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lunes, 2 de mayo de 2016

LAS LEYES DIVINAS O NATURALES

LAS LEYES DIVINAS O NATURALES



Las leyes que determinan la actividad de la Naturaleza y rigen los movimientos de la materia, unas veces destruyendo, otras organizando, y que producen las más variadas formaciones orgánicas e inorgánicas, son eternas e inmutables. Esto forma parte de la “Sabiduría Perenne. ”La comprensión de la sabiduría perenne significa superar nuestras limitaciones basadas, tanto en el desconocimiento de las leyes que rigen el cosmos como en el desconocimiento de nuestro propio ser, el microcosmos. La principal ley que necesitamos interiorizar aquí en este plano material en que habitamos es la ley general de la evolución. No sólo porque ella es la explicación fundamental del universo y de nuestro devenir sino porque nos entrega las líneas centrales del mapa de la existencia.

La existencia,  así como la vida y la creación no podrían tener cabida sin un orden. El equilibrio es necesario y para eso es imprescindible una intencionalidad.

La ley divina es la propia ley natural por la que se rige el universo. Si somos verdaderos discípulos llegaremos a comprender estas leyes. Si no fuera así nuestro desarrollo estaría pendiente de producirse, ya que estas leyes solo nos representarían palabras y más palabras. Por estas leyes serige el Universo y quien se rige por ellas lo consigue todo. No hablamos de conocer las leyes por el simple hecho de conocerlas, sino del conocimiento que necesitamos adquirir, entender y comprender, haciéndolo nuestro, para poder vivir coherentemente de acuerdo con estas leyes.

Podemos pensar que sí, que nos regimos por leyes divinas, que las conocemos y que ya estamos preparados, que no necesitamos ni leer, ni estudiar, ni discernir, ni discriminar, ni servir. O sea que ignorantemente nos sentimos felices pensando que lo sabemos todo y, seguramente, nos puede faltar mucho para salir de tanto espejismo como nos rodea, y uno de ellos podría ser nuestras propias creencias, y dejaremos de tener creencias cuando lleguemos al SER, a nuestra esencia, yeso no se consigue por arte de magia, hay que ejercitar la voluntad y el amor.

Estas leyes esconden el secreto y la esencia de la vida y encierran un programa a desarrollar: el progreso del espíritu que trata de manifestarse. Nuestra misión, a través de las vidas, es desarrollar el espíritu en su plenitud, única manera de conformar la UNIDAD en su perfección y de que se establezca el Plan de Dios en la tierra.

Siempre ha habido seres más avanzados que han sabido lo relacionado con estas leyes o principios, pero ya no son necesarias aquellas organizaciones secretas poseedoras de estos conocimientos. Todavía puede haber quien se otorga esa categoría de poseedor de la verdad, y autoridad, que los demás tienen que seguir porque tal o cual entidades quien tiene la verdad y nos va a salvar. Sin embargo, la humanidad, cada día más, está desarrollando su mente y va adquiriendo la capacidad necesaria para saber los pasos que tiene que dar para tener acceso a estos principios, entenderlos, comprenderlos y vivir conforme a ellos. Para ello es absolutamente indispensable nuestro trabajo para, por nosotros mismos, llegar a la raíz, a la causa de todas las cosas, sin necesidad de que nadie no se equivoque, incluso con la mejor de las intenciones. Es nuestro deber y obligación explotar nuestros talentos, para que cuando creamos, que sea con absoluto convencimiento, y la creencia será sustituida por el SER.

Cuando se reconozca que el hombre común sólo ha sido hasta ahora plenamente consciente en el plano físico, semiconsciente en el emocional y que ahora comienza a desarrollar la conciencia en el plano mental, se evidenciará que su comprensión de las informaciones cósmicas sólo puede ser rudimentaria.

Este tema podríamos tratarlo desde diferentes ángulos. Una versión nos habla de una inteligibilidad racional en el cosmos. Puede encontrarse en las leyes de la física, que son las reglas fundamentales por las que se rige la naturaleza. Y aquí nos podríamos hacer una pregunta:

¿Cuál puede ser la raíz de estas leyes?, que son, que están y que simplemente se nos presentan como una realidad que es, y que como tal hay que aceptarla.

Los físicos se han dedicado a describir fenómenos sin importarles su origen. Se daba por supuesto que esas leyes matemáticas inmutables, absolutas y universales existen, sin dar mayor importancia a su raíz, simplemente son, y las razones, aparentemente, no parece que haya que prestarles ninguna atención, porque los hechos son.

Parece ser que en este siglo XXI, el debate entre círculos científicos y espiritualistas pudiera hacerse posible y las posturas son más cercanas, más beligerantes y desapasionadas. Posiblemente sea algo importantísimo que estemos poniendo en práctica: el desarrollo de lamente, que nos permite dialogar.

Hay un principio fundamental: “Como Es Arriba, es Abajo”. Una ley oculta y clave para la comprensión esotérica del Universo, es la llamada Ley de las Correspondencias o de las Analogías, configurada en el principio “Como es arriba, es abajo”, al que hemos hecho referencia. Esto significa que el Microcosmos, el Ser Humano, es una réplica perfecta y completa en la cual se refleja el Macrocosmos. O lo que es lo mismo, el Ser Humano, reproduce íntegramente la naturaleza, la constitución y las leyes fundamentales que rigen el Macrocosmos. “En nosotros está la fórmula exacta y sintética del Universo”. He aquí la justificación de “hombre conócete a ti mismo y conocerás el Universo”.

Así también se puede entender el significado profundo de esta frase “Dios creó al Hombre a Su imagen y semejanza”. Es una imagen y semejanza en su sentido más auténtico y profundo. Desde esta luz se pueden comprender las palabras del salmo repetidas en el evangelio de S. Juan: “Sois todos dioses e hijos del Altísimo”. Seguimos hablando de analogías.

¿Cómo llegaremos a conocernos a nosotros mismos; podremos echarnos a dormir, pensar que ya lo sabemos todo, que todo es bien fácil, que solamente tenemos que amar….? Más bien se tendría que decir que no, y seguramente las palabras de Cristo de “poner la otra mejilla”, podrían referirse a hacer el camino, cayéndonos y levantándonos una y otra vez hasta aprender cada mensaje de la vida. Seguramente que así llegaremos a conocernos a nosotros, las leyes y el Universo. Por otra parte ¿acaso sabemos lo que es amar, y acaso amamos; estamos explotando todos nuestros talentos para conocer, entender y comprender, y poder actuar en consecuencia, o nos conformamos con lo que nos cuentan los demás?.

Toda la sabiduría formará parte de nuestro haber en la medida que hollemos el sendero de retorno a la casa del Padre; el premio del “ciento por uno” es una realidad, pero no nos tocará en una tómbola, todo hay que ganarlo.

Dice El Kybalion:

- «Los labios de la sabiduría permanecen cerrados, excepto para el oído capaz de comprender.»

- «Donde quiera que estén las huellas del Maestro, allí los oídos del que está pronto para recibir sus enseñanzas se abren de par en par.»

- «Cuando el oído es capaz de oír, entonces vienen los labios que han de llenarlos con sabiduría.»

Para llegar a la sabiduría y a la comprensión de todas las leyes, necesariamente, tenemos que tener voluntad y superar las pruebas del camino, e intencionadamente, purificarnos y redimirnos, o lo que es lo mismo, eliminar las viejas estructuras para regirnos por las nuevas, lo cual supone, y no está mal repetirlo una vez más, estudio, análisis, discernimiento, discriminación y servicio. No podemos cambiar estructuras sin este trabajo y no podremos realizar mejores trabajos sin mejores estructuras.

LA LEY

¿Qué es la Ley divina? Es la determinación tanto en las cosas más insignificantes como en las más importantes, de la voluntad y el propósito divinos. Está más allá del conocimiento del hombre, y algún día la masa comprenderá que todas las leyes de la naturaleza tienen su contraparte espiritual y que funcionan universalmente, sin elegidos, todos somos iguales y por lo tanto no hay excepciones.

El sabio rige en lo inferior y sirve en lo superior. Obedece a las leyes que están por encima de él, y en las que están por debajo de él ordena. De esta manera el hombre forma parte del principio en vez de oponerse al mismo. El sabio se sumerge en la Ley y colabora sin ser un esclavo.

Todo está en el TODO, y el TODO está en todas las cosas. El que esto comprende, ha adquirido gran conocimiento. Esto queda resumido en siete principios:

1. Principio del Mentalismo: Todo es Mente, el universo es Mental. Base del principio creador.
2. Principio de Correspondencia: Como es arriba es abajo. Ley de las analogías.
3. Principio de Vibración: Todo está en movimiento, todo vibra. Nada es estático.
4. Principio de Polaridad: Todo es dual. El equilibrio de los pares de opuestos será nuestro gran trabajo en el camino espiritual.
5. Principio de Ritmo: Todo es cíclico, fluye y refluye, siempre está el avance y el retroceso.
6. Principio de Causa y Efecto: Ley del karma. Todo efecto tiene una causa y toda causa produce un efecto. Nada es casualidad y todos los acontecimientos de la vida tienen su base en esta Ley.
7. Principio de Generación: Es el principio de la creación en cualquier plano.

La violación de la ley, de forma consciente o inconsciente ,tiene sus consecuencias. El cuerpo humano no escapa a esas leyes naturales inmutables. Toda enfermedad es el resultado de la violación de estas leyes naturales. Las personas se enferman porque en esta vida o en anteriores han descuidado los principios fundamentales que nos rigen. Algunas personas exigen salud perfecta, bienestar de todo tipo y creen tener derecho a ello, olvidándonos de que todos los efectos tienen sus causas. Todo está regulado por la ley Divina y aprendemos con el cumplimiento de la ley.

Ana Castro

LIBRE ALBEDRIO

Podría decirse que dentro de los límites de la sabia orientación del hombre inteligente, existe el libre albedrío, en lo que concierne a la actividad del reino humano. Allí donde no existe actividad mental ni facultad para discriminar, analizar y elegir para decidir con responsabilidad y observando las leyes divinas, se impone y entra en acción  la ley del karma y ante esto no tenemos escapatoria, nuestro libre albedrío ha decidido libremente no contemplar la Ley y entonces se impone la Ley de Causa y Efecto que es una Ley de justicia y por eso también se le llama "Ley de la Justa Retribución" que nos va a permitir rectificar y asimilar la enseñanza. 

La gran diferencia que existe entre el reino humano en los tres mundos y los otros reinos de la naturaleza, es el libre albedrío. En la cuestión muerte, el libre albedrío tiene, en último análisis, una definida relación con el alma; la voluntad del alma se cumple consciente o inconscientemente, en lo que a su decisión de la muerte concierne, y esta idea contiene en sí muchas implicaciones sobre las cuales se haría muy bien en reflexionar.

Es imposible predecir lo que hará el género humano, debido al factor del libre albedrío. Tan es así, que el cumplimiento del Plan de Dios en la tierra no se hará presente sin la libre colaboración del ser humano. El ser humano disfruta de soberanía personal que implica el poder y la autoridad intrínsecos del individuo para determinar su propia dirección y destino, o lo que es lo mismo: LIBRE ALBEDRÍO.



 Ana Castro Valle

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