FRAGMENTOS SELECCIONADOS SOBRE EL
TEMA ASTRAL. REGLA VIII DE TRATADO SOBRE MAGIA BLANCA.- DDK. Y AAB.
Por lo tanto, nos ocuparemos
extensamente de esta regla porque abarca el trabajo y la actividad inmediata
del aspirante inteligente. Es la más importante desde el punto de vista del
estudiante común. No puede comprendérsela si no se ha hecho contacto con el
alma, ni tampoco puede manifestarse en el plano físico la fuerza mágica del
alma, hasta que el significado de sus frases esotéricas no haya sido, hasta
cierto punto, trabajado en la experiencia interna del mago.
La mayoría de los verdaderos aspirantes
están ahora en el punto medio y pueden ahogarse (y paralizar su progreso en
esta vida), permanecer y conservar el terreno ganado, o bien convertirse en
verdaderos magos prácticos, eficientes en magia blanca, basada en el amor,
animada por la sabiduría y aplicada inteligentemente a las formas.
"Los Agnisuryas responden al
sonido. El flujo y el reflujo de las aguas". (PARECE QUE SON DEVAS)
...... cuando el hombre ha dominado las fuerzas que
se le oponen, está preparado para la segunda iniciación, que indica la
liberación del alma de la prisión del cuerpo astral. Desde ese momento el alma
utilizará el cuerpo astral y moldeará el deseo, de acuerdo al propósito divino.
Es de valor que el estudiante sepa
dónde se encuentra y cuál es su problema específico. El hombre común está
aprendiendo a controlar el cuerpo físico y a organizar su vida en el plano
físico. El estudiante en el sendero de probación está aprendiendo una lección
similar respecto a su cuerpo astral, su enfoque, deseos y trabajo. El
estudiante en el sendero del discipulado aceptado debe demostrar este control,
empezando por disciplinar la naturaleza mental y actuar conscientemente en el
cuerpo mental. El trabajo del iniciado y el del adepto se desarrollan mediante
tales realizaciones y no es necesario tratarlas aquí.
La batalla se prolonga sobre una
serie de vidas, pero en cierta vida alcanza un punto crítico: se hace la última
tentativa y Arjuna triunfa en la lucha, pero únicamente dejando a Krishna
asumir las riendas del control, aprendiendo a dominar la mente y revelando la
forma de Dios. Distinguiendo entre el alma y la forma y la visión de la gloria
perfecta que puede irradiar de las formas "habitadas por Dios",
aprende a elegir el camino de la luz y a ver su propia forma y todas las
formas, como custodios de la luz. Así emprende el trabajo de convertir el
cuerpo astral en un simple reflector de esa luz y, por medio del apaciguamiento
del deseo, mediante la subyugación de los "Agnisuryas", que
constituyen su cuerpo astral y son la sustancia viviente del plano astral,
aprende a actuar como adepto en ese plano, a penetrarlo a través de su ilusión
y a ver la vida tal como es.
Hablando simbólicamente, la sustancia
del plano astral está animada por distintos tipos de fuerza divina, que al
unirse producen la gran ilusión, y son:
La fuerza del deseo egoísta. Esta
energía involutiva desempeña un papel importante en la evolución, porque el
egoísmo es la cuna de las almas infantiles. De allí que el aspirante no se
somete al mismo.
La fuerza del temor. Es producto de
la ignorancia, y en sus etapas iniciales no es el producto del pensar erróneo.
Es fundamentalmente instintiva y
predomina en el reino animal, que no es mental, así como también en el reino
humano. Pero en el reino humano, su poder es aumentado en forma intensa
mediante los poderes de la mente, y por el recuerdo de dolores y rencores
pasados y el presentimiento de quienes podemos ver con anticipación, el poder
del temor se agrava enormemente debido a la forma mental construida con
nuestros temores y fobias individuales.
Quisiera señalar a mis hermanos que
es necesario hacer dos cosas: Meditar sobre la verdad en la vida diaria usando
como pensamiento simiente el concepto de la verdad practicada y vivida; les
sugiero que aprendan de memoria y utilicen la siguiente fórmula o plegaria,
todas las veces que se vean arrastrados por ilusorios temores e innecesarios
presentimientos:
"Que la realidad rija todos mis
pensamientos, y la verdad predomine en mi vida."
Repitan esto para sí, constantemente,
todas las veces necesarias, obligando a la mente a poner atención sobre la
significación de estas palabras.
Sugiero también practicar el sentido
común y cultivar esa actitud mental que se niega a aumentar los temores
ilusorios.
El ciclo más destacado para toda alma
consiste en encarnar y regresar al centro de donde partió. Ésta es una forma simbólica de decirle que
debe comprender dos cosas:
1. Que los estados sentimentales son
completamente insustanciales y no indican el estado del alma. El aspirante debe
centralizarse en la conciencia del alma, no dejarse influir por las
alternativas a que parece estar sujeto, sino simplemente "mantenerse en el
ser espiritual", y "habiendo hecho todo esto, permanecer allí".
2. Que el logro del equilibrio sólo
es posible donde han regido las alternativas, y que el flujo y reflujo cíclico
continuará, mientras la atención del alma fluctúe entre uno u otro aspecto de
la forma y el verdadero hombre espiritual.
El ideal sería lograr conscientemente
este control, de modo que el hombre pueda a voluntad enfocarse en la conciencia
de su alma o en su aspecto forma -el acto de enfocar la atención se lleva a
cabo mediante un objetivo conocido y específico que necesita esta
centralización.
Para el discípulo, es en el plano
mental, donde la forma y el alma establecen contacto y es posible la gran
transición. Para el discípulo avanzado y el iniciado, el punto medio es el
cuerpo causal, el karana sarira, el cuerpo espiritual del alma, manteniéndose
como intermediario entre espíritu y materia, vida y forma, mónada y
personalidad.
Entonces se manifiesta el tercer
aspecto del proceso de construcción de formas, el cerebro se sincroniza con la
mente y la mente con el alma, y se percibe el plan. Los aires vitales en la
cabeza se modifican y responden a la fuerza del trabajo mágico constructor.
Entonces en el lugar de la actividad cerebral está la forma mental, como
resultado de las dos actividades previas, y se convierte en un centro de
enfoque para el alma y en un punto a través del cual puede fluir la energía
para la realización del trabajo mágico.
Este trabajo mágico llevado a cabo
bajo la dirección del alma (inspirando a la mente, que a su vez impresiona al
cerebro) conduce entonces (como resultado de esta triple actividad coordinada)
a la creación de una forma o centro de enfoque dentro de la cabeza del mago. La
energía que fluye a través de este punto focal, actúa mediante tres agentes
distribuidores, y por eso los tres están involucrados en todo trabajo mágico:
1. El ojo derecho, a través del cual
la energía vital del espíritu puede expresarse. 2. El centro laríngeo, a través
del cual el Verbo, el segundo aspecto o alma, se expresa. 3. Las manos,
mediante las cuales actúa la energía creadora del tercer aspecto.
"El Mago Blanco" trabaja
"con los ojos abiertos, la voz que proclama y las manos que otorgan".
Estos puntos son únicamente de
interés técnico para el trabajador experimentado en magia, pero sólo de interés
simbólico para los aspirantes, a quienes se les ha destinado estos escritos.
Que la visión interna sea nuestra,
que el ojo perciba claramente la gloria del Señor, que la voz hable únicamente
para bendecir y que las manos se utilicen sólo para ayudar, esto bien puede ser
la plegaria de cada uno de nosotros.