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jueves, 3 de mayo de 2018

LA SABIDURÍA ETERNA: TEMA X: "EL DISCERNIMIENTO"



LA SABIDURÍA ETERNA: TEMA X: "EL DISCERNIMIENTO"



Somos un grupo de estudiantes anónimos que deseamos trabajar con la mejor voluntad y humildad, apoyándonos en las enseñanzas de la Sabiduría Eterna, sin intentar imponer a nadie nuestros criterios ni conclusiones, a éstos debemos llegar cada uno de nosotros a través de nuestro esfuerzo y trabajo y cada vez que nos equivoquemos querrá decir que no tenemos la lección aprendida y debemos repetirla. 
Ponemos a disposición de otros estudiantes tanto individuales  como a grupos, estos estudios por si les pueden servir de base para seguir profundizando y llegar a sus propias conclusiones, puesto que en espiritualidad no hay dogmas.




INDICE:


INTRODUCCION

1.            De lo Ilusorio a lo Real.

2.            De lo Superfluo a lo Útil.

3.            De las Tinieblas a la Luz.

4.            Del Egoísmo al Desinterés.

5.            De la Ignorancia a la Sabiduría.

6.            Discernimiento.







INTRODUCCION


Durante millones de años y a través de innumerables encarnaciones, el ser humano en las más diversas y variadas circunstancias y condiciones, va aproximándose muy lentamente a lo que llamamos el Sendero, y más adelante, en su momento, capacitarse para poder recibir las sucesivas Iniciaciones.

Como sabemos, para que esto se produzca, se requiere la adquisición de determinadas Cualidades Internas.

No es por casualidad que en libro “A los pies del Maestro” el Maestro K.H. por medio de J. Krishnamurti, sitúe el Discernimiento como la primera de las Cuatro Cualidades necesarias para acceder al Sendero.

En este libro el Maestro K.H., dice lo siguiente:

“En este Sendero se requieren Cuatro Cualidades:

DISCERNIMIENTO, CARENCIA DE DESEOS, BUENA CONDUCTA Y AMOR.

La primera Cualidad es el Discernimiento, la facultad que capacita a quien la posee, de poder hacerle distinguir entre lo Real y Eterno, de lo Ilusorio y Efímero, facilitando y guiando al Hombre hacia la entrada en el Sendero.

Pero el Discernimiento es mucho más que esto, debe practicarse no tan sólo en los primeros pasos en el Sendero, sino en cada una de sus etapas, diariamente, hasta el fin”.

Vosotros entráis en el Sendero porque habéis aprendido que tan sólo en El pueden encontrarse las cosas dignas de ser alcanzadas. Los que no saben esto trabajan para adquirir riqueza y poder, pero esto dura a lo más una vida tan sólo, y por lo tanto, no es real. Hay bienes mayores, reales y perdurables, cuando los hayáis alcanzado, ya no desearéis jamás aquellos otros.

En el Mundo hay dos clases de seres: los Sabios y los Ignorantes. Esta Sabiduría es la que nos interesa. La religión que un hombre profese, la raza a que pertenezca, importan poco; lo realmente importante es que los hombres conozcan el Plan Divino.

Porque el Plan de Dios es la Evolución. Una vez que el hombre realmente lo reconoce, no puede sino identificarse con Sus designios y trabajar de acuerdo con El, porque es tan glorioso como bello. Así, conociéndolo, permanece al lado de Dios, firme para el bien y resistente contra el mal, trabajando para la evolución y no por egoísmo.

Si está al lado de Dios, está unido a Nosotros, y no importa que se llame hindú o buddhista, cristiano o mahometano, ni que sea indio o inglés, chino o ruso. Los que están al lado de Dios saben por qué están aquí y cuál es su misión, y procuran cumplirla, los demás no saben todavía lo que han de hacer, y así obran a menudo erróneamente e intentan trazarse vías que imaginan placenteras sin comprender que todos somos uno y que, por lo tanto, tan sólo lo que el Uno quiere puede ser verdaderamente agradable para todos. Ellos van en pos de lo Irreal, en vez de lo Real. Hasta que aprendan a distinguir entre los dos, no se colocarán al lado de Dios, y, para aprenderlo, el Discernimiento es el primer paso.

Es realmente difícil, si no poseemos esta Cualidad, que podamos Desapegarnos de los Deseos y Transmutarlos en Aspiraciones hasta su total extinción. De la misma forma, ¿cómo podremos tener Buena Conducta sin el Discernimiento?. Y, ¿cómo es posible Amar, en el más amplio sentido Interno y Trascendente de la expresión, sin disponer del Discernimiento, que ilumina nuestra Mente y nuestras Emociones, haciendo que se manifieste en nosotros la Luz de la Sabiduría que ilumina y nos presenta a todos los seres y a todas las cosas como contenedoras de la misma y Unica Esencia y Naturaleza Divina?.

El Mundo y la Humanidad están sufriendo, y mucho, pocas cosas podremos hacer por ayudar a disminuir dicho sufrimiento, si al menos no dejamos de emitir las vibraciones de sufrimiento que moran en todos nosotros. Para que este Dolor, y este Sufrimiento vayan desapareciendo en todos nosotros, en nuestro entorno, y en la Humanidad, debemos salir de nuestra Ignorancia, adquiriendo de forma progresiva la Cualidad del Discernimiento a través de nuestra diaria y desinteresada actividad de Ayuda y de Servicio hacia todos los Seres, hacia toda la Sociedad y hacia nuestro Planeta.

En nuestro estado actual de desarrollo espiritual, es muy corriente que interpretemos erróneamente las enseñanzas que recibimos, bien sea de forma oral o bien de forma escrita. Es muy normal, que al analizar la vida o las actuaciones de alguien, pongamos en duda algunos de sus actos o palabras. Es muy fácil que nos equivoquemos al tratar de conocer a algunas personas, adjudicándoles cualidades o posibilidades que no poseen, o que no son en verdad espirituales. Es también muy corriente que erremos en nuestras decisiones al no considerar adecuadamente todas las condiciones objetivas y subjetivas que inciden en cada caso, que enjuiciemos, e incluso juzguemos hechos, desde el punto de vista de la imperfecta personalidad, y olvidemos, por la razón que sea, la Ley de Causa y Efecto que se cumple de forma indefectible, aunque nuestra Naturaleza Emocional no nos permita percibirla a veces, o que las distintas situaciones de índole física o nerviosa nos impidan sopesar de forma real las situaciones por las que pasamos, y erramos.

Por lo tanto, nuestras personalidades, en sus distintas facetas, no nos permiten distinguir lo Real de lo Irreal, lo Verdadero de lo Falso, y aunque no nos demos cuenta de ello, todas estas situaciones, u otras similares, se producen por la carencia de un Espiritual y Verdadero Discernimiento.

El Discernimiento, nos permite vivir más despiertos, nos ayuda a evitar un gran número de errores, los cuales se seguirán produciendo hasta que no seamos seres humanos perfectos.

El Discernimiento nos permite deslindar las situaciones por las que pasamos con mucha mayor certeza, nos sirve para poder avanzar de forma más directa, efectiva, y rápida en nuestro caminar hacia la perfección interna, y en definitiva, nos es útil, para que seamos capaces de servir más y mejor a nuestros semejantes y con más certeza, que es, en el fondo, el verdadero motivo que debe guiar nuestras actuaciones en el terreno espiritual.

Cuanto más nos sea dado educir el Discernimiento más útiles seremos a los Maestros, a la Humanidad y a la Evolución Planetaria, y más fructífera será así nuestra tarea, y por tanto, más rápidamente transitaremos por este Camino de Perfección, que nos ha de conducir a la Iniciación, que es, entre otras muchas cosas, la meta más o menos inmediata que tenemos ante nosotros.
En el libro La Joya Suprema del Discernimiento, encontramos un interesante comentario sobre el Discernimiento:

"Las acciones sólo nos ayudan a purificar la Mente, pero no a perseguir la Realidad. La realización de la Verdad se obtiene mediante el Discernimiento, jamás mediante la acción, ni aunque realizásemos diez millones de acciones.

Mediante el Discernimiento adecuado se obtiene el Conocimiento de qué es la Realidad, del mismo modo que se pone fin al tremendo Miedo y angustia que causa en una mente confusa, la forma de una soga, al confundirla con una serpiente".



1.         De lo Ilusorio a lo Real.

“Condúceme de lo Ilusorio a lo Real, de las Tinieblas a la Luz, de la Muerte a la Inmortalidad”.

Todos conocemos esta invocación, pero conocer no es comprender y mucho menos asimilar los conceptos que encierra. En estas afirmaciones, se hayan claramente matizados dos estados distintos de conciencia:

·          En el Primero, la Ilusión, las Tinieblas y la Muerte.
·          Y en el Segundo, lo Real, la Luz y la Inmortalidad.

No es difícil identificarnos con el primero de estos estados de conciencia, ya que concierne al mundo donde nos movemos y hemos de realizarnos, el lugar donde la Mente Concreta es la dueña y señora de todo lo que nos afecta y motiva, nuestro inapreciable aliado y a la vez nuestro implacable enemigo. La Mente Concreta, es lo que nos hace ver Luz donde solo hay Tinieblas, y Tinieblas donde solo hay Luz, donde nos confunde, haciéndonos creer que somos gigantes, cuando en realidad solo somos unos insignificantes pigmeos, o que oculte las aspas de los molinos a Don Quijote, haciendo que se estrellase contra ellas.

Únicamente con el dominio sobre la Mente Concreta, conseguiremos llegar al Conocimiento sin mácula de la segunda parte de la invocación, tan concreta y evidente en el texto escrito y en la palabra, pero tan sutil en su compresión, que solamente la hallaremos en el silencio de la cueva, donde Aladino encontró la lámpara maravillosa del Conocimiento, donde el Pensamiento callará para dar lugar a la Contemplación, y donde el Discernimiento nos mostrará la Realidad indefinible.

Vivimos sumidos en la Irrealidad, pero esa es nuestra realidad. Caminemos hacia la Realidad del Ideal despertando en nosotros la Luz del Discernimiento a través del control de nuestra Mente Concreta, convirtiéndonos así en los dueños de nuestro Destino, que no sean solo palabras bellas y poéticas, pero vacías de contenido lo que manejemos, si no convicciones que han arraigado en lo más profundo de nuestro ser.

Pero ¿Cómo doblegar a este “mono loco”?. Las enseñanzas que nos legó Krishnamurti pueden sernos reveladoras:

 “Vaciémonos de prejuicios y creencias, olvidemos todo lo que hemos o creemos, haber aprendido, contemplemos solamente el objetivo de nuestro propósito dejando que aflore lo más íntimo del Ser que en realidad somos, sin permitir que ningún pensamiento nos altere por  un solo instante, o se habrá roto por completo el encanto de lo que yo considero una verdadera meditación, pero cuidado, esta atención se pude convertir a su vez en una argucia mental. Únicamente el Discernimiento que así despierta nos dirá si el camino es el correcto”.

Ante todas estas percepciones, se nos presenta el dilema sobre ¿Crítica o Discernimiento?. Para el verdadero Aspirante o Discípulo esotérico, ocultista o espiritual, el estudio de la Sabiduría Eterna es indispensable, pero no el estudio simplemente, sino que éste debe ir acompañado de la Reflexión, del Discernimiento y de la Discriminación.

Cualquiera puede estudiar de todo y se pueden tener conocimientos amplios de la historia de las religiones, incluso de la Sabiduría Eterna, pero si lo dejamos en un simple estudio académico, espiritualmente hablando, sirve de muy poco, sólo para ampliar nuestra cultura, y a veces para hacer conjeturas que no se correspondan con la Verdad, porque solo con la Mente Concreta no podemos descubrir la Verdad.
La verdadera interpretación de los textos espirituales nace de una conciencia bien desarrollada, lo cual nos exige una Vida Recta, de acuerdo con las Leyes Divinas.

Nada debemos creer que no hayamos Investigado, Discernido, o Discriminado, pero todo ello será más o menos correcto, dependiendo de nuestro desarrollo interno y de nuestro nivel de conciencia, lo cual también nos exige aplicar a nuestra vida las enseñanzas admitidas como verdaderas.

Nada tenemos que criticar, pero sí que todo lo debemos analizar para poder llegar a la causa, al significado, y al efecto de cada cosa, para lo cual, es necesario la práctica de la Meditación Ocultista.

No tenemos por qué estar de acuerdo con lo que piensan, ni cómo actúan nuestros distintos compañeros del Camino, porque aun teniendo altísimos conocimientos, lo que de verdad determina nuestra forma de pensar y de actuar, es nuestro nivel de conciencia, y cada cual tiene el que le corresponde según su trabajo realizado.

Siempre debemos aceptarnos y respetarnos unos a otros, lo cual no quiere decir que aceptemos como correcto lo que nuestra conciencia nos dice que no lo es. Esto no es criticar, es analizar, y es conocernos en nuestra verdadera identidad, y aun así respetarnos, pero sin dejarnos arrastrar por los errores de nadie, aunque sea nuestro amigo.

Todo esto es difícil, y no se llega a estas conclusiones sin dolor, pero estamos en el camino espiritual y no podemos engañarnos.

Todos pasamos por iguales o similares pruebas que nos permiten subir escalones y aclarar nuestras ideas, así se va manifestando la Luz del Alma, y hay que seguir a la Luz del Alma, no a la Oscuridad, y para esto hay que ser fuertes.

Todos los comentarios que se hacen sobre la Ilusión, sobre lo Verdadero, o sobre lo Falso, son conceptos y etiquetas, que en sí mismas no aclaran, y sí confunden más que ayudan a alcanzar la Sabiduría, que es lo más importante.

Sólo es Real Brahma, como dicen los hinduistas. El Mundo y todas sus circunstancias son Irreales. El ser humano encarnado, por la identificación con lo material, considera que su Cuerpo es él, lo que es una Ilusión.

Sólo el esfuerzo y el trabajo personal de muchas encarnaciones, y por el control de la Mente y de las Emociones (kama-manas), a través de la práctica de la Meditación, se puede trascender lo Irreal, y alcanzar en alguna medida el Discernimiento, llegando así a lo Real, y a la Unidad con el Todo.
El verdadero y genuino Discernimiento y por consiguiente la Realidad, tienen muchos grados o etapas, muchos niveles de percepción y de logro, antes de alcanzar la cúspide de la Unificación con Brahma.          

Ser conscientes de que no tenemos Discernimiento, de que somos Ignorantes, es el primer paso que hemos de dar para comenzar a prepararnos para alcanzar la Sabiduría.

Sabemos que el Sendero no es nada fácil, que es angosto y con muchos vericuetos, que pueden confundirnos y que es por eso que el recorrido es personal e intransferible, porque no todos vamos por el mismo punto kilométrico, cada cual tiene hecho su propio recorrido y le queda el resto, un largo trayecto todavía. A veces nos creemos que ya sabemos mucho, y ahí estamos siendo ya ignorantes, aunque no nos demos cuenta de ello, ya que creemos que lo sabemos todo. Todo lo que podemos ver con los ojos físicos es lo Falso e Irreal, los espejismos en que vivimos y que tenemos que detectar para eliminarlos de nuestra vida. Consideramos que son realidades, sin saber que lo Real es únicamente lo Eterno.

Nos hacemos cada vez más conscientes de nuestra Ignorancia, según vamos avanzando por el Sendero, porque es cuando empezamos a vislumbrar la grandiosidad de la creación y de los misterios que nos quedan por descubrir, pero nada nos debe desanimar, porque también empezaremos a ser más humildes y comprensivos.

En este contexto, I.K.Taimni hace el siguiente comentario:

"El Yo Inferior, que es sólo Conocimiento Ilusorio, manifiesta esta Mente Inferior en su naturaleza esencial e ilusoria.

El Yo Espiritual del hombre es un centro de Conciencia de la Realidad Suprema. Aunque es eterno y esencialmente de la misma naturaleza que el Ser Universal, su conciencia se obscurece al quedar envuelto en la manifestación. Este obscurecimiento es apenas parcial en los planos espirituales, siendo sólo cuando se han desarrollado adecuadamente las  potencialidades ocultas, el Yo Espiritual, puede recobrar la plena conciencia de su Ser Real y así liberarse del sutil mecanismo mental en el que está aprisionado. Este estado es el que se llama Liberación.

Este desenvolvimiento de las potencialidades infinitas que están inherentes en el centro de Conciencia de todo ser humano, se logra por el proceso dual de Reencarnación y del Karma, como lo saben bien los Estudiantes de Ocultismo. La expresión parcial del Yo Espiritual en cada encarnación produce la formación de una entidad casi independiente pero temporal, en los tres planos más bajos. Esta entidad es el Yo Inferior.

Por tanto se verá que se puede considerar como triple la naturaleza del hombre, consistente de los elementos Real, Espiritual y Temporal. El Alma o Conciencia Pura, funciona en el mundo de la Realidad sin que lo afecten las ilusiones de los mundos de manifestación, y esa misma Alma funciona en los mundos de manifestación envuelto en todas sus ilusiones y limitaciones.

En esta concepción dual, se considera que los mundos espirituales y los mundos temporales son las partes superior e inferior de un mecanismo psíquico en el que el Alma está envuelta. Se considera que la mente y las ilusiones que ella crea, difieren solamente en cuanto a sutileza en los planos espirituales y temporales. Y se considera que el Alma alcanza la Liberación solamente cuando transciende por completo la Mente y logra la plena comprensión de la Realidad.

Es difícil comprender la naturaleza del Yo Superior porque él está por encima del campo de la Mente Inferior en donde la mayoría de nosotros estamos confinados. Pero podemos comprender hasta cierto punto la naturaleza del Yo Inferior que ocupa cuerpos en los tres planos inferiores y que vive en el mundo mental, creando su propio mundo de realidad con sus propios pensamientos, emociones y deseos. Como este Yo Inferior es una expresión parcial o reflejo del Yo Superior, el conocimiento acerca de la naturaleza del Yo Inferior puede permitirnos vislumbrar algo de la naturaleza del Yo Superior.

¿Cuál es la naturaleza de este Yo Inferior?. Un análisis cuidadoso e impersonal de la vida de un ser humano corriente nos permitirá comprender la verdad indicada en este aforismo, de que el hombre común no tiene la más ligera comprensión de su naturaleza Real, por estar completamente inmerso en la vida ilusoria de los mundos inferiores. Que no es nada más que una criatura de su mente inferior y de las emociones y deseos asociados con esa mente inferior como partes de ella. Aunque está enraizado en el Alma y es una expresión muy parcial de esa Alma, difícilmente hay alguna oportunidad de comunicación entre el Yo Superior y el Yo Inferior.

Es cierto que todas las fuerzas y energías que mantienen la vida del Yo Inferior provienen al fin y al cabo de la Realidad Única que es la base del Universo. Pero como el Yo Inferior no tiene conciencia de esto, su vida puede considerarse prácticamente como un fenómeno puramente mental. En el hombre, la expresión de su naturaleza espiritual significa por lo menos una comprensión parcial de sus Potencialidades Divinas y de su destino, debiendo hacer grandes esfuerzos para regular su conducta de conformidad con las leyes e ideales de la Vida Espiritual. Si no hay absolutamente nada de esto, se puede considerar al individuo prácticamente como una criatura mental sujeta a las ilusiones que la mente crea.

El Yo Superior también funciona en el campo de la Mente, aunque dentro de una Mente mucho más sutil, y más próxima a Buddhi, dotada de un mayor vislumbre y comprensión de la naturaleza espiritual del hombre y del universo. Por tanto, las ilusiones a que el Yo Superior puede estar sujeto, son de índole más sutil y que no las puede comprender el Yo Inferior. Empero, existen esas ilusiones y hay que superarlas completamente antes de poder alcanzar la Liberación.

Una de las cosas más importantes y vitales que se le presenta a cualquier aspirante, es aprender a comprender el Plano Astral, entender su naturaleza ilusoria y permanecer apartado de él, y luego trabajar en él. Cuando el hombre puede "ver" en el Plano Astral, alcanzar el equilibrio y mantenerse firme en medio de sus fuerzas vibratorias, en ese momento está preparado para la iniciación. Cuando el Plano Astral es nítidamente visto por primera vez por el "ojo abierto" del Aspirante, se le aparece envuelto en una densa niebla, donde encuentra sólo confusión por sus formas cambiantes, por los colores que se interpenetran y entremezclan, dando una apariencia tan caleidoscópica que su comprensión se hace desesperadamente abrumadora. No es algo luminoso, estelar o claro. Aparentemente es un desorden impenetrable, pues constituye el lugar de encuentro de las fuerzas.


El Plano Astral es el de la ilusión, del espejismo y de la realidad distorsionada. La razón de esto estriba en que todo el mundo trabaja con materia astral, y la potencia del deseo humano y mundial produce esa constante "exteriorización de la imaginación" y de la construcción de formas que provocan efectos muy concretos de materia astral.  Agréguese a estas formas, el escenario persistente y creciente denominado "registro akáshico", que contiene historia emocional del pasado, y también las actividades de la vidas desencarnadas que atraviesan el Plano Astral, ya sea al encarnar o desencarnar. Añádase el potente deseo purificado e inteligente de todas las Vidas Súper humanas, incluyendo las de la oculta Jerarquía Planetaria. Todas estas fuerzas existentes actúan sobre, alrededor y a través de cada ser humano, y de acuerdo a la calidad de su Cuerpo Físico y a la condición de sus centros, así será su respuesta. A través de este panorama ilusorio, el aspirante debe abrirse camino, encontrar la clave o hilo que lo conducirá fuera del laberinto, y aferrarse a cada pequeño fragmento de realidad a medida que se le presenta, aprendiendo a distinguir la Verdad de la Ilusión, lo Permanente de lo Transitorio y lo Real de lo Irreal.

Ningún espejismo ni ilusión pueden retener durante mucho tiempo al hombre que se ha dedicado a la tarea de hollar el delicado Sendero del Filo de la Navaja, que lo conduce a través de la maraña y de la tupida selva, de las profundas aguas de infortunio y de la angustia, del valle del sacrificio y de las montañas de la visión, al portal de la Liberación. A veces viajará en la oscuridad (la ilusión de la oscuridad es muy real), y en otras, en una luz tan deslumbrante y ofuscadora que apenas verá el camino que tiene por delante. Sabrá de la vacilación en el sendero y el caer bajo la fatiga del servicio y de la lucha. Podrá desviarse momentáneamente y errar por las sendas perdidas de la ambición, del interés personal y de la atracción de lo material, pero el lapso será breve.






2.         De lo Superfluo a lo Útil.

El ser humano, en el transcurso de su evolución y de su desarrollo interno, lentamente, como todo cuanto acaece en la naturaleza, usa medios, utensilios y objetos para subsistir, y cuando avanza internamente, inicia el periodo en el que emplea también asuntos más referidos al carácter en formación, que a los aspectos o medios físicos.

Pudiera decirse que el ser humano, en este tránsito evolutivo, sutiliza cada vez más los medios y asuntos de los que se vale para progresar internamente. Estos aspectos internos, se basan en lograr la formación de su carácter interno. Este carácter espiritual, se sustente en la compleja conciencia personal. A partir de la formación del carácter interno, el ser humano comienza a prescindir de todo aquello que se refiera al progreso material y físico.

Se da por sentado que el ser humano que ya ha comenzado a percibir la llamada interna que le impulsa a desarrollarse internamente, escucha cada vez más atentamente la llamada interior que ha comenzado a percibir. Capta de forma especial, por ejemplo, la necesidad de educir cualidades. De esta forma, ante él, se muestra un amplio abanico de ellas, presentándose en algún momento el difícil dilema de tener que decidir entre lo útil y lo menos útil.     

Dependiendo del estado evolutivo en el que se encuentre, el ser humano encontrará aquellas cualidades que le van a ser necesario adquirir y que son de más urgente necesidad, siempre dependiendo de su entorno, circunstancias, y del tipo servicio que esté desarrollando a cada momento en favor de la humanidad. Unas cualidades, le ayudarán a llevar una vida familiar, mundana o de sociedad más acorde con su entorno vivencial en el que se encuentre. Otras cualidades, le llevarán, antes o después, a la entrada al portal de la Iniciación.

En términos generales, los seres humanos, en el mejor de los casos, nos preocupamos de lo accesorio, de acuerdo con la diferenciación antes referida, si es que nos percatamos de este aspecto de nuestras vidas, porque normalmente no se percibe, y muy pocos prestan la suficiente atención a lo útil, aunque con el tiempo, llegará el momento en que este orden de prioridades se invierta, y solamente prestemos atención a lo que nos pueda llevar a la Iniciación.

Si hacemos un pequeño esfuerzo, y trasladamos lo mencionado acerca de las cualidades, a nuestros pensamientos y a nuestras acciones, podremos tener también, quizá una visión más amplia sobre lo accesorio y lo útil. Para ello, hemos de tratar de prescindir del concepto del tiempo que normalmente concebimos estando en la manifestación.

Sería de utilidad, transmitir la necesidad cada vez más imperiosa, de que según se avanza en el camino espiritual, se hace cada vez se hace más necesario alcanzar y usar el Discernimiento. Esto no es fácil, cuesta mucho trabajo llegar a deslindar lo accesorio de lo útil en nuestro devenir espiritual.

El ser humano es una entidad de una gran complejidad. Nos equivocaremos muchas veces, no importa que nuestra mente esté abierta y sea receptiva. Las equivocaciones nos ayudan mucho a ser más capaces de Discernir. El caminar en el ámbito espiritual es difícil, y se muestra siempre como una andadura escarpada en su ascenso.

Sobre este aspecto, en el libro “A Los Pies del Maestro”, Krishnamurti dice lo siguiente:

“El Ocultismo no transige entre lo justo y lo injusto, entre lo recto y lo equivocado. Cueste lo que cueste, debéis hacer a toda costa lo justo, dejando de hacer lo injusto, sin importarnos lo que el ignorante pueda pensar o decir de vosotros.

Debéis estudiar profundamente las Leyes Ocultas de la Naturaleza, y cuando las conozcáis, ordenad vuestra vida de acuerdo con ella, empleando siempre la razón y el sentido común.

Debéis distinguir entre lo que es importante y lo que no lo es. Firmes como una roca cuando se trate de lo justo y de lo injusto. Ceded siempre ante los demás en las cosas de poca importancia. Porque debéis ser siempre amables y cariñosos, razonables y condescendientes. Debéis conceder siempre a los demás, la misma libertad que necesitáis para vosotros mismos.

Tratad de ver lo que es más meritorio que hagáis, y recordad que no debéis juzgar las cosas por su aparente grandeza. Es mucho más meritorio hacer una cosa mínima pero útil a la labor del Maestro, que otra de mayor apariencia, de las que el mundo llama buenas.

Debéis distinguir no sólo entre lo útil y lo inútil, sino entre lo que es más útil y lo menos útil. Alimentar a un pobre es bueno, útil y noble, pero alimentar su alma lo es todavía más. Cualquier persona rica puede alimentar el cuerpo de un necesitado, pero tan sólo los sabios pueden alimentar su alma”.

Lo Supérfluo o Accesorio, es todo aquello que no ayuda y sí impide la Liberación y la Unificación. Lo Util sin embargo, es todo aquello que ayuda y acerca hacia la Liberación, la Iluminación y la Unificación.

El hombre en su paso por las experiencias del mundo físico, está lleno de carencias y de necesidades que necesita superar para lograr lo Util y lo Necesario para la Vida Interna. Tiene en mayor o menor medida, inquietudes internas por todo lo que le rodea y por todo lo que sucede en el mundo y a la humanidad, tratando por algún medio, estar en sintonía con su realidad interna, para ser útil al desenvolvimiento y evolución de estas dos realidades, la humana y la espiritual. El Conocimiento es un atributo y resultado de la personalidad, y la Sabiduría, es el resultado del control que tiene el Yo Superior sobre la Personalidad.

En lo referente a lo útil, lo más útil, y lo superfluo, tenemos que hacer un gran recorrido dentro del sendero espiritual. En espiritualidad no basta con ser buenas personas, tenemos que llegar a ser Maestros, no como un propósito que nosotros decidamos de antemano, sino como un propósito que está en el Plan de Dios, lo que nos permitirá hacer el camino de retorno a la Casa del Padre, ya perfectos que es como tenemos que llegar.

Este retorno, forma parte de un proceso, que paso a paso vamos percibiendo según las necesidades subjetivas o internas que se nos van presentando en el transcurso de nuestra vida física. Esta percepción, comienza cuando nuestra conciencia empieza a despertarse, a ser ella misma, llegando a continuación el momento en que no estamos conformes con los criterios que han calado en nosotros hasta ese momento, llegando el instante en que necesitamos más respuestas. Entonces a veces sentimos la necesidad de tener que retirarnos del medio que nos rodea para encontrar así esas respuestas. De una manera tenue oímos la voz de nuestra alma que nos exige más y más trabajo, pidiéndonos que nos conozcamos a nosotros mismos, cuál es nuestra esencia, qué hacemos aquí, y qué tenemos que hacer. Conocernos a nosotros mismos nos permitirá ir conociendo mejor a Dios, porque cada uno de nosotros somos partes de El Mismo, y por tanto dioses en potencia, por lo que precisamos hacer todo el trabajo necesario para que transmute toda nuestra Materia en Espíritu. Parece sencillo decirlo, pero no lo es realizar todo el trabajo que esta tarea supone. Sí que es una enorme satisfacción percibir cosas tan grandiosas que ni nosotros mismos nos atrevemos a creer. Así vamos diferenciando lo útil, lo más útil y lo superfluo, y finalmente nos quedaremos con lo más útil, y no porque nos lo diga nadie, sino porque lo vamos descubriendo según vamos trabajando en el control de nuestra mente y la expansión de nuestra conciencia.

Hemos ido separando el trigo de la paja, lo que ES de lo que NO ES, y hemos dado los pasos necesarios para discriminar correctamente. A veces nos equivocamos y no pasa nada, porque estamos aprendiendo de nuestros propios errores, pero nadie nos va a hacer cargar con los errores de nadie, sólo los nuestros que mediante la Ley del Karma o Ley de la Justa Retribución, que no es en absoluto un castigo, sino una Ley Equilibradora, es lo que nos va a hacer ver los errores que estamos arrastrando y que tenemos que corregir. Esto, se consigue en gran medida a través de la meditación diaria, conectando con la luz que nos permite poder compartirla con nuestros hermanos. Por otra parte, la meditación ocultista correctamente hecha, nos va a hacer ver el servicio que debemos prestar, y es el servicio, junto con la meditación lo que producirá la liberación del alma. El alma nos presta un gran servicio y nosotros mediante la espiritualización de la materia, la liberaremos de esa prisión. Todo esto, es un proceso de superación que va sucediéndose en la medida que damos los pasos correctos.

El progreso, evolución y posterior liberación del Alma, no es sólo el resultado de adquirir una percepción cada vez más profunda de las verdades espirituales, sino también de expresarlas en la vida del individuo, pero es necesario recordar que esta expresión está basada en gran medida en la percepción, y no en la deliberada regulación de la propia vida de acuerdo a un definido y rígido código de conducta. La Vida es una expresión natural de lo que percibimos directamente, o sentimos intuitivamente, y no una ciega continuación de lo que otros dicen o piden que hagamos. Esta naturalidad, tiene por lo tanto la cualidad de la frescura, y la espontaneidad que inmediatamente atrae a la gente y silenciosamente afecta su vida y sus puntos de vista.

Tomando por ejemplo la práctica de la hermandad, podemos observar que un individuo que sabe que toda vida es Una, o por lo menos lo siente intuitivamente, actúa hacia los demás con reales sentimientos de simpatía y de ternura, y los ayuda bajo toda circunstancia, con naturalidad y sin esfuerzo. Mientras que los que practican la hermandad como un ideal intelectual, sin tener ningún sentimiento fraternal y de simpatía, pueden a lo sumo conformarse a expresar un código externo de comportamiento que carece de afecto y de capacidad para inspirar confianza en los demás.

Comprenderemos la importancia de lo dicho anteriormente si recordamos que ese real conocimiento respecto a las verdades de la Sabiduría Divina no es (como en el caso de otras ramas del saber), un asunto de comprensión intelectual sino de percepción espiritual. Esto significa en realidad que esas verdades no permanecen como ideas interesantes o aún inspiradoras, sino que son realidades de experiencia directa.

La verdad es reflejada como tal, en su verdadera forma, en el campo de nuestra conciencia, y no solamente como una sombra en la pantalla de la mente.

Pero sin los esfuerzos bien dirigidos y difundidos en una gran escala para llevar este trabajo hacia los dominios más profundos de la experiencia y la realización, el trabajo está destinado a permanecer en gran medida infructuoso y tal vez superfluo.

El maestro Omraam Mikhaël Aïvanhov nos invita a contemplar la realidad de lo que es realmente útil en el camino espiritual:

“Si es tan difícil encontrar la felicidad, es porque la esperamos. Esperamos encontrar el gran amor, esperamos encontrar el éxito, la fortuna, la gloria, y si no se presentan, nos sentimos desdichados. En realidad, la felicidad no es algo que pueda venir o no, así sin más del exterior, sino un estado de conciencia que depende de una buena comprensión de las cosas. No debemos imaginarnos que hemos venido a la tierra para vivir en la felicidad, los placeres y la abundancia. Hemos venido a la tierra para aprender y perfeccionarnos. Pero, ¿cómo perfeccionarnos si no tenemos cada día nuevos problemas que resolver, nuevos obstáculos que superar? La tierra es una escuela y, como en todas las escuelas, sólo aquéllos que aprenden y progresan pueden sentirse felices.

Así pues, no esperéis que la felicidad venga del exterior bajo la forma de encuentros o de condiciones favorables. La felicidad real, definitiva, sólo puede venir de vosotros, de vuestra forma de considerar las cosas y de trabajar. Con un buen razonamiento, con una buena filosofía, podéis haceros dueños de vuestra felicidad. Y sobre todo no la esperéis sin hacer nada. Sois vosotros los que tenéis que actuar y aplicar los métodos que van a permitiros transformar las penas en alegrías, y los fracasos en éxitos.”

Hay que tener en cuenta que lo Util de hoy fue seguramente accesorio en el pasado, ya que la Escala de Valores va cambiando en nosotros, en función de cómo evolucionamos, tanto nosotros mismos, como el mundo, la sociedad.

Todo lo referente a lo Accesorio o Util es relativo, todo depende del estado evolutivo de las personas. Lo que para uno es útil, para otros puede ser accesorio y viceversa.

La meditación es la mejor forma, que puede ayudarnos a conseguir que el Amor se establezca en nuestras vidas de forma coherente, permitiéndonos ver de forma correcta la diferencia entre lo Accesorio y lo Util, y lo Real y Auténtico, de lo Ilusorio. Es por tanto, nuestra conciencia la que va determinando en cada etapa lo que puede ser útil, absolutamente necesario, o lo superfluo. Es algo muy a tener en cuenta y saber que todo es relativo aun siendo muy importante, y que nuestro nivel de conciencia es determinante.

Uno de los principales obstáculos que nos impide alcanzar la Iluminación, es el Apego a las cosas que nos atraen al Plano Físico. Es por tanto el Desapego e Indiferencia hacia las cosas, situaciones, o vivencias propias o ajenas del Plano Físico, lo que nos acercan también a la Sabiduría. El Karma y el Dharma nos condicionan en el cómo y cuándo debemos y podemos alcanzar la Iluminación, aunque a la vez, debemos ir construyendo nuestro propio Carácter Interno.

Discernir entro lo Accesorio y lo Util es lo que nos sirve para construir el Carácter Interno, teniendo en cuenta que su construcción, es el devenir espiritual del ser humano.


3.  De las Tinieblas a la Luz.

QUÉ ES EL DISCERNIMIENTO:

El diccionario de la RAE, dice que “Discernir, es la capacidad de distinguir algo, de otras cosas, indicando la diferencia que hay entre ellas”. Lo que “Discernir”, se convierte, por decirlo de alguna forma, en una labor de “Criba”, de separar el grano de la paja y eso, como todos sabemos, es más difícil de lo que parece a primera vista, ya que existen diversos grados de discernimiento, directamente relacionados con el grado evolutivo de cada ser humano.

Así, podemos discernir entre lo útil y lo inútil en un estadio básico, pero existen muchas gamas y niveles que van de lo inútil a lo útil.

Escuchamos muchas veces, que el verdadero discernimiento es una cualidad de tan alto rango, que sólo, cuando hayamos avanzado lo suficiente en el Sendero, seremos capaces de discernir con la suficiente claridad, como para poder tomar las decisiones adecuadas que nos permitan avanzar sin contratiempos en nuestro desarrollo espiritual.

Para el buscador espiritual, el discernimiento, no es la intelectualidad ni la razón, que nos lleva a repetir los hábitos de lo que nos agrada y rechaza, o de lo que nos es o no desagradable, ni el Conocimiento que se alcanza en el momento supremo de la identificación con nuestro Principio Divino, ¿dónde radica entonces la cualidad del discernimiento, que nos permite distinguir entre lo real y lo ilusorio, entre el conocimiento intelectual y la Sabiduría del Alma?

Dice René Guenón en sus “Estudios sobre el Hinduismo”, y acerca del significado del Bhagavad Gitâ:

“Krishna y Arjuna representan respectivamente el “Si mismo” y el “Yo”, la personalidad y la individualidad, que son Atmâ incondicionado y jîvâtmâ. La enseñanza dada por Krishna y Arjuna es, desde ese punto de vista interior, la intuición intelectual, supra racional por la cual el “Sí mismo” se comunica al “Yo”, cuando este está “cualificado” y preparado de tal manera que esta comunicación pueda establecerse de modo efectivo.

Esta comunicación a la que hace referencia  el gran orientalista francés se produce de modo continuado entre el Atmâ y el Yo, sólo la falta de preparación de la mente común, ofuscada en los afanes materialistas impide que esta comunicación pueda ser percibida, entendida y, sobre todo, discriminada de la ingente cantidad de pensamientos, tanto propios como ajenos, que ocupan la mente del ser humano a todas horas.

Es por ello, que hace falta “algo” que ayude en ese proceso discriminador, un instrumento capaz de ayudar a la mente a distinguir entre la verdadera Realidad y lo que es sólo Maya, algo que nos permita distinguir entre todas las voces, una, la voz de la Sabiduría. Este instrumento no es otro, que el de la Intuición y, el vehículo de la Intuición, es Buddhi.

Dice el Glosario sánscrito que Buddhi es:

“Inteligencia, el principio de discriminación.”

“Buddhi (Sánscrito).- Mente o Alma universal. Mahâbuddhi es un nombre de Mahat (véase Alaya). Es también el Alma espiritual del hombre (el sexto principio), el vehículo de Âtman, exotéricamente el séptimo. [Buddhi es la facultad que está por encima de la mente razonadora, y es la Razón pura, que ejerce la discernidora facultad de la intuición, de discernimiento espiritual.] (A. Besant). –Es el Yo espiritual, intelecto, entendimiento, conocimiento, intuición, discernimiento, razón; el poder pensante por sí mismo, independiente de las impresiones venidas del exterior, la facultad de juzgar, discernir y resolver; la potencia que transforma en conceptos claros y perfectos las impresiones procedentes de los sentidos por intermedio del Manas y Ahankâra”.

Es pues, la Intuición el camino para alcanzar el verdadero Discernimiento. El lento pero persistente esfuerzo en el desarrollo de la Intuición mediante la vigilante observación de la Mente y la purificación de la misma, la práctica de la meditación, la firme intención en alcanzarla con fines inegoístas, y la práctica del Servicio, así como la Prudencia, nos ayudarán mientras tanto a recorrer el Sendero en sus primeros estadios, nos permitirán “cribar” todo aquello que a nuestras manos y a nuestro entendimiento llega, para saber distinguir, en cada momento, cómo actuar y en qué creer.

Y en un escrito adjudicado a Krishna, en el libro Vida y Muerte de Krishnamurti, narra lo siguiente:

"Yo era supremamente feliz, porque había visto. Ya nunca nada podría ser igual. He bebido en las aguas puras y transparentes aguas que manan de la fuente de la vida y mi sed fue aplacada. Nunca más podría estar sediento. Nunca más podría hallarme en la total oscuridad; he visto la luz. He tocado la compasión que cura todo dolor y sufrimiento; ello no es para mí mismo, sino para el mundo. He estado en la cumbre de la montaña y he contemplado fijamente a los Poderosos Seres. He visto la gloriosa Luz que cura. Me ha sido revelada la fuente de la Verdad y las tinieblas han sido disipadas. El amor en toda su gloria ha embriagado mi corazón; mi corazón ya nunca podrá cerrarse. He bebido en la fuente de la felicidad y de la Belleza externa. Estoy embriagado de Dios".

Como hemos dicho en repetidas ocasiones, en la vida en general y en espiritualidad en particular, todo es un proceso en el que cada uno de nosotros estamos involucrados. En un principio somos partícipes inconscientes, todo nos viene dado y participamos prácticamente de forma animal, dejándonos arrastrar por nuestros instintos porque no tenemos mayor capacidad. Hemos pasado nuestra etapa mineral, la vegetal y estamos viviendo como hombres, con el instinto animal que es nuestra primera etapa como humanidad. Este proceso nos permite llegar a un punto en que nuestra conciencia despierta, y seguimos siendo muy ignorantes, pero vamos despertando a un mundo superior y nos hacemos muchas preguntas, y atravesamos muchos caminos, y en términos generales nos parecen bien por lo dicho anteriormente, no tenemos capacidad para hacer objeciones y además se nos están abriendo puertas.
Sobre la Luz, el maestro Omraam Mikhaël Aïvanhov nos dice:

"El mundo físico, tal como lo conocemos, no es sino una condensación de la luz primordial. Dios, el principio activo, que proyectó la luz y trabajó con esta luz como materia para crear el universo. Un día los científicos descubrirán que la luz es la materia primordial, de la cual fue creado el universo. El universo, entonces, no es otra cosa que esta sustancia que Dios extrajo de Sí mismo y que se hizo exterior a El, pero que continúa siendo El.

Más allá del sol visible existe un sol invisible, oscuro, el sol negro, que envía sin cesar energía al sol visible. Este la transforma y la devuelve bajo forma de luz. La luz primordial verdadera, sólo revela las cosas al chocar contra ellas. Si no encuentra nada a su paso permanece invisible. Sólo el obstáculo que encuentra puede revelarla.

Hace ya miles de años que los sabios de la India revelaron en sus libros sagrados la importancia que daban al Sol. Consideremos solamente los Puranas. En el Agni Purana, el sol es considerado como una manifestación de Vishnú y la fuente de todas las cosas.
El Matsya Purana dice que adorar al sol es adorar a Brahma, a Visnú y a Siva, la trinidad que corresponde al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo de la religión cristiana.

En el Markandeya Purana, el sol es llamado morada del saber, disipador de las tinieblas, Alma suprema e inmaculada, la causa universal, lo material y lo inmaterial, y es considerado como el Poder primordial existente en todas las manifestaciones del agua, de la tierra, del viento y del fuego. Se dice también que aquél que va cada mañana al encuentro del sol con respeto y veneración, con humildad y paz en su corazón, obtiene la gracia de Lakshmi, divinidad del amor y de la belleza. Quien adora al sol con atención plena es liberado del pecado y goza de inmunidad contra todas las enfermedades.

Cada rayo de sol es un manantial de energía. Por eso, puesto que las materias primas actuales, el carbón, el petróleo, el uranio, etc. tienden a agotarse, en el futuro la humanidad se volverá cada vez más hacia los rayos del sol, cuyas posibilidades son infinitas. Pero la luz solar no es sólo una energía utilizable en el plano físico. La luz es un espíritu vivo que baja del sol y que tiene un contacto directo con nuestro espíritu. Hay seres espirituales en cada rayo de sol. Por eso es tan importante para las personas espirituales, aprender a trabajar con la luz. Lo explicaré.

Al caer sobre un objeto o un ser cualquiera, cada rayo de sol les aporta algo. En los seres humanos, los rayos de sol se transforman en inteligencia, porque a partir del reino humano la luz encuentra una acogida lo suficientemente completa como para manifestarse como pensamiento. El espíritu que les habla a través de un ser humano, es una emanación de la luz solar. Es la luz la que piensa, la que habla, la que canta, la que crea. A medida que la luz se abre paso en el alma humana, se refleja bajo forma de inteligencia, de amor, de belleza, de nobleza, de fuerza".
Por este motivo, las tinieblas representan la carencia de Sabiduría, y la Luz representa el estado Budico, la Iluminación. Mientras las tinieblas sean parte de nuestro equipaje evolutivo y experimental, más tiempo permaneceremos en la Rueda del Samsara, la rueda cíclica de encarnaciones continuas en los Planos Inferiores de la evolución humana, hasta que por fin la Luz Superior del Discernimiento y la Iluminación haga que se pare esta rueda y nos permita salir y llegar a la otra orilla, la de las Almas iluminadas.

Buddhi, Discernimiento, Iluminación, significan y son sinónimos de la misma realidad, es el camino que nos conduce a la Luz de los Planos Superiores.

La Tinieblas y la Luz, es uno de los más importantes Pares de Opuestos, son los dos polos de una misma realidad, que el Aspirante debe reconocer, y superar.

Todos somos portadores de la Luz, porque en esencia somos Luz. La mente concreta es lo que nos impide ver la Luz Superior que hace ver la Realidad tal cual es. Para que la mente refleje nítidamente la Luz Superior, debe estar en calma, tranquila, atenta, y Kama-Manas debe estar sin actuar, expectante, para que con el desapego, desinterés, el sacrificio, etc., se consigan las condiciones necesarias para que esto suceda, y así la Luz se exprese en nosotros y podamos proyectarla a los demás.

Para alcanzar la Iluminación, Discernimiento, Buddhi, etc., es necesario la práctica del Amor en todas sus facetas, como la Compasión, la Bondad, la Fraternidad, etc., que en su totalidad constituyen la preciosa gema del loto del corazón.

Para abandonar las tinieblas de nuestras vidas en la Tierra, y llegar a la Luz, hace falta un medio que, en este caso es el Discernimiento.

Para Discernir tenemos que ser Desapasionados y Ecuánimes para  saber qué hacer y que camino debemos seguir ante cualquier dificultad que se nos presenten en nuestras vidas. 

La comprensión intelectual del Camino “de las Tinieblas a la Luz”, se produce, se siente y experimenta en la mente concreta.


En la clave de la Teosofía, se nos recuerda que lo que denominamos inconsciencia lo es solamente en nuestra conciencia finita.
Bien podríamos parafrasear el versículo V del primer capítulo de San Juan, donde dice que:
La absoluta luz (que es la oscuridad para nosotros) resplandeció en las tinieblas (que es la luz material ilusoria); y las tinieblas no la comprendieron".

“Aquella luz absoluta es también la ley absoluta e inmutable. Sea por radiación o emanación, el Universo pasa de su subjetividad homogénea al primer plano de manifestación, existiendo, según se nos enseña, siete de éstos últimos; se va haciendo más material y denso en cada plano, hasta que alcance a éste, el nuestro, en el cual el único mundo aproximadamente conocido y comprendido por la Ciencia en su composición física, es el sistema planetario o solar".



4.         Del Egoísmo al Desinterés.

La Conciencia de Separatividad, o creencia de que estamos separados y desconectados de los demás seres y de la vida que hemos ido fortaleciendo desde tiempos remotos, a través de la lucha por la supervivencia y la competencia por la preeminencia sobre el prójimo, ha ido moldeando nuestros Vehículos de Expresión.

Afanándonos por esta existencia física que parece la única y real,  creando barreras ilusorias a través de religiones, países, ciudades, clanes, e instituciones sociales, nos hemos ido creando una identidad propia,  sumergida en nuestra individualidad, llevándonos lentamente a la condición psicológica de exiliados dentro de nuestro propio mundo interior. 

Cuando esa misma fuerza e impulso que nos ha impelido a sobrevivir, provoca en nosotros, el sentimiento interno de formar parte de un todo, la llamada interna nos va despertando a nuestra verdadera naturaleza, a percibir más ampliamente nuestra naturaleza interna.

La búsqueda de la Verdad, de la Justicia, de la Bondad y de la Libertad, movida por la Compasión y por la Piedad, nos empuja a dedicarnos hacia el servicio hacia los demás, hacia un sentimiento de participación solidaria.

En una primera etapa, percibimos en un cierto momento de nuestras vidas, la semejanza existente entre el dolor y la alegría. Comprendemos que aquellas cosas que a nosotros nos duelen, son las mismas que duelen los demás, y que aquellas cosas que nos son gratas, son a su vez gratificantes para todos los demás. Con el tiempo, se genera la Empatía que hace que nuestra Alma sea partícipe del dolor y de la alegría ajenas.

Esto nos conduce a volcar nuestra Voluntad en servir a los demás en pos de aquello llamado “Justicia” desde el punto de vista de los hombres.

Y cuando la Empatía transciende el género humano y  percibimos en lo más profundo de nuestro Ser la propia Unidad con todos los Seres, alcanzamos esa percepción interna que nos transmite saber el carácter artificial y temporal de las formas, del ardid con el que nos vestimos y nos desenvolvemos en el mundo. Retiramos las máscaras y descubrimos aquello que nos une profunda y esencialmente a la totalidad del Universo, generando una visión de Infinitud en la que comprendemos la unidad del Todo en el Uno. Y el juego de la vida deja de ser un juego, y lo que antes se justificaba como Amor y Odio termina por ser reemplazado por un gesto perenne de Bondad y Compasión hacia el Mundo, porque nos reconocemos en todo lo manifestado a nuestro alrededor, como un simple reflejo de nosotros mismos, pues nos reconocemos como la realidad única del universo, fuera del tiempo y del espacio, existiendo siempre en un intenso y eterno presente.

Por eso somos invulnerables, porque toda la emotividad de antaño ha sido transformada en Compasión hacia el Mundo. Es entonces cuando la paz se manifiesta, vayas donde vayas, hagas lo que hagas, la paz siempre sale a nuestro encuentro. De esta forma, nuestro corazón se abre con la intención de servir. Servir, olvidándose de uno mismo, sin pensar en la magnitud o fracaso, sin pedir nada a cambio. Mente y corazón abiertos.

También hay seres que sienten la inclinación del servicio, no hacia los demás, sino hacia sí mismos. Y es que el egoísmo se presenta de muchas y variadas  formas.

Servir está  de moda, viste bien colaborar en una ONG y presentarse a los demás como un corazón solidario. Da la sensación de poder y a veces se sirve a uno mismo, porque beneficia más al servidor que al servido. Sin embargo, y a pesar de todo se presta ayuda, y poco a poco iremos comprendiendo lo que significa servir, es decir, sacrificar nuestro tiempo, nuestras propias ideas, sabiduría, para trabajar sin apego. No es fácil ni sencillo servir de forma correcta.

El Maestro, a través de Krishnamurti, en el libro “A Los Pies del Maestro”, dice:

“Debéis distinguir entre el egoísmo y el desinterés, porque el egoísmo se presenta bajo muchas formas, y cuando creáis que al fin lo habéis destruido en algunos de sus aspectos, surge en otro tan fuerte como siempre. Pero gradualmente, el pensamiento de ayudar a los demás os irá animando y no habrá lugar, ni tiempo para pensar en vosotros mismos”.

Cuando hablamos del egoísmo tenemos que ser conscientes de que es una etapa por la que pasamos todos, el proceso es para todos por igual, no siendo igual la respuesta que cada uno de nosotros damos ante la llamada del alma que hace que nos preguntemos si nuestros pensamientos, palabras y obras son tan correctas como nosotros creemos, aquí cada uno da su respuesta particular, ignorando por completo la pregunta, prestándole atención y analizando para encontrar la respuesta más coherente.

Antes o después todos nos vamos acercando a la respuesta y nos vamos dando cuenta de que todos somos iguales, almas que tenemos que evolucionar y para ello transmutar el egoísmo en amor, en comprensión y en compasión. Cuando esto ocurre es que estamos desarrollando nuestra conciencia, estamos evolucionando y por lo tanto estamos saliendo del error y acercándonos a la Verdad.

Por encima de todo nos estamos acercando al origen y a la finalidad de la Vida, al Amor, una palabra que tanto tergiversamos y desvirtuamos.

Paso a paso iremos olvidándonos de nosotros mismos y centrarnos en la Unidad que somos y que conformamos entre toda la creación. Este es ya un paso muy importante porque cuando de verdad y desde lo más profundo de nuestro ser estamos concibiendo la Unidad, significa que vamos acercándonos a una etapa fundamental de nuestra vida, a la Intuición, que no llegamos a ella por ser tocados con una varita mágica, sino por un trabajo de estudio, conocimiento, discernimiento, discriminación, meditación y servicio, que es lo que verdaderamente nos conduce a la meta y a despojarnos de todo egoísmo y transmutarlo en Amor.

A propósito del Amor, transcribimos unas palabras de Alice A. Bailey:

"La creciente tendencia hacia el idealismo y la inclusividad es una tendencia hacia el amor-sabiduría. El hecho de que hoy los hombres apliquen mal esos ideales, empequeñezcan la visión, distorsionen la verdadera perspectiva de la meta y prostituyan la temprana comprensión de la belleza, para satisfacer deseos egoístas, no debe impedir que se comprenda que el espíritu del idealismo se está difundiendo por el mundo y no está confinado a grupos avanzados, o a uno o dos grandes intuitivos.

Las discusiones del hombre de la calle están actualmente relacionadas con alguna filosofía política, social, educativa o religiosa, basada en determinada escuela de idealismo... Se ha dado un gran paso hacia adelante... Lo que ayer era tema de intelectuales y filósofos, hoy es motivo de animada discusión en los restaurantes, trenes, o donde quiera que la gente se reúna, discuta o hable.

Reflexionen sobre sus implicaciones e investiguen cuál puede ser el resultado final de esta difundida capacidad de la mente humana para pensar en términos del Todo mayor y no sólo en términos de interés personal, y aplicar algunos sistemas de filosofía idealista a la vida práctica. Actualmente el hombre realiza ambas cosas."

Sobre el egoísmo Paramahansa Yogananda da una interesante visión que invita a la reflexión:

“La Ley de Servicio a los demás es secundaria, nace de la ley del propio interés y autopreservación. La auténtica razón que está detrás del mandamiento de las escrituras, Sirve a tus semejantes y Ama a tu prójimo como a ti mismo, es la ley del servicio, gracias a la cual los devotos expanden los límites de sí mismos”.

“Servir a los demás proporcionándoles ayuda económica, mental o moral, es encontrar autosatisfacción. Si todo el mundo supiera a ciencia cierta que sirviendo a los demás se perdería su alma, ¿lo harían? Si Jesús supiera que sacrificando su vida en el altar de la ignorancia, desagradaría a Dios, ¿hubiera actuado como lo hizo? No. Aunque Jesús tuvo que perder el cuerpo, sabía que era para ganar el favor de su Padre. Todos los mártires y santos hacen una buena inversión, emplean su pequeño cuerpo mortal para ganar vida inmortal. Hasta el mayor de los actos de sacrificio propio en el servicio a los demás, se hace con el pensamiento de uno mismo. Así pues, es lógico decir que el egoísmo supremo o el bien del Ser superior, es la meta de la vida, en vez de servir a los demás sin pensar en uno mismo.
La causa de las depresiones modernas”.

“No obstante, tenemos que distinguir entre tres tipos de egoísmo, malo, bueno y sagrado. El tipo malo es el del hombre que busca su propia comodidad destruyendo la comodidad de los demás. Hacerse rico a costa de la pérdida de los demás, es pecado. Las depresiones modernas están causadas por un egoísmo malo, que, en medio de la abundancia, conduce a la desigualdad en la prosperidad. El hombre de negocios que piensa y actúa sólo para sí mismo, sin tener en cuenta ni a sus clientes ni a quienes dependen de él, participa del mal egoísmo. Tal hombre actúa contra sus mejores intereses egoístas; con el tiempo sufrirá. El mal egoísmo oculta sus dañinos dientes de sufrimiento tras la apariencia de inocente seguridad que proporciona la comodidad y la ganancia. Disfrutar hiriendo los sentimientos de los demás con críticas, es otra forma de mal egoísmo. Estos placeres malévolos no conducen a ningún bien duradero”.

“El buen egoísmo conduce a la autoexpansión. El hombre de negocios que se ocupa de sus necesidades y las de su familia por medio de actos honestos, sanos, constructivos, está practicando un buen egoísmo. El buen egoísmo lleva a un hombre a buscar su propia comodidad, prosperidad y felicidad, pero también a hacer a los demás más prósperos y felices. A diferencia del mal egoísmo, que aísla a la persona y la cierra al resto de la humanidad, el buen egoísmo la expande y la hace entrar en el círculo de la hermandad. El buen egoísmo produce muchos frutos, devuelve el servicio prestado, produce autoexpansión, felicidad y solidaridad divina. Para evitar los peligros del mal egoísmo, una persona debería en primer lugar afianzarse en las formas del buen egoísmo, pensando en su familia y en aquellos a quienes sirve como parte de sí mismo. Una vez logrado esto, puede avanzar en la práctica del egoísmo sagrado (o desinterés, que es como se entiende generalmente este término), en el cual la persona ve todo el universo como si fuera ella misma”.

“Convertirse en el Yo de todos Ser sagradamente egoísta es buscar la felicidad en la alegría de los demás e intentar constantemente suplir las necesidades de grupos de personas cada vez mayores. Utilizando el buen juicio y la intuición, el hombre de egoísmo sagrado actúa sin expectativas y se ayuda a sí mismo, y a otras muchas personas, en la salud, el alimento, el trabajo, el éxito y la emancipación espiritual. Vive para amar a sus hermanos, pues sabe que todos somos hijos de un único Dios. El hombre de egoísmo sagrado asume el sufrimiento de los demás para liberarles de sufrimientos mayores. Escoge deliberadamente todas sus pérdidas terrenales por el bien de los demás y para su propia ganancia final. Todo su egoísmo es sagrado, pues siempre que piensa en sí mismo, piensa, no en el pequeño cuerpo y la pequeña mente tal como se entienden de ordinario, sino en las necesidades de todos los cuerpos y mentes que están en su radio de influencia. Cuando hace algo para sí mismo, sólo puede hacer lo que es bueno para todos. El hombre de egoísmo sagrado se convierte en la mente y el sentimiento de todas las criaturas y su “yo” se convierte en el Yo de todos. Aquel cuyo cuerpo y miembros son toda la humanidad y todas las criaturas, siente el Espíritu universal que todo lo penetra como a sí mismo”.

“El altar de la bondad absolutamente expansiva El egoísmo bueno y el egoísmo sagrado nos ponen en contacto con Dios, descansando en el altar de la bondad absolutamente expansiva. Quienes comprenden esta verdad, trabajan conscientemente sólo para agradar al Dios de paz interior que lo dirige todo".

“El objetivo del servicio como la propia palabra indica, es servir a los demás con olvido de nosotros mismos. Naturalmente que esto no se consigue de repente, sino con esfuerzo y sacrificio constante. Si nosotros no crecemos no podemos ayudar a los demás, pero teniendo gran cuidado de no llegar al orgullo espiritual, que también existe”.

“Todos nos estamos sirviendo incluyendo los subreinos mineral, vegetal y animal, pero con una diferencia, que el hombre tiene mente y alma individual que le exige una mayor responsabilidad y entrega”.

Sobre el servicio, el Maestro Tibetano, en el libro Cartas Sobre Meditación Ocultista, hace la siguiente observación:

"¿Cuál debe ser la actitud después de una acción de servicio?

• Total Desapasionamiento.
• Completo Olvido de sí mismo.
• Y Absoluta Dedicación al siguiente paso a dar.

Servidor Perfecto, es quien hace todo cuanto es capaz para cumplir con lo que cree que es la voluntad del Maestro y el trabajo que debe realizar en colaboración con el plan de Dios. Luego, habiendo hecho su parte, prosigue su trabajo sin preocuparse del resultado de su acción. Sabe que ojos más sabios que los suyos ven el fin desde el principio; que una percepción interna más profunda y amorosa que la suya, valoriza los frutos de su servicio y que un juicio más profundo que el suyo comprueba la fuerza y la magnitud de la vibración establecida, ajustando la fuerza de acuerdo al móvil. No se envanece por lo que ha hecho, ni se siente indebidamente deprimido por lo que no ha realizado. Hace en todo momento lo mejor que puede y no pierde tiempo en contemplación retrospectiva, sino que sigue adelante persistentemente, hacia el desempeño del siguiente deber.

Cavilar sobre las acciones pasadas y pensar retrospectivamente sobre las antiguas realizaciones, es contrario a la evolución, pues el servidor procura trabajar con la ley de evolución. Esto es algo importante que se debe tener en cuenta.


El servidor inteligente, después de la acción, no se preocupa de lo que dicen sus compañeros    servidores, con tal que sus superiores (sean individuos encarnados, o los Grandes Seres mismos) estén satisfechos o guarden silencio; despreocupándose por el resultado inesperada si lealmente hizo lo mejor que sabía. Tampoco le interesa el reproche ni la desaprobación mientras su yo interno permanece sereno y su conciencia no lo acusa. No se preocupa si pierde amigos, parientes, hijos, la popularidad de que antes disfrutaba o la aprobación de los colaboradores que lo rodean, con tal de no perder el sentido interno de contacto con Quienes guían y dirigen. No se queja si aparentemente trabaja en tinieblas y si es consciente del poco resultado de su trabajo, con tal que la luz interna se intensifique y su conciencia no tenga nada que reprocharle."


El Desinterés debe ser la base sobre la que se sustente tanto el servicio, como cualquier actividad interna o externa en favor de la evolución. El desinterés, es el componente impersonal que surge cuando se practica el bien hacia los demás sin mirar ningún tipo de recompensa o reconocimiento personal, dando y aportando parte de tu tiempo y de tu bienestar de forma altruista, a veces con sacrificio.

El Egoísmo es todo aquello que identifica nuestro yo personal con el objeto de nuestra consideración. Sólo la comprensión y la práctica de la Unidad permite Amar y ser Desinteresado, y por tanto dejar de ser así Egoísta.


Meditando en el Corazón se consigue trascender la Mente y alcanzar Buddhi, la Iluminación, y de esta forma, llegar a comprender y a practicar correctamente el Amor, abandonando por tanto de esta forma, el Egoísmo, que es parte de la forma más material del ser humano, y por tanto, incapacita para el Discernimiento. Pero llegará un momento, en que surgirá el Desinterés, y su desarrollo y práctica, llevará a erradicar el Egoísmo. Por desgracia, el Egoísmo es, ha sido y seguirá siendo una herramienta de la que se vale la humanidad en su evolución.

En ocasiones, quienes ocultamente dirigen a la humanidad, se valen de las intenciones Egoístas de algunos seres para conseguir que se produzcan ciertos resultados en la Tierra.

El Egoísmo que se puede utilizar en multitud de ocasiones, a veces se presenta de forma muy sutil difícil de localizar, incluidos los asuntos espirituales, es muy peligroso y por supuesto no nos permite discernir ni discriminar en su más correcto sentido que es descubrir la Verdad.5.     De la Ignorancia a la Sabiduría.
¿Qué es Discernir?. Cuando al hombre se le presentan en plano físico de la existencia, dos opciones, sean del tipo que sean, debe de elegir siempre una de las dos. Elegirá la que mejor esté de acuerdo según su Conocimiento y de su estado evolutivo en el que se encuentre en ese momento.

El Conocimiento es el principio del camino que nos conduce al Discernimiento. Para Conocer empleamos la Mente, y dependiendo de la polarización o condicionamiento de la Mente hacia aquello en lo que hay que Discernir, así será el resultado de la acción elegida.
La base del correcto Discernimiento está en la Mente, en su correcta polarización, según esté enfocada, bien en lo irreal y mundano, o bien en lo real e imperecedero. Para Discernir entre la Personalidad y la Individualidad empleamos también la Mente. Y por medio de la Mente llegamos a Conocer, porque el Conocimiento nos libera poco a poco del error, y a través de la ascensión por los diferentes peldaños del Conocimiento, llegamos a la Sabiduría.

La Mente, como herramienta, es el perfecto intermediario entre el yo personal y el Yo Espiritual, es la que nos descubre y hace ver la diferencia de lo que es Irreal y lo que es Real. La Mente, correctamente utilizada, es el medio que nos catapulta desde los Planos Físico y Astral de la ilusión y de lo irreal, hasta el Plano Budico, de lo Real, de la Sabiduría y del Amor, y a continuación, nos conecta y nos despierta en la esencia espiritual de nuestra Triada Superior. El Discernimiento es una cualidad del Ser, que nos hace ver, entender, y comprender internamente, la diferencia:

Entre Ser y Tener.

Entre lo Real y lo Irreal.

Entre lo Verdadero y lo Falso.

Entre la Personalidad y la Individualidad.

El Discernimiento, es una cualidad importante y necesaria para nuestra evolución, porque desaloja, acaba, y pone fin a la Ignorancia de nuestras vidas, y porque elimina el velo que nos impide ver la Realidad en este mundo de sombras, de espejismos y de ilusión en el que vivimos.

Desde la más profunda Ignorancia hasta la más excelsa Sabiduría, lo que nos conduce a la Iluminación, es la eliminación total de cualquier tipo de reconocimiento, de gratificación o de interés hacia nuestro yo personal, es decir, de que nuestros pensamientos, emociones, sentimientos, y acciones, puedan brillar intensamente a través del Desinterés y el Amor, puestos en nuestra diaria labor de Servicio, hacia cualquier Ser o Conciencia, que el Destino ponga en nuestras Vidas.

Krishnamurti, sobre la gratificación e interés personal, dice que:

“Nosotros escuchamos con esperanza y con miedo, buscamos la luz de otro, pero no estamos pasivamente alerta a fin de poder comprender. Si el liberado parece satisfacer nuestros deseos, lo aceptamos, si no, continuamos buscando a alguien que lo haga, esto es lo que ansía la mayoría de nosotros, la gratificación en diferentes niveles. Lo importante no es cómo reconocer a alguien que está liberado, sino cómo comprendernos a nosotros mismos. Ninguna autoridad, ni aquí ni en el más allá, puede darle a uno el conocimiento de sí mismo. Sin ese conocimiento propio no es posible liberarse de la ignorancia, del dolor”.

Aceptar la Ignorancia para obtener Sabiduría, es una actividad integral de transmutación, de subyugar las pasiones y deseos a través del Desapasionamiento y el Amor Incondicional. Para hacer el tránsito de la Ignorancia a la Sabiduría, hay que transmutar el Poder, la Fuerza y la Voluntad de la Personalidad (de sus pasiones y de sus gratificaciones, que crean dependencia y subyugación hacia la materia), para lograr que se fusionen con el Atma-Buddhi-Manas de la Tríada Espiritual (Fuerza, Poder y Voluntad de ser y de realizar), y por tanto con el Yo Superior.

Sobre la Ignorancia, el señor BUDA dijo:

“La RAÍZ de todo MAL es la IGNORANCIA,
y de que todo sufrimiento viene de ella”.
"Disipad la Ignorancia, volved Sabios a los hombres,
y entonces todas las dificultades se desvanecerán".

En profunda confusión se ve sometido el hombre, y lo que es peor, ni siquiera es consciente de ese profundo aturdimiento, y eso es debido a que el ser humano no está Despierto, ya que incluso, cuando decimos que estamos despiertos, en nuestros quehaceres cotidianos, la mayoría del tiempo lo pasamos "dormidos", en fantasías e ilusiones imaginarias, en mundos irreales creyendo que somos este o aquel personaje de ficción, viviendo en el pasado e intentando cambiarlo en nuestras mentes, o proyectando continuamente el futuro, y esperando, curiosamente, siempre algo. Y esto es triste, porque de las 24 h. del día ¿cuántas horas realmente estamos despiertos?, ¿cuánto tiempo estamos conscientes, atentos a lo que está ocurriendo en el AQUÍ y AHORA?, experimentando feliz y plenamente “el eterno instante”. En el mejor de los casos, podríamos decir que unos 5 segundos más o menos. Cómo queremos, por lo tanto, ni tan siquiera pensar que nos conocemos a nosotros mismos, si ni siquiera sabemos quiénes somos, ni comprendemos qué hacemos aquí en este mundo, ni si existe vida después de él, y en que en la mayoría de los casos, ni tan siquiera se intenta investigar dicha ignorancia fundamental.

Cada cual crea su propia teoría, y vive en su propio mundo particular, en su propio Sueño de la vida. El “Despertar” ciertamente es necesario, pero para ello hace falta oxígeno para el alma, y ese día sólo llegará cuando sinceramente se empiece a trabajar sobre sí mismos, cuando empecemos a quitarnos los velos de la ilusión y de los espejismos que hemos forjado durante muchas vidas, sólo entonces empezaremos a despertar de verdad y a ser felices.

El conocimiento esotérico y su correspondiente trabajo interno, hace que nuestro subconsciente sea consciente, y a utilizarlo correctamente, y como resultado, hace aflorar en nosotros todo nuestro verdadero potencial interior, enseñándonos a encontrar las claves para ILUMINAR esas zonas oscuras de nuestro ser, convirtiéndolas en una Casa Iluminada, y en armonía con el Universo. Ese es el camino esotérico y los GRANDES MAESTROS e Iniciados del mundo nos lo han mostrado. Ese es el “Camino estrecho y angosto” del que nos hablaba el Cristo en los evangelios, por el que todos algún día deberemos pasar por él.

Sobre la Ignorancia el Maestro Tibetano dice que: "Un misterio sólo se mantiene como tal, cuando prevalecen la ignorancia y la incredulidad. No existe misterio donde hay conocimiento y fe."

Y H.P.B., añade que:

"El egoísmo es el primogénito de la Ignorancia y el fruto de la enseñanza según la cual, por cada recién nacido se crea una nueva alma, separada y distinta del Alma Universal”.

Es el Egoísmo, la pared inexpugnable entre el Ser personal y la Verdad, la madre prolífica de todos los vicios humanos, la mentira, que nace de la necesidad de disimular, y de la hipocresía que procede del deseo de encubrir la mentira. El Egoísmo, es el hongo que crece y se refuerza con la edad en cada corazón humano en el cual ha devorado todos los mejores sentimientos.

El Egoísmo mata todo impulso noble en nuestras naturalezas y es la deidad que no teme, por parte de sus acólitos, la falta de fe o la deserción. Por lo tanto, vemos que reina supremo en el mundo y en la llamada sociedad de rango. Consecuentemente, vivimos, nos movemos y existimos en esta deidad de la oscuridad bajo su aspecto trinitario de Engaño, Hipocresía y Falsedad, llamado "RESPETABILIDAD."

Para terminar con todo este proceso de ilusión y de engaño, la mente debe convertirse en un espejo limpio y nítido, donde se reflejan fielmente todos nuestros  pensamientos, sentimientos y acontecimientos, ante los ojos de nuestra conciencia.

El problema más importante que surge en el proceso de control mental, es enfocar la mente hacia aquello que es de nuestro interés superior y trascendente y no como casi siempre, lo relacionado con nuestra personalidad y nuestro yo inferior.

La ignorancia es la ausencia de conocimiento superior y de sabiduría, para eliminar esta ignorancia, y poco a poco alcanzar la sabiduría, se requiere la práctica de la meditación y del estudio de las Leyes de la Naturaleza aplicadas a nosotros mismos y nuestro entorno, sólo así, podemos alcanzar una parte de la Realidad Trascendente, y de la Sabiduría.

Otra forma de alcanzar la sabiduría, es la de leer o escuchar a seres que ya han alcanzado este nivel de la etapa humana, para que a través de sus enseñanzas y ejemplo, nos ayuden en este camino de perfeccionamiento y espiritualidad en el que estamos inmersos. Alcanzar la Sabiduría desde la Ignorancia no es sólo una tarea Mental, es un Camino que se realiza esencialmente a través del Amor Incondicional, una Cualidad y Virtud que reside en el Corazón. Es precisamente desde el Corazón, por estar íntimamente conectado con Buddhi, por donde se puede alcanzar plenamente la  Sabiduría.

El Amor Incondicional, el Amor Auténtico, solo lo manifestaremos en la medida que evolucionemos y nos perfeccionemos, y es por esto que en la 4ª Iniciación, cuando ya hemos construido el Antakarana, los 7 Rayos que hemos ido experimentando a través de las vidas, se sintetizarán en uno solo, en el 2º de Amor – Sabiduría. Por lo que es lógico pensar, que a ese Amor Puro y Auténtico, no llegamos sin antes haber alcanzado la perfección.

Nuestra ignorancia es responsable de que no seamos capaces de reconocer la verdad. A través de la ignorancia el hombre crea en su mente una ilusión respecto de lo que no existe realmente, la creación de algo que no existe realmente implica olvidarse de lo que realmente existe, y en ambas cosas el hombre experimenta la ilusión. Solo aquellos que logren familiarizarse y ser expertos en el conocimiento de la Verdad podrán lograr la liberarse de la ignorancia.


6.           Discernimiento.

Sobre el Discernimiento, en la Estancia II del Bhagavad Gita, Krishna, dice que:

“El Discernimiento se encuentra completamente vinculado a Buddhi, pero para que aflore de manera directa en nuestra efímera existencia, hemos que haber alcanzado ciertas cualidades, y desechado determinados defectos. De este modo, quien lo haya logrado tiene acceso a los infinitos estados de conciencia que forman el Universo, los cuales se encuentran fundidos con el Yo Superior que está identificado con la Vida Una, o sea la única Verdad”.

Una vez identificado este Supremo Fin, los defectos a erradicar de nosotros son prácticamente innumerables. De hecho, nuestra hazaña ha de comenzar con desechar la Riqueza y el Poder, ambos especialmente atractivos para la mente, que la tornan y subyugan completamente, sin posibilidad de dar cabida a los Goces del Espíritu. Seguidamente debemos huir de la Inacción, procurando atender solamente a las acciones que debemos cumplir, y no a los resultados de recompensa o ventajas que de ellas se puedan derivar, renunciando a cualquier tipo de apego, y manteniendo la serenidad tanto si hemos logrado nuestros objetivos como si no.
Profundizando más en la caída en espiral que proporciona el Apego a los sentidos, nos encontramos con que la avidez de los Objetos y Deseos genera Ilusión y Espejismo, que nos conducen por caminos tortuosos que dificultan en gran medida alcanzar la cima del Discernimiento. O por el contrario, la pérdida del Discernimiento, si es que ya en alguna medida, lo habíamos adquirido, perdemos también esa Paz Interna y esa Unión con el Supremo. Para quien no se encuentra en Equilibrio y en Armonía, no puede existir la Razón Pura, ni Concentración, eclipsándose la Paz y, por tanto, la Felicidad, sin hablar del Conocimiento, totalmente inexistente en tal estado. Como solución a esta vorágine de problemas contamos con la  Meditación, mediante la cual logramos el Equilibrio que nos permite contactar con el Yo Superior, y por tanto con la Vida Una.

Hay que considerar y tener presente, que la meta de la evolución del hombre común en los tres mundos que mora (físico, emocional y mental), consiste en alinear su triple personalidad con el cuerpo egoico y convertirse en el Uno, Es decir, aunar sintonizar las vibraciones de los Vehículos Inferiores con la Frecuencia Suprema del Yo Superior,  formando una conexión recta y vertical (por explicarlo de alguna manera). De tal forma, que el propósito de esta sincronización en cada existencia, es la de que al finalizar la Vida y existencia de la Personalidad en el Plano Físico, esta Cohesión y Unificación Material y Espiritual sea cada vez completa y más firme. Una vez que el hombre empieza su andadura por el Sendero, la meta consiste en fusionar el Cuaternario de la Personalidad en el Triángulo Divino (Atma, Buddhi y Manas) de la Tríada Espiritual. El que ha alcanzado esta fusión, alcanza el estado de Maestro de Compasión y Sabiduría.

Cada vida tiende a adquirir una mayor estabilidad, pero es difícil encontrar a la triple personalidad alineada con la conciencia causal, hecho que ocurre de manera momentánea cuando una persona se encuentra en una elevada aspiración y con fines altruistas. En estas circunstancias, lo superior y lo inferior forman una línea recta, aunque desgraciadamente, las violentas vibraciones e inquietudes fluctuantes provocan que el cuerpo emocional esté desalineado de manera frecuente. Sin embargo, cuando esto no ocurre, el mental es el que obstruye la citada alineación, impidiendo que la influencia superior alcance el cerebro físico. Como se puede dilucidar, el hecho de la alineación es un estado que requiere mucho esfuerzo y paciencia, siendo necesarias muchas vidas para tranquilizar el cuerpo emocional y crear un cuerpo mental que actúe como filtro y no como obstrucción. Aun así, y una vez conseguido todo lo anterior, se sigue requiriendo una gran disciplina, esfuerzo y también muchas vidas para conseguir que todos estén alineados a la vez.

Resumiendo, tenemos que en nuestro actual estado de evolución, desechar un sinfín de defectos, los cuales nos conducen hacia una caída en espiral hacia las sensaciones y apegos de la materia. Para eludir y superar esas adicciones, contamos con la meditación, y a través de fijar nuestra atención en el Corazón, en ese especial estado meditativo, unirnos con Buddhi y por tanto con el Discernimiento, y de esta manera, alinear y sincronizar nuestros tres vehículos inferiores con la Vida Una. La Vida Una incluye todo, está en todo, y sin Ella no hay nada. Desconocemos lo que es la Vida Una, pero el Discernimiento nos ayuda a identificarnos con Ella.

“Utiliza el Poder de tu Voluntad,
y que la Bendición de la Verdad,
y de la Divina Presencia de El,
el Inescrutable, esté sobre ti,
y te ayude así a Despertar la Intuición”.

Maestro Serapis


































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