo Método
Contemplación. Samadhi. Se refiere al ego u hombre real y concierne al
reino del alma. El hombre espiritual contempla, estudia y medita sobre el mundo de las causas y las “cosas de
Dios”. Luego utiliza un instrumento controlado, la mente (controlada por la
práctica de la concentración y meditación) transmite al cerebro físico, por
conducto del sutratma o hilo, que atraviesa las tres envolturas y lleva al
cerebro, lo que el alma sabe, ve y entiende. Esto produce plena iluminación.
LA LUZ DE
ALMA
Los
Aforismos de la Yoga de Patanjali
Alice A.
Bailey
(Se
publicará la segunda parte)
LOS OCHO
METODOS DEL YOGA (Segunda Parte)
(Los
Aforismos de la Yoga de Patangali)
PRIMER
METODO. LOS MANDAMIENTOS
30.
Inofensividad; veracidad; no hurtar; continencia; no ser avaro,
constituyen yama, o los cinco mandamientos.
Estos
cinco mandamientos son sencillos y claros; no obstante, si se practican, harán
que el hombre perfeccione sus relaciones con los demás, con los superhombres y
con los reinos subhumnanos. El primer mandamiento, inofensividad, resume en
realidad a los demás. Estos mandamientos son muy completos y abarcan la triple
naturaleza. Al estudiar estos métodos veremos su relación con determinada parte
de la triple manifestación del ego.
I.Naturaleza
Física
1.Inofensividad. Comprende los actos físicos del hombre, respecto a todas
las formas de la manifestación divina, y concierne específicamente a su
naturaleza fuerza, o a la energía que
el expresa por medio de sus actividades en el plano físico. No daña ni
perjudica a nadie.
2. Veracidad. Concierne principalmente al
uso de la palabra y de los órganos del sonido, y se refiere a la “verdad”, en lo más profundo, de modo que sea
posible su exteriorización. Este tema es muy amplio y se refiere a la
formulación de las creencias del hombre respecto a Dios, a sus semejantes, a
las cosas y a las formas, por medio de la lengua y de la voz. Esto lo
trata “Luz en el Sendero” en el
aforismo: “Antes de que la voz pueda
hablar en presencia del Maestro, debe haber perdido el poder de herir”.
3. Contenerse de hurtar. El discípulo es
justo y preciso en todas sus cosas y no se apropia de lo que no le pertenece.
Ese amplio concepto abarca algo más que el mero hecho de apropiarse físicamente
de las posesiones de otro.
II. Naturaleza
Astral
4. Continencia. Es ausencia total de
deseos, y rige la exteriorización de las tendencias hacia lo que no es el yo,
cuyas expresión en el plano física es la relación entre los sexos. Sin embargo,
se debe recordar que el estudiante esotérico considera esta expresión como la
forma que adopta el impulso exteriorizado, lo cual vincula íntimamente al
hombre con el reino animal. Todo impulso que concierne a las formas y al hombre
real y tiende a vincularlo a una forma y al plano físico, es considerado como
un tipo de incontinencia. Existe una incontinencia en el plano físico que el
discípulo debe haber trascendido hace mucho tiempo. También hay muchas
tendencias hacia la búsqueda del placer con la consiguiente satisfacción de la
naturaleza del deseo y esto, el verdadero aspirante, también lo considera como
incontinencia.
III. Naturaleza Mental
5. No ser avaro concierne al pecado de la
codicia, que textualmente significa hurtar en el plano mental. El pecado de la
avaricia puede conducir a diversos pecados en el plano físico, y es muy
poderoso. Concierne a la fuerza mental, siendo un término genérico que abarca
los fuertes anhelos, cuyo origen no sólo está en el cuerpo emocional o
kármico (deseo), sino también en el cuerpo mental. Este
mandamiento está comprendido en lo que San Pablo dice: “He aprendido a estar contento en cualquier estado en que me
encuentre”. Se debe alcanzar ese estado para poder aquietar la mente, de
tal manera que puedan entrar las cosas del alma.
31.
Yama constituye el deber universal, sin tener en cuenta raza, lugar,
tiempo o emergencia.
Este
aforismo pone en claro la universalidad de ciertos requisitos, y el estudio de
estos cinco mandamientos, que forman la base de lo que el budista llama “recta conducta”, demostrará que forman la
base de toda verdadera ley y que su infringimiento constituye ilegalidad. La
palabra traducida por “deber” u
“obligación” podría muy bien expresarse por la comprensiva palabra dharma, en lo que a los demás respecta.
Dharma significa textualmente, el adecuado cumplimiento de las propias
obligaciones (o karma) en el lugar y medio ambiente que el destino le depara.
Deben observarse ciertos factores que rigen la conducta, sin permitir laxitud
alguna a este respecto, no importa cuál sea su nacionalidad, localidad, edad o
emergencia que pueda surgir. Estas cinco leyes inmutables rigen la conducta
humana, y cuando todos los hijos de los hombres las cumplan, se comprenderá el
pleno significado de la expresión: “Paz a
todos los seres”.
SEGUNDO
METODO. LAS REGLAS
32. Purificación interna y externa; gozo;
ardiente aspiración; lectura espiritual y devoción a Ishvara, constituyen
nijama (o las cinco reglas).
Como se
dijo anteriormente, las cinco reglas rigen la vida del ser inferior personal y
constituyen los fundamentos del carácter. El verdadero gurú o instructor no le
consiente al aspirante las prácticas de yoga, tan interesantes para el pensador
o aspirante occidental, a quien le atraen por su aparente sencillez y por la
valiosa recompensa, tal como el desarrollo psíquico, hasta que yama y nijama
sean los factores que rigen la vida diaria del discípulo. Deben observarse
primero los mandamientos y las reglas; una vez que la conducta externa del
aspirante hacia sus semejantes, y la disciplina de la vida interna estén de
acuerdo con tales requisitos, entonces, pero no antes, pueden proseguir sin
peligro con las formas y rituales de la yoga práctica.
La falta
de cumplimiento de este requisito es la causa de muchas dificultades entre los
estudiantes occidentales de yoga. No hay fundamento mejor para la práctica del
ocultismo oriental, que la sujeción estricta a los requerimientos formulados
por el Maestro en El Sermón de la Montaña.
El cristiano autodisciplinado, dedicado a una vida pura y al servicio
altruista, puede emprender la práctica de la yoga con menos peligro que su
mundano y egoísta, aunque intelectual, hermano. No correrá los mismos riesgos
que su hermano sin preparación.
Las palabras: purificación interna y externa se refieren a las tres envolturas
que velan al yo, debiendo interpretarse en doble sentido. Cada envoltura tiene
su forma densa y tangible, que debe mantenerse limpia; en un sentido los
cuerpos mental y astral se pueden mantener limpios de impurezas, que provienen
de su medio ambiente, de la misma manera que el físico debe mantenerse limpio
de impurezas similares. También se ha de mantener limpia la materia más sutil
de esos cuerpos. Esto constituye la base del estudio de la pureza magnética,
que da lugar, en Oriente a tantas observaciones inexplicables para el
occidental. Por ejemplo, la sombra de un extraño proyectada sobre el alimento,
produce condiciones de impureza; esto se debe a la creencia de que ciertas
emanaciones de fuerza producen condiciones impuras. Aunque los métodos de
contrarrestarles tales condiciones tienen visos de ritual, la letra muerta, sin
embargo, la idea detrás de la observancia es siempre verdad. Se sabe tan poco
acerca de las emanaciones de fuerza del ser humano o de las que actúan sobre el
mecanismo humano, que lo que podríamos llamar “purificación científica” está todavía en su infancia.
Gozo produce esas condiciones en que la mente está en reposo;
se basa en el reconocimiento de las leyes que rigen la vida, principalmente la
ley del karma. Origina ese estado mental en que todas las condiciones se
consideran correctas y justas, bajo las cuales el aspirante puede resolver mejor
sus problemas y alcanzar la meta específica en cualquier vida. Esto no implica
el acomodo definitivo, ni la pasividad que trae inercia, sino el reconocimiento
del acervo que se posee y el aprovechamiento de las oportunidades disponibles,
convirtiéndolas en trasfondo y base de todo futuro progreso. Si esto se lleva a
cabo debidamente, las restantes tres reglas se cumplirán más fácilmente.
Ardiente aspiración. El anhelo de
“avanzar” hacia el ideal o de esforzarse por alcanzar el objetivo, debe
ser tan profundo en el aspirante a la yoga, que ninguna dificultad lo hará
retroceder. Únicamente cuando esta cualidad ha sido desarrollada y probada y
cuando ningún problema, confusión ni el factor tiempo pueden entorpecer, se
permite el aspirante ser discípulo de un Maestro. Ardiente esfuerzo, constante
y persistente anhelo e inquebrantable lealtad al ideal presentido, son la
condición “sine qua non” del
discipulado. Estas características deben existir en los tres cuerpos, y
conducen a la constante disciplina del vehículo firme, a la firme orientación
de la naturaleza emocional y a una actitud mental que permite al hombre “considerar
perdidas todas las cosas”, si quiere alcanzar su meta.
Lectura espiritual. Concierne al desenvolvimiento del sentido de las realidades
subjetivas. Se fomenta mediante el estudio, según se lo entiende en sentido
físico, y por el esfuerzo de llegar a comprender los pensamientos expresados en
palabras. Se desarrolla mediante el detenido escrutinio de las causas
subyacentes en todos los deseos, aspiraciones y sentimientos, relacionándose
así con el plano astral o de deseo. Se refiere a la lectura de símbolos o
formas geométricas que animan una idea o pensamiento, lo cual concierne al
plano mental.
Devoción a Ishvara. Brevemente puede decirse que constituye la actitud del
triple yo inferior, demostrada como servicio al ego, al regente interno, Dios o
Cristo interno. Esta devoción será triple en su manifestación y llevará al yo
personal inferior a una vida de obediencia al Maestro en el corazón, y con el
tiempo guiará al aspirante al grupo de algún adepto o instructor espiritual,
llevándolo también al devocional servicio a Ishvara, el Yo divino, que mora en
el corazón de todos los hombres y subyace en todas las formas de la
manifestación divina.
LA LUZ DE
ALMA
Los Aforismos de la Yoga de
Patanjali
Alice A.
Bailey
Págs. 122
a 128.-
miércoles, 24 de junio de 2015
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