LA LEY DE LA VIDA GRUPAL (D.K.)
Nuestras relaciones
grupales deben ser observadas y reconocidas. El hombre no sólo debe cumplir
amorosamente sus obligaciones familiares y nacionales, sino pensar en términos
más amplios abarcando a la humanidad misma, y así expresar la Ley de la
Hermandad. La hermandad es una cualidad grupal. Los niños que nacen ahora
vienen equipados con un sentido más profundo del grupo y una conciencia grupal
más desarrollada que hasta hoy. Resolverán sus propios problemas incluso el del
sexo y se interrogarán a sí mismos si se les presenta un situación difícil.
¿Tenderá mi acción hacia el bien grupal? ¿Se dañará o sufrirá el grupo si hago
esto o aquello? ¿Se beneficiará y obtendrá progreso e integración y unidad el
grupo? Toda acción que no esté a la altura de los requisitos grupales será
automáticamente rechazada. En la dilucidación de los problemas el individuo o
ente, aprenderá a subordinar lentamente el bien y los placeres personales a las
condiciones y requisitos grupales. La comprensión de la Ley del Renacimiento,
la buena voluntad hacia todos los hombres, expresándose como inofensividad, y
el deseo de lograr la buena voluntad grupal, llegarán a ser gradualmente
factores determinantes en la conciencia racial y nuestra civilización se
adaptará con el tiempo a estas nuevas condiciones.
Los diversos aspectos de la vida de Dios son interdependientes y
ninguno progresa hacia una mayor comprensión sin beneficiar a todo el grupo.
ELIGIENDO A LOS CORRECTOS TRABAJADORES
Su trabajo inmediato es encontrar personas adecuadas e
inspirarlas. Se lo está entrenando para dirigir a los hombres y guiar a los
aspirantes en el trabajo de construcción de la nueva era, en la que están
empeñados los Grandes Seres. Tiene que aprender a discernir, a comprender y a
elegir correctamente mediante el experimento, el fracaso y el éxito. Sí,
hermano mío, todos los hombres son almas, pero no todos los hombres están
preparados para servir desinteresadamente. Juzgar acertadamente al considerar a
otros, es una cualidad necesaria. Para llevar a cabo la tarea que trata de
vitalizar, no busque a los amables, gentiles, bondadosos y suaves, porque las
personas muy buenas son frecuentemente ignorantes y perezosas. Busque a esas
almas fuertes que responden a la necesidad de la humanidad y reaccionan ante
el impulso del
amor (que con
tanta abundancia usted derrama), pero que sean capaces de
pensar en términos, firmes, con planeamiento vital, actividad consecutiva y que
no pierdan tiempo en bellos sueños visionarios. El místico visionario percibe
el ideal, pero como no utiliza la mente, no contemporiza con las ideas
maravillosas que pueden materializarse en un futuro lejano y en el actual
período de apremiante necesidad. Busque a quienes no tienen un trasfondo de
segundo rayo semejante al suyo, pero que le otorguen su confianza y amor,
porque reconocen su sabiduría, conocen su vinculación interna con la Jerarquía
y se apoyan en su experiencia y en la fuerza de su alma. No atraiga a las
personas amables y delicadas, débiles y bien intencionadas, gentiles pero
ineficaces, para hacer el trabajo que usted quiere realizar. Busque almas
fuertes, mediante las cuales pueda aprender a trabajar. Busque a aquellos que
puedan colaborar con el Plan y también a compañeros trabajadores, fuera de las
filas de los sicológicamente angustiados y anormales... Debe abstenerse de
incluirlos en la estructura que construya para los Grandes Seres, porque no
estando preparados, serían pobres piedras en el edificio y eslabones débiles en
su trabajo. Tiene que construir para el futuro. Simbólicamente, le digo: Busque
a quienes han fusionado su cabeza y su corazón y sobre cuya frente resplandece
el símbolo místico del constrictor.
Que pueda integrarse más libre y plenamente en el trabajo de la
Gran Logia Blanca, y entre en un compañerismo más íntimo y en relación más
estrecha con los constructores de la nueva era, es el ardiente deseo y la
plegaria de su amigo, su hermano y su instructor.
Cuando pueda mantenerse con más firmeza en el ser espiritual y
trabaje más definida y conscientemente con el aspecto alma, y menos absorbentemente
con la personalidad, su vida se simplificará y algunos de sus excepcionales
problemas de la personalidad desaparecerán. Sólo entonces su alma atraerá a
quienes puedan ser sus verdaderos colaboradores.
Le haré aquí una insinuación: No busque a quienes sean
espirituales en potencia, pero que no lo son todavía en expresión; busque almas
maduras que no necesiten su ayuda sino su colaboración, así como usted necesita
de la de ellos. Usted buscó sus colaboradores entre aquellos a quienes usted
ayuda, pero allí no los encontrará.
Una de las cosas más difíciles para los aspirantes humildes es
comprender ese momento peculiar de la vida en que deben capacitarse para
emprender un trabajo más discernidor, así como los instructores en el aspecto
interno aprendimos a hacerlo. No
trabajamos con quienes piden nuestra ayuda; dejamos que nuestros discípulos o
instructores de grado inferior se ocupen de las “luces menores”. Nos limitamos
a entrenar a las almas fuertes, a las personas de gran
fortaleza, cuyas vidas puedan enfocarse en la radiación y a quienes su respuesta
y esfuerzo justifiquen nuestro empeño. A muchos de los que están alrededor
suyo, hermano mío, les impartió mucha fuerza y enseñanza, pero tienden a
confundir la pasividad de su enseñanza y a aceptar su fuerza, en vez de
emprender la difícil tarea de lograr la divina autoconfianza y la innata, que
no puede ser prestada, fortaleza. Deje que esas personas se vayan y -
manteniéndose como centro radiante de fuerza magnética -atraiga hacia sí a
quienes colaboran con el Plan, y no a los que consumen su energía. Estudie la
lista de aquellos a quienes trató de ayudar y abandónelos a sus propias almas.
No se preocupe por sus críticas, dedíquese en cambio a realizar un trabajo más
importante, que se le presentará cuando se haya liberado de las pegajosas manos
de aspirantes bien intencionados, pero mentalmente débiles. Entonces, alrededor
de la estrella, que es su alma, habrá muchos “puntos luminosos”. Algunas veces
me resultó difícil encontrarlo, debido a la obscuridad de quienes lo rodeaban y
casi sofocaban, al aferrarse a usted. Manténgase libre.
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