EL TRABAJO DE LOS GRUPOS EN
LA NUEVA ERA (D.K. “EL TIBETANO”)
LIDERAZGO
Conocerlos por lo que son, a quienes ocupan una posición elevada, guían a la humanidad y tienen la responsabilidad de sacarla de la esclavitud y llevarla a la liberación. Ayúdenlos
con
amor, porque se hallan donde están,
debido al destino individual y a la guía de sus almas.
Uno de los primeros deberes de los discípulos es aceptar los hechos
como son. En la tarea de ayudar a la humanidad, como parte del grupo o Ashrama de un Maestro, una de las
primeras cosas que deben saber es que han sido ubicados hombres y mujeres en posiciones
de
poder para llevar a cabo el Plan divino.
Esto
debe
hacerse
sin
críticas,
evitando
el constante
reconocimiento de sus
limitaciones,
comprendiendo sus problemas,
percibiendo el llamado de estas almas a las de ustedes y enviándoles una
constante corriente de “comprensión
amorosa”. Ellos son discípulos más
avanzados que ustedes, aunque no lo comprendan.
Consciente o inconscientemente se hallan bajo la “impresión” de los Maestros; muy poco
puede hacer el discípulo común para moldear sus pensamientos
o configurar
sus
decisiones. Me refiero, desde luego, a los conductores de las Fuerzas de la Luz
en el
plano físico
externo. Pero
los discípulos y
aspirantes pueden
rodearlos
de
una barrera protectora
de
luz y de amor; deben abstenerse
de obstaculizarlos
con
la crítica mental que puede aumentar la oleada de
murmuraciones que las mentes mundanas vierten sobre ellos. Los dirigentes deben aprender a permanecer solos, y lo logran si
aman lo
suficiente.
¿Cuáles son las lecciones que deben aprender los verdaderos
dirigentes?
Sería de valor que le explique una o dos de ellas - en forma harto breve -de manera
que pueda (si, como creo, está tan ansioso
de servir a sus
semejantes)
empezar a asimilarlas y comprender cuán necesarias son, y aplicarlas a sí mismo con miras a prestar un servicio más pleno y útil.
La primera es la lección de la visión. ¿Qué metas se ha fijado usted?.
¿Cuál es el incentivo espiritual suficientemente fuerte, para mantenerlo con firme propósito y fiel al objetivo? Nadie puede formular la visión por usted. Ese
es
el problema de su propia personalidad, y gran parte de lo que haga y llegue
a ser dependerá de la fuerza de la visión y de la belleza de la imagen creada
por
su imaginación.
La segunda
es la lección del desarrollo de un correcto sentido de la
proporción. Una vez que haya desarrollado y aplicado correctamente este sentido
le permitirá recorrer humildemente el Camino. Todo verdadero
dirigente debe ser humilde, porque comprende la magnitud de su tarea; si
quiere contribuir adecuadamente debe darse cuenta de su limitada contribución
(a
la luz de la visión) y de la necesidad de continuar el autodesarrollo y cultivar
un
constante e interno aprendizaje espiritual. Por lo tanto siga aprendiendo, no se sienta satisfecho consigo mismo ni con lo realizado, pero no con un sentido
morboso, sino fomentando el principio de arremeter adelante y hacia arriba.
Con
nuestro propio esfuerzo ayudamos a otros a lograr la realización, lo cual
significa pensar con claridad, ser humilde y adaptarse constantemente.
La tercera Lección es el desarrollo
del
espíritu de la síntesis. Esto le permite incluir todo lo que está al alcance de su influencia y ser incluido dentro del alcance de la influencia de los que están más evolucionados. Así se establece la
cadena jerárquica...
Otra lección, que en realidad deriva de la que antecede,
consiste en evitar el
espíritu de crítica, porque la crítica conduce a erigir barreras y a perder
tiempo. Aprenda a diferenciar el espíritu de crítica de la capacidad de analizar y de aplicarlo prácticamente. Aprenda a analizar la vida, las circunstancias y las personas,
desde el ángulo del trabajo y no desde el punto de vista de su
personalidad
y también del Ashrama, y no del ejecutivo o del maestro de
escuela en el plano físico.
¿Puede imaginarse su reacción cuando --como dirigente-- deba
cargar con la
culpa de todo fracaso,
aunque personalmente
no sea responsable; aceptar sin represalias las acometidas de aquellos a quienes está tratando de ayudar, que esperan demasiado de usted y lo obligan a vivir en el
resplandor de la opinión pública; ¿qué hará cuando los colaboradores que ha elegido sean incomprensivos, desleales, critiquen injustamente y enfrenten su
ambición a la suya, se nieguen a ver su punto de vista deliberadamente y
hablan de usted con otras personas, para despertar resentimientos, resentimientos probablemente sin base alguna? Estas son cosas que su personalidad no acepta fácilmente, y será mejor que su imaginación creadora
empezara a ocuparse de
esos
problemas,
a fin
de que los
emergentes principios del comportamiento aparezcan con toda claridad. ¿Posee en su corazón la virtud interna de aceptar los errores y debilidades
o admitir que se
equivocó en la técnica o método de acercamiento,
al juzgar o al hablar, en el caso de que fuera necesario evitar una ruptura o en bien del trabajo?
GRUPOS DE LA NUEVA ERA
Para
los que actuamos
en el
aspecto
interno, los
trabajadores mundiales se dividen en tres grupos:
Los
pocos y muy diseminados,
verdaderos acuarianos.
Trabajan en condiciones muy difíciles, porque su visión va
más allá de la comprensión de la mayoría, y con frecuencia se enfrentan con la incomprensión los constantes
desengaños, de sus colaboradores y además se hallan muy solos.
Los directamente pisceanos. Trabajan con mayor facilidad
y hallan respuesta
más rápida de quienes lo rodean. Su trabajo es más doctrinario, menos incluyente y matizado por el espíritu de separatividad.
Abarcan la masa de
trabajadores
mundiales en todos los campos del pensamiento y bienestar humanos.
Los
pisceanos que están suficientemente
desarrollados
para responder
al
mensaje acuariano, pero aún no tienen
confianza en sí mismos para los verdaderos mensajes y
métodos acuarianos de trabajo.
Por ejemplo, en el campo político poseen
un
sentido del internacionalismo, pero no pueden aplicarlo cuando tienen que comprender a otros. Creen poseer conciencia
universal, pero cuando deben ponerla a prueba emplean la discriminación
y la
eliminación. Constituyen un grupo [i476] mucho
más pequeño que el de los verdaderos
pisceanos, están haciendo un buen
trabajo y llenan un lugar muy necesario. Sin embargo, presentan un problema
para el trabajador acuariano, porque si bien responden al ideal y se consideran a sí mismos
como de la nueva era, en realidad no lo son. Ven una parte de la visión y han captado la teoría, pero no pueden expresarla en la acción.
Tenemos así estos tres grupos que efectúan
un trabajo muy necesario,
llegando a las multitudes mediante su esfuerzo unido y cumpliendo así su
deber o dharma. Un grupo trabaja necesariamente bajo el espejismo de la opinión pública. El grupo intermedio
tiene una tarea muy difícil que cumplir, porque donde no hay clara visión la voz de su medio ambiente elegido y la voz
del
grupo interno de los Conocedores del mundo están con frecuencia en
conflicto, y el grupo es arrastrado de acá para allá, a medida que responde primeramente
a unas y después a otras. El grupo de quienes responden más plenamente a las entrantes vibraciones acuarianas, registran las voces de los conductores de los otros dos grupos, pero la voz de los Maestros guías y la
voz del grupo de los Maestros
del mundo, sirven para conducirlo
infaliblemente hacia adelante.
El séptimo rayo traerá a la conciencia de los futuros iniciados el
concepto del
servicio y el
sacrificio grupales.
Esto
inaugurará
la era del “servicio divino”. La visión del individuo entregado al sacrificio y al servicio en el
grupo y para el ideal
del
grupo, será la meta de la masa
de
pensadores
avanzados en la Nueva Era, mientras que para el resto de la humanidad la
hermandad será la tónica de sus esfuerzos. Estas palabras tienen una connotación y significación más amplia de lo que pueden saber y comprender los pensadores de hoy.
EL REINO DE DIOS EN LA TIERRA
Es importante que se den cuenta que hoy está aconteciendo
algo
nuevo. Que está surgiendo un nuevo reino de la naturaleza, el quinto, es decir,
el
reino de Dios en la tierra o el reino de las almas. Este se está precipitando en la tierra y se está formando con quienes van siendo conscientes
del
grupo y pueden trabajar en formación grupal, lo cual será posible porque alcanzarán la
perfección autoiniciada (aunque relativa) y se identificarán
con
ciertas expansiones grupales de conciencia, y también porque amarán a sus semejantes, así como en el pasado se amaron a sí mismos. Reflexionen detenidamente hermanos míos y capten, si pueden, la plena significación de
esta última frase.
Su tarea consistirá mayormente
en
resumir y hacer efectivo el
trabajo de esos dos grandes
Hijos de Dios, el Buda y el Cristo. Como bien saben, el Buda trajo iluminación al mundo y encarnó el principio de la
sabiduría;
el
Cristo trajo el amor al mundo, y encarnó en Sí Mismo un gran principio cósmico, el del amor. ¿Qué podemos hacer para que Su trabajo sea efectivo?
El
proceso incluirá tres aspectos:
I. El esfuerzo individual, por parte del discípulo, utilizando la técnica del desapego, del desapasionamiento y del discernimiento, que
el Buda enseñó.
II. La iniciación grupal, posible por el
esfuerzo autoiniciado del
discípulo individual,
que
cumpliendo
los mandatos
del
Cristo
traerá la completa subordinación de la personalidad y del ente, al
interés y bien grupales.
III. El esfuerzo grupal, llevado a cabo como grupo, a fin de amar a
todos los seres y captar y comprender la verdadera significación
de
la técnica acuariana de amor y trabajo grupales.
Cristo
anunció que
el
Reino de Dios
se hallaba en la Tierra, y también
dijo
que buscáramos primeramente ese Reino, considerando
todo lo demás
como secundario.
Ese
Reino formado por aquellos que en el transcurso de las épocas persiguieron
fines espirituales y se liberaron de las limitaciones del cuerpo físico, del dominio emocional y de la mente obstaculizadora,
ha
estado siempre con nosotros. Sus ciudadanos,
desconocidos para ¡a mayoría, tienen
cuerpo físico, trabajan para el bienestar de la humanidad, aplican la técnica general del amor, en vez de la emoción, y constituyen ese gran grupo de “Mentes Iluminadas” que guían los destinos del mundo.
El
Reino de Dios no es algo que descenderá sobre la Tierra cuando el hombre sea suficientemente bueno. Es algo que ya está actuando eficientemente
y demanda reconocimiento. Este grupo organizado
ya
está reconocido
por quienes
en
verdad
buscan primeramente
el Reino de Dios y con ello descubren que tal Reino ya está aquí. Muchos saben que Cristo y sus discípulos están presentes física- mente en la Tierra; saben también que el Reino que Ellos rigen posee sus
leyes y modos de actuar, siendo conocido por muchas personas a través de los
siglos.
Cristo es el sanador y Salvador del mundo. Actúa porque es el alma personificada de toda Realidad. Actúa
hoy, como lo hizo en Palestina hace dos mil años, por intermedio de grupos. Allí actuó por medio de sus tres discípulos amados, de los doce apóstoles,
de
los setenta [i478] elegidos y de los
quinientos seguidores. El ahora actúa por intermedio
de los Maestros y de Sus grupos, intensificando
grandemente Su esfuerzo. Puede actuar y lo hará, por
intermedio de todos los grupos, en la medida en que se adapten al servicio
planeado de difundir amor y lograr alinearse conscientemente con el gran poder de los grupos internos.
Esos grupos siempre han proclamado la Presencia física del Cristo, han
tergiversado de tal manera la enseñanza con afirmaciones
dogmáticas sobre detalles sin importancia y enunciados ridículos, que la
verdad subyacente no ha
sido
reconocida, ni han presentado un Reino atrayente. Ese reino existe, pero no es un lugar de disciplina
ni
de arpas doradas, habitado por fanáticos ignorantes, sino un campo de servicio, un lugar donde todo hombre tiene plena
libertad para ejercer su divinidad al servicio de la
humanidad.
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