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sábado, 26 de octubre de 2013

(3-X-2013)-37ª SESIÓN -- EL DESPERTAR INTERIOR por JOSEP TARRAGÓ

EL FRACASO




FRACASO
Compilación de textos del Maestro Tibetano

Reconozca el fracaso, si lo hubo, y luego mirando la luz y con una sonrisa en los labios, dé la espalda a ese fracaso y siga adelante con firmeza. 
No es fácil para los discípulos iniciados identificarse con las debilidades y los fracasos, sin embargo, deben hacerlo. Constituyen una parte de la expresión de la humanidad, tanto como la fortaleza o el éxito, y no puede haber separación en la actitud, ni fracaso en la identificación. Los discípulos deben aprender a identificarse con la totalidad.  
Sólo un pensamiento le daré para que lo repita, siempre que se sienta desalentado, cansado o débil: 
“En el centro de todo amor yo permanezco y nada puede llegarme aquí, y desde ese centro me exteriorizaré para amar y servir”.  


No ha prestado aún un servicio que sea de valor para el futuro, pues lo ha realizado sacrificándose a sí mismo, involucrando el sacrificio de su tiempo, intereses y deseos personales, basado en sus cualidades personales. Ha observado la forma en que sirven los demás, se ha preguntado por qué y cómo decidieron servir de manera tan diversa; ha sugerido a los demás el servicio que podrían prestar y a veces ha hecho posible que lo prestaran; ha hablado con grupos sobre el servicio, pero sin resultado que justifique la fuerza empleada. ¿Por qué? Porque no se daba a sí mismo con amor, sino únicamente de lo que le era externo.   
De lo único que debe lamentarse es de no aprender las lecciones del fracaso.   
El servicio que prestamos con frecuencia es distinto del que quisiéramos ver realizado y planeado por los servidores; sabemos además que prestar servido significa un sinfín de desengaños, incesante lucha, duros golpes, aparentes e inexplicables fracasos - debido todo a que la fuerza espiritual de la humanidad aún no guarda proporción en lo que a la atracción material respecta. 
Los fracasos, donde los hubo, no es necesario que se repitan, porque el amor grupal puede neutralizarlos; las flaquezas de la personalidad, errores y defectos, se pasan por alto y se olvidan en la urgencia de la necesidad humana y no penetran en el ashrama. Les pido que recuerden esto y con corazón humilde persistan en sus esfuerzos, amen a toda la humanidad y sigan su camino.   
Los discípulos aspirantes son mucho más conscientes de los defectos y atributos de la personalidad de los demás, que los discípulos más avanzados en los ashramas. El discípulo avanzado puede ser, y lo es, bien consciente de los defectos, fallas y cualidades indeseables de aquellos con quienes está asociado, pero su tendencia mental a la crítica no es el factor determinante, como sucede en la mayoría de los menos evolucionados. Los condiciona mucho más la aspiración, el esfuerzo y la intención fija, que el aspecto de la personalidad. Mide el aferramiento del alma sobre el yo inferior, principalmente desde el aspecto de la estabilidad de ese aferramiento; trata al aspirante, por lo tanto, de acuerdo a ese reconocimiento, pero no lo hace analizando su falta de desarrollo. Esto es algo de gran importancia, porque así lo hacen los Maestros cuando eligen y entrenan a un grupo para la iniciación. El Maestro no se ocupa de los defectos temporarios sino del aferramiento y de la intención del alma y de cómo responde habitualmente el aspirante a la energía del alma, cuando esa energía es aplicada... 
...Los Maestros piensan en términos de ciclos y no en términos de una vida individual; como ustedes no pueden hacerlo, excepto teóricamente, no les es posible comprenderlo. Observo, por ejemplo, la experiencia, los fracasos y las realizaciones de los discípulos de mi Ashrama, en términos de ciclos de mil años. Lo que pueden haber realizado en esta vida, a menos que sea de destacada significación, con toda probabilidad será totalmente desconocido para mí; si quiero, puedo saberlo y lo hago en esos casos en que los resultados de alguna actividad tienen repercusiones sobre mi Ashrama, o sobre una gran parte del grupo de discípulos. 
Permítanme exponerlo así: no observo el mezquino egoísmo, las pequeñas y tontas vanidades y la inestabilidad que los perturba, las palabras despiadadas que pueden pronunciarse sobre los demás y el hecho de no amar o poner un erróneo énfasis en la vida diaria, y tampoco lo hace Maestro alguno. Son asuntos de su propia alma; los resultados afectan a su familia, amigos o grupo comunitario, y no nos incumben. Sin embargo son cosas que las ven en los demás y afectan su juicio, evocan simpatía o antipatía, alabanzas o acusaciones, pero - como individuos - los coloca inevitablemente en el banquillo de los acusados. Ningún Maestro se erige en juez. Cuando Cristo dijo: “No juzguéis y no seréis juzgados”, indicó un estado mental donde la mente y la comprensión controlan de tal modo, que el aspirante no halaga ni culpa; debido a esta actitud general en el acercamiento mental hacia las personas, entonces es libre para convertirse en miembro definitivo de un Ashrama.   
El Maestro no ve u observa los pequeños fracasos, los momentos de angustia o perturbación, las fricciones de la personalidad, que (desde el ángulo del discípulo observador) parecen empañar la visión. Durante los intervalos - espaciados al principio, pero más frecuentes cuando el servicio adquiere mayor importancia- el Maestro es consciente del progreso general alcanzado, del desarrollo de la estructura que erige el discípulo para servir y de la amplitud de su luz en el mundo. A menudo nos divierte comprobar que algunos discípulos (particularmente los entrenados en los primitivos grupos donde predominaba la personalidad) creen que los Maestros se entrometen en sus vidas diarias, conocen sus pequeños defectos e ínfimos fracasos y saben todo lo que piensan y hacen. Nos preguntamos a veces si ustedes creen que los Maestros tenemos tiempo para ocuparnos de los hábitos mentales, actos y palabras que el discípulo va superando rápidamente. 
A nosotros llega y nos interesa únicamente el bien que hace un individuo.  
Observará que no me preocupo de sus errores o fracasos. Son inevitables y relativamente sin importancia; un discípulo en su etapa de desarrollo es siempre consciente de ellos y se puede confiar en que dará los pasos necesarios para corregirlos.   
Fracasó, hermano mío. ¿Por qué continuar año tras año abrumado por el fracaso, con la mirada fija en el fracasado yo inferior? Todos han fracasado y fracasarán en alguna línea. A veces les sucede a los Maestros cuando hacen el primer intento de recibir una de las iniciaciones superiores, y desde el ángulo jerárquico eso no significa fracasar. Al fracaso casi no se lo reconoce como tal, sino que se hace el esfuerzo para buscar la causa del fracaso.

Todo Es Espiritual

viernes, 25 de octubre de 2013

PRINCIPIOS GENERALES DE TEOSOFÍA .- C.W. LEADBEATER




PRINCIPIOS GENERALES DE TEOSOFÍA

C.W. LEADBEATER

Ardiente deseo tengo de exponer de la Teosofía una idea tan clara y fácilmente comprensible como me sea dable.




Por lo tanto, no enunciaré más que los principios generales en cada punto particular. Si al lector Le apetecen informaciones complementarias, puede consultar obras más importantes y las monografías que tratan de cada materia especial. Al fin de cada capítulo citaré las obras de consulta más a propósito para quienes deseen profundizar tan atractivo sistema. Empezaré, pues, por el simple enunciado de lo más notable de los principios generales que el estudio de la Teosofía permite establecer. Algunos lectores encontrarán afirmaciones que acaso les parezca increíbles o absolutamente opuestas a sus ideas preconcebidas. Recuerden, sin embargo, que nada expongo como simple teoría ni como especulación metafísica u opinión religiosa de mí peculiares, sino como un conjunto de hechos científicos analizados y comprobados :muchas veces por mí mismo y por otros.

Declaro, además, que este conjunto de hechos puede comprobarlos quienquiera que emplee el tiempo y el trabajo necesarios para ello. No ofrezco al lector un Credo que haya que tragar como una píldora. Trato de exponerle un sistema para que lo estudie, y, sobre todo, una vida para vivirla. No le exijo fe ciega. Únicamente le ruego que considere la Teosofía como una de tantas hipótesis, aunque para mí sea la más viva realidad.

Si al lector le satisface esta llamada hipótesis más que las otras; si le parece que resuelve mayor el número de problemas de la vida; que responde a mayor número de preguntas, entonces profundizará más todavía su estudio y encontrará, según creo y espero, la satisfacción siempre creciente y el íntimo gozo que yo mismo encontré. Si, por el contrario, juzga preferible cualquier otro sistema, ningún mal le resultará de ello, pues habrá aprendido algo de las creencias de un grupo de hombres con los cuales no se ha puesto de acuerdo por de pronto; pero en cuanto a mí toca, tengo suficiente fe en estas creencias para asegurar que tarde o temprano llegará la hora en que el lector las admita cuando sepa lo que nosotros sabemos.

LAS TRES GRANDES VERDADES

Una de nuestras primeras obras teosóficas establece tres verdades absolutas que jamás pueden
desaparecer completamente, aunque en ciertas épocas padezcan pasajeros eclipses, porque no haya quien las proclame. Estas verdades fundamentales son tan vastas y sublimes como la vida misma, y, sin embargo, tan sencillas como la mente del hombre más ingenuo. No puedo menos de diputarlas por los más importantes principios generales entre los que he de exponer.

Luego después formularé algunos corolarios de estas verdades fundamentales, y en tercer lugar
enumeraré algunas de las ventajas que necesariamente resultan de estos conocimientos primordiales. En fin, después de haber bosquejado esquemáticamente las líneas generales del asunto, las examinaremos una por una y procuraré dar cuantas explicaciones complementarias quepan en esta obrita para aprovechamiento de los principiantes.

1ª Hay Dios. Es bueno. Es el gran vivificador que mora en nosotros y fuera de nosotros. Es inmortal y eternamente bienhechor. No se le puede oír ni ver ni tocar, y, sin embargo, lo percibe quien percibirlo desea.

2ª El hombre es inmortal. La gloria y el esplendor de su porvenir no tienen límites.

3ª El mundo está regido por una divina ley de absoluta justicia, de modo que cada hombre es en
realidad su propio juez, el árbitro de su propia vida, que a sí mismo se procura gloria o ignominia, premio o castigo.

COROLARIOS

De cada una de las precedentes verdades primordiales se deducen varias subalternas que las explican y corroboran.

De la primera se deducen las siguientes: (Hay Dios. Es bueno.)

1ª A pesar de las apariencias, todo está combinado con inteligencia y precisión para producir el bien. Todos los sucesos, por deplorables que parezcan, acaecen en realidad tal y conforme deben acaecer. Todo cuanto nos rodea propende a auxiliarnos y no a embarazarnos; pero es necesario comprenderlo.

2ª Puesto que el plan del universo converge a favorecer el progreso humano, deber notorio del hombre es aprender a comprenderlo.

3ª El hombre que ha llegado a comprender este plan tiene también el deber de cooperar inteligentemente a su realización.

De la segunda verdad fundamental se derivan las siguientes: (El hombre es inmortal.)

1ª El hombre real es un alma con cuerpo accesorio.

2ª El hombre debe tomar el alma por punto de vista para mirar todas las cosas, y cada vez que en su interior surja un conflicto, identifíquese con la parte más elevada de su ser y no con la inferior.

3ª Lo que comúnmente llamamos vida  humana no es sino un día de la verdadera y eterna vida.

4ª La muerte tiene mucha menos importancia de la que generalmente se le da. No es en modo alguno el fin de la vida, sino el paso de un estado a otro de la misma.

5ª El hombre tiene tras sí en su pasado una inmensa evolución cuyo estudio es en extremo interesante e instructivo.

6ª Igua1merife tiene ante sí, en su porvenir, una admirable evolución cuyo estudio es todavía más interesante e instructivo.

7ª Es absolutamente cierto que el alma humana acabará por alcanzar la meta que le está señalada, por mucho que parezca haberse desviado de la línea de evolución.

De la tercera verdad fundamental se deducen las siguientes: (El mundo está regido por una divina ley de absoluta justicia)

1ª Cada pensamiento, cada palabra y cada obra produce un resultado definido que no es un premio o castigo exterior, sino consecuencia indeclinable del pensamiento, de la palabra o de la obra con los que se relaciona, como el efecto con la causa, a manera de dos partes inseparables de un todo.

2ª Por deber y por interés propio ha de estudiar el hombre a fondo la ley divina, a fin de resignarse a ella y aprovecharla como aprovecha las demás leyes de la naturaleza.

3ª Es necesario que el hombre tenga absoluto dominio de sí mismo, a fin de regular juiciosamente su vida de conformidad con la ley divina.

martes, 22 de octubre de 2013

LA CIRCUNSPECCIÓN OCULTA (Por Alice Bailey)




LA CIRCUNSPECCIÓN OCULTA
Por Alice A. Bailey
Publicado en The Beacon, Marzo 1926



“Saber, Querer, Osar y Callar”

Podría ser de utilidad enumerar brevemente algunas de las razones del porqué se impone la circunspección a todos los iniciados y, por tanto, por qué todos los discípulos deben cultivar la cualidad del silencio, como etapa preparatoria para aprehender la naturaleza de la “Circunspección Oculta”.

En la actualidad ello es muy necesario para destacar la facultad equilibradora del silencio. Pero, en estos días de desarrollo de la mente concreta, imponer el silencio resulta de poca utilidad; más aún, a quienes observan las exigencias, eso les induce a creer que el silencio, o vela la ignorancia o no es más que la imposición de una orden arbitraria. De ahí que mi propósito sea dilucidar, de alguna manera, el problema y mostrar por qué es necesario que quienes estén afiliados a la Jerarquía —como aspirantes o iniciados juramentados— deban desarrollar esta restricción oculta.

1. El pensador poco atento o el no-iniciado no se da cuenta del efecto que produce la palabra hablada y del efecto del poder atractivo del habla. Cuando un hombre habla, magnéticamente atrae sustancia dentro de su aura inmediata y afecta —quiera él hacerlo o no— a las unidades de vida sensibles en los cuerpos, sutiles o densos, de sus semejantes. Por lo tanto, cuando anuncia a los alumnos que le están prestando atención que él es un iniciado o un discípulo, haciéndolo con afirmación positiva y, de este modo, atrayendo la atención hacia su personalidad, inevitablemente actúa sobre los aspectos atómicos negativos en los cuerpos y así también sobre las vidas negativas receptivas o aspectos receptivos en los cuerpos de sus hermanos. Sus palabras no están de acuerdo con el “Yo soy ESE” oculto que produce la identificación con la vida grupal central y, por lo tanto, con la chispa central de fuerza positiva en todas las unidades del grupo. Pero, la declaración — al ser una afirmación de la personalidad— tiene su reacción sobre las personalidades de todos sus hermanos, actuando a través del aspecto negativo, y es la imposición (a menudo inconsciente) de su fuerza o del poder de su voluntad sobre la de ellos la que causa eso; y los efectos de tal imposición no dejan de producir resultados terribles. Estimula aquello que es indeseable y desarrolla reacciones o respuestas negativas, como la devoción a la persona en cuestión y la voluntad de ser guiados por el que habla o enuncia su posición jerárquica personal, o bien causa repulsa, produciendo así separación, y ésta engendra odio y luchas.

Este es el motivo, entre otros, por el que a los discípulos se les enseña a menospreciar su prestigio personal y al mismo tiempo a exaltar la naturaleza del Dios interno, que es idéntico en todos los hombres, y se les pide que se abstengan de hablar, a menos que sirva al propósito grupal. Se presta mejor servicio a los propósitos grupales mediante el estímulo del aspecto más elevado en cada hombre.

Entonces, ¿por qué los Maestros  han dado a conocer que son Adeptos?

Aunque los Maestros hayan permitido que se sepa (a través de Sus discípulos) sobre sus servicios, conocimientos y poder para ayudar y que han trascendido los tres mundos del esfuerzo humano, les pediría a ustedes que tengan en cuenta que tales admisiones hechas a través de la palabra o la letra, se han hecho a Sus discípulos juramentados, sobre quienes recae el karma de pasar la información al público en general. Y sobre sus hombros recae la responsabilidad de trabajar sobre los resultados, ya sean buenos o malos. Es un hecho en el desarrollo oculto que cuanto más cerca un discípulo está del Maestro y de la meta, más discreto es y (como individuo) busca menos atraer la atención del Maestro o hacia sí mismo como agente de ese Maestro. El trabajo que debe ser hecho puede lograrse más fácilmente cuando hay menos formas mentales para ser transmutadas.

¿No debemos, pues, transmitir información acerca de los Maestros al público en general?

Es necesario que el público sea informado sobre la naturaleza y el trabajo de los Maestros, porque el momento es apropiado; pero esto es algo claramente diferente al problema que estamos examinando, el de proclamar la afiliación personal a un Maestro o a la Jerarquía.

Por lo tanto, los discípulos e Iniciados protegen el trabajo por medio de un muro de silencio de la personalidad, que ellos guardan. También se ha de tener en cuenta (y esto se comprende poco, aunque es de considerable importancia en este caso) que los cuerpos de manifestación, a través de los cuales trabajan los Adeptos en el plano físico, se construyen definitivamente con fines específicos; están compuestos de materia de los subplanos más elevados de cada uno de los tres planos, y la impresión se efectúa desde Sus propios niveles, a través de los átomos permanentes búdico y manásico, directamente en el cerebro físico; para Ellos no existe unidad mental o átomos permanentes en los tres mundos. Han superado el dominio de los Padres Lunares, e incluso del Ángel Solar; son puras esencias espirituales. Por tanto, sólo pueden influir en el aspecto espiritual del hombre, aunque también controlan las fuerzas infrahumanas si así lo desean. Ésta es la verdad oculta detrás de la idea de que los Maestros pueden trabajar solamente con los seres humanos cuando estos hayan “entrado a Su mundo”, o sea, que se hayan elevado a un tal estado de conciencia donde están en contacto con su propio aspecto espiritual, al inicio con el principio medio, el Ego, y más tarde con la Mónada. Por lo tanto, el mandato consiste en que el hombre encuentre su propio Dios interior, el Iniciador, que despierte y sea más sensible a la vibración egoica. Después los Maestros pueden trabajar, y lo hacen, para reforzar esa impresión hasta lograr el vínculo consciente definido en la primera Iniciación; y así el hombre está en el CAMINO para “ver a su Dios”. Cuando esto ocurre, el iniciado no debe hablar acerca de ello. Se ha de tener presente que después de un proceso similar en la vida de su hermano, no habrá necesidad de hablar, porque el reconocimiento será mutuo aunque no esté basado en palabras; y tales declaraciones sobre los vínculos, como que ‘soy un Iniciado’ sólo conducen a resultados equívocos.

2. Asimismo en la vida oculta se ordena guardar silencio, como es bien sabido, debido al peligro de transmitir conocimientos a los incautos, los curiosos, los inescrupulosos y a quienes no están preparados. Por lo tanto, a menos que un discípulo muestre una sabia discriminación en el uso de los hechos ocultos impartidos gradualmente, se retrasa el proceso iniciático, en el que le son comunicadas las palabras de las fórmulas y las claves. No es, pues, por azar que se nos enseña el aforismo oculto que “La palabra es plata y el silencio es oro”, puesto que el oro es el símbolo del alma transmutada que funciona con fuerza eléctrica positiva, mientras que la palabra es plata y se refiere a las vidas negativas; y el hombre que utiliza la palabra, como normalmente se entiende, está todavía bajo el dominio de la vida involutiva. La Palabra tiene que ver con los Dioses; el sonido con Dios. La idea es expresada en la Palabra del Logos, que se lleva a cabo satisfactoriamente por la “Hueste de la voz”. Desde el punto de vista del Ego, o Dios interno, en este ciclo manifestado la palabra es una característica de la personalidad (los dioses en manifestación triple) y el sonido lo es de la naturaleza del Ego en los niveles abstractos. El Iniciado trabaja en el plano mental usando las palabras universales; los hombres trabajan en los planos inferiores a través del discurso o la multitud de palabras y sonidos. El método para el Iniciado en entrenamiento, para el discípulo que mantiene disciplina, asimismo como para el Adepto en el trabajo liberado es siempre el mismo: la meditación, la comprensión, la visualización y el sonido; y quien medita, siempre permanece como el que emplea conscientemente estos cuatro. El método para el hombre en su propio plano son siempre las conclusiones de la mente inferior, la imaginación, las formas de deseo y las palabras fragmentarias; y el hombre se identifica inconscientemente con las formas que crea y con las formas mentales inmaduras que visualiza. Entonces, hasta que un hombre no sea libre o aún esté en proceso rápido de liberarse en el Sendero, no se le puede confiar el conocimiento de las energías que dirigen y manipulan las fuerzas de la involución o el aspecto sustancia. Primero tiene que aprender los métodos del silencio oculto.

3. El silencio consciente también es encomendado a un discípulo por las siguientes razones:

a. El silencio desarrolla en él el conocimiento de los motivos, a través de las consideraciones sobre la razón para hablar y la necesidad de circunspección.

b. El silencio desarrolla en él la cualidad de la meditación interior y la capacidad para escuchar su voz.

c. El silencio sirve para enseñarle el proceso de la conservación de energía y cómo acumular fuerza para el servicio a la humanidad.

d. El silencio engendra en él la capacidad de conservar el equilibrio y le permite lograr el alineamiento consciente con el Ego, su propia Divinidad interior.

4. Otra razón contundente para el cultivo del silencio es que hablar engendra karma y la palabra hablada siempre produce resultados que tendrán que ser resueltos si las palabras se relacionan con la personalidad o están basadas en ella. El discípulo o Iniciado debe estar en proceso de disminuir y resolver el karma, con miras a la liberación. Al mismo tiempo, la emisión de la palabra de la Hermandad y el empleo del habla con el fin de ayudar o de enseñar a los hombres EL CAMINO, no engendra karma.

Cuando un hombre hace afirmaciones y llama la atención sobre sí mismo, bien como un Iniciado o un discípulo, él ata a sí mismo, ya sea favorable o desfavorablemente, a otras unidades humanas; y debe resolver con ellos los efectos del uso de tal discurso y liberarse, con el tiempo, de las formas mentales de devoción o aversión, de ardiente atracción o rechazo despectivo, y tendrá que “permanecer”, en el sentido oculto del término, hasta que haya deshecho, lo que sea, los malos efectos de sus mal-evaluadas palabras. Ésta es una contundente razón para guardar silencio.

Los Maestros trabajan con aquellos que se acercan a Ellos, que se esfuerzan por abrirse camino hasta Su presencia y encontrar la entrada que conduce a Su mundo mediante la similitud de la vibración. Ellos no envían anuncios a todo el mundo, porque conocen la ley, y Sus palabras se las dicen a los que llegan hasta Ellos y a los que se han decidido a buscarlas por gran necesidad. Hablan a Su propia gente, a los que conocen a través de un reconocimiento individual; y Sus palabras son para ellos, para que puedan ser sus agentes en el plano físico a fin de llevar a efecto los Planes.

ALICE A. BAILEY

lunes, 21 de octubre de 2013

RADIO ACRÓPOLIS


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Radio para la difusion de la filosofia a la manera clasica

JIDDU KRISHNAMURTI Y “EL REINO DE LA FELICIDAD”




JIDDU KRISHNAMURTI Y “EL REINO DE LA FELICIDAD”
EXTRACTO DEL LIBRO
Papul Jayakar




PREFACIO

Se me instó a que escribiera un prefacio de las siguientes páginas. Francamente no lo necesitaban, aunque tal vez convenga explicar el motivo de su publicación. Son conversaciones sostenidas con algunos de mis amigos en el castillo de Eerde, en Ommen (Holanda).

El castillo es de estilo arquitectónico usado en las primeras edificaciones de principios del siglo XVIII y se le considera como uno de los más hermosos ejemplares de aquel período. Seguramente es uno de los más bellos lugares que conozco. Todo lo del castillo pertenece a dicho período y está en perfecta condición. Hay admirables tapices Gobelinos que dan un ambiente de antigua dignidad y belleza.

Corpulentos árboles dos o tres veces centenarios, rodean el castillo; sus potentes copas desaparecen en las nubes, y se escuchan allí extraños murmullos.

El lugar está henchido de encanto y dicha, y mis conversaciones versaron naturalmente sobre este eterno tema.

J. KRISHNAMURTI

Nota

Puedo añadir a lo precedente que las descritas condiciones eran posiblemente las más favorables para que se manifestara la influencia del Instructor del Mundo. Krishnaji estaba rodeado de un pequeño grupo de fervorosos estudiantes, creyentes en su inspiración y que gozosamente acogían la presencia del Señor. Los lectores reconocerán la profunda sabiduría, la sorprendente originalidad y la exquisita dicción de este admirable libro. Los prudentes lo estimarán; los que no lo sean harán lo que les parezca.
ANNIE BESANT


LA VOZ DE LA INTUICIÓN

Deseo, en cuanto se me alcance, exponeros ciertas ideas que debéis estudiar y que os darían un definido e inteligible concepto de la verdadera vida espiritual. Me parece que todos vosotros entendéis que para crear, como habéis de crear si queréis vivir, se necesita lucha y descontento; y para convertirlos en fruición, debéis cultivar vuestro propio punto de vista, vuestras propias tendencias, vuestras propias capacidades, y por esto deseo despertar en cada uno de vosotros, aquella Voz, aquel Tirano, el único guía capaz de ayudaros a crear. La mayor parte de vosotros prefiere, por ser más fácil camino, copiar. A la mayoría de vosotros, les gusta imitar. Para muchos de vosotros es mucho más cómodo no cultivar vuestras propias tendencias, vuestras propias cualidades, vuestra propia naturaleza, sino más bien imitar ciegamente. Y creo que convendréis conmigo en que esto es fatal para el desenvolvimiento de la Voz. La más noble guía de cada uno de vosotros es esta Voz, este Tirano, esta Intuición; y cultivándola, ennobleciéndola y perfeccionándola llegaremos a la meta; nuestra propia meta.

Cultivando esta voz hasta que llegue a ser el único Tirano, la única Voz a que obedezcamos, debemos descubrir nuestra meta y trabajar incesantemente para alcanzarla. Ahora bien, ¿qué meta es esta? Para mí, consiste en conocer la Verdad final. Anhelo llegar a un estado en que por mí mismo conozca lo que he conseguido, que yo soy la personificación de dicha Verdad. Y al lograr esta Verdad, logro al propio tiempo mi anhelo: la paz, la perfecta tranquilidad de mente y emociones. Tal es la meta para mí. Ante todo lo esencial es fortalecer en cada uno de vosotros esta Voz que se asevera por sí misma de cuando en cuando. Y cultivar y ennoblecer la Intuición; debemos aprender a pensar y obrar por nosotros mismos. El cultivo de esta Voz de la intuición requiere una conducta acorde con sus dictados.

La imitación nada tiene que ver con la belleza. El Arte no consiste en copiar la Naturaleza tal como es, sino en la dignidad del símbolo que la representa. Así, cada uno de nosotros ha de ser un artista; un artista que cree por sí mismo porque le ha conmovido un vislumbre de la Visión. Observaréis que los verdaderos e insignes artistas, los genuinos y eximios instructores no tienen el sentimiento de la exclusividad, sino que encarnan todas las cosas, son parte de todas las cosas. Debemos tener varios aspectos a fin de producir lo perfecto. Un jardín lleno de rosas, podrá haber en él las más perfectas rosas de toda variedad y color, pero si todo son rosas, carecerá de belleza el jardín.

Todos propendemos a ser como los demás. Deseamos acomodarnos a determinado tipo y adaptarnos a moldes que no son de nuestra hechura. Esto es fatal para el desenvolvimiento de la perfecta intuición. Sin embargo, no debemos olvidar que todos nos encontraremos en el Reino de la Felicidad.

Por nuestro nacionalismo o nuestra modalidad de culto religioso propendemos a pensar que somos diferentes de otras personas; tratamos al mundo como si estuviese independiente de nosotros y llegamos a ser exclusivos en nuestras perspectivas. Destruiremos en vez de crear si tenemos tan limitada visión y tan restringidas ideas. Yo deseo, en cuanto se me alcance, despertar en cada uno de vosotros esta Voz, que os guiara por el camino que queráis seguir, que es vuestra propia vida, el sendero por vosotros mismos trazado. Y mientras obedezcáis a esta Voz, a esta Intuición, no podréis errar; pero erraréis si tratáis de obedecer y seguir las órdenes, las ideas, las visiones de los demás.

Yo puedo exponeros mi ideal de Verdad, de perfecta paz y amorosa ternura, pero debéis esforzaros en alcanzarlo por vosotros mismos. Yo puedo exponer los principios de Verdad, pero vosotros, por medio de vuestra propia Voz y obedientes a esta Voz, debéis desenvolver vuestra propia Intuición, vuestras propias ideas, y así alcanzaréis la meta donde todos nos hemos de encontrar.

Esto es para mí lo más importante de la vida. Yo no quiero obedecer a nadie, sea quien sea, mientras no esté yo convencido de que tiene razón. No quiero ocultarme tras la pantalla que vela la Verdad. No quiero tener creencias a las cuales no pueda responder ni darles mi alma, mi corazón y todo mi ser. En vez de ser vulgares y mediocres, debéis escuchar esta Voz, cultivar esta Intuición, y descubrir así nuevas sendas de vida, en vez de ir a la aventura por ajenos senderos.
Según ya dije, para realizar este ideal debéis desenvolver vuestra Intuición, esencial es la perfecta armonía de emociones y de mente para que se manifieste la Intuición, la Voz de vuestro verdadero ser.

La Intuición es el susurro del alma. Es Intuición la palabra guiadora de vuestra vida. Cuanto más armonicemos por el perfeccionamiento y la purificación nuestras intensas emociones y agudos pensamientos, más aptos seremos para oír esta Voz, la Intuición, que es común a todos, la Intuición, que pertenece colectivamente a la humanidad y no a un particular individuo. Debéis tener vivos sentimientos de amor, de intensa dicha o de sincera bondad. Quien carece de emociones no sirve para nada, mientras que quien intensas las tiene, aunque de siniestra índole, puede siempre tratar de refinarlas y perfeccionarlas. La persona insensible e indiferente no puede crear, destruir ni edificar. Observaréis que un gran destructor nunca es persona mezquina sino que algo admirable hay en él. Tampoco es mediocre ni endeble un gran amador. Cuantos más sentimientos y emociones tengáis, tanto mejor; pero al propio tiempo habéis de aprender a dominarlas, porque las emociones son como las malas hierbas, que si no las escardáis infectarán el jardín. Si tenéis débiles emociones, pero las vais alimentando día tras día, acabarán por crecer y vigorizarse. La idea de que no debemos tener sentimientos ni emociones es absurda y contraria a la espiritualidad. Cuanto más fervorosos sean vuestros sentimientos, mejor; pero habréis de dominarlos so pena de sufrimiento. Si no los domináis os apartaréis de vuestra Intuición y os extraviaréis por vericuetos en vez de seguir el camino recto hacia vuestro ideal.

Tened formidables sentimientos y disfrutad de ellos. No seáis negativos, sino intrépidamente emprendedores. Digo esto con tanta vehemencia, porque todos tenemos propensión a ser de un mismo tipo, a pensar de una misma manera, a congregarnos en torno a la misma persona, y tememos no poder adelantar si no pertenecemos a tal o cual actividad. Pero, ¿qué es el adelanto? Es vuestra propia felicidad. El adelanto es tan solo una palabra. Yo preferiría ser feliz a cuantas mezquinas satisfacciones pueda el mundo dar. ¿Qué importa la religión a que pertenezcáis ni la fama de que gocéis mientras os sintáis verdaderamente felices y podáis mantener absolutamente claro y distinto vuestro ideal?

Imaginaos por un momento al señor Buda y Sus discípulos. Fueron las grandes excepciones de su época. Todos tenían un solo Maestro, una sola meta un solo ideal: Él. Y sin embargo, cada uno de ellos tenía la chispa del genio. No eran mediocres porque seguían a Quien era la excepción, la flor de la humanidad, y todos deben llegar a ser un tal ejemplo.

domingo, 20 de octubre de 2013

LA GRAN INVOCACIÓN, LA ESPADA DE DIOS

LA GRAN INVOCACIÓN, LA ESPADA DE DIOS

Engañosamente, la Gran Invocación
en su presentación inmediata es una
composición de palabras sencillas y
suaves; sin embargo, detrás de las
palabras está la fuerza conductora
de una potencia inmensa de efectos
mágicos e impresionantes llevados
a cabo en las alas del pensamiento y
palabras.
 
 
Wendy Boyd


PUEDEN SOLICITAR TARJETAS DE L.G.I. EN: www.gidgi-argentina.org/pedidos-lgi.htm

EL MAESTRO JESÚS DIJO: “No vine a traer la paz sino una espada.” Esto es una forma de llamar la atención y, al mismo tiempo, una afirmación desafiante, aunque el sentido de expectativa asociada con Su reaparición descansa principalmente sobre la idea de que definitivamente la paz es lo que Él traerá. De hecho, muchos asumen que es Su tarea divina traer la paz, poner fin a los problemas mundiales y que, por esto, la humanidad está exenta de toda responsabilidad. Igualmente existe una tendencia a imaginar que en Su reaparición se manifestará en la misma forma que Él tomó antes como Jesús de Nazaret. Aunque la apariencia que tomará es aún desconocida, parece razonable que la primera señal de este evento será un despertar en la consciencia humana –esto es, primero Él estará presente en la consciencia misma. Conforme el corazón y la mente humana descubren, experimentan y expresan cada vez más el principio Crístico a través de la correcta acción y las correctas relaciones humanas, Él reaparecerá. Una forma en la cual se puede ver que esto está sucediendo es a través de los miles que han pasado por la primera iniciación, El “nacimiento de Cristo en la caverna del corazón”. Por lo tanto, la espada que Él trae es digna de examen, porque tiene diversas implicaciones tanto como símbolo y como energía.


Que Él solo y sin ayuda traerá la paz y solucionará los problemas de la humanidad no es solamente una ilusión peligrosa, que refuerza la apatía y la dependencia, sino que también fomenta el espejismo de ver a Cristo en una forma estrictamente astral, altamente cargada con fervor aspiracional o emocional. Entonces existe una parte importante que la espada está desarrollando, cortando y desenraizando primero las ilusiones y espejismos que rodean las formas mentales distorsionadas con relación a Cristo. La Gran Invocación, como espada de la verdad, le señala a la consciencia directamente la realidad –el centro donde la mente, el corazón y la voluntad de Dios son conocidos y experimentados. La invocación unida por Su retorno a la Tierra, en la segunda estrofa, trata sobre la liberación de una energía esencial, la energía de amor, más que por la aparición de una forma divina, no importa cuan excelsa sea. Para esto, la Jerarquía ha usado palabras como una fórmula que instantáneamente eleva el corazón y la mente sobre las formas astrales en torno de Cristo, y con ello ubica la consciencia en un estado impersonal, un estado de la mente y del ser de consciencia realmente grupal.

Engañosamente, la Gran Invocación, en su presentación inmediata, es una composición de palabras suaves y sencillas; sin embargo, detrás de las palabras está la fuerza conductora de una potencia inmensa y de efectos totalmente mágicos e impresionantes, llevados a cabo en las alas del pensamiento y de la palabra. Una de las lecciones más rudimentarias que el discípulo debe aprender es el control de la palabra, especialmente porque el uso nocivo del lenguaje puede abrir la puerta a los elementos más perjudiciales de las fuerzas astrales. En este contexto estamos considerando el poder de las palabras, símbolos e imágenes y cómo pueden ser usadas para invocar energías espirituales y crear determinados efectos. Al decir la Gran Invocación tenemos claro, ya sea que estemos solos o en grupo, que son las fuerzas más elevadas de luz, amor y poder las que deseamos invocar. En cierto sentido, es poesía intuitiva, donde que la forma y la estructura usada promueve las cuatro cualidades de la intuición, iluminación, comprensión y amor. Como se ha dicho, precipita el efecto y expone la causa –invocando la realidad a través de la intuición como lo opuesto a la ilusión.

La Palabra como la Espada

Es interesante darse cuenta que “ espada” ( sword, en inglés) se convierte en palabra ( word, en inglés) cuando la letra “s” es eliminada y se puede decir que a través de la Gran Invocación estamos manejando Su palabra en el nombre de Cristo como el Representante Divino de la Voluntad de Dios.

La forma que toma la Gran Invocación se basa en una serie de palabras que sirven como el vehículo activador a través del cual el mensaje encapsulado del Plan Divino puede ser cumplido. Por lo tanto, se puede decir que todo individuo o grupo que usa la Gran Invocación toma la espada/palabra y ayuda en la “creación-destrucción” de los obstáculos que impiden el sendero de Su retorno: por una parte, destruyendo las barreras, y por otra, penetrando la materia etérica a través del poder de la correcta palabra para crear la forma y construir el sendero que se debe tomar –un sendero esculpido con verdad, amor y la intención unida. La Gran Invocación está entrenando el corazón y la mente en el diestro arte del manejo de la espada/palabra en el combate espiritual para que las fuerzas de la luz, el amor y el poder puedan surgir triunfantes en la Tierra.

Sin embargo, la espada, como Excalibur, aún tiene que ser extraída de la piedra, de la piedra concreta de la mente inferior. La Gran Invocación se puede ver como el Excalibur que es liberado de la piedra y surge a la vida para todos aquellos que aplican la voluntad-al-bien para usarla –la espada en la piedra está esperando ser empuñada y cumplir su destino, la promesa del paraíso recuperado. Aunque la leyenda de Arturo está más allá del ámbito de este trabajo, hay algunos paralelos interesantes entre los símbolos clave de Excalibur/Arturo y la Gran Invocación/Reaparición de Cristo. Por ejemplo, un tema –la creencia de que Arturo no está muerto y retornará- permanece enraizada en la mente popular a través de los siglos. Las primeras referencias provienen desde las áreas celtas en un poema Galés, el cual advierte crípticamente, “La tumba de Arturo es un misterio hasta el día del juicio”; se menciona un combatiente que escapó a Bodwin (Cornualles) en 1113, porque un francés se burló de un hombre de esa localidad, por asegurar que Arturo estaba vivo; son alusiones a una creencia obstinada entre las personas de que él retornaría. Adicionalmente, Arturo se convirtió en la encarnación del ideal del caballero cristiano recibiendo su herida mortal a manos de su sobrino Mordred, un caballero falso y traidor, el Judas de Camelot, quien abrió la puerta al mal. En el tema de las palabras, símbolos y sus implicaciones es interesante darse cuenta que la palabra mal ( evil, en inglés) es vida ( live, en inglés) escrita al revés.

Arturo puede ser comparado, al compartir una función similar, con el principio Crístico en cuanto que su presencia o aparición es la clave para liberar la espada de la roca. En este contexto es representativa de la transición desde la “adherencia” de la mente concreta inferior, a la velocidad más rápida y superior de la intuición, dando a la Gran Invocación un efecto transformador en el plano mental.

La leyenda dice que solamente Arturo, de corazón muy puro, podía sacar la espada de la roca, y esto corresponde al requerimiento de un centro cardiaco desarrollado y purificado como una base esencial para el uso del aspecto voluntad con relación al trabajo esotérico. Similarmente, la Gran Invocación, como Excalibur/Arturo, trabaja más efectivamente cuando es manejada con un corazón y motivo puro.

La Espada de Mercurio

Otro ejemplo del uso de la espada, y su correspondencia simbólica del trabajo preparatorio, se encuentra en la historia de Hércules como el discípulo mundial. Antes de que Hércules empezara sus doce trabajos, los dioses le dieron ciertos dones. Se nos ha dicho que “Con lenguaje agraciado y brillante ingenio llegó Mercurio, llevando una espada de raro diseño, que él ofreció a Hércules en un estuche de plata. Él la ató en el muslo de Hércules, pidiéndole que la mantuviera afilada y brillante. “Debe dividir y cortar,” dijo Mercurio, “y debe moverse con precisión y adquirida destreza.” 1

También se nos ha dicho que “el don de una espada que vino de Mercurio, el mensajero de los dioses, es de profunda importancia, porque la espada es el símbolo de la mente que divide, separa y corta. A través de su uso, Mercurio añadió a los demás dones concedidos a Hércules el análisis mental y la discriminación. * 2. A Mercurio también se le llama el mensajero alado y está asociado con la comunicación; en esencia él es el “mensajero del cielo” o, en este contexto, el mensajero de la Jerarquía, resumiendo el poder de la palabra hablada en conjunción con la técnica de la invocación. La versión Griega de Mercurio es Hermes, que significa “interprete o mediador”; ciertamente, parecería ser una interrelación de estas habilidades requeridas si la humanidad, como el discípulo mundial, va a actuar como embajador de la Jerarquía al presentar la Gran Invocación a los demás.

Los alquimistas equipararon a Mercurio con los conceptos relacionados de fluidez y transmutación y, a causa de su fluidez (como en el caso de todos los líquidos), el uso de la Gran Invocación es uno de los procesos más alquímicos que ocurren cuando transmuta la materia en espíritu, elevándola desde lo inferior a los superior y desde lo transitorio a lo estable. Se nos ha dicho que Mercurio es “supremamente mental,” siendo el principal agente del tercer aspecto de inteligencia activa y al mismo tiempo encarnando el segundo aspecto de amor-sabiduría, en particular el aspecto sabiduría. Se refiere a él como una energía dual, en la medida que expresa tanto la mente concreta como la mente abstracta de Dios. Otro punto de interés es que la mente concreta inferior fue desarrollada en el primer sistema solar y la mente abstracta superior o intuitiva, la razón pura, se está desarrollando en este sistema. Por lo tanto, al decir la Gran Invocación y distribuyéndola y llevándola a la atención del público estamos ayudando en este proceso en una escala Cósmica. La energía de Mercurio es de naturaleza sintetizadora, reuniendo mente-sabiduría expresándose a través del alma humana. Adicionalmente, Mercurio rige el puente o antakarana.

Las implicaciones de Mercurio son muchas, incluso el sistema nervioso está controlado por esta energía, porque los nervios son los mensajeros en el plano biológico. También, como un punto de interés, el famoso médico herbario y astrólogo Nicolás Culpeper (1616-1654) asignó hierbas, raíces, flores y semillas a sus planetas regentes, percibiendo que éstas contenían las virtudes del planeta para propósitos medicinales y de sanación. En su libro él cita "Dios está en todo, Su imagen está impresa en cada hierba.” Aquellas hierbas regidas por Mercurio eran particularmente benéficas para las “enfermedades del cerebro" como la calaminta o menta de montaña; igualmente dijo que el eneldo “fortalece el cerebro.”

Otros símbolos

La espada, en esencia, está compuesta de una hoja y una guarnición; es por lo tanto un símbolo de “conjunción,” especialmente como en la edad media, cuando toma la forma de una cruz. En términos astrológicos, una conjunción es la cercanía o proximidad de dos cuerpos celestes, encontrándose o pasando, o la presencia en la misma parte de los cielos de dos cuerpos celestes. Podría decirse que una correspondencia similar está ocurriendo conforme Piscis se aleja de su larga influencia y es reemplazada por la energía entrante de Acuario, causando un sentido de dos energías cruzándose, incluso chocando, hasta que la transición desde un ciclo de sexto rayo a un ciclo de séptimo rayo sea plenamente establecido.

En términos de la espada y en relación con los romanos, ellos creían que el hierro a causa de su asociación con Marte podía proteger contra los espíritus malignos. Su significado simbólico principal, sin embargo, es de una herida y el poder para herir y, no obstante, es el motivo detrás de la herida lo que la hace buena o mala. Por ejemplo, un doctor puede infligir dolor para tratar una herida o un soldado toma una vida para poder salvar cientos de vidas. Ya que quienes dicen la Gran Invocación no están manejando la espada para herir sino para sanar, la espada entonces es la aliada del discípulo en la lucha para liberar a los “prisioneros del planeta”. Para este efecto, la espada de la invocación puede penetrar y perforar el mundo material dentro de lo espiritual y descargar la evocación esperada de las fuerzas redentoras. Sobre este tema, las armas de guerra pueden ser símbolos positivos y la espada permanece como símbolo de la justicia y de la autoridad superior. Mientras la daga representa el falo y la masculinidad en general en la cultura megalítica, la espada es la contraparte de la rueca, la cual es el símbolo femenino de la continuidad de la vida. La espada y la rueca simbolizan, respectivamente, la muerte y la fertilidad, los dos opuestos que constituyen el simbolismo básico de la montaña, y la montaña tiene la forma semejante a un triángulo, la firma sagrada de Dios.

Esto relaciona el propósito de la invocación, el cual es crear puntos de tensión similares a la espada en los picos de la montaña de energía triangular, a través de los cuales la demanda expresada puede aumentar y subir a los cielos. A su vez, las cuatro estrofas que compilan la Gran Invocación están situadas como cuatro montañas sólidas dentro del terreno de la mente grupal. En la filosofía china las montañas permanecen juntas dando la imagen de quietud; el éxito de la Invocación y la evocación resultante están vinculadas a la habilidad para fusionarse con el “punto inmóvil en el centro” prioritario a la liberación de la “conjunta intención” grupal. De esta forma la mente, como una gran montaña bañada en la luz del sol, se mantiene firme en la luz del alma y alineada al esfuerzo e intención Jerárquica. A este respecto estamos alineando el esfuerzo grupal con la “constancia, exactitud y poder” que el Cristo y la Jerarquía Espiritual adoptan cuando dicen la Gran Invocación y como una fuerza unida toman las espadas y por lo tanto la(s) palabra(s) de Dios.
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1. Los Trabajos de Hércules, por Alice A. Bailey
Artículo extraído de Lucis Trust.

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