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lunes, 15 de julio de 2019

EVOLUCIÓN Y PROCESO: 7. “LEY DEL KARMA”



EVOLUCIÓN Y PROCESO: 7.  “LEY DEL KARMA”



 


Nuestra personalidad al completo y todos los demás aspectos de la vida humana, están gobernados por las leyes divinas o naturales que operan en sus respectivas esferas. 

La ley de causa y efecto que todo lo abarca y que se conoce generalmente como karma, hace al hombre dueño de su destino y dispensador de felicidad o de miseria para sí mismo.


ACV.

KARMA
Extraído de las enseñanzas del Maestro D.K. “El Tibetano”


Karma es la Ley Fundamental del Universo, es la ley infalible que ajusta el efecto a la causa. Karma es igual a “acción”. 


También se denomina como la LEY DE LA JUSTA RETRIBUCIÓN. El Karma ni castiga ni premia, es simplemente la LEY Universal que produce siempre sus efectos, y está íntimamente ligada a la Ley de la reencarnación. 


Ley de Karma o de Causa y Efecto se puede describir como la ley de reajuste que siempre tiende a restaurar el equilibrio que ha sido distorsionado en el mundo físico, y la armonía interrumpida en el mundo moral. Su funcionamiento va dirigido a restaurar la Armonía y a preservar el balance del equilibrio, en virtud del cual existe el Universo. . . 


Todo dolor y sufrimiento son el resultado de la falta de Armonía, y la única y terrible causa del desequilibrio en la Armonía es el egoísmo en una forma u otra, de aquí que el Karma le devuelva a cada hombre las consecuencias de sus propias acciones, teniendo que reparar todos los sufrimientos que haya causado, e igualmente cosechará en alegría y gozo los frutos de toda la felicidad que haya ayudado a producir. 


No es posible evadir la responsabilidad individual, la Ley es para su cumplimiento, todo mal tiene sus efectos, al igual que todo bien tiene igualmente sus consecuencias. Tenemos libre albedrío pero también se nos da la oportunidad de corregir nuestros errores y reparar el daño cometido que repercute en los demás y en nosotros mismos. No basta con arrepentirse hay que restaurar todos los daños ocasionados, lo cual nos hace ser conscientes de la responsabilidad que tenemos en el mantenimiento de ese orden divino.

El mal es una infracción a las leyes de armonía que gobiernan el universo, y el que viola la ley debe reparar esos efectos. 
El Karma es una ley benéfica completamente misericordiosa, inexorablemente justa, ya que la verdadera misericordia no es favoritismo sino justicia imparcial.


La Ley de Karma es una ley cósmica, es decir, que excede los límites de nuestro sistema planetario y que tiene bajo su ámbito de aplicación a todos los seres, por lo menos, del Séptimo Plano Cósmico, dado que todos ellos están evolucionando y, por tanto, son aún imperfectos y, como tales, cometen errores que ponen en funcionamiento la Ley de Consecuencia, que precisamente tiene por finalidad, enseñarnos el correcto Camino de Retorno a la Casa del Padre. Por eso, en nuestro Servicio del Templo, se nos dice que “los Señores del Destino están por encima de todo error.”


LA LEY DEL KARMA

La Ley del Karma, de Acción y de Reacción o de Retribución, que de las tres maneras se llama, es la forma más justa y más fructífera para promover nuestra evolución. Cualquier otro medio no sería tan efectivo. Con el Karma, el espíritu ve cuál es la causa de su sufrimiento y aprende lo que es negativo para no repetirlo. Es, por otra parte, una Ley que rige en toda la Creación.


Cada uno de nosotros somos responsables del cuerpo que tenemos, que no es sino una consecuencia o condensación de acciones del pasado. Es un simple vehículo vagamente apropiado del Espíritu. Un vehículo en el verdadero sentido del término, ya que sirve para trasladar al espíritu, una obra de artesanía cuyo artesano es el propio Espíritu. Y su conducta, actitudes y moral, tanto presentes como pasadas, se encuentran reflejadas en él.


Esto es verdaderamente consolador para el hombre, porque nos hace ver que no dependemos necesariamente de nadie, que cada uno puede forjar su destino y que, realmente, eso es lo que se espera de él, puesto que puede elaborarlo favorable o no, manejando las energías de la naturaleza, poderosas y subyacentes a todo, actuando a su favor y convirtiéndose en colaborador de Dios o actuando contra ellas y retrasando su propia evolución.


San Pablo dice claramente que: "Aquello que el hombre siembre, eso recogerá".


Todo tiene una causa y un fin y la finalidad última, pues, de la enfermedad es la de proporcionar al enfermo una oportunidad de progresar en su evolución.


El problema radica en el Cuerpo de Deseos, es decir, el vehículo de las emociones, los sentimientos, los deseos y las pasiones, quien se deje llevar por ellas, será más propenso a la enfermedad. Y quien, concienciado del funcionamiento oculto del hombre, les haga frente y las domine y se forje un carácter fuerte y positivo, será inmune a ella.


La Ley del Karma responde siempre  al ejercicio del libre albedrío. Actuamos en libertad, respetando o no  las leyes divinas, y la Ley del Karma actúa en consecuencia, nos da la respuesta a nuestros pensamientos, palabras y obras.  


La Ley del Karma y la Ley de Atracción están perfectamente interrelacionadas y vamos a poner un ejemplo:


El sanador o curador tiene que guardar unos requisitos y por supuesto supeditar cualquier posible curación a la Ley del Karma y el que tenga que sufrir una enfermedad por su karma así debe asumirlo, tanto el sanador como el paciente. Nunca se deben manipular chacras ni para desbloquear, ni para curar, es la propia evolución la que permitirá el funcionamiento perfecto de los chacras y del cuerpo etérico. Hay sanadores que manipulan los chacras y ante esta observación algún sanador ha respondido que con esas determinadas técnicas el enfermo mejora. Puede ser cierto porque la Ley de Atracción funciona perfectamente, como todas las leyes, pero si por encima de todo queremos que se cumpla nuestro deseo, puede haber curación  porque la ley de atracción funciona,  pero si no hemos observado las leyes divinas,   con olvido de nosotros mismos, esta acción también activará la Ley del Karma porque no hemos observado el resto de las leyes. 


Sus efectos son justos e inevitables, ya que las leyes cósmicas son la voluntad divina.


MISTERIOS DEL KARMA ¿SE PUEDE TOMAR KARMA DE OTRAS PERSONAS?

El Maestro Omraam Aivanhov nos revela que en la historia escrita en los evangelios referida al ciego de nacimiento, cuando los discípulos le preguntaron a Cristo quien había pecado si el ciego de nacimiento o sus padres para que haya nacido ciego, en esa pregunta está escondida que los discípulos conocían las leyes del karma. La primera ley es la de causa y efecto, acción y reacción, (todo lo que uno siembra en pensamiento, palabra y acción, cosechará a su debido tiempo). La segunda ley es la que en determinadas circunstancias podemos tomar karma de otras personas. Volviendo a considerar la pregunta a Cristo, podemos preguntarnos ¿Se sacrifica quizás el ciego de nacimiento por sus padres ?... lo ignoramos.  Así pues en vez de considerarle como un culpable que expía las faltas de una vida anterior debemos reservarnos y abstenernos de todo juicio porque no sabemos con exactitud si ha cometido crímenes o si ha ofrecido sacrificarse por una razón que desconocemos.
El instructor espiritual Torkom Saraydarian nos dice que en determinadas ocasiones aparecen maestros espirituales o avanzados discípulos cuya presencia actúa de pararrayos pudiendo recibir y absorber karmas negativos de algún individuo, grupos de personas, comunidad, estado o incluso un país”.

Tambien dice Yogananda en autobiografia de un yogi: En raras ocasiones, sin embargo, el maestro que desea acelerar grandemente la evolución de su discípulo, puede entonces consumir voluntariamente en su propio cuerpo gran parte del indeseado karma del discípulo.

Se cuenta que una de las misiones del Maestro Espiritual Peter Danov (quien fue el Maestro de Omraam Aivanhov) fue tomar para si mismo mucho karma negativo del pais de Bulgaria.

KARMA D.K.

Les llamaré la atención sobre el tema del karma. En la vida de un discípulo y en la experiencia del alma en determinada vida, la Ley de Causa y Efecto asume importancia en la conciencia. Desde esa vida y momento, el discípulo comienza a ocuparse consciente y definidamente del karma. Aprende a reconocerlo cuando se presentan acontecimientos y circunstancias que demandan comprensión y
despiertan dudas; empieza a estudiar la cualidad de su radiación como agente kármico y, por lo tanto, se convierte, en un sentido nuevo e importante, en el creador y constructor de su propio destino y futuro. Sus reacciones a la vida y a las circunstancias no son simplemente de naturaleza emocional, sino dictaminadas deliberadamente por la observación consciente; contienen en sí una significativa cualidad de preparación, que está ausente en la vida del hombre común.

Respecto al karma, lo que el hombre ha hecho, puede deshacerlo. Esto a menudo se olvida. El karma no es una regla dura y firme. Es mutable, de acuerdo a la actitud y el deseo del hombre. Brinda la oportunidad de cambiar, lo cual surge de actividades pasadas, y cuando éstas se encaran y manejan debidamente, sientan las bases para la felicidad y el progreso futuros... Karma no sólo es todo lo malo o maligno. Los hombres lo convierten en eso, debido a sus estupideces.

Todo lo que acontece en el mundo de hoy y que afecta tan poderosamente a la humanidad --cosas bellas y horribles, modos de vivir, civilización y cultura, prejuicios y preferencias, adquisiciones científicas y expresiones artísticas y las innumerables maneras con que la humanidad cobra la existencia de todo el planeta-- son aspectos de efectos iniciados por los seres humanos, en alguna parte, en algún nivel y época, ya sea en forma individual o en masa.
Por lo tanto, karma es lo que el Hombre - el Hombre celestial en el cual vivimos toda la humanidad, el género humano como grupo de naciones y el hombre individual - ha instituido, llevado a cabo, fomentado, realizado o no, en el transcurso de las épocas hasta el momento actual. Hoy el fruto está maduro, y el género humano está cosechando lo que ha sembrado, en preparación para arar nuevamente en la primavera de la nueva era, sembrando nuevas simientes que producirán una mejor cosecha (roguemos y esperamos que así sea).

A estas etapas:


I.   al karma grupal elemental - del hombre primitivo,
II.  al karma relacionado con la vida del discípulo y
III. al karma jerárquico,
IV. al karma individual del hombre autoconsciente en evolución,


Se debe agregar el bien conocido Karma de Retribución con el cual está ya familiarizado el discípulo; a éste también debe agregarse el karma nacional y racial, más el karma educativo correspondiente a todo discípulo que ansía ingresar a un ashrama a fin de prepararse para la iniciación. Tenemos también el karma de recompensa en contraposición al de Retribución; este tipo de karma a menudo se olvida, pero se lo conocerá mejor en el futuro ciclo mundial. La humanidad ha agotado mucho mal karma, y el karma basado en causas iniciadas posteriormente no generarán efectos tan terribles como las del pasado. No todo karma es malo, a pesar de lo que el hombre cree. Gran parte es punitivo y doloroso, debido a la ignorancia de la humanidad y al inferior grado de desarrollo. Cuando la retribución kármica es aguda y terrible, tal como sucede hoy en la espantosa experiencia mundial, indica que la humanidad ha alcanzado un punto donde las consecuencias pueden ser distribuidas equitativamente en gran escala. El karma acarrea muy poco sufrimiento cuando, por ignorancia, conduce a la irresponsabilidad ya la total carencia de reflexión, no existiendo sentido de culpabilidad acerca de los acontecimientos. Podrán existir condiciones desdichadas y circunstancias dolorosas, pero se carece de la capacidad de responder a tales condiciones con análogo dolor, y hay muy poca reacción mental por el proceso de la retribución kármica. Esto debería tenerse presente. La raza aria está ahora desarrollada mentalmente en tan amplia escala, que el karma es verdaderamente terrible y doloroso, y se manifiesta a través de las condiciones mundiales. Al mismo tiempo el actual y difundido sufrimiento indica el extenso y exitoso desarrollo humano, siendo el signo más esperanzado y prometedor. En esta idea reside la clave de la carga tan pesada de mal karma que los buenos, santos y sacrificados servidores de la raza sobrellevan en este ciclo mundial.

El karma ha sido siempre interpretado como desastre, consecuencias dolorosas, error y castigo, acontecimientos funestos para el individuo y el grupo. Sin embargo tal es la belleza de la naturaleza humana, y gran parte de lo que se realiza es de cualidad tan refinada y altruista y tan felizmente orientado, que frecuentemente el mal es neutralizado por el bien.

En todas partes hay, aunque no se crea, abundancia de buen karma, de igual potencia (de acuerdo a la ley) que el malo. Esto raras veces se menciona. El buen karma pone en actividad fuerzas que pueden actuar como energías curadoras en cualquier caso específico.


El curador siempre puede disponer de esas energías, para el bien, porque las ha ganado y son operantes... Reflexionen sobre él.


KARMA UNA CREACIÓN CONSTANTE (Annie Besant)


Pocas cosas son tal vez más peligrosas que el poco conocimiento de la ley del karma y, desgraciadamente, muchos de nosotros nos hemos detenido en el momento de llegar a ese poco conocimiento. Necesitamos recordar cómo actúa el karma y juzgarlo por lo que sabemos y no por lo que imaginamos. La gente habla a menudo del karma como si fuera una especie de pesada losa que oprime la cabeza del hombre cuando nace y contra la cual no puede rebelarse.


Eso ocurre a veces, pero en la gran mayoría de los casos el karma que estáis creando diariamente modifica todos los resultados del karma pasado. Es una creación continua y no algo que nos está acechando; no es una espada suspendida sobre nosotros y que puede caemos encima en cualquier momento. Un modo práctico de apreciar esto es recordar las leyes kármicas; el pensamiento crea el carácter; el deseo crea la oportunidad; la actividad crea el medio ambiente.


Considerad alguno de los días anteriores y veréis que vuestros pensamientos están entremezclados; algunos son útiles, otros perjudiciales; y si tuvierais que ponerlos en una balanza el resultado de la mezcla de todos esos pensamientos en la corriente kármica podría ser muy difícil de determinar. Y lo mismo pasa con los deseos; en algunos momentos del día sentís nobles deseos y en otros momentos sentís deseos innobles; a veces de forma sabia, a veces necia. El resultado de los deseos de un día tampoco es fácil de ver, pues es seguro que estará muy mezclado. Es igual con nuestros actos; unas palabras punzantes, otras amables, algunas dulces, otras duras; muy mezcladas de nuevo.


El estudio de un día os demostrará que estáis creando un karma muy mezclado, y que es difícil decir si el resultado será para bien o para mal. Aplicadlo a vuestras vidas pasadas y os libraréis de la idea de una poderosa corriente que os arrastra.


Esa corriente está hecha de miles y miles de diferentes corrientes, y se oponen entre si la una a la otra. Con muchas de las decisiones que tomáis y de las acciones que siguen a las decisiones, se equilibrará la balanza del karma. Una verdadera comprensión del karma es un estímulo para la acción. En cualquier momento podéis cambiar los avatares del destino y podéis hacer que descienda un platillo u otro de vuestro sino.


El karma está siempre creándose. Sean cuales sean las condiciones, sacad el máximo provecho de ellas de momento, y si el platillo en vuestra contra pesa demasiado, no importa, habéis hecho cuanto habéis podido y eso pesará en el otro platillo y ayudará a equilibrarlos para el conjunto de vuestro futuro. La acción es siempre prudente. Es igual que parezca inútil; habrá disminuido el peso en vuestra contra.


Todo esfuerzo tiene su resultado final, y cuanto más prudentes seáis, mejor podréis pensar, desear y actuar. Si pensáis así del karma, nunca os paralizará, sino que siempre os inspirará.



EL KARMA Y SUS EFECTOS SOBRE EL CARÁCTER
Swami Vivekananda


La palabra karma se deriva del sánscrito krí: "hacer". Toda acción es karma. Técnicamente, esta palabra también significa los efectos de la acción. En relación con la metafísica, a veces significa los efectos cuyas causas son nuestras acciones pasadas. Pero en el karma yoga, la palabra karma simplemente significa trabajo.


El objetivo de la humanidad es el conocimiento. Este es el único ideal que la filosofía oriental pone ante nosotros. El placer no es la finalidad del hombre, sino el conocimiento. El placer y la felicidad llegan a un final. Es un error suponer que el placer es el objetivo. La causa de todas las desdichas que sufrimos en el mundo es que los hombres creen neciamente que el placer es el ideal que hay que lograr. Pero al cabo de algún tiempo, el hombre ve que el placer no da la felicidad, sino que sólo la da el conocimiento, hacia el cual va el hombre, y que tanto el placer como el dolor son grandes maestros, puesto que tanto se aprende del bien como del mal. Cuando el placer y el dolor pasan frente al alma, dejan en ella diferentes imágenes, y el resultado de estas impresiones combinadas es lo que se llama el "carácter" de un hombre. Si tomamos el carácter de un hombre cualquiera, se ve que realmente es la agregación de tendencias, la suma total de la inclinación de su mente. En la formación del carácter entran por partes iguales la desdicha y la felicidad. El bien y el mal tienen la misma participación en el modelado de un carácter, y en algunos casos la desdicha es un maestro mucho mayor que la felicidad. Al estudiar los grandes caracteres que ha producido el mundo, en la gran mayoría de casos hallamos que la desdicha ha enseñado más que la felicidad. La pobreza enseña más que la riqueza. Son los golpes los que hacen surgir nuestro fuego interior, más que las alabanzas.


Este procedimiento es inherente al hombre. Ningún conocimiento procede de fuera sino que es siempre interior. Cuando decimos que un hombre sabe deberíamos decir que ha descubierto o desvelado. Lo que un hombre aprende es realmente lo que descubre destapando su alma, que es una mina infinita de conocimientos.


Decimos que Newton descubrió la gravitación. ¿Acaso estaba sentada esa gravitación aguardándole a él? Estaba en su mente. Llegó el momento preciso y la encontró. Todos los conocimientos de este mundo proceden de la mente. La biblioteca infinita del universo está en vuestra mente. El mundo exterior es simplemente la sugestión, la ocasión, que os permite estudiar vuestra mente, y el objeto de tal estudio es vuestra propia mente. La caída de una manzana le dio la sugerencia a Newton, y él estudio su mente. Reordenó todos los anteriores enlaces del pensamiento en su mente y descubrió entre ellos un nuevo lazo, al que ahora llamamos ley de gravitación universal. Pero ésta no estaba en la manzana ni en ningún lugar del centro de la tierra.


Como el fuego es un pedazo de pedernal, el conocimiento existe en nuestra mente. La sugestión es la fricción que lo saca a la superficie. Lo mismo sucede con nuestros sentimientos y nuestras acciones. Nuestras lágrimas, nuestras alegrías y nuestras penas, nuestros llantos y nuestras carcajadas, nuestras maldiciones y nuestras bendiciones, nuestras alabanzas y nuestras acusaciones... hallaremos que todo esto, si sosegadamente estudiamos nuestro yo, ha salido de nuestro interior debido a los golpes recibidos en la vida. El resultado es lo que somos. Todos esos golpes recibidos se llaman karma: trabajo, acción. Cada golpe mental y físico que se le propina al alma, por el que surge el fuego, y por el que quedan al descubierto la fuerza y el conocimiento del alma, es karma, empleando esta palabra en el sentido más amplio posible. Así, todos estamos haciendo karma constantemente. Yo hablo con vosotros: esto es karma. Vosotros me escucháis: esto es karma. Nosotros respiramos: esto es karma. Nosotros caminamos: esto es karma. Todo lo que hacemos, física o mentalmente, es karma, y deja una marca en nosotros.

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