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sábado, 5 de mayo de 2018
jueves, 3 de mayo de 2018
LA SABIDURÍA ETERNA: TEMA X: "EL DISCERNIMIENTO"
LA SABIDURÍA ETERNA: TEMA X: "EL DISCERNIMIENTO"
Somos un grupo de estudiantes anónimos que
deseamos trabajar con la mejor voluntad y humildad, apoyándonos en las
enseñanzas de la Sabiduría Eterna, sin intentar imponer a nadie nuestros criterios
ni conclusiones, a éstos debemos llegar cada uno de nosotros a través de
nuestro esfuerzo y trabajo y cada vez que nos equivoquemos querrá decir que no
tenemos la lección aprendida y debemos repetirla.
Ponemos a disposición de otros estudiantes tanto
individuales como a grupos, estos estudios por si les pueden servir de
base para seguir profundizando y llegar a sus propias conclusiones, puesto que
en espiritualidad no hay dogmas.
INDICE:
INTRODUCCION
1.
De lo Ilusorio a lo Real.
2.
De lo Superfluo a lo Útil.
3.
De las Tinieblas a la Luz.
4.
Del Egoísmo al Desinterés.
5.
De la Ignorancia a la Sabiduría.
6.
Discernimiento.
INTRODUCCION
Durante millones de
años y a través de innumerables encarnaciones, el ser humano en las más
diversas y variadas circunstancias y condiciones, va aproximándose muy lentamente
a lo que llamamos el Sendero, y más adelante, en su momento, capacitarse para poder
recibir las sucesivas Iniciaciones.
Como sabemos, para
que esto se produzca, se requiere la adquisición de determinadas Cualidades
Internas.
No es por
casualidad que en libro “A los pies del Maestro” el Maestro K.H. por medio de
J. Krishnamurti, sitúe el Discernimiento como la primera de las Cuatro Cualidades
necesarias para acceder al Sendero.
En este libro el
Maestro K.H., dice lo siguiente:
“En este Sendero se
requieren Cuatro Cualidades:
DISCERNIMIENTO,
CARENCIA DE DESEOS, BUENA CONDUCTA Y AMOR.
La primera Cualidad
es el Discernimiento, la facultad que capacita a quien la posee, de poder
hacerle distinguir entre lo Real y Eterno, de lo Ilusorio y Efímero,
facilitando y guiando al Hombre hacia la entrada en el Sendero.
Pero el
Discernimiento es mucho más que esto, debe practicarse no tan sólo en los
primeros pasos en el Sendero, sino en cada una de sus etapas, diariamente,
hasta el fin”.
Vosotros entráis en
el Sendero porque habéis aprendido que tan sólo en El pueden encontrarse las
cosas dignas de ser alcanzadas. Los que no saben esto trabajan para adquirir
riqueza y poder, pero esto dura a lo más una vida tan sólo, y por lo tanto, no
es real. Hay bienes mayores, reales y perdurables, cuando los hayáis alcanzado,
ya no desearéis jamás aquellos otros.
En el Mundo hay dos
clases de seres: los Sabios y los Ignorantes. Esta Sabiduría es la que nos
interesa. La religión que un hombre profese, la raza a que pertenezca, importan
poco; lo realmente importante es que los hombres conozcan el Plan Divino.
Porque el Plan de
Dios es la Evolución. Una vez que el hombre realmente lo reconoce, no puede
sino identificarse con Sus designios y trabajar de acuerdo con El, porque es
tan glorioso como bello. Así, conociéndolo, permanece al lado de Dios, firme
para el bien y resistente contra el mal, trabajando para la evolución y no por
egoísmo.
Si está al lado de
Dios, está unido a Nosotros, y no importa que se llame hindú o buddhista,
cristiano o mahometano, ni que sea indio o inglés, chino o ruso. Los que están
al lado de Dios saben por qué están aquí y cuál es su misión, y procuran
cumplirla, los demás no saben todavía lo que han de hacer, y así obran a menudo
erróneamente e intentan trazarse vías que imaginan placenteras sin comprender
que todos somos uno y que, por lo tanto, tan sólo lo que el Uno quiere puede
ser verdaderamente agradable para todos. Ellos van en pos de lo Irreal, en vez
de lo Real. Hasta que aprendan a distinguir entre los dos, no se colocarán al
lado de Dios, y, para aprenderlo, el Discernimiento es el primer paso.
Es realmente
difícil, si no poseemos esta Cualidad, que podamos Desapegarnos de los Deseos y
Transmutarlos en Aspiraciones hasta su total extinción. De la misma forma, ¿cómo
podremos tener Buena Conducta sin el Discernimiento?. Y, ¿cómo es posible Amar,
en el más amplio sentido Interno y Trascendente de la expresión, sin disponer
del Discernimiento, que ilumina nuestra Mente y nuestras Emociones, haciendo
que se manifieste en nosotros la Luz de la Sabiduría que ilumina y nos presenta
a todos los seres y a todas las cosas como contenedoras de la misma y Unica Esencia
y Naturaleza Divina?.
El Mundo y la
Humanidad están sufriendo, y mucho, pocas cosas podremos hacer por ayudar a
disminuir dicho sufrimiento, si al menos no dejamos de emitir las vibraciones
de sufrimiento que moran en todos nosotros. Para que este Dolor, y este Sufrimiento
vayan desapareciendo en todos nosotros, en nuestro entorno, y en la Humanidad,
debemos salir de nuestra Ignorancia, adquiriendo de forma progresiva la
Cualidad del Discernimiento a través de nuestra diaria y desinteresada actividad
de Ayuda y de Servicio hacia todos los Seres, hacia toda la Sociedad y hacia nuestro
Planeta.
En nuestro estado
actual de desarrollo espiritual, es muy corriente que interpretemos
erróneamente las enseñanzas que recibimos, bien sea de forma oral o bien de
forma escrita. Es muy normal, que al analizar la vida o las actuaciones de
alguien, pongamos en duda algunos de sus actos o palabras. Es muy fácil que nos
equivoquemos al tratar de conocer a algunas personas, adjudicándoles cualidades
o posibilidades que no poseen, o que no son en verdad espirituales. Es también
muy corriente que erremos en nuestras decisiones al no considerar adecuadamente
todas las condiciones objetivas y subjetivas que inciden en cada caso, que
enjuiciemos, e incluso juzguemos hechos, desde el punto de vista de la
imperfecta personalidad, y olvidemos, por la razón que sea, la Ley de Causa y
Efecto que se cumple de forma indefectible, aunque nuestra Naturaleza Emocional
no nos permita percibirla a veces, o que las distintas situaciones de índole física
o nerviosa nos impidan sopesar de forma real las situaciones por las que
pasamos, y erramos.
Por lo tanto,
nuestras personalidades, en sus distintas facetas, no nos permiten distinguir
lo Real de lo Irreal, lo Verdadero de lo Falso, y aunque no nos demos cuenta de
ello, todas estas situaciones, u otras similares, se producen por la carencia
de un Espiritual y Verdadero Discernimiento.
El Discernimiento,
nos permite vivir más despiertos, nos ayuda a evitar un gran número de errores,
los cuales se seguirán produciendo hasta que no seamos seres humanos perfectos.
El Discernimiento
nos permite deslindar las situaciones por las que pasamos con mucha mayor
certeza, nos sirve para poder avanzar de forma más directa, efectiva, y rápida
en nuestro caminar hacia la perfección interna, y en definitiva, nos es útil, para
que seamos capaces de servir más y mejor a nuestros semejantes y con más
certeza, que es, en el fondo, el verdadero motivo que debe guiar nuestras
actuaciones en el terreno espiritual.
Cuanto más nos sea
dado educir el Discernimiento más útiles seremos a los Maestros, a la Humanidad
y a la Evolución Planetaria, y más fructífera será así nuestra tarea, y por
tanto, más rápidamente transitaremos por este Camino de Perfección, que nos ha
de conducir a la Iniciación, que es, entre otras muchas cosas, la meta más o
menos inmediata que tenemos ante nosotros.
En el libro La Joya
Suprema del Discernimiento, encontramos un interesante comentario sobre el
Discernimiento:
"Las acciones sólo
nos ayudan a purificar la Mente, pero no a perseguir la Realidad. La
realización de la Verdad se obtiene mediante el Discernimiento, jamás mediante
la acción, ni aunque realizásemos diez millones de acciones.
Mediante el Discernimiento
adecuado se obtiene el Conocimiento de qué es la Realidad, del mismo modo que
se pone fin al tremendo Miedo y angustia que causa en una mente confusa, la
forma de una soga, al confundirla con una serpiente".
1. De lo Ilusorio a lo Real.
“Condúceme de lo Ilusorio
a lo Real, de las Tinieblas a la Luz, de la Muerte a la Inmortalidad”.
Todos conocemos
esta invocación, pero conocer no es comprender y mucho menos asimilar los
conceptos que encierra. En estas afirmaciones, se hayan claramente matizados
dos estados distintos de conciencia:
·
En el Primero, la Ilusión, las Tinieblas y la Muerte.
·
Y en el Segundo, lo Real, la Luz y la Inmortalidad.
No es difícil
identificarnos con el primero de estos estados de conciencia, ya que concierne
al mundo donde nos movemos y hemos de realizarnos, el lugar donde la Mente Concreta
es la dueña y señora de todo lo que nos afecta y motiva, nuestro inapreciable
aliado y a la vez nuestro implacable enemigo. La Mente Concreta, es lo que nos
hace ver Luz donde solo hay Tinieblas, y Tinieblas donde solo hay Luz, donde
nos confunde, haciéndonos creer que somos gigantes, cuando en realidad solo somos
unos insignificantes pigmeos, o que oculte las aspas de los molinos a Don Quijote,
haciendo que se estrellase contra ellas.
Únicamente con el
dominio sobre la Mente Concreta, conseguiremos llegar al Conocimiento sin
mácula de la segunda parte de la invocación, tan concreta y evidente en el
texto escrito y en la palabra, pero tan sutil en su compresión, que solamente
la hallaremos en el silencio de la cueva, donde Aladino encontró la lámpara
maravillosa del Conocimiento, donde el Pensamiento callará para dar lugar a la
Contemplación, y donde el Discernimiento nos mostrará la Realidad indefinible.
Vivimos sumidos en
la Irrealidad, pero esa es nuestra realidad. Caminemos hacia la Realidad del
Ideal despertando en nosotros la Luz del Discernimiento a través del control de
nuestra Mente Concreta, convirtiéndonos así en los dueños de nuestro Destino,
que no sean solo palabras bellas y poéticas, pero vacías de contenido lo que
manejemos, si no convicciones que han arraigado en lo más profundo de nuestro
ser.
Pero ¿Cómo doblegar
a este “mono loco”?. Las enseñanzas que nos legó Krishnamurti pueden sernos
reveladoras:
“Vaciémonos de prejuicios y creencias,
olvidemos todo lo que hemos o creemos, haber aprendido, contemplemos solamente
el objetivo de nuestro propósito dejando que aflore lo más íntimo del Ser que
en realidad somos, sin permitir que ningún pensamiento nos altere por un solo instante, o se habrá roto por completo
el encanto de lo que yo considero una verdadera meditación, pero cuidado, esta
atención se pude convertir a su vez en una argucia mental. Únicamente el
Discernimiento que así despierta nos dirá si el camino es el correcto”.
Ante todas estas
percepciones, se nos presenta el dilema sobre ¿Crítica o Discernimiento?. Para
el verdadero Aspirante o Discípulo esotérico, ocultista o espiritual, el
estudio de la Sabiduría Eterna es indispensable, pero no el estudio
simplemente, sino que éste debe ir acompañado de la Reflexión, del Discernimiento
y de la Discriminación.
Cualquiera puede
estudiar de todo y se pueden tener conocimientos amplios de la historia de las
religiones, incluso de la Sabiduría Eterna, pero si lo dejamos en un simple
estudio académico, espiritualmente hablando, sirve de muy poco, sólo para
ampliar nuestra cultura, y a veces para hacer conjeturas que no se correspondan
con la Verdad, porque solo con la Mente Concreta no podemos descubrir la
Verdad.
La verdadera interpretación
de los textos espirituales nace de una conciencia bien desarrollada, lo cual
nos exige una Vida Recta, de acuerdo con las Leyes Divinas.
Nada debemos creer
que no hayamos Investigado, Discernido, o Discriminado, pero todo ello será más
o menos correcto, dependiendo de nuestro desarrollo interno y de nuestro nivel
de conciencia, lo cual también nos exige aplicar a nuestra vida las enseñanzas
admitidas como verdaderas.
Nada tenemos que
criticar, pero sí que todo lo debemos analizar para poder llegar a la causa, al
significado, y al efecto de cada cosa, para lo cual, es necesario la práctica
de la Meditación Ocultista.
No tenemos por qué
estar de acuerdo con lo que piensan, ni cómo actúan nuestros distintos
compañeros del Camino, porque aun teniendo altísimos conocimientos, lo que de
verdad determina nuestra forma de pensar y de actuar, es nuestro nivel de
conciencia, y cada cual tiene el que le corresponde según su trabajo realizado.
Siempre debemos
aceptarnos y respetarnos unos a otros, lo cual no quiere decir que aceptemos
como correcto lo que nuestra conciencia nos dice que no lo es. Esto no es
criticar, es analizar, y es conocernos en nuestra verdadera identidad, y aun
así respetarnos, pero sin dejarnos arrastrar por los errores de nadie, aunque
sea nuestro amigo.
Todo esto es
difícil, y no se llega a estas conclusiones sin dolor, pero estamos en el
camino espiritual y no podemos engañarnos.
Todos pasamos por
iguales o similares pruebas que nos permiten subir escalones y aclarar nuestras
ideas, así se va manifestando la Luz del Alma, y hay que seguir a la Luz del
Alma, no a la Oscuridad, y para esto hay que ser fuertes.
Todos los
comentarios que se hacen sobre la Ilusión, sobre lo Verdadero, o sobre lo
Falso, son conceptos y etiquetas, que en sí mismas no aclaran, y sí confunden
más que ayudan a alcanzar la Sabiduría, que es lo más importante.
Sólo es Real
Brahma, como dicen los hinduistas. El Mundo y todas sus circunstancias son Irreales.
El ser humano encarnado, por la identificación con lo material, considera que
su Cuerpo es él, lo que es una Ilusión.
Sólo el esfuerzo y
el trabajo personal de muchas encarnaciones, y por el control de la Mente y de las
Emociones (kama-manas), a través de la práctica de la Meditación, se puede
trascender lo Irreal, y alcanzar en alguna medida el Discernimiento, llegando
así a lo Real, y a la Unidad con el Todo.
El verdadero y
genuino Discernimiento y por consiguiente la Realidad, tienen muchos grados o
etapas, muchos niveles de percepción y de logro, antes de alcanzar la cúspide
de la Unificación con Brahma.
Ser conscientes de
que no tenemos Discernimiento, de que somos Ignorantes, es el primer paso que
hemos de dar para comenzar a prepararnos para alcanzar la Sabiduría.
Sabemos que el Sendero
no es nada fácil, que es angosto y con muchos vericuetos, que pueden
confundirnos y que es por eso que el recorrido es personal e intransferible,
porque no todos vamos por el mismo punto kilométrico, cada cual tiene hecho su
propio recorrido y le queda el resto, un largo trayecto todavía. A veces nos
creemos que ya sabemos mucho, y ahí estamos siendo ya ignorantes, aunque no nos
demos cuenta de ello, ya que creemos que lo sabemos todo. Todo lo que podemos ver
con los ojos físicos es lo Falso e Irreal, los espejismos en que vivimos y que
tenemos que detectar para eliminarlos de nuestra vida. Consideramos que son
realidades, sin saber que lo Real es únicamente lo Eterno.
Nos hacemos cada
vez más conscientes de nuestra Ignorancia, según vamos avanzando por el
Sendero, porque es cuando empezamos a vislumbrar la grandiosidad de la creación
y de los misterios que nos quedan por descubrir, pero nada nos debe desanimar,
porque también empezaremos a ser más humildes y comprensivos.
En este contexto, I.K.Taimni
hace el siguiente comentario:
"El Yo
Inferior, que es sólo Conocimiento Ilusorio, manifiesta esta Mente Inferior en
su naturaleza esencial e ilusoria.
El Yo Espiritual
del hombre es un centro de Conciencia de la Realidad Suprema. Aunque es eterno
y esencialmente de la misma naturaleza que el Ser Universal, su conciencia se
obscurece al quedar envuelto en la manifestación. Este obscurecimiento es
apenas parcial en los planos espirituales, siendo sólo cuando se han desarrollado
adecuadamente las potencialidades
ocultas, el Yo Espiritual, puede recobrar la plena conciencia de su Ser Real y
así liberarse del sutil mecanismo mental en el que está aprisionado. Este
estado es el que se llama Liberación.
Este
desenvolvimiento de las potencialidades infinitas que están inherentes en el
centro de Conciencia de todo ser humano, se logra por el proceso dual de
Reencarnación y del Karma, como lo saben bien los Estudiantes de Ocultismo. La
expresión parcial del Yo Espiritual en cada encarnación produce la formación de
una entidad casi independiente pero temporal, en los tres planos más bajos.
Esta entidad es el Yo Inferior.
Por tanto se verá
que se puede considerar como triple la naturaleza del hombre, consistente de
los elementos Real, Espiritual y Temporal. El Alma o Conciencia Pura, funciona
en el mundo de la Realidad sin que lo afecten las ilusiones de los mundos de
manifestación, y esa misma Alma funciona en los mundos de manifestación
envuelto en todas sus ilusiones y limitaciones.
En esta concepción
dual, se considera que los mundos espirituales y los mundos temporales son las
partes superior e inferior de un mecanismo psíquico en el que el Alma está
envuelta. Se considera que la mente y las ilusiones que ella crea, difieren
solamente en cuanto a sutileza en los planos espirituales y temporales. Y se
considera que el Alma alcanza la Liberación solamente cuando transciende por
completo la Mente y logra la plena comprensión de la Realidad.
Es difícil comprender
la naturaleza del Yo Superior porque él está por encima del campo de la Mente Inferior
en donde la mayoría de nosotros estamos confinados. Pero podemos comprender
hasta cierto punto la naturaleza del Yo Inferior que ocupa cuerpos en los tres
planos inferiores y que vive en el mundo mental, creando su propio mundo de
realidad con sus propios pensamientos, emociones y deseos. Como este Yo Inferior
es una expresión parcial o reflejo del Yo Superior, el conocimiento acerca de
la naturaleza del Yo Inferior puede permitirnos vislumbrar algo de la
naturaleza del Yo Superior.
¿Cuál es la
naturaleza de este Yo Inferior?. Un análisis cuidadoso e impersonal de la vida
de un ser humano corriente nos permitirá comprender la verdad indicada en este
aforismo, de que el hombre común no tiene la más ligera comprensión de su
naturaleza Real, por estar completamente inmerso en la vida ilusoria de los
mundos inferiores. Que no es nada más que una criatura de su mente inferior y
de las emociones y deseos asociados con esa mente inferior como partes de ella.
Aunque está enraizado en el Alma y es una expresión muy parcial de esa Alma,
difícilmente hay alguna oportunidad de comunicación entre el Yo Superior y el
Yo Inferior.
Es cierto que todas
las fuerzas y energías que mantienen la vida del Yo Inferior provienen al fin y
al cabo de la Realidad Única que es la base del Universo. Pero como el Yo Inferior
no tiene conciencia de esto, su vida puede considerarse prácticamente como un
fenómeno puramente mental. En el hombre, la expresión de su naturaleza
espiritual significa por lo menos una comprensión parcial de sus Potencialidades
Divinas y de su destino, debiendo hacer grandes esfuerzos para regular su
conducta de conformidad con las leyes e ideales de la Vida Espiritual. Si no hay
absolutamente nada de esto, se puede considerar al individuo prácticamente como
una criatura mental sujeta a las ilusiones que la mente crea.
El Yo Superior
también funciona en el campo de la Mente, aunque dentro de una Mente mucho más
sutil, y más próxima a Buddhi, dotada de un mayor vislumbre y comprensión de la
naturaleza espiritual del hombre y del universo. Por tanto, las ilusiones a que
el Yo Superior puede estar sujeto, son de índole más sutil y que no las puede
comprender el Yo Inferior. Empero, existen esas ilusiones y hay que superarlas
completamente antes de poder alcanzar la Liberación.
Una de las cosas
más importantes y vitales que se le presenta a cualquier aspirante, es aprender
a comprender el Plano Astral, entender su naturaleza ilusoria y permanecer
apartado de él, y luego trabajar en él. Cuando el hombre puede "ver"
en el Plano Astral, alcanzar el equilibrio y mantenerse firme en medio de sus
fuerzas vibratorias, en ese momento está preparado para la iniciación. Cuando
el Plano Astral es nítidamente visto por primera vez por el "ojo
abierto" del Aspirante, se le aparece envuelto en una densa niebla, donde
encuentra sólo confusión por sus formas cambiantes, por los colores que se
interpenetran y entremezclan, dando una apariencia tan caleidoscópica que su
comprensión se hace desesperadamente abrumadora. No es algo luminoso, estelar o
claro. Aparentemente es un desorden impenetrable, pues constituye el lugar de
encuentro de las fuerzas.
El Plano Astral es
el de la ilusión, del espejismo y de la realidad distorsionada. La razón de
esto estriba en que todo el mundo trabaja con materia astral, y la potencia del
deseo humano y mundial produce esa constante "exteriorización de la
imaginación" y de la construcción de formas que provocan efectos muy
concretos de materia astral. Agréguese a
estas formas, el escenario persistente y creciente denominado "registro
akáshico", que contiene historia emocional del pasado, y también las
actividades de la vidas desencarnadas que atraviesan el Plano Astral, ya sea al
encarnar o desencarnar. Añádase el potente deseo purificado e inteligente de
todas las Vidas Súper humanas, incluyendo las de la oculta Jerarquía Planetaria.
Todas estas fuerzas existentes actúan sobre, alrededor y a través de cada ser humano,
y de acuerdo a la calidad de su Cuerpo Físico y a la condición de sus centros,
así será su respuesta. A través de este panorama ilusorio, el aspirante debe
abrirse camino, encontrar la clave o hilo que lo conducirá fuera del laberinto,
y aferrarse a cada pequeño fragmento de realidad a medida que se le presenta,
aprendiendo a distinguir la Verdad de la Ilusión, lo Permanente de lo Transitorio
y lo Real de lo Irreal.
Ningún espejismo ni
ilusión pueden retener durante mucho tiempo al hombre que se ha dedicado a la
tarea de hollar el delicado Sendero del Filo de la Navaja, que lo conduce a
través de la maraña y de la tupida selva, de las profundas aguas de infortunio
y de la angustia, del valle del sacrificio y de las montañas de la visión, al
portal de la Liberación. A veces viajará en la oscuridad (la ilusión de la
oscuridad es muy real), y en otras, en una luz tan deslumbrante y ofuscadora
que apenas verá el camino que tiene por delante. Sabrá de la vacilación en el
sendero y el caer bajo la fatiga del servicio y de la lucha. Podrá desviarse
momentáneamente y errar por las sendas perdidas de la ambición, del interés
personal y de la atracción de lo material, pero el lapso será breve.
2. De lo Superfluo a lo Útil.
El ser humano, en
el transcurso de su evolución y de su desarrollo interno, lentamente, como todo
cuanto acaece en la naturaleza, usa medios, utensilios y objetos para
subsistir, y cuando avanza internamente, inicia el periodo en el que emplea
también asuntos más referidos al carácter en formación, que a los aspectos o
medios físicos.
Pudiera decirse que
el ser humano, en este tránsito evolutivo, sutiliza cada vez más los medios y
asuntos de los que se vale para progresar internamente. Estos aspectos
internos, se basan en lograr la formación de su carácter interno. Este carácter
espiritual, se sustente en la compleja conciencia personal. A partir de la
formación del carácter interno, el ser humano comienza a prescindir de todo
aquello que se refiera al progreso material y físico.
Se da por sentado
que el ser humano que ya ha comenzado a percibir la llamada interna que le
impulsa a desarrollarse internamente, escucha cada vez más atentamente la
llamada interior que ha comenzado a percibir. Capta de forma especial, por
ejemplo, la necesidad de educir cualidades. De esta forma, ante él, se muestra
un amplio abanico de ellas, presentándose en algún momento el difícil dilema de
tener que decidir entre lo útil y lo menos útil.
Dependiendo del estado
evolutivo en el que se encuentre, el ser humano encontrará aquellas cualidades que
le van a ser necesario adquirir y que son de más urgente necesidad, siempre dependiendo
de su entorno, circunstancias, y del tipo servicio que esté desarrollando a cada
momento en favor de la humanidad. Unas cualidades, le ayudarán a llevar una
vida familiar, mundana o de sociedad más acorde con su entorno vivencial en el
que se encuentre. Otras cualidades, le llevarán, antes o después, a la entrada al
portal de la Iniciación.
En términos
generales, los seres humanos, en el mejor de los casos, nos preocupamos de lo
accesorio, de acuerdo con la diferenciación antes referida, si es que nos
percatamos de este aspecto de nuestras vidas, porque normalmente no se percibe,
y muy pocos prestan la suficiente atención a lo útil, aunque con el tiempo,
llegará el momento en que este orden de prioridades se invierta, y solamente
prestemos atención a lo que nos pueda llevar a la Iniciación.
Si hacemos un
pequeño esfuerzo, y trasladamos lo mencionado acerca de las cualidades, a
nuestros pensamientos y a nuestras acciones, podremos tener también, quizá una
visión más amplia sobre lo accesorio y lo útil. Para ello, hemos de tratar de
prescindir del concepto del tiempo que normalmente concebimos estando en la
manifestación.
Sería de utilidad, transmitir
la necesidad cada vez más imperiosa, de que según se avanza en el camino
espiritual, se hace cada vez se hace más necesario alcanzar y usar el Discernimiento.
Esto no es fácil, cuesta mucho trabajo llegar a deslindar lo accesorio de lo
útil en nuestro devenir espiritual.
El ser humano es
una entidad de una gran complejidad. Nos equivocaremos muchas veces, no importa
que nuestra mente esté abierta y sea receptiva. Las equivocaciones nos ayudan mucho
a ser más capaces de Discernir. El caminar en el ámbito espiritual es difícil,
y se muestra siempre como una andadura escarpada en su ascenso.
Sobre este aspecto,
en el libro “A Los Pies del Maestro”, Krishnamurti dice lo siguiente:
“El Ocultismo no
transige entre lo justo y lo injusto, entre lo recto y lo equivocado. Cueste lo
que cueste, debéis hacer a toda costa lo justo, dejando de hacer lo injusto,
sin importarnos lo que el ignorante pueda pensar o decir de vosotros.
Debéis estudiar
profundamente las Leyes Ocultas de la Naturaleza, y cuando las conozcáis,
ordenad vuestra vida de acuerdo con ella, empleando siempre la razón y el
sentido común.
Debéis distinguir
entre lo que es importante y lo que no lo es. Firmes como una roca cuando se
trate de lo justo y de lo injusto. Ceded siempre ante los demás en las cosas de
poca importancia. Porque debéis ser siempre amables y cariñosos, razonables y
condescendientes. Debéis conceder siempre a los demás, la misma libertad que
necesitáis para vosotros mismos.
Tratad de ver lo
que es más meritorio que hagáis, y recordad que no debéis juzgar las cosas por
su aparente grandeza. Es mucho más meritorio hacer una cosa mínima pero útil a
la labor del Maestro, que otra de mayor apariencia, de las que el mundo llama
buenas.
Debéis distinguir
no sólo entre lo útil y lo inútil, sino entre lo que es más útil y lo menos
útil. Alimentar a un pobre es bueno, útil y noble, pero alimentar su alma lo es
todavía más. Cualquier persona rica puede alimentar el cuerpo de un necesitado,
pero tan sólo los sabios pueden alimentar su alma”.
Lo Supérfluo o
Accesorio, es todo aquello que no ayuda y sí impide la Liberación y la
Unificación. Lo Util sin embargo, es todo aquello que ayuda y acerca hacia la
Liberación, la Iluminación y la Unificación.
El hombre en su paso
por las experiencias del mundo físico, está lleno de carencias y de necesidades
que necesita superar para lograr lo Util y lo Necesario para la Vida Interna.
Tiene en mayor o menor medida, inquietudes internas por todo lo que le rodea y por
todo lo que sucede en el mundo y a la humanidad, tratando por algún medio, estar
en sintonía con su realidad interna, para ser útil al desenvolvimiento y
evolución de estas dos realidades, la humana y la espiritual. El Conocimiento
es un atributo y resultado de la personalidad, y la Sabiduría, es el resultado
del control que tiene el Yo Superior sobre la Personalidad.
En lo referente a lo
útil, lo más útil, y lo superfluo, tenemos que hacer un gran recorrido dentro
del sendero espiritual. En espiritualidad no basta con ser buenas personas,
tenemos que llegar a ser Maestros, no como un propósito que nosotros decidamos de
antemano, sino como un propósito que está en el Plan de Dios, lo que nos
permitirá hacer el camino de retorno a la Casa del Padre, ya perfectos que es
como tenemos que llegar.
Este retorno, forma
parte de un proceso, que paso a paso vamos percibiendo según las necesidades
subjetivas o internas que se nos van presentando en el transcurso de nuestra
vida física. Esta percepción, comienza cuando nuestra conciencia empieza a
despertarse, a ser ella misma, llegando a continuación el momento en que no
estamos conformes con los criterios que han calado en nosotros hasta ese
momento, llegando el instante en que necesitamos más respuestas. Entonces a veces
sentimos la necesidad de tener que retirarnos del medio que nos rodea para
encontrar así esas respuestas. De una manera tenue oímos la voz de nuestra alma
que nos exige más y más trabajo, pidiéndonos que nos conozcamos a nosotros
mismos, cuál es nuestra esencia, qué hacemos aquí, y qué tenemos que hacer.
Conocernos a nosotros mismos nos permitirá ir conociendo mejor a Dios, porque
cada uno de nosotros somos partes de El Mismo, y por tanto dioses en potencia,
por lo que precisamos hacer todo el trabajo necesario para que transmute toda
nuestra Materia en Espíritu. Parece sencillo decirlo, pero no lo es realizar todo
el trabajo que esta tarea supone. Sí que es una enorme satisfacción percibir
cosas tan grandiosas que ni nosotros mismos nos atrevemos a creer. Así vamos
diferenciando lo útil, lo más útil y lo superfluo, y finalmente nos quedaremos
con lo más útil, y no porque nos lo diga nadie, sino porque lo vamos descubriendo
según vamos trabajando en el control de nuestra mente y la expansión de nuestra
conciencia.
Hemos ido separando
el trigo de la paja, lo que ES de lo que NO ES, y hemos dado los pasos necesarios
para discriminar correctamente. A veces nos equivocamos y no pasa nada, porque
estamos aprendiendo de nuestros propios errores, pero nadie nos va a hacer
cargar con los errores de nadie, sólo los nuestros que mediante la Ley del
Karma o Ley de la Justa Retribución, que no es en absoluto un castigo, sino una
Ley Equilibradora, es lo que nos va a hacer ver los errores que estamos
arrastrando y que tenemos que corregir. Esto, se consigue en gran medida a
través de la meditación diaria, conectando con la luz que nos permite poder
compartirla con nuestros hermanos. Por otra parte, la meditación ocultista
correctamente hecha, nos va a hacer ver el servicio que debemos prestar, y es
el servicio, junto con la meditación lo que producirá la liberación del alma.
El alma nos presta un gran servicio y nosotros mediante la espiritualización de
la materia, la liberaremos de esa prisión. Todo esto, es un proceso de
superación que va sucediéndose en la medida que damos los pasos correctos.
El progreso, evolución
y posterior liberación del Alma, no es sólo el resultado de adquirir una
percepción cada vez más profunda de las verdades espirituales, sino también de
expresarlas en la vida del individuo, pero es necesario recordar que esta
expresión está basada en gran medida en la percepción, y no en la deliberada
regulación de la propia vida de acuerdo a un definido y rígido código de
conducta. La Vida es una expresión natural de lo que percibimos directamente, o
sentimos intuitivamente, y no una ciega continuación de lo que otros dicen o piden
que hagamos. Esta naturalidad, tiene por lo tanto la cualidad de la frescura, y
la espontaneidad que inmediatamente atrae a la gente y silenciosamente afecta
su vida y sus puntos de vista.
Tomando por ejemplo
la práctica de la hermandad, podemos observar que un individuo que sabe que
toda vida es Una, o por lo menos lo siente intuitivamente, actúa hacia los
demás con reales sentimientos de simpatía y de ternura, y los ayuda bajo toda
circunstancia, con naturalidad y sin esfuerzo. Mientras que los que practican
la hermandad como un ideal intelectual, sin tener ningún sentimiento fraternal
y de simpatía, pueden a lo sumo conformarse a expresar un código externo de
comportamiento que carece de afecto y de capacidad para inspirar confianza en
los demás.
Comprenderemos la
importancia de lo dicho anteriormente si recordamos que ese real conocimiento
respecto a las verdades de la Sabiduría Divina no es (como en el caso de otras
ramas del saber), un asunto de comprensión intelectual sino de percepción
espiritual. Esto significa en realidad que esas verdades no permanecen como
ideas interesantes o aún inspiradoras, sino que son realidades de experiencia
directa.
La verdad es
reflejada como tal, en su verdadera forma, en el campo de nuestra conciencia, y
no solamente como una sombra en la pantalla de la mente.
Pero sin los
esfuerzos bien dirigidos y difundidos en una gran escala para llevar este
trabajo hacia los dominios más profundos de la experiencia y la realización, el
trabajo está destinado a permanecer en gran medida infructuoso y tal vez
superfluo.
El maestro Omraam
Mikhaël Aïvanhov nos invita a contemplar la realidad de lo que es realmente
útil en el camino espiritual:
“Si es tan difícil
encontrar la felicidad, es porque la esperamos. Esperamos encontrar el gran
amor, esperamos encontrar el éxito, la fortuna, la gloria, y si no se
presentan, nos sentimos desdichados. En realidad, la felicidad no es algo que
pueda venir o no, así sin más del exterior, sino un estado de conciencia que
depende de una buena comprensión de las cosas. No debemos imaginarnos que hemos
venido a la tierra para vivir en la felicidad, los placeres y la abundancia.
Hemos venido a la tierra para aprender y perfeccionarnos. Pero, ¿cómo
perfeccionarnos si no tenemos cada día nuevos problemas que resolver, nuevos
obstáculos que superar? La tierra es una escuela y, como en todas las escuelas,
sólo aquéllos que aprenden y progresan pueden sentirse felices.
Así pues, no
esperéis que la felicidad venga del exterior bajo la forma de encuentros o de
condiciones favorables. La felicidad real, definitiva, sólo puede venir de
vosotros, de vuestra forma de considerar las cosas y de trabajar. Con un buen
razonamiento, con una buena filosofía, podéis haceros dueños de vuestra
felicidad. Y sobre todo no la esperéis sin hacer nada. Sois vosotros los que
tenéis que actuar y aplicar los métodos que van a permitiros transformar las
penas en alegrías, y los fracasos en éxitos.”
Hay que tener en
cuenta que lo Util de hoy fue seguramente accesorio en el pasado, ya que la
Escala de Valores va cambiando en nosotros, en función de cómo evolucionamos,
tanto nosotros mismos, como el mundo, la sociedad.
Todo lo referente a
lo Accesorio o Util es relativo, todo depende del estado evolutivo de las
personas. Lo que para uno es útil, para otros puede ser accesorio y viceversa.
La meditación es la
mejor forma, que puede ayudarnos a conseguir que el Amor se establezca en
nuestras vidas de forma coherente, permitiéndonos ver de forma correcta la
diferencia entre lo Accesorio y lo Util, y lo Real y Auténtico, de lo Ilusorio.
Es por tanto, nuestra conciencia la que va determinando en cada etapa lo que
puede ser útil, absolutamente necesario, o lo superfluo. Es algo muy a tener en
cuenta y saber que todo es relativo aun siendo muy importante, y que nuestro
nivel de conciencia es determinante.
Uno de los
principales obstáculos que nos impide alcanzar la Iluminación, es el Apego a
las cosas que nos atraen al Plano Físico. Es por tanto el Desapego e
Indiferencia hacia las cosas, situaciones, o vivencias propias o ajenas del
Plano Físico, lo que nos acercan también a la Sabiduría. El Karma y el Dharma
nos condicionan en el cómo y cuándo debemos y podemos alcanzar la Iluminación, aunque
a la vez, debemos ir construyendo nuestro propio Carácter Interno.
Discernir entro lo
Accesorio y lo Util es lo que nos sirve para construir el Carácter Interno,
teniendo en cuenta que su construcción, es el devenir espiritual del ser
humano.
3. De las Tinieblas a la Luz.
QUÉ ES EL DISCERNIMIENTO:
El diccionario de la
RAE, dice que “Discernir, es la capacidad
de distinguir algo, de otras cosas, indicando la diferencia que hay entre ellas”.
Lo que “Discernir”, se convierte, por decirlo de alguna forma, en una labor de
“Criba”, de separar el grano de la paja y eso, como todos sabemos, es más
difícil de lo que parece a primera vista, ya que existen diversos grados de
discernimiento, directamente relacionados con el grado evolutivo de cada ser
humano.
Así, podemos discernir
entre lo útil y lo inútil en un estadio básico, pero existen muchas gamas y
niveles que van de lo inútil a lo útil.
Escuchamos muchas veces,
que el verdadero discernimiento es una cualidad de tan alto rango, que sólo,
cuando hayamos avanzado lo suficiente en el Sendero, seremos capaces de
discernir con la suficiente claridad, como para poder tomar las decisiones
adecuadas que nos permitan avanzar sin contratiempos en nuestro desarrollo espiritual.
Para el buscador
espiritual, el discernimiento, no es la intelectualidad ni la razón, que nos
lleva a repetir los hábitos de lo que nos agrada y rechaza, o de lo que nos es o
no desagradable, ni el Conocimiento que se alcanza en el momento supremo de la
identificación con nuestro Principio Divino, ¿dónde radica entonces la cualidad
del discernimiento, que nos permite distinguir entre lo real y lo ilusorio,
entre el conocimiento intelectual y la Sabiduría del Alma?
Dice René Guenón en sus
“Estudios sobre el Hinduismo”, y acerca del significado del Bhagavad Gitâ:
“Krishna
y Arjuna representan respectivamente el “Si mismo” y el “Yo”, la personalidad y
la individualidad, que son Atmâ incondicionado y jîvâtmâ. La
enseñanza dada por Krishna y Arjuna es, desde ese punto de vista interior, la
intuición intelectual, supra racional por la cual el “Sí mismo” se comunica al
“Yo”, cuando este está “cualificado” y preparado de tal manera que esta
comunicación pueda establecerse de modo efectivo.
Esta
comunicación a la que hace referencia el
gran orientalista francés se produce de modo continuado entre el Atmâ y el Yo,
sólo la falta de preparación de la mente común, ofuscada en los afanes
materialistas impide que esta comunicación pueda ser percibida, entendida y,
sobre todo, discriminada de la ingente cantidad de pensamientos, tanto propios
como ajenos, que ocupan la mente del ser humano a todas horas.
Es
por ello, que hace falta “algo” que ayude en ese proceso discriminador, un
instrumento capaz de ayudar a la mente a distinguir entre la verdadera Realidad
y lo que es sólo Maya, algo que nos permita distinguir entre todas las voces,
una, la voz de la Sabiduría. Este instrumento no es otro, que el de la
Intuición y, el vehículo de la Intuición, es Buddhi.
Dice
el Glosario sánscrito que Buddhi es:
“Inteligencia, el principio
de discriminación.”
“Buddhi (Sánscrito).- Mente
o Alma universal. Mahâbuddhi es un nombre de Mahat (véase Alaya). Es
también el Alma espiritual del hombre (el sexto principio), el vehículo de
Âtman, exotéricamente el séptimo. [Buddhi es la facultad que está por
encima de la mente razonadora, y es la Razón pura, que ejerce la discernidora
facultad de la intuición, de discernimiento espiritual.] (A.
Besant). –Es el Yo espiritual, intelecto, entendimiento, conocimiento,
intuición, discernimiento, razón; el poder pensante por sí mismo, independiente
de las impresiones venidas del exterior, la facultad de juzgar, discernir y
resolver; la potencia que transforma en conceptos claros y perfectos las
impresiones procedentes de los sentidos por intermedio del Manas y Ahankâra”.
Es pues, la Intuición el camino
para alcanzar el verdadero Discernimiento. El lento pero persistente esfuerzo
en el desarrollo de la Intuición mediante la vigilante observación de la Mente
y la purificación de la misma, la práctica de la meditación, la firme intención
en alcanzarla con fines inegoístas, y la práctica del Servicio, así como la
Prudencia, nos ayudarán mientras tanto a recorrer el Sendero en sus primeros
estadios, nos permitirán “cribar” todo aquello que a nuestras manos y a nuestro
entendimiento llega, para saber distinguir, en cada momento, cómo actuar y en qué
creer.
Y en un
escrito adjudicado a Krishna, en el libro Vida y Muerte de Krishnamurti, narra
lo siguiente:
"Yo
era supremamente feliz, porque había visto. Ya nunca nada podría ser igual. He
bebido en las aguas puras y transparentes aguas que manan de la fuente de la
vida y mi sed fue aplacada. Nunca más podría estar sediento. Nunca más podría
hallarme en la total oscuridad; he visto la luz. He tocado la compasión que cura
todo dolor y sufrimiento; ello no es para mí mismo, sino para el mundo. He
estado en la cumbre de la montaña y he contemplado fijamente a los Poderosos
Seres. He visto la gloriosa Luz que cura. Me ha sido revelada la fuente de la
Verdad y las tinieblas han sido disipadas. El amor en toda su gloria ha
embriagado mi corazón; mi corazón ya nunca podrá cerrarse. He bebido en la
fuente de la felicidad y de la Belleza externa. Estoy embriagado de Dios".
Como
hemos dicho en repetidas ocasiones, en la vida en general y en espiritualidad
en particular, todo es un proceso en el que cada uno de nosotros estamos
involucrados. En un principio somos partícipes inconscientes, todo nos viene
dado y participamos prácticamente de forma animal, dejándonos arrastrar por nuestros
instintos porque no tenemos mayor capacidad. Hemos pasado nuestra etapa
mineral, la vegetal y estamos viviendo como hombres, con el instinto animal que
es nuestra primera etapa como humanidad. Este proceso nos permite llegar a un
punto en que nuestra conciencia despierta, y seguimos siendo muy ignorantes,
pero vamos despertando a un mundo superior y nos hacemos muchas preguntas, y
atravesamos muchos caminos, y en términos generales nos parecen bien por lo
dicho anteriormente, no tenemos capacidad para hacer objeciones y además se nos
están abriendo puertas.
Sobre
la Luz, el maestro Omraam Mikhaël Aïvanhov nos dice:
"El
mundo físico, tal como lo conocemos, no es sino una condensación de la luz
primordial. Dios, el principio activo, que proyectó la luz y trabajó con esta
luz como materia para crear el universo. Un día los científicos descubrirán que
la luz es la materia primordial, de la cual fue creado el universo. El
universo, entonces, no es otra cosa que esta sustancia que Dios extrajo de Sí
mismo y que se hizo exterior a El, pero que continúa siendo El.
Más
allá del sol visible existe un sol invisible, oscuro, el sol negro, que envía
sin cesar energía al sol visible. Este la transforma y la devuelve bajo forma
de luz. La luz primordial verdadera, sólo revela las cosas al chocar contra
ellas. Si no encuentra nada a su paso permanece invisible. Sólo el obstáculo
que encuentra puede revelarla.
Hace ya
miles de años que los sabios de la India revelaron en sus libros sagrados la
importancia que daban al Sol. Consideremos solamente los Puranas. En el Agni
Purana, el sol es considerado como una manifestación de Vishnú y la fuente de
todas las cosas.
El
Matsya Purana dice que adorar al sol es adorar a Brahma, a Visnú y a Siva, la
trinidad que corresponde al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo de la religión
cristiana.
En el
Markandeya Purana, el sol es llamado morada del saber, disipador de las
tinieblas, Alma suprema e inmaculada, la causa universal, lo material y lo
inmaterial, y es considerado como el Poder primordial existente en todas las
manifestaciones del agua, de la tierra, del viento y del fuego. Se dice también
que aquél que va cada mañana al encuentro del sol con respeto y veneración, con
humildad y paz en su corazón, obtiene la gracia de Lakshmi, divinidad del amor
y de la belleza. Quien adora al sol con atención plena es liberado del pecado y
goza de inmunidad contra todas las enfermedades.
Cada
rayo de sol es un manantial de energía. Por eso, puesto que las materias primas
actuales, el carbón, el petróleo, el uranio, etc. tienden a agotarse, en el
futuro la humanidad se volverá cada vez más hacia los rayos del sol, cuyas
posibilidades son infinitas. Pero la luz solar no es sólo una energía
utilizable en el plano físico. La luz es un espíritu vivo que baja del sol y
que tiene un contacto directo con nuestro espíritu. Hay seres espirituales en
cada rayo de sol. Por eso es tan importante para las personas espirituales,
aprender a trabajar con la luz. Lo explicaré.
Al caer
sobre un objeto o un ser cualquiera, cada rayo de sol les aporta algo. En los
seres humanos, los rayos de sol se transforman en inteligencia, porque a partir
del reino humano la luz encuentra una acogida lo suficientemente completa como
para manifestarse como pensamiento. El espíritu que les habla a través de un
ser humano, es una emanación de la luz solar. Es la luz la que piensa, la que
habla, la que canta, la que crea. A medida que la luz se abre paso en el alma
humana, se refleja bajo forma de inteligencia, de amor, de belleza, de nobleza,
de fuerza".
Por este motivo, las tinieblas representan la carencia de
Sabiduría, y la Luz representa el estado Budico, la Iluminación. Mientras las
tinieblas sean parte de nuestro equipaje evolutivo y experimental, más tiempo
permaneceremos en la Rueda del Samsara, la rueda cíclica de encarnaciones
continuas en los Planos Inferiores de la evolución humana, hasta que por fin la
Luz Superior del Discernimiento y la Iluminación haga que se pare esta rueda y
nos permita salir y llegar a la otra orilla, la de las Almas iluminadas.
Buddhi, Discernimiento, Iluminación, significan y son sinónimos
de la misma realidad, es el camino que nos conduce a la Luz de los Planos
Superiores.
La Tinieblas y la Luz, es uno de los más importantes Pares de
Opuestos, son los dos polos de una misma realidad, que el Aspirante debe
reconocer, y superar.
Todos somos portadores de la Luz, porque en esencia somos Luz.
La mente concreta es lo que nos impide ver la Luz Superior que hace ver la
Realidad tal cual es. Para que la mente refleje nítidamente la Luz Superior, debe
estar en calma, tranquila, atenta, y Kama-Manas debe estar sin actuar, expectante,
para que con el desapego, desinterés, el sacrificio, etc., se consigan las
condiciones necesarias para que esto suceda, y así la Luz se exprese en
nosotros y podamos proyectarla a los demás.
Para alcanzar la Iluminación, Discernimiento, Buddhi, etc., es
necesario la práctica del Amor en todas sus facetas, como la Compasión, la
Bondad, la Fraternidad, etc., que en su totalidad constituyen la preciosa gema
del loto del corazón.
Para abandonar
las tinieblas de nuestras vidas en la Tierra, y llegar a la Luz, hace falta un
medio que, en este caso es el Discernimiento.
Para Discernir
tenemos que ser Desapasionados y Ecuánimes para saber qué hacer y que camino debemos seguir
ante cualquier dificultad que se nos presenten en nuestras vidas.
La
comprensión intelectual del Camino “de las Tinieblas a la Luz”, se produce, se
siente y experimenta en la mente concreta.
En la clave de la
Teosofía, se nos recuerda que lo que denominamos inconsciencia lo es solamente
en nuestra conciencia finita.
Bien podríamos
parafrasear el versículo V del primer capítulo de San Juan, donde dice que:
La absoluta luz (que
es la oscuridad para nosotros) resplandeció en las tinieblas (que es la luz
material ilusoria); y las tinieblas no la comprendieron".
“Aquella luz
absoluta es también la ley absoluta e inmutable. Sea por radiación o emanación,
el Universo pasa de su subjetividad homogénea al primer plano de manifestación,
existiendo, según se nos enseña, siete de éstos últimos; se va haciendo más
material y denso en cada plano, hasta que alcance a éste, el nuestro, en el
cual el único mundo aproximadamente conocido y comprendido por la Ciencia en su
composición física, es el sistema planetario o solar".
4. Del Egoísmo al Desinterés.
La Conciencia de
Separatividad, o creencia de que estamos separados y desconectados de los demás
seres y de la vida que hemos ido fortaleciendo desde tiempos remotos, a través
de la lucha por la supervivencia y la competencia por la preeminencia sobre el
prójimo, ha ido moldeando nuestros Vehículos de Expresión.
Afanándonos por
esta existencia física que parece la única y real, creando barreras ilusorias a través de
religiones, países, ciudades, clanes, e instituciones sociales, nos hemos ido
creando una identidad propia, sumergida
en nuestra individualidad, llevándonos lentamente a la condición psicológica de
exiliados dentro de nuestro propio mundo interior.
Cuando esa misma
fuerza e impulso que nos ha impelido a sobrevivir, provoca en nosotros, el
sentimiento interno de formar parte de un todo, la llamada interna nos va
despertando a nuestra verdadera naturaleza, a percibir más ampliamente nuestra
naturaleza interna.
La búsqueda de la
Verdad, de la Justicia, de la Bondad y de la Libertad, movida por la Compasión
y por la Piedad, nos empuja a dedicarnos hacia el servicio hacia los demás, hacia
un sentimiento de participación solidaria.
En una primera
etapa, percibimos en un cierto momento de nuestras vidas, la semejanza existente
entre el dolor y la alegría. Comprendemos que aquellas cosas que a nosotros nos
duelen, son las mismas que duelen los demás, y que aquellas cosas que nos son
gratas, son a su vez gratificantes para todos los demás. Con el tiempo, se genera
la Empatía que hace que nuestra Alma sea partícipe del dolor y de la alegría
ajenas.
Esto nos conduce a
volcar nuestra Voluntad en servir a los demás en pos de aquello llamado “Justicia”
desde el punto de vista de los hombres.
Y cuando la Empatía
transciende el género humano y percibimos
en lo más profundo de nuestro Ser la propia Unidad con todos los Seres, alcanzamos
esa percepción interna que nos transmite saber el carácter artificial y
temporal de las formas, del ardid con el que nos vestimos y nos desenvolvemos
en el mundo. Retiramos las máscaras y descubrimos aquello que nos une profunda
y esencialmente a la totalidad del Universo, generando una visión de Infinitud
en la que comprendemos la unidad del Todo en el Uno. Y el juego de la vida deja
de ser un juego, y lo que antes se justificaba como Amor y Odio termina por ser
reemplazado por un gesto perenne de Bondad y Compasión hacia el Mundo, porque
nos reconocemos en todo lo manifestado a nuestro alrededor, como un simple
reflejo de nosotros mismos, pues nos reconocemos como la realidad única del
universo, fuera del tiempo y del espacio, existiendo siempre en un intenso y
eterno presente.
Por eso somos invulnerables,
porque toda la emotividad de antaño ha sido transformada en Compasión hacia el
Mundo. Es entonces cuando la paz se manifiesta, vayas donde vayas, hagas lo que
hagas, la paz siempre sale a nuestro encuentro. De esta forma, nuestro corazón se
abre con la intención de servir. Servir, olvidándose de uno mismo, sin pensar
en la magnitud o fracaso, sin pedir nada a cambio. Mente y corazón abiertos.
También hay seres
que sienten la inclinación del servicio, no hacia los demás, sino hacia sí
mismos. Y es que el egoísmo se presenta de muchas y variadas formas.
Servir está de moda, viste bien colaborar en una ONG y
presentarse a los demás como un corazón solidario. Da la sensación de poder y a
veces se sirve a uno mismo, porque beneficia más al servidor que al servido.
Sin embargo, y a pesar de todo se presta ayuda, y poco a poco iremos comprendiendo
lo que significa servir, es decir, sacrificar nuestro tiempo, nuestras propias
ideas, sabiduría, para trabajar sin apego. No es fácil ni sencillo servir de
forma correcta.
El Maestro, a
través de Krishnamurti, en el libro “A Los Pies del Maestro”, dice:
“Debéis distinguir
entre el egoísmo y el desinterés, porque el egoísmo se presenta bajo muchas
formas, y cuando creáis que al fin lo habéis destruido en algunos de sus
aspectos, surge en otro tan fuerte como siempre. Pero gradualmente, el pensamiento
de ayudar a los demás os irá animando y no habrá lugar, ni tiempo para pensar
en vosotros mismos”.
Cuando hablamos del
egoísmo tenemos que ser conscientes de que es una etapa por la que pasamos
todos, el proceso es para todos por igual, no siendo igual la respuesta que
cada uno de nosotros damos ante la llamada del alma que hace que nos preguntemos
si nuestros pensamientos, palabras y obras son tan correctas como nosotros
creemos, aquí cada uno da su respuesta particular, ignorando por completo la pregunta,
prestándole atención y analizando para encontrar la respuesta más coherente.
Antes o después
todos nos vamos acercando a la respuesta y nos vamos dando cuenta de que todos
somos iguales, almas que tenemos que evolucionar y para ello transmutar el
egoísmo en amor, en comprensión y en compasión. Cuando esto ocurre es que
estamos desarrollando nuestra conciencia, estamos evolucionando y por lo tanto
estamos saliendo del error y acercándonos a la Verdad.
Por encima de todo
nos estamos acercando al origen y a la finalidad de la Vida, al Amor, una
palabra que tanto tergiversamos y desvirtuamos.
Paso a paso iremos
olvidándonos de nosotros mismos y centrarnos en la Unidad que somos y que
conformamos entre toda la creación. Este es ya un paso muy importante porque
cuando de verdad y desde lo más profundo de nuestro ser estamos concibiendo la
Unidad, significa que vamos acercándonos a una etapa fundamental de nuestra
vida, a la Intuición, que no llegamos a ella por ser tocados con una varita
mágica, sino por un trabajo de estudio, conocimiento, discernimiento,
discriminación, meditación y servicio, que es lo que verdaderamente nos conduce
a la meta y a despojarnos de todo egoísmo y transmutarlo en Amor.
A propósito del
Amor, transcribimos unas palabras de Alice A. Bailey:
"La creciente
tendencia hacia el idealismo y la inclusividad es una tendencia hacia el
amor-sabiduría. El hecho de que hoy los hombres apliquen mal esos ideales,
empequeñezcan la visión, distorsionen la verdadera perspectiva de la meta y
prostituyan la temprana comprensión de la belleza, para satisfacer deseos
egoístas, no debe impedir que se comprenda que el espíritu del idealismo se
está difundiendo por el mundo y no está confinado a grupos avanzados, o a uno o
dos grandes intuitivos.
Las discusiones del
hombre de la calle están actualmente relacionadas con alguna filosofía
política, social, educativa o religiosa, basada en determinada escuela de
idealismo... Se ha dado un gran paso hacia adelante... Lo que ayer era tema de
intelectuales y filósofos, hoy es motivo de animada discusión en los
restaurantes, trenes, o donde quiera que la gente se reúna, discuta o hable.
Reflexionen sobre
sus implicaciones e investiguen cuál puede ser el resultado final de esta
difundida capacidad de la mente humana para pensar en términos del Todo mayor y
no sólo en términos de interés personal, y aplicar algunos sistemas de
filosofía idealista a la vida práctica. Actualmente el hombre realiza ambas
cosas."
Sobre el egoísmo Paramahansa
Yogananda da una interesante visión que invita a la reflexión:
“La Ley de Servicio
a los demás es secundaria, nace de la ley del propio interés y
autopreservación. La auténtica razón que está detrás del mandamiento de las
escrituras, Sirve a tus semejantes y Ama a tu prójimo como a ti mismo, es la
ley del servicio, gracias a la cual los devotos expanden los límites de sí
mismos”.
“Servir a los demás
proporcionándoles ayuda económica, mental o moral, es encontrar
autosatisfacción. Si todo el mundo supiera a ciencia cierta que sirviendo a los
demás se perdería su alma, ¿lo harían? Si Jesús supiera que sacrificando su
vida en el altar de la ignorancia, desagradaría a Dios, ¿hubiera actuado como
lo hizo? No. Aunque Jesús tuvo que perder el cuerpo, sabía que era para ganar
el favor de su Padre. Todos los mártires y santos hacen una buena inversión,
emplean su pequeño cuerpo mortal para ganar vida inmortal. Hasta el mayor de
los actos de sacrificio propio en el servicio a los demás, se hace con el
pensamiento de uno mismo. Así pues, es lógico decir que el egoísmo supremo o el
bien del Ser superior, es la meta de la vida, en vez de servir a los demás sin
pensar en uno mismo.
La causa de las
depresiones modernas”.
“No obstante,
tenemos que distinguir entre tres tipos de egoísmo, malo, bueno y sagrado. El
tipo malo es el del hombre que busca su propia comodidad destruyendo la
comodidad de los demás. Hacerse rico a costa de la pérdida de los demás, es
pecado. Las depresiones modernas están causadas por un egoísmo malo, que, en
medio de la abundancia, conduce a la desigualdad en la prosperidad. El hombre
de negocios que piensa y actúa sólo para sí mismo, sin tener en cuenta ni a sus
clientes ni a quienes dependen de él, participa del mal egoísmo. Tal hombre
actúa contra sus mejores intereses egoístas; con el tiempo sufrirá. El mal
egoísmo oculta sus dañinos dientes de sufrimiento tras la apariencia de
inocente seguridad que proporciona la comodidad y la ganancia. Disfrutar
hiriendo los sentimientos de los demás con críticas, es otra forma de mal
egoísmo. Estos placeres malévolos no conducen a ningún bien duradero”.
“El buen egoísmo
conduce a la autoexpansión. El hombre de negocios que se ocupa de sus
necesidades y las de su familia por medio de actos honestos, sanos,
constructivos, está practicando un buen egoísmo. El buen egoísmo lleva a un
hombre a buscar su propia comodidad, prosperidad y felicidad, pero también a
hacer a los demás más prósperos y felices. A diferencia del mal egoísmo, que
aísla a la persona y la cierra al resto de la humanidad, el buen egoísmo la
expande y la hace entrar en el círculo de la hermandad. El buen egoísmo produce
muchos frutos, devuelve el servicio prestado, produce autoexpansión, felicidad
y solidaridad divina. Para evitar los peligros del mal egoísmo, una persona
debería en primer lugar afianzarse en las formas del buen egoísmo, pensando en
su familia y en aquellos a quienes sirve como parte de sí mismo. Una vez
logrado esto, puede avanzar en la práctica del egoísmo sagrado (o desinterés,
que es como se entiende generalmente este término), en el cual la persona ve
todo el universo como si fuera ella misma”.
“Convertirse en el
Yo de todos Ser sagradamente egoísta es buscar la felicidad en la alegría de
los demás e intentar constantemente suplir las necesidades de grupos de
personas cada vez mayores. Utilizando el buen juicio y la intuición, el hombre
de egoísmo sagrado actúa sin expectativas y se ayuda a sí mismo, y a otras
muchas personas, en la salud, el alimento, el trabajo, el éxito y la
emancipación espiritual. Vive para amar a sus hermanos, pues sabe que todos
somos hijos de un único Dios. El hombre de egoísmo sagrado asume el sufrimiento
de los demás para liberarles de sufrimientos mayores. Escoge deliberadamente
todas sus pérdidas terrenales por el bien de los demás y para su propia
ganancia final. Todo su egoísmo es sagrado, pues siempre que piensa en sí
mismo, piensa, no en el pequeño cuerpo y la pequeña mente tal como se entienden
de ordinario, sino en las necesidades de todos los cuerpos y mentes que están
en su radio de influencia. Cuando hace algo para sí mismo, sólo puede hacer lo
que es bueno para todos. El hombre de egoísmo sagrado se convierte en la mente
y el sentimiento de todas las criaturas y su “yo” se convierte en el Yo de
todos. Aquel cuyo cuerpo y miembros son toda la humanidad y todas las
criaturas, siente el Espíritu universal que todo lo penetra como a sí mismo”.
“El altar de la
bondad absolutamente expansiva El egoísmo bueno y el egoísmo sagrado nos ponen
en contacto con Dios, descansando en el altar de la bondad absolutamente
expansiva. Quienes comprenden esta verdad, trabajan conscientemente sólo para
agradar al Dios de paz interior que lo dirige todo".
“El objetivo del
servicio como la propia palabra indica, es servir a los demás con olvido de nosotros
mismos. Naturalmente que esto no se consigue de repente, sino con esfuerzo y
sacrificio constante. Si nosotros no crecemos no podemos ayudar a los demás,
pero teniendo gran cuidado de no llegar al orgullo espiritual, que también
existe”.
“Todos nos estamos
sirviendo incluyendo los subreinos mineral, vegetal y animal, pero con una
diferencia, que el hombre tiene mente y alma individual que le exige una mayor
responsabilidad y entrega”.
Sobre el servicio,
el Maestro Tibetano, en el libro Cartas Sobre Meditación Ocultista, hace la
siguiente observación:
"¿Cuál debe
ser la actitud después de una acción de servicio?
• Total Desapasionamiento.
• Completo Olvido
de sí mismo.
• Y Absoluta
Dedicación al siguiente paso a dar.
Servidor Perfecto,
es quien hace todo cuanto es capaz para cumplir con lo que cree que es la
voluntad del Maestro y el trabajo que debe realizar en colaboración con el plan
de Dios. Luego, habiendo hecho su parte, prosigue su trabajo sin preocuparse
del resultado de su acción. Sabe que ojos más sabios que los suyos ven el fin
desde el principio; que una percepción interna más profunda y amorosa que la
suya, valoriza los frutos de su servicio y que un juicio más profundo que el
suyo comprueba la fuerza y la magnitud de la vibración establecida, ajustando
la fuerza de acuerdo al móvil. No se envanece por lo que ha hecho, ni se siente
indebidamente deprimido por lo que no ha realizado. Hace en todo momento lo
mejor que puede y no pierde tiempo en contemplación retrospectiva, sino que
sigue adelante persistentemente, hacia el desempeño del siguiente deber.
Cavilar sobre las
acciones pasadas y pensar retrospectivamente sobre las antiguas realizaciones,
es contrario a la evolución, pues el servidor procura trabajar con la ley de
evolución. Esto es algo importante que se debe tener en cuenta.
El servidor
inteligente, después de la acción, no se preocupa de lo que dicen sus
compañeros servidores, con tal que sus superiores (sean
individuos encarnados, o los Grandes Seres mismos) estén satisfechos o guarden
silencio; despreocupándose por el resultado inesperada si lealmente hizo lo
mejor que sabía. Tampoco le interesa el reproche ni la desaprobación mientras
su yo interno permanece sereno y su conciencia no lo acusa. No se preocupa si
pierde amigos, parientes, hijos, la popularidad de que antes disfrutaba o la
aprobación de los colaboradores que lo rodean, con tal de no perder el sentido
interno de contacto con Quienes guían y dirigen. No se queja si aparentemente
trabaja en tinieblas y si es consciente del poco resultado de su trabajo, con
tal que la luz interna se intensifique y su conciencia no tenga nada que
reprocharle."
El Desinterés debe
ser la base sobre la que se sustente tanto el servicio, como cualquier
actividad interna o externa en favor de la evolución. El desinterés, es el
componente impersonal que surge cuando se practica el bien hacia los demás sin
mirar ningún tipo de recompensa o reconocimiento personal, dando y aportando
parte de tu tiempo y de tu bienestar de forma altruista, a veces con sacrificio.
El Egoísmo es todo
aquello que identifica nuestro yo personal con el objeto de nuestra
consideración. Sólo la comprensión y la práctica de la Unidad permite Amar y
ser Desinteresado, y por tanto dejar de ser así Egoísta.
Meditando en el
Corazón se consigue trascender la Mente y alcanzar Buddhi, la Iluminación, y de
esta forma, llegar a comprender y a practicar correctamente el Amor,
abandonando por tanto de esta forma, el Egoísmo, que es parte de la forma más
material del ser humano, y por tanto, incapacita para el Discernimiento. Pero
llegará un momento, en que surgirá el Desinterés, y su desarrollo y práctica,
llevará a erradicar el Egoísmo. Por desgracia, el Egoísmo es, ha sido y seguirá
siendo una herramienta de la que se vale la humanidad en su evolución.
En ocasiones,
quienes ocultamente dirigen a la humanidad, se valen de las intenciones
Egoístas de algunos seres para conseguir que se produzcan ciertos resultados en
la Tierra.
El Egoísmo que se
puede utilizar en multitud de ocasiones, a veces se presenta de forma muy sutil
difícil de localizar, incluidos los asuntos espirituales, es muy peligroso y
por supuesto no nos permite discernir ni discriminar en su más correcto sentido
que es descubrir la Verdad.5. De la
Ignorancia a la Sabiduría.
¿Qué es Discernir?.
Cuando al hombre se le presentan en plano físico de la existencia, dos
opciones, sean del tipo que sean, debe de elegir siempre una de las dos.
Elegirá la que mejor esté de acuerdo según su Conocimiento y de su estado
evolutivo en el que se encuentre en ese momento.
El Conocimiento es
el principio del camino que nos conduce al Discernimiento. Para Conocer
empleamos la Mente, y dependiendo de la polarización o condicionamiento de la
Mente hacia aquello en lo que hay que Discernir, así será el resultado de la
acción elegida.
La base del
correcto Discernimiento está en la Mente, en su correcta polarización, según
esté enfocada, bien en lo irreal y mundano, o bien en lo real e imperecedero. Para
Discernir entre la Personalidad y la Individualidad empleamos también la Mente.
Y por medio de la Mente llegamos a Conocer, porque el Conocimiento nos libera
poco a poco del error, y a través de la ascensión por los diferentes peldaños
del Conocimiento, llegamos a la Sabiduría.
La Mente, como
herramienta, es el perfecto intermediario entre el yo personal y el Yo
Espiritual, es la que nos descubre y hace ver la diferencia de lo que es Irreal
y lo que es Real. La Mente, correctamente utilizada, es el medio que nos
catapulta desde los Planos Físico y Astral de la ilusión y de lo irreal, hasta
el Plano Budico, de lo Real, de la Sabiduría y del Amor, y a continuación, nos
conecta y nos despierta en la esencia espiritual de nuestra Triada Superior. El
Discernimiento es una cualidad del Ser, que nos hace ver, entender, y comprender
internamente, la diferencia:
Entre Ser y Tener.
Entre lo Real y lo
Irreal.
Entre lo Verdadero
y lo Falso.
Entre la
Personalidad y la Individualidad.
El Discernimiento,
es una cualidad importante y necesaria para nuestra evolución, porque desaloja,
acaba, y pone fin a la Ignorancia de nuestras vidas, y porque elimina el velo
que nos impide ver la Realidad en este mundo de sombras, de espejismos y de
ilusión en el que vivimos.
Desde la más
profunda Ignorancia hasta la más excelsa Sabiduría, lo que nos conduce a la Iluminación,
es la eliminación total de cualquier tipo de reconocimiento, de gratificación o
de interés hacia nuestro yo personal, es decir, de que nuestros pensamientos,
emociones, sentimientos, y acciones, puedan brillar intensamente a través del
Desinterés y el Amor, puestos en nuestra diaria labor de Servicio, hacia
cualquier Ser o Conciencia, que el Destino ponga en nuestras Vidas.
Krishnamurti, sobre
la gratificación e interés personal, dice que:
“Nosotros
escuchamos con esperanza y con miedo, buscamos la luz de otro, pero no estamos
pasivamente alerta a fin de poder comprender. Si el liberado parece satisfacer
nuestros deseos, lo aceptamos, si no, continuamos buscando a alguien que lo
haga, esto es lo que ansía la mayoría de nosotros, la gratificación en
diferentes niveles. Lo importante no es cómo reconocer a alguien que está
liberado, sino cómo comprendernos a nosotros mismos. Ninguna autoridad, ni aquí
ni en el más allá, puede darle a uno el conocimiento de sí mismo. Sin ese conocimiento
propio no es posible liberarse de la ignorancia, del dolor”.
Aceptar la
Ignorancia para obtener Sabiduría, es una actividad integral de transmutación,
de subyugar las pasiones y deseos a través del Desapasionamiento y el Amor
Incondicional. Para hacer el tránsito de la Ignorancia a la Sabiduría, hay que
transmutar el Poder, la Fuerza y la Voluntad de la Personalidad (de sus
pasiones y de sus gratificaciones, que crean dependencia y subyugación hacia la
materia), para lograr que se fusionen con el Atma-Buddhi-Manas de la Tríada
Espiritual (Fuerza, Poder y Voluntad de ser y de realizar), y por tanto con el
Yo Superior.
Sobre la
Ignorancia, el señor BUDA dijo:
“La RAÍZ de todo
MAL es la IGNORANCIA,
y de que todo
sufrimiento viene de ella”.
"Disipad la
Ignorancia, volved Sabios a los hombres,
y entonces todas
las dificultades se desvanecerán".
En profunda
confusión se ve sometido el hombre, y lo que es peor, ni siquiera es consciente
de ese profundo aturdimiento, y eso es debido a que el ser humano no está Despierto,
ya que incluso, cuando decimos que estamos despiertos, en nuestros quehaceres
cotidianos, la mayoría del tiempo lo pasamos "dormidos", en fantasías
e ilusiones imaginarias, en mundos irreales creyendo que somos este o aquel
personaje de ficción, viviendo en el pasado e intentando cambiarlo en nuestras
mentes, o proyectando continuamente el futuro, y esperando, curiosamente,
siempre algo. Y esto es triste, porque de las 24 h. del día ¿cuántas horas
realmente estamos despiertos?, ¿cuánto tiempo estamos conscientes, atentos a lo
que está ocurriendo en el AQUÍ y AHORA?, experimentando feliz y plenamente “el
eterno instante”. En el mejor de los casos, podríamos decir que unos 5 segundos
más o menos. Cómo queremos, por lo tanto, ni tan siquiera pensar que nos
conocemos a nosotros mismos, si ni siquiera sabemos quiénes somos, ni
comprendemos qué hacemos aquí en este mundo, ni si existe vida después de él, y
en que en la mayoría de los casos, ni tan siquiera se intenta investigar dicha
ignorancia fundamental.
Cada cual crea su
propia teoría, y vive en su propio mundo particular, en su propio Sueño de la
vida. El “Despertar” ciertamente es necesario, pero para ello hace falta
oxígeno para el alma, y ese día sólo llegará cuando sinceramente se empiece a
trabajar sobre sí mismos, cuando empecemos a quitarnos los velos de la ilusión
y de los espejismos que hemos forjado durante muchas vidas, sólo entonces
empezaremos a despertar de verdad y a ser felices.
El conocimiento
esotérico y su correspondiente trabajo interno, hace que nuestro subconsciente
sea consciente, y a utilizarlo correctamente, y como resultado, hace aflorar en
nosotros todo nuestro verdadero potencial interior, enseñándonos a encontrar
las claves para ILUMINAR esas zonas oscuras de nuestro ser, convirtiéndolas en
una Casa Iluminada, y en armonía con el Universo. Ese es el camino esotérico y
los GRANDES MAESTROS e Iniciados del mundo nos lo han mostrado. Ese es el
“Camino estrecho y angosto” del que nos hablaba el Cristo en los evangelios, por
el que todos algún día deberemos pasar por él.
Sobre la Ignorancia
el Maestro Tibetano dice que: "Un misterio sólo se mantiene como tal,
cuando prevalecen la ignorancia y la incredulidad. No existe misterio donde hay
conocimiento y fe."
Y H.P.B., añade
que:
"El egoísmo es el primogénito de la Ignorancia y el fruto
de la enseñanza según la cual, por cada recién nacido se crea una nueva alma,
separada y distinta del Alma Universal”.
Es el Egoísmo, la pared
inexpugnable entre el Ser personal y la Verdad, la madre prolífica de todos los
vicios humanos, la mentira, que nace de la necesidad de disimular, y de la hipocresía
que procede del deseo de encubrir la mentira. El Egoísmo, es el hongo que crece
y se refuerza con la edad en cada corazón humano en el cual ha devorado todos
los mejores sentimientos.
El Egoísmo mata
todo impulso noble en nuestras naturalezas y es la deidad que no teme, por
parte de sus acólitos, la falta de fe o la deserción. Por lo tanto, vemos que
reina supremo en el mundo y en la llamada sociedad de rango. Consecuentemente,
vivimos, nos movemos y existimos en esta deidad de la oscuridad bajo su aspecto
trinitario de Engaño, Hipocresía y Falsedad, llamado
"RESPETABILIDAD."
Para terminar con
todo este proceso de ilusión y de engaño, la mente debe convertirse en un espejo
limpio y nítido, donde se reflejan fielmente todos nuestros pensamientos, sentimientos y acontecimientos,
ante los ojos de nuestra conciencia.
El problema más importante
que surge en el proceso de control mental, es enfocar la mente hacia aquello
que es de nuestro interés superior y trascendente y no como casi siempre, lo
relacionado con nuestra personalidad y nuestro yo inferior.
La ignorancia es la
ausencia de conocimiento superior y de sabiduría, para eliminar esta ignorancia,
y poco a poco alcanzar la sabiduría, se requiere la práctica de la meditación y
del estudio de las Leyes de la Naturaleza aplicadas a nosotros mismos y nuestro
entorno, sólo así, podemos alcanzar una parte de la Realidad Trascendente, y de
la Sabiduría.
Otra forma de
alcanzar la sabiduría, es la de leer o escuchar a seres que ya han alcanzado
este nivel de la etapa humana, para que a través de sus enseñanzas y ejemplo,
nos ayuden en este camino de perfeccionamiento y espiritualidad en el que
estamos inmersos. Alcanzar la Sabiduría desde la Ignorancia no es sólo una
tarea Mental, es un Camino que se realiza esencialmente a través del Amor
Incondicional, una Cualidad y Virtud que reside en el Corazón. Es precisamente
desde el Corazón, por estar íntimamente conectado con Buddhi, por donde se
puede alcanzar plenamente la Sabiduría.
El Amor Incondicional,
el Amor Auténtico, solo lo manifestaremos en la medida que evolucionemos y nos
perfeccionemos, y es por esto que en la 4ª Iniciación, cuando ya hemos
construido el Antakarana, los 7 Rayos que hemos ido experimentando a través de
las vidas, se sintetizarán en uno solo, en el 2º de Amor – Sabiduría. Por lo
que es lógico pensar, que a ese Amor Puro y Auténtico, no llegamos sin antes
haber alcanzado la perfección.
Nuestra ignorancia
es responsable de que no seamos capaces de reconocer la verdad. A través de la
ignorancia el hombre crea en su mente una ilusión respecto de lo que no existe
realmente, la creación de algo que no existe realmente implica olvidarse de lo
que realmente existe, y en ambas cosas el hombre experimenta la ilusión. Solo
aquellos que logren familiarizarse y ser expertos en el conocimiento de la
Verdad podrán lograr la liberarse de la ignorancia.
6.
Discernimiento.
Sobre el
Discernimiento, en la Estancia II del Bhagavad Gita, Krishna, dice que:
“El Discernimiento
se encuentra completamente vinculado a Buddhi, pero para que aflore de manera
directa en nuestra efímera existencia, hemos que haber alcanzado ciertas
cualidades, y desechado determinados defectos. De este modo, quien lo haya
logrado tiene acceso a los infinitos estados de conciencia que forman el
Universo, los cuales se encuentran fundidos con el Yo Superior que está
identificado con la Vida Una, o sea la única Verdad”.
Una vez
identificado este Supremo Fin, los defectos a erradicar de nosotros son
prácticamente innumerables. De hecho, nuestra hazaña ha de comenzar con
desechar la Riqueza y el Poder, ambos especialmente atractivos para la mente,
que la tornan y subyugan completamente, sin posibilidad de dar cabida a los
Goces del Espíritu. Seguidamente debemos huir de la Inacción, procurando
atender solamente a las acciones que debemos cumplir, y no a los resultados de
recompensa o ventajas que de ellas se puedan derivar, renunciando a cualquier
tipo de apego, y manteniendo la serenidad tanto si hemos logrado nuestros
objetivos como si no.
Profundizando más
en la caída en espiral que proporciona el Apego a los sentidos, nos encontramos
con que la avidez de los Objetos y Deseos genera Ilusión y Espejismo, que nos
conducen por caminos tortuosos que dificultan en gran medida alcanzar la cima
del Discernimiento. O por el contrario, la pérdida del Discernimiento, si es
que ya en alguna medida, lo habíamos adquirido, perdemos también esa Paz
Interna y esa Unión con el Supremo. Para quien no se encuentra en Equilibrio y
en Armonía, no puede existir la Razón Pura, ni Concentración, eclipsándose la
Paz y, por tanto, la Felicidad, sin hablar del Conocimiento, totalmente
inexistente en tal estado. Como solución a esta vorágine de problemas contamos
con la Meditación, mediante la cual
logramos el Equilibrio que nos permite contactar con el Yo Superior, y por
tanto con la Vida Una.
Hay que considerar
y tener presente, que la meta de la evolución del hombre común en los tres
mundos que mora (físico, emocional y mental), consiste en alinear su triple
personalidad con el cuerpo egoico y convertirse en el Uno, Es decir, aunar sintonizar
las vibraciones de los Vehículos Inferiores con la Frecuencia Suprema del Yo
Superior, formando una conexión recta y
vertical (por explicarlo de alguna manera). De tal forma, que el propósito de
esta sincronización en cada existencia, es la de que al finalizar la Vida y
existencia de la Personalidad en el Plano Físico, esta Cohesión y Unificación
Material y Espiritual sea cada vez completa y más firme. Una vez que el hombre
empieza su andadura por el Sendero, la meta consiste en fusionar el Cuaternario
de la Personalidad en el Triángulo Divino (Atma, Buddhi y Manas) de la Tríada
Espiritual. El que ha alcanzado esta fusión, alcanza el estado de Maestro de
Compasión y Sabiduría.
Cada vida tiende a
adquirir una mayor estabilidad, pero es difícil encontrar a la triple
personalidad alineada con la conciencia causal, hecho que ocurre de manera
momentánea cuando una persona se encuentra en una elevada aspiración y con
fines altruistas. En estas circunstancias, lo superior y lo inferior forman una
línea recta, aunque desgraciadamente, las violentas vibraciones e inquietudes
fluctuantes provocan que el cuerpo emocional esté desalineado de manera
frecuente. Sin embargo, cuando esto no ocurre, el mental es el que obstruye la
citada alineación, impidiendo que la influencia superior alcance el cerebro
físico. Como se puede dilucidar, el hecho de la alineación es un estado que
requiere mucho esfuerzo y paciencia, siendo necesarias muchas vidas para
tranquilizar el cuerpo emocional y crear un cuerpo mental que actúe como filtro
y no como obstrucción. Aun así, y una vez conseguido todo lo anterior, se sigue
requiriendo una gran disciplina, esfuerzo y también muchas vidas para conseguir
que todos estén alineados a la vez.
Resumiendo, tenemos
que en nuestro actual estado de evolución, desechar un sinfín de defectos, los
cuales nos conducen hacia una caída en espiral hacia las sensaciones y apegos
de la materia. Para eludir y superar esas adicciones, contamos con la
meditación, y a través de fijar nuestra atención en el Corazón, en ese especial
estado meditativo, unirnos con Buddhi y por tanto con el Discernimiento, y de
esta manera, alinear y sincronizar nuestros tres vehículos inferiores con la
Vida Una. La Vida Una incluye todo, está en todo, y sin Ella no hay nada.
Desconocemos lo que es la Vida Una, pero el Discernimiento nos ayuda a
identificarnos con Ella.
“Utiliza el Poder
de tu Voluntad,
y que la Bendición
de la Verdad,
y de la Divina
Presencia de El,
el Inescrutable, esté
sobre ti,
Maestro Serapis
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