EL PROBLEMA SEXUAL
Enseñanzas del Maestro D.K.
Quisiera decir
algunas palabras respecto al sexo en la vida del discípulo. Existe una gran
confusión sobre el tema; en las mentes de los aspirantes el precepto sobre el
celibato está asumiendo un cariz de doctrina religiosa. Con frecuencia nos
dicen los bienintencionados, pero carentes de lógica, que si un hombre es
discípulo no puede contraer matrimonio y, por consiguiente, no puede hacer una
realización espiritual, a no ser que el hombre practique el celibato, teoría
que tiene su origen en dos cosas:
Primero, en
Oriente ha existido un concepto erróneo respecto a las mujeres. Segundo, en
Occidente ha prevalecido, desde la época del Cristo, la tendencia a conceptuar
la vida espiritual como monástica y conventual. Ambos conceptos encierran dos
ideas equívocas y son la raíz de la gran incomprensión y la razón de muchos
males. El hombre no es mejor que la mujer ni la mujer mejor que el hombre.
Creer que el
discípulo debe llevar una vida de celibato y abstenerse de practicar toda función
natural, es incorrecto e indeseable. Esto puede comprobarse por el
reconocimiento de dos cosas:
Primero, si la
divinidad es verdaderamente una realidad y la expresión de la omnipotencia, de
la omnipresencia, así como de la omnisciencia, y si el hombre
es esencialmente divino, entonces no puede existir una condición donde la
divinidad no tenga supremacía. No puede haber una esfera de actividad humana en
la que el hombre no actúe en forma divina, o que las funciones no puedan ser
iluminadas por la luz de la razón pura y la inteligencia divina.
Segundo, la
vida que no esté bien integrada ni ejerza todas las funciones de su naturaleza
(animal, humana y divina, y el hombre es esas tres cosas en un solo cuerpo) es
frustrada, inhibida y anormal. Es verdad que no todos pueden contraer
matrimonio en estos tiempos, pero eso no niega la realidad más grande que Dios
creó al hombre para unirse en matrimonio.
Es igualmente
falso, anormal e indeseable decir que el celibato forzado indica una profunda
espiritualidad y es parte necesaria de todo entrenamiento esotérico y
espiritual. No hay mejor escuela de entrenamiento para un discípulo o un
iniciado, que la vida de familia, con sus relaciones obligatorias, la facilidad
que otorga el ajustarse y adaptarse, el servicio y los sacrificios que demanda
y las oportunidades que ofrece para expresar plenamente todas las facetas de la
naturaleza del hombre. El mayor servicio que puede prestarse a la raza es
proporcionar cuerpos a las almas que encarnan, atenderlas y educarlas dentro de
los límites del hogar.
El aspirante y
el discípulo en el Sendero y el Iniciado en el "Camino Iluminado", no
tienen por lo tanto mejor campo de entrenamiento que la relación marital
correctamente aplicada y comprendida.
Es verdad que
a veces un hombre se ve obligado a llevar una vida en la cual enfrentará el
problema del celibato y estará forzado a abstenerse de toda relación física y a
vivir una vida estrictamente célibe, a fin de demostrarse a sí mismo que puede
controlar la parte animal e instintiva de su naturaleza, pero esta condición es
frecuentemente el resultado de excesos y libertinaje en una vida anterior, y es
necesario aplicar medida rigurosas y condiciones anormales para neutralizar y
rectificar errores del pasado y dar a la naturaleza inferior tiempo para
reajustarse. Repito, esto no indica desarrollo espiritual sino más bien lo
contrario. No olviden que estoy tratando el caso especial del celibato
autoaplicado y no las actuales condiciones mundiales donde los hombres y
mujeres, por razones económicas y de otra naturaleza, se ven obligados a vivir
sin poder expresar la vida en forma natural y plena.
Finalmente, el
problema sexual debe ser resuelto en el hogar y en condiciones normales, y a
las personas más evolucionadas del mundo y a los discípulos de todos los grados
les corresponde resolverlo.
Muchos
iniciados han logrado su objetivo cuando, correcta e inteligentemente,
participaron en la relación matrimonial. El iniciado cultiva una peculiar
actitud mental, donde reconoce que todas las formas de manifestación son
divinas, y que el plano físico es una forma de expresión divina como cualquiera
de los planos superiores. Se da cuenta que la manifestación más íntima de la
divinidad debe estar bajo el control consciente de la divinidad interna, y que
todo acto debe ser regido por el esfuerzo de cumplir todos los deberes y
obligaciones, supervisar toda acción y actuación y utilizar el vehículo
físico, de modo que el grupo pueda ser beneficiado por ello y ayudado en su
progreso espiritual.
Los Iniciados
y Maestros contraen matrimonio en muchos casos, y normalmente cumplen con sus
deberes conyugales y domésticos como esposos y esposas, pero se controlan y
regulan por el propósito y la intención, y ninguno se deja llevar por la pasión
ni el deseo. En el hombre perfecto, en el plano físico, todos los centros están
completamente controlados, siendo su energía utilizada legítimamente.
Por los
innumerables experimentos sexuales que se llevan a cabo hoy, la generación
próxima llegará a un punto de equilibrio y, como consecuencia, se inclinarán
los platillos hacia la dirección deseada y deseable. Sobre esto no hay duda
alguna; únicamente falta determinar el momento, y éste será determinado
astrológicamente. Por medio de las mentes jurídicas y de la correcta
legislación, el sexo será oportunamente considerado como una función correcta y
divina, que estará salvaguardado por la educación adecuada de los jóvenes y de
los ignorantes, y por medio de la correcta acción de la juventud y la emergente
generación altamente inteligente, los niños de hoy.
La enseñanza
de hábitos sexuales erróneos, el ejemplo de la extendida prostitución (aplico
esta palabra tanto a los hombres como a las mujeres), la proliferación de, la
homosexualidad (no en su predisposición y singular conformación fisiológica,
sino desde el ángulo de una mentalidad pervertida y de una imaginación malsana
que está hoy detrás de gran parte de su expresión), la estrecha mentalidad
cristiana heredada de un complejo de
culpabilidad en lo concerniente al sexo y a la herencia de cuerpos físicos
enfermos, excesiva o débilmente sexuales, han llevado a la raza a su actual
caótico e ignorante manejo de este importante problema. La solución no se
hallará en los pronunciamientos religiosos basados en una teoría caduca, o por
la inhibición fisiológica o el libertinaje legalizado; tampoco vendrá por medio
de la legislación, inspirada por las distintas escuelas de pensamiento de
cualquier comunidad o nación. Será el resultado de la actividad unida de las
conciencias espiritualmente orientadas, la actitud jurídica, la percepción intelectual
y el constante impulso del proceso evolutivo. Nada puede impedir la
inevitabilidad de la solución ni la aparición de actitudes deseables y
condiciones en las que el sexo pueda tener la correcta expresión.
He dicho
también que la energía del centro sacro (el centro más involucrado y activo en
el momento de la primera iniciación) debe ser trasmutada y elevada al centro
laríngeo, trasformando así el acto creador físico en el proceso creador que
produce lo bueno, lo bello y lo verdadero. El abecé del conocimiento
fundamental es: la trasmutación del sexo. En ese proceso transmutador los
hombres han cometido grandes errores y han abordado el tema desde dos ángulos:
Han tratado de
suprimir el deseo natural, esforzándose por destacar el celibato obligatorio,
desviando así con frecuencia a la naturaleza y sometiendo al "hombre
natural" a reglas y reglamentos que no estaban en la intención divina.
Han tratado de
agotar ‑en el otro extremo‑ el deseo sexual normal por medio de la
promiscuidad, el libertinaje y las perversiones, perjudicándose y sentando las
bases para las dificultades que se producirán en muchas encarnaciones futuras.
Cuando el
debido reconocimiento del lugar que la vida del sexo debe ocupar en la vida
diaria vaya paralelo a la concentración mental en el centro laríngeo, ese
centro automáticamente llegará a ser magnético, y atraerá hacia arriba las
fuerza del centro sacro a través de la columna vertebral, "al lugar de la
construcción creadora` entonces la vida sexual normal no se atrofiará y estará
regulada y relegada a su correcto lugar, como una de las facultades o apetitos
comunes de los cuales fue dotado el hombre: la vida sexual es controlada cuando
no se tiene un interés directo y está subordinada a la ley del país, respecto a
su relación con el polo opuesto, negativo y femenino o positivo y masculino.
Para el aspirante esto se convierte principalmente en agente que crea los
vehículos necesarios para las almas que encarnan. De esta manera, por la fuerza
del ejemplo, evitando todos los extremos, aplicando las energías corporales a
cosas superiores y aceptando la ley del país de residencia, los actuales
desórdenes y el abuso del principio sexual, cederán el lugar a la vida ordenada
y al correcto empleo de. esta primordial función corporal.