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jueves, 10 de abril de 2014

LA SOLEDAD (A.C.V.)



LA SOLEDAD (A.C.V.)



Los discípulos se desarrollan solos, palpando su camino y descubriendo su propia línea particular de acercamiento al centro de donde surge la luz, respondiendo firmemente, en la soledad, al llamado del deber y del servicio.

Hay que trabajar con firmeza en la línea de servicio elegida. Para estas almas constituirá un problema cuando llegue el momento de fusionar sus identidades en el alma de un grupo, infringiendo y negando su aislamiento personal. Este aislamiento no se debe a tendencia separatista, porque tal condición es contrarrestada por su amor profundamente arraigado a los Maestros y a la humanidad. Es resultado de la soledad esencial que el discípulo ha tenido que vivir para fortalecer el equipo necesario de quienes luchan por llegar al Portal de la Iniciación.

Debe cumplirse el voto de silencio que hacen los discípulos, pero al mismo tiempo se debe cultivar el poder de compartir, el conocimiento y la experiencia, más lo adquirido por la iluminación. De acuerdo a la luz que afluye desde el Centro de Luz, todo lo que concierne a la personalidad y al servicio debe quedar revelado, no deben existir secretos; sin embargo, las revelaciones que llegan a medida que uno avanza por el sendero deben permanecer y sólo podrán saberlas quienes comparten los mismos secretos. Debe cultivarse el silencio respecto a la relación con el grupo, los Maestros y la Jerarquía, más los conocimientos que  el discípulo comparte con quienes huellan el Camino a la par suya. He aquí la necesidad del reconocimiento de los compañeros de camino.

También debe abstenerse de impartir el conocimiento que posee, porque es peligroso para quienes aún no están en el sendero del discipulado. Se debe desarrollar la habilidad de actuar para divulgar información, así como también hay que desarrollar la actitud correcta.  Es importante comprender que el actual ciclo de soledad es objetivamente real, pero subjetivamente puede decirse que ha terminado.

El problema personal se agranda y se hace excesivamente complejo, debido a las reacciones de los asociados inmediatos y al  arduo esfuerzo por aliviar la carga que se lleva sobre los hombros. No aliviemos en exceso la carga de nuestros hermanos.  Las almas debemos  gozar del derecho de aprender todas las  lecciones, y un corazón demasiado blando no siempre constituye una posesión muy útil, lo cual no significa no tener un  corazón amoroso que es siempre necesario.

No quitemos a los demás el derecho de sostenerse solos, mediante un despliegue demasiado grande de ese amor protector...     Enfrentemos por nosotros mismos las cuestiones del alma que se nos presenten por medio de las lecciones materiales, así podremos venir en la próxima vida mejor equipados para amar, trabajar y vivir altruistamente.

El verdadero amor debe entenderse en su profundidad y observar pacíficamente y divinamente indiferentes, mientras otros aprenden sus lecciones.

Se piensa con claridad, cuando las emociones de los demás no nos abruman ni arrastran nuestro cuerpo astral junto con el de ellos. No nos dejemos abrumar, no creamos que hay fracaso en algún aspecto cuando otros no enfrentan las cosas como es debido. Las reacciones de los demás no son responsabilidades nuestras. Sí es nuestra responsabilidad darles fortaleza y desapego. Por lo tanto, no nos hagamos cargo de responsabilidades que no nos correspondan.  Esta es una de las lecciones más difíciles que el iniciado tiene que aprender antes de ser admitido como trabajador activo en la Jerarquía de Amor.

Todo lo que cualquier discípulo o aspirante debe hacer en relación con sus semejantes, es estimular la luz que está en ellos, dándoles libertad para que caminen en su propia luz y a su manera en el sendero.

Todo discípulo que alcanza su etapa de desarrollo, debe aprender a permanecer completamente solo, incluso sin contacto con el Maestro. A veces hasta su propia alma parece estar silenciosa. Se está desarrollando el discípulo y tendrá que atravesar la denominada  “la oscura noche del alma”. No obstante, todo esto es sólo parte de la gran ilusión y debe ser superada y disipada. Cuando se ha logrado esta victoria y se puso de manifiesto la disposición de trabajar solo y sin dirección ashrámica aparente - excepto un conocimiento general del Plan -, el discípulo entonces ha demostrado que se puede confiar en él; entonces queda disponible para alcanzar un grado superior y se le puede dar mayor responsabilidad en esta vida o en la próxima.

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