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sábado, 7 de junio de 2014

LA MEDITACIÓN, CONSEJOS PARA LA MISMA. por John Hempstead (Primera Parte) (De Rays from the Rose Cross de octubre de 1980)


LA MEDITACIÓN, CONSEJOS PARA LA MISMA. por John Hempstead (Primera Parte) 
(De Rays from the Rose Cross de octubre de 1980)


 (Parte 1)

Meditación es una palabra popular en nuestra actual cultura. En nuestros medios de comunicación se mencionan frecuentemente varios métodos, como: La recitación oral de plegarias o cánticos, la silenciosa repetición de mantras o sílabas sagradas, la adopción de posturas, la práctica del control respiratorio, el dominio o acallamiento de los sentidos, la concentración sobre imágenes determinadas, etc.

Cuando Max Heindel escribió "El Concepto Rosacruz del Cosmos", poco después del comienzo del siglo (pasado), pocas personas estaban familiarizadas con la meditación y, consecuentemente, empleó poco tal palabra. Sin embargo, dejó varias claves sobre cómo meditar con efectividad. Este artículo trata, pues, sobre algunas, para hacerlo con éxito, siguiendo las directrices de la Sabiduría Occidental.

La imagen, fruto de la meditación sobre el renacimiento, por ejemplo, puede comenzar con las semillas y moverse, en el sentido de las agujas del reloj, hacia el germen, la plantita recién nacida, el capullo de rosa y la flor plenamente desarrollada. Luego ésta se marchita, los pétalos caen y se revela el fruto resultante de la encarnación. Cuando el fruto ha retornado, una vez más, a la esencia original del Divino Padre, las semillas están otra vez preparadas para comenzar un nuevo ciclo de manifestación.

Max Heindel decía que podemos aprender de cualquier cosa que queramos, concentrándonos en el objeto o imagen que deseemos conocer y permitiéndole tomar vida en nuestra mente para ilustrarnos. La rosa, viva durante la meditación, puede proporcionarnos, no sólo mucha información sobre las rosas, sino muchísima también sobre los objetivos, proceso y efectos del renacimiento, especialmente relativos al aspirante rosacruz.

Max Heindel aseguraba también que el conocimiento de la astrología es una ayuda muy valiosa para nuestro progreso espiritual. Describe paralelos astrológicos, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento y asegura la existencia de una base astrológica en todas las religiones del mundo.

La astrología describe, simbólicamente, todo lo relativo a las distintas etapas, tanto del desarrollo obtenido durante la involución como durante nuestra propia "involución personal" en el presente estado de manifestación, por habernos sumergido en la materia de tal modo, que la mayor parte de nuestros conocimientos conscientes proceden de estímulos recibidos a través de los cinco sentidos. Nuestro aislamiento en la existencia física se completa aún más por el proceso razonador, que fragmenta nuestra experiencia de tal manera que nos hace ver como "a través de un cristal ahumado..."

Lo mismo que la astrología nos enseña cómo hemos evolucionado hasta el presente, su estudio puede auxiliarnos en la obtención de un método sistemático de meditación que nos ayude a acelerar el proceso de desarrollo de la visión espiritual consciente, conservando totalmente la autoconciencia. Al estudiar el proceso de involución por el cual nos vimos envueltos en la materia, cabe preguntarse cómo se podrá invertir el proceso y salir de ella.

Al principio, la primera fuerza del Séptimo Plano Cósmico, Aries, se diferenció a sí misma de Piscis, la última fuerza del Sexto Plano Cósmico. Tras ello, Aries se diferenció a sí mismo como Tauro (la Palabra de la manifestación creadora), Géminis (la luz de la mente pura, la sustancia básica de nuestro sistema solar), Cáncer, Leo, Virgo, etc., Tras la caída, y la inclinación consiguiente del eje de la Tierra, la balanza (Libra) cayó de Escorpio y la precesión de los equinoccios comenzó a mover nuestra evolución al revés, a través de los signos zodiacales. La caída desde el paraíso se nos enseñó que tuvo lugar cuando el equinoccio había precedido a los primeros grados de Cáncer, situación con la que el presente equinoccio, que cae en Piscis, forma aproximadamente un trino. Quizá este aspecto de trino indique una oportunidad, en este momento de la historia, para ganar conocimiento sobre cómo reconquistar nuestra perdida visión espiritual.

Los métodos occidentales de meditación pueden, lógicamente, extraer penetración de los signos de Cáncer a Piscis, lo mismo que de Acuario, símbolo de nuestro próximo estadio de evolución. La meditación occidental, tal y como se describe más adelante, consiste en dos etapas: Concentración y meditación. La concentración está relacionada con los cuatro primeros signos: Cáncer, Géminis, Tauro y Aries. La meditación comienza cuando se pasa de la actividad estática, concentradora de energía, a iniciar el proceso dinámico de aprender de la fuerza de pensamiento concentrada.


 LA MEDITACIÓN, CONSEJOS PARA LA MISMA. por John Hempstead

(De Rays from the Rose Cross de octubre de 1980)

(Parte 2)

CONCENTRACIÓN
Cáncer, simbolizado por el cangrejo (una criatura que camina de lado, mirando atrás mientras se mueve hacia adelante) indica el momento en que nuestra conciencia "cayó" en el cuerpo material y nuestra memoria prestó crédito sólo a lo material.
La memoria es la primera fuerza que hay que concentrar o canalizar. Para canalizarla hemos de:
1.- Evocar y revivir los acontecimientos del día o de un pasado próximo.
2.- Reconocer esos acontecimientos. Afirmarse a sí mismo que es procedente ser consciente de ellos, pero que no es procedente que accedan a la memoria cuando nos estamos concentrando.
3.- Canalizar la memoria lejos de los acontecimientos del día, repitiendo una frase inspiradora como "amor divino y curación" u otra similar de nuestra elección.
La retrospección regular aclara el canal de la memoria y ayuda a preparar el camino para la segunda etapa de la concentración.
Géminis, el signo de los pulmones, las manos, los brazos, los hombros y la mente concreta, representa la segunda etapa de la concentración. Aquí nuestro cometido va, desde canalizar la memoria, a canalizar la sensación interior y la mente consciente. Con este fin, los místicos orientales recomiendan ejercicios respiratorios, basados en la presunción de que la respiración controla el pensamiento.
Examinando el control de la respiración desde un punto de vista occidental y concentrándonos en nuestro propio proceso respiratorio, comprobamos que la respiración está relacionada de varias maneras con la sensación interna. El acto de
respirar se relaciona directamente con dos sentidos: El olfato y el gusto. Además, la respiración se relaciona aún con otro sentido: El tacto o sensación que más adelante se describe. La respiración se consigue mediante movimientos musculares internos.
Hacerse consciente de la respiración supone hacerse consciente de las propias sensaciones musculares internas. Los músculos son expresión del cuerpo de deseos y los modernos psicoterapeutas aseguran que la gente comprime sus sentimientos en los músculos tensos. El hacerse consciente de la respiración supone, pues, un primer paso para hacerse consciente también de la sensación muscular y de las emociones que el cuerpo de deseos ha reprimido y almacenado en los músculos. La mente consciente se halla también bloqueada por esas emociones reprimidas, de modo que respirar relaciona a ambos: La mente consciente y las emociones internas. Durante el período de involución correspondiente a Géminis, los ejercicios respiratorios orientales nos ayudaron a envolvernos en la materia. Para invertir el proceso, pues, concentrémonos sobre la respiración consciente, a fin de liberar las emociones bloqueadas y la fuerza de pensamiento, y poder evolucionar hacia un nivel de conciencia más elevado, ganando con ello vista espiritual.

LA MEDITACIÓN, CONSEJOS PARA LA MISMA. por John Hempstead

(de Rays from the Rose Cross de octubre de 1980)

(Parte 3)

Etapas de la respiración consciente:

1.- Respirar fácil y profundamente. Hacerse consciente de las áreas internas tensas y de las emociones allí almacenadas.
2.- Reconocer esas emociones como presentes en nuestra naturaleza de deseos.
Afirmarnos a nosotros mismos que es procedente reconocer esas emociones, pero no lo es el preocuparnos por ellas mientras practicamos la concentración.

3.- Reconocer la verdadera naturaleza de las emociones negativas:
Dondequiera que la rabia, la lujuria, la avaricia, el miedo, la gula, la pereza, la envidia, la soberbia, etc. se encuentran desatadas en nuestro interior, crean un desorden mortal. Intentemos reconocer las emociones positivas, que se encuentran sincronizadas con la energía de Cristo.

4.- Evocar la energía de Cristo para que penetre en nuestro cuerpo y lo relaje completamente. La energía de Cristo la siente o la ve o la oye de diferente manera cada uno. Unos la sienten penetrar como un calor o como una presencia que todo lo llena. Otros la ven como una luz blanca o de color caliente. Algunos la oyen como una divina armonía sincronizada con todo su ser.

5.- Al alcanzar este estado de concentración, el cuerpo físico se encuentra completamente relajado, las emociones desbloqueadas y la mente consciente está alerta y próxima a otro nivel de conciencia.

Así como la etapa de la respiración consciente nos ayuda a tener conciencia de la influencia de las emociones y del modo en que canalizan nuestros pensamientos, la siguiente etapa de concentración nos ayuda a hacernos conscientes de cómo nuestros pensamientos influencian nuestras emociones.

Tauro, el signo de la garganta, representa la tercera etapa de la concentración, consistente en hacerse consciente de la palabra y canalizar instrucciones internas.

Continuamente nos damos instrucciones internas y nos proporcionamos a nosotros mismos interpretaciones de las diferentes situaciones. Raras veces nos tomamos el tiempo necesario para darnos cuenta de este proceso. Por ejemplo, si alguien hace algo que no nos gusta, tendemos silenciosamente a decirnos algo así como: "esta persona no debería haber hecho eso. Tengo motivos para enfadarme con ella".

LA MEDITACIÓN, CONSEJOS PARA LA MISMA. por John Hempstead
(de Rays from the Rose Cross de octubre de 1980)

(Parte 4)

Etapas para concentrar la palabra y las instrucciones internas, armónicamente con la energía de Cristo:
1.- Reconocer las racionalizaciones, interpretaciones e instrucciones internas que nos permiten tener sensaciones internas, tensiones y recuerdos.

2.- Ordenarnos a nosotros mismos concentrarnos sobre las instrucciones internas positivas, en armonía con la energía de Cristo.

3.- Prepararnos para dar las instrucciones necesarias para conseguir el siguiente nivel de conciencia.

Al final del tercer estadio de concentración se han armonizado o sincronizado con nuestra vida interior tres niveles de nuestra personalidad consciente. Los pensamientos, emociones, recuerdos y sensaciones han quedado quietas y nos hallamos listos para concentrarnos sobre el objeto de nuestra elección, seleccionado conscientemente.

Aries, el signo de la cabeza y los ojos, representa el cuarto estadio de concentración: Canalizar la vista interior y la videncia.

El período ario de la historia corresponde al relato del primer período del Antiguo Testamento en que Jacob tuvo su célebre sueño conocido como de la "escala de Jacob". El sueño carece de interpretación verbal y ha constituido un potente símbolo, reinterpretado frecuentemente por los líderes religiosos. Muchos de nosotros formamos imágenes internas mientras los otros nos hablan; esas imágenes corresponden a la narración del interlocutor. Las investigaciones sobre el sueño indican que todo en nosotros crea imágenes internas, semejantes a las de los sueños cuando dormimos y Max Heindel asegura que el estudio de los sueños es un buen sistema para resolver nuestros problemas (Cristianismo Rosacruz, pág. 57). El estudio de los sueños y el revivirlos después de despertar es un buen medio para establecer contacto con los símbolos arquetípicos que nos ayudan a dirigir nuestras vidas más en armonía con el plan divino.

Etapas para establecer contacto con los símbolos arquetípicos a través de los sueños:

1.- Identificar claramente un problema a investigar.

2.- Ordenarse a sí mismo recordar la solución soñada del problema.

3.- Plasmar el sueño, en el momento de despertar, en un diario de sueños o en una grabación.

4.- Repetir mentalmente las imágenes del sueño, antes de despertarnos, y repetirlo una vez despiertos. Conservarlas en la memoria y volver a experimentar el curso del sueño. Concluir los sueños inacabados imaginándoles un final lógico.

5.- Esforzarnos, solos o con otra persona, en investigar posibles interpretaciones de los símbolos oníricos.

Para algunos, los sueños constituyen un medio importante para adquirir visión interna. Sin embargo, no estará de más recordar que los sueños representan un equivalente involucionario de la visión interna, porque raras veces somos conscientes o lúcidos mientras soñamos. Si nos ocupamos con frecuencia del estudio de los sueños, ello nos servirá para adquirir lucidez mientras soñamos. Una prueba de lucidez es la siguiente: Cuando soñemos, digámonos a nosotros mismos: 

"Estoy soñando y puedo influir en el desenlace de este sueño". Si se puede realmente estar lúcido e influir en el desarrollo del sueño, éste producirá mayor efecto evolutivo sobre la conciencia. Sin embargo, aún es más evolutivo el prepararse para la meditación con conciencia pictórica jupiteriana, a fin de adquirir visión interna.

Antes de estar preparados para meditar, hemos de adquirir la facultad de mantener una imagen claramente en nuestra mente. Para los aspirantes espirituales rosacruces, el símbolo de la rosa sobre la cubierta de Rays from the Rose Cross y los símbolos sugeridos en "Iniciación antigua y moderna" (el Tabernáculo en el desierto y la vida de Cristo desde la Inmaculada Concepción hasta la Resurrección), todos sirven magníficamente. Para algunos resultan mejores las imágenes individualizadas.

Durante la meditación, la mayor parte de los aspirantes, pueden recibir espontáneamente imágenes de meditación, como más adelante se indica.

LA MEDITACIÓN, CONSEJOS PARA LA MISMA.
por John Hempstead
(de Rays from the Rose Cross de octubre de 1980) 
(Parte 5)

Sumario sobre la concentración

La concentración se puede desarrollar e incrementar sistemáticamente mediante el dominio de las cuatro fases descritas en este trabajo:

1.- Canalizar la memoria. Relegar todos los recuerdos y concentrarse sólo sobre el seleccionado para que nos conduzca a clarificar la meditación.

2.- Canalizar las emociones y la mente consciente. Hacerse consciente de la respiración, como medio para serlo de las sensaciones internas. Relegar las sensaciones de tensión y relajarse, haciendo que la energía de Cristo penetre en nuestro cuerpo. Liberar la mente consciente, con el fin de estar alerta sobre las realidades y la conciencia internas.

3.- Canalizar las instrucciones internas. Liberarse de las instrucciones negativas o limitativas. Ordenarse a sí mismo responder a la energía de Cristo y al conocimiento consciente, que está despertando, de las realidades místicas y ocultas aprendidas por medio de las enseñanzas de la Sabiduría Occidental.

4.- Canalizar las imágenes internas. Analizar los símbolos arquetípicos recibidos durante el sueño. Estudiar los símbolos en la literatura oculta. Elegir o recibir espontáneamente un símbolo visual o imagen para que sirva de base a la visión meditadora. Concentrarse sobre dicha imagen durante varios minutos cada día, gradualmente, para desarrollar el poder mental y la estabilidad.

La concentración se desarrollará más si se dedican varios días a cada etapa.

En cada etapa permaneceremos abiertos y seremos conscientes de toda visión interior, consejos, instrucciones, intuiciones, etc. que surjan de adentro.

Reestructuremos nuestras expectativas y nuestro ejercicio de concentración para incluir en él esas enseñanzas intuitivas.

Tras practicar la concentración durante semanas, meses o años, la llamada del mundo material - a través de los sentidos, recuerdos, emociones y pensamientos - se habrá silenciado y estaremos preparados para la meditación. Releamos el capítulo XVII del Cosmos sobre el "Método para adquirir el conocimiento directo"(pág. 369) para facilitar la comprensión de la visión interna obtenida a través de las cuatro etapas de la concentración arriba descritas. Puede uno ordenarse a sí mismo intuitivamente el empezar a confeccionar un ejercicio interno que sensibilice y fortalezca la naturaleza interna. En algunos casos ese ejercicio interno ha de practicarse durante algunos meses antes de estar en condiciones de pasar a la etapa siguiente.

Entre los frutos de la concentración se incluyen: Una capacidad mental más aguda y más fuerte, mayor riqueza de vida interior, crecimiento de la fe en los mundos internos e incremento del conocimiento básico que prepara al aspirante para recibir el influjo de la sabiduría cósmica que llega mediante la meditación avanzada.


La concentración hace que adquiramos devoción, persistencia, observación y discriminación con intensidad espiritual.

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