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viernes, 28 de noviembre de 2014
jueves, 27 de noviembre de 2014
MUERTE.- Enseñanzas del Maestro D.K. “El Tibetano”
MUERTE
Enseñanzas del Maestro
D.K. “El Tibetano”
1. Como conozco el tema,
tanto por la experiencia en el mundo externo como por la expresión de la vida
interna, diré que: La muerte no existe. Como bien saben, hay una entrada en una
vida más plena. Hay liberación de los obstáculos del vehículo carnal. El tan
temido proceso de desgarramiento no existe, excepto en los casos de muerte
violenta o repentina, entonces lo único desagradable es la sensación instantánea
y abrumadora de peligro y destrucción inminentes, y algo que se parece a un
shock eléctrico. Nada más. Para los no evolucionados, la muerte es un sueño y
un olvido, porque la mente no está bastante despierta para reaccionar, y el
archivo de la memoria está prácticamente vacío. Para el ciudadano común y
bueno, la muerte es la continuidad en su conciencia del proceso de la vida, y
lleva a cabo los intereses y tendencias de esa vida. Su conciencia y sentido de
percepción son los mismos e invariables. No percibe mucha diferencia, está bien
cuidado, y a menudo no se da cuenta que ha pasado por la muerte. Para el
perverso y cruel egoísta, el criminal y esos pocos que viven únicamente para el
aspecto material, se produce esa situación denominada "atados a la
tierra". Los vínculos, que han forjado con la tierra, y la atracción hacia
ella, de todos sus deseos, los obliga a permanecer cerca de la misma y de su
último medio ambiente terreno. Tratan desesperadamente por todos los medios
posibles, de ponerse en contacto y volver a penetrar en él. En contados casos,
un gran amor personal por quienes han dejado, o el incumplimiento de un deber
reconocido y urgente, mantienen a quienes poseen bondad y belleza, en semejante
situación. Para el aspirante, la muerte es la entrada inmediata en una esfera
de servicio y de expresión a que está muy acostumbrado, percibiendo enseguida
que no es nueva. En las horas de sueño ha desarrollado un campo de servicio
activo y de aprendizaje. Ahora sencillamente funciona en él durante las
veinticuatro horas (hablando en términos de tiempo del plano físico) en lugar
de las breves horas de sueño en la tierra.
2. La mente del hombre
está tan poco desarrollada que el temor a lo desconocido, el terror a lo no
familiar y el apego a la forma, han provocado una situación en la que uno de
los acontecimientos más benéficos en el ciclo de vida de un encarnado Hijo de Dios,
es visto como algo que debe ser evitado y postergado el mayor tiempo posible.
La muerte, si sólo
pudiéramos comprenderlo, es una de las actividades que más hemos practicado.
Hemos muerto muchas veces y moriremos muchas más. Muerte es, esencialmente, cuestión
de conciencia. En cierto momento estamos conscientes en el plano físico; en
otro, nos retraemos a otro plano y estamos allí activamente conscientes. En la
medida en que nuestra conciencia se identifica con el aspecto forma, la muerte
continuará manteniendo su antiguo terror. Tan pronto nos reconozcamos como
almas y hallemos que somos capaces de enfocar a voluntad nuestra conciencia y
sentido de percepción en cualquier forma o plano, o en cualquier dirección
dentro de la forma de Dios, ya no conoceremos la muerte.
Las personas olvidan por
lo general que todas las noches, durante las horas de sueño, morimos en lo que
respecta al plano físico y vivimos y actuamos en otro lugar. Olvidan también
que han adquirido ya la facilidad de dejar el cuerpo físico, porque aún no
pueden conservar en la conciencia del cerebro físico los recuerdos de esa
muerte y el consiguiente intervalo de vida activa, y no relacionan la muerte
con el sueño. Después de todo, la muerte es sólo un intervalo más extenso en la
vida de acción en el plano físico; nos vamos "al exterior" por un
período más largo. Pero el proceso del sueño diario y el proceso de la muerte
ocasional son idénticos, con la única diferencia que en el sueño el hilo
magnético o corriente de energía, a través de la cual corren las fuerzas
vitales, se mantiene intacto, y constituye el camino de retorno al cuerpo. Con
la muerte, este hilo de vidas se rompe o corta. Cuando esto ha acontecido, la
entidad consciente no puede volver al cuerpo físico denso, y al faltarle a ese
cuerpo el principio de coherencia, se desintegra.
3. La juventud olvida, y
con derecho, la inevitabilidad de ese último desprendimiento simbólico que
llamamos Muerte. Pero cuando la vida ha desempeñado su parte y los años han
cobrado su tributo en intereses y fuerza, el hombre cansado y agotado no teme
al proceso de desprendimiento ni trata de aferrarse a lo que anteriormente
deseaba. Da la bienvenida a la muerte y abandona voluntariamente lo que antes
acaparaba su atención.
4. Muerte, dolores y
tristezas, pérdidas y desgracias, alegrías y aflicciones, tal como lo comprende
la conciencia humana, existen porque el hombre todavía se identifica con la
vida de la forma y no con la vida y la conciencia del alma, el ángel solar ...
En el momento en que el hombre se identifica con su alma y no con su forma,
comprende el significado de la Ley del Sacrificio; espontáneamente está regido
por ella, convirtiéndose en aquel que premeditadamente elegirá morir. Pero no
hay dolor ni tristeza y tampoco verdadera muerte.
5. El destino del hombre
es morir, pues todo hombre debe morir al requerimiento de su propia alma.
Cuando el hombre ha alcanzado una etapa superior en la evolución, deliberada y
definidamente elegirá el momento en que conscientemente se retirará de su
cuerpo físico, el cual permanecerá silente y sin alma, desprovisto de luz, sin
embargo, ileso e íntegro; entonces se desintegrará de acuerdo con el proceso
natural, y los átomos que lo ' constituyen volverán "a la reserva de los
entes que esperan", hasta ser nuevamente requeridos para que los empleen
las almas encarnantes. Enton¬ces se repito el proceso en el aspecto subjetivo
de la vida, pero muchas almas ya han aprendido a retirarse del cuerpo astral
sin someterse a ese "impacto en la niebla", una forma simbólica de
describir la muerte de un hombre en el plano astral. Luego pasa al nivel mental
y deja su carcaza astral para aumentar la niebla y acrecentar su densidad.
6. La muerte ha estado
presente en nuestro planeta desde la noche misma de los tiempos; las formas han
venido y desaparecido; plantas, árboles, animales y las formas de los seres
humanos han muerto durante incontables eones y sin embargo nuestro planeta no
es un osario, como muy bien podría serlo a la luz de estos hechos; pero no
obstante sigue siendo motivo de belleza, que no ha sido envilecida ni siquiera
por el hombre. El proceso de morir y de disolución y disipación de las formas
continúa en todo momento sin producir contaminación contagiosa ni desfigurar la
superficie de la tierra. Los resultantes de la disolución son de efectos
benéficos. Reflexionen sobre esta actividad benefactora y la belleza del plan
divino de muerte y desaparición.
7. El cielo que ahora
vivimos ha sido testigo de la más grande destrucción de formas humanas, en toda
la historia de nuestro planeta. No hubo destrucción de seres humanos. Quisiera
que observaran este enunciado. Debido a esta destrucción total, la humanidad ha
ido adoptando rápidamente una actitud más serena respecto a la muerte. Esto no
es muy evidente todavía pero dentro de
pocos años tal nueva actitud comenzará a
destacarse y el temor a la muerte empezará a desaparecer del mundo. En gran
parte también se deberá a la acrecentada sensibilidad del mecanismo humano de
respuesta, que conduce a una interna o nueva orientación de la mente humana,
con imprevisibles resultados.
8. Si analizaran algo más
la cuestión, verían que la muerte libera la vida individualizada, llevándola a
una existencia menos restringida y confinada, y eventualmente cuando el proceso de la muerte haya sido
aplicado a los tres vehículos en los tres mundos a la vida de la universalidad. Este es un
estado de inexpresable bienaventuranza.
9. Un asesinato en
realidad constituye un pecado, por el hecho de que interfiere los propósitos
del alma y no por haber dado muerte a determinado cuerpo físico humano.
Frecuentemente, la muerte parece no tener ningún propósito: ello se debe a que
no se conoce la intención del alma; los acontecimientos pasados, a través del
proceso de la reencarnación, continúan siendo un enigma; son ignoradas las
antiguas herencias y medio ambientes y aún no se ha desarrollado en forma
general el reconocimiento de la voz del alma.
Estas cuestiones no
obstante están en vísperas de ser conocidas; las revelación está en camino, y
para ello estoy sentando las bases.
10. La muerte para el
hombre común reflexivo constituye un punto de catastrófica crisis. Es la
cesación y el fin de todo lo amado, lo familiar y lo deseado; es una brusca
entrada en lo desconocido, en la incertidumbre, y la abrupta terminación de
todos los planes y proyectos. A pesar de toda la fe, puesta en los valores
espirituales, de cuán lúcido sea el razonamiento de la mente acerca de la inmortalidad,
y cuán concluyente sea la evidencia de la supervivencia y la eternidad, aún
queda una duda, el reconocimiento de que existe la posibilidad de una completa
extinción y negación y el fin de toda actividad, reacción cardíaca,
pensamiento, emoción, deseo y aspiración y de las intenciones enfocadas
alrededor del núcleo central del ser humano. El ansia y determinación de
sobrevivir y el sentido de continuidad, todavía descansan, hasta para el más
ferviente creyente, sobre una probabilidad, una inestable base y el testimonio
de otros los cuales en realidad nunca han vuelto para contar la verdad.
11. Quizás algunas líneas
extraídas de El Manual de la Muerte, que existe en los archivos jerárquicos,
podrían explicar y ayudar a adquirir una nueva perspectiva acerca de la muerte.
"A este descenso y
ascenso los hombres le llaman vida, existencia y muerte; a esto Nosotros, que
hollamos el Camino Iluminado, le llamamos muerte, experiencia y vida.
La luz que desciende se
ancla en el plano de la apariencia temporaria. Extiende siete hilos, y siete
rayos de luz pulsan a lo largo de estos hilos. De allí son irradiados veintiún
hilos menores, haciendo que los cuarenta y nueve fuegos fulguren y ardan. En el
plano de la vida manifestada surge la palabra: He aquí, ha nacido un hombre.
A medida que la vida
prosigue, aparece la cualidad de la luz; puede ser tenue y brumosa, o radiante,
clara y brillante. Así los puntos de luz dentro de la Llama pasan y repasan,
vienen y van. A esto los hombres lo denominan vida, la verdadera existencia.
Así se engañan ellos mismos, sin embargo cumplen el propósito de sus almas y se
adaptan al Plan mayor.
Entonces es emitida una
Palabra. El descendente y radiante punto de luz asciende, respondiendo a la
apenas perceptible nota de llamada, atraído a su fuente de donde emanó. A esto
el hombre le llama muerte y el alma le llama vida".
12. La muerte es ahora el
resultado de la voluntad del alma. Eventualmente debe ser el resultado de las
voluntades unidas del alma y de la personalidad y, cuando ello suceda, no habrá
temor a la muerte.
MUERTE: EL ARTE DE
MORIR
El problema de la muerte o
el arte de morir, Esto es algo que
todas las personas gravemente enfermas deben inevitablemente encarar, y los que
poseen buena salud deben prepararse para ello mediante el recto pensar y la
sensata anticipación. La actitud morbosa que adopta la mayoría de la gente
hacia el tema de la muerte y su negativa a considerarla cuando gozan de buena
salud es algo que debe ser alterado y cambiado deliberadamente. Cristo demostró
a Sus discípulos la correcta actitud cuando se refirió a Su venida e inmediata
muerte en manos de Sus enemigos, y a Su reprensión cuando los vio acongojados,
recordándoles que El iría al Padre. Siendo un iniciado de alto grado, quiso
significar, esotéricamente hablando, que haría "la restitu¬ción a la Mónada";
la gente común y los que no han alcanzado el tercer grado de iniciados hacen
"la restitución al alma". El temor y la morbosidad que el tema de la
muerte comúnmente evoca y la poca disposición para encararlo con comprensión,
se debe a que la gente pone excesivo énfasis sobre el cuerpo físico, a la
facilidad de identificarse con él y a que está basado en el temor innato a la
soledad y a la pérdida de las cosas familiares. Sin embargo, la soledad que
acontece después de la muerte, cuando el hombre se encuentra a sí mismo sin un
vehículo físico, no tiene comparación con la soledad del nacimiento. Al nacer,
el alma se halla en un nuevo ambiente, sumergida en un cuerpo que al principio
es totalmente incapaz de valerse por sí mismo o de establecer un contacto inteligente
con las condiciones circundantes, du¬rante un largo período. El hombre viene a
la encarnación sin recordar la identidad, o lo que para él significa el grupo
de almas en esos cuerpos con quienes está relacionado; esta soledad desaparece
gradualmente, y sólo cuando establece sus propios contactos personales,
descubre a los que con¬genian con él y eventualmente reúne a su alrededor a
quienes considera sus amigos. Después de la muerte no sucede lo mismo, porque
el hombre encuentra en el más allá a quienes conoce y se vincularon con él en
la vida del plano físico, y nunca está solo, como el ser humano entiende la
soledad; también es consciente de los que poseen aún cuerpos físicos; puede
verlos, captar sus emociones y también sus pensamientos, pues no existiendo el
cerebro físico no actúa como un obstáculo. Si la gente tuviera mayor conocimiento,
temería a la experiencia del nacimiento y no a la de la muerte, porque el
nacimiento encierra al alma en la verdadera prisión y la muerte física es sólo
el primer paso hacia la liberación.
MUERTE: ELIMINACION
DESPUES DE LA
Consideraremos ahora la
actividad del hombre espiritual interno que ha descartado sus cuerpos físico y
etérico y permanece en el cascarón del cuerpo sutil, un cuerpo compuesto de
sustancia astral o sensoria, y mental. Debido a que el hombre común es
fuertemente emocional y está polarizado en los sentidos, prepondera la idea de
que él se retira, después de la verdadera muerte, primero a su cuerpo astral y
luego a su vehículo mental. Pero en realidad no es así. La base de esta idea
consiste en que un cuerpo está construido predominantemente de materia astral.
Muy pocas personas han llegado a tal grado de evolución que el vehículo en el
cual se encuentran después de la muerte, está compuesto en su mayor parte de
sustancia mental. Sólo los discípulos e iniciados que viven por lo común en sus
mentes, se encuentran inmediatamente después de la muerte en el plano mental.
Muchas personas descubren que están en el plano astral revestidas de un
cascarón de materia astral, y obligadas
a pasar un período de eliminación en la zona ilusoria del plano astral.
Como he dicho
anteriormente, el plano astral no tiene existencia real, es una creación
ilusoria de la familia humana.
Sin embargo, de ahora en
adelante (por la derrota de las fuerzas del mal y el revés sufrido por la Logia
Negra) el plano astral lentamente se convierte en una creación que va muriendo,
y en el período final de la historia humana (en la séptima raza raíz) dejará de
existir, pero ahora no es así. Con la sustancia sensoria que constituye el
plano astral, se construyen formas ilusorias, siendo todavía una barrera en el
sendero del alma, que busca la liberación. Aún "mantiene aprisionada"
a innumerables personas que hasta el momento de la muerte su principal
preocupación es el deseo, los pensamientos ambiciosos y la sensibilidad
emocional, constituyendo ellas una gran mayoría.
El arte de la eliminación
puede por lo tanto clasificarse en tres tipos:
1.
Tal como lo practican esas personas cuya cualidad y constitución son
puramente astrales; se las denomina "kámicas".
2. Tal como lo practican las personas
equilibradas que ya son personalidades integradas; se las denomina kama
manásicas".
3. Tal como lo practican las personas evolucionadas
y los discípulos de todos los grados,
cuyo "enfoque vital" es principalmente mental; se las denomina
"manásicas".
Todas están regidas por
las mismas reglas básicas, pero el énfasis difiere en cada caso. Les pediría
tener presente que allí donde no existe un cerebro físico y la mente no se ha
desarrollado, el hombre interno está prácticamente sofocado en una envoltura de
materia astral y durante largo tiempo sumergido en lo que llamamos plano
astral. La persona kama manásica posee lo que se llama "la libertad que
otorga la vida dual", y es dueña de una forma dual que le permite hacer
contacto a voluntad con los niveles superiores del plano astral y con los
niveles inferiores del plano mental. Recordaré nuevamente que no hay en ese momento
cerebro físico para registrar estos contactos. La conciencia del contacto
depende de la actividad innata del hombre interno y de su peculiar estado de
captación y apreciación. La persona manásica posee un vehículo mental
transparente cuya tenue densidad está en proporción con la liberación del deseo
y de la emoción.
Estos tres tipos de
personas emplean un proceso eliminador de naturaleza similar, pero utilizan una
técnica diferente en el proceso. En bien de la claridad podría decirse que:
1. El individuo kámico elimina su cuerpo astral mediante la
atrición y lo abandona mediante la analogía astral del centro plexo solar. Esta
atrición se debe a que todos 'los deseos innatos y las emociones inherentes
están, en esta etapa, relacionados con la naturaleza animal y el cuerpo físico,
que ninguno de los dos existen ya.
2. El individuo karna
manásico emplea dos técnicas. Esto sucede lógicamente porque elimina,
primeramente, su cuerpo astral y luego su vehículo mental.
a. Elimina el cuerpo
astral por el creciente deseo de llevar una vida mental. Se retira gradual y
constantemente al cuerpo mental y el cuerpo astral esotéricamente "se
desprende" y finalmente desaparece. Esto sucede por lo general en forma
inconsciente y quizás necesite bastante tiempo. Sin embargo, cuando el hombre
está por encima del término medio y al borde de ser un individuo manásico, la
desaparición se produce súbita y dinámicamente, y el hombre queda liberado
dentro de su cuerpo mental, lo cual sucede en forma consciente y rápida.
b. Destroza el cuerpo
mental por un acto de voluntad humana, y además porque el alma comienza a ser
lentamente consciente de su sombra. El hombre interno es atraído hacia el alma,
aunque muy tenuemente. Este proceso es relativamente rápido y depende de la
extensión de la influencia manásica.
3. El individuo manásico,
enfocado ahora en su cuerpo mental, tiene dos cosas para realizar para:
a.
Disolver y desembarazarse de cualquier
sedimento astral que pudiera empañar su transparente cuerpo mental. El
denominado cuerpo astral ya no existe prácticamente como factor de expresión.
Esto lo logra haciendo afluir mayor luz desde el alma. En esta etapa la luz del
alma disuelve la sustancia astral, así como la luz combinada del alma de la
humanidad disolverá finalmente el así llamado plano astral.
b. Destruir el cuerpo
mental empleando ciertas Palabras de Poder, las cuales son comunicadas al
discípulo por intermedio del Ashrama de su Maestro y hacen afluir el poder del
alma en gran medida, produciendo en consecuencia tal expansión de conciencia
dentro del cuerpo mental, que es despedazado y no constituye ya una barrera
para el hombre interno. Ahora puede ser un liberado hijo de la ente, dentro del
Ashrama de su Maestro, de donde "no saldrá más
MUERTE: RESTITUCION
1.Después de todo, la muerte es en sí un trabajo de restitución.
Implica la tarea de devolver la sustancia a los tres mundos de sustancia,
haciéndolo voluntaria y gozosamente; implica también la restitución del alma
humana al alma de la cual emanó, haciéndolo con el gozo de la reabsorción.
Todos deben aprender a considerar la muerte como un acto de restitución; cuando
puedan hacerlo, se obtendrá nueva luz y verdadero significado sobre la muerte,
y se convertirá en parte integrante
reconocida y deseada de un
constante proceso viviente.
2.Si se me preguntara cuál es la
principal tarea de todos los grupos de curación, tal como la Jerarquía quisiera
que actuaran en el futuro, diría que consiste en preparar a los seres humanos
para lo que podríamos considerar el aspecto restaurador de la muerte, dando así
un nuevo y más feliz significado, del dado hasta ahora al temible enemigo del
género humano. Hallarán que cuando trabajan en estas líneas indicadas de
pensamiento, se repite constantemente el tema de la muerte, y el resultado de
ello será la adopción de nuevas actitudes hacia la muerte y se inculcará una
gozosa expectativa, cuando ocurra ese inevitable y tan familiar acontecimiento.
Los grupos de curación deben prepararse para encarar esta condición básica de
todo lo que vive, y la mayor parte de su trabajo consiste en elucidar el
principio de muerte. Se dice que el alma debe retornar a quien la dio. Hasta
ahora ello constituye una restitución obligada y temida, que engendra temor y
hace que hombres y mujeres de todas partes clamen por la curación del cuerpo
físico, sobrestimando su importancia, y los induce a considerar que la
prolongación de la existencia terrenal es el factor más importante de sus
vidas. En el próximo ciclo, tales actitudes erróneas deben llegar a su fin; la
muerte se convertirá en un proceso normal y comprensible, tan normal como el
proceso de nacer, aunque menos doloroso y temible. Este comentario es una
profecía y como tal debe ser considerado.
2. Las palabras 1a tierra
a la tierra, y el polvo al polvo", tan familiares en los rituales
funerarios de Occidente, se refieren a este acto de restitución y significan el
retorno de los elementos del cuerpo físico al depósito original de la materia,
y de la sustancia de la forma vital al depósito general etérico; las palabras
"el espíritu que Dios otorgó volverá a Él" es una referencia distorsionada
de la absorción del alma por el alma universal. Sin embargo los rituales
comunes no acentúan que el alma individualizada, en proceso de reabsorción,
instituye y ordena, por un acto de la voluntad espiritual, esa restitución.
MUERTE: SECUENCIA DE
ACONTECIMIENTOS
1. Creo que lo mejor que
puedo hacer, a fin de esclarecer más ese tópico, es describir la secuencia de
los acontecimientos que suceden en el lecho mortuorio, recordándoles que los
puntos de abstracción final son tres: la cabeza, para los discípulos e
iniciados y también los tipos mentales avanzados; el corazón, para los
aspirantes, las personas de buena voluntad y todos aquellos que han logrado
cierta medida de integridad de la personalidad y están tratando de cumplir,
hasta donde les es posible, con la ley del amor, y el plexo solar, para las
personas no desarrolladas y emocionalmente polarizadas. Todo lo que puedo hacer
es clasificar las etapas del proceso, dejando que las acepten como posibles e
interesantes hipótesis que esperan ser verificadas; que crean en ellas sin duda
alguna, porque confían en mi conocimiento, o bien, las rechacen como
fantásticas, inverosímiles y sin importancia alguna.
Recomiendo lo primero,
porque les permitirá mantener la integridad mental e indicará una mente abierta
que los protegerá al mismo tiempo de la credulidad y la estrechez mental. Estas
etapas son:
1.
La orden del alma de retirarse de su
propio plano, e inmediatamente se produce un proceso interno y se evoca una
reacción interna en el hombre, en el plano físico:
a. Tienen lugar ciertos
sucesos fisiológicos donde se halla asentada la enfermedad, vinculados con el
corazón, afectando también a los tres grandes sistemas que tan poderosamente
condicionan al hombre físico: la corriente sanguínea, el sistema nervioso en
sus diversas expresiones, y el sistema endócrino.
b. Una vibración corre a
lo largo de los nadis. Los nadis son, como bien saben, la contraparte etérica
de todo el sistema nervioso y subyacen en todo nervio del cuerpo físico. Son
los agentes por excelencia, de los impulsos directrices del alma, reaccionando
a la actividad vibratoria que emana de la contraparte etérica del cerebro.
Responden a la Palabra directriz, reaccionan a la "atracción" del
alma, y entonces se organizan para la abstracción.
c. La corriente sanguínea
es afectada en forma oculta peculiar.
d.Se produce el temblor
síquico cuyo efecto es aflojar o romper la conexión entre los nadis y el
sistema nervioso; por ello el cuerpo etérico se desprenderá de su envoltura
densa, aunque todavía interpenetre cada una de su partes.
2.Se
produce frecuentemente una pausa en este punto, de corta o larga duración. Esto
es permitido a fin de que el proceso de aflojamiento se lleve a cabo lo más
suavemente posible y sin dolor. Dicho aflojamento de los nadis comienza en los
ojos. Este proceso de desprendimiento a menudo se demuestra en el relajamiento
y falta de temor que el moribundo demuestra a menudo; evidencia una condición
de paz y la voluntad de irse, más la incapacidad de hacer un esfuerzo mental.
Parecería como si el moribundo, conservando aún su conciencia, reuniera todos
los recursos para la abstracción final.
3.El
cuerpo etérico organizado, desprendido de toda relación nerviosa, debido a la
acción de los nadis, comienza a recogerse para la partida final. Se retira de
las extremidades hacia la requerida "puerta de salida", enfocándose
en la zona alrededor de esa puerta, esperando el "tirón" final del
alma directriz. En esta etapa se lleva a cabo un proceso dual de atracción:
a. El cuerpo vital se está preparando
para irse.
b. El cuerpo físico
responde a la disolución.
Podría agregarse que hay
también una tercera actividad, aquella en que el hombre consciente, retira su
conciencia, constante y gradualmente, dentro de los vehículos astral y mental,
como preparación para lo total abstracción del cuerpo etérico en el momento
apropiado. El hombre se va despegando cada vez más del plano físico,
retrotrayéndose en sí mismo. En el caso de una persona evolucionada este
proceso se lleva a cabo conscientemente, y el hombre retendrá su interés vital
y la percepción de sus relaciones con los demás, aunque vaya perdiendo su
aferramiento a la existencia física. En la vejez este desapego puede observarse
más fácilmente que en la muerte por enfermedad, y con frecuencia puede
observarse que el alma o el hombre viviente interno, pierde su aferramiento
sobre lo físico y, por lo tanto, sobre la realidad ilusoria.
4. Nuevamente se produce
una pausa. En este punto el elemental físico puede a veces recobrar su
aferramiento sobre el cuerpo etérico, si el alma lo considera deseable y si la
muerte no es parte del plan interno, o si el elemental físico es tan poderoso
que puede prolongar el proceso de la muerte. Esta vida elemental a veces libra
una batalla que dura días y semanas. Sin embargo, cuando la muerte es
inevitable, la pausa en este punto será excesivamente breve y a veces durará
segundos. El elemental físico pierde su aferramiento y el cuerpo etérico espera
el "tirón" final del alma, actuando de acuerdo a la Ley de Atracción.
5. El cuerpo etérico sale
del cuerpo físico denso en etapas graduales y por un punto escogido de salida.
Cuando ha terminado de salir, el cuerpo vital asume entonces los vagos
contornos de la forma que energetizó, haciéndolo bajo la influencia de la forma
mental que el hombre ha construido de sí mismos durante años. Esta forma mental
existe en el caso de cada ser humano, y debe ser destruida antes que la segunda
etapa de eliminación se haya completado. Me referiré a esto más adelante. Aunque
liberado de la prisión del cuerpo físico, el cuerpo etérico no está aún libre de
su influencia. Existe todavía una pequeña relación entre ambos, la cual
mantiene al hombre espiritual cerca del cuerpo recién abandonado. Debido a ello
los clarividentes pretenden a menudo haber visto el cuerpo etérico flotando
alrededor del lecho de muerte o del ataúd. Interpenetrando todavía al cuerpo
etérico se hallan las energías integradas que llamamos cuerpo astral y vehículo
mental, y en el centro existe un punto de luz que indica la presencia del alma.
6. El cuerpo etérico se
dispersa gradualmente a medida que las energías que lo componen se reorganizar,
y retiran, dejando únicamente la sustancia pránica que se identifica con el
vehículo etérico del planeta mismo. Estos procesos de dispersión, como dije
anteriormente, son grandemente ayudados por la cremación. En el caso de una
persona no evolucionada, el cuerpo etérico puede permanecer durante largo
tiempo en la cercanía de su cascarón externo en desintegración, porque la
atracción del alma no es potente y el aspecto material lo es. Cuando es una
persona evolucionada y su pensamiento está desligado del plano físico, la
disolución del cuerpo vital puede ser excesivamente rápida. Una vez que esto se
ha realizado, el proceso de restitución ha concluido; el hombre está libre,
temporalmente al menos, de toda reacción provocada por el tir0n atractivo de la
materia física; permanece en sus cuerpos sutiles preparado para el gran acto
que he denominado "El Arte de la Eliminación".
Al finalizar esta
inadecuada explicación de la muerte del cuerpo físico, en sus dos aspectos,
surge un pensamiento: la integridad del hombre interno. Permanece siendo él
mismo. Queda intacto, sin trabas; es un agente libre en lo que concierne al
plano físico, y ahora responde únicamente a tres factores predisponentes:
1. La cualidad de su equipo astral emocional.
2. La condición mental en la que habitualmente vive.
3. La voz del alma, a menudo poco conocida, pero a veces muy
conocida
y amada.
La individualidad no se
pierde, es la misma persona que se halla todavía en el planeta. Sólo ha
desaparecido lo que fue parte integrante de la apariencia tangible de nuestro
planeta. Lo que ha sido amado u odiado, lo que ha sido útil o inútil para la
humanidad, quien ha servido a la raza o ha sido ineficaz, aún persiste, está en
contacto con los procesos cualitativos y mentales de la existencia, y
permanecerá eternamente, individual, cualificado por el tipo de rayo, parte del
reino de las almas y un alto iniciado por propio derecho.
2. El proceso oculto de la
MUERTE es el siguiente:
a. La primera etapa consiste en retirar la
fuerza vital del vehículo etérico del triple cuerpo físico... y la consiguiente
“ corrupción", siendo "dispersado en los elementos". El hombre
objetivo desaparece y el ojo físico ya no lo ve aunque se halla en su cuerpo
etérico. Cuando la visión etérica esté desarrollada la idea de la muerte
asumirá proporciones muy diferentes. Cuando la mayoría de la raza pueda ver a
un hombre actuar en su cuerpo físico etérico, el abandono del cuerpo denso será
considerado como una liberación".
b. La segunda etapa consiste en retirar la
fuerza vital del cuerpo etérico y en desvitalizarlo.
c. La tercera etapa consiste en retirar la
fuerza vital de la forma astral o emocional, para que ésta sea desintegrada en
forma similar y la vida centralizada... en cualquier otra parte. Ha adquirido
una acrecentada vitalidad por medio de la existencia en el plano físico, y le
ha dado color por medio de la experiencia emocional.
d.
La etapa final para el ser humano consiste en ser retirado del vehículo
mental. Las fuerzas vitales, después de esta cuádruple abstracción, son
centralizadas totalmente... en el alma..
miércoles, 26 de noviembre de 2014
EL TERCER OJO (AART JURIAANSE)
EL
TERCER OJO
AART
JURIAANSE
Mucho ya
se ha escrito en la literatura esotérica sobre el tercer ojo, y parece que se
precisa más claridad sobre este poco comprendido órgano místico. Sin embargo,
aunque las descripciones y las explicaciones pueden dar algún concepto mental
de este 'ojo', la verdadera comprensión interior nunca puede alcanzarse hasta
que, por el desenvolvimiento espiritual gradual, una medida de experiencia de
visión práctica a través de este 'ojo del alma' es en primer lugar conseguida -
otra de estas paradojas esotéricas.
Se
encontrará que unas pocas expresiones sinónimas son parcialmente descriptivas y
podrán dar quizás alguna idea de las funciones del tercer ojo. Por ejemplo: el
ojo espiritual; el espejo del alma; el ojo del alma; el ojo que todo lo ve; el
ojo del mago; el ojo de la visión; el ojo interno; el director de la energía.
El tercer
ojo existe en materia etérica y es un centro de fuerza etérico situado justo
delante de la frente, en el punto medio entre los dos ojos físicos. Aunque
asociado con la glándula pineal, no debe ser confundido con ella, que es
claramente una pequeña glándula física detrás del cerebro. El tercer ojo debe
considerarse como la correspondencia etérica de la glándula pineal, y es sólo
cuando la última alcanza la actividad plena que el 'ojo' funcionará
efectivamente, indicando la etapa 'completamente despierta' del hombre.
El tercer
ojo es también el instrumento de la Voluntad o Espíritu, y así se convierte en
el 'Director de la energía'.
El 'ojo'
provee al aspirante de visión interna de los espacios subjetivos, y por tanto
de clarividencia, y también permitirá al trabajador eficiente control sobre
muchas de las energías que gobiernan el comportamiento de la materia.
Hasta que
el ojo está funcionando, aunque sólo parcialmente y periódicamente, el hombre
no puede comprender y apreciar plenamente la naturaleza de la energía que él es
capaz de manejar y por tanto de los poderes potenciales a su disposición.
Finalmente este ojo le dará los poderes del mago blanco, y es por ello que
también se conoce como el 'ojo del mago'. Es dirigiendo las energías con el
tercer ojo que las formas mentales son energizadas y vivificadas, llevando a
los constructores menores (devas) a una línea particular de actividad.
El tercer
ojo es por tanto la agencia directora en todo trabajo mental creativo, así
formando también la base de toda creación práctica. Fijando el ojo interno en
el objeto de contemplación, se produce una corriente continua de energía, que
cuando se enfoca sobre lo objetivo engendra vitalización y actividad. Como
norma este proceso opera inconscientemente, pero a través de la meditación y la
contemplación el estudiante cualificado aprende a aplicar estos principios
deliberadamente y a voluntad, aunque con discernimiento.
Es a
través de este 'ojo que todo lo ve' que el Maestro de Sabiduría o el hombre
perfeccionado, puede en cada momento ponerse en contacto con sus discípulos,
dondequiera que estén, o puede comunicarse con otros miembros de la Jerarquía
Espiritual a través del espacio etérico. Este ojo le sirve como un instrumento
para dirigir y controlar las energías y mantener formas mentales que pueda
haber creado dentro de su esfera de influencia o en su sendero de servicio, y
es a través de este medio que dirige corrientes de energía para ayudar y
estimular a sus discípulos y grupos en cualquier lugar y momento.
La
visualización también estimula el desarrollo del tercer ojo, y las formas,
ideas y abstracciones de pensamiento pueden así ser vestidas mentalmente y traídas
a la existencia etérica.
Hay
principalmente dos procedimientos que son responsables del desarrollo de la
glándula pineal. Primero ésta puede estimularse por energías que emanan del
alma misma y actuando a través de los centros etéricos. Este flujo descendente
de energía egoica o del alma proviene en primer lugar de los centros
despertados a través de la meditación y la actividad espiritual; la energía
afecta esa glándula, que con el curso de los años se desarrollará gradualmente
y comenzará a desenvolverse para comenzar un nuevo ciclo de actividad. La
glándula pineal puede, sin embargo, también ser estimulada por una vida física
racional, y disciplinando al cuerpo a las leyes del desenvolvimiento
espiritual. Esto significará llevar una vida regulada, evitando la carne, y
estimulantes como la nicotina y el alcohol, y practicando moderación en todas
las cosas. De esta manera la glándula perderá progresivamente su atrofia y se
vitalizará.
Para
resumir se puede decir que el tercer ojo constituye la ventana del alma, de
donde mira hacia dentro en los tres mundos de la existencia humana, revelando
la naturaleza de los mundos internos, el Reino de Dios y el Plan Divino; dirige
la energía del alma en el plano físico, y finalmente une al hombre despierto
del plano físico con el mundo astral o subjetivo, permitiéndole funcionar allí
con plena conciencia. Por tanto permite al hombre hacerse consciente de aquello
que previamente permanecía oculto a sus sentidos; un mundo de nuevas realidades
fantásticas se abre a su visión etérica, y la naturaleza y la cualidad del
espacio de las almas y aquel de la Jerarquía se le revela en toda su belleza.
En realidad estas nuevas percepciones son animadas más claramente y se vuelven
más auténticas para el observador que lo que nunca pudo haber sido el mundo de
experiencia física.
Aart
Jurriaanse
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