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miércoles, 24 de diciembre de 2014

NAVIDAD.- Trabajo presentado por Francisco Javier Ortiz y Loli Bermúdez

NAVIDAD 

Trabajo presentado por Francisco Javier Ortiz y Loli Bermúdez




 Celebramos estos días unas fiestas entrañables, La Navidad, que nos recuerda el nacimiento de Jesús-Cristo el “25 de diciembre”. Consideramos por ello que es un buen momento para intentar profundizar en el significado esotérico de la imagen de Cristo, su nacimiento y el propósito de su vida. Para ello recurriremos a las Cartas de Helena Roerich y al libro de Kabaleb “Cómo descubrir al Maestro Interior. Interpretación Esotérica de los Evangelios”.
Respecto al significado de Cristo escribe Helena lo siguiente:

“Al leer los vitales consejos y explicaciones de los Evangelios de los grandes trabajadores espirituales de las primeras centurias de la Cristiandad, uno ve claramente la gran confusión en la que está nuestra mente moderna. Para estos grandes Sabios el término "Cristo" significaba precisamente el principio divino más elevado en nosotros, justamente lo que significaba originalmente en los Grandes Misterios de la Antigüedad. Los términos "Krestos" y "Kristos" fueron tomados de los diccionarios de los Misterios paganos. Krestos, o neófito, es aquel que ha pasado por todos los sufrimientos y aprobado todas las pruebas en el último ritual de Iniciación. Luego el ungido se convierte en Cristo, "el purificado." Su personalidad finita se funde con su individualidad infinita y entonces, él se convierte en un Ego inmortal. La misma concepción de la palabra "Cristo" uno también la puede encontrar en la Epístola a los Galateos (4:19) y en la Primera Epístola a los Corintios (3:16), así como en el Evangelio de San Juan (15:4) y en el Evangelio de San Lucas (17:21)”.

“Verdaderamente, Cristo el Redentor mora en cada uno de nosotros. Tú ya sabes que para los primeros cristianos, así como por todo el mundo antiguo, la palabra "Christos" o Cristo, era sinónimo de Ego Superior. En este sentido, debería entender que Cristo es el Redentor de los pecados. Así pues, la redención de los pecados personales es llevada a cabo de manera perpetua, por el alma—el conductor y mensajero de Cristo—durante la larga cadena de las encarnaciones en la tierra de nuestro Ego individual. "El Cristo Crucificado está representado en cada ser humano, quien luego de alcanzar cierto grado de evolución debe descender a los infiernos y traer de regreso al estado normal o elevado al alma allí caída debido a los hechos ilegítimos de su ego inferior. En otras palabras, el Amor Divino debe alcanzar al corazón del hombre y debe conquistarlo y regenerarlo antes que él sea capaz de darse cuenta de la monstruosidad de sus pecados en contra de la Ley Divina. Esto puede ser alcanzado sólo a través de una completa fusión y unificación con el Elevado Ego o con la Ley Divina del Amor”.

“Debería estar claro que nadie puede perdonar o redimir los pecados de otros, pero ciertamente lo puede ayudar, en un momento específico, a abrir su corazón hacia su elevado Ego, y de esta manera despertar dentro de él las latentes fuerzas divinas. En su momento, estas fuerzas divinas beneficiarán el aura de aquel que ha ayudado y éste se convertirá en un participante de los buenos resultados causados por el beneficioso despertar de las fuerzas divinas en otro. Siempre la cooperación, en todo y en todas partes”.

“Todos los grandes Maestros que han aparecido en varias naciones y en varios países bajo diferentes imágenes, son las Puertas al Espíritu. Cada uno de Ellos es el Alfa y Omega y es así mismo con cada persona que ha encontrado y afirmado el principio de Cristo dentro de sí mismo. Tú recuerdas la expresión, "el microcosmo es como el macrocosmo." Todos conocemos que el término "Cristo" fue tomado del diccionario pagano y originalmente su significado era "Iniciado" o "Hierofante." El Cristo es nuestro Ego Más Elevado y purificado”.

Queda patente con estas lecturas la tergiversación y manipulación de la imagen de Cristo y su Enseñanza, con la intención de ocultar su verdadero significado y mantener en pie las estructuras sociales y religiosas que oprimen al ser humano, ya que EL CONOCIMIENTO NOS HACE LIBRES.

Una vez explicada la verdadera naturaleza de Cristo y su manifestación en cada ser humano, profundizaremos en el simbolismo esotérico de las circunstancias que rodearon su nacimiento de la mano del análisis realizado por Enrique Llop Kabaleb.

“Cristo es una fuerza que actúa en el interior del ser humano, y los hechos de su vida nos refieren cómo esa fuerza penetra en cada hombre empezando por nacer, hasta que, al morir, deja de ser una fuerza individualizada, expresándose por dentro como una tendencia particular para derramar su “sangre” sobre el conjunto de tendencias que forman nuestra personalidad anímica, convirtiéndolas todas a la dinámica crística”.

“No son los conocimientos intelectuales los que nos permiten avanzar en el sendero evolutivo, sino las transmutaciones que se operan en la personalidad y que éstas siempre se deben al impulso del deseo exaltado, cuando es ayudado por la mente en el empeño de conquistar más altos niveles”.

“La Vida de Dios es una historia que un día u otro ha de ser protagonizada por todos los hombres. El Ego Superior de cada ser humano la lleva impresa en su interior como si fuera una cruz y en cada una de nuestras sucesivas existencias interpretamos un episodio, un fragmento de esa historia divina … La Biblia nos refiere esa historia de Dios, o sea, nos anuncia los trances por los que todos tendremos que pasar, siendo alternativamente los Abraham del pacto con la divinidad, los habitantes de Sodoma que reciben el fuego del cielo, los José vendidos por sus hermanos, los que atraviesan el Mar Rojo, los Salomón y finalmente los Cristo, en los cuales la naturaleza divina y la humana actuarán al unísono para siempre jamás”.

“El nacimiento místico en nuestro fuero interno no depende de nuestra voluntad, que es la parte masculina que hay en nosotros, sino de que exista un terreno virgen, un cuerpo puro sin el cual el niño divino no podría nacer. Esta disposición de pureza se llama María y es la parte femenina de nuestra psique. Ahora bien, si hemos llegado a ese estado es porque previamente nuestra voluntad nos ha conducido hacia él. José representa la voluntad que ha creado ese estado virginal propicio al nacimiento del niño divino. Una vez creado, ese nacimiento se produciría sin que la voluntad-José interviniera, por obra del Espíritu Santo, que es quien ha de juzgar si nuestra preparación es la adecuada para recibir el niño. Así pues, esa parte del Evangelio relata unos hechos míticos que se repiten una y otra vez cuando, en un 25 de diciembre, nace la personalidad divina en el fuero interno de algún ser humano”.

“Jesús venía al mundo para realizar una obra redentora y era preciso que naciera a la hora en que las tinieblas son más densas y en la gruta que simboliza la oscuridad, ya que el objetivo de Jesús-Cristo era el de conseguir que la luz penetrara en las tinieblas”.

“Un ángel se apareció a los pastores para anunciarles el nacimiento del Salvador del mundo y todos ellos emprendieron el camino hacia Belén. Esos pastores (los hombres de buena voluntad) representan las tendencias humildes del alma humana, las que están creciendo y aún no han alcanzado los niveles del poder anímico”.

“La tendencia naciente supone una amenaza mortal para el reino de Herodes, ya que cuando esa tendencia se consolide y adquiera poder, inevitablemente Herodes dejará de reinar, es decir ya no nos interesará nada de lo que constituye la felicidad del hombre profano. Sabiéndose amenazado por la tendencia naciente, Herodes tomará medidas para destruirla”.

“Los magos de Oriente representan las tres fuerzas que hay en nosotros capaces de transformarlo todo, esas tres fuerzas que en el árbol kabalístico conocemos como Kether, Hochmah y Binah y que actúan en cada uno de nosotros como Voluntad, Amor/Sabiduría e Inteligencia Activa y Transformadora … Los magos ofrecieron al niño oro, incienso y mirra. El oro es atributo de la voluntad-Kether, administrada por nuestro espíritu inmortal, el Ego Superior. El incienso y la mirra representan las virtudes de Hochmah y Binah, la sabiduría y la fuerza cristalizadora que su Obra iba a necesitar.

Una vez que Cristo haya nacido en nosotros deberemos seguir sus pasos, esotéricamente hablando: la huida a Egipto (la tierra madre), formación espiritual, vida oculta, retirada al desierto, tentaciones, vida pública (iniciada con el bautismo), traición y crucifixión. Respecto a ésta última, que representa el final del ciclo y que da paso al nuevo ciclo iniciado con la resurrección, Kabaleb expresa lo siguiente:

“La cruz es el emblema del hombre que ha vivido plenamente las cuatro etapas de los trabajos que le ha sugerido su divinidad, las experiencias correspondientes al elemento Fuego, Agua, Aire y Tierra. Cuando todo este trabajo ha sido realizado, ya no queda más que cargar con esa cruz y clavar en ella nuestra alma para que el contenido de las experiencias, del saber, se derrame sobre la Tierra, en beneficio de todos los hombres, acelerando así su ritmo evolutivo”.

La comprensión de la Enseñanza de Cristo es fundamental e imprescindible para que la humanidad logre alcanzar su meta evolutiva en la ronda actual, el nacimiento del Niño-Dios en cada ser humano, para llegar al final de la última ronda convertido en un Hombre-Dios, un Arhat. De ahí la importancia dada a esta Enseñanza por Kabaleb y Helena Roerich en los siguientes textos:

Kabaleb: “Los hombres vuelven una y otra vez a la sinagoga de Jehová, vida tras vida, pero en ella encuentran ya, desde que Cristo vino, el camino de salida. Ese camino es la propia vida de Cristo, en la que él señalizó con sus acciones cómo lograr transmutar nuestra naturaleza interna y destruir todo lo desperdiciado que se acumula en nuestro historial, así podremos salir definitivamente del mundo de Jehová para instalarnos en el Reino.

El esoterismo cristiano que ha de desarrollarse en el siglo XXI no será esoterismo, sino la doctrina del Reino que se proclamará por los tejados, inaugurando así el milenio en que la enseñanza de Cristo florecerá en la Tierra y convertirá el mundo en un jardín del Edén”.

Helena Roerich: “La Enseñanza de Cristo recordó a la humanidad los amenazantes peligros e indicó el camino de la redención espiritual-el sendero a la salvación … El primer rayo de la Nueva Época resplandecerá con una nueva comprensión de la Enseñanza de Cristo. “Por tanto, aceptemos la aparición de Cristo como un signo sagrado y dejemos que la gente venere todas las señales del Camino Sublime”.

Esta Enseñanza de Cristo no será abanderada por ninguna religión, fructificará en nuestro interior porque NACERÁ DE ÉL, haciendo realidad en la humanidad la unidad, cooperación, lealtad, generosidad, compromiso, responsabilidad, sacrificio y manifestaciones del AMOR CRÍSTICO en todas sus actividades, que estarán encaminadas a la construcción de una Nueva Sociedad y un Nuevo País, cuyo único objetivo sea el reinado del Bien Común. Estos nuevos seres humanos reconocerán a La Jerarquía Espiritual de la Luz como Guía Conductora y Espiritual de la Humanidad y harán posible que el final del Kali Yuga (la edad negra) se haga realidad, dando paso al Satya Yuga ¡¡¡ la edad blanca !!! , que será establecida por el Señor del Mundo SANAT KUMARA.

A cada uno de nosotros corresponde la responsabilidad de contribuir a este bello propósito. Nuestra decisión hará posible el nacimiento de Cristo en nuestro interior. Cuando esto ocurra, podremos hacer nuestras las palabras pronunciadas por Vivekananda:

¡¡¡ Si yo hubiera vivido en Palestina en la época de Jesús de Nazaret, yo le hubiera lavado sus pies, no con mis lágrimas sino con la sangre de mi corazón !!!

Loli Bermúdez y Paco Ortiz os deseamos Feliz Navidad


Navidad 2014

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