DESCENSO Y SACRIFICIO (ÁNGELES CAÍDOS) II
Siempre hay una elección entre dos senderos que es
una elección, que para el ser humano, debe ser regida por el libre albedrío.
Artículo reimpreso de The Beacon, Septiembre-Octubre
de 1989
Por Sarah McKechnie
SE PUBLICA NUEVAMENTE ESTE ARTÍCULO JUNTO CON UN IMPORTANTE
COMENTARIO DE OTRO COMPAÑERO DEL CAMINO, Y QUE LO VOY A COLOCAR COMO PRINCIPIO
DE ESTE TEXTO:
Jo Mero ha comentado una publicación en Blogger.
Se ha compartido públicamente.
- Ayer a la(s) 23:49
Concuerdo en lineas generales
con parte de lo escrito. Traduje
a HPB precisamente esta partecita de sus obras. Modestamente, me permito
discrepar en la interpretación sobre Lucifer
y sus huestes en el sentido de que estos
ángeles “cayeron” como un acto de
elección y de sacrificio supremo en beneficio de la humanidad. Fue un acto
electivo de los Espíritus Luciferes por
otras consideraciones, nacidas éstas de
su libre albedrío.
Más bien, me parece tener más sindérisis lo que leemos a
continuación: Antes de que el hombre fuera iluminado por los Espíritus
Luciferes, aquél no había conocido ni la enfermedad, ni el dolor, ni la muerte.
Todas estas cosas fueron el resultado del empleo ignorante de la facultad
procreadora y su abuso para la gratificación de los sentidos.
Los animales en estado salvaje están generalmente libres de
enfermedades y dolores, porque su propagación se efectúa bajo el cuidado y
dirección de los sabios espíritus-grupo únicamente en esas épocas del año que
son propicias para tal objeto. La función sexual tiene por único objeto la
perpetuación de las especies, y bajo ningún concepto la gratificación de los
deseos sexuales.
Si el hombre hubiera continuado siendo un autómata guiado por
Dios, no habría conocido ni la enfermedad, ni el dolor, ni la muerte, hasta hoy;
pero tampoco habría obtenido la conciencia cerebral y la independencia
resultante de la iluminación por los Espíritus Luciferes, los "dadores de
luz", quienes le abrieron el entendimiento y le enseñaron a emplear su
entonces confusa visión para obtener conocimientos del Mundo Físico, el cual
estaba destinado a conquistar.
Desde ese entonces había dos fuerzas obrando en el hombre. Una fuerza
es la de los Ángeles, quienes formaban nuevos seres en la matriz por medio del
Amor, que se dirigía hacia abajo para la procreación; son, por lo tanto, los
perpetuadores de la raza.
La otra fuerza es la de los Espíritus Luciferes, quienes son los
instigadores de todas las actividades mentales, por medio de la otra parte de
la fuerza sexual, que se dirige hacia arriba para el trabajo
cerebral." Ref; C. R. del C. - M. Heindel.
Por otro lado y finalmente, el Cristo, no es Venus, bajo ninguna
consideración. Su Luz está más allá de la consideración sideral o celestial
planetaria y trasciende los límites de
lo denso o energético. Jesús, el Hombre
Perfecto, no Cristo, el Sublime Arcángel Solar, dice: ""Yo, Jesús, he
enviado a Mi ángel a fin de darles a ustedes testimonio de estas cosas para las
iglesias. Yo soy la raíz y la descendencia de David, el lucero resplandeciente
de la mañana." Apocalipsis XX:16 y esto tiene otra connotación muy
diferente. Cristo no tiene ascendencia
humana.
DESCENSO Y SACRIFICIO (ÁNGELES CAÍDOS)
http://espiritualidadenesencia.blogspot.com/2014/01/descenso-y-sacrificio-angeles-caidos.html
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Respuesta de: Ana Castro10:03
ME PARECE UN TEMA DE GRAN
IMPORTANCIA Y LO ÚNICO QUE TENEMOS QUE BUSCAR ES ELEMENTOS DE JUICIO QUE NOS
ACERQUEN A LA VERDAD, QUE POR OTRA PARTE PUEDE SEGUIR TENIENDO SUS ERRORES,
HASTA ESE MOMENTO EN QUE TENGAMOS ACCESO AL CONOCIMIENTO DIRECTO. MIENTRAS TANTO, PRESTEMOS ATENCIÓN A TODO CON
HUMILDAD Y LA LUZ LLEGARÁ.
VOY A PUBLICAR DE NUEVO EL ARTÍCULO CON TU COMENTARIO QUE
SEGURAMENTE NOS AYUDARÁ.
GRACIAS.
HE AQUÍ EL ARTÍCULO MOTIVO DE ESTOS COMENTARIOS Y QUE ES DE
INTERÉS ANALIZAR:
El descenso o la “caída” a la Tierra de los ángeles rebeldes,
los ángeles solares o agnishvattas, es considerado como el misterio insinuado
en la Escrituras y como el “secreto de las edades” ((Psicología Esotérica T II, p. 83), No es
de sorprender, entonces, que haya mucha confusión y malentendidos en lo
relacionado a la “ángeles caídos” de los cuales Lucifer es el representante más
conocido.
El secreto de los “ángeles caídos” es en esencia el misterio que
subyace al mismo Plan de la evolución ya que la voluntad de los ángeles solares
de “caer”, de sacrificarse a sí mismos con el objetivo de traer la luz del
principio mental a lo que en aquel entonces fuera el hombre animal, ha marcado
el punto en el cual ha entrado en acción la Ley de Dualidad, por medio de la
cual la materia, la forma – negativa y pasiva – puede ser estimulada por el
espíritu. Este acto de sacrificio en los albores de la historia humana es un
hilo que se encuentra entretejido en todas las grandes escrituras y mitologías
del mundo, incluyendo el mito de Prometeo que robó el fuego (la mente) para los
hombres y la historia bíblica del Hijo Pródigo, quien abandonó el hogar del
Padre para embarcarse en el sendero de la experiencia de la vida en la forma y
los sentidos – el viaje “al país lejano”.
El rol de los ángeles solares y el de su sacrificio en beneficio
de la humanidad está tratado extensamente en La Doctrina Secreta de H.P,
Blavatsky. De hecho, en 1887 a la revista de la Sociedad Teosófica se le ha
dado el nombre de “Lucifer” en un esfuerzo por arrojar claridad sobre aquello
que es considerado, injustamente, como un ángel sacrificado maligno.
El nombre de “Lucifer” viene de las palabras latinas: Lux or
Lucis (luz) y ferre (portar, traer). De este modo, Lucifer literalmente
significa “portador de luz”; está relacionado con el planeta Venus en
Revelaciones XXII: 16 cuando Cristo dice “yo soy la brillante estrella
matutina”, la cual es Venus, anunciando la emergencia plena de la luz del Sol –
el Hijo, el Cristo. De una manera interesante el papel del “portador de luz”
está relacionado a Mercurio, o Hermes – el mensajero divino de las mitologías
griega y romana. En el cristianismo la función de Mercurio es realizada por
Miguel, el “Ángel Guardián” del Cristo, según Santo Tomás. La relación
esotérica de este Ángel Guardián y el Cristo es aun más clarificada por una
declaración del Tibetano, con Quien Alice Bailey ha colaborado escribiendo una
serie de libros sobre la Sabiduría Eterna, que dice que “Mercurio y el Sol son
uno”.
Esotéricamente hablando, la función del Ángel Guardián se ha
hecho posible gracias al sacrificio de los ángeles solares al preservar el
principio de la mente, ocultamente el fuego, por medio de repetidas y
persistentes encarnaciones en la forma hasta que el hombre animal llegara a ser
un hombre pensador y, finalmente, comenzar el despertar a su herencia
espiritual verdadera: el hombre humano/divino. De este modo los ángeles solares
crean la forma para la manifestación del principio encarnante del alma – el
cuerpo causal – y también retiran este cuerpo, en la cuarta iniciación, cuando
el vínculo entre el la forma y el espíritu se ha establecido de forma
permanente, fusionándolos. Entonces el cuerpo causal es destruido.
El concepto del “ángel rebelde” parece remontarse al poeta John
Milton que en su Paraíso perdido aparentemente ha anclado en la conciencia
humana la idea del descenso de los ángeles solares como un acto de rebelión y
consecuentemente una caída desde la gracia. (“Reinar es ambición digna, aun
cuando sea sobre el infierno, porque más vale reinar aquí, que servir en el
cielo.”). Este espíritu de rebelión y su consecuente dolor no se encuentran en
Venus, nos dice el Tibetano. El espíritu de rebelión solo es contundente en la
Tierra y el Tibetano sugiere que este espíritu de rebelión ha cualificado la
actitud de nuestro Logos planetario mismo, el “Rebelde Divino”. El Tibetano
cita el Antiguo Comentario:
“Entró en la vida y supo lo que era la muerte.”
“Tomó una forma y se entristeció porque era oscura.”
“Se obligó a salir del lugar secreto y buscó el lugar de la luz,
y la luz le reveló lo que menos buscaba.”
“Esperaba obtener permiso para regresar.”
“Buscó el Trono en lo alto y a Aquel sentado en él. Exclamó: ‘No
buscaba esto. Buscaba la paz, la luz, la libertad de servir, de demostrar mi
amor y revelar mi poder. Aquí no hay luz. Aquí no hay paz. Dejadme regresar.’
“Pero Aquel que estaba sentado en el Trono no volvió la cabeza.
Parecía no escuchar ni oír.”
“Entonces desde la esfera inferior de las tinieblas y del dolor,
surgió una voz que exclamó: ‘Aquí sufrimos. Buscamos la luz. Necesitamos la
gloria de un Dios entrante.’[Sólo he hallado estas dos últimas palabras para
poder expresar el antiguo símbolo que estoy traduciendo.]
‘Elévanos a los Cielos. Entra, Oh Señor, en la tumba.
Resucítanos a la luz, haz el sacrificio.
Derriba los muros de la prisión y entra en el dolor.’
“El Señor de la Vida retornó; de allí el dolor.”
Psicología Esotérica T. II, p. 86 – 87.
El mal de la separatividad
El pecado y el mal no existen en la Tierra. Nos dice el Tibetano
que el único mal es el pecado de la separatividad. En este sentido podemos
obtener una comprensión del modo por el cual Lucifer ha llegado a ser
identificado con el mal, como el despertar de la mente, que caracteriza al
estado de la humanidad avanzada de hoy, y es, como todos lo sabemos muy bien,
tanto nuestro modo de liberación como también crea más separatividad y
aprisionamiento. La mente, activa y poderosa, pero desprovista de alma, puede
ser el gran factor cristalizador que construye poderosas barreras de
separación. “La mente es el matador de lo Real. Mata tú al matador”, se le
instruye al discípulo. En este sentido, la mente, en su elemento analítico y
concreto, se convierte en el refugio (y la prisión no reconocida) de la
ideología y es verdaderamente capaz del pecado de la separatividad por medio
del prejuicio, el odio y la aceptación de las distorsiones de semi-verdades.
Mayor clarificación sobre el papel que juegan los ángeles
solares se encuentra en una consideración sobre el cuarto Rayo de Armonía a
través del Conflicto y sobre el quinto Rayo de Conocimiento Concreto como
también sobre Mercurio y Venus, por medio de los cuales, respectivamente, estos
ángeles canalizan sus energías. Mercurio es el “Mensajero de los Dioses” y el
cuarto rayo es el principio fluido que relaciona el Plan con el Propósito de la
divinidad que se conoce en el nivel de budi o de la intuición, nivel regido por
Mercurio, junto con la mente o manas, que es regida por Venus y el quinto rayo.
“Venus ha sido el custodio de lo que llamamos el principio Mente y lo ha traído
como un don puro a la humanidad en estado embrionario”, se nos dice en “ Los
Rayos y las Iniciaciones”. Buda dijo que “El amor nace por medio de la mente”.
El quinto rayo, canalizado por Venus y mental en expresión, “opera en conexión
con la Ley de la Separatividad” y “es también responsable de la rápida
formación de grandes y condicionantes ideologías” ( Ibid p.594). Con esto se
nos recuerda que los ángeles solares que eligieron descender a la Tierra se
sometieron a la Ley de la Dualidad de tal modo que la evolución del ser humano
pudiera depender del desarrollo de la discriminación mental y del libre
albedrío y de este modo de la capacidad de realizar elecciones y decidir por el
camino superior. Siempre hay una elección entre dos senderos que es una
elección, que para el ser humano, debe ser regida por el libre albedrío.
La sustancia del plano mental es el quinto rayo canalizado por
Venus, y debido a que el reino de los ángeles trabaja con sustancia – con el
aspecto forma – los ángeles solares han aportado la sustancia del mentalismo al
hombre estableciendo así el vínculo, el cuerpo causal del alma, en el plano
mental – un vínculo que se preserva hasta la cuarta iniciación que destruye la
forma, ya no necesaria, del cuerpo causal. Algo sobre la magnitud de este acto
de los ángeles solares se insinúa por medio de la comprensión de que el quinto
rayo del Conocimiento “es la energía que admite a la humanidad (y
particularmente al discípulo y al iniciado entrenados) en los misterios de la
mente de Dios Mismo. Es la llave “sustancial” para acceder a la Mente
Universal” ( Los Rayos y las Iniciaciones. p.485).
Más aún… se dice que la relación entre el quinto Rayo del
Conocimiento y el Segundo Rayo de Amor-Sabiduría es muy estrecha porque el
segundo rayo rige el presente sistema solar. En el sacrificio de los ángeles
solares “Portadores de Luz”, en beneficio del hombre animal, el aspecto
sabiduría del segundo rayo se ha despertado ya que “sabiduría es conocimiento
adquirido por medio de la experiencia (el peregrinaje del Hijo Pródigo) e
implementado por medio del amor”. De este modo el descenso de los ángeles
solares a la sustancia ha dejado el legado de la experiencia en el desarrollo
del Plan divino.
Retornando a la historia del Hijo Pródigo, y para entender con
más profundidad lo que implica la experiencia del Hijo Pródigo, es importante
notar que, en el retorno al hogar del Padre, el Padre es el que sale en gozosa
recepción para abrazarlo, dejando al hijo mayor quien ha permanecido en el
hogar celoso y no reconocido. Que tal peregrinaje a un “lejano país” es parte
del Plan de Dios, parece ser corroborado por el siguiente pasaje del
Tibetano:
“El anhelo de sacrificarse, de abandonar esto por aquello, de
elegir una forma o línea de conducta, de perder para eventualmente ganar, es la
historia que subyace a la evolución y lo cual debe ser comprendido en forma
psicológica. Es el principio que rige la vida misma y corre como canon dorado
de belleza a través de los oscuros elementos con que se forja la historia
humana. Cuando este impulso de sacrificio para conquistar, adquirir o salvar lo
que se considera deseable sea comprendido, se revelará la clave del desarrollo
del hombre. Esta tendencia o anhelo es algo distinto del deseo, tal como hoy se
comprende y estudia académicamente, pues lo que en verdad significa es el
surgimiento de lo más divino en el hombre. Constituye un aspecto del deseo; es
la parte activa y dinámica, no la parte sentimental – sensual; es la
característica predominante de la Deidad.”
Psicología Esotérica T II, p. 85 – 86.
Por medio de la energía del quinto rayo, que “esencialmente es
un portador de luz”, la evolución de la humanidad es apresurada realizando el
descenso del Reino de Dios a la Tierra como resultado del ascenso de los muchos
que pasan por la iniciación en este tiempo. El hecho de que la Doctrina Secreta
iguala a Venus con Gaia (la Tierra) y el hecho de que el despertar de la
conciencia de la teoría de Gaia reconoce que la Tierra es un organismo vivo y
unificado, sugiere que la humanidad puede ahora estar comenzando a despertar y
cooperar de alguna manera con el objetivo para el cual los ángeles solares
descendieron a la materia: para la salvación de la sustancia y para el
despertar de la mente en la forma de tal modo que el Propósito de la Deidad
pueda ser registrado y expresado en la sustancia. Estos ángeles solares
“cayeron” como un acto de elección y de sacrificio supremo en beneficio de la
humanidad. Esos “Señores del Conocimiento y de la Compasión y los de incesante
y perseverante Devoción” somos nosotros mismos y, a nuestra vez, debemos elegir
conscientemente y tomar el control de nuestra encarnación en la forma, buscando
un Propósito y de este modo convertir la vida en la Tierra como un don de
sacrificio a las vidas menores que dependen de nuestro cuidado.
Cristo ha dicho, “Yo soy la brillante estrella matutina”. Su
promesa y el legado de la presencia en la Tierra de tales “portadores de luz”
pueden ser sintetizados en las siguientes palabras de H.P.Blavatsky que ha
escrito: “en todas las cosmogonías de la antigüedad la luz proviene de las
tinieblas. Alice Bailey ha expresado un reconocimiento similar en las
siguientes palabras: “El Maestro M…agrega oscuridad a la luz, a fin de que
aparezcan las estrellas, pues en la luz no fulguran las estrellas, pero en la
oscuridad no existe luz difusa sino puntos enfocados de radiación”. ( Los Rayos
y las Iniciaciones, p. 148)