POR QUÉ SE OCULTÓ EL RENACIMIENTO.
Por José Mejía R
No
obstante, consideramos que esta no fue la única causa para que se hayan vedado
las creencias de los cristianos acerca de la Ley del Renacimiento y de su
adlátere la Ley de la Consecuencia o Compensación, pues, desde una visión más
universal, es un hecho que todo acontecimiento que se produce en la Tierra, ya
fue antes establecido en los Cielos. Investigaciones en los planos invisibles
de iniciados occidentales indican que los sublimes Ángeles del Destino, que
están a cargo de la evolución de los pueblos y de sus habitantes, indujeron en
estos influyentes seres y en otras instancias históricas para que de cierta
manera ocurran estos hechos, porque en esos momentos era necesario para los
destinos de la humanidad ocultar estas realidades al los pueblos occidentales
-que luego serían los herederos del cristianismo-, para que concentrasen sus
energías y esfuerzos en el adelantamiento material y dominio de la naturaleza
visible y solo se orientasen en la consideración de la realidad de una sola corta
vida, tal como equivocadamente creen hasta ahora los actuales cristianos: la
dualidad cielo-infierno como premio y castigo por siempre para un espíritu
nuevo que por primera vez llega a la existencia material, sufriente o gozoso
eternamente en base a lo que su cuerpo hizo en ese corto periodo de tiempo (lo
que se ocasiona de la expiación o resolución de los errores, fallas y defectos
humanos de esa sola existencia), fueron el burdo resultados de la ley de la
Consecuencia mal interpretada y se establecieron como artículos de fe en el
credo cristiano, con lo cual, aunque en un principio la Iglesia utilizó estos
dogmas para, mediante el temor, sojuzgar a las masas ignorantes, el progreso
material se aceleró en un comienzo de forma lenta pero sostenida y luego con el
paso de los siglos enormemente, en virtud del concurso de la ciencia y la
revolución industrial y tecnológica en siglos venideros en esta parte del
planeta, en contraposición a los pueblos orientales que vivían y evolucionaban
más por medio del sojuzgamiento a las leyes eternas que comentamos y que, por
un entendimiento igualmente intransigente, ocasionó una especie de lasitud
vital, manteniéndose por ende durante un largo periodo a esa parte de la raza
humanan en la más tórrida pobreza y retraso material. En los últimos sesenta
años se han incorporado finalmente como un segmento dinámico y de creciente
influencia en el escenario global contemporáneo y se han constituido en motor
poderoso y activo en la civilización del mundo actual. Otra vez el denominado
mal actuando como un bien en formación. Por otro lado, creo que ya ha llegado
el momento de que en una época como la actual en la que el hombre está inmerso
en el nadir de la materia y que ha alcanzado la cúspide del materialismo, se
sepulten las creencias erróneas y se reunifique la verdad y gracias a esto el
individuo comience a vislumbrar con claridad y alegría su futuro estelar y las
infinitas posibilidades como ser humano, para que de esta manera regrese su
mirada hacia la espiritualidad y prosiga su evolución en forma más ética y
altruista. Las enseñanzas de las escuelas de misterios nos dicen, como
contraparte a los enunciados dogmático s de la Iglesia que “cada alma es una
parte integral de Dios, la que trata de obtener experiencia mediante repetidas
experiencias en cuerpos de creciente perfección y que, por consiguiente, muere
y nace muchas veces. En cada vida obtiene un poco más de sabiduría a través de
la experiencia, y así va progresando de la nesciencia a la omnisciencia, de la
impotencia a la omnipotencia" en una tarea que le llevará de la
imperfección a la perfección, cuando el renacimiento deje de ser necesario y
cada individuo se convierta en un adalid de las verdades e ideales
espirituales, mediante el conocimiento que el camino de la reencarnación
expresa poéticamente en la biblia cristiana:
“El
espíritu tira hacia el mediodía… rodea el norte, va girando de continuo y a sus
ciclos torna el espíritu de nuevo” ... “los ríos todos van a la mar y la mar no
se hincha… al lugar de donde los ríos vinieron, allí tornan para correr de
nuevo”
Eclesiastés
1:6 y 1: 7.
Quien
quiera revisar más sobre estos temas en forma audiovisual, sugiero que vea unos
cortos videos en el orden que se lista aquí:
En
Mateo 10:26, el Cristo nos dice: “nada hay encubierto que no haya de ser
manifestado; ni oculto que no hay de saberse”. Y su veredicto tiene razón,
inclusive desde el punto de vista científico, aunque muchos se muestren
escépticos, ya que todo acto, todo pensamiento, el más mínimo movimiento,
quedan registrados en la Memoria de la Naturaleza o lo que se llama en oriente
el Archivo Akásico. La ciencia actual está corroborando que existe esta ultra
dimensión y en la Teoría del Todo (TOE por sus siglas en inglés) se intenta
recabar estas realidades y muchas mentes lúcidas van entendiendo y aceptando lo
que esta teoría del campo unificado y el enunciado de La Place en que se
fundamenta proponen, lo que el confundido y veleidoso Stephen Hawkins, basado
en el no muy convincente Teorema de la Incompletitud de Gödel, declara que no
es posible. Laplace dice que:
“
Se podría concebir un intelecto que en cualquier momento dado conociera todas
las fuerzas que animan la naturaleza y las posiciones de los seres que la componen;
si este intelecto fuera lo suficientemente vasto como para someter los datos a
análisis, podría condensar en una simple fórmula el movimiento de los grandes
cuerpos del universo y del átomo más ligero; para tal intelecto nada podría ser
incierto y el futuro así como el pasado estarían frente sus ojos."
Laplace
: Essai philosophique sur les probabilités , introducción. 1814.
Léase
también al filósofo científico húngaro Ervin Laszlo en su libro de fácil y
fascinante lectura:
“La
ciencia y el campo Akásico”
(Una
teoría integral del Todo) disponible gratuitamente en Internet. Finalmente y
por otro lado, el hecho que algunas personas no crean que existan leyes supra
morales, no les exime de enterarse de ellas y ser objeto de sometimiento a sus
consecuencias. Las leyes o principios espirituales que aquí se esbozan no
tienen -al igual que las otras de carácter irrefutable- ningún origen humano ni
son privativas de ninguna filosofía, credo o religión y son tan universales
como todo principio y ley científica, tal como la ley de la gravitación
universal, las leyes de los gases, de la termodinámica, las leyes de Coulomb o
Faraday, por ejemplo, y su existencia es independiente de las apetencias o
veleidades de los hombres. Nosotros, lo que hacemos es acatarlas o no y
someternos a sus efectos, según nuestro proceder. Nuestro deber es estar por
encima de ellas, en el sentido de que cumpliéndolas siempre, seguramente
prescindiremos de las mismas si las hemos incorporado permanentemente, por así
decirlo, en nuestra consciencia y modo de vida. Pongo un ejemplo: existe el
mandamiento de no robar. Si he sido un ladrón en el pasado y decido por
voluntad propia y porque considero justo y bueno para mí y para los demás no
hurtar jamás y nunca más lo hago, estoy por sobre la ley que generó el
mandamiento y ya no la necesito, pues he incorporado ese mandato moral en mi
ser y por tanto me he convertido en ley en mí mismo. El simpar germano,
filósofo a tiempo completo, Emmanuel Kant dilucida lo mismo en el enunciado de
su imperativo categórico y muy ampliamente en sus voluminosos escritos lo que
sucintamente acabo de expresar. El mayor objetivo de la reencarnación es
precisamente el de que el espíritu regrese a la perfección, pero con cualidades
anímicas potencializadas gracias a las experiencias, luz y sabiduría que
obtiene y acumula en cada vida, lo que, de paso, elimina la creencia, esa sí
absurda por imposible, de la metempsicosis o transmigración de las almas a
organismos inferiores.
José
Mejía
Por
Orden del Emperador -
La
reencarnación fue prohibida del Cristianismo no por un papa ni por los profetas
y mucho menos por Jesús el Cristo. No. Fue prohibida p...
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