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sábado, 16 de noviembre de 2013

OCULTISTAS Y MÍSTICOS (D.K.)

     


OCULTISTAS Y MÍSTICOS (D.K.)



El sendero del conocimiento es el del ocultista y del sabio; el del amor es el del místico y del santo. El acercamiento por medio de la cabeza o del corazón no depende del rayo, pues ambos caminos deben ser conocidos; el místico deberá convertirse en ocultista; el ocultista blanco ha sido el místico santifi­cado. El verdadero conocimiento es amor inteligente, porque es la fusión del intelecto y la devoción. La unidad se siente en el corazón; su aplicación inteligente a la vida debe ser desarrollada mediante el conocimiento.

En el pasado se aplicó muchas veces el método del corazón, y en esta encarnación el desenvolvimiento mental es de primordial importancia.
El místico no es necesariamente un ocultista, pero el ocultista abarca al místico. El misticismo es sólo un paso en el sendero del ocultismo.

Al descubrir dentro de sí mismo el reino de Dios y estudiar las leyes de su propio ser, el místico se hace experto en las leyes que rigen al universo, del cual es parte. El ocultista reconoce el reino de Dios en la naturaleza o en el sistema, y se considera a sí mismo como ínfima parte del gran Todo y regido por las mismas leyes.

Expresándome más sencillamente, a fin de que todos me entiendan, diré: después de la iniciación el místico se fusiona con el ocultista, porque se ha convertido en estudiante de la ley oculta; debe trabajar con la materia en su manipulación y empleo; debe dominar y controlar todas las formas inferiores de la manifestación y aprender las reglas de acuerdo a las cuales trabajan los devas constructores. El sendero místico previamente a la iniciación, puede ser denominado sendero de probación. Antes de que el ocultista pueda manejar inteligentemente la materia del sistema solar debe haber dominado las leyes que rigen el microcosmos y, aunque se halla naturalmente en el sendero ocultista, deberá aún descubrir el Dios dentro de su propio ser, antes de poder aventurarse, sin peligro, a entrar en el sendero de la ley oculta.

El místico trata de trabajar desde el plano emocional al intuicional, y de éste a la Mónada o Espíritu. El ocultista trabaja de lo físico a lo mental, de allí a Atma o Espíritu. Uno trabaja en la línea del Amor, el otro en la línea de la Voluntad. El místico no logra la finalidad de su ser ‑el amor demos­trado en acción‑ a no ser que coordine el todo mediante el empleo de la voluntad inteligente; en consecuencia, se ha de convertir en ocultista.

El ocultista también fracasa y se convierte en un exponente egoísta del poder, actuando por medio de la inteligencia, a no ser que encuentre, mediante un amor impulsor, un propósito para esa voluntad y conocimiento que le proporcione un móvil adecuado para todo lo que trata de realizar.

El místico se concentra sobre abstracciones y atributos más que sobre aspectos, y en la vida más que en lo concreto. El místico aspira, arde, armoniza, ama y trabaja por medio de la devoción. Medita tratando de eliminar la mente concreta en su totalidad y aspira a pasar del plano de la emoción al de la intuición.

Adolece de los defectos de su tipo, soñador, visionario, falto de sentido práctico, emotivo, y carece de la cualidad mental llamada discernimiento. Es intuitivo, propenso a ser mártir y a autosacrificarse.

El místico elimina o trata de trascender la mente en el proceso de encontrar el Yo. El ocultista, mediante el interés inteligente puesto en las formas, que velan al Yo, y el empleo del principio mente, en sus dos niveles, llega al mismo punto. Reconoce las envolturas que velan. Se dedica al estudio de las leyes que rigen el sistema solar manifestado. Se concentra en el objetivo pero, en los primeros años, puede a veces pasar por alto el valor de lo subjetivo. Llega eventualmente a la vida central eliminando, mediante el conocimiento y el control consciente, una envoltura tras otra. Medita sobre la forma hasta que la pierde de vista y su creador llega a ser todo en el todo.

Las notas clave de la vida ocultista han sido, como corresponde, el conocimiento, el acercamiento mental al problema de la divinidad, el reco­nocimiento de la divina inmanencia y el hecho de que "así como El es, así somos nosotros. Sin embargo, allí no existe un sentido de dualidad. La meta consiste en lograr una identificación aprobada y determinada que convierte al hombre en lo que es, un Dios y, con el tiempo, Dios en manifestación. Esto no es lo mismo que unión mística.

No obstante, el tema es místico e, innatamente subjetivo. Ha de llegar el momento en que el místico apreciará y seguirá el camino de la cabeza y no sólo el del corazón. Aprenderá a perder su sentido del Amado cuando sepa que el y el amado son uno, y que la visión debe desaparecer y desaparecerá a medida que la trasciende (observen esta frase) por medio del proceso mayor de identificación a través de la iniciación.

El ocultista, a su vez, debe aprender a incluir la experiencia mística con plena comprensión y conciencia como si fuera un ejercicio de recapitulación antes de trascenderla y pasar a una síntesis e inclusividad de la cual el acercamiento místico es sólo el comienzo, del que el místico es inconsciente.

El místico es propenso a creer que el ocultista sobrestima el camino del conocimiento, y repite volublemente aquello de que la mente es el matador de lo real y que nada puede aportarle el intelecto. Similarmente el ocultista tiende a despreciar el camino místico y a considerar "que ha dejado muy atrás" el método místico. Ambos deben aprender a hollar el camino de la sabiduría. El místico deberá llegar, e inevitablemente llegará, a ser ocultista, le guste o no el proceso. Finalmente no podrá eludirlo; el ocultista no lo será verdaderamente hasta que recupere la experiencia mística y la traduzca en términos de síntesis. Observen la estructura de las palabras que empleo en este último párrafo, porque servirán para elucidar el tema. Por lo tanto, empleo las palabras "místico y mística" en esta parte del tratado para descri­bir al hombre inteligente y muy mental y los procesos que utiliza en el Sendero del Discipulado.

En la actualidad el llamado no fue hecho a los místicos sino a los estudiantes ocultistas, a los hombres y mujeres de claro pensar y no al fanático o aquel que sólo ve el ideal y no enfrenta con éxito las situaciones ni las cosas tal como son y, por lo tanto, es incapaz de llegar a la necesaria e inevitable consagración.

La primera iniciación podría ser considerada como la meta y la recom­pensa de la experiencia mística; ésta no es fundamentalmente una experiencia ocultista en el verdadero sentido del término, porque raras veces es exacta­mente comprendida o se prepara conscientemente para ella, como es el caso de las iniciaciones posteriores, razón por la cual las primeras dos iniciaciones no son consideradas mayores.
El camino místico conduce a la primera iniciación. Habiendo cumplido su propósito, se renuncia a él, entonces se sigue el "camino iluminado " esotérico, que conduce a las zonas iluminadas de los estados superiores de conciencia.

Como se ve, ambos caminos son esenciales; actualmente el camino místico es el de la mayoría, y un grande y creciente número de místicos surgirá de las masas humanas modernas; paralelamente a éste, el camino esotérico atrae cada vez más a los intelectuales del mundo. Su experiencia no es básicamente religiosa, tal como el clero ortodoxo comprende la palabra. El camino de la ciencia es profundamente necesario para el género humano, como lo es el de la religión, pues Dios se encuentra igualmente en ambos caminos. El camino científico conduce al aspirante al mundo de las energías y fuerzas, el verda­dero mundo del esfuerzo ocultista, revelador de la Mente Universal y la actuación de esa gran Inteligencia que creó al universo manifestado. El "nuevo hombre" que ha llegado al nacimiento en la primera iniciación, debe hollar y hollará el camino ocultista o científico, que lo conduce inevitable­mente fuera del mundo del misticismo, llevándolo a la segura y científica percepción de Dios como vida o energía.

jueves, 14 de noviembre de 2013

SENSIBILIDAD A LA IMPRESIÓN (A.B.)




SENSIBILIDAD A LA IMPRESIÓN
(Del libro “El Alma y su Mecanismo, A.B.)



1. El discípulo en el plano físico y el instructor interno (sea uno de los Grandes Seres o el “Maestro en el Corazón”) necesitan conocerse y acostum­brarse a sus propias vibraciones. Hay muchas cosas contra las cuales deben luchar los instructores en los planos internos, debido a la lentitud de los procesos mentales de los estudiantes en cuerpo físico. Pero la confianza y la fe establecerán la correcta vibración, lo cual finalmente producirá un trabajo exacto. La falta de fe, de tranquilidad, de dedicación y la inquietud emocional, obstaculizarán. Quienes actúan en el aspecto interno necesitan mucha pa­ciencia para trabajar con las personas, pues carecen de mejor material. Una imprudencia física puede impedir al cuerpo físico ser receptivo; una preocu­pación o ansiedad puede hacer vibrar al cuerpo astral a un ritmo que imposibilite la buena recepción del propósito interno; el prejuicio, la crítica y el orgullo, pueden inutilizar al cuerpo mental. Quienes aspiran a este difícil trabajo deben observarse a sí mismos con mucho cuidado y mantener la paz y la serenidad internas, y la elasticidad mental, que les permita ser de alguna utilidad para proteger y guiar a la humanidad.
Por lo tanto, se pueden dar las siguientes reglas:
-          Es esencial hacer un esfuerzo para llegar a una absoluta pureza de móvil.

-          Poseer la capacidad de penetrar en el silencio de los altos lugares. La quietud de la mente depende de la ley del ritmo. Si vibramos en muchas direcciones y registramos los pensamientos que vienen de todas partes, esta ley no nos afectará. Se debe restablecer la estabili­dad y el aplomo antes de lograr el equilibrio. La ley de vibración y el estudio de la sustancia atómica están estrechamente entrelazados. Cuando se tenga un mayor conocimiento sobre estos átomos y su acción, reacción e interacción, las personas podrán controlar sus cuerpos científicamente, sincronizando las leyes de la vibración y del ritmo. Son las mismas, aunque no iguales...

-          Recuerden siempre que el desasosiego de la vida diaria impide a los instructores de los niveles egoicos llegar a ustedes. Procuren perma­necer serenos durante el transcurso de la vida, y mantener la calma interna en el trabajo y en el esfuerzo, en los afanes y en las aspiracio­nes. Retráiganse constantemente en el trabajo interno, cultivando la respuesta a los planos superiores: Los Maestros necesitan un perfec­to y constante aplomo interno, de parte de quienes tratan de utilizar, aplomo que mantiene la visión, mientras desempeña su trabajo externo en el plano físico, con la concentrada atención del cerebro físico, sin ser desviada en manera alguna por la receptividad interna. Esto involucra una doble actividad.

-          Aprendan a controlar el pensamiento. Es necesario vigilar lo que se piensa. Éstos son días en que toda la raza está llegando a ser sensible y telepática y a responder al intercambio mental. Se acerca el mo­mento en que los pensamientos serán de propiedad pública y se presentirá lo que los demás piensan. Por lo tanto, el pensamiento debe ser cuidadosamente vigilado. Quienes hacen contacto con las verdades superiores y son sensibles a la Mente Universal, tienen que proteger algunos de sus conocimientos de la intromisión de otras mentes. Los aspirantes deben aprender a inhibir ciertos pensamien­tos y evitar que algunos conocimientos se filtren en la conciencia pública, cuando están en contacto con sus semejantes.  

2. La sensibilidad..., no significa que ustedes son “almas sensibles” - esta acepción generalmente significa que son susceptibles, autocentrados y están siempre a la defensiva. Me refiero más bien a la capacidad que les permita expandir su conciencia hasta abarcar círculos cada vez más amplios de contacto; me refiero a la habilidad de mantenerse despiertos, alertas, agudos, para reconocer las relaciones y reaccionar rápidamente a las necesidad; estar atentos a la vida mental, emocional y físicamente; desarrollar con rapidez el poder de observar simultáneamente en los tres planos de los tres mundos. No me interesan las relaciones personales cuando conciernen a la errónea sus­ceptibilidad de su personalidad hacia la depresión, autoconmiseración, de­fensa, ni a la llamada susceptibilidad a los desaires, a la incomprensión, al desagrado por las condiciones ambientales, al orgullo herido y cosas por el estilo. Todas causan confusión y abren las compuertas de la propia conmise­ración. No necesitan que yo me ocupe de ellas, porque son conscientes de las mismas y pueden manejarlas si desean. Tales defectos interesan sólo en la medida que afectan a la vida del grupo; deben manejarlos con cuidado, percibir el peligro desde lejos y tratar de evitarlo. La sensibilidad que deseo ver desarrollada es esa viveza para el contacto con el alma, la impresionabi­lidad a la “voz del Instructor”, la vivencia al impacto de las nuevas ideas y a la delicada respuesta intuitiva. Tales .son las características del verdadero discípulo. Lo que se debe cultivar es la sensibilidad espiritual, y esto será posible cuando aprendan a trabajar por medio de los centros que están arriba del diafragma y a trasmutar la actividad del plexo solar (que tanto predomina en el hombre común) convirtiéndola en actividad del corazón y en servicio a sus semejantes.  

3. El desarrollo de la sensibilidad es difícil de comprender. Los miembros del grupo de un Maestro y Su Ashrama tienen que llegar a ser más sensibles - sensibles al Maestro y a Sus consagrados trabajadores. No se puede ser sensible ni llegar a ser ordenado por un proceso o entrenamiento ordenado. Muchos hombres y mujeres son sensibles, pero lo ignoran, debido a que se preocupan demasiado de las cosas externas y objetivas y de la vida de la forma. Lo explicaré de otra manera. Lo que se dicen a sí mismos y a los demás - mediante las palabras o los actos de su vida - es tan bullicioso que les dificulta ser lo que son y reconocerse como seres espirituales. El Maestro puede llegar a conocerlos a ustedes por los momentos tranquilos de aspira­ción, por lo que demostraron durante años como su tendencia fija en la vida, y por la forma en que reaccionan en momentos de crisis o tensión, lo cual Le sirve de guía. La tarea del Maestro consiste en estimular al discípulo para que en todo instante sea lo que el Maestro sabe que él es en sus momentos más elevados. Quizás es una forma sencilla y casi infantil de explicarlo, pero da una idea general de lo que deseo significar. El Maestro lo hace debido a la gran necesidad mundial, especialmente en estos momentos, de trabajadores descentralizados, progresistas, amorosos e inteligentes. Muchos alcanzarán. la etapa en que pueden llegar a ser sensibles, si logran acallar las ruidosas afirmaciones de la personalidad y permiten penetrar la luz del alma. Sólo así se puede conocer y tomar contacto con el Maestro. Cuando lleguen a olvidarse de sí mismos y de sus reacciones, interpretaciones y demandas personales, entonces descubrirá cómo y en qué forma el Maestro trata de impresionar a los discípulos y al grupo al que ustedes pueden estar afiliados. Entonces serán sensibles a esa impresión y facilitarán, según se dice, la actividad del Maestro por medio de un profundo y sincero interés en la vida esotérica, excluyendo la propia individualidad y también la del Maestro. Muchos métodos podrán entonces ser revelados, que ayudarán a establecer la interacción entre el discípulo y el Maestro.  

4. Gradualmente, a medida que el discípulo adquiere verdadera libertad de pensamiento y el poder de ser receptivo a la impresión de la mente abstracta, acopia para sí una reserva de pensamientos que están a su dispo­sición cuando necesita ayudar a otras personas y para su creciente servicio mundial. Más adelante, se hace sensible a la impresión de la Jerarquía. Al principio es puramente ashrámica, pero luego, cuando el discípulo es un Maestro, se transforma en impresión jerárquica; entonces el Plan es la sustancia dinámica que suministra el contenido de la reserva del pensamiento de la cual él puede abastecerse. Esta afirmación es de única y excepcional impor­tancia. Posteriormente, se sensibiliza a la impresión de Shamballa, y la cualidad de la Voluntad que complementa el Propósito planetario, se suma al contenido del conocimiento adquirido. Sin embargo, lo que trato de recalcar aquí es la existencia de una creciente reserva de pensamiento que el discípulo ha creado en respuesta a las distintas impresiones, a las cuales se hace cada vez más sensible: las ideas, conceptos y objetivos espirituales, de los cuales es cada vez más consciente, los va formulando constantemente en pensamientos con sus correspondientes formas mentales, aprendiendo así a abastecerse de ellos, a medida que trata de servir a sus semejantes. Así se encuentra en posesión de una reserva de sustancia mental resultante de su propia actividad mental y de su receptividad innata, lo cual le suministra material para la enseñanza y es “fuente de conocimiento”, de la que puede extraer lo necesario para ayudar a otros.

El punto esencial que se ha de captar es que la sensibilidad a la impresión constituye un desarrollo normal y natural, paralelo al desenvolvimiento espi­ritual. Les di una clave de todo el proceso cuando dije que:

“Sensibilidad a la impresión significa engendrar un aura magnética sobre la cual pueden actuar las impresiones más elevadas”.

Quisiera que reflexionaran profundamente sobre estas palabras. Cuando el discípulo comienza a demostrar la cualidad del alma y el segundo aspecto divino se posesiona de él, controlando y matizando toda su vida, entonces se desarrolla automáticamente la sensibilidad superior, convirtiéndose en un imán para las ideas y conceptos espirituales; primero atrae a su campo de conciencia el delineamiento y más tarde los detalles del Plan jerárquico; llega así oportunamente a ser consciente del Propósito planetario cuyas impresio­nes no ha de. Buscar ni aprender a distinguir laboriosamente; tampoco ha de captar ni aferrarse a ellas. Se introducen en el campo de su conciencia porque él ha creado un aura magnética que las invoca en su mente y las atrae. Esta aura magnética comienza a formarse en cuanto se hace contacto con el alma; el aura se ahonda y expande a medida que estos contactos son más frecuentes, convirtiéndose finalmente en un estado habitual de conciencia; entonces se halla siempre y a voluntad en relación con su alma, el segundo aspecto divino.

Esta aura constituye en realidad la reserva de la sustancia mental, de la actual puede depender espiritualmente. El punto de unión se encuentra en el plano mental. Entonces el discípulo no está controlado por la naturaleza astral, sino que trata de construir el Antakarana, por el cual pueden fluir las impresiones superiores; aprende a no disipar esta afluencia sino a acumular, dentro de su aura (aquello con lo que se ha circundado), el conocimiento y la sabiduría que considera necesarios para servir a sus semejantes. Un discípulo es un centro magnético de luz y conocimiento mientras mantiene su aura magnética en un estado de receptividad. Entonces invoca constantemen­te, en los niveles superiores, las impresiones que pueden ser evocadas y puestas en “actividad distribuidora” mediante lo inferior y aquello que demanda ayuda. Por lo tanto, a su debido tiempo, el discípulo se convierte en una diminuta analogía de la Jerarquía, porque puede invocar a Shamballa y es fácilmente evocado por la demanda humana.  

5. El aura que cada uno ha creado alrededor del núcleo central del “Yo o alma en encarnación”, es un fragmento de la super alma una, que trae el ser a la manifestación.  

Registro de Impresiones.

1. La capacidad para interpretar las impresiones registradas, se adquiere a medida que el aura mental se desarrolla bajo la influencia de la “mente mantenida firme en la luz del alma”; el discípulo aprende que toda verdad registrada es susceptible de innumerables interpretaciones y que ellas se revelan, con más claridad, a medida que pasa una iniciación tras otra y desarrolla la respuesta consciente. La capacidad para invocar se manifiesta vida tras vida, e involucra la invocación de la respuesta consciente del ánima  mundi o del alma subconsciente de todas las cosas, como también de la conciencia humana y del contacto superconsciente del mundo.

Esta capacidad se desarrolla a medida que el estudiante recorre el Sendero del Discipulado, hallando con frecuencia en las primeras etapas mucha confusión, siquismo astral y falsas interpretaciones. No debe preocu­parse demasiado, pues todo lo que se requiere es experiencia, que se adquiere por medio del experimento y su expresión en la vida diaria. En ningún caso, el conocido axioma de que se aprende a través de un sistema de prueba y de error, ha sido tan aplicable como en la vida y experiencia del discípulo en probación. Cuando llega a ser un discípulo aceptado, disminuye el número de errores, aunque las pruebas (o sea, el empleo experimental de las nume­rosas y distintas energías) sean muchas y por lo tanto abarquen un campo más amplio de actividades.

El Proceso de Registro se fundamenta en lo que podría denominarse: acercamiento invocador desde una extensa zona de posibles contactos. El discípulo tiene que aprender a diferenciar entre los numerosos impactos que llegan a su aura sensible. En las etapas iniciales la mayoría de los impactos son registrados inconscientemente, aunque el registro sea agudo y exacto; sin embargo, el objetivo consiste en registrar conscientemente; esto se efectúa manteniendo con constancia y firmeza la actitud del Observador, que se desarrolla obteniendo el desapego - el desapego del Observador de todos los deseos y ansias que conciernen al yo separado.  

2. Por lo general, en las primeras etapas, el único deseo del discípulo es registrar impresiones de la Jerarquía, prefiriéndolas a las impresiones de su propia alma o de los factores humanos que lo rodean, sus semejantes, o el medio ambiente y las circunstancias que éstos crean. Anhela lo que podría­mos denominar la “impresión vertical”. Este móvil, por ser en gran parte autocentrismo, hace que el discípulo se introduzca introspectivamente en sí mismo, siendo ésta la etapa en que muchos aspirantes se convierten en prisioneros, hablando en sentido astral, porque registran en su aura magné­tica las múltiples formas mentales motivadas astralmente por lo que ellos creen, esperan y suponen que les impartirá la “impresión vertical”. Estable­cen fácilmente contacto con las contrapartes astrales de los mundos superiores que están reflejados (por lo tanto, distorsionados) en el plano astral; allí se registra un mundo de espejismo formado por los deseos erróneos y egoístas y los pensamientos ansiosos de los devotos bien intencionados. No es necesario que me extienda sobre esto. Todos los discípulos - en alguna etapa de su entrenamiento - tienen que abrirse camino a través de este aspecto del espejismo, y al hacerlo, depuran e intensifican el aura magnética, clarificando simultáneamente el mundo astral que los circunda, con el que están en contacto. También aprenden que el anhelo de registrar impresiones jerárquicas debe trocarse en el anhelo de poner a disposición de la humanidad su aura magnética; entonces aprenden a registrar la necesidad humana y a comprender dónde es posible ayudar y servir a sus semejantes. Mediante este registro consciente de las demandas invocadoras que proceden del mundo de los contactos horizontales, el aura magnética del discípulo se libera de las formas mentales que lo obstaculizan y absorben, como también de los deseos, aspiraciones y anhelos que hasta ahora le han impedido registrar correcta­mente. El discípulo deja de crearlas, y las formas mentales creadas se desva­necen o atrofian por falta de atención.

Posteriormente, cuando el discípulo en probación se convierte en discípulo aceptado y se le permite participar en actividades ashrámicas, entonces agrega a ello la capacidad de registrar la impresión jerárquica; sin embargo, podrá hacerlo después que ha aprendido a registrar la impresión que le llega de su propia alma (impresión vertical) y la del mundo circundante de los hombres (impresión horizontal). Cuando ha obtenido ciertas iniciaciones importantes, su aura magnética será capaz de registrar impresiones provenientes de los reinos subhumanos de la naturaleza. Finalmente, cuando se convierte en un Maestro de Sabiduría y, por lo tanto, en un miembro del quinto reino de la naturaleza, su aura magnética recibirá la impresión horizontal del mundo de la vida y actividad jerárquicas; la impresión vertical la recibirá en los niveles superiores de la Tríada espiritual, y por último de Shamballa. Entonces la humanidad será para él lo que los reinos subhumanos fueron para el cuarto reino, el humano, cuando constituía el campo de su impresión horizontal registra­da.

Inspiración.

1. La inspiración implica otro aspecto de desarrollo. La inspiración es análoga a la mediumnidad, pero totalmente egoica. Utiliza la mente como medio para transmitir al cerebro lo que el alma sabe. La mediumnidad describe generalmente el proceso cuando está confinado totalmente en los niveles astrales. En el plano egoico esto implica la inspiración. Reflexionen sobre esta definición porque explica mucho.  

2. Fuentes de inspiración:
Los que se preparan para le iniciación deben inevitablemente trabajar solos. Recuérdenlo. Como saben, hay tres fuentes de inspiración que indican al discípulo - que lucha en el plano físico - su meta:          
1. Su propia alma                  por el contacto directo, como resultado del alineamiento.
2. El Maestro                          por la impresión, como resultado de la sensibilidad.
3. El grupo ashrámico           por el servicio prestado, como resultado de la interacción.
Posteriormente, a medida que progresa el discípulo-iniciado y construye el Antakarana, la energía de la Vida una que emana de la mónada, despierta el cuarto tipo de inspiración. A estas fuentes espirituales de inspiración debe agregarse otras menores, como la impresión mental telepáticamente registra­da, proveniente de la multitud de pensadores y mentes.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

martes, 12 de noviembre de 2013

EL TERCER OJO Y LA IMPRESIÓN



EL TERCER OJO 
(Del libro “El Alma y su Mecanismo, A.B.)
 

1. Ningún hombre puede ser un mago o trabajador en magia blanca hasta que no se le haya abierto el tercer ojo o esté en proceso de abrirse, pues por medio de ese ojo se energetiza, dirige y controla la forma mental y los constructores o fuerzas menores son impulsados a realizar cualquier tipo de actividad   En el ser humano, el “Ojo de Shiva” está situado en el centro de la frente entre los dos ojos físicos.  
2. Es el ojo de la visión interna y quien lo haya abierto puede dirigir y controlar la energía de la materia, ver todas las cosas en el Eterno Ahora, estar más en contacto con las causas que con los efectos, leer los archivos akáshicos y ver clarividentemente. Por lo tanto, el que lo posee puede controlar a los constructores de grado inferior. 
3. Practicando la visualización se desarrolla el tercer ojo. Las formas visualizadas y las ideas y abstracciones que durante el proceso se revisten de forma y se les da forma mentalmente, se ven a pocas pulgadas del tercer ojo. Cuando el yogui oriental dice de concentrarse en la punta de la nariz se refiere a este proceso. Esta frase engañosa vela una gran verdad.  
4. El centro entre las cejas, comúnmente llamado el tercer ojo, tiene una función poco común y peculiar.
...Los estudiantes no deben confundir la glándula pineal con el tercer ojo, y aunque están relacionados, no son lo mismo. 
...El tercer ojo se manifiesta como resultado de la interacción vibratoria entre las fuerzas del alma que trabajan por medio de la glándula pineal, y las fuerzas de la personalidad que actúan por medio del cuerpo pituitario. Estas fuerzas negativas y positivas interaccionan, y cuando son suficientemente potentes producen la luz en la cabeza. Así como el ojo físico vino a la existencia en respuesta a la luz del sol, también el ojo espiritual vino, análogamente, en respuesta a la luz del sol espiritual. A media que el aspirante se desarrolla se hace consciente de la luz. No sólo me refiero a la luz dentro del aspirante mismo, sino a la luz en todas las formas, velada por todas las envolturas y expresiones de la vida divina. A medida que se acrecienta su percepción de esta luz, así se desarrolla el mecanismo de la visión y viene a la existencia, en el cuerpo etérico, el mecanismo mediante el cual él ve las cosas a la luz espiritual. 
Éste es el Ojo de Shiva, porque sólo se utiliza plenamente en el trabajo mágico cuando el aspecto monádico, el de la voluntad, controla. 
Por medio del tercer ojo, el alma lleva a cabo tres actividades, y son: 
1. El ojo de la visión. A través de él el hombre espiritual ve más allá de las formas de todos los aspectos de la expresión divina. Se hace consciente de la luz del mundo y toma contacto con el alma dentro de todas las formas. Así como el ojo físico registra las formas, también el ojo espiritual registra la iluminación dentro de esas formas, “iluminación” que indica un estado específico del ser. Abre el mundo de la radiación. 
2. El factor controlador en el trabajo mágico. Todo el trabajo de magia blanca se lleva a cabo con un propósito definidamente constructivo, que se hace posible mediante la voluntad inteligente. En otras palabras, el alma conoce el Plan, y cuando el alineamiento y la actitud son correctos, el aspecto voluntad del hombre divino puede actuar y producir resultados en los tres mundos. El órgano empleado es el tercer ojo. Su analogía puede comprobarse en el poder observado frecuentemente en el ojo humano, cuando domina a otros seres humanos y animales con una mirada, y con la mirada fija puede actuar magnéticamente. La fuerza fluye a través del enfocado ojo humano y también a través del tercer ojo enfocado. 
3. Su aspecto destructor y la energía que fluye a través del tercer ojo puede tener un efecto desintegrador y destructivo. Mediante su enfocada atención dirigida por la voluntad inteligente, puede expulsar la materia física. Es el agente del alma en el trabajo purificador   En forma misteriosa, el alma es el ojo de la mónada, que le permite a la mónada, el Ser puro, actuar, hacer contacto, conocer y ver.    
LA IMPRESIÓN 
Para el aspirante y particularmente el discípulo consciente, la impresión a considerar procede de cuatro fuentes: 
1. Del alma del discípulo.
2. Del Ashrama al cual pertenece.
3. Del Maestro directamente.
4. De la Tríada espiritual, vía el Antakarana. 
Las dos primeras etapas abarcan el período de las dos primeras iniciaciones; la tercera etapa precede a la tercera iniciación y persiste hasta que el discípulo se convierte en Maestro; el cuarto tipo de impresión informativa puede ser registrado después de la tercera iniciación y llegar al discípulo en el Ashrama; entonces tiene la tarea de impresionar su mente con lo que se le ha dicho y ha conocido en el Ashrama; finalmente, como Maestro de un Ashrama, emprende una de las principales tareas jerárquicas, la de dominar la Ciencia de Impresión. Por lo tanto esta etapa de impresión comprende dos aspectos: uno se refiere a la capacidad de recibir impresiones; el otro a la capacidad de ser agente impresor. No se le permite al discípulo practicar el arte de la impresión hasta que se encuentre entre quienes reciben impresión de la Tríada y, por lo tanto, de Shamballa, dentro de la zona protectora o aura del Ashrama al que pertenece. Debe recordarse que esta Ciencia de Impre¬sión es, en realidad, la ciencia de la construcción, vitalización y dirección de las formas mentales; sólo a un discípulo que haya pasado por los procesos de la Transfiguración y no sea ya víctima de su propia personalidad, se le puede confiar un ciclo tan peligroso de poderes. Mientras exista el deseo de obtener el poder egoísta y controlar e influir materialmente las mentes de otros seres humanos o grupos, no se le puede confiar al discípulo, de acuerdo a las reglas jerárquicas, la creación deliberada de formas mentales, designadas para producir efectos específicos y su divulgación entre individuos y grupos. Sólo pueden hacerlo después de pasar las pruebas de la iniciación ‘de la transfiguración. 
La Ciencia de Impresión constituye la base para la práctica de la telepatía.

lunes, 11 de noviembre de 2013

TELEPATÍA (DK. "El Tibetano")



TELEPATÍA
Enseñanzas del Maestro DK “El Tibetano”



1. La comunicación telepática... es el registro, en la conciencia del cerebro físico, de la información impartida:

a. Directamente de Maestro a discípulo; de discípulo a discípulo; de estudiante a estudiante.

b. De Maestro o discípulo, al Ego, y de allí a la personalidad, mediante los subplanos atómicos. Observarán, por lo tanto, que únicamente aquellos en cuyos cuerpos se encuentra materia del subplano atómi­co, pueden trabajar en esta forma. La seguridad y la exactitud subyacen en esta facultad.

c. De Ego a Ego mediante. el cuerpo causal, y trasmitida directamente de acuerdo al método anterior, o acumulada para actuar gradual­mente y cuando sea necesario.  

2. El trabajo telepático de alma a alma es para la humanidad el tipo más elevado posible de realizar, y es el tipo de comunicación responsable de todos los escritos inspirados de verdadero poder, de todas las Escrituras Sagradas mundiales, de los pronunciamientos iluminados, de los oradores inspirados y del lenguaje simbólico. ElIo sólo es posible cuando existe una personalidad integrada y también el poder de enfocarse en la conciencia del alma. La mente y el cerebro deben estar en relación y alineamiento perfectos.  

3. Cuando un hombre comienza, como alma, a responde a otras almas, a los impactos y a las impresiones de las mismas, indica que se está preparando rápidamente para el proceso que lo conducirá a la iniciación...

Trabajo telepático entre alma y mente. Con esta técnica se mantiene la mente “firme en la luz”, dándose cuenta entonces del contenido innato de la conciencia del alma, o de aquello que forma parte de la vida grupal del alma en su propio plano, y cuándo está en comunicación telepática con otras almas...

...Éste es el verdadero significado de la telepatía intuitiva. Por este sistema de comunicación se fertiliza la mente del discípulo con ideas nuevas y espirituales, llega a ser consciente del gran Plan y despierta su intuición. Hay que tener presente un punto que con frecuencia se olvida: la afluencia de las nuevas ideas desde los niveles búdicos, despierta la intuición del discípulo e indica que su alma se integra consciente y definidamente con la Tríada espiritual y, por lo tanto, se identifica cada vez menos con el reflejo inferior, la personalidad. Esta sensibilidad y relación mental entre alma y mente permanece rudimentaria en el plano mental durante mucho tiempo. Lo que se presiente permanece demasiado abstracto o vago como para ser formulado. Es la etapa de visión y desarrollo místicos.

Telepatía entre ajna, mente y cerebro. En esta etapa la mente continúa siendo el receptor de las impresiones provenientes del alma, pero a su vez se convierte en un “agente transmisor” o comunicador. Las impresiones que se reciben del alma y las intuiciones registradas a través del alma, procedentes de la Tríada espiritual, se formulan en pensamientos; las ideas vagas y las visiones hasta ahora inexpresadas, cobran forma, siendo enviadas al cerebro del discípulo como formas mentales corporificadas. Con el tiempo, y como resultado de un entrenamiento técnico, el discípulo podrá así llegar a lamente y al cerebro de otros discípulos. Esta etapa es sumamente interesante. Constituye una de las mejores recompensas a la correcta meditación e involucra una verdadera responsabilidad...

Telepatía entre un Maestro (punto focal de un grupo) y el discípulo en el mundo. Es una verdad oculta de que ningún hombre es admitido en el grupo de un Maestro como discípulo aceptado hasta que llegue a ser espiritualmen­te impresionable y pueda actuar como mente, en colaboración con su propia alma. Sin esto no puede llegar a formar parte consciente de un grupo que actúa en los planos internos, reunidos alrededor de una fuerza personalizada, el Maestro, ni puede actuar en forma armoniosa con sus condiscípulos; pero cuando pueda trabajar parcialmente como alma consciente, entonces el Maestro comenzará a impresionarlo con ideas grupales, por medio de su propia Alma. Después se mantendrá durante un tiempo en la periferia del grupo, y a medida que acrecienta su sensibilidad espiritual podrá ser defini­damente impresionado por el Maestro y se le enseñará la técnica de contacto. Más tarde el grupo de discípulos, actuando como una forma mental sintética, podrá llegar hasta él y automáticamente se convertirá en uno de ellos. Para los que poseen un verdadero sentido esotérico lo antedicho les impartirá gran información, hasta ahora oculta.  

4. La telepatía intuitiva comienza a manifestarse acrecentadamente entre los seres humanos más avanzados de todos los países y razas, lo cual indica contacto egoico y el consiguiente despertar de la conciencia grupal, porque la sensibilidad a las impresiones intuitivas tiene que ver únicamente con los asuntos grupales.  

5. El amor - no el sentimiento - es la clave del éxito en el trabajo telepático. Por lo tanto “amaos los unos a los otros” con más entusiasmo y devoción; traten de expresar ese amor en todas las formas posibles -en el plano físico, en los niveles de la emoción y a través del recto pensar. Que el amor del alma fluya a través de todos como fuerza regeneradora.  

6. El hombre verdaderamente telepático es el que responde a impresio­nes que le llegan de todas las formas de vida en los tres mundos, pero también responde a las impresiones que le vienen del mundo de las almas y del mundo de la intuición. El desarrollo del instinto telepático, eventualmente dará al hombre el dominio en los tres mundos, como así también en los cinco mundos del desenvolvimiento humano y superhumano.  

7. No daré indicaciones sobre la forma en que un individuo puede llegar a ser telepático. Todos esos desenvolvimientos, dentro de la zona de contactos progresivos, sólo son útiles cuando se desarrollan normal y naturalmente y no como resultado de un desarrollo prematuro. En este caso existe siempre el peligro de interpretaciones equívocas y autocentradas. Las informaciones telepáticas pueden ser de un valor puramente egoísta o personal y ese tipo de telepatía no tiene cabida en lo que trato de impartir. La mayoría de las personas posee con frecuencia capacidad telepática o cierta tendencia a la telepatía. Se sintonizan con algo o alguien (frase que se considera más eufónica que las palabras sensibilidad telepática), aunque no saben lo que es. Consideran de gran importancia todo lo que registran y que generalmente está relacionado con el Yo, lo cual no significa que su grado de desarrollo espiritual sea tan elevado como para justificar que sean custodios de miste­riosos mensajes espirituales, y por lo general son de naturaleza trivial e insustancial, provenientes de muchas fuentes y sería conveniente mencionar algunas de ellas; lo que voy a decir quizá sea de valor para el ocultista.

1. Mensajes que emanan del subconsciente entrenado y refinado del receptor. Surgen del subconsciente pero son considerados por el receptor como procedentes de una fuente externa... ...Sin embargo ellos constituyen el ochenta y cinco por ciento (85%) de los seudo escritos llamados telepáticos e inspirados, tan prevalecientes en esta época.

2. Impresiones del alma, traducidas en conceptos y registradas por la personalidad; el receptor es impresionado profundamente por la alta vibra­ción que la acompaña y olvida que la vibración del alma es la de un Maestro, puesto que el alma es un Maestro en su propio plano. Éstas son verdaderas impresiones del alma, pero por lo general no contienen en sí nada nuevo ni de gran importancia; son el resultado del desenvolvimiento del alma en épocas pasadas (en lo que se refiere a la personalidad) y todo lo bueno, verdadero y bello que la personalidad incipiente ha proporcionado al alma, más lo que ha penetrado en la conciencia de la personalidad como resultado del contacto con el alma. Esto constituye hoy el ocho por ciento (8%) de los escritos y comunicaciones presentados al público por los aspirantes.

3. Enseñanzas dadas por un discípulo más avanzado en los planos internos a un discípulo en entrenamiento, o que ha sido admitido reciente­mente en un Ashrama. Esto constituye el cinco por ciento (5%) de las enseñanzas dadas.
4. Comunicaciones de un Maestro a Su discípulo. Esto constituye el dos por ciento (2%) de la receptividad telepática manifestada por la humanidad en todo el mundo.

(24-X-2013)-40ª SESIÓN -- DIOS Y LA VIDA por JOSEP TARRAGÓ

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domingo, 10 de noviembre de 2013

LA VISION Y LA IMPRESIÓN ( A.B.)



LA VISION Y LA IMPRESIÓN

(Del libro “El Alma y su Mecanismo, A.B.)



1. A quienes perciben una visión, vedada a los que carecen del equipo necesario para su captación, se los considera fantasiosos e imaginativos. Cuando muchos la perciben, se acepta su posibilidad, pero cuando la huma­nidad haya despertado y abierto los ojos, ya no se hará hincapié sobre la visión, sino que se afirmará un hecho y se enunciará una ley. Tal ha sido la historia en el pasado y así será el proceso en el futuro.  

2. El verdadero discípulo ve la visión. Luego trata de mantenerse tan íntimamente en contacto con su alma, que puede permanecer firme mientras procura hacer realidad esa visión; aspira a lograr aquello que desde el punto  de vista del mundo parece imposible, sabiendo que la visión no se materializa por conveniencia, o indebida adaptación de las ideas sugeridas por consejeros mundanos e intelectuales.  

3. La visión es una manera simbólica de experimentar la revelación. El desarrollo gradual de cada uno de los cinco sentidos trajo el constante surgimiento de la revelación del mundo de Dios y la continua expansión de la visión. El desarrollo de la vista produjo una aptitud sintética para enfocar los resultados de todas las visiones menores, llevadas al punto de revelación por los otros cuatro sentidos. Luego le sigue la visión revelada por el “sentido común” de la mente. En su estado más desarrollado se presenta como percepción mundial, en lo que a los asuntos humanos concierne y produce frecuentemente los vastos planes personales de los dirigentes mundiales en los distintos campos del vivir humano. Pero la visión a que me refiero consiste en llegar a ser conscientes de lo que el alma conoce y ve, empleando la clave que abre la visión del alma, la intuición, que debe aplicarse inteligente y conscientemente sólo cuando los asuntos de la personalidad van quedando bajo el umbral de la conciencia   Un discípulo llega a ser aceptado cuando comienza su ascenso hacia la visión, hacia la cima de la montaña y, también, cuando puede registrar conscientemente lo que ha visto y comienza a hacer algo constructivo para materializarlo. Esto ya comenzaron a hacerlo muchos. Un hombre llega a ser un discípulo mundial, en sentido técnico, cuando la visión es para él un factor importante y determinante en su conciencia, a lo cual subordina todos sus esfuerzos diarios. No es necesario que alguien le revele el Plan. Él sabe. Ajusta su sentido de proporción a la revelación, y su vida está dedicada a traer a la existencia efectiva la visión, en colaboración con su grupo.

Por lo tanto es un proceso que se desarrolla gradualmente, hasta llegar a cierta etapa. Una vez alcanzada la visión ya no es un factor dominante, sino el campo de la experiencia, del servicio y de la realización. Reflexionen sobre esto.  

4. El órgano visual es el más desarrollado en este período mundial, en el cual el Logos trata de llevar a los reinos subhumanos a la etapa en que poseerán la visión humana, y a la humanidad, al punto donde pueda desarro­llar la visión espiritual y la visión interna jerárquica sea la cualidad normal de la visión iniciática, y así llevar a los miembros de la Jerarquía a la etapa en que adquieran la percepción universal. Por lo tanto se podría decir que a través del portal de:

1.      La individualización, los reinos subhumanos obtienen la visión humana, que conduce al contacto mental y a la impresión inteligente. 
2.      La iniciación, la humanidad obtiene la visión espiritual que con­duce al contacto egoico y a la impresión espiritual.
3.      La identificación, la Jerarquía obtiene la visión universal que conduce al contacto monádico y a la impresión extraplanetaria. 

EL OJO DEL ALMA

Como resultado del pensamiento enfocado “en el corazón”, el ojo espi­ritual se abre, transformándose en agente directriz, empleado consciente­mente por el iniciado... ¿Qué significan aquí las palabras “en el corazón»’? El alma es el corazón del sistema del hombre espiritual; es el asiento de la vida y de la conciencia que animan a la personalidad, y es la potencia motivadora en cada encarnación, de acuerdo a la experiencia que condiciona la expresión del hombre espiritual en determinado renacimiento. En las primeras etapas de la experiencia dicho “ojo” permanece cerrado; no existe capacidad para reflexionar, tampoco para pensar en el corazón, es decir, pensar desde los niveles del alma. A medida que el intelecto se desarrolla y el poder de enfocarse en el plano mental se acrecienta, la realidad de la existencia del alma llega a conocerse y el objetivo de la atención cambia. Le sigue la capacidad de enfocarse en la conciencia del alma y así fusionar el alma y la mente, de tal modo que tiene lugar la unificación y el hombre puede entonces comenzar a pensar “con su corazón”. Además se abre el “ojo del alma”, y la energía de los niveles del alma, inteligentemente empleada, es dirigida desde esos niveles y afluye en lo que ahora ambiguamente se denomina “el tercer ojo”. Inmediatamente, la personalidad en los tres mundos comienza a expresarse como alma en el plano físico, y la voluntad, el propósito y el amor, empiezan a controlar...

Ampliará más el concepto, recordándoles la frase tan a menudo emplea­da, “El Ojo que Todo Lo Ve”. Se refiere al poder que tiene el Logos planetario de ver todas las partes, los aspectos y las fases (en tiempo y espacio) de Su vehículo planetario, Su cuerpo físico y de identificarse a Sí Mismo con todas las reacciones y sensibilidades de Su mundo creado y participar con pleno conocimiento en todos los eventos y acontecimientos. ¿De qué medio se vale, en Su propio elevado nivel, para hacerlo? ¿A través de qué mecanismo “ve” así? ¿Cuál es Su órgano de visión? ¿Cuál es la naturaleza del órgano de la vista que emplea para entrar en contacto con los siete planos de Su universo manifestado? ¿Qué órgano emplea y cuál es la analogía del tercer ojo del [214] hombre? La respuesta es: la Mónada para el Logos planetario es lo que el tercer ojo para el hombre; esto se aclarará si tienen en cuenta que nuestros siete planos son sólo siete subplanos del plano físico cósmico. El mundo monádico - así llamado - es Su órgano de visión, también Su agente directriz para la vida y la luz que deben afluir al mundo fenoménico. De la misma manera es la mónada para la personalidad en los tres mundos y también la fuente de su vida y luz.

Por lo tanto, hay tres órganos de revelación, en lo que al hombre espiritual concierne:

1.      El ojo humano, que da la “visión interna” en el mundo fenoménico, dejando entrar la luz y trayendo revelación al medio ambiente.
2.      El ojo del alma, que trae la revelación de la naturaleza de los mundos internos, del reino de Dios y del Plan divino.
3.      El centro dentro de la Vida Una denominado por la palabra sin significado “Mónada”, la chispa dentro de la Llama Una. En las etapas finales de la iniciación, la Mónada se convierte en reveladora del propósito de Dios, de la voluntad de Logos planetario y de la puerta que conduce al Camino de la Evolución Superior, camino que lleva al hombre fuera del plano físico cósmico, al plano astral cósmico y, por lo tanto, al mundo de sensibilidad divina, del cual no tenemos una posible comprensión, pero para ello la conciencia en desarrollo nos ha proporcionado los pasos iniciales.

El hombre aprendió a emplear el ojo físico y por su intermedio a hallar su camino alrededor y a través de su medio ambiente. La etapa de la evolución humana en la que aprendió primero a ver, ha quedado muy atrás, pero cuando el hombre vio y pudo enfocar, y por la vista, seguir su camino, marcó un desarrollo estupendo y constituyó su primera entrada real en el Sendero de la Luz. Reflexionen sobre esto. Tiene también repercusiones internas y en realidad fue resultado de una interacción invocadora entre los centros inter­nos de poder y la criatura que andaba a tientas en el mundo fenoménico.

El hombre aprende hoy a emplear el ojo del alma, llevando también a la actividad su analogía en la cabeza; esto produce fusión e identificación y pone en actividad la glándula pineal. Sin embargo, el resultado principal permite al discípulo ser consciente, mientras tiene cuerpo físico, de un nuevo campo de contactos y de percepciones. Esto marca una crisis en su desarrollo, de naturaleza tan drástica e importante como lo fue la obtención de la visión física y el empleo del ojo físico en el desenvolvimiento de esa extraña criatura que precedió al hombre animal más primitivo. Hoy las cosas desconocidas pueden presentirse, buscarse y, finalmente, verse; se evidencia un nuevo  mundo del ser, que siempre estuvo presente y hasta ahora no se había conocido; la vida, la naturaleza, ¡a calidad y los fenómenos del reino de las almas, o el de la Jerarquía, se hicieron tan patentes a su visión y tan reales, como lo es el mundo de los cinco sentidos físicos.

Posteriormente, en el sendero de la iniciación, el iniciado desarrolla la pequeña analogía del “Ojo planetario que Todo lo ve”. Desenvuelve los poderes de la Mónada, relacionados con el propósito divino y con el mundo donde actúa Sanat Kumara que denominamos Shamballa. He explicado en otra parte, que el estado de ser de la Mónada nada tiene que ver con lo que llamamos conciencia; análogamente nada existe en el mundo shambállico de igual naturaleza que el mundo fenoménico del hombre en los tres mundos, ni siquiera en el mundo del alma. Es un mundo de energía pura, de luz y de fuerza dirigida; puede ser visto como corrientes y centros de fuerzas, forman­do todos un diseño de consumada belleza, que invoca poderosamente el mundo del alma y el mundo fenoménico, constituyendo por lo tanto, en un sentido muy real, el mundo de las causas y de la iniciación.

Cuando el hombre, como ser humano, el hombre como discípulo y el hombre como iniciado, progresa gradualmente en la corriente de la vida, la revelación le llega paulatinamente, pasando de un gran punto de enfoque a otro, hasta que nada más queda por serle revelado.

En todos estos puntos espirituales de crisis o de oportunidad, para alcanzar visión, nueva percepción. Interna espiritual y revelación (porque en realidad son eso), el primer concepto que llama la atención es la lucha. A este respecto, empleé las palabras “etapa de penetración”; la idea que esto imparte a la comprensión iniciática, significa la ampliación de la lucha que libra el neófito a fin de obtener el control interno y luego emplear la mente como faro para penetrar en nuevos campos de percepción y de reconocimien­to. Recuerden que el reconocimiento involucra la correcta interpretación y relación con lo que se ve y se entra en contacto. En toda revelación entra el concepto “visión total” o síntesis de percepción; luego viene el reconocimien­to de lo que se visualiza y percibe. La mente (el sentido común, como solía llamarse) emplea los sentidos físicos de percepción y, mediante su conjunta contribución, obtienen una “visión total” y una síntesis de percepción del mundo fenoménico, de acuerdo al punto de desarrollo del hombre, y a su capacidad mental para reconocer, interpretar y relacionar correctamente lo que le fue impartido a él por la actividad de los cinco sentidos. Esto es lo que queremos significar cuando empleamos la frase “el ojo de la mente”, y esta capacidad la posee en común la humanidad en diversos grados de desarrollo.

 Más tarde, el hombre emplea el “ojo del alma”, tal como señalé más arriba, revelándole un mundo de fenómenos más sutiles, el reino de Dios o el mundo de las almas. Entonces la luz de la intuición afluye, trayendo el poder de reconocer, interpretar y relacionar correctamente.

A medida que el discípulo y el iniciado progresan etapa tras etapa de revelación, resulta cada vez más difícil aclarar no sólo lo que es revelado, sino también los procesos de la revelación y los métodos empleados para producir la etapa de revelación. La vasta mayoría del género humano en el mundo no tiene una idea clara sobre la función de la mente como órgano de visión iluminado por el alma; muy pocos aún, sólo los discípulos e iniciados, son capaces de vislumbrar el propósito del ojo espiritual y su funcionamiento a la luz de la intuición. Por lo tanto, cuando llegamos al gran órgano de revelación universal, el principio monádico, que actúa por medio de una luz extraplanetaria, nos introducimos en reinos indefinibles, que ninguna termi­nología creada los explica y que únicamente los iniciados de grado superior al tercero son capaces de considerar.  

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