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sábado, 26 de octubre de 2013
EL FRACASO
FRACASO
Compilación de textos del Maestro Tibetano
Reconozca el fracaso, si lo hubo, y luego mirando la luz y con
una sonrisa en los labios, dé la espalda a ese fracaso y siga adelante con
firmeza.
No es fácil para los discípulos iniciados identificarse con las
debilidades y los fracasos, sin embargo, deben hacerlo. Constituyen una parte
de la expresión de la humanidad, tanto como la fortaleza o el éxito, y no puede
haber separación en la actitud, ni fracaso en la identificación. Los discípulos
deben aprender a identificarse con la totalidad.
Sólo un pensamiento le daré para que lo repita, siempre que se
sienta desalentado, cansado o débil:
“En el centro de todo amor yo permanezco y nada puede llegarme
aquí, y desde ese centro me exteriorizaré para amar y servir”.
No ha prestado aún un
servicio que sea de valor para el futuro, pues lo ha realizado sacrificándose a
sí mismo, involucrando el sacrificio de su tiempo, intereses y deseos
personales, basado en sus cualidades personales. Ha observado la forma en que
sirven los demás, se ha preguntado por qué y cómo decidieron servir de manera
tan diversa; ha sugerido a los demás el servicio que podrían prestar y a veces
ha hecho posible que lo prestaran; ha hablado con grupos sobre el servicio,
pero sin resultado que justifique la fuerza empleada. ¿Por qué? Porque no se daba
a sí mismo con amor, sino únicamente de lo que le era externo.
De lo único que debe lamentarse es de no aprender las lecciones
del fracaso.
El servicio que prestamos con frecuencia es distinto del que
quisiéramos ver realizado y planeado por los servidores; sabemos además que
prestar servido significa un sinfín de desengaños, incesante lucha, duros
golpes, aparentes e inexplicables fracasos - debido todo a que la fuerza
espiritual de la humanidad aún no guarda proporción en lo que a la atracción
material respecta.
Los fracasos, donde los hubo, no es necesario que se repitan,
porque el amor grupal puede neutralizarlos; las flaquezas de la personalidad,
errores y defectos, se pasan por alto y se olvidan en la urgencia de la
necesidad humana y no penetran en el ashrama. Les pido que recuerden esto y con
corazón humilde persistan en sus esfuerzos, amen a toda la humanidad y sigan su
camino.
Los discípulos aspirantes son mucho más conscientes de los
defectos y atributos de la personalidad de los demás, que los discípulos más
avanzados en los ashramas. El discípulo avanzado puede ser, y lo es, bien
consciente de los defectos, fallas y cualidades indeseables de aquellos con
quienes está asociado, pero su tendencia mental a la crítica no es el factor
determinante, como sucede en la mayoría de los menos evolucionados. Los
condiciona mucho más la aspiración, el esfuerzo y la intención fija, que el
aspecto de la personalidad. Mide el aferramiento del alma sobre el yo inferior,
principalmente desde el aspecto de la estabilidad de ese aferramiento; trata al
aspirante, por lo tanto, de acuerdo a ese reconocimiento, pero no lo hace
analizando su falta de desarrollo. Esto es algo de gran importancia, porque así
lo hacen los Maestros cuando eligen y entrenan a un grupo para la iniciación.
El Maestro no se ocupa de los defectos temporarios sino del aferramiento y de
la intención del alma y de cómo responde habitualmente el aspirante a la
energía del alma, cuando esa energía es aplicada...
...Los Maestros piensan en términos de ciclos y no en términos
de una vida individual; como ustedes no pueden hacerlo, excepto teóricamente,
no les es posible comprenderlo. Observo, por ejemplo, la experiencia, los
fracasos y las realizaciones de los discípulos de mi Ashrama, en términos de
ciclos de mil años. Lo que pueden haber realizado en esta vida, a menos que sea
de destacada significación, con toda probabilidad será totalmente desconocido
para mí; si quiero, puedo saberlo y lo hago en esos casos en que los resultados
de alguna actividad tienen repercusiones sobre mi Ashrama, o sobre una gran
parte del grupo de discípulos.
Permítanme exponerlo así: no observo el mezquino egoísmo, las
pequeñas y tontas vanidades y la inestabilidad que los perturba, las palabras
despiadadas que pueden pronunciarse sobre los demás y el hecho de no amar o
poner un erróneo énfasis en la vida diaria, y tampoco lo hace Maestro alguno.
Son asuntos de su propia alma; los resultados afectan a su familia, amigos o grupo
comunitario, y no nos incumben. Sin embargo son cosas que las ven en los demás
y afectan su juicio, evocan simpatía o antipatía, alabanzas o acusaciones, pero
- como individuos - los coloca inevitablemente en el banquillo de los acusados.
Ningún Maestro se erige en juez. Cuando Cristo dijo: “No juzguéis y no seréis
juzgados”, indicó un estado mental donde la mente y la comprensión controlan de
tal modo, que el aspirante no halaga ni culpa; debido a esta actitud general en
el acercamiento mental hacia las personas, entonces es libre para convertirse
en miembro definitivo de un Ashrama.
El Maestro no ve u observa los pequeños fracasos, los momentos
de angustia o perturbación, las fricciones de la personalidad, que (desde el
ángulo del discípulo observador) parecen empañar la visión. Durante los
intervalos - espaciados al principio, pero más frecuentes cuando el servicio
adquiere mayor importancia- el Maestro es consciente del progreso general
alcanzado, del desarrollo de la estructura que erige el discípulo para servir y
de la amplitud de su luz en el mundo. A menudo nos divierte comprobar que
algunos discípulos (particularmente los entrenados en los primitivos grupos
donde predominaba la personalidad) creen que los Maestros se entrometen en sus
vidas diarias, conocen sus pequeños defectos e ínfimos fracasos y saben todo lo
que piensan y hacen. Nos preguntamos a veces si ustedes creen que los Maestros
tenemos tiempo para ocuparnos de los hábitos mentales, actos y palabras que el
discípulo va superando rápidamente.
A nosotros llega y nos interesa únicamente el bien que hace un
individuo.
Observará que no me preocupo de sus errores o fracasos. Son
inevitables y relativamente sin importancia; un discípulo en su etapa de
desarrollo es siempre consciente de ellos y se puede confiar en que dará los
pasos necesarios para corregirlos.
Fracasó, hermano mío. ¿Por qué continuar año tras año abrumado
por el fracaso, con la mirada fija en el fracasado yo inferior? Todos han
fracasado y fracasarán en alguna línea. A veces les sucede a los Maestros
cuando hacen el primer intento de recibir una de las iniciaciones superiores, y
desde el ángulo jerárquico eso no significa fracasar. Al fracaso casi no se lo
reconoce como tal, sino que se hace el esfuerzo para buscar la causa del
fracaso.
viernes, 25 de octubre de 2013
PRINCIPIOS GENERALES DE TEOSOFÍA .- C.W. LEADBEATER
PRINCIPIOS GENERALES DE TEOSOFÍA
C.W. LEADBEATER
Ardiente deseo tengo de exponer de la
Teosofía una idea tan clara y fácilmente comprensible como me sea dable.
Por lo tanto, no enunciaré más que los
principios generales en cada punto particular. Si al lector Le apetecen informaciones
complementarias, puede consultar obras más importantes y las monografías que tratan
de cada materia especial. Al fin de cada capítulo citaré las obras de consulta
más a propósito para quienes deseen profundizar tan atractivo sistema.
Empezaré, pues, por el simple enunciado de lo más notable de los principios
generales que el estudio de la Teosofía permite establecer. Algunos lectores encontrarán
afirmaciones que acaso les parezca increíbles o absolutamente opuestas a sus ideas
preconcebidas. Recuerden, sin embargo, que nada expongo como simple teoría ni
como especulación metafísica u opinión religiosa de mí peculiares, sino como un
conjunto de hechos científicos analizados y comprobados :muchas veces por mí
mismo y por otros.
Declaro, además, que este conjunto de
hechos puede comprobarlos quienquiera que emplee el tiempo y el trabajo
necesarios para ello. No ofrezco al lector un Credo que haya que tragar como
una píldora. Trato de exponerle un sistema para que lo estudie, y, sobre todo,
una vida para vivirla. No le exijo fe ciega. Únicamente le ruego que considere
la Teosofía como una de tantas hipótesis, aunque para mí sea la más viva
realidad.
Si al lector le satisface esta llamada
hipótesis más que las otras; si le parece que resuelve mayor el número de
problemas de la vida; que responde a mayor número de preguntas, entonces
profundizará más todavía su estudio y encontrará, según creo y espero, la
satisfacción siempre creciente y el íntimo gozo que yo mismo encontré. Si, por
el contrario, juzga preferible cualquier otro sistema, ningún mal le resultará
de ello, pues habrá aprendido algo de las creencias de un grupo de hombres con
los cuales no se ha puesto de acuerdo por de pronto; pero en cuanto a mí toca,
tengo suficiente fe en estas creencias para asegurar que tarde o temprano
llegará la hora en que el lector las admita cuando sepa lo que nosotros
sabemos.
LAS TRES GRANDES VERDADES
Una de nuestras primeras obras
teosóficas establece tres verdades absolutas que jamás pueden
desaparecer completamente, aunque en
ciertas épocas padezcan pasajeros eclipses, porque no haya quien las proclame.
Estas verdades fundamentales son tan vastas y sublimes como la vida misma, y,
sin embargo, tan sencillas como la mente del hombre más ingenuo. No puedo menos
de diputarlas por los más importantes principios generales entre los que he de
exponer.
Luego después formularé algunos
corolarios de estas verdades fundamentales, y en tercer lugar
enumeraré algunas de las ventajas que
necesariamente resultan de estos conocimientos primordiales. En fin, después de
haber bosquejado esquemáticamente las líneas generales del asunto, las
examinaremos una por una y procuraré dar cuantas explicaciones complementarias
quepan en esta obrita para aprovechamiento de los principiantes.
1ª Hay Dios. Es bueno. Es el gran
vivificador que mora en nosotros y fuera de nosotros. Es inmortal y eternamente
bienhechor. No se le puede oír ni ver ni tocar, y, sin embargo, lo percibe
quien percibirlo desea.
2ª El hombre es inmortal. La gloria y el
esplendor de su porvenir no tienen límites.
3ª El mundo está regido por una divina
ley de absoluta justicia, de modo que cada hombre es en
realidad su propio juez, el árbitro de
su propia vida, que a sí mismo se procura gloria o ignominia, premio o castigo.
COROLARIOS
De cada una de las precedentes verdades
primordiales se deducen varias subalternas que las explican y corroboran.
De la primera se deducen las siguientes:
(Hay Dios. Es bueno.)
1ª A pesar de las apariencias, todo está
combinado con inteligencia y precisión para producir el bien. Todos los
sucesos, por deplorables que parezcan, acaecen en realidad tal y conforme deben
acaecer. Todo cuanto nos rodea propende a auxiliarnos y no a embarazarnos; pero
es necesario comprenderlo.
2ª Puesto que el plan del universo
converge a favorecer el progreso humano, deber notorio del hombre es aprender a
comprenderlo.
3ª El hombre que ha llegado a comprender
este plan tiene también el deber de cooperar inteligentemente a su realización.
De la segunda verdad fundamental se
derivan las siguientes: (El hombre es inmortal.)
1ª El hombre real es un alma con cuerpo
accesorio.
2ª El hombre debe tomar el alma por
punto de vista para mirar todas las cosas, y cada vez que en su interior surja
un conflicto, identifíquese con la parte más elevada de su ser y no con la
inferior.
3ª Lo que comúnmente llamamos vida humana no es sino un día de la verdadera y
eterna vida.
4ª La muerte tiene mucha menos
importancia de la que generalmente se le da. No es en modo alguno el fin de la
vida, sino el paso de un estado a otro de la misma.
5ª El hombre tiene tras sí en su pasado
una inmensa evolución cuyo estudio es en extremo interesante e instructivo.
6ª Igua1merife tiene ante sí, en su
porvenir, una admirable evolución cuyo estudio es todavía más interesante e
instructivo.
7ª Es absolutamente cierto que el alma
humana acabará por alcanzar la meta que le está señalada, por mucho que parezca
haberse desviado de la línea de evolución.
De la tercera verdad fundamental se
deducen las siguientes: (El mundo está regido por una divina ley de absoluta
justicia)
1ª Cada pensamiento, cada palabra y cada
obra produce un resultado definido que no es un premio o castigo exterior, sino
consecuencia indeclinable del pensamiento, de la palabra o de la obra con los
que se relaciona, como el efecto con la causa, a manera de dos partes
inseparables de un todo.
2ª Por deber y por interés propio ha de
estudiar el hombre a fondo la ley divina, a fin de resignarse a ella y
aprovecharla como aprovecha las demás leyes de la naturaleza.
3ª Es necesario que el hombre tenga
absoluto dominio de sí mismo, a fin de regular juiciosamente su vida de
conformidad con la ley divina.
jueves, 24 de octubre de 2013
martes, 22 de octubre de 2013
LA CIRCUNSPECCIÓN OCULTA (Por Alice Bailey)
LA CIRCUNSPECCIÓN OCULTA
Por Alice A. Bailey
Publicado en The Beacon, Marzo 1926
“Saber, Querer, Osar y Callar”
Podría ser de utilidad enumerar brevemente
algunas de las razones del porqué se impone la circunspección a todos los
iniciados y, por tanto, por qué todos los discípulos deben cultivar la cualidad
del silencio, como etapa preparatoria para aprehender la naturaleza de la
“Circunspección Oculta”.
En la actualidad ello es muy necesario para
destacar la facultad equilibradora del silencio. Pero, en estos días de
desarrollo de la mente concreta, imponer el silencio resulta de poca utilidad;
más aún, a quienes observan las exigencias, eso les induce a creer que el
silencio, o vela la ignorancia o no es más que la imposición de una orden
arbitraria. De ahí que mi propósito sea dilucidar, de alguna manera, el
problema y mostrar por qué es necesario que quienes estén afiliados a la
Jerarquía —como aspirantes o iniciados juramentados— deban desarrollar esta
restricción oculta.
1. El pensador poco atento o el no-iniciado
no se da cuenta del efecto que produce la palabra hablada y del efecto del
poder atractivo del habla. Cuando un hombre habla, magnéticamente atrae
sustancia dentro de su aura inmediata y afecta —quiera él hacerlo o no— a las
unidades de vida sensibles en los cuerpos, sutiles o densos, de sus semejantes.
Por lo tanto, cuando anuncia a los alumnos que le están prestando atención que
él es un iniciado o un discípulo, haciéndolo con afirmación positiva y, de este
modo, atrayendo la atención hacia su personalidad, inevitablemente actúa sobre
los aspectos atómicos negativos en los cuerpos y así también sobre las vidas
negativas receptivas o aspectos receptivos en los cuerpos de sus hermanos. Sus
palabras no están de acuerdo con el “Yo soy ESE” oculto que produce la
identificación con la vida grupal central y, por lo tanto, con la chispa
central de fuerza positiva en todas las unidades del grupo. Pero, la
declaración — al ser una afirmación de la personalidad— tiene su reacción sobre
las personalidades de todos sus hermanos, actuando a través del aspecto
negativo, y es la imposición (a menudo inconsciente) de su fuerza o del poder
de su voluntad sobre la de ellos la que causa eso; y los efectos de tal
imposición no dejan de producir resultados terribles. Estimula aquello que es
indeseable y desarrolla reacciones o respuestas negativas, como la devoción a
la persona en cuestión y la voluntad de ser guiados por el que habla o enuncia
su posición jerárquica personal, o bien causa repulsa, produciendo así separación,
y ésta engendra odio y luchas.
Este es el motivo, entre otros, por el que
a los discípulos se les enseña a menospreciar su prestigio personal y al mismo
tiempo a exaltar la naturaleza del Dios interno, que es idéntico en todos los
hombres, y se les pide que se abstengan de hablar, a menos que sirva al
propósito grupal. Se presta mejor servicio a los propósitos grupales mediante
el estímulo del aspecto más elevado en cada hombre.
Entonces, ¿por qué los Maestros han dado
a conocer que son Adeptos?
Aunque los Maestros hayan permitido que se
sepa (a través de Sus discípulos) sobre sus servicios, conocimientos y poder
para ayudar y que han trascendido los tres mundos del esfuerzo humano, les
pediría a ustedes que tengan en cuenta que tales admisiones hechas a través de
la palabra o la letra, se han hecho a Sus discípulos juramentados, sobre
quienes recae el karma de pasar la información al público en general. Y sobre
sus hombros recae la responsabilidad de trabajar sobre los resultados, ya sean
buenos o malos. Es un hecho en el desarrollo oculto que cuanto más cerca un
discípulo está del Maestro y de la meta, más discreto es y (como individuo)
busca menos atraer la atención del Maestro o hacia sí mismo como agente de ese
Maestro. El trabajo que debe ser hecho puede lograrse más fácilmente cuando hay
menos formas mentales para ser transmutadas.
¿No debemos, pues, transmitir información
acerca de los Maestros al público en general?
Es necesario que el público sea informado
sobre la naturaleza y el trabajo de los Maestros, porque el momento es
apropiado; pero esto es algo claramente diferente al problema que estamos
examinando, el de proclamar la afiliación personal a un Maestro o a la
Jerarquía.
Por lo tanto, los discípulos e Iniciados
protegen el trabajo por medio de un muro de silencio de la personalidad, que
ellos guardan. También se ha de tener en cuenta (y esto se comprende poco,
aunque es de considerable importancia en este caso) que los cuerpos de
manifestación, a través de los cuales trabajan los Adeptos en el plano físico,
se construyen definitivamente con fines específicos; están compuestos de
materia de los subplanos más elevados de cada uno de los tres planos, y la
impresión se efectúa desde Sus propios niveles, a través de los átomos
permanentes búdico y manásico, directamente en el cerebro físico; para Ellos no
existe unidad mental o átomos permanentes en los tres mundos. Han superado el
dominio de los Padres Lunares, e incluso del Ángel Solar; son puras esencias
espirituales. Por tanto, sólo pueden influir en el aspecto espiritual del
hombre, aunque también controlan las fuerzas infrahumanas si así lo desean.
Ésta es la verdad oculta detrás de la idea de que los Maestros pueden trabajar
solamente con los seres humanos cuando estos hayan “entrado a Su mundo”, o sea,
que se hayan elevado a un tal estado de conciencia donde están en contacto con
su propio aspecto espiritual, al inicio con el principio medio, el Ego, y más
tarde con la Mónada. Por lo tanto, el mandato consiste en que el hombre encuentre
su propio Dios interior, el Iniciador, que despierte y sea más sensible a la
vibración egoica. Después los Maestros pueden trabajar, y lo hacen, para
reforzar esa impresión hasta lograr el vínculo consciente definido en la
primera Iniciación; y así el hombre está en el CAMINO para “ver a su Dios”.
Cuando esto ocurre, el iniciado no debe hablar acerca de ello. Se ha de tener
presente que después de un proceso similar en la vida de su hermano, no habrá
necesidad de hablar, porque el reconocimiento será mutuo aunque no esté basado
en palabras; y tales declaraciones sobre los vínculos, como que ‘soy un
Iniciado’ sólo conducen a resultados equívocos.
2. Asimismo en la vida oculta se ordena
guardar silencio, como es bien sabido, debido al peligro de transmitir
conocimientos a los incautos, los curiosos, los inescrupulosos y a quienes no
están preparados. Por lo tanto, a menos que un discípulo muestre una sabia
discriminación en el uso de los hechos ocultos impartidos gradualmente, se
retrasa el proceso iniciático, en el que le son comunicadas las palabras de las
fórmulas y las claves. No es, pues, por azar que se nos enseña el aforismo
oculto que “La palabra es plata y el silencio es oro”, puesto que el oro es el
símbolo del alma transmutada que funciona con fuerza eléctrica positiva,
mientras que la palabra es plata y se refiere a las vidas negativas; y el
hombre que utiliza la palabra, como normalmente se entiende, está todavía bajo
el dominio de la vida involutiva. La Palabra tiene que ver con los Dioses; el sonido
con Dios. La idea es expresada en la Palabra del Logos, que se lleva a cabo
satisfactoriamente por la “Hueste de la voz”. Desde el punto de vista del Ego,
o Dios interno, en este ciclo manifestado la palabra es una característica de
la personalidad (los dioses en manifestación triple) y el sonido lo es de la
naturaleza del Ego en los niveles abstractos. El Iniciado trabaja en el plano
mental usando las palabras universales; los hombres trabajan en los planos
inferiores a través del discurso o la multitud de palabras y sonidos. El método
para el Iniciado en entrenamiento, para el discípulo que mantiene disciplina,
asimismo como para el Adepto en el trabajo liberado es siempre el mismo: la
meditación, la comprensión, la visualización y el sonido; y quien medita,
siempre permanece como el que emplea conscientemente estos cuatro. El método
para el hombre en su propio plano son siempre las conclusiones de la mente
inferior, la imaginación, las formas de deseo y las palabras fragmentarias; y
el hombre se identifica inconscientemente con las formas que crea y con las
formas mentales inmaduras que visualiza. Entonces, hasta que un hombre no sea
libre o aún esté en proceso rápido de liberarse en el Sendero, no se le puede
confiar el conocimiento de las energías que dirigen y manipulan las fuerzas de
la involución o el aspecto sustancia. Primero tiene que aprender los métodos
del silencio oculto.
3. El silencio consciente también es
encomendado a un discípulo por las siguientes razones:
a. El silencio desarrolla en él el
conocimiento de los motivos, a través de las consideraciones sobre la razón
para hablar y la necesidad de circunspección.
b. El silencio desarrolla en él la cualidad
de la meditación interior y la capacidad para escuchar su voz.
c. El silencio sirve para enseñarle el
proceso de la conservación de energía y cómo acumular fuerza para el servicio a
la humanidad.
d. El silencio engendra en él la capacidad
de conservar el equilibrio y le permite lograr el alineamiento consciente con
el Ego, su propia Divinidad interior.
4. Otra razón contundente para el cultivo
del silencio es que hablar engendra karma y la palabra hablada siempre produce
resultados que tendrán que ser resueltos si las palabras se relacionan con la
personalidad o están basadas en ella. El discípulo o Iniciado debe estar en
proceso de disminuir y resolver el karma, con miras a la liberación. Al mismo
tiempo, la emisión de la palabra de la Hermandad y el empleo del habla con el
fin de ayudar o de enseñar a los hombres EL CAMINO, no engendra karma.
Cuando un hombre hace afirmaciones y llama
la atención sobre sí mismo, bien como un Iniciado o un discípulo, él ata a sí
mismo, ya sea favorable o desfavorablemente, a otras unidades humanas; y debe
resolver con ellos los efectos del uso de tal discurso y liberarse, con el
tiempo, de las formas mentales de devoción o aversión, de ardiente atracción o
rechazo despectivo, y tendrá que “permanecer”, en el sentido oculto del
término, hasta que haya deshecho, lo que sea, los malos efectos de sus mal-evaluadas
palabras. Ésta es una contundente razón para guardar silencio.
Los Maestros trabajan con aquellos que se
acercan a Ellos, que se esfuerzan por abrirse camino hasta Su presencia y
encontrar la entrada que conduce a Su mundo mediante la similitud de la vibración.
Ellos no envían anuncios a todo el mundo, porque conocen la ley, y Sus palabras
se las dicen a los que llegan hasta Ellos y a los que se han decidido a
buscarlas por gran necesidad. Hablan a Su propia gente, a los que conocen a
través de un reconocimiento individual; y Sus palabras son para ellos, para que
puedan ser sus agentes en el plano físico a fin de llevar a efecto los Planes.
ALICE A. BAILEY
lunes, 21 de octubre de 2013
RADIO ACRÓPOLIS
PULSA EL ENLACE Y OIRÁS ESTE MAGNÍFICO MEDIO DE COMUNICACIÓN
Radio para la difusion de la filosofia a la manera clasica
JIDDU KRISHNAMURTI Y “EL REINO DE LA FELICIDAD”
JIDDU KRISHNAMURTI Y “EL REINO
DE LA FELICIDAD”
EXTRACTO DEL LIBRO
Papul Jayakar
PREFACIO
Se me instó a que escribiera un prefacio de las siguientes
páginas. Francamente no lo necesitaban, aunque tal vez convenga explicar el
motivo de su publicación. Son conversaciones sostenidas con algunos de mis
amigos en el castillo de Eerde, en Ommen (Holanda).
El castillo es de estilo arquitectónico usado en las primeras
edificaciones de principios del siglo XVIII y se le considera como uno de los
más hermosos ejemplares de aquel período. Seguramente es uno de los más bellos
lugares que conozco. Todo lo del castillo pertenece a dicho período y está en
perfecta condición. Hay admirables tapices Gobelinos que dan un ambiente de
antigua dignidad y belleza.
Corpulentos árboles dos o tres veces centenarios, rodean el
castillo; sus potentes copas desaparecen en las nubes, y se escuchan allí
extraños murmullos.
El lugar está henchido de encanto y dicha, y mis conversaciones
versaron naturalmente sobre este eterno tema.
J. KRISHNAMURTI
Nota
Puedo añadir a lo precedente que las descritas condiciones eran
posiblemente las más favorables para que se manifestara la influencia del
Instructor del Mundo. Krishnaji estaba rodeado de un pequeño grupo de
fervorosos estudiantes, creyentes en su inspiración y que gozosamente acogían
la presencia del Señor. Los lectores reconocerán la profunda sabiduría, la
sorprendente originalidad y la exquisita dicción de este admirable libro. Los
prudentes lo estimarán; los que no lo sean harán lo que les parezca.
ANNIE BESANT
LA VOZ DE LA INTUICIÓN
Deseo, en cuanto se me alcance, exponeros ciertas ideas que
debéis estudiar y que os darían un definido e inteligible concepto de la
verdadera vida espiritual. Me parece que todos vosotros entendéis que para
crear, como habéis de crear si queréis vivir, se necesita lucha y descontento;
y para convertirlos en fruición, debéis cultivar vuestro propio punto de vista,
vuestras propias tendencias, vuestras propias capacidades, y por esto deseo
despertar en cada uno de vosotros, aquella Voz, aquel Tirano, el único guía
capaz de ayudaros a crear. La mayor parte de vosotros prefiere, por ser más
fácil camino, copiar. A la mayoría de vosotros, les gusta imitar. Para muchos
de vosotros es mucho más cómodo no cultivar vuestras propias tendencias,
vuestras propias cualidades, vuestra propia naturaleza, sino más bien imitar
ciegamente. Y creo que convendréis conmigo en que esto es fatal para el
desenvolvimiento de la Voz. La más noble guía de cada uno de vosotros es esta
Voz, este Tirano, esta Intuición; y cultivándola, ennobleciéndola y
perfeccionándola llegaremos a la meta; nuestra propia meta.
Cultivando esta voz hasta que llegue a ser el único Tirano, la
única Voz a que obedezcamos, debemos descubrir nuestra meta y trabajar
incesantemente para alcanzarla. Ahora bien, ¿qué meta es esta? Para mí, consiste
en conocer la Verdad final. Anhelo llegar a un estado en que por mí mismo
conozca lo que he conseguido, que yo soy la personificación de dicha Verdad. Y
al lograr esta Verdad, logro al propio tiempo mi anhelo: la paz, la perfecta
tranquilidad de mente y emociones. Tal es la meta para mí. Ante todo lo
esencial es fortalecer en cada uno de vosotros esta Voz que se asevera por sí
misma de cuando en cuando. Y cultivar y ennoblecer la Intuición; debemos
aprender a pensar y obrar por nosotros mismos. El cultivo de esta Voz de la
intuición requiere una conducta acorde con sus dictados.
La imitación nada tiene que ver con la belleza. El Arte no
consiste en copiar la Naturaleza tal como es, sino en la dignidad del símbolo
que la representa. Así, cada uno de nosotros ha de ser un artista; un artista
que cree por sí mismo porque le ha conmovido un vislumbre de la Visión.
Observaréis que los verdaderos e insignes artistas, los genuinos y eximios
instructores no tienen el sentimiento de la exclusividad, sino que encarnan
todas las cosas, son parte de todas las cosas. Debemos tener varios aspectos a
fin de producir lo perfecto. Un jardín lleno de rosas, podrá haber en él las
más perfectas rosas de toda variedad y color, pero si todo son rosas, carecerá
de belleza el jardín.
Todos propendemos a ser como los demás. Deseamos acomodarnos a
determinado tipo y adaptarnos a moldes que no son de nuestra hechura. Esto es
fatal para el desenvolvimiento de la perfecta intuición. Sin embargo, no
debemos olvidar que todos nos encontraremos en el Reino de la Felicidad.
Por nuestro nacionalismo o nuestra modalidad de culto religioso
propendemos a pensar que somos diferentes de otras personas; tratamos al mundo
como si estuviese independiente de nosotros y llegamos a ser exclusivos en
nuestras perspectivas. Destruiremos en vez de crear si tenemos tan limitada
visión y tan restringidas ideas. Yo deseo, en cuanto se me alcance, despertar
en cada uno de vosotros esta Voz, que os guiara por el camino que queráis
seguir, que es vuestra propia vida, el sendero por vosotros mismos trazado. Y
mientras obedezcáis a esta Voz, a esta Intuición, no podréis errar; pero
erraréis si tratáis de obedecer y seguir las órdenes, las ideas, las visiones
de los demás.
Yo puedo exponeros mi ideal de Verdad, de perfecta paz y amorosa
ternura, pero debéis esforzaros en alcanzarlo por vosotros mismos. Yo puedo
exponer los principios de Verdad, pero vosotros, por medio de vuestra propia
Voz y obedientes a esta Voz, debéis desenvolver vuestra propia Intuición,
vuestras propias ideas, y así alcanzaréis la meta donde todos nos hemos de
encontrar.
Esto es para mí lo más importante de la vida. Yo no quiero
obedecer a nadie, sea quien sea, mientras no esté yo convencido de que tiene
razón. No quiero ocultarme tras la pantalla que vela la Verdad. No quiero tener
creencias a las cuales no pueda responder ni darles mi alma, mi corazón y todo
mi ser. En vez de ser vulgares y mediocres, debéis escuchar esta Voz, cultivar
esta Intuición, y descubrir así nuevas sendas de vida, en vez de ir a la
aventura por ajenos senderos.
Según ya dije, para realizar este ideal debéis desenvolver
vuestra Intuición, esencial es la perfecta armonía de emociones y de mente para
que se manifieste la Intuición, la Voz de vuestro verdadero ser.
La Intuición es el susurro del alma. Es Intuición la palabra
guiadora de vuestra vida. Cuanto más armonicemos por el perfeccionamiento y la
purificación nuestras intensas emociones y agudos pensamientos, más aptos
seremos para oír esta Voz, la Intuición, que es común a todos, la Intuición,
que pertenece colectivamente a la humanidad y no a un particular individuo.
Debéis tener vivos sentimientos de amor, de intensa dicha o de sincera bondad.
Quien carece de emociones no sirve para nada, mientras que quien intensas las
tiene, aunque de siniestra índole, puede siempre tratar de refinarlas y
perfeccionarlas. La persona insensible e indiferente no puede crear, destruir
ni edificar. Observaréis que un gran destructor nunca es persona mezquina sino
que algo admirable hay en él. Tampoco es mediocre ni endeble un gran amador.
Cuantos más sentimientos y emociones tengáis, tanto mejor; pero al propio
tiempo habéis de aprender a dominarlas, porque las emociones son como las malas
hierbas, que si no las escardáis infectarán el jardín. Si tenéis débiles
emociones, pero las vais alimentando día tras día, acabarán por crecer y
vigorizarse. La idea de que no debemos tener sentimientos ni emociones es
absurda y contraria a la espiritualidad. Cuanto más fervorosos sean vuestros
sentimientos, mejor; pero habréis de dominarlos so pena de sufrimiento. Si no
los domináis os apartaréis de vuestra Intuición y os extraviaréis por
vericuetos en vez de seguir el camino recto hacia vuestro ideal.
Tened formidables sentimientos y disfrutad de ellos. No seáis
negativos, sino intrépidamente emprendedores. Digo esto con tanta vehemencia,
porque todos tenemos propensión a ser de un mismo tipo, a pensar de una misma
manera, a congregarnos en torno a la misma persona, y tememos no poder adelantar
si no pertenecemos a tal o cual actividad. Pero, ¿qué es el adelanto? Es
vuestra propia felicidad. El adelanto es tan solo una palabra. Yo preferiría
ser feliz a cuantas mezquinas satisfacciones pueda el mundo dar. ¿Qué importa
la religión a que pertenezcáis ni la fama de que gocéis mientras os sintáis
verdaderamente felices y podáis mantener absolutamente claro y distinto vuestro
ideal?
Imaginaos por un momento al señor Buda y Sus discípulos. Fueron
las grandes excepciones de su época. Todos tenían un solo Maestro, una sola
meta un solo ideal: Él. Y sin embargo, cada uno de ellos tenía la chispa del
genio. No eran mediocres porque seguían a Quien era la excepción, la flor de la
humanidad, y todos deben llegar a ser un tal ejemplo.
domingo, 20 de octubre de 2013
LA GRAN INVOCACIÓN, LA ESPADA DE DIOS
LA
GRAN INVOCACIÓN, LA ESPADA DE DIOS
Engañosamente, la Gran Invocación
en su presentación inmediata es una composición de palabras sencillas y suaves; sin embargo, detrás de las palabras está la fuerza conductora de una potencia inmensa de efectos mágicos e impresionantes llevados a cabo en las alas del pensamiento y palabras. |
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Wendy Boyd
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EL MAESTRO JESÚS DIJO: “No vine a traer la paz sino una espada.” Esto es una forma de llamar la atención y, al mismo tiempo, una afirmación desafiante, aunque el sentido de expectativa asociada con Su reaparición descansa principalmente sobre la idea de que definitivamente la paz es lo que Él traerá. De hecho, muchos asumen que es Su tarea divina traer la paz, poner fin a los problemas mundiales y que, por esto, la humanidad está exenta de toda responsabilidad. Igualmente existe una tendencia a imaginar que en Su reaparición se manifestará en la misma forma que Él tomó antes como Jesús de Nazaret. Aunque la apariencia que tomará es aún desconocida, parece razonable que la primera señal de este evento será un despertar en la consciencia humana –esto es, primero Él estará presente en la consciencia misma. Conforme el corazón y la mente humana descubren, experimentan y expresan cada vez más el principio Crístico a través de la correcta acción y las correctas relaciones humanas, Él reaparecerá. Una forma en la cual se puede ver que esto está sucediendo es a través de los miles que han pasado por la primera iniciación, El “nacimiento de Cristo en la caverna del corazón”. Por lo tanto, la espada que Él trae es digna de examen, porque tiene diversas implicaciones tanto como símbolo y como energía.
EL MAESTRO JESÚS DIJO: “No vine a traer la paz sino una espada.” Esto es una forma de llamar la atención y, al mismo tiempo, una afirmación desafiante, aunque el sentido de expectativa asociada con Su reaparición descansa principalmente sobre la idea de que definitivamente la paz es lo que Él traerá. De hecho, muchos asumen que es Su tarea divina traer la paz, poner fin a los problemas mundiales y que, por esto, la humanidad está exenta de toda responsabilidad. Igualmente existe una tendencia a imaginar que en Su reaparición se manifestará en la misma forma que Él tomó antes como Jesús de Nazaret. Aunque la apariencia que tomará es aún desconocida, parece razonable que la primera señal de este evento será un despertar en la consciencia humana –esto es, primero Él estará presente en la consciencia misma. Conforme el corazón y la mente humana descubren, experimentan y expresan cada vez más el principio Crístico a través de la correcta acción y las correctas relaciones humanas, Él reaparecerá. Una forma en la cual se puede ver que esto está sucediendo es a través de los miles que han pasado por la primera iniciación, El “nacimiento de Cristo en la caverna del corazón”. Por lo tanto, la espada que Él trae es digna de examen, porque tiene diversas implicaciones tanto como símbolo y como energía.
Que Él solo y sin ayuda traerá la paz y solucionará los
problemas de la humanidad no es solamente una ilusión peligrosa, que refuerza
la apatía y la dependencia, sino que también fomenta el espejismo de ver a
Cristo en una forma estrictamente astral, altamente cargada con fervor
aspiracional o emocional. Entonces existe una parte importante que la espada
está desarrollando, cortando y desenraizando primero las ilusiones y espejismos
que rodean las formas mentales distorsionadas con relación a Cristo. La Gran
Invocación, como espada de la verdad, le señala a la consciencia directamente
la realidad –el centro donde la mente, el corazón y la voluntad de Dios son
conocidos y experimentados. La invocación unida por Su retorno a la Tierra, en
la segunda estrofa, trata sobre la liberación de una energía esencial, la
energía de amor, más que por la aparición de una forma divina, no importa cuan
excelsa sea. Para esto, la Jerarquía ha usado palabras como una fórmula que
instantáneamente eleva el corazón y la mente sobre las formas astrales en torno
de Cristo, y con ello ubica la consciencia en un estado impersonal, un estado
de la mente y del ser de consciencia realmente grupal.
Engañosamente, la Gran Invocación, en su presentación inmediata,
es una composición de palabras suaves y sencillas; sin embargo, detrás de las
palabras está la fuerza conductora de una potencia inmensa y de efectos
totalmente mágicos e impresionantes, llevados a cabo en las alas del
pensamiento y de la palabra. Una de las lecciones más rudimentarias que el
discípulo debe aprender es el control de la palabra, especialmente porque el
uso nocivo del lenguaje puede abrir la puerta a los elementos más perjudiciales
de las fuerzas astrales. En este contexto estamos considerando el poder de las
palabras, símbolos e imágenes y cómo pueden ser usadas para invocar energías
espirituales y crear determinados efectos. Al decir la Gran Invocación tenemos
claro, ya sea que estemos solos o en grupo, que son las fuerzas más elevadas de
luz, amor y poder las que deseamos invocar. En cierto sentido, es poesía
intuitiva, donde que la forma y la estructura usada promueve las cuatro cualidades
de la intuición, iluminación, comprensión y amor. Como se ha dicho, precipita
el efecto y expone la causa –invocando la realidad a través de la intuición
como lo opuesto a la ilusión.
La Palabra como la Espada
Es interesante darse cuenta que “ espada” ( sword,
en inglés) se convierte en palabra ( word, en inglés) cuando la
letra “s” es eliminada y se puede decir que a través de la Gran Invocación
estamos manejando Su palabra en el nombre de Cristo como el Representante
Divino de la Voluntad de Dios.
La forma que toma la Gran Invocación se basa en una serie de
palabras que sirven como el vehículo activador a través del cual el mensaje
encapsulado del Plan Divino puede ser cumplido. Por lo tanto, se puede decir
que todo individuo o grupo que usa la Gran Invocación toma la espada/palabra y
ayuda en la “creación-destrucción” de los obstáculos que impiden el sendero de
Su retorno: por una parte, destruyendo las barreras, y por otra, penetrando la materia etérica a través del
poder de la correcta palabra para crear la forma y construir el sendero que se
debe tomar –un sendero esculpido con verdad, amor y la intención unida. La Gran
Invocación está entrenando el corazón y la mente en el diestro arte del manejo
de la espada/palabra en el combate espiritual para que las fuerzas de la luz,
el amor y el poder puedan surgir triunfantes en la Tierra.
Sin embargo, la espada, como Excalibur, aún tiene que ser
extraída de la piedra, de la piedra concreta de la mente inferior. La Gran
Invocación se puede ver como el Excalibur que es liberado de la piedra y surge
a la vida para todos aquellos que aplican la voluntad-al-bien para usarla –la
espada en la piedra está esperando ser empuñada y cumplir su destino, la
promesa del paraíso recuperado. Aunque la leyenda de Arturo está más allá del
ámbito de este trabajo, hay algunos paralelos interesantes entre los símbolos
clave de Excalibur/Arturo y la Gran Invocación/Reaparición de Cristo. Por
ejemplo, un tema –la creencia de que Arturo no está muerto y retornará- permanece
enraizada en la mente popular a través de los siglos. Las primeras referencias
provienen desde las áreas celtas en un poema Galés, el cual advierte
crípticamente, “La tumba de Arturo es un misterio hasta el día del juicio”; se
menciona un combatiente que escapó a Bodwin (Cornualles) en 1113, porque un
francés se burló de un hombre de esa localidad, por asegurar que Arturo estaba
vivo; son alusiones a una creencia obstinada entre las personas de que él
retornaría. Adicionalmente, Arturo se convirtió en la encarnación del ideal del
caballero cristiano recibiendo su herida mortal a manos de su sobrino Mordred,
un caballero falso y traidor, el Judas de Camelot, quien abrió la puerta al
mal. En el tema de las palabras, símbolos y sus implicaciones es interesante
darse cuenta que la palabra mal ( evil, en inglés) es vida (
live, en inglés) escrita al revés.
Arturo puede ser comparado, al compartir una función similar,
con el principio Crístico en cuanto que su presencia o aparición es la clave
para liberar la espada de la roca. En este contexto es representativa de la
transición desde la “adherencia” de la mente concreta inferior, a la velocidad
más rápida y superior de la intuición, dando a la Gran Invocación un efecto
transformador en el plano mental.
La leyenda dice que solamente Arturo, de corazón muy puro, podía
sacar la espada de la roca, y esto corresponde al requerimiento de un centro
cardiaco desarrollado y purificado como una base esencial para el uso del
aspecto voluntad con relación al trabajo esotérico. Similarmente, la Gran
Invocación, como Excalibur/Arturo, trabaja más efectivamente cuando es manejada
con un corazón y motivo puro.
La Espada de Mercurio
Otro ejemplo del uso de la espada, y su correspondencia
simbólica del trabajo preparatorio, se encuentra en la historia de Hércules
como el discípulo mundial. Antes de que Hércules empezara sus doce trabajos,
los dioses le dieron ciertos dones. Se nos ha dicho que “Con lenguaje agraciado
y brillante ingenio llegó Mercurio, llevando una espada de raro diseño, que él
ofreció a Hércules en un estuche de plata. Él la ató en el muslo de Hércules,
pidiéndole que la mantuviera afilada y brillante. “Debe dividir y cortar,” dijo
Mercurio, “y debe moverse con precisión y adquirida destreza.” 1
También se nos ha dicho que “el don de una espada que vino de
Mercurio, el mensajero de los dioses, es de profunda importancia, porque la
espada es el símbolo de la mente que divide, separa y corta. A través de su
uso, Mercurio añadió a los demás dones concedidos a Hércules el análisis mental
y la discriminación. * 2. A Mercurio también se le llama el
mensajero alado y está asociado con la comunicación; en esencia él es el
“mensajero del cielo” o, en este contexto, el mensajero de la Jerarquía,
resumiendo el poder de la palabra hablada en conjunción con la técnica de la
invocación. La versión Griega de Mercurio es Hermes, que significa “interprete
o mediador”; ciertamente, parecería ser una interrelación de estas habilidades
requeridas si la humanidad, como el discípulo mundial, va a actuar como
embajador de la Jerarquía al presentar la Gran Invocación a los demás.
Los alquimistas equipararon a Mercurio con los conceptos
relacionados de fluidez y transmutación y, a causa de su fluidez (como en el
caso de todos los líquidos), el uso de la Gran Invocación es uno de los
procesos más alquímicos que ocurren cuando transmuta la materia en espíritu,
elevándola desde lo inferior a los superior y desde lo transitorio a lo
estable. Se nos ha dicho que Mercurio es “supremamente mental,” siendo el
principal agente del tercer aspecto de inteligencia activa y al mismo tiempo
encarnando el segundo aspecto de amor-sabiduría, en particular el aspecto
sabiduría. Se refiere a él como una energía dual, en la medida que expresa
tanto la mente concreta como la mente abstracta de Dios. Otro punto de interés
es que la mente concreta inferior fue desarrollada en el primer sistema solar y
la mente abstracta superior o intuitiva, la razón pura, se está desarrollando
en este sistema. Por lo tanto, al decir la Gran Invocación y distribuyéndola y
llevándola a la atención del público estamos ayudando en este proceso en una
escala Cósmica. La energía de Mercurio es de naturaleza sintetizadora,
reuniendo mente-sabiduría expresándose a través del alma humana. Adicionalmente,
Mercurio rige el puente o antakarana.
Las implicaciones de Mercurio son muchas, incluso el sistema
nervioso está controlado por esta energía, porque los nervios son los
mensajeros en el plano biológico. También, como un punto de interés, el famoso
médico herbario y astrólogo Nicolás Culpeper (1616-1654) asignó hierbas,
raíces, flores y semillas a sus planetas regentes, percibiendo que éstas
contenían las virtudes del planeta para propósitos medicinales y de sanación.
En su libro él cita "Dios está en todo, Su imagen está impresa en cada
hierba.” Aquellas hierbas regidas por Mercurio eran particularmente benéficas
para las “enfermedades del cerebro" como la calaminta o menta de montaña;
igualmente dijo que el eneldo “fortalece el cerebro.”
Otros símbolos
La espada, en esencia, está compuesta de una hoja y una
guarnición; es por lo tanto un símbolo de “conjunción,” especialmente como en
la edad media, cuando toma la forma de una cruz. En términos astrológicos, una
conjunción es la cercanía o proximidad de dos cuerpos celestes, encontrándose o
pasando, o la presencia en la misma parte de los cielos de dos cuerpos
celestes. Podría decirse que una correspondencia similar está ocurriendo
conforme Piscis se aleja de su larga influencia y es reemplazada por la energía
entrante de Acuario, causando un sentido de dos energías cruzándose, incluso
chocando, hasta que la transición desde un ciclo de sexto rayo a un ciclo de
séptimo rayo sea plenamente establecido.
En términos de la espada y en relación con los romanos, ellos
creían que el hierro a causa de su asociación con Marte podía proteger contra
los espíritus malignos. Su significado simbólico principal, sin embargo, es de
una herida y el poder para herir y, no obstante, es el motivo detrás de la herida
lo que la hace buena o mala. Por ejemplo, un doctor puede infligir dolor para
tratar una herida o un soldado toma una vida para poder salvar cientos de
vidas. Ya que quienes dicen la Gran Invocación no están manejando la espada
para herir sino para sanar, la espada entonces es la aliada del discípulo en la
lucha para liberar a los “prisioneros del planeta”. Para este efecto, la espada
de la invocación puede penetrar y perforar el mundo material dentro de lo
espiritual y descargar la evocación esperada de las fuerzas redentoras. Sobre
este tema, las armas de guerra pueden ser símbolos positivos y la espada
permanece como símbolo de la justicia y de la autoridad superior. Mientras la
daga representa el falo y la masculinidad en general en la cultura megalítica,
la espada es la contraparte de la rueca, la cual es el símbolo femenino de la
continuidad de la vida. La espada y la rueca simbolizan, respectivamente, la
muerte y la fertilidad, los dos opuestos que constituyen el simbolismo básico
de la montaña, y la montaña tiene la forma semejante a un triángulo, la firma
sagrada de Dios.
Esto relaciona el propósito de la invocación, el cual es crear
puntos de tensión similares a la espada en los picos de la montaña de energía
triangular, a través de los cuales la demanda expresada puede aumentar y subir
a los cielos. A su vez, las cuatro estrofas que compilan la Gran Invocación
están situadas como cuatro montañas sólidas dentro del terreno de la mente
grupal. En la filosofía china las montañas permanecen juntas dando la imagen de
quietud; el éxito de la Invocación y la evocación resultante están vinculadas a
la habilidad para fusionarse con el “punto inmóvil en el centro” prioritario a
la liberación de la “conjunta intención” grupal. De esta forma la mente, como una
gran montaña bañada en la luz del sol, se mantiene firme en la luz del alma y
alineada al esfuerzo e intención Jerárquica. A este respecto estamos alineando
el esfuerzo grupal con la “constancia, exactitud y poder” que el Cristo y la
Jerarquía Espiritual adoptan cuando dicen la Gran Invocación y como una fuerza
unida toman las espadas y por lo tanto la(s) palabra(s) de Dios.
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1. Los Trabajos de
Hércules, por Alice A. Bailey
Artículo extraído de Lucis Trust.
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