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viernes, 27 de diciembre de 2013

LA INICIACION ESPIRITUAL DEL HOMBRE (VBA)



LA INICIACION ESPIRITUAL DEL HOMBRE  (VBA)



La expansión de conciencia en el reino humano, téc­nicamente descrita como “Iniciación espiritual", es el mayor de los misterios de SHAMBALLA y lleva –tal como puede leerse en EL LIBRO DE LOS INICIADOS­– “...el Sello del propio Dios..." Es la culminación de un vasto plan planetario dentro del cual ha de ser evidencia­da la verdad contenida en los textos bíblicos: "el Hom­bre es hecho a imagen y semejanza del Creador". Todo cuanto vayamos estudiando acerca del proceso iniciático estará inmerso, por lo tanto, en la intención del Logos planetario de ser conciente a través de los seres humanos, de la gloria infinita de Su propia creación en la vida de la Naturaleza, pues por sus peculiares características den­tro de este séptuple esquema planetario, el cuarto reino humano, ocupa el centro místico de la evolución, estan­do situado entre los tres reinos superiores, el divino o solar, el espiritual o planetario y el superhumano, y los tres inferiores, el animal, el vegetal y el mineral.

Pero, antes de emprender el estudio de la actividad iniciática que se realiza en el Centro de SHAMBALLA, deberíamos considerar los métodos preliminares, o pre­paratorios a que han de sujetarse aquellos hijos de los hombres que anhelan ardientemente convertirse en Hi­jos de Dios. Resumiremos brevemente el proceso preli­minar que precede a la Iniciación espiritual de los Hi­jos de los Hombres, en las tres siguientes etapas:

1.      De OBSERVACION en el AULA DE LA IGNO­RANCIA o del APRENDIZAJE, cualificando la etapa del Aspirante espiritual.

2.      De ACEPTACIÓN en el Aula del CONOCIMIEN­TO, que cualifica la etapa del Discípulo.

3.      De VINCULACION en el Aula de la Sabiduría, que determina la etapa del Iniciado.

En la etapa inicial, definida ocultamente como de preparación mística, el aspirante espiritual se halla sujeto a la atenta observación y vigilancia de algún cualificado discípulo perteneciente a determinado Ashrama de la Jerarquía espiritual del planeta, con la misión de infor­mar periódicamente al Maestro que es Guía y Mentor espiritual del mismo, de los progresos espirituales observa­dos en la vida de aquel aspirante.

Si el aspirante demuestra voluntad, persistencia y anhelos de servicio, se le acepta entonces en un Ashrama, el que kármicamente le corresponde en razón de su Rayo y allí, en contacto con el Maestro que constituye un po­deroso Centro de Poder espiritual, aprende ciertos aspec­tos definidos de la vida interna o espiritual, los cuales, una vez que han sido convenientemente asimilados y convertidos en experiencia personal, le permitirán acceder a las dos Iniciaciones preliminares, llamadas "menores”, que le introducirán en ciertos misterios de orden rela­tivos pero que constituirán las Puertas de entrada al Aula de la Sabiduría, donde "se agitan gozosos" –tal como dice la tradición hermética– los Misterios mayores.

Vamos a examinar ante todo estas dos Iniciacio­nes menores. Son la antesala –si podemos decirlo así­– de las iniciaciones mayores, esotéricamente descritas como jerárquicas. Suelen impartirse en grupo y en el interior de alguna de aquellas misteriosas estancias a las que hicimos anteriormente referencia, al comentar sobre el contenido histórico y espiritual de la séptima Esfera de SHAMBALLA.

Puede suceder, sin embargo, que por razones espe­ciales que sólo conoce el Maestro, estas dos iniciaciones las reciba el discípulo en forma individual,

La estancia iniciática a la que hacemos referencia se encuentra profusamente iluminada por la luz eté­rica que corresponde a aquel definido nivel. Hay en el centro de la misma una especie de altar de finísimo cris­tal de roca que descompone la luz etérica en polícromas irisaciones que le prestan a la estancia un mágico e in­decible encanto. En el momento de impartirse la inicia­ción se hallan presentes tres Adeptos de la Jerarquía; uno de Ellos de categoría espiritual equivalente a la de CHOHAN, ocupa el centro del altar y empuña un Cetro de poder de brillante y desconocido metal, que despide áureos resplandores y lleva en su extremo superior un grueso rubí labrado en forma de punta de lanza. Los otros dos Adeptos se sitúan uno a cada lado del discí­pulo a ser iniciado –si se trata de una iniciación de ca­rácter individual– o a ambos extremos del grupo, si la iniciación tiene carácter grupal. En tal caso, el grupo adopta la forma de un semicírculo alrededor del altar, de manera que en el centro queda el Maestro Hierofante y a cada lado del grupo los dos Maestros que actúan como Padrinos de los discípulos que van a recibir la ini­ciación.

La ceremonia que se realiza es muy parecida –ya que la analogía rige ocultamente todo el proceso ini­ciático – a las que tienen lugar en las Iniciaciones mayo­res o jerárquicas; lo único que difiere sensiblemente entre unas y otras es la intensidad y cualidad ígnea de la energía que surge del Cetro de Poder. En todo tipo de Iniciación, mayor o menor, la regla esotérica se basa en la fórmula mística "...cada cual ha de recibir según sea su medida".

En el momento estelar o cumbre de estas Iniciaciones menores, el Hierofante eleva Su Cetro hacia lo Alto y pronuncia la fórmula mágica o mantrámica: "¿SEÑOR, HAGO ESTO EN TU NOMBRE?" Se abren entonces los éteres ambientales y como prueba de aquiescencia, aparece fúlgida y brillante encima del Hierofante, la es­trella mística de cinco puntas de un intenso y brillante color azul índigo del BODHISATTVA, el Instructor del Mundo, Maestro de Maestros, de Ángeles y de Hom­bres, Quien es el Representante del SEÑOR DEL MUN­DO, el INICIADOR UNICO del planeta; son estas dos Iniciaciones menores y las dos próximas Iniciaciones, de carácter Mayor o jerárquicas las que constituyen las Puertas de Entrada dentro de la corriente de Vida espi­ritual de la Gran Fraternidad Blanca de la Tierra.

Suelen asistir a estas Iniciaciones menores numero­sos discípulos de los Ashramas de los Maestros, que han sido especialmente invitados a estas ceremonias. Además, un grupo específico de Devas superiores del mismo Rayo del candidato o candidatos, algunos Iniciados de la Je­rarquía espiritual que aportan Su concurso y colabo­ración a aquella ceremonia jerárquica de "preparación para los Misterios mayores” y los tres Maestros anterior­mente descriptos. En todo caso, el poder de SHAMBALLA se halla omnipresente en todas y cada una de las fases de aquel ritual mágico, flotando como mística esencia de fuego dentro del recinto iniciático.

Una vez recibidas estas dos iniciaciones menores o preliminares, podrá penetrar el discípulo en las inte­rioridades del Ashrama, en aquellas profundísimas e ignoradas zonas espirituales que ocultamente definimos como “El Corazón del Maestro” y empezar a recorrer desde allí la tercera y última etapa de preparación mís­tica que ha de convertirle en un perfecto Iniciado y en un verdadero Hijo de Dios.

La tercera etapa, definida técnicamente como de "Vinculación en el Aula de la Sabiduría”, revela clara­mente las posibilidades del discípulo de penetrar más profundamente en el Cuerpo de Misterios del Logos pla­netario, a través del Corazón de su Maestro, Quien duran­te toda esa etapa, asumirá la responsabilidad directa del discípulo, preparándole individualmente en el seno del Ashrama para que pueda dar los pasos necesarios que han de llevarle ante el Portal de las Iniciaciones mayores, que sólo se abre ante los verdaderos Discípu­los espirituales, probados en el fuego de la prueba y fieles intérpretes en el mundo de aquel insigne propósito re­dentor "que los Maestros conocen y sirven".

El Maestro instruirá a este discípulo o al grupo de discípulos "dentro de Su Corazón”, de manera muy directa y particular, pues los últimos pasos del discípu­lo en su recorrido en el difícil Sendero que conduce ante el Portal de las grandes Iniciaciones, suelen ser los más espinosos y resbaladizos. En el devenir de los mismos el discípulo ha de descender a las cuevas místicas donde se halla escrita la historia del planeta y extraer de allí la gran experiencia del tiempo, recorriendo con ayuda de la percepción clarividente y de la psicometría (circuns­tancialmente desarrolladas), todo su pasado kármico. Entonces con ayuda de su potente decisión y aspiración intensa, “borra los estigmas del mal que pudo produ­cir a través de las edades” y de sus múltiples ciclos de encarnaciones, sin sentirse tentado ni magnéticamente atraído por los incidentes kármicos que los produjeron ni por los Egos que formaron parte de su entorno fa­miliar o social en aquellas épocas, más o menos lejanas.

Este descenso místico a las cuevas históricas del pla­neta está muy bien descrito en las palabras del Evangelio: "Jesús descendió a los Infiernos y después subió a los Cielos" y tiene por objeto robustecer la voluntad del discípulo y dotarle de la coraza del desapasionamiento y del desapego hacia las obras del tiempo, a fin de que, convenientemente templada y llena de virtud espiritual, pueda penetrar definitivamente en la corriente de vida iniciática que lleva a lo eterno.

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