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lunes, 18 de enero de 2016

EL PROBLEMA SEXUAL Enseñanzas del Maestro D.K.

EL PROBLEMA SEXUAL
Enseñanzas del Maestro D.K.



Quisiera decir algunas palabras respecto al sexo en la vida del discípulo. Existe una gran confusión sobre el tema; en las mentes de los aspirantes el precepto sobre el celibato está asumiendo un cariz de doctrina religiosa. Con frecuencia nos dicen los bienintencionados, pero carentes de lógica, que si un hombre es discípulo no puede contraer matrimonio y, por consiguiente, no puede hacer una realización espiritual, a no ser que el hombre practique el celibato, teoría que tiene su origen en dos cosas:

Primero, en Oriente ha existido un concepto erróneo respecto a las mujeres. Segundo, en Occidente ha prevalecido, desde la época del Cristo, la tendencia a conceptuar la vida espiritual como monástica y conventual. Ambos conceptos encierran dos ideas equívocas y son la raíz de la gran incomprensión y la razón de muchos males. El hombre no es mejor que la mujer ni la mujer mejor que el hombre.

Creer que el discípulo debe llevar una vida de celibato y abstenerse de practicar toda función natural, es incorrecto e indeseable. Esto puede com­probarse por el reconocimiento de dos cosas:

Primero, si la divinidad es verdaderamente una realidad y la expresión de la omnipotencia, de la omnipresencia, así como de la omnisciencia, y si el hombre es esencialmente divino, entonces no puede existir una condición donde la divinidad no tenga supremacía. No puede haber una esfera de actividad humana en la que el hombre no actúe en forma divina, o que las funciones no puedan ser iluminadas por la luz de la razón pura y la inteligencia divina.

Segundo, la vida que no esté bien integrada ni ejerza todas las funciones de su naturaleza (animal, humana y divina, y el hombre es esas tres cosas en un solo cuerpo) es frustrada, inhibida y anormal. Es verdad que no todos pueden contraer matrimonio en estos tiempos, pero eso no niega la realidad más grande que Dios creó al hombre para unirse en matrimonio.

Es igualmente falso, anormal e indeseable decir que el celibato forzado indica una profunda espiritualidad y es parte necesaria de todo entrenamiento esotérico y espiritual. No hay mejor escuela de entrenamiento para un discípulo o un iniciado, que la vida de familia, con sus relaciones obligatorias, la facilidad que otorga el ajustarse y adaptarse, el servicio y los sacrificios que demanda y las oportunidades que ofrece para expresar plenamente todas las facetas de la naturaleza del hombre. El mayor servicio que puede prestarse a la raza es proporcionar cuerpos a las almas que encarnan, atenderlas y educarlas dentro de los límites del hogar.

El aspirante y el discípulo en el Sendero y el Iniciado en el "Camino Iluminado", no tienen por lo tanto mejor campo de entrenamiento que la relación marital correctamente aplicada y comprendida.

Es verdad que a veces un hombre se ve obligado a llevar una vida en la cual enfrentará el problema del celibato y estará forzado a abstenerse de toda relación física y a vivir una vida estrictamente célibe, a fin de demostrarse a sí mismo que puede controlar la parte animal e instintiva de su naturaleza, pero esta condición es frecuentemente el resultado de excesos y libertinaje en una vida anterior, y es necesario aplicar medida rigurosas y condiciones anormales para neutralizar y rectificar errores del pasado y dar a la naturaleza inferior tiempo para reajustarse. Repito, esto no indica desarrollo espiritual sino más bien lo contrario. No olviden que estoy tratando el caso especial del celibato autoaplicado y no las actuales condiciones mundiales donde los hombres y mujeres, por razones económicas y de otra naturaleza, se ven obligados a vivir sin poder expresar la vida en forma natural y plena.

Finalmente, el problema sexual debe ser resuelto en el hogar y en condi­ciones normales, y a las personas más evolucionadas del mundo y a los discípulos de todos los grados les corresponde resolverlo.

Muchos iniciados han logrado su objetivo cuando, correcta e inteligen­temente, participaron en la relación matrimonial. El iniciado cultiva una peculiar actitud mental, donde reconoce que todas las formas de manifesta­ción son divinas, y que el plano físico es una forma de expresión divina como cualquiera de los planos superiores. Se da cuenta que la manifestación más íntima de la divinidad debe estar bajo el control consciente de la divinidad interna, y que todo acto debe ser regido por el esfuerzo de cumplir todos los deberes y obligaciones, supervisar toda acción y actuación y utilizar el vehí­culo físico, de modo que el grupo pueda ser beneficiado por ello y ayudado en su progreso espiritual.

Los Iniciados y Maestros contraen matrimonio en muchos casos, y normal­mente cumplen con sus deberes conyugales y domésticos como esposos y esposas, pero se controlan y regulan por el propósito y la intención, y ninguno se deja llevar por la pasión ni el deseo. En el hombre perfecto, en el plano físico, todos los centros están completamente controlados, siendo su energía utilizada legítimamente.

Por los innumerables experimentos sexuales que se llevan a cabo hoy, la generación próxima llegará a un punto de equilibrio y, como consecuencia, se inclinarán los platillos hacia la dirección deseada y deseable. Sobre esto no hay duda alguna; únicamente falta determinar el momento, y éste será determinado astrológicamente. Por medio de las mentes jurídicas y de la correcta legislación, el sexo será oportunamente considerado como una función correcta y divina, que estará salvaguardado por la educación adecua­da de los jóvenes y de los ignorantes, y por medio de la correcta acción de la juventud y la emergente generación altamente inteligente, los niños de hoy.

La enseñanza de hábitos sexuales erróneos, el ejemplo de la extendida prostitución (aplico esta palabra tanto a los hombres como a las mujeres), la proliferación de, la homosexualidad (no en su predisposición y singular conformación fisiológica, sino desde el ángulo de una mentalidad pervertida y de una imaginación malsana que está hoy detrás de gran parte de su expresión), la estrecha mentalidad cristiana heredada de un complejo de culpabilidad en lo concerniente al sexo y a la herencia de cuerpos físicos enfermos, excesiva o débilmente sexuales, han llevado a la raza a su actual caótico e ignorante manejo de este importante problema. La solución no se hallará en los pronunciamientos religiosos basados en una teoría caduca, o por la inhibición fisiológica o el libertinaje legalizado; tampoco vendrá por medio de la legislación, inspirada por las distintas escuelas de pensamiento de cualquier comunidad o nación. Será el resultado de la actividad unida de las conciencias espiritualmente orientadas, la actitud jurídica, la percepción intelectual y el constante impulso del proceso evolutivo. Nada puede impedir la inevitabilidad de la solución ni la aparición de actitudes deseables y condiciones en las que el sexo pueda tener la correcta expresión.

He dicho también que la energía del centro sacro (el centro más involucrado y activo en el momento de la primera iniciación) debe ser trasmutada y elevada al centro laríngeo, trasformando así el acto creador físico en el proceso creador que produce lo bueno, lo bello y lo verdadero. El abecé del conocimiento fundamental es: la trasmutación del sexo. En ese proceso transmutador los hombres han cometido grandes errores y han abor­dado el tema desde dos ángulos:

Han tratado de suprimir el deseo natural, esforzándose por destacar el celibato obligatorio, desviando así con frecuencia a la naturaleza y sometiendo al "hombre natural" a reglas y reglamentos que no estaban en la intención divina.

Han tratado de agotar ‑en el otro extremo‑ el deseo sexual normal por medio de la promiscuidad, el libertinaje y las perversiones, perju­dicándose y sentando las bases para las dificultades que se producirán en muchas encarnaciones futuras.

Cuando el debido reconocimiento del lugar que la vida del sexo debe ocupar en la vida diaria vaya paralelo a la concentración mental en el centro laríngeo, ese centro automáticamente llegará a ser magnético, y atraerá hacia arriba las fuerza del centro sacro a través de la columna vertebral, "al lugar de la construcción creadora` entonces la vida sexual normal no se atrofiará y estará regulada y relegada a su correcto lugar, como una de las facultades o apetitos comunes de los cuales fue dotado el hombre: la vida sexual es controlada cuando no se tiene un interés directo y está subordinada a la ley del país, respecto a su relación con el polo opuesto, negativo y femenino o positivo y masculino. Para el aspirante esto se convierte principalmente en agente que crea los vehículos necesarios para las almas que encarnan. De esta manera, por la fuerza del ejemplo, evitando todos los extremos, aplicando las energías corporales a cosas superiores y aceptando la ley del país de residen­cia, los actuales desórdenes y el abuso del principio sexual, cederán el lugar a la vida ordenada y al correcto empleo de. esta primordial función corporal.


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