DEFINICIÓN DE LA INTUICIÓN
La intuición no
es un sentimiento de amor hacia las personas que signifique comprenderlas.
Mucho de lo que se llama intuición sólo es un reconocimiento de similitudes y
la posesión de una aguda mente analítica. Las personas inteligentes que han
vivido mucho tiempo, han tenido muchas experiencias, haciendo contacto con un
sin número de personas, pueden, siempre que estén interesadas en ello, darse
cuenta fácilmente de los problemas y las modalidades de los demás. Esto no
debe confundirse con intuición.
La intuición no está relacionada con el psiquismo
superior o inferior; tener una visión, oír la voz del silencio, reaccionar placenteramente
a cualquier enseñanza, no significa que actúe la intuición. Tampoco es ver
símbolos, pues esto es un tipo especial de percepción y también implica poseer
la capacidad de sintonizar la Mente Universal en ese estrato de su actividad
que produce las formas‑cánones sobre las que se basan todos los cuerpos
etéricos. Intuición no es psicología inteligente ni amoroso deseo de prestar
ayuda, producida por la interacción entre la personalidad, regida por una
fuerte orientación del alma, y el alma consciente del grupo.
Intuición es comprensión sintética, prerrogativa del
alma, que sólo es posible cuando el alma, en su propio nivel, va en dos direcciones:
hacia la Mónada
y hacia la integrada, y quizás momentáneamente coordinada y unificada
personalidad. Es el primer indicio de una profunda unificación subjetiva que
llegará a su consumación en la tercera iniciación.
Intuición es captar comprensivamente el principio de
universalidad; cuando existe, se pierde, por lo menos momentáneamente, todo
sentido de separatividad. En su punto álgido se reconoce como ese Amor
Universal que no tiene relación con el sentimiento ni con la reacción afectiva,
sino que predominantemente se identifica con todos los seres. Entonces se
conoce la verdadera compasión y no existe el espíritu de crítica. Sólo
entonces puede verse el germen divino latente en todas las formas.
Intuición es luz, y cuando actúa, el mundo se ve como
luz y la luz existente en los cuerpos de todas las formas se hace gradualmente
visible. Esto trae consigo la capacidad de hacer contacto con el centro de luz
de cada forma, estableciéndose así también una relación esencial, quedando
relegado a segundo término el sentido de superioridad y separatividad.
Por lo tanto, el desarrollo de la intuición trae
aparejado tres cualidades:
Iluminación.
Por iluminación no me refiero a la luz de la cabeza. Ella es incidental y
fenoménica; muchas personas verdaderamente intuitivas desconocen por completo
esta luz. La luz a que me refiero es la que ilumina el Camino, "la luz del
intelecto" que significa realmente lo que ilumina la mente y puede
reflejarse en el mecanismo mental cuando ella se mantiene "firme en la
luz". Ésta es la "Luz del Mundo", realidad que existe
eternamente, pero que sólo puede ser descubierta cuando la luz interna individual
es reconocida como tal. Es la "Luz de las Edades” que brilla cada vez más
hasta que el Día sea con nosotros. Intuición, por lo tanto, es reconocer internamente, por propia experiencia. y no en
teoría, nuestra total identificación con la Mente Universal y que somos parte
integrante de la gran Vida del mundo y que participamos de la Existencia que persiste
eternamente.
Comprensión. Debe ser considerada en su
sentido literal, significando la facultad de entender y penetrar las cosas y
también el poder de receso o la capacidad de apartarse de la eterna identificación
con la vida de la forma. Quisiera señalar que apartarse es relativamente fácil
para los que poseen muchas de las cualidades de primer rayo. El problema
consiste en apartarse en sentido esotérico, evitando al mismo tiempo el
sentido de separatividad, aislamiento y superioridad. Es fácil para las
personas que pertenecen al primer rayo resistir a la tendencia de
identificarse con otros. Tener verdadera comprensión implica poseer una
acrecentada capacidad de amar a todos los seres y no obstante, al mismo tiempo,
mantener un desapego personal, que puede basarse fácilmente en la incapacidad
de amar o en la preocupación egoísta por la propia comodidad ‑física, mental o
espiritual y sobre todo emocional. Las personas que pertenecen al primer rayo
temen a la emoción y la desprecian, pero a veces tienen que entrar en un
estado emotivo antes de poder emplear correctamente la sensibilidad emotiva.
Comprensión implica hacer contacto con la vida como
personalidad integrada, más la reacción egoica a los propósitos y planes del
grupo. Supone la unificación alma‑personalidad, amplia experiencia y una
acelerada actividad del principio Crístico interno. La comprensión intuitiva
es siempre espontánea. El razonamiento, para llegar a la comprensión, no
constituye una actividad de la intuición.
Amor. Como ya se ha dicho, no es
un sentimiento afectivo ni tampoco poseer una disposición amorosa; ambos
aspectos son incidentales y correlativos. Cuando se desarrolla la intuición
tanto el afecto como la exteriorización del espíritu amoroso se expresarán en
su forma más pura, pero aquello que produce esto es algo mucho más profundo y
abarcante. Es esa captación sintética e incluyente de la vida y necesidades de
todos los seres (he elegido estas dos palabras con toda intención), elevada
prerrogativa de un divino Hijo de Dios. Rechaza todo lo que erige barreras,
formula críticas y produce separación. No hace distinciones, aunque valora la necesidad
y produce en aquél que ama como alma, una identificación inmediata
con lo amado.
Estas tres palabras resumen
las tres cualidades o aspectos de la intuición, y pueden ser resumidas por la
palabra universalidad o sentido de unicidad universal.
¿No es esto lo que ansían alcanzar todos los
aspirantes? y ¿no es algo que cada uno de ustedes, peculiarmente, necesita como
individuo? Cuando existe, hay una inmediata descentralización del dramático
"yo", esa capacidad para relacionarse siempre como centro de todos
los acontecimientos, fenómenos y trabajo grupal.
No puedo extenderme más sobre el tema de la Intuición.
Es una cuestión muy amplia y muy abstrusa. Lo único que puedo hacer es exponer
sus tres aspectos y luego insistir sobre la necesidad de someterse a ese
entrenamiento y a esa disciplina que producirán en la vida, amor, luz y
comprensión. Cuando se capta la teoría y se realizan los ajustes correctos y
el trabajo necesario, la personalidad se hace magnética y las células
cerebrales que se hallan alrededor de la glándula pineal, que hasta entonces
han estado aletargadas, se despiertan y vibran. El núcleo de cada célula del
cuerpo es un punto de luz, y cuando la luz de la intuición es percibida, la
luz celular responderá inmediatamente. La constante afluencia de la luz de la
intuición hará surgir a la luz del día,
hablando esotéricamente, toda célula cuya constitución le permita
responder.