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sábado, 28 de diciembre de 2013

LA LEY DEL KARMA (Angel Martín Velayos C…R…C…)



LA LEY DEL KARMA   (Angel Martín Velayos C…R…C…)
Imperator de la Orden Rosacruz



Fratres y Sorores

Una de las cuestiones que más han preocupado al género humano es la de la justicia divina, y el por qué de las desigualdades en la vida.

¿Como es posible, y bajo que punto de vista de igualdad y justicia, que algunas personas gocen de todo aquello que es bueno en la vida mientras que otras carecen de lo más necesario?

¿Como es posible que para algunas personas todo sea felicidad mientras que para otras solo existe el sufrimiento?

¿Cual es la razón de ser del gozo, y cual la del pesar?

¿Por qué hay quien vive una vida larga, independientemente de que esta sea fructífera o no, mientras que hay niños que solo viven unos pocos minutos o unas pocas horas?

Estas y muchas otras son las preguntas que, a menudo, nos hacemos cuando queremos desentrañar el misterio de la vida, martillean nuestra mente para encontrar una explicación que satisfaga nuestro deseo natural de saber.

A lo largo de la historia de la humanidad, y muy especialmente entre las religiones occidentales, se han desarrollado una serie de teorías que tratan de explicar el tema de la justicia divina, y el porqué de las desigualdades entre los seres humanos.

Repasemos algunas de esa teorías para ver si nos pueden aportar luz, o solamente son un intento humano de explicar una realidad cósmica que, lejos de explicar, lo que hacen es confundir y dar la sensación de que el Cosmos no está hecho de una manera equilibrada, y armoniosa, y que su Creador es un Ser caprichoso e injusto.

La primera teoría, muy extendida entre las religiones de origen semítico, como el cristianismo, nos dice que «Dios es el que decide, por su propia voluntad, nuestra felicidad o nuestro dolor, lo largo de nuestra vida, y las circunstancias en las que vivimos»

Esta teoría, o dogma, nos presenta a un dios caprichoso que da a los hombres según le place.

Esta teoría ha dado como resultado muchas prácticas supersticiosas que tratan de aplacar las iras y caprichos de ese dios. Entre estas prácticas están los sacrificios, más o menos incruentos que sirven, según quienes los hacen, para agradar al Creador.

Es muy curioso constatar que, entre los seguidores de este dogma, existe la creencia de que se puede negociar con Dios sus favores, e incluso que se le puede chantajear. Por ejemplo: cuando una persona que necesita ayuda, o algo, dice: «Dios mío, si me concedes tal o cual cosa haré esto a aquello». Este cambalache ridículo diría poco en favor del poder y de la misericordia de Dios.

Otra teoría, que en cierto modo tiene puntos de conexión con la anterior, dice que hay una lucha constante entre los poderes del bien - Dios - y los del mal - Su antagonista, llámese Satanás, Arrimanes, Set, Plutón, o como lo hayan denominado diferentes civilizaciones - y en este dogma se nos indica, presentando a un Dios débil que debe enfrentarse a una potencia equivalente a la suya, que el mal, encarnado por cualquiera de los anteriores personajes, puede casarnos dolor y desgracia sumergiéndonos en el mundo de las tinieblas.

Lo mismo que en el dogma anterior, pensar en algo que pueda enfrentarse al poder de Dios que es todo bondad, justicia, equidad, amor, etc. es tan ridículo que no merece la pena ser considerado por un auténtico pensador.

Hay otro tipo de teorías, sobre todo de carácter científico, que nos dicen que el origen y causa de nuestra felicidad y nuestro infortunio es la herencia genética y fruto, en muchos casos, de la casualidad.

Si observamos el equilibrio y armonía creadora del Universo, en el que todo está relacionado y todo obedece a leyes y causas determinadas, no podemos admitir que el resultado de nuestra vida sea fruto de la casualidad, o la improvisación cósmica.

Al observar la vida, y sus efectos sobre nosotros, no podemos contemplar al Ser Humano como un cuerpo solamente que se manifiesta porque si. El Ser Humano es un ser consciente, que piensa y que actúa movido por sus pensamientos, por sus emociones, y por impulsos más sutiles de índole espiritual.

Esa es la clave que nos puede conducir al conocimiento de una Ley «oculta» que nos conduzca a la explicación de nuestra vida y a la comprensión de la aparente injusticia de la vida, haciéndonos comprender que, lejos de ello, todo obedece a Leyes justas y ordenadas puestas en acción, al principio, por la mente del Creador.

Antes que nada debemos llegar a la comprensión de que la vida, lo mismo que todo lo que existe en el Universo, es eterna, y que por medio de ella el Hombre llega a tomar consciencia del medio en el que se desenvuelve, de sí mismo, y de la Realidad Absoluta -el mundo espiritual y sus leyes- y del mismo Creador.

Pero la vida, lo mismo que todo lo demás, tiene una doble manifestación; tiene un periodo de actividad y otro de descanso, lo mismo que se manifiesta en la naturaleza como día y noche, positivo y negativo, ciclos naturales etc.

Esos periodos de actividad los hemos venido en llamar, indebidamente, vida y muerte.

Si partimos de la base de la eternidad de la vida, el periodo llamado muerte no es otra cosa que un periodo en el que la vida no se manifiesta en el plano terrenal, pero no por ello está perdida, sino solo ausente de la manifestación física.

De la misma manera en que a la noche le sucede el día, para volver a la noche y luego de nuevo el día, el Hombre nace y muere para volver de nuevo a nacer y manifestarse continuamente.

Nos referimos, naturalmente, a lo que se denomina la reencarnación - tema del que nos ocuparemos más extensamente en otro mensaje - que no es, en modo alguno, ninguna de las teorías, más o menos peregrinas, que se han divulgado, en muchos casos, con ánimo de ocultar su verdadero significado.

Esta es la única teoría que puede explicar la justicia divina; la oportunidad que se nos concede de vivir muchas vidas nos permite gustar de todas las sensaciones, vivencias, sentimientos, y situaciones en un plano de igualdad con todos los demás.

Pero la reencarnación, cuyo propósito es el de poder vivir todas la experiencias posibles en el plano material, tiene sus propias Leyes que se ajustan a todas las otras leyes divinas.

Hay, fundamentalmente, una Ley que equilibra, ajusta y compensa; que tiene una gran influencia sobre el Hombre, y sobre todo el Universo, y sobre la que influye el Hombre con sus pensamientos y acciones.

La ley a la cual nos referimos se denomina la ley del Karma, y se utiliza ese nombre porque su etimología de origen sánscrito, la define perfectamente.

La palabra Karma deriva de dos palabras del idioma sánscrito, o samskrta, que juntas se pronuncian KARMAN.

La raíz KAR venía a significar, en la antigüedad, la aplicación del poder creador por el hombre. La raíz MAN significa «pensador».

Si unimos dichas raíces para formar la palabra KARMAN, o KARMA que es como se pronuncia en español, el significado que encontraremos es el de «La acción y reacción de la voluntad humana sobre el pensador - o el Hombre - mismo.

En muchas ocasiones, sobre todo en la actualidad en que el esoterismo se ha vulgarizado, escuchamos muchos significados y teorías particulares, la mayor parte peregrinas y excéntricas, aunque sorprendentemente admitidas, sobre la ley del Karma.

Es curioso constatar que, en la mayor parte de esas explicaciones se hace referencia al Karma como una ley de premio y castigo, particularmente de castigo, y en varias ocasiones hemos tenido la ocasión de oír frases como: «Le va a caer un Karma encima» o «Padece un gran Karma».

La ley del Karma no es una ley personalista de premio o castigo; pensarlo así es caer en las mismas teorías ridículas que habíamos analizado antes, sino una ley IMPERSONAL de equilibrio y justicia.
La ley del Karma es una ley por medio de la cual, por la compensación adecuada de nuestros actos, pensamientos, e intenciones, podemos tomar consciencia de la armonía universal.

Cuando el Ser Humano se encuentra en armonía con el Cósmico, el resultado es equilibrio, salud, paz, armonía, etc. Si sale de ese equilibrio el resultado será infelicidad, enfermedad, etc.

Al sentir los efectos de la Ley del Karma, o de compensación, sobre nosotros, tenemos la oportunidad de ajustar perfectamente con la armonía cósmica. Cuando acertamos sentiremos su compensación positiva y, en consecuencia, sabremos como debemos proceder o pensar para permanecer en ella. Cuando nos equivocamos sea por ignorancia, mala intención, u otra circunstancia, sentiremos sus efectos negativos en nosotros por lo que podremos determinar aquello que no debemos hacer.

Ténganse en cuenta que la Ley del Karma exige una compensación justa y completa de todas nuestras vidas pasadas, la presente, y las que podamos vivir. El tiempo en el que se producirá la compensación será el más adecuado, en esta o en otras vidas, para que podamos aprender la lección que nos depara el efecto kármico (lo cual es otra muestra de justicia y de misericordia divina).
Pero tengamos en cuenta que de la misma manera que podemos producir un efecto que generará una compensación kármica, si dicho efecto es negativo lo podemos neutralizar, cuando tenemos consciencia de ello, por medio de actos de naturaleza positiva que puedan compensar adecuadamente las causas que generaron esa manifestación.

Una cosa que tenemos que tener presente es que la valoración de nuestros actos, pensamientos, e intenciones, es muy diferente bajo el punto de vista cósmico que bajo el humano.

Por ejemplo: Desde el punto de vista cósmico tiene más valor el pequeño donativo que, a una institución benéfica, hace una persona a quien le cuesta un enorme esfuerzo porque su economía es humilde, que el gran donativo que hace una persona a quien le sobran los millones y para quien nada significa desprenderse de una pequeña parte de su capital, aunque los dos sean positivos.

También el Karma tiene efecto por acción y por omisión, es decir: el bien que pudiendo hacerse se hace produce un karma de acción, pero el bien que pudiendo hacerse no se hace provoca un efecto kármico por omisión. Lo mismo puede decirse de los actos de naturaleza negativa.

En el Quinto Grado de nuestra Orden Venerable estudiamos ampliamente la Ley del Karma y la de la Reencarnación, pero estamos seguros que, tras esta breve explicación, podemos comprender que nuestra vida, y el Universo, están regidos por leyes verdaderamente justas y equilibradas.
Que la Paz Profunda more en sus corazones.


viernes, 27 de diciembre de 2013

LA INICIACION ESPIRITUAL DEL HOMBRE (VBA)



LA INICIACION ESPIRITUAL DEL HOMBRE  (VBA)



La expansión de conciencia en el reino humano, téc­nicamente descrita como “Iniciación espiritual", es el mayor de los misterios de SHAMBALLA y lleva –tal como puede leerse en EL LIBRO DE LOS INICIADOS­– “...el Sello del propio Dios..." Es la culminación de un vasto plan planetario dentro del cual ha de ser evidencia­da la verdad contenida en los textos bíblicos: "el Hom­bre es hecho a imagen y semejanza del Creador". Todo cuanto vayamos estudiando acerca del proceso iniciático estará inmerso, por lo tanto, en la intención del Logos planetario de ser conciente a través de los seres humanos, de la gloria infinita de Su propia creación en la vida de la Naturaleza, pues por sus peculiares características den­tro de este séptuple esquema planetario, el cuarto reino humano, ocupa el centro místico de la evolución, estan­do situado entre los tres reinos superiores, el divino o solar, el espiritual o planetario y el superhumano, y los tres inferiores, el animal, el vegetal y el mineral.

Pero, antes de emprender el estudio de la actividad iniciática que se realiza en el Centro de SHAMBALLA, deberíamos considerar los métodos preliminares, o pre­paratorios a que han de sujetarse aquellos hijos de los hombres que anhelan ardientemente convertirse en Hi­jos de Dios. Resumiremos brevemente el proceso preli­minar que precede a la Iniciación espiritual de los Hi­jos de los Hombres, en las tres siguientes etapas:

1.      De OBSERVACION en el AULA DE LA IGNO­RANCIA o del APRENDIZAJE, cualificando la etapa del Aspirante espiritual.

2.      De ACEPTACIÓN en el Aula del CONOCIMIEN­TO, que cualifica la etapa del Discípulo.

3.      De VINCULACION en el Aula de la Sabiduría, que determina la etapa del Iniciado.

En la etapa inicial, definida ocultamente como de preparación mística, el aspirante espiritual se halla sujeto a la atenta observación y vigilancia de algún cualificado discípulo perteneciente a determinado Ashrama de la Jerarquía espiritual del planeta, con la misión de infor­mar periódicamente al Maestro que es Guía y Mentor espiritual del mismo, de los progresos espirituales observa­dos en la vida de aquel aspirante.

Si el aspirante demuestra voluntad, persistencia y anhelos de servicio, se le acepta entonces en un Ashrama, el que kármicamente le corresponde en razón de su Rayo y allí, en contacto con el Maestro que constituye un po­deroso Centro de Poder espiritual, aprende ciertos aspec­tos definidos de la vida interna o espiritual, los cuales, una vez que han sido convenientemente asimilados y convertidos en experiencia personal, le permitirán acceder a las dos Iniciaciones preliminares, llamadas "menores”, que le introducirán en ciertos misterios de orden rela­tivos pero que constituirán las Puertas de entrada al Aula de la Sabiduría, donde "se agitan gozosos" –tal como dice la tradición hermética– los Misterios mayores.

Vamos a examinar ante todo estas dos Iniciacio­nes menores. Son la antesala –si podemos decirlo así­– de las iniciaciones mayores, esotéricamente descritas como jerárquicas. Suelen impartirse en grupo y en el interior de alguna de aquellas misteriosas estancias a las que hicimos anteriormente referencia, al comentar sobre el contenido histórico y espiritual de la séptima Esfera de SHAMBALLA.

Puede suceder, sin embargo, que por razones espe­ciales que sólo conoce el Maestro, estas dos iniciaciones las reciba el discípulo en forma individual,

La estancia iniciática a la que hacemos referencia se encuentra profusamente iluminada por la luz eté­rica que corresponde a aquel definido nivel. Hay en el centro de la misma una especie de altar de finísimo cris­tal de roca que descompone la luz etérica en polícromas irisaciones que le prestan a la estancia un mágico e in­decible encanto. En el momento de impartirse la inicia­ción se hallan presentes tres Adeptos de la Jerarquía; uno de Ellos de categoría espiritual equivalente a la de CHOHAN, ocupa el centro del altar y empuña un Cetro de poder de brillante y desconocido metal, que despide áureos resplandores y lleva en su extremo superior un grueso rubí labrado en forma de punta de lanza. Los otros dos Adeptos se sitúan uno a cada lado del discí­pulo a ser iniciado –si se trata de una iniciación de ca­rácter individual– o a ambos extremos del grupo, si la iniciación tiene carácter grupal. En tal caso, el grupo adopta la forma de un semicírculo alrededor del altar, de manera que en el centro queda el Maestro Hierofante y a cada lado del grupo los dos Maestros que actúan como Padrinos de los discípulos que van a recibir la ini­ciación.

La ceremonia que se realiza es muy parecida –ya que la analogía rige ocultamente todo el proceso ini­ciático – a las que tienen lugar en las Iniciaciones mayo­res o jerárquicas; lo único que difiere sensiblemente entre unas y otras es la intensidad y cualidad ígnea de la energía que surge del Cetro de Poder. En todo tipo de Iniciación, mayor o menor, la regla esotérica se basa en la fórmula mística "...cada cual ha de recibir según sea su medida".

En el momento estelar o cumbre de estas Iniciaciones menores, el Hierofante eleva Su Cetro hacia lo Alto y pronuncia la fórmula mágica o mantrámica: "¿SEÑOR, HAGO ESTO EN TU NOMBRE?" Se abren entonces los éteres ambientales y como prueba de aquiescencia, aparece fúlgida y brillante encima del Hierofante, la es­trella mística de cinco puntas de un intenso y brillante color azul índigo del BODHISATTVA, el Instructor del Mundo, Maestro de Maestros, de Ángeles y de Hom­bres, Quien es el Representante del SEÑOR DEL MUN­DO, el INICIADOR UNICO del planeta; son estas dos Iniciaciones menores y las dos próximas Iniciaciones, de carácter Mayor o jerárquicas las que constituyen las Puertas de Entrada dentro de la corriente de Vida espi­ritual de la Gran Fraternidad Blanca de la Tierra.

Suelen asistir a estas Iniciaciones menores numero­sos discípulos de los Ashramas de los Maestros, que han sido especialmente invitados a estas ceremonias. Además, un grupo específico de Devas superiores del mismo Rayo del candidato o candidatos, algunos Iniciados de la Je­rarquía espiritual que aportan Su concurso y colabo­ración a aquella ceremonia jerárquica de "preparación para los Misterios mayores” y los tres Maestros anterior­mente descriptos. En todo caso, el poder de SHAMBALLA se halla omnipresente en todas y cada una de las fases de aquel ritual mágico, flotando como mística esencia de fuego dentro del recinto iniciático.

Una vez recibidas estas dos iniciaciones menores o preliminares, podrá penetrar el discípulo en las inte­rioridades del Ashrama, en aquellas profundísimas e ignoradas zonas espirituales que ocultamente definimos como “El Corazón del Maestro” y empezar a recorrer desde allí la tercera y última etapa de preparación mís­tica que ha de convertirle en un perfecto Iniciado y en un verdadero Hijo de Dios.

La tercera etapa, definida técnicamente como de "Vinculación en el Aula de la Sabiduría”, revela clara­mente las posibilidades del discípulo de penetrar más profundamente en el Cuerpo de Misterios del Logos pla­netario, a través del Corazón de su Maestro, Quien duran­te toda esa etapa, asumirá la responsabilidad directa del discípulo, preparándole individualmente en el seno del Ashrama para que pueda dar los pasos necesarios que han de llevarle ante el Portal de las Iniciaciones mayores, que sólo se abre ante los verdaderos Discípu­los espirituales, probados en el fuego de la prueba y fieles intérpretes en el mundo de aquel insigne propósito re­dentor "que los Maestros conocen y sirven".

El Maestro instruirá a este discípulo o al grupo de discípulos "dentro de Su Corazón”, de manera muy directa y particular, pues los últimos pasos del discípu­lo en su recorrido en el difícil Sendero que conduce ante el Portal de las grandes Iniciaciones, suelen ser los más espinosos y resbaladizos. En el devenir de los mismos el discípulo ha de descender a las cuevas místicas donde se halla escrita la historia del planeta y extraer de allí la gran experiencia del tiempo, recorriendo con ayuda de la percepción clarividente y de la psicometría (circuns­tancialmente desarrolladas), todo su pasado kármico. Entonces con ayuda de su potente decisión y aspiración intensa, “borra los estigmas del mal que pudo produ­cir a través de las edades” y de sus múltiples ciclos de encarnaciones, sin sentirse tentado ni magnéticamente atraído por los incidentes kármicos que los produjeron ni por los Egos que formaron parte de su entorno fa­miliar o social en aquellas épocas, más o menos lejanas.

Este descenso místico a las cuevas históricas del pla­neta está muy bien descrito en las palabras del Evangelio: "Jesús descendió a los Infiernos y después subió a los Cielos" y tiene por objeto robustecer la voluntad del discípulo y dotarle de la coraza del desapasionamiento y del desapego hacia las obras del tiempo, a fin de que, convenientemente templada y llena de virtud espiritual, pueda penetrar definitivamente en la corriente de vida iniciática que lleva a lo eterno.

jueves, 26 de diciembre de 2013

EL TRABAJO DE LOS GRUPOS EN LA NUEVA ERA (D.K. “EL TIBETANO”)




EL TRABAJO DE LOS GRUPOS EN LA NUEVA ERA (D.K. “EL TIBETANO”)


LIDERAZGO

Conocerlos por lo que son, a quienes ocupan una posición elevada, guían a la humanidad y tienen la responsabilidad de sacarla de la esclavitud y llevarla a la liberación. Ayúdenlos con amor, porque se hallan donde están, debido al destino individual y a la guía de sus almas.

Uno de los primeros deberes de los discípulos es aceptar los hechos como son. En la tarea de ayudar a la humanidad, como parte del grupo o Ashrama de un Maestro, una de las primeras cosas que deben saber es que han sido ubicados hombres y mujeres en posiciones de poder para llevar a cabo el Plan  divino.  Esto  debe  hacerse  sin  críticas,  evitandel  constante reconocimientde  sus  limitaciones,  comprendiendsus  problemas, percibiendo el llamado de estas almas a las de ustedes y enviándoles una constante corriente de comprensión amorosa. Ellos son discípulos más avanzados que ustedes, aunque no lo comprendan. Consciente o inconscientemente se hallan bajo la impresión de los Maestros; muy poco puede hacer el discípulo común para moldear sus pensamientos o configurar sus decisiones. Me refiero, desde luego, a los conductores de las Fuerzas de la Luz  en  el  plano  físico  externoPero  los  discípulos  y  aspirantepueden rodearlos de una barrera protectora de  luz y de amor; deben abstenerse de obstaculizarlos con la crítica mental que puede aumentar la oleada de murmuraciones que las mentes mundanas vierten sobre ellos. Los dirigentes deben aprender a permanecer solos, y lo logran si aman lo suficiente.  

¿Cles son las lecciones que deben aprender los verdaderos dirigentes? Sería de valor que le explique una o dos de ellas - en forma harto breve -de manera que pueda (si, como creo, está tan ansioso de servir a sus semejantes) empezar a asimilarlas y comprender cn necesarias son, y aplicarlas a mismo con miras a prestar un servicio más pleno y útil.

La primera es la lección de la visión. ¿Qué metas se ha fijado usted?. ¿Cl es el incentivo espiritual suficientemente fuerte, para mantenerlo con firme propósito y fiel al objetivo? Nadie puede formular la visión por usted. Ese es el problema de su propia personalidad, y gran parte de lo que haga y llegue a ser dependerá de la fuerza de la visión y de la belleza de la imagen creada por su imaginación.

La segunda es la lección del desarrollo de un correcto sentido de la proporción. Una vez que haya desarrollado y aplicado correctamente este sentido le permitirá recorrer humildemente el Camino. Todo verdadero dirigente debe ser humilde, porque comprende la magnitud de su tarea; si quiere contribuir adecuadamente debe darse cuenta de su limitada contribución (a la luz de la visión) y de la necesidad de continuar el autodesarrollo y cultivar un constante e interno aprendizaje espiritual. Por lo tanto siga aprendiendo, no se sienta satisfecho consigo mismo ni con lo realizado, pero no con un sentido morboso, sino fomentando el principio de arremeter adelante y hacia arriba. Con nuestro propio esfuerzo ayudamos a otros a lograr la realización, lo cual significa pensar con claridad, ser humilde y adaptarse constantemente.

La tercera Lección es el desarrollo del espíritu de la síntesis. Esto le permite incluir todo lo que está al alcance de su influencia y ser incluido dentro del alcance de la influencia de los que esn más evolucionados. A se establece la cadena jerárquica...

Otra lección, que en realidad deriva de la que antecede, consiste en evitar el esritu de crítica, porque la crítica conduce a erigir barreras y a perder tiempo. Aprenda a diferenciar el espíritu de crítica de la capacidad de analizar y de aplicarlo prácticamente. Aprenda a analizar la vida, las circunstancias y las personas, desde el ángulo del trabajo y no desde el punto de vista de su personalidad y también del Ashrama, y no del ejecutivo o del maestro de escuela en el plano físico.  

 ¿Puede imaginarse su reacción cuando --como dirigente-- deba cargar  co la   culpa  d todo  fracaso,  aunque  personalmente  n sea responsable; aceptar sin represalias las acometidas de aquellos a quienes está tratando de ayudar, que esperan demasiado de usted y lo obligan a vivir en el resplandor de la opinión pública; ¿qué hará cuando los colaboradores que ha elegido sean incomprensivos, desleales, critiquen injustamente y enfrenten su ambición a la suya, se nieguen a ver su punto de vista deliberadamente y hablan de usted con otras personas, para despertar resentimientos, resentimientos probablemente sin base alguna? Estas son cosas que su personalidad no acepta fácilmente, y será mejor que su imaginación creadora empezara  a  ocuparse  de  esos  problemas,  a  fin  de  que  los  emergentes principios del comportamiento aparezcan con toda claridad. ¿Posee en su corazón la virtud interna de aceptar los errores y debilidades o admitir que se equivo en la técnica o método de acercamiento, al juzgar o al hablar, en el caso de que fuera necesario evitar una ruptura o en bien del trabajo?  

 GRUPOS DE LA NUEVA ERA

Para  los  que  actuamos  en  el  aspecto  interno,  los  trabajadores mundiales se dividen en tres grupos:

Los  pocos  y  muy  diseminados,  verdaderos  acuarianos. Trabajan en condiciones muy difíciles, porque su visión va más allá de la comprensión de la mayoría, y con frecuencia se enfrentan con la incomprensión los constantes desengaños, de sus colaboradores y además se hallan muy solos.

Los directamente pisceanos. Trabajan con mayor facilidad y hallan respuesta más rápida de quienes lo rodean. Su trabajo es más doctrinario, menos incluyente y matizado por el espíritu de separatividad. Abarcan la masa de trabajadores mundiales en todos los campos del pensamiento y bienestar humanos.

Los  pisceanos  que  esn  suficientemente  desarrollados para responder al mensaje acuariano, pero n no tienen confianza en mismos para los verdaderos mensajes y métodos acuarianos de trabajo.

Por ejemplo, en el campo político poseen un sentido del internacionalismo, pero no pueden aplicarlo cuando tienen que comprender a otros. Creen poseer conciencia universal, pero cuando deben ponerla a prueba emplean la discriminación y la eliminación. Constituyen un grupo [i476] mucho más pequeño que el de los verdaderos pisceanos, están haciendo un buen trabajo y llenan un lugar muy necesario. Sin embargo, presentan un problema para el trabajador acuariano, porque si bien responden al ideal y se consideran a mismos como de la nueva era, en realidad no lo son. Ven una parte de la visión y han captado la teoría, pero no pueden expresarla en la acción.

Tenemos a estos tres grupos que efectúan un trabajo muy necesario, llegando a las multitudes mediante su esfuerzo unido y cumpliendo a su deber o dharma. Un grupo trabaja necesariamente bajo el espejismo de la opinión pública. El grupo intermedio tiene una tarea muy difícil que cumplir, porque donde no hay clara visión la voz de su medio ambiente elegido y la voz del grupo interno de los Conocedores del mundo esn con frecuencia en conflicto, y el grupo es arrastrado de acá para allá, a medida que responde primeramente a unas y después a otras. El grupo de quienes responden más plenamente a las entrantes vibraciones acuarianas, registran las voces de los conductores de los otros dos grupos, pero la voz de los Maestros guías y la  voz del grupo de los Maestros del mundo, sirven para conducirlo infaliblemente hacia adelante.  

El séptimo rayo traerá a la conciencia de los futuros iniciados el concepto  del  servicio  y  el  sacrificio  grupales.  Esto  inaugurará  la  era  del servicio divino. La visión del individuo entregado al sacrificio y al servicio en el grupo y para el ideal del grupo, será la meta de la masa de pensadores avanzados en la Nueva Era, mientras que para el resto de la humanidad la hermandad será la tónica de sus esfuerzos. Estas palabras tienen una connotación y significación más amplia de lo que pueden saber y comprender los pensadores de hoy.  

EL REINO DE DIOS EN LA TIERRA

Es importante que se den cuenta que hoy está aconteciendo algo nuevo. Que está surgiendo un nuevo reino de la naturaleza, el quinto, es decir, el reino de Dios en la tierra o el reino de las almas. Este se está precipitando en la tierra y se está formando con quienes van siendo conscientes del grupo y pueden trabajar en formación grupal, lo cual será posible porque alcanzarán la perfección autoiniciada (aunque relativa) y se identificarán con ciertas expansiones grupales de conciencia, y también porque amarán a sus semejantes, a como en el pasado se amaron a mismos. Reflexionen detenidamente hermanos míos y capten, si pueden, la plena significación de esta última frase.

 Su tarea consistirá mayormente en resumir y hacer efectivo el trabajo de esos dos grandes Hijos de Dios, el Buda y el Cristo. Como bien saben, el Buda trajo iluminación al mundo y encarnó el principio de la sabiduría; el Cristo trajo el amor al mundo, y encarnó en Sí Mismo un gran principio cósmico, el del amor. ¿Qué podemos hacer para que Su trabajo sea efectivo? El proceso incluirá tres aspectos:


I.     El esfuerzo individual, por parte del discípulo, utilizando la cnica del desapego, del desapasionamiento y del discernimiento, que el Buda enseñó.

II.      La  iniciación  grupal,  posible  por  el  esfuerzo  autoiniciaddel discípulo  individual,  que  cumpliendo  los  mandatos  del  Cristo traerá la completa subordinación de la personalidad y del ente, al interés y bien grupales.


III.     El esfuerzo grupal, llevado a cabo como grupo, a fin de amar a todos los seres y captar y comprender la verdadera significación de la cnica acuariana de amor y trabajo grupales.

Cristo anunció que el Reino de Dios se hallaba en la Tierra, y también dijo que buscáramos primeramente ese Reino, considerando todo lo des como secundario. Ese Reino formado por aquellos que en el transcurso de las épocas persiguieron fines espirituales y se liberaron de las limitaciones del cuerpo físico, del dominio emocional y de la mente obstaculizadora, ha estado siempre con nosotros. Sus ciudadanos, desconocidos para ¡a mayoría, tienen cuerpo físico, trabajan para el bienestar de la humanidad, aplican la técnica general del amor, en vez de la emoción, y constituyen ese gran grupo de “Mentes Iluminadas” que guían los destinos del mundo. El Reino de Dios no es algo que descenderá sobre la Tierra cuando el hombre sea suficientemente bueno. Es algo que ya está actuando eficientemente y demanda reconocimiento. Este grupo organizado ya está reconocido por quienes en verdad buscan primeramente el Reino de Dios y con ello descubren que tal Reino ya está aquí. Muchos saben que Cristo y sus discípulos están presentes física- mente en la Tierra; saben también que el Reino que Ellos rigen posee sus leyes y modos de actuar, siendo conocido por muchas personas a través de los siglos.

Cristo es el sanador y Salvador del mundo. Aca porque es el alma personificada de toda Realidad. Actúa hoy, como lo hizo en Palestina hace dos mil años, por intermedio de grupos. Allí actuó por medio de sus tres discípulos amados, de los doce apóstoles, de los setenta [i478] elegidos y de los quinientos seguidores. El ahora actúa por intermedio de los Maestros y de Sus grupos, intensificando grandemente Su esfuerzo. Puede actuar y lo hará, por intermedio de todos los grupos, en la medida en que se adapten al servicio planeado de difundir amor y lograr alinearse conscientemente con el gran poder de los grupos internos.

Esos grupos siempre han proclamado la Presencia física del Cristo, han tergiversado de tal manera la enseñanza con afirmaciones dogmáticas sobre detalles sin importancia y enunciados ridículos, que la verdad subyacente no ha sido reconocida, ni han presentado un Reino atrayente. Ese reino existe, pero no es un lugar de disciplina ni de arpas doradas, habitado por fanáticos ignorantes, sino un campo de servicio, un lugar donde todo hombre tiene plena libertad para ejercer su divinidad al servicio de la humanidad.  

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