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martes, 15 de octubre de 2013





DEL LIBRO DE LOS INICIADOS






Podríamos sintetizar ambas afirmaciones, las del Libro de los Iniciados y las de La Doctrina Secreta, en ciertos hechos concretos:

Cada cortina o cada velo tenía determinado color y simbolizaba la actividad de uno u otro de los cuatro elementos naturales, tierra, agua, fuego y aire, una expresión del Cuaternario humano, que está formado de aquellos elementos, siendo las cinco columnas de las que pendían los velos, la representación simbólica de las cinco virtudes capitales que distinguen al Iniciado: el Valor, la Confianza, la Determinación, la Prudencia y el Equilibrio.

Las Cinco Columnas y los Cuatro Velos que encubrían el Sancta Santorum suman el número Nueve, el cual es descrito esotéricamente como Número del Hombre y también como Número de la Iniciación. Nueve es en efecto el número de meses que ha de pasar la criatura humana en las entrañas maternas, antes del nacimiento, Nueve es la suma de los números Cinco que corresponde a la Quinta Jerarquía Creadora de Hijos de la Mente o Ángeles Solares y Cuatro que caracteriza a la Cuarta Jerarquía Creadora, la cual al recibir el glorioso impulso de los Señores de la Mente creó a la humanidad, el Cuarto reino de la Naturaleza. Hay evidentemente una directa relación entre los Nueve meses de la gestación humana y las Nueve Iniciaciones solares testificadas por Sanat Kumara, el Señor del Mundo.

Sanat Kumara es el Mago Supremo del Planeta. Él proyecta, elabora y ejecuta a través de Sus Agentes espirituales, todos los planes de la evolución planetaria. Utilizando ingentes legiones de Devas de todas las jerarquías espirituales, se introdu­ce en el interior de los reinos y de las especies y sabe de todas sus necesidades. A través de los grandes Kumaras que secundan Su labor establece contacto con el ambiente cósmico, y por medio de los Señores del Karma y de los grandes Guías espirituales de los Departamentos de la Política, de las Religiones y de la Civilización, administra sabiamente la ley de Justicia, inspira espiritualmente a los estadistas del mundo, mejora la calidad de los vehículos físicos de las Razas evolucionantes, se introduce en el corazón místico de la humanidad creando anhelos de perfección y dinamiza las mentes de los hombres para que se establezcan en el seno social del mundo, las bases dinámicas donde se asentarán la civilización y la cultura de todos los pueblos de la Tierra.

El Señor del Mundo está en todas partes. Los llamados ocultamente “Agentes de Shamballa”, legiones innombrables de poderoso Devas de todos los planos de la Naturaleza y grupos de Miembros activos de la Gran Fraternidad Blanca, Maestros, Iniciados y Discípulos, son Sus Manos, Su Mente y Su Corazón. Por medio de Ellos sabe perfectamente –ya que forman parte de Su propia Conciencia, cuanto ocurre en el interior del “círculo‑no‑se‑pasa” de la Tierra... Por ello está mucho más cerca de nosotros de lo que podamos suponer, “flotando” –si podemos decirlo así– por encima de todos los ambientes sociales del mundo, preparando con Amor y Sabiduría imposibles de describir, las bases espirituales para un más noble y esperanzador futuro para toda la Raza.

Todo el Trabajo es llevado a cabo por el Poder que le depara Su indescriptible y profundo conocimiento de la Leyes de la Magia organizada del sistema solar, mediante las cuales produce la Magia organizada planetaria, que mantiene en cons­tante y permanente movimiento evolutivo la vida entera de la Tierra con todos sus planos o esferas, reinos, razas y especies...

Podemos aplicar pues al Señor del Mundo, aunque a escala cósmica, cuanto vayamos explicando acerca de los princi­pios fundamentales que rigen la Magia organizada, sabiendo que es ÉL quien la promueve, sostiene y ejecuta por todos los ámbitos del planeta Tierra...

Sólo Sanat Kumara, el Señor del Mundo, tiene autoridad absoluta sobre la Tierra y sobre la administración en la misma de la Justicia solar. Ésta se fundamenta ‑-como vimos anteriormen­te‑- sobre la jerarquía espiritual, la cual viene determinada por el progreso interno alcanzado por todos y cada uno de los seres que pueblan el planeta y vivifican su contenido. La Jerarquía espiri­tual es una Ley solar y viene avalada por lo que ocultamente llamamos “proceso iniciático”. La Iniciación, técnicamente descrita, es el método mediante el cual se introduce a los seres humanos de éste o de cualquier otro planeta dentro del sistema solar, en los sagrados misterios de la Magia organizada... Siendo el Señor del mundo el Mago Supremo del planeta, justo es que sea ÉL el único Iniciador, Quien confiera el poder mágico que acompaña a toda Iniciación.

Los detalles inherentes al proceso iniciático: la revelación de los secretos de la Voz o de los Mántrams, la percepción y comprensión de los Misterios y la aplicación del Cetro iniciático, pertenecen por entero a la Suficiencia infinita del Señor del Mundo, QUIEN delega Su autoridad en algunos grandes Adeptos o en el propio Bodhisattva, el Instructor espiritual de la Raza, en las dos iniciaciones menores o preparatorias y en las dos primeras iniciaciones jerárquicas. Pero ÉL, en Espíritu y en verdad –tal como rezan los textos místicos– estará siempre presente para recibir, a través de los Hierofantes, el juramento de los Iniciados, aunque éstos vean sólo ante sí a los grandes Maestros o al Bodhisattva... Incluso el Cetro jerárquico utilizado en las primeras iniciaciones ha de estar ocultamente dinamizado por el poder que emana del Cetro planetario, del Diamante Flamígero utilizado por el Señor del Mundo. A partir de la tercera Iniciación, o de la Transfiguración, el Señor del Mundo, perfectamente visible a los ojos internos del Iniciado, aplica directamente sobre los centros mentales de éste la tremenda fuerza cósmica contenida en el Cetro planetario. Esta fuerza, de un indescriptible y desconocido potencial ígneo‑eléctrico, es el elemento de conexión entre Sanat Kumara, el Logos Planetario del esquema terrestre y el Logos Solar. “En las entrañas misteriosas del Cetro se halla oculta la energía que permite la unificación de los mundos”. Estas palabras, extraídas como siempre de “El Libro de los Iniciados”, nos dan una certera idea de la Ley de jerarquía que gobierna todos los mundos y que al decir de los Iniciados, “utiliza el fuego eléctrico de la Resolución para producir coordinación y síntesis” de los poderes internos.

El Talismán de Brahma del que surge el Fuego de Kundalini y el Cetro Jerárquico utilizado por el Bodhisattva, no son sino fuegos menores ante la terrible fuerza ígnea que guarda en sus entrañas el Diamante Flamígero, o Cetro planetario del Señor del Mundo. Es por esta razón que Sanat Kumara, es el Único que puede manejar esta tremenda e indescriptible energía cósmica, es el verdadero y Único Iniciador, el Hierofante absoluto en todas las Iniciaciones que se imparten en el dilatado escenario del “círculo‑no‑se-pasa” de la Tierra.

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