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sábado, 21 de diciembre de 2013

LA ANALOGÍA. (algunas de las reflexiones de VBA sobre este particular)



LA ANALOGÍA.
(algunas de las reflexiones de VBA sobre este particular)



1.-La Analogía es la medida proporcional por excelencia en orden al conocimiento superior.

2.-Es la clave mística de reconocimiento integral de todas las cosas.

3.-Es la clave hermética que se rige como el principio intuitivo del conocimiento.

4.-La clave de la Analogía : 

IGUAL ES ARRIBA QUE ABAJO. . .
IGUAL ES ABAJO QUE ARRIBA…. 

5.-El Principio de Analogía, inteligentemente aplicado, nos dará siempre la clave esotérica o mística de cualquier estudio o de cualquier idea, por elevadas que sean sus implicaciones.

 6.-Con el Principio de Analogía se iluminan los aspectos que están ocultos a la ordinaria percepción intelectual.

7.-El proceso de Analogía permite captar la plenitud de los Misterios, que pueden ser revelados por medio de palabras e ideas.

8.-El acrisolado Principio de Analogía ha de presidir, en todo momento, a la verdadera investigación esotérica.

9.-La Ley de Analogía nos enseña que hay que abarcar lo grande para mejor comprender lo pequeño, y el estudio profundo de lo pequeño, puede llevar a la consideración, clara y concreta, de lo grande.

10.-El Principio de Analogía corre paralelo al del Principio de Semejanza que, al parecer, existe como una constante divina en la extensión infinita de todo lo creado.

11.-Por la Ley de Analogía, el Hombre llega a conocerse a sí mismo; en la justa medida de esta comprensión, comprenderá a Dios, ya que "somos hechos a Su Imagen y Semejanza".

12.-Nuestro Universo se rige por la Sagrada Ley de Correspondencia o del Principio de Analogía.
13.-En toda posible Analogía hay una base de realidad, que no es simbólica, sino que intenta expresar Verdades Universales.

14.-La relación analógica se prolonga desde las bases materiales de la existencia, hasta las más elevadas cumbres espirituales.

15.-Aplicando correctamente la Analogía, las cosas más difíciles y aparentemente más misteriosas y lejanas, pueden ser debidamente comprendidas, Es así como nuestro ser se explaya en los mares de lo infinito.

16.-El discípulo debe comprender que él es el micro universo perfecto del Gran Macrocosmos Solar y que puede aplicar las sagradas Leyes de la Analogía en toda clase de problemas y de estudios, sean del carácter que sean, con la seguridad de que hallarán siempre las más justas y adecuadas soluciones.

17.-E l Principio de Analogía lo rige todo y el impulso hacia la Perfección guía indistintamente la Vida de los Dioses, de los Ángeles y de los Hombres.

18.-Todas las Analogías con base en el número DOCE, se corresponden con la actividad dévica y con el número de perfección del Reino de los Ángeles.

19.-La Ley de Analogía es para el investigador esotérico, lo que las "medidas áureas o solares " son para el artista creador.

20.-Quien utilice la Analogía, tendrá a su disposición todo el conocimiento esotérico que brindan los libros del pasado; estará observando constantemente la Ley, la Luz, el Orden, la Justicia, la Experiencia. Es el libro donde leerá, donde observará, donde estudiará las cosas; es la atalaya inmensa desde la cual contemplará el Universo como una proyección de sí mismo, porque se reconocerá como un Dios de la Creación.

21.-Entre las Escuelas de Entrenamiento espiritual debemos mencionar a la ESCUELA DE LA ANALOGÍA, con un carácter intermedio entre la Escuela del Conocimiento y la Escuela de la Sabiduría, que une a ambas en una zona de excelso equilibrio. Al penetrar en ella y escrita en el éter con caracteres de fuego, se escribe la gran sentencia hermética "IGUAL ES ARRIBA QUE ABAJO, IGUAL ES ABAJO QUE ARRIBA". Toda la enseñanza recibida en esta Escuela tiene por objeto relacionar, directa y conscientemente, al Hombre con la Vida de Dios.

22.-Las Sagradas Analogías son las únicas avenidas que conducen a la Verdad.

23.-El Principio de Analogía es la verdadera piedra filosofal en el estudio esotérico. 

V.B.A. 



LOS PENSAMIENTOS SON COMO OLAS EN EL OCÉANO.
AL SUBIR Y BAJAR VEN SOLAMENTE SU PROPIO MOVIMIENTO.
DICEN : "SOY UNA OLA"; PERO LA VERDAD MAYOR,
QUE NO PUEDEN VER, ES "SOY EL OCÉANO".

EN CADA ÁTOMO HAY MUNDOS
DENTRO DE OTROS MUNDOS.

EN LA REALIDAD MÁS PROFUNDA,
MÁS ALLÁ DEL TIEMPO Y EL ESPACIO,
TODOS PODEMOS SER MIEMBROS
DE UN SOLO CUERPO.

COMO ES EL CUERPO HUMANO,
ASÍ ES EL CUERPO CÓSMICO.

COMO ES LA MENTE HUMANA,
ASÍ ES LA MENTE CÓSMICA.

COMO ES EL MICROCOSMOS,
ASÍ ES EL MACROCOSMOS.



viernes, 20 de diciembre de 2013

LAS DEUDAS KÁRMICAS DEL INDIVIDUO (D.K. “EL TIBETANO”)



LAS DEUDAS KÁRMICAS DEL INDIVIDUO

(D.K. “EL TIBETANO”)



Hemos estudiado (quizás sin darnos cuenta de sus implicacio­nes) el primer punto bajo este encabezamiento. Concierne a las deudas kármicas del individuo, provenientes de los vehículos sub­jetivos y de toda la personalidad.

Cuando tratamos las causas sicológicas de las enfermedades que surgen de los vehículos sutiles en los tres mundos, o que se deben a la tensión del discípulo cuando se esfuerza por hollar el sendero, en realidad nos ocupamos del karma o el efecto de las causas in­ternas de los acontecimientos, del equipo y de las circunstancias en el plano físico. Vimos que los cuerpos internos, vía el cuerpo etérico, condicionan la manifestación externa del hombre y que la enfermedad o la salud dependían mayormente de ellos, y que son la causa kármica inmediata de la existencia en el plano físico. Si extendemos la idea hasta incluir encarnaciones anteriores -como debe inevitablemente suceder- entonces llegamos a la conclusión que la condición de estos cuerpos internos, sus limitaciones o su riqueza, sus defectos y acerbo y sus tendencias generales síqui­cas y sicológicas, son heredadas de vidas anteriores y por lo tanto responsables de la presente situación terrena. En consecuencia, simplemente hemos retrotraído aún más atrás las causas de las condiciones actuales y -si quisiéramos- podríamos penetrar en un campo de mucha complejidad y detalle sin extraer nada de va­lor. Todo el problema de rememorar las encarnaciones pasadas contiene infinitas posibilidades, y cuando empleo la palabra “infi­nita” pongo inmediatamente el tema fuera del alcance de la mente finita, lo cual significa que tratamos algo que no es posible ma­nejar racionalmente.

El karma fue, para la humanidad infantil y el individuo sub­desarrollado, una cuestión grupal. El hombre era miembro de un grupo, sin la menor idea de las implicaciones y responsabilidades involucradas. Más adelante, cuando el proceso de individualiza­ción adquirió un carácter y propósito más efectivos y un temperamento más pronunciado, el karma fue también más personal y definido y el hombre se halló en posición de iniciar más causas y agotar más efectos. Al no estar enteramente desarrollada e inte­grada la personalidad, estaba aún involucrado en la vida grupal, y las interrelaciones se fueron ampliando. Posteriormente la perso­nalidad se convirtió en el creador consciente de sus propias causas y en el consciente participante de los efectos. En el sendero, el karma del grupo elegido, del individuo y de aquellos con quienes el hombre elige asociarse a través de la unidad del propósito espi­ritual, lo envuelve, y así se agrega otro factor a los anteriores tipos de responsabilidad kármica. Más adelante aún, el karma de los tres mundos es enfrentado, superado y rechazado; al mismo tiem­po, al karma vinculado a la iniciación de las causas, mediante el servicio mundial, se añade el que el individuo ya ha experimen­tado, compartiendo la responsabilidad kármica de la Jerarquía misma. A estas etapas:

1.                              al karma grupal elemental -del hombre primitivo,
2.                              al karma individual del hombre autoconsciente en evolu­ción,
3.                              al karma relacionado con la vida del discípulo y
4.                              al karma jerárquico,

 se debe agregar el bien conocido Karma de Retribución, con el cual está ya familiarizado el discípulo; a éste también debe agre­garse el karma nacional y racial, más el karma educativo corres­pondiente a todo discípulo que ansía ingresar a un ashrama a fin de prepararse para la iniciación.

Tenemos también el Karma de Recompensa en contraposición al de Retribución; este tipo de karma a menudo se olvida, pero se lo conocerá mejor en el futuro ciclo mundial. La humanidad ha ago­tado mucho mal karma, y el karma basado en causas iniciadas posteriormente no generarán efectos tan terribles corno las del pasado. No todo karma es malo, a pesar de lo que el hombre cree. Gran parte es punitivo y doloroso, debido a la ignorancia de la humanidad y al inferior grado de desarrollo. Cuando la retribu­ción kármica es aguda y terrible, tal como sucede hoy en la espan­tosa experiencia mundial, indica que la humanidad ha alcanzado un punto donde las consecuencias pueden ser distribuidas equitativamente en gran escala. El karma acarrea muy poco sufrimiento cuando, por ignorancia, conduce a la irresponsabilidad y a la total carencia de reflexión, no existiendo sentido de culpabilidad acerca de les acontecimientos. Podrán existir condiciones desdichadas y circunstancias dolorosas, pero se carece de la capacidad de respon­der a tales condiciones con análogo dolor, y hay muy poca reac­ción mental por el proceso de la retribución kármica. Esto debería tenerse presente. La raza aria está ahora desarrollada mentalmente  en tan amplia escala, que el karma es verdaderamente terrible y doloroso, y se manifiesta a través de las condiciones mundiales. Al mismo tiempo el actual y difundido sufrimiento indica el extenso y exitoso desarrollo humano, siendo el signo más esperanzado y prometedor. En esta idea reside la clave de la carga tan pesada de mal karma que los buenos, santos y sacrificados servidores de la raza sobrellevan en este ciclo mundial.

 En consecuencia, resulta imposible, dentro de los límites de este tratado, dilucidar más profundamente el tema del karma, cuando produce los innumerables tipos de dolencias humanas, incluyendo la enfermedad, siendo ésta una de sus manifestaciones. El tema es demasiado vasto, extremadamente complicado y muy confuso en sus efectos. Todo lo que puedo hacer es afirmar el hecho de que las acciones y reacciones pasadas han establecido en vidas anteriores un ritmo kármico de tal naturaleza, que hoy están implicados todos los aspectos de la naturaleza inferior, y entre los efectos más comu­nes y corrientes tenemos aquel en que entra en vigencia la gran Ley de Retribución, la enfermedad. Los curadores y los seudome­tafísicos deberían considerar cuidadosamente este punto.



jueves, 19 de diciembre de 2013

EL KARMA. QUÉ ES Y CÓMO FUNCIONA (Francisco-Manuel Nácher)



EL KARMA. QUÉ ES Y CÓMO FUNCIONA
Francisco-Manuel Nácher


1.-

Max Heindel se manifestó contrario al empleo de términos orientales para expresar conceptos ocultos con palabras existentes en nuestros idiomas. Pero hay un término sánscrito que no sólo no tiene equivalente exacto en los idiomas occidentales, sino que, pasado un siglo, ha adquirido carta de naturaleza en ellos y todo el mundo sabe lo que significa y lo usa normalmente para significar precisamente eso. Me estoy refiriendo a la palabra “karma”. Cierto que podríamos decir “retribución” o “reacción” o “deuda de destino” o utilizar cualquier otro circunloquio parecido. Pero ninguno expresaría tan claramente como la palabra “karma” lo que la gente de hoy entiende por ella. Por eso he decidido abandonar el “miedo escénico” de algunos miembros de nuestra Fraternidad y utilizarla libremente en su sentido actual por todos admitido.

2.-
¿Qué es el karma?

Para tratar de estudiarlo es preciso hacerlo antes con la Ley que lo rige y que se denomina Ley de Acción y Reacción, de Retribución, de Consecuencia, de Causa y Efecto o, ajustándonos a lo dicho arriba, Ley del Karma.

            La Ley de Karma es una ley cósmica, es decir, que excede los límites de nuestro sistema planetario y que tiene bajo su ámbito de aplicación a todos los seres, por lo menos, del Séptimo Plano Cósmico, dado que todos ellos están evolucionando y, por tanto, son aún imperfectos y, como tales, cometen errores que ponen en funcionamiento la Ley de Consecuencia, que precisamente tiene por finalidad, enseñarnos el correcto Camino de Retorno a la Casa del Padre. Por eso, en nuestro Servicio del Templo, se nos dice que “los Señores del Destino están por encima de todo error.”

            Como tengo escritos una serie bastante numerosa de trabajos sobre el tema del karma, en esta conferencia, más que investigar sobre ello, voy a tratar de recuperar esos trabajos. Ocurrirá que, a veces, repita conceptos antes expuestos, pero también hará que se remachen ideas fundamentales para entender algo tan abstruso como el tema que nos ocupa.


LA LEY DEL KARMA

            La Ley del Karma, de Acción y de Reacción o de Retribución, que de las tres maneras se llama, es la forma más justa y más fructífera para promover nuestra evolución. Cualquier otro medio no sería tan efectivo. Con el Karma, el espíritu ve cuál es la causa de su sufrimiento y aprende lo que es negativo para no repetirlo. Es, por otra parte, una Ley que rige en toda la Creación.

            Cada uno de nosotros somos responsables del cuerpo que tenemos, que no es sino una consecuencia o condensación de acciones del pasado. Es un simple vehículo vagamente apropiado del Espíritu. Un vehículo en el verdadero sentido del término, ya que sirve para trasladar al espíritu, una obra de artesanía cuyo artesano es el propio Espíritu. Y su conducta, actitudes y moral, tanto presentes como pasadas, se encuentran reflejadas en él.

            El Karma no es, en modo alguno, "fatalismo". Su acción depende de nosotros mismos. Cada hombre es su propio legislador y su propio verdugo. Cada hombre decide, con entera libertad, su propia gloria o su propia oscuridad, su "premio" o su "castigo".

            Tampoco es "azar". Al contrario, es el ejercicio de la libre voluntad ya que, quien inicia libremente una acción física, de deseos o mental, es responsable de sus consecuencias y efectos que, antes o después, revertirán a su autor. Como todo en el universo está entrelazado, mezclado y relacionado con todo lo demás, y no hay nada ni nadie que pueda existir aislado y por sí mismo, necesariamente los demás se ven afectados, de un modo o de otro y en mayor o menor grado, por las causas puestas en movimiento por cualquier individuo.

            Como los más próximos son los que se ven más y con más frecuencia influenciados, se producen en las familias, en los grupos, en los pueblos, determinadas afinidades y tendencias recíprocas que se autoalimentan y dan lugar a lo que se llama el karma familiar, de los pueblos o de las razas, y que afecta, directa y especialmente, a sus miembros. Tampoco en estos casos cabe decir que el karma "castiga" o "premia" porque su acción es totalmente aséptica y justa, formando parte de los mecanismos de la naturaleza y, por tanto, pudiendo remontarse a la causa primera, que es la armonía pura.

            Esto es verdaderamente consolador para el hombre, porque nos hace ver que no dependemos necesariamente de nadie, que cada uno puede forjar su destino y que, realmente, eso es lo que se espera de él, puesto que puede elaborarlo favorable o no, manejando las energías de la naturaleza, poderosas y subyacentes a todo, actuando a su favor y convirtiéndose en colaborador de Dios o actuando contra ellas y retrasando su propia evolución.

            San Pablo dice claramente que: "Aquello que el hombre siembre, eso recogerá".

            Desde este punto de vista, la enfermedad es un mecanismo "purificador". Sabemos que el Espíritu, el Yo Superior cuenta, para evolucionar, con sus vehículos inferiores (cuerpos físico, etérico, de deseos y mental), que constituyen la Personalidad, y que estos vehículos están dominados por el Cuerpo de Deseos, debido a la actuación de los Luciferes, y que ha de dominar ese cuerpo de Deseos y los hábitos perniciosos que ha adquirido, para poder regir la propia Personalidad y espiritualizar sus distintos componentes. Ésa es la misión del karma. Y ésa es, en otra escala, la finalidad de la enfermedad: Si los hábitos negativos durante varias vidas hacen imposible el dominio de la Personalidad por el Espíritu, la enfermedad, con los sufrimientos que produce y con el parón que significa en la vida y el tiempo, y el incentivo para la reflexión y la meditación que proporciona, hace que la Personalidad recapacite y dé un paso adelante hacia su espiritualización.

            Por ejemplo: Si una persona tiene tendencia a comer en exceso, la indigestión le hará tener cuidado la próxima vez y, si no lo hace, vendrá la úlcera y luego el cáncer o cualquier otra dolencia, según el karma que se haya ido acumulando. Por eso, si bien hay un número determinado de enfermedades, no hay dos enfermos iguales, aunque sean víctimas de la misma dolencia, porque cada uno arrastra multitud de pequeñas causas, totalmente distintas de las de los demás, pero que le han llevado a padecer la misma consecuencia, o sea, la misma enfermedad. Por eso también la curación debe ser personalizada. Y si se quiere realmente curar la enfermedad y no sus síntomas, hay que buscar sus causas kármicas y cambiar el carácter del enfermo (su conducta física, emocional y mental) para que deje de poner en movimiento esas causas perniciosas.

            La finalidad última, pues, de la enfermedad es la de proporcionar al enfermo una oportunidad de progresar en su evolución.

            Una causa puesta en movimiento sólo puede ser neutralizada con su efecto. La causa principal de las enfermedades estriba en el egoísmo. El egoísmo, en todas sus vertientes (soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia, pereza) hace casi imposible al Yo Superior conectar con la Personalidad. Por eso aquél recurre a la enfermedad que, en cierto modo, rompe la dependencia de la corrupción y aligera el aura de cosas materiales, pues nos hace ver que no son permanentes y que, a la hora de morir, las dejaremos todas y, por tanto, no vale la pena perder la vida por poseerlas.

            Como el problema radica en el Cuerpo de Deseos, es decir, el vehículo de las emociones, los sentimientos, los deseos y las pasiones, quien se deje llevar por ellas, será más propenso a la enfermedad. Y quien, concienciado del funcionamiento oculto del hombre, les haga frente y las domine y se forje un carácter fuerte y positivo, será inmune a ella.

La ley de Retribución actúa apenas cualquier ser autoconsciente pone en movimiento cualquier energía, sea ésta física, etérica, de deseos, mental o espiritual. Responde, por tanto, al ejercicio del libre albedrío por cualquier ser.

Realmente, esta ley actúa solamente sobre el que ha de sufrir los efectos de la puesta en movimiento de cualquier clase y cantidad de energía.

            Esta ley existe desde la eternidad y en ella, porque es la eternidad misma. Y, no puede decirse que obra, porque es la Acción misma.

            Sus efectos son inevitables, ya que las leyes cósmicas son parte de la voluntad divina.


AQUÍ link, para  su revisión:http://issuu.com/jomerod/docs/karma_con_anotaciones_de_jmr 


miércoles, 18 de diciembre de 2013

LOS CENTROS Y EL SISTEMA GLANDULAR (D.K. “El Tibetano”)



LOS CENTROS Y EL SISTEMA GLANDULAR
D.K. “El Tibetano”


Es evidente que la enfermedad (cuando no es de origen grupal o resultado del karma planetario o debido a un accidente) surge de la actividad o inactividad de los centros. Ésta es una verdad básica, dada en forma sencilla. Los centros, como ya saben, rigen el sistema endocrino, que a su vez controla las siete zonas principa­les del cuerpo físico y es responsable del correcto funcionamiento de todo el organismo, produciendo efectos fisiológicos y sicológicos.

La importancia de este sistema glandular no se puede sobresti­mar. Es una réplica en miniatura de la constitución septenario del universo y el medio de expresión e instrumento de contacto para las fuerzas de los siete rayos, los Siete Espíritus ante el Trono de Dios. Acerca de esta verdad actualmente no reconocida, se cons­truirán los métodos de la medicina y de la curación, en la civili­zación futura.

Las glándulas constituyen un gran sistema vinculador en el cuerpo; ponen todas las partes del cuerpo físico en mutua relación y también relacionan al hombre con el cuerpo  etérico -tanto indi­vidual como planetario- y análogamente con la corriente sanguí­nea, el portador del principio vida a todas las partes del cuerpo. Por consiguiente, existen cuatro agentes principales de distribu­ción en el cuerpo físico; son unidades completas en si mismas, contribuyen a la vida funcional y orgánica del cuerpo, están es­trechamente interrelacionadas y producen resultados fisiológicos y sicológicos de acuerdo a su potencia, a la respuesta de los cen­tros a la afluencia superior, a la etapa de evolución alcanzada y a la libre expresión o inexpresión de las energías entrantes. Los cuatro agentes de distribución de energía son:

1.El vehículo etérico, con sus miríadas de líneas de fuerza y de energía entrante y saliente y su respuesta a los impactos de la energía proveniente del medio ambiente, como también del hombre espiritual interno y sus cuerpos sutiles, compenetra todo el cuerpo físico. En él se hallan los siete centros como puntos focales de recepción y distribución; son los receptores de siete tipos de energía, y las distribuyen por todo el pequeño sistema humano.

2.El sistema nervioso y sus diversas y entrelazadas directivas. Es una red relativamente tangible de energías y fuerzas, expresión externa de la red interna, vital y dinámica del cuerpo etérico y los millones de nadis o el prototipo de los nervios que subyacen en el cuerpo sustancial. Esos nervios y plexos y sus innumerables ra­mificaciones son los aspectos negativos de las energías positivas que condicionan o tratan de condicionar al hombre.

3.El sistema endocrino es la tangible y exotérica expresión de la actividad del cuerpo vital y sus siete centros. Los siete centros de fuerza se encuentran en la misma zona en que están localizadas las siete glándulas principales, y  cada centro de fuerza provee, de acuerdo a la enseñanza esotérica, el poder y la vida de la corres­pondiente glándula que, en realidad, es su exteriorización.

Centros                                                                                      Glándulas
Centro coronario                                                                      Glándula pineal
Centro ajna                                                                               Cuerpo pituitario
Centro laríngeo                                                                         Glándula tiroides
Centro cardiaco                                                                        Glándula timo
Centro plexo solar                                                                    Páncreas
Centro sacro                                                                              Gónadas
Centro en la base de la columna vertebral                             Glándulas adrenales

Estos tres sistemas están muy estrechamente relacionados y constituyen directivas de energías y fuerzas entrelazadas, esen­cialmente vitales, energéticas, dinámicas y creadoras, siendo bási­camente interdependientes, y de ellas depende toda la salud inter­na del organismo físico. Responden primero a cualquiera de los dos cuerpos (emocional o mental), luego a la personalidad integrada y su rayo, y finalmente al rayo del alma, cuando comienza a asu­mir el control. Son en realidad responsables de la construcción del cuerpo físico y -después del nacimiento- condicionan su cualidad sicológica, y esto a su vez produce el desarrollo del hombre físico. También son los agentes de los tres aspectos divinos de toda mani­festación: vida-cualidad-apariencia

4.La corriente sanguínea. Portadora del principio vida y de las energías y fuerzas combinadas de los tres sistemas menciona­dos. Esta idea será algo novedosa para el ortodoxo. La relación del sistema circulatorio de la sangre con el sistema nervioso, no ha sido aun adecuadamente investigada por la medicina moderna. Sin embargo, mucho se ha realizado para relacionar al sistema glandular con la sangre.

Únicamente cuando estos cuatro sistemas interrelacionados sean considerados como un todo integrado y como cuatro aspectos de un sistema vital circulatorio, emergerá la verdad. Sólo cuando sean reconocidos como los cuatro agentes principales distribuidores de los rayos combinados del hombre individual se captará la ver­dadera naturaleza del fenómeno material. Podría agregar aquí que:


1.                  El vehículo etérico, desde el ángulo circulatorio, es regido por la Luna, cuando vela a Vulcano.
2.                  El sistema nervioso está regido por Venus.
3.                  El sistema endocrino está regido por Saturno.
4.                  La corriente sanguínea está regida por Neptuno.

 Estos cuatro sistemas son en realidad la manifestación de los cuatro aspectos de la materia en su expresión inferior o estricta­mente física. Hay otros aspectos de expresión de la sustancia funda­mental, pero estos cuatro son los de mayor importancia.

Cada uno de ellos es esencialmente dual, y cada dualidad corres­ponde al rayo del alma o al de la personalidad, por lo tanto cada uno es positivo y negativo, y pueden ser descritos como una unidad de resistente fuerza y de energía dinámica; cada uno es una combi­nación de ciertos aspectos de la materia y de la sustancia, siendo la materia el aspecto relativamente estático y la sustancia el agente relativamente fluido que la dota de cualidad. Su interacción, rela­ción y función unificadas, constituyen la expresión del Principio de la Vida una, y cuando han alcanzado un punto de fusión per­fecta, síntesis o actividad coordinada, entonces aparece “esa vida más abundante” de que Cristo hablara y de la cual nada sabemos. Los cuatro aspectos de la materia constituyen también la analo­gía de los cuatro atributos divinos, lo mismo que de los tres as­pectos divinos.

 La analogía de este dualismo básico de toda la manifestación también se mantiene, constituyendo así el nueve de la iniciación -los tres, los cuatro y los dos. Esta analogía del proceso iniciático es sin embargo lo opuesto, porque significa iniciación en el tercer aspecto creador, el aspecto materia y el mundo de la actividad inte­ligente. No es iniciación en el segundo aspecto o aspecto alma, como sucede con las iniciaciones jerárquicas, para las cuales el discípulo se prepara. Es la iniciación del alma en la experiencia de la encar­nación física, en la existencia del plano físico y en el arte de funcio­nar como ser humano. La puerta que conduce a esta experiencia es el “Portal de Cáncer”. La iniciación en el reino de Dios se hace a través del “Portal de Capricornio”. Estos cuatro atributos y los tres aspectos de la materia, más su actividad dual, son la analogía de los cuatro aspectos de la personalidad y de la Tríada espiritual y su dual relación activa. En esta declaración se halla oculta la clave de la liberación.



lunes, 16 de diciembre de 2013

SOBRE KUNDALINI (D. K. “EL TIBETANO”)


He aquí un importante texto, transcrito literalmente y que puede eliminar cualquier duda

SOBRE KUNDALINI  (D. K.  “EL TIBETANO”)

La columna vertebral (desde el ángulo de las ciencias esoté­ricas) alberga un triple hilo. Es la exteriorización del anta­karana, compuesto por el propio antakarana, el sutratma o hilo de vida y el hilo creador. Este triple hilo dentro de la columna vertebral está compuesto por lo tanto de tres hilos de energía, los cuales han abierto para sí, en la sustancia den­tro de la columna, un “triple camino de entrada y de salida”. A éstos se los denomina en terminología hindú: los senderos de ida, pingala y sushumna, y juntos constituyen el sendero de vida para el hombre individual, entrando en actividad en for­ma secuencial y de acuerdo al tipo de rayo y etapa de evolu­ción. El sendero de sushumna sólo es empleado en forma co­rrecta y sin peligro, cuando se ha construido el antakarana y la Mónada y la Personalidad se relacionan, aunque sólo sea  mediante un hilo muy tenue. Por lo tanto la Mónada, el Padre, el aspecto voluntad, puede llegar a la personalidad en forma directa y despertar el centro básico, y con ello fusionar, unificar y elevar los tres fuegos. 
Por uno de estos senderos afluye la energía que nutre a la materia. Otro está relacionado con el sendero de la conciencia y al desarrollo síquico sensorio. El tercero es el sendero del espíritu puro. Así en cada forma viviente se lleva a cabo el trabajo del Padre, de la Madre y del Hijo. Vida-conciencia-forma y vida-cualidad-apariencia se fusionan, y el mecanismo de respuesta del hombre divino es perfecto, permitiéndole al hombre hacer contacto y reconocer eventualmente los aspectos divinos mayores en los reinos de la naturaleza, en el planeta y en el sistema solar.
No se engañen y sitúen estas esferas entrelazadas de energía viviente a la derecha o a la izquierda de la columna vertebral, pues siempre tiene lugar un constante movimiento, interacción y reversión. Sólo puedo representar un símbolo que indica el sendero especial de las tres energías de la divina Trinidad. No indico un lugar o ubicación real porque la materialización y la ubicación de este concepto principal ha producido situacio­nes peligrosas. El estudiante iniciado trata de captar la relación de las tres energías básicas, los tres senderos del fuego viviente, su relación e interrelación y polarización secuencial. No trata de ajustar la enseñanza a puntos, líneas y lugar, hasta el  momento en que estos términos signifiquen poco para él y posea más conocimiento.
Estos tres senderos de vida son los canales para el fuego eléc­trico, fuego solar y fuego por fricción, y debido a su utilización están relacionados con las tres etapas del sendero de evolu­ción: el sendero de evolución que corresponde a las primeras etapas materiales; el Sendero de Probación, las primeras eta­pas del Sendero del Discipulado hasta la tercera iniciación, y el Sendero de Iniciación. 
El fuego kundalini, sobre el cual tanto se ha enseñado y escrito en Oriente y cada vez más en Occidente, en realidad es la unión de los tres fuegos, enfocados en el centro básico, por un acto de la voluntad iluminada, impulsada por el amor. Estos fuegos unificados son elevados mediante el empleo de la Pa­labra de Poder (emitida por la voluntad de la Mónada), y llega a integrarse y vivificarse por la autoridad conjunta del alma y la personalidad. Por lo tanto, cuando el ser humano llega a hacer esto con plena conciencia, es un iniciado que ha pasado la tercera iniciación. Sólo él puede sin peligro elevar este tri­ple fuego desde la base de la columna vertebral al centro coronario. 
De acuerdo a la interpretación común de los esoteristas igno­rantes en los diversos grupos ocultistas, el fuego kundalini es algo que debe ser “elevado”, y cuando se logra, entonces todos los centros entran en actividad funcionante y los canales, hacia arriba y hacia abajo de la columna vertebral, quedarán libres de toda obstrucción. Esta es una peligrosa generaliza­ción y lo contrario de la realidad. El fuego kundalini podrá ser elevado y ascendido hacia el cielo cuando todos los cen­tros hayan despertado y los canales de la columna vertebral no estén obstruidos. La remoción de las obstrucciones es el resultado de la vivencia de los centros individuales que, de­bido a la potencia de su vida, son por sí mismos eficaces para destruir todo impedimento y obstrucción. También pueden “quemar” todo lo que impide su radiación. Lo que general­mente sucede en esos casos accidentales (que producen tanto daño) es que el aspirante, debido a su curiosidad ignorante y por un esfuerzo de la mente (no de la voluntad espiritual, sino estrictamente como una expresión de la voluntad de la personalidad), logra despertar el inferior de los tres fuegos, el fuego de la materia, el fuego por fricción, lo cual quema y destruye prematuramente la red etérica del cuerpo etérico. Esos discos o redes circulares se hallan entre cada par de centros a lo largo de la columna vertebral y también en la cabeza. Generalmente son disipados por la pureza de vida, la disciplina de las emociones y el desarrollo de la voluntad espiritual. 
Existen cuatro redes. Cuando la cuádruple personalidad está altamente desarrollada y el centro ajna va despertando, en­tonces estas redes desaparecen lenta y gradualmente, normal y automáticamente. Las redes de la cabeza son de calidad su­perior y biseccionan el cráneo, horizontal y verticalmente. De esta manera simbolizan la Cruz sobre la cual es crucificado el Hijo de Dios. 
Los tres canales a lo largo de la columna responden totalmen­te a los tres centros mayores: 
a.                                          Al centro plexo solar, proporcionando el impulso del deseo y nutriendo la vida física y el anhelo creador.
b.                                          Al centro cardíaco, proporcionando el impulso de amar y el contacto consciente con zonas cada vez más amplias de la expresión divina.
c.                                           Al centro coronario, proporcionando el impulso dinámico de la voluntad de vivir. 
No indico el canal que responde a un centro, excepto en el caso del canal sushuma que responde únicamente a la ener­gía del centro coronario y a la voluntad rectora, centrada en el loto de 1000 pétalos. Esto puede ser expuesto sin peligro porque la voluntad espiritual está muy poco desarrollada en quienes buscan despertar el kundalini. Cuando haya desper­tado, sabrán qué deben hacer sin correr riesgos.
Los tres centros de la cabeza están también relacionados con este triple canal: 
a.                                          La zona de la médula oblongada (el centro alta mayor) y la glándula carótida.
b.                                          El centro ajna y el cuerpo pituitario.
c.                                           El loto de mil pétalos y la glándula pineal. 
Los estudiantes hallarán interesante relacionar estas triplici­dades con los tres rayos mayores: 
a.                                          el primer rayo de voluntad o poder,
b.                                          el segundo rayo de amor-sabiduría,
c.                                           el tercer rayo de inteligencia activa, 
y también con las tres razas humanas, las cuales poseen el poder de desarrollar la simiente de esos aspectos divinos: las razas lemuria, atlante y aria. Éstas pueden vincularse, como simiente, a las dos razas finales ya mencionadas, que fusiona­rán y sintetizarán, en una perfecta vida planetaria, todos los poderes, cualidades, realizaciones y metas. 
Otra síntesis es también posible y de importancia: 
a.                                          Sendero de evolución                     Centros abajo del diafragma
b.                                          Sendero del discipulado                 Centros arriba del diafragma
c.                                           Sendero de iniciación                      Centros en la cabeza 
Dichos grupos y triplicidades están todos relacionados en tiempo y espacio con el triple cordón vertebral. 
Tenemos -también en relación con los mencionados cinco pun­tos de síntesis que se hallan en el cuerpo- un punto culmi­nante de completa fusión. Los enumeraré correlativamente de acuerdo a la secuencia de su trabajo de fusión: 
a.                                          El centro plexo solar, fusionando los centros de abajo del diafragma.
b.                                          El centro ajna, fusionando los centros de arriba y abajo del diafragma.
c.                                           La base de la columna vertebral, fusionando a los seis cen­tros.
d.                                          El loto de 1000 pétalos de la cabeza, fusionando las siete energías. 
Tengan presente, en relación con lo antedicho, que tratamos totalmente con fuerzas y energías, funcionando a través del cuerpo etérico; que nos ocupamos del mundo terciario de las causas, responsable del mundo orgánico de la manifestación física densa. Esta manifestación física está sujeta a la influen­cia del mundo secundario de la vida consciente, que a su vez responde en tiempo y espacio al mundo dinámico del propó­sito y del Ser. 
En mis palabras reside oculta la clave de la vida plena del alma, pero es necesario llevar una vida dedicada y una mente iluminada para aprovechar el conocimiento impartido y ver detrás de las palabras el pensamiento clave que le da vida y -hablando ocultamente- calor generador. 
Tengan claros en la mente los conceptos de estimulación o ca­rencia de estímulo, de interacción o de separatividad, de pasividad o de actividad, porque en estas dualidades radican las causas de la salud o de la enfermedad.



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