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martes, 11 de diciembre de 2018

APUNTES SOBRE LA CURACIÓN ESPIRITUAL por Alfonso del Rosario











por Alfonso del Rosario


Estos apuntes sobre Curación Esotérica, los hace nuestro amigo y compañero, Alfonso del Rosario, a petición mía y le estoy muy agradecida por este servicio que espero que nos sirva.

Por supuesto que nadie tenemos la verdad absoluta y siempre tenemos que apoyarnos en la verdad que vamos descubriendo a través de nuestro recorrido, que es a la que tenemos derecho, da igual quien tenga más verdad, en principio tenemos que conformarnos con la que nosotros captamos según nuestro nivel de conciencia.

Cualquier duda o pregunta la podemos plasmar, siempre con respeto, al final del artículo y en el propio blog y se añadirán las respuestas que correspondan.

Gracias a todos y en especial a Alfonso del Rosario.
ACV.


·           INTRODUCCION
·           EL CURADOR O TERAPEUTA
·           PRELIMINARES EN LA CURACION
·           CONTACTO ENTRE TERAPEUTA Y PACIENTE
·           EL AMOR Y LA COMPASION EN LA CURACION
·           KARMA O LEY DE CAUSA Y EFECTO
·           EL ALMA DEL PACCIENTE
·           PRANA O ENERGIA VITAL
·           NADIS Y CHAKRAS
·           LOS ANGELES O DEVAS EN LA CURACION
·           LOS SIMBOLOS DEL REIKI
·           COMPROMISO Y RESPONSABILIDAD
·           TECNICAS Y FORMAS DE CURACION
·           CONCLUSIONES
·           POST DATA



INTRODUCCIÓN

El Maestro Tibetano Djwhal Khul, en el libro Curación Esotérica, explica de forma detallada todo lo referente a la curación, las enfermedades, sus causas y sus posibles soluciones. Detalla también en el libro, las condiciones internas requeridas que ha de poseer el terapeuta, y las diferentes técnicas y formas de curación.

Según el Maestro Tibetano, con estas o parecidas palabras dice que … “cualquier persona en cuyo corazón aliente la llama del Amor y el anhelo de servir a todos los seres, puede en principio dedicarse a la curación” ...

El Maestro D.K., dice también que … “desde una óptica ocultista y espiritual, la curación debe ser considerada como un Arte Sagrado, y que por este motivo, la persona que se dedica a esta insigne labor, debe tener una amplia visión y conocimiento de la Constitución Septenaria del Hombre como Entidad Multidimensional “ ... y que … “para ejercer la curación, el terapeuta debe tener un cuerpo físico armónico en cuanto a salud y funcionalidad, un cuerpo astral estable, donde las emociones no impidan ejercer libremente sin interferencias sentimentales la actividad curativa, y un cuerpo mental entrenado en la meditación y en la visualización creativa, para poder así encauzar correctamente las especiales y sutiles energías que se van a poner en actividad durante el proceso de curación” ...

Continua diciendo el Maestro, que … “no hay que embargarse en cualquier actividad, por muy loable y trascendente que sea, si no estamos en consonancia y acorde con nuestra preparación interna y con nuestra correcta forma de vida, aspectos importantes que muchas personas que se dedican a la curación no tienen en consideración” ...

EL CURADOR O TERAPEUTA

El terapeuta, es casi siempre solo un mero espectador y mediador, un canal de transmisión por el que discurren las energías sutiles y curativas que van a enfocarse en la persona a la que trata de ayudar. El curador aunque quisiera, poco o nada puede hacer para impedir que el karma actúe según lo tenga previsto y determinado, bien sanando total o parcialmente al enfermo, o bien potenciando de alguna forma su aceptación a la situación en la que se encuentra, preparándola física y sicológicamente para la desencarnación a través de una serena expectación, induciéndola hacia un estado de esperanzada visión de elevada espiritualidad.

El terapeuta, cuando alcanza un determinado nivel de conocimiento y sensibilidad en su actividad curativa, puede también utilizar su imaginación, su mente y su voluntad (no su deseo), para potenciar la recuperación y curación del paciente. En este caso, el terapeuta puede dejar de ser un medio, o canal, pasivo y neutro, para convertirse en un colaborador inteligente, que guíe a las energías curativas hacia los centros y zonas del organismo del paciente que deben ser tratados, tanto a nivel físico-etérico, como astral-emocional y mental-espiritual. Las energías siguen siempre que se lo proponga el ser humano, las directrices de su voluntad, de su imaginación y de su pensamiento y por tanto en este caso de la curación, también lo que les indique el terapeuta. Esto es una realidad que no se debe dejar pasar por alto.

Es conveniente, que antes de cada sesión de curación, el terapeuta analice detenidamente si en su vida hay problemas o dificultades de tipo sicológico o físicas que le puedan impedir ejercer libremente su función curativa con total normalidad. No es recomendable y sí contraproducente, comenzar una sesión de curación en estas condiciones tan poco favorables.

Casi siempre esta problemática situación no se contempla y pasa desapercibida para el curador, y sin embargo los efectos, dependiendo de la magnitud de estos inconvenientes personales, pueden en algunos casos perjudicar más que beneficiar a las personas que necesitan ser tratadas de problemas sicológicos o físicos. Hay que tener presente, que es responsabilidad del curador, mantener los canales internos puros y limpios para que fluya el Amor Universal sin dificultades y sin posibilidades de que elementos no deseables de nuestra personalidad, se introduzcan en el flujo de energías que van del terapeuta hacia el paciente. Sabiendo además, que en todo proceso de curación, se genera siempre el contacto e intercambio de todo tipo de energías de forma recíproca, entre curador y paciente, por este motivo, los problemas, traumas, enfermedades, manías, etc., pueden afectar tanto al paciente como al terapeuta, si éste no sabe solventar a tiempo esta dificultad.

Uno de los mayores inconvenientes con los que se encuentra el terapeuta en su trabajo de curación, es que consciente o inconscientemente, en muchos casos, antepone casi siempre su “deseo” de ver materializada rápidamente la desaparición de la enfermedad, impidiendo por este motivo canalizar correctamente la Energía Universal del Amor hacia el Paciente, enviándole en cambio su propio prana vital, desvitalizando y desequilibrando todo su sistema bio-energético, pudiendo en este caso producirse importantes trastornos y desequilibrios físicos y sicológicos en su estructura bio-energética. El curador debe estar atento para que cuando surjan los primeros síntomas de desvitalización, como malestar generalizado, mareos, sudores, flojedad, etc., debe suspender inmediatamente la sesión de curación y retirarse a un lugar tranquilo donde poder recuperarse a tiempo.

Estamos aún lejos de alcanzar la Maestría en el Sagrado Arte de la Curación, aunque poco a poco podemos ir dando los pasos necesarios para ir acortando esa distancia. Sólo tenemos que ir perfeccionando nuestros vehículos y nuestras técnicas de curación, y quién sabe, si en un futuro próximo, si hemos trabajado en este sentido, con tesón, sin importarnos el esfuerzo y sacrificios realizados, polarizando nuestra conciencia hacia los estados más sutiles y elevados de nuestro ser, sorprendernos a nosotros mismos, al descubrir que nuestra sensibilidad y destreza curativa han alcanzado los parámetros y valores necesarios, para permitirnos ser un experto y cualificado curador de esta Nueva Era de Acuario.

La distancia evolutiva que hay entre el tipo de personas espiritualmente desarrollados, dotados de un potente y vibrante magnetismo curativo y nosotros, que estamos comenzando a aprender las técnicas de curación más básicas, hay una gran distancia difícil de imaginar. Esta distancia próxima o distante que nos separa de estos Seres, sólo depende de nuestro interés y esfuerzo, y de nuestra firme resolución por trabajar en la purificación de nuestra personalidad, que es nuestra principal herramienta de trabajo, para que de esta forma, nuestra Alma pueda expresar y proyectar todas las virtudes y cualidades espirituales que van a ser necesarias para convertirnos en radiantes emisores de luz sanadora.

Cuando se dice que el terapeuta debe saber utilizar su habilidad en la curación, se hace referencia a la aptitud necesaria para desarrollar su trabajo, con la suficiente destreza y conocimiento, como para lograr en gran medida la curación. Esta habilidad terapéutica, es la etapa de aprendizaje y de experimentación, que posteriormente el terapeuta la convertirá en Arte Espiritual, como la define el Maestro Tibetano, cuando dice que es, a través de la práctica, como el terapeuta se convierte en un experto conocedor y colaborador inteligente de las Leyes que rigen el Microcosmos Humano.

En cuanto a las características internas que debe poseer el terapeuta, para que la curación se convierta en una actividad espiritual, está la Purificación Interna, un entrenamiento de Transmutación de su Triple Personalidad, que hace  posible que su Alma pueda manifestarse libre y fielmente a través de la calmadas aguas de sus emociones y pensamientos, para poder ser así un puro canal por donde se puedan proyectar las más nobles y radiantes energías curativas.

Todas las energías, cumplen los designios de la Ley de la Armonía y del Equilibrio que inciden en todo el Universo, tanto en los Soles, como en los Planetas y por tanto también en el hombre, manteniendo todo en un perfecto estado de equilibrio y de estabilidad perfectas. Esta Ley de la Armonía Universal, dota a las energías y a todos los seres, sea cual sea el medio donde se desenvuelvan, de esta capacidad de inteligente equilibro funcional.

Tanto en el caso de la curación a través de la imposición de manos como de cualquier otra técnica de parecidas características, las energías que canaliza y proyecta el terapeuta hacia el paciente, se dice que actúan por sí mismas de forma inteligente, esto es así porque siguen las directrices de estas Leyes Universales, que inducen cuando llegan al paciente, a que todas las funciones de su organismo, se equilibren y estabilicen en un todo homogéneo, reforzando y potenciando la vitalidad de su sistema bio-energético, y por tanto por todos los órganos, glándulas y centros de energía.

PRELIMINARES EN LA CURACION

Para que cualquier proceso Curativo tenga lugar, es necesario que previamente se establezca una sintonización y contacto entre la Personalidad del Terapeuta, el Alma del Terapeuta y el Alma del propio Paciente.

Cuando esta triple conexión magnética se establece, el paciente tiene a su favor todo lo que necesita para lograr su Curación, siempre y cuando tenga un karma que lo posibilite, unas condicionantes espirituales que lo permitan, y él mismo, el propio Paciente, cuando tiene la firme voluntad para asumir su propia curación. Es entonces, cuando la intervención del terapeuta, determina la parcial o total recuperación de la salud del paciente. En cualquier caso, aunque la situación no fuera la más favorable para la recuperación, el Paciente muy probablemente puede experimentar, una mayor estabilidad psicológica-emocional y una mejor condición física y vital que al comienzo del tratamiento, lo que le permitirá llevar en condiciones más favorables el problema de su enfermedad.

Una vez efectuado el contacto entre el Terapeuta y el Paciente a través del Alma y de la Personalidad de cada uno de ellos, se debe producir otra triple conexión interactiva, entre el Amor Incondicional y el Prana, los Vehículos Sutiles del Terapeuta, y los Vehículos Sutiles del Paciente.

En este proceso previo de Curación Espiritual, deben ser consideradas y tenidas en cuenta según el Maestro Tibetano,  tres tipos de energías ... “las Energías del Terapeuta, las Energías del Paciente, y las externas Energías de Ambito Universal ... el terapeuta si está preparado, debe “vaciarse” de sus energías antes de la sesión de curación, para poder atraer y poner en actividad con eficacia, las energías curativas que pretende poner en circulación en todo el proceso de curación”...

Después de estos preliminares, el curador debe localizar y comprobar el lugar de la congestión o de cualquier problema funcional que genera la enfermedad de la persona que debe ser tratada.

CONTACTO TERAPEUTA Y PACIENTE 

El Maestro Tibetano, enumera tres maneras o formas por las que se puede establecer este contacto y diagnóstico entre el Curador y Paciente:

A través de la Clarividencia, permite al curador comprobar visualmente dónde reside la dificultad funcional en el enfermo. Esto no siempre es exacto, porque se corre el riesgo de que esta visualización, pueda estar “matizada” por condiciones emocional-astralinas en el curador, que pueden distorsionar y generar error o dudas a la hora de evaluar la situación real del paciente. Por lo que se puede deducir, de que si la Mente no está entrenada, si no está libre de esa influencia astralina-emotiva, puede generar un cierto espejismo que puede conducir inexorablemente al error.

Por el Claro Conocimiento, es infalible cuando el curador ha aprendido a utilizarla correctamente, ya que al ser una Facultad del Alma el error es muy difícil que se produzca. Este contacto, se establece a través de la percepción mental y espiritual, por un conocimiento definido, o por una intuición, que permite al curador en forma inequívoca señalar el lugar de la dificultad y conocer la causa, el efecto y el fin mismo. Al estar en este caso la mente del terapeuta polarizada en su aspecto más elevado y espiritual, en íntimo contacto con Budhhi, su luz, hace posible que no haya error alguno, y de esta forma puede hacer un correcto análisis y diagnóstico del problema o de la enfermedad del paciente.

Por el Método Físico, que se basa en la sensibilidad de la naturaleza inferior, que permite al terapeuta, registrar en su propio cuerpo la misma dificultad que siente el paciente. Según el Maestro, este tipo de contacto sólo debería ser utilizado por quienes saben cómo absorber y disipar la dolencia o enfermedad. En este caso, el curador siente la causa de la enfermedad del enfermo en sí mismo, bien por la afluencia de energía de la parte etérica de su enfermedad, o bien por el “extremo emocionalismo”, o respuesta sensible de su contraparte astral-emocional. 

Este último Método de Contacto Físico, es el más utilizado por ser a través del plexo solar, el centro más desarrollado en la mayoría de las personas, en donde residen las emociones, y por tanto por donde se establecen las relaciones personales.

Estas tres maneras de entrar en contacto con las personas con las que nos relacionamos normalmente todos los días, indican tres fases de aprendizaje y de desarrollo espiritual, en el que todos nosotros estamos inmersos, y que expresan también, y creo que es lo más importante, donde normalmente está focalizada nuestra conciencia, bien en nuestra Personalidad o bien en nuestra Alma, así como en los centros energéticos que condicionan nuestras vidas, y lo que hace de cada uno de nosotros, ser lo que en realidad somos, en lo externo en lo que se refiere a nuestra Personalidad, como en lo interno y espiritual, nuestra Verdadera Naturaleza, nuestra Alma.

Después del contacto y diagnóstico, el terapeuta, a través del Amor Incondicional del que se ha imbuido al principio, debe hacer contacto también con la cualificada y sutil Energía del Prana, para atraer y proyectar ambas energías, hacia la persona que tiene ante él, para poder ser así tratada de forma integral, como Alma y como Personalidad, dejando a continuación que se cumplan los designios del Alma del Paciente, según sus méritos y el Karma acumulado hasta ese momento.

Debemos recordar, que nos estamos refiriendo en todo momento, sólo al tipo de curación esotérica y espiritual, no de otra índole, que es donde se ponen de manifiesto energías y cualidades espirituales de un alto contenido energético, de una forma poco comprendida por la mayoría de nosotros. Por este motivo, las condiciones internas que necesita el terapeuta para cumplir con su misión en este caso, deben ser un tanto especiales, ya sea en lo referente a la adquisición de una especial sensibilidad a través de sus vehículos internos, como al refinamiento y pureza de su estructura sutil y energética. Esta es la única forma, para poder atraer, canalizar y proyectar estas energías curativas altamente vibrantes, dotadas de una sutilidad y características intangibles difíciles de explicar, si antes no se ha hecho contacto y experimentado con ellas en alguna ocasión.

EL AMOR Y LA COMPASION EN LA CURACION

En cuanto a las energías externas, las de ámbito universal a las que antes se ha hecho referencia, y que el terapeuta debe atraer y canalizar en la curación, está la más importante de todas, la del Amor Incondicional, porque a través de esta especial energía magnética, donde el terapeuta ha de expresar la Compasión, vinculando y engarzando su Corazón y su Alma, con el Corazón y Alma del paciente, en una perfecta simbiosis de Unidad de Vida y de Conciencia, fortaleciendo y facilitando en todo momento el fluir curativo hacia el enfermo. Sin embargo, si el Amor es invocado por una persona, donde su tipo de vida, su forma de pensar, de sentir y de actuar, no están en consonancia y en armonía con ella, y si en su corazón no hay un atisbo por pequeño que sea de Compasión, difícilmente va a poder venir el Amor al encuentro de esa persona, y menos a poder ser utilizada junto con la Compasión en cualquier terapia de curación. Lo semejante atrae a lo afín y viceversa. Es la Ley Universal de Atracción y Repulsión, de la Afinidad y de la Simpatía. Si no hay una base de Amor y de Compasión que aliente el corazón del terapeuta, el Amor, no puede ser atraído por más que pretenda implorarlo, y por tanto, no podrá ser así utilizado en la curación, que por este motivo se verá frustrada.

El terapeuta, antes de intentar atraer y ponerse en contacto con el Amor Universal, debe tener unas mínimas condiciones internas básicas, como la Compasión, el Desinterés, el Desapego, la Bondad, etc., virtudes y expresiones del Alma, que en su conjunto manifiestan aspectos del verdadero y genuino Amor, de ese Amor Universal que todo lo abarca y todo lo contiene. Si esas condiciones, no forman parte del terapeuta, no va a poder ser atraída y por consiguiente, tampoco podrá ser canalizarla hacia la persona a la que está tratando de ayudar, por más que insista en esa llamada. Deben existir y estar activas en nuestro corazón esas virtudes espirituales, que como magnéticas avenidas de luz hacen posible el discurrir energético del Amor y de la Compasión hacia todos los seres.

Si a pesar de no tener estas cualidades internas, el terapeuta insiste en la curación, sólo podrá acceder a las propias reservas vitales que posee. Podrá creer que está utilizando en la curación esa energía superior del Amor, cuando en realidad sólo está utilizando y gastando su propia vitalidad y su salud, un riesgo que más vale no correr, si no se sabe cómo actuar para poder remediarlo. El Amor, si no va unido al Conocimiento Superior y más bien a la Intuición y Sabiduría, vale de muy poco. En esta situación, casi con toda seguridad, el curador, lo que estará experimentando y sintiendo como Amor será solo un espejismo, una combinación o mezcla de emoción y de sentimientos Kama-Manásicos, que le van a impedir ver la dimensión real de su anómala situación.

Atraer y canalizar el Amor Incondicional y la Compasión es la misión del curador, ya que son las más importantes virtudes que ya debe tener en alguna medida asentadas en su vida, para poder obtener unos resultados satisfactorios en las prácticas de curación. El Amor, sea cual sea el momento en que se exprese y la situación en la que se aplique, es como dicen algunos orientalistas, como una preciosa y refulgente gema perfectamente tallada que brilla de muy variadas formas, con tonalidades y colores muy diferentes. Sus facetas, expresan cada una de ellas, aspectos de ese Amor Total y Universal, como la Bondad, la Fraternidad, la Simpatía, la Generosidad, etc., sustentándose todas ellas en la Compasión, la amplia y refulgente base del Amor, que anida en el Chakra Anahata, el Chakra Cardíaco, el loto de los doce pétalos, por donde fluyen en el hombre evolucionado las doce virtudes y cualidades de su Alma y del Universo.

KARMA O LEY DE CAUSA Y EFECTO

El Karma de cada persona, es el principal aspecto, por el que su vida y cualquier problema de salud sea del tipo que sea, puede ser, o no, eliminado, o dejado en una parecida o mejor situación que la que tenía al principio.

Cuando en el transcurso de la vida pasamos por determinadas situaciones, que a veces pueden ser dolorosas o traumáticas, casi siempre se debe a la necesidad que tenemos de aprender alguna determinada lección, necesaria para corregir y aprender de débitos de errores pasados que esta ley inviolable del karma, lo tiene así misteriosamente estipulado. De esta forma, a través del dolor y sufrimiento, es en la mayoría de los casos, como el ser humano aprende a corregir las distorsiones que ha generado en el pasado, y así, poder seguir con éxito su desenvolvimiento interno y su evolución espiritual. Ni siquiera los Maestros de Compasión y Sabiduría, aun pudiendo, salvo casos muy excepcionales, alteran el transcurso de los acontecimientos, actuando en contra de la Ley del Karma de cualquiera de Sus allegados y discípulos.

EL ALMA DEL PACIENTE

Aunque la acción del Karma no impida, y sí posibilite la Curación, el Alma del paciente, que ve el futuro desde el presente, puede decidir prolongar las duras pruebas de una enfermedad, para acelerar su evolución y próxima disponibilidad para el servicio mundial, si ve que en la personalidad hay elementos físicos y sicológicos aptos para tomar esa importantísima decisión.

También puede ocurrir, que el enfermo haya agotado todos sus recursos vitales en el transcurso de una prolongada enfermedad, y se encuentre cansado y sin fuerzas para seguir luchando para aferrarse a la vida física, y en determinado momento decida libremente, abandonarse a lo inevitable y acelerar el desprendimiento y desenlace final.

PRANA O ENERGIA VITAL


El Prana, como Energía Vital de nuestro Sol, tiene el valor y el poder de lograr la recuperación y curación de cualquier enfermedad. El Prana que recibimos del Sol, se subdivide en siete subtipos de energía, de cualificadas densidades y diferentes tipos de vibración, que afectan a los cinco elementos, tierra, agua, aire, fuego y éter. Cada uno de estos subtipos o características de esta energía vital, incide y afecta a cada uno de los elementos físicos y contrapartes sutiles de la naturaleza humana, incidiendo de una manera muy particular en los Chakras, Glándulas, Organos y Sentidos, según se puede apreciar en la siguiente tabla:


Subdivisiones del Prana o Aliento Vital del Sol (según los Vedas)

                     
EL  PRANA  Y  SUS  MANIFESTACIONES  A  TRAVES  DE  LA  MATERIA  “PRAKRITI”

Nombre Sanscrito
Elemento
Físico
Elemento
Sutil
Sentido Físico
Planos de Evolución
Cualidades
Cognitivas
Formas Clarividentes
de Percepción

Akasa
Etérico
Sonido
Oído
Todos
Espacial
Círculos con Puntos Concéntricos
Vayu
Aire
Tacto
Piel
Espiritual
Movimiento o Vibración
Círculos Concéntricos
Agni o Tejas
Fuego o Luz y Color
Vista
Ojos
Mental
Expansión
Triángulos
Apas
Agua
Gusto
Lengua
Astral
Contracción y Suavidad
Medias Lunas
Prithivi
Tierra
Olor
Nariz
Físico-Etérico
Cohesión
Cuadrados
(del libro “La Iniciación” de Rudolf Steiner)

Cuando el curador ha adquirido un importante desarrollo interno, y su experiencia en el Arte de la Curación ha alcanzado un alto grado de maestría, podría ser interesante que aprendiera a canalizar los subtipos de prana más adecuados y que mejor sirvieran, dependiendo del tipo de problema de salud, para solucionar antes y de mejor forma cualquier tipo de enfermedad o problemas de índole psiquico-fisiológica.

NADIS Y CHAKRAS

La calidad y cantidad, tanto de la Energía Vital o Prana, como del Amor Incondicional y la Compasión que puede atraer y proyectar el terapeuta, dependerán de la pureza y constitución de todos sus vehículos sutiles, que en su conjunto expresan el estado y nivel evolutivo de su Conciencia y de su Alma. Las cualidades vibratorias del Prana y de la Compasión, van a estar en consonancia con la delicada estructura atómico-molecular de sus Nadis, y por tanto de su pureza, de su sensibilidad, y de la capacidad de poder transportar fiel y correctamente esas energías extremadamente delicadas y sutiles. Sólo una correcta Vida de Servicio, de Desinterés, de Desapego y de Compasión hacia cualquier Ser que sufre, puede hacer que sus Nadis sean capaces de ser canales tan puros y refinados que puedan conducir con total fiabilidad y normalidad tan especiales energías curativas. Si no es así, poco o nada podrá hacer para lograr la curación de la persona a la que esté tratando de ayudar.

La Energía Pránica que circula por los Nadis de todo el Cuerpo Físico-Etérico, conforma una tupida red de conexiones sutiles que se entrecruzan entre sí formando una especie de nudos e intersecciones pránicas que se denominan Centros de Fuerza o Chakras, de los que se destacan siete por su importancia. Estos Chakras o Centros de Fuerza, absorben la vitalidad, para equilibrar y alimentar energéticamente a todo el cuerpo físico, y a los principales sistemas del cuerpo, el nervioso, el circulatorio, el glandular y el hormonal.

La importancia que tienen los Chakras, en cuanto a su correcto y armonioso funcionamiento, tanto individual como colectivo, es uno de los aspectos a considerar en las sesiones de curación. La correcta distribución vital del prana hacia los distintos sistemas y órganos del ser humano, requiere que estos centros de fuerza estén armoniosamente desbloqueados cada uno de ellos

El Prana incide en los Chakras para que a través de ellos distribuyan la vitalidad hacia los distintos sistemas y órganos del cuerpo. De tal forma, que si alguno de ellos está bloqueado o funcionando de forma anormal, sería un síntoma inequívoco de mal funcionamiento o de enfermedad de los órganos y partes del cuerpo asociados a dicho Chakra. Por lo que habría que hacer en primer lugar, sería desbloquear el chakra afectado para lograr la recuperación y funcionalidad normal de la zona afectada del cuerpo. La errónea manipulación del terapeuta, sobreestimulando, ralentizando, o inhibiendo la actividad de los chakras, puede perjudicar seriamente la situación del paciente si previamente no ha diagnosticado adecuadamente los centros asociados a la enfermedad de la persona a la que está dedicando toda su atención. 

Sobre los Centros, el Maestro  Tibetano hace una importante reflexión, … “ningún ser humano, excepto un Maestro, posee los centros adecuadamente despiertos y funcionando en forma equilibrada, ni están apropiadamente relacionados por medio de una radiación intensa ... ningún ser humano posee un sistema nervioso que responda correctamente a los centros”...

LOS ANGELES O DEVAS EN LA CURACION

El aspecto Dévico o Angélico, es uno de los acontecimientos más importantes en la terapias de curación. La interrelación curador-deva, se pone siempre de manifiesto en cualquier sistema de curación. En el caso concreto del Reiki, por ser uno de los más conocidos, esta asociación se pone manifiesto en el momento en el que el terapeuta está enviando el prana hacia el paciente, en ese momento intervienen los ángeles de luz dorada transportando en sus auras el contenido energético y vibrante de la vitalidad solar. Esta relación hombre-deva, es el resultado del axioma ocultista que dice que … “el hombre crea (con su pensamiento), y el deva construye (con su propia energía), la forma adecuada a dicho pensamiento”. O lo que es lo mismo, que “la energía (el deva) sigue al pensamiento (del Terapeuta)”.

El mundo dévico-elemental, es la evolución que interviene a nivel humano, para estructurar todos los pensamientos de que genera la humanidad, dándoles la consistencia y forma adecuada según la intención y objetivos que su creador, el ser humano pretender conseguir. Estas entidades, que no tienen forma porque son energías con diferentes grados de conciencia y de inteligencia, por decirlo de alguna forma encarnan en el mundo de las formas, asimilando y dando vida a los pensamientos, sentimientos, o emociones de las personas, aportando su propia esencia energética, para que a través de estas formas, puedan cumplir con la finalidad que han de realizar. Dependiendo del grado o nivel evolutivo de la persona, de sus cualidades, o defectos, de sus sentimientos, pensamientos, ideas, etc., casi siempre kama-manásicos, así será el nivel evolutivo de las entidades que van a encarnar en estas formas. Es cuestión de afinidad y sintonización magnética lo que atrae o repele, según el caso, a que sean de un tipo u otro, más o menos evolucionadas estas entidades. Lo que conocemos como egregores de cualquier tipo, tanto los personales como los grupales, o mundiales, son un ejemplo fehaciente de esta asociación y relación de ambas evoluciones.

En las ceremonias de las iniciaciones en el Reiki, suceden parecidos procesos de acercamiento y vinculación con los devas-elementales. Estas entidades pueden ser invocadas de forma consciente, o de forma inconscientemente, como sucede casi siempre, “apareciendo” en estas ceremonias para impregnar el “ambiente” con las vibraciones energéticas más apropiadas, para que los “neófitos” que van a ser iniciados, tengan el entorno adecuado para que se realice la iniciación en las mejores condiciones posibles.

La mayor o menor efectividad de las iniciaciones en el Reiki, dependerá siempre de la pureza de vida del oficiante que dirige la iniciación, ya que como se ha comentado, por “simpatía energética” sólo va a poder atraer entidades dévicas que vibran en sintonía con su aura magnética, “lo igual atrae a lo semejante”, es la Ley, de ahí la importancia de prepararse física, emocional y mentalmente de forma especial antes de la celebración de este tipo de eventos.

La realidad angélico-dévica, en los momentos actuales, cobra especial relevancia por estar asociada a los grandes cambios que están sucediéndose en nuestro mundo en todos los órdenes. Estos cambios están siendo generados principalmente por la llegada a nuestro Planeta de las energías altamente vibrantes de la Constelación de Acuario, y de la Jerarquía Dévica del 7º Rayo Violeta, ejecutores  y precursores del Orden, de la Magia y del Ceremonial. Esto da lugar, a que en los planos más sutiles de la realidad, se esté generando todo un proceso de simbiosis y de síntesis, donde lo más relevante a destacar es el del contacto cada vez más consciente de los Reinos Humano y Angélico, de cuyo resultado se puede observar la difusión cada vez más generalizada de la Magia, y de todo tipo de Rituales, en sus múltiples y variadas Ceremonias, en Sociedades y Fraternidades, que como la Masonería y otras del mismo signo, tendrán cada vez mayor importancia e influencia en la evolución de nuestro mundo.

LOS SIMBOLOS DEL REIKI

Sabemos que los símbolos en general, y por tanto también los que se utilizan en el Reiki, son formas mentales, estructuradas con esencia elemental, que están controladas por ángeles de diferentes rangos espiritual, que tratan de encarnar en las estructuras simbólicas, compartiendo los misterios y las energías que conllevan cada uno de ellos, siendo su misión, la de hacer cumplir y de llevar a feliz término el propósito y la intención del iniciador o terapeuta en cada sesión de Reiki. Cualquier símbolo, ya sea en el caso del Reiki, como en cualquier otro trabajo de curación de índole espiritual y trascendente, al estar constantemente siendo invocado y utilizado en todo el mundo, van paulatinamente energetizándose, cumpliendo y consolidando su presencia y su poder en los éteres del espacio, haciéndose cada vez más amplio, más tangible y más incluyente a través del constante y permanente proceso de “recreación mental”, realizado por cientos o miles de personas todos los días en el mundo. 

Estos símbolos o formas dévico-elementales, son altamente vibrantes, estando dotadas de un gran dinamismo de transmutación y de regeneración, que generan un aura de integración espiritual que afecta muy positivamente tanto al terapeuta como a la persona a la que se trata de ayudar, proyectando esa benéfica influencia curativa en todo el entorno donde se produce esta unión trascendente. Afortunadamente, no todos los terapeutas que trabajan con símbolos, al no estar interna y convenientemente preparados, no son capaces de captar el significado y contenido real de los símbolos, de sintonizar e identificarse con ellos, y mucho menos de utilizarlos correctamente en las sesiones de curación. No basta visualizar un símbolo cualquiera y hacerlo más o menos objetivo, hay que conectarse con la realidad que significa y que contiene, con su energía, con su esencia vital y energética, y con la intención y objetivos para los que fue creado. Esto no es fácil, requiere una determinada preparación interna de purificación y entrenamiento.

Por todo esto, es importante tener presente que todos los que nos dedicamos a realizar este tipo de trabajo de ayuda y de servicio a nuestros semejantes, si queremos ser y convertirnos en canales puros y limpios, por donde puedan transitar estas sutiles y especiales energías, hemos de llevar en gran medida una vida ordenada y lo más correcta posible a todos los niveles, tanto en lo físico y de relación con los demás, como en nuestra forma de pensar, de sentir y de actuar, para ser así coherentes, de esta manera, con nuestro sentir interno, altruista y por tanto desinteresado, para poder ser así más útiles a nuestros semejantes.

COMPROMISO Y RESPONSABILIDAD 

Cuando decidimos dedicarnos al Sagrado Arte de la Curación, debemos ser conscientes del Compromiso y de la Responsabilidad que adquirimos con nosotros mismos y con las personas con las que nos vamos a relacionar durante este trabajo de servicio.

El Compromiso, la Responsabilidad, y la Ley del Karma, conforman un triángulo de expectativas y posibilidades trascendentes, que inciden inexorablemente en los resultados de la curación. A esto hay que añadir, que la intención y objetivos del terapeuta, deben basarse en el Amor y en la aceptación del Karma de la persona a la que trata de ayudar.

Existe un Compromiso ineludible, que habría que considerar antes de dedicarnos a la curación. Consiste, en reconocer la obligación de intentar que en la vida diaria, estemos en un estado de Paz y de Equilibrio permanentes. En estas condiciones, conseguimos en gran medida una buena salud física, y un control emocional y mental, lo suficientemente refinados, como para poder enfrentarnos a los variados estados físicos y sicológicos de cualquier paciente con el que tengamos que tratar.

Para que esto tenga lugar, hay que practicar diariamente la meditación (un detalle que muchos terapeutas pasan por alto), un ejercicio necesario para entrenar la mente, y así poder controlar las emociones y deseos conflictivos. Debemos tener presente que la meditación es el mejor ejercicio mental que se puede realizar para llegar hasta lo más profundo de nuestro ser, y así conocer el origen de nuestros traumas, deseos, fobias, manías, hábitos, etc., que condicionan nuestras vidas, y poder liberarnos de los grilletes que nos impiden volar hacia esos elevados estados del ser, en donde mora nuestra Alma, y poder así recibir así de ella, inspiración, consejos, e instrucciones, tan necesarios en este trabajo a la Humanidad. 

Esta preparación, permite poder atraer y transmitir de forma correcta las energías espirituales, que como el Amor Incondicional, que vamos a transmitir a las personas con las que nos vayamos a relacionar. Debemos ser sinceros con nosotros mismos, y conscientes de que si no hemos hecho previamente este trabajo, podemos vernos negativamente afectados por los traumas, problemas psicológicos y estados mentales nocivos, que pueden tener la personas a las que vamos a prestar nuestros servicios de curación, y así, en estas condiciones, poco o nada vamos a poder hacer para poder ayudarles.

Este Compromiso libremente asumido, va a repercutir también en el curador, en las cualidades energéticas más sutiles de su Alma, como el Amor, la Compasión, la Bondad, el Altruismo, etc., que debe trabajarlas, actualizarlas e incorporarlas como forma de expresión permanente en  su vida diaria. Este detalle también pasa desapercibido por la mayoría de los terapeutas, y sin embargo es esencial tenerlo presente para poder ejercer adecuadamente el trabajo de curación. Si no tenemos en nuestro interior, en nuestro corazón, algún atisbo de estas cualidades espirituales, difícilmente vamos a poder acceder a esa Fuente Inagotable del Amor Incondicional y mucho menos, vamos a poder transmitir a su vez, esa sutil energía curativa espiritual que es la Compasión. Si no estamos mínimamente preparados en este sentido, si en nuestras vidas no están presente estas virtudes espirituales ¿cómo vamos a ser canales, para que puedan ser atraídas y conducidas estas energías tan delicadas y sensibles a través de nosotros, si no las hemos sentido ni experimentado antes?, ¿cómo las vamos a reconocer?

La Responsabilidad, se manifiesta en cualquier persona, cuando ha decidido también, libre y voluntariamente adquirir el compromiso de ayudar a todos los seres que se acerquen en busca de ayuda. La Responsabilidad, va a quedar así ligada y unida íntimamente al terapeuta a través de la Ley del Karma.

Por otro lado, nos encontramos también con que la Responsabilidad, va siempre unida al Conocimiento, y éste siempre conduce al Poder, un poder que le permite al curador, atraer y proyectar todo tipo de energías, unas curativas y sanadoras, como el Prana y la Compasión, y otras, que si no está preparado, pueden ser burdas, densas, ineficaces, incluso perjudiciales para el enfermo. 

La utilización de las energías que se ponen en actividad en la curación, confieren al terapeuta, un Poder y una Responsabilidad, que van en aumento, según va adquiriendo, superando y avanzando progresivamente en los niveles de aprendizaje y de práctica hacia todos aquellos que sufren. 

Para que podamos ser canales conscientes del Amor Divino, debemos tener ya presente en nuestro interior, cualidades como, el Altruismo, la falta de Interés, el desapego hacia el  Reconocimiento de nuestro trabajo de curación, y al de Recompensa por la labor que estamos haciendo. Debemos tener siempre presente que hay que hacer el Bien por el Bien mismo, y no por las consecuencias gratificantes o de cualquier otro tipo que de ello, como personas, nos podamos beneficiar.

Debemos considerar que la Ley del Karma va a proporcionarnos todo aquello que necesitemos en el trabajo de curación, facilitando (si hemos previamente hecho méritos para ello) y premiando, por decirlo de alguna forma, con más oportunidades de servicio cada vez más importantes. La Ley del Karma no premia ni castiga, sino que se comporta como un Juez Justo que trata de armonizar cualquier desequilibrio que se pueda producir dentro y fuera de nosotros, por más que como personalidades que somos, a veces nos pueda parecer injusta. 

El Maestro Tibetano Djwhal Khul en el libro “Curación Esotérica”, hace algunos comentarios sobre los requisitos mínimos que debe tener la persona que se va a dedicar a la curación … "no debemos embargarnos en esta actividad loable y trascendente, si no está en consonancia y acorde con nuestra preparación interna, y con nuestra correcta forma de vida” … “la curación requiere tener un cuerpo físico armónico en cuanto a su salud y funcionalidad, un cuerpo astral estable, donde las emociones no impidan ejercer libremente sin interferencias sentimentales la actividad curativa, y un cuerpo mental entrenado en la meditación y en la visualización creativa, para poder encauzar correctamente las especiales y sutiles energías que se van a poner en actividad durante cualquier sesión de curación" ...

TECNICAS Y FORMAS DE CURACION

Dentro de las técnicas y formas que podemos encontrar en el ámbito de la curación, se pueden resumir todas ellas en dos, como indica el Maestro Tibetano, las de tipo Magnético e Individual, y las de Irradiación. Además de estos dos métodos o formas de curación, se podrían añadir, el de Curación Grupal y el de Curación a Distancia

Estos métodos de curación, expresan diferentes etapas de destreza técnica y de evolución espiritual que va desarrollando poco a poco el terapeuta en su largo camino de aprendizaje, de experiencia y de purificación en el transcurso de su intensa vida de servicio.

La Curación Magnética e Individual, es en este caso, similar o parecidas a las del Reiki, donde lo más destacable es que en ambos casos se utiliza la imposición de una o ambas manos sobre el paciente a través de pases magnéticos. Estos pases magnéticos, pueden efectuarse con contacto físico y sin contacto físico. Este tipo de curación, es la más extendida y común, independientemente del nombre que se le asigne y de la escuela o linaje del que proceda.

La Curación por Radiación, esta forma de curación, es la que practica el terapeuta, que ha culminado una elevada etapa de perfeccionamiento técnico y espiritual en el Arte de Curar. En esta etapa de su vida el curador habrá hecho posible que su Alma se exteriorice y exprese a través de su Aura, convirtiéndose así, en un foco de magnética luz, y en un medio por donde se puede exteriorizar su vibrante energía espiritual. En esta etapa, a través de la impersonalidad, el desapasionamiento y de la interna armonía, es como puede irradiar esas energías de curación a voluntad, integrando y fusionando su Aura con la del Paciente, en la forma de un envolvente y unificado campo de radiante luz, sin tener que recurrir al contacto físico, ni a la conocida imposición de manos. Tenemos el Arquetipo de la Curación por Radiación en la figura del Maestro de Compasión y de Sabiduría, un ser, que habiendo trascendido la evolución humana, ha logrado tener un total control sobre las energías y fuerzas de los planos de evolución humana, teniendo por tanto Su Aura, la capacidad de curar y de sanar de forma natural y espontánea. 

Este tipo de Curación por Radiación, es la que utilizan los Discípulos cuando deben ser tratados por problemas de salud. El Maestro Tibetano recomienda que cuando una persona alcanza un elevado nivel espiritual no debería ser tratado por cualquier persona que normalmente está impregnada de bajas vibraciones y de residuos energéticos negativos adheridos a su aura, porque más que beneficiar, entorpecerían e impedirían muy probablemente su recuperación,. En este caso, sí podría ser ayudada por otra persona que estuviera en igual o parecido nivel evolutivo, mucho mejor si fuera su condición de más elevado nivel espiritual. En este caso, la curación se efectúa estableciendo una prudencial distancia entre el paciente y la persona que le va a ayudar, enfocando e interactuando a voluntad ambas Almas, en un proceso de intensa radiación espiritual.

Aunque todavía estamos lejos de alcanzar ese estado de perfección y de elevada condición espiritual que nos permita realizar la Curación por Radiación, no debemos olvidar que de la misma forma que otras personas, a través de su esfuerzo personal, han logrado alcanzar esta facultad curativa, nosotros podemos conseguir esa misma condición espiritual que nos permita también llegar a esa misma o parecida situación, pudiendo así, ser un fiel y más eficaz colaborador del Gran Plan Evolutivo del Logos, y una prolongación más consciente y precisa de nuestro Maestro Interno, nuestro “Yo Inmortal”, dotado de la capacidad innata de poder mitigar y eliminar en gran medida el dolor y el sufrimiento de la Humanidad y de nuestra querida Tierra.

Algunos hombres santos y personas de muy alta condición espiritual, curaban, y curan hoy en día con su sola presencia, con las energías que desprenden sus radiantes auras de luz. No necesitan querer curar, el magnetismo energético que desprenden, poseen las cualidades transmutadoras y regeneradoras, que al hacer contacto con las personas próximas a ellos, recuperan milagrosamente la estabilidad emocional y el control mental, el origen de la mayoría de los problemas y enfermedades que hoy nos afectan a casi todos los seres humanos.

Hasta que llegue el momento en que estemos a la altura espiritual de estos Seres de Luz, irán apareciendo en el tiempo cada vez con más frecuencia, personas que podrán realizar estas casi milagrosas curaciones, será la nueva forma de curación del futuro, en la que sólo se requerirá la proximidad (no el contacto físico), entre terapeuta y paciente. Esto será así, cuando una gran parte de la Humanidad, haya alcanzado un nivel de desarrollo evolutivo físico y espiritual mucho más elevado que el actual.

Lo que hoy día llamamos milagros, y en este caso curaciones espontáneas o milagrosas, es solo el resultado de nuestra ignorancia por no conocer ni saber cómo funcionan las Leyes de la Naturaleza, por no haber alcanzado esa elevada estatura espiritual, donde se pueda presentar ante nuestros ojos la clara visión de una realidad subjetiva, que es la causa y origen desde donde se gestan todos los acontecimientos que tienen lugar en el plano objetivo de nuestra vida física.

La Curación Grupal, este tipo de curación, se distingue básicamente de otros sistemas o formas de curación en que la nota predominante es el de la impersonalidad, donde la figura del terapeuta, de su “yo personal”, se diluye e integra en la Conciencia Global del Grupo de Curación. Esta, es una forma más avanzada de servicio curativo afín a la Era de Acuario en la que nos encontramos, cuya característica más importante es la del cooperativismo, la del trabajo en equipo, y la de síntesis en todas las facetas de la existencia. La práctica continuada de esta forma de curación, confiere al grupo, la facultad de saber irradiar a través de las Auras del Grupo energía curativa sin que haya contacto físico con el paciente. A través de esta práctica curativa, se aprende a armonizar las auras del grupo de curación en un todo homogéneo, y como resultado, a crear una forma mental colectiva, dotada de un gran poder invocador y energético, que va a repercutir muy positivamente en el correcto desarrollo de la sesión de curación. Su práctica es muy sencilla y eficaz, aportando un alto potencial de energía curativa a una gran cantidad de personas en una sola sesión de curación.

En la Curación Grupal, al no estar involucrada por la Personalidad de algún dirigente, el Grupo de Curación, consigue movilizar y canalizar en una sola sesión, una mayor cantidad de energía curativa. Por este motivo, el Alma del Grupo actúa con total libertad, sin estar condicionada por las personalidades individuales que han quedado difuminadas y absorbidas en la Conciencia del Grupo, por lo que los resultados son mucho más amplios e importantes, que los referidos a la curación de forma individual. 

Los Maestros inciden en que la Sanación Grupal, en la Era de Acuario, tomará cada vez más auge y difusión, allí donde al menos se reúnan al menos Tres Personas, (como Representación y Expresión de la Trilogía Universal de Atma, Buddhi y Manas), en cuyos corazones se asiente el Amor, la Buena Voluntad, y el Anhelo de Servir. En esta Nueva Era de desarrollo evolutivo por el que atraviesa la humanidad, el Trabajo Grupal, sea cual sea el ámbito y la forma de aplicación en la que se realice, es donde el hombre consigue avanzar y progresar más rápidamente, como Persona, y como Alma.

La Curación a Distancia, es otra manera de ejercer el trabajo de curación, en el que se distingue de las ya citadas, por no necesitar que esté presente de forma física la persona o paciente al que se trata de ayudar. Si vamos a ejercer correctamente el Trabajo de Curación a Distancia, necesitamos previamente alcanzar  un estado de Paz Interna y de Armonía Integral lo suficientemente estable, como para poder prestar toda la atención a través de nuestra mente y nuestra visión en la persona a la que vamos a ayudar como si estuviera delante de nosotros viéndola alegre y feliz. Cuando hemos logrado esto, a continuación trataremos de establecer contacto a través de nuestra Alma con su Alma.  

En la medida en que el que el terapeuta logra establecer una sintonía y continuidad de Conciencia entre su Alma, con su Mente, y con su Corazón, trasladando a su vez esta situación a la otra persona, en esa misma medida, las posibilidades de éxito serán mayores.

CONCLUSIONES

Una vez realizado el Trabajo de Curación, hay que “olvidarse” de todo lo relacionado con él, teniendo la seguridad de que se van a producir los “resultados más apropiados y necesarios para la otra persona”. No hay que seguir pensando y recordando insistentemente a la otra persona, deseando insistentemente en su recuperación y su bienestar, porque estaremos entorpeciendo e impidiendo que las energías sanadoras que se han puesto en movimiento cumplan con su cometido. Esta inadecuada actitud del “deseo”, hay que tenerla siempre presente cuando tratamos de ayudar a alguien, pues en los niveles internos estas energías curativas y regeneradoras retornan de esta forma a su “creador”, sin acabar de cumplir el objetivo de curación.

Una vez que estamos seguros de que siempre se van a producir los “resultados más apropiados y necesarios para la evolución de la otra persona”, en muchas ocasiones, quizá no comprendamos, que estos resultados obtenidos, no se ajusten a lo que creíamos en un principio que se iban a producir. Los caminos y pruebas por las que hemos de pasar y recorrer en el transcurso de nuestras vidas cada uno de nosotros son muy diferentes, dispares y difíciles de comprender, sobre todo las más dolorosas y más dramáticas, y sin embargo necesarias para nuestra evolución. El Karma, que es la Amorosa Ley de Causa y Efecto, de Acción y de Reacción, de Compensación y de Armonización Universal (para bien o para mal, según lo entendemos a través de nuestra mente lógica y razonadora), siempre actúa tanto en la vida presente, según lo realizado en anteriores circunstancias y existencias precedentes, como para lo que pueda suceder en vidas futuras, según lo que estamos realizando en el presente.

Al final, es siempre el Alma la que decide qué hacer en cada momento de nuestra existencia, la que controla todo el proceso evolutivo de cada uno de nosotros, la que “sabe” lo que es más apropiado y conveniente aunque no lo acepte, entienda, ni comprenda nuestra Personalidad, ya que el Alma vive en el Eterno Presente, y nosotros vemos y comprendemos de manera limitada e imperfecta sólo el “ahora”.

Para terminar, nada mejor que las sabias palabras de los Maestros Moria y K.H., que refiriéndose al Servicio dicen que:

“Trabajar para la Humanidad es una gran tarea,
su recompensa no tiene límites,
se extiende más allá del breve sueño de esta vida,
se extiende más allá de futuros renacimientos”

oooooooooo

¿Qué mejor acto de Servicio podemos realizar,
que el dedicado a tratar de aliviar el dolor y el sufrimiento de la Humanidad,
a la que el Maestro K.H., la llama, y no sin razón, LA GRAN HUERFANA?



POST DATA

La curación se ha convertido hoy en día en una moda a la que muchas personas se acercan por curiosidad, para aprender a manejar energías, por quedar bien en su círculo de amistades, para ganar dinero, para aumentar su curriculum de conocimientos, o bien porque sinceramente les mueve el afán interno de ayudar a sus semejantes.

La mayoría de estas personas, las que intentan dedicarse a la curación de forma altruista y desinteresada buscan a ciegas, sin tener en cuenta los peligros con los que se pueden encontrar al no saber a dónde dirigirse para poder informarse y aprender los pormenores y técnicas de curación. Cuando localizan el sitio, les informan, que deben abonar una importante cantidad de dinero, para poder acceder a un cursillo que por lo general dura un fín de semana.

En este cursillo, poco o nada les explican sobre el lado oculto de la curación, de la constitución septenaria del hombre, de la meditación, de la pureza de vida, etc. Algunas personas no terminan de quedar muy satisfechas con estas explicaciones y no vuelven más, mientras que otras continúan, asistiendo y abonando periódicamente una cantidad de dinero para poder acceder a una más amplia información y prácticas sobre la curación.

Creo sinceramente, que el aprendizaje y la práctica de la auténtica curación y sanación espiritual, “ni se compra ni se vende”. No se debería cobrar dinero por aprender, como tampoco se debería cobrar cantidad alguna de dinero por intentar curar. La curación, no es un producto más de mercadería, es mucho más serio e importante que todo eso. Lo espiritual, debe estar fuera de cualquier contexto personal, profano y mundano. Si es para ganarse la vida, hay otras actividades dentro de las muchas terapias alternativas que existen, que pueden proporcionar unos ingresos económicos suficientes, como para poder vivir dignamente.  


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