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miércoles, 21 de junio de 2017

ESCUELAS ESOTÉRICAS por Ana Castro Valle

ESCUELAS ESOTÉRICAS 
por Ana Castro Valle



Los verdaderos buscadores de LA VERDAD, antes o después (hablamos de vidas) llegan al esoterismo y consecuentemente a las fuentes  de la Sabiduría Eterna. Simplemente es un proceso del que forman parte todas las leyes por las que se rige el universo y por lo tanto la propia humanidad.

El significado de las palabras "esotérico" y "oculto" definen aquello que está escondido, indican lo que se halla detrás de las apariencias externas y señalan las causas que producen esas apariencias y efectos; se refieren al sutil mundo de energías y fuerzas, que todas las formas externas velan y ocultan.

Llegados al terreno esotérico podemos caminar como autodidactas o bien acogernos a las enseñanzas de una escuela esotérica. Uno y otro camino son válidos, lo que sí es cierto es que se pueden observar diferencias entre un estudiante autodidacta y el que pertenece a una escuela. Por supuesto nos estamos refiriendo a escuelas de la más absoluta seriedad que de otra clase parece ser que también las hay. En todos los casos de estudiantes y de escuelas hay excepciones de todo tipo que tendremos que aprender a distinguir y esto no se consigue nada más que con verdadero amor a la verdad y el consecuente trabajo.

Las Escuelas esotéricas se ocupan de desarrollar la comprensión. Han difundido últimamente ciertas reglas elementales destinadas, en primer lugar, a purificar la naturaleza emocional o de deseos; han tratado extensamente temas como la diversidad de planos, los fuegos creadores y la diferenciación de la sustancia, así como los diversos septenarios que condicionan la vida, la conciencia y la forma.  Nada de esto es necesariamente enseñanza esotérica, sí que son conocimientos que nos ayudan a conocer la vida, el universo, de una forma más amplia. Han enseñado la devoción a los Maestros, pero presentándolos inadecuadamente, expresando que tales Maestros se interesan especialmente por el  instructor del grupo, y por los amigos personales del instructor. Dentro de estos grupos se erige, casi sin excepción, un círculo íntimo de adherentes y devotos del instructor, quienes lo obedecen ciegamente así como a los supuestos mandatos del Maestro, transmitidos por su intermedio, violando así la ley oculta de que un Maestro no debe dar órdenes, ni esperar obediencia.

Por lo tanto, no existe hasta ahora una auténtica escuela esotérica. Su formación es todavía una esperanza - esperanza que ha llegado a la etapa en que puede hacerse la debida preparación para su establecimiento -. Todo esto no significa una condenación al servicio lealmente prestado, pero sin inspiración. Los estudiantes deben saber que las Escuelas con las cuales están familiarizados son de carácter preparatorio únicamente, teniendo muchos fallos, basados en la debilidad o fortaleza de los instructores que las fundaron; en consecuencia, prepondera el énfasis en la personalidad, la exigencia de lealtad y la errónea interpretación y aplicación de la enseñanza. No obstante, han sido jalones útiles para el futuro.

La verdadera escuela esotérica incidirá en vivir la vida de acuerdo con los ideales más elevados y en la exposición de una enseñanza que evocará en el discípulo el respeto y la intuición de la verdad. El verdadero instructor no impondrá nada, simplemente señalará el camino y tanto el discípulo como él tendrán que recorrer el suyo en total libertad.

Hasta hace muy poco tiempo el modelo que teníamos de la escuela esotérica era el típico del sexto rayo de devoción e idealismo, lo cual nos viene dado por la preponderancia del cuerpo de emociones.  Sería de gran interés que el estudiante que desea inscribirse en una escuela ya haya superado la etapa de estar plenamente focalizado en la personalidad y comenzar el proceso de que sea el alma la que rija, pasando a ser un alma encarnada. Estaríamos hablando de una era en la que el aspirante busca la escuela consciente de su papel de servidor,  según le demande su grado de evolución.

En ninguna escuela esotérica debe haber ningún residuo de fanatismo ni de dogmatismo, propio de la era de Piscis.  Afortunadamente seguimos avanzando y el ser humano es capaz de pensar por sí mismo y ejercer su libertad responsable. Una escuela que se precie trabajará para que sea el estudiante el que tome sus  decisiones y para ello impartirá la orientación necesaria, lo cual requiere estudio, análisis, discernimiento, discriminación, meditación y servicio.

Cuando hablamos de la libertad, de encontrarnos a nosotros mismos, de actuar por nosotros mismos y de no seguir con fe ciega a nadie, no se quiere decir que los Maestros no sean una guía importantísima, lo cual tampoco significa  que no tengamos presente que no todos los que se llaman maestros lo son y hay algo muy eficaz y es que “por sus obras los conoceréis”. Todo aquél supuesto maestro que nos dice que nos va a iniciar y que vamos a recibir no sé cuántas iniciaciones y para ello pagamos dinero, tendríamos que dudar mucho de su maestría, pues para recibir una iniciación no hay que pagar nada, pues se la gana cada uno hollando el Sendero, trabajando y sobre todo sirviendo.   El maestro Tibetano nos dice que no acojamos sus enseñanzas hasta que las hayamos investigado y sean corroboradas por  nosotros mismos.

Con el mismo proceso aprenderemos a distinguir la verdadera escuela de la que no lo es, haciendo camino. Así también descubriremos que el Alma es nuestro primer Maestro que nos está hablando a diario y dependiendo de nuestra respuesta nuestro nivel de conciencia será uno u otro. Todo esto implica  crisis que iremos reconociendo y aceptando porque forman parte del camino y para subir escalones y prestar un mejor servicio hay que superarlas y extraer sus enseñanzas. Nada se nos regala y todo hay que ganarlo. “como es arriba es abajo”.

Desde la más remota antigüedad y posteriormente en tiempos de Pitágoras, 500 años antes de C. se viene arrastrando la disquisición sobre la necesidad o no de las escuelas esotéricas. Cada uno verá sus necesidades y su nivel evolutivo que son los que finalmente determinan, pero sí hay que tener en cuenta que a veces se ha usado el criterio de “no a las escuelas esotéricas” por aquellos estudiantes que no han podido ingresar en las mismas o que habiendo ingresado no han podido mantenerse. También se da el caso de quien no quiere ingresar por temor a ser dirigidos en su búsqueda interna. Por otra parte también hay quien habiendo formado parte de una escuela como destacado estudiante y como miembro activo, y habiendo llegado a un nivel evolutivo que le permitía seguir su propio camino, parece ser que ha habido manifestaciones que daban a entender que las escuelas esotéricas no tenían razón de ser; sin embargo ellos habían usado esas enseñanzas.

¿Cuánto puede haber de verdad en todas estas cosas?, pues no lo sé, pero sí es bueno que las conozcamos para que nos hagamos nuestra propia composición de lugar.

 Al término de esta era pisciana ya se estaba haciendo patente la necesidad de  escuelas esotéricas que propiciaran una mayor expansión de conciencia, eliminando los miedos y los apegos a las enseñanzas a las que habíamos estado sometidos.

Las escuelas esotéricas de la presente era de Acuario tienen por delante una grandísima labor, pues antes de implantar los nuevos métodos hay que eliminar todos los residuos de Piscis. En Acuario toca trabajar la mente con lo cual nuestra libertad se va a potenciar porque para ser nosotros mismos y no copias de otros, tenemos que encontrar nuestro SER y eso es un trabajo individual en el que tenemos que emplear toda nuestra voluntad. Las escuelas esotéricas de esta época tienen que seguir insistiendo para conseguir estudiantes focalizados en la mente y generar un movimiento que propicie desarrollar la conciencia.

De todas las escuelas esotéricas a nivel mundial, la más conocida es la Escuela Arcana, sustentada por las enseñanzas del Maestro D.K., más conocido como el Maestro Tibetano y que transmitió su obra a través de una gran discípula, Alice Bailey. Sin embargo la Escuela insiste en que no deben seguirse sus postulados sin que antes hayan pasado por el análisis y discernimiento del propio estudiante. Cada uno de nosotros tiene que explotar sus propios talentos, con lo cual será el propio estudiante el que haga grande a la escuela.

La Escuela Arcana no contempla dentro de sus enseñanzas los poderes psíquicos inferiores y tampoco ha incidido nunca en el desarrollo de los “poderes del Alma”. La Escuela es absolutamente rigurosa y prudente para que sea el propio estudiante el que descubra la verdad y de acuerdo con ella dirija su actividad y servicio, adecuándose a las cualidades de cada estudiante.    

En términos generales la enseñanza de una escuela está dividida en varios grados, con el fin de elevar el nivel de conciencia del estudiante hasta que pueda formar parte de un Ashram de la Jerarquía. La Escuela imparte su trabajo, si bien el verdadero esfuerzo corresponde al estudiante que es el que tiene que hollar su propio Sendero y convertir a su personalidad en el perfecto vehículo de expresión del Alma.  Si los conocimientos no los entendemos, ni los comprendemos y aun entendiéndolos no los experimentamos en nuestra vida, lejos de ayudarnos a hollar el Sendero serán grandes trabas en nuestro caminar.   

Hace falta mucha dedicación y mucha disciplina para obtener respuestas claras, por eso es que aun haciendo los mismos estudios los resultados pueden ser muy distintos los de un estudiante y otro,  pues van a depender de la actitud de cada uno. El propio estudiante irá captando las capacidades ocultas que posee.
Cuando el hombre común encuentra en su camino el esoterismo y con más concreción la escuela esotérica, es que ya tiene el interés necesario que le permita  realizar ese cambio que de verdad desea.  Se dice que el Maestro se manifiesta cuando el discípulo está preparado. Las circunstancias que den lugar a tal acontecimiento pueden ser múltiples, pero nunca serán casualidad. 

A medida que el estudiante realiza correctamente todo su trabajo y va superando pruebas y crisis, va adquiriendo capacidad y responsabilidad, cada vez se hace más dueño de su vida y decide qué debe hacer y qué no debe hacer, sin miedos y con valentía, y el Maestro que ya lo conoce le hará ver el servicio que tiene que prestar.

Normalmente los estudiantes espirituales nos unimos en grupos externos e internos. Para mí cada vez me resulta de  más importancia el grupo interno, representado por todos esos hilos que se mueven y van determinando con quien y donde debemos estar en cada momento. Tener consciencia de esto nos aporta serenidad y fuerza para hacer lo correcto.

Como resumen diré que en un verdadero esotérico,   el mejor resultado vendrá determinado por su amor a LA VERDAD.

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