CONOCIMIENTO,
SABIDURÍA Y CONCIENCIA (ACV)
Para
llegar a la vida espiritual se requiere de un proceso que nos ayudará a hollar
el Sendero. Si hay algo que defina el esoterismo con bastante claridad,
podríamos decir que es la ciencia que
estudia la raíz más profunda de todas las cosas, el alma de todas las cosas, la
esencia de todas las cosas. Desde mi punto de vista, el esoterismo es pura
lógica, por eso es que una persona que ame por encima de todo la verdad,
llegará a ser esotérica, y una persona verdaderamente esotérica puede tener
múltiples relaciones de todo orden, humanas, sociales, políticas, económicas,
etc., y en aquello en lo que participe será tenida en cuenta su aportación porque
esa profundización en todas las cosas le hará encontrar la verdad, y precisamente
por amar la verdad siempre será respetuosa con la verdad del otro y encontrará
el equilibrio. Estamos hablando de personas verdaderamente esotéricas.
El
horáculo de Delfos dice: “hombre conócete a ti mismo y conocerás el
universo”. En principio podría ser una
frase más, pero si profundizamos en ella podemos ver que tiene un gran
contenido y que dice una gran verdad. En unas simples palabras nos está
diciendo que cada organismo es el
microcosmos del macrocosmos que es el
Universo, que cada parte que compone el universo es una copia exacta del
propio universo con todas sus cualidades y características, de ahí la
importancia de conocernos a nosotros mismos, como vía para conocer LA VIDA en
toda su extensión y profundidad, y poder participar con plena consciencia y
total conocimiento.
¿Qué es
LA VIDA?: LA VIDA es LA VERDAD, y LA VERDAD ES DIOS, y
siguiendo con las analogías podemos decir que todo es energía y todo es
espíritu. Muy sencillo, pero muy complejo.
Otra
pregunta simple que podemos hacernos, ¿qué son los hijos de los perros?, sin
lugar a dudas son perros; y ¿qué son los hijos de los gatos?, igualmente son gatos.
Lo trasladamos a Dios y nos seguimos preguntando: ¿qué son los hijos de
Dios?......
Otra vez
se nos hace patente la gran importancia
de conocernos, de llegar al alma de todas las cosas, y no para enorgullecernos
de lo que somos ni de los conocimientos que podamos tener, sino para poder
actuar en consecuencia de lo que somos, saber a lo que estamos llamados y dar
la respuesta que se nos pide.
El ser
humano está formado por personalidad y alma. La personalidad está constituida
por el cuerpo físico, el cuerpo emocional o astral, y el cuerpo mental.
¿Qué es
el alma?. La intermediaria entre el espíritu y la materia. No podríamos relacionarnos
con el espíritu sin la intermediación del alma, porque la densidad de la
personalidad, su materialidad, es incompatible con el espíritu. El alma es
nuestro Yo superior, nuestra parte divina y nos ayuda en nuestra evolución
actuando de intermediaria y permitiéndonos la relación con el espíritu.
La
personalidad es el vehículo de expresión del alma, lo cual quiere decir que la
personalidad es importantísima y tiene
un gran trabajo que desarrollar para que el alma pueda manifestarse a través de
ella. Esencialmente somos almas, pero esta realidad ¿cuándo se puede manifestar?.
Cuando la personalidad haya realizado el gran trabajo de alineación,
integración, y transmutación de las energías inferiores en superiores, o lo que
es lo mismo, cuando ya nos hayamos desmaterializado, hayamos redimido la materia, nos hayamos sutilizado y ya
sentimos la necesidad de ponernos a disposición de alma. Entonces ya oímos al
alma y nos enteramos de lo que nos pide y a veces hasta se nos tambalean los
cimientos de esa casa que hemos venido construyendo durante años o vidas, a
base de espejismos, y percibimos que la tenemos que derribar porque nos damos
cuenta de que esa construcción no es correcta, no tiene la materia prima
adecuada y por lo tanto no nos sirve.
Podemos decir
que la personalidad no es tener mucho carácter y decir todo lo que se nos
antoja porque “somos muy sinceros”, eso es bastante fácil, y LA VIDA es mucho
más importante que todo eso. Sí que tenemos que construir una personalidad
fuerte, capaz de superar las exigencias del cuerpo físico, aquietar las
emociones y controlar nuestra mente concreta, porque si no nos hacemos de una
personalidad fuerte difícilmente vamos a
poder responder a las necesidades del alma. Cuando nosotros ya estamos
respondiendo al alma es porque previamente nos hemos trabajado la personalidad.
Todo esto
no se hace con simples conocimientos que, por otra parte, son absolutamente
necesarios. Si no adquirimos conocimientos nos van a faltar argumentos para organizar
y dirigir nuestra mente y como
consecuencia dirigir nuestra vida. Esos conocimientos por sí mismos tampoco nos
valen si no los hacemos nuestros y no los experimentamos en nuestra vida
diaria. Aquí es donde está la verdadera escuela y vamos a ver que ese
conocimiento tan bonito que tanto nos ha alegrado entender y comprender, no es
tan fácil de incorporarlo a nuestra vida
porque nos exige renunciar a muchas cosas. Pero ¿quién ha dicho que la vida
espiritual fuera fácil. Nos dice el Nuevo Testamento que “el camino es
angosto”, y Buda, refiriéndose al Sendero habla del “Noble Sendero medio, el
del filo de la navaja”.
Todos
empezamos la vida espiritual con una gran ilusión y es totalmente lógico y
humano, y tenemos toda la razón para sentir alegría porque estamos iniciando
una etapa de nuestra vida muy importante, fundamental. Todos buscamos la
felicidad y en esos comienzos del camino ya estamos vislumbrado algo grande: LA
VERDAD que es lo que realmente queremos. Como otras tantas cosas en la vida, la
ilusión es un espejismo y todos vamos viendo que aquello en lo que teníamos
tanta ilusión no se ha cumplido conforme a nuestras ideas, aquello era de otra
manera y la vida se encarga de demostrárnoslo.
El
proceso es largo y atravesamos etapas en las que estamos felices en la cima de
la montaña, respirando aire puro y pletóricos de energías, porque estamos
seguros de que nuestra elección es la correcta; pero por bien que estemos en la
cima, hay que bajar al valle y seguir trabajando y seguir construyendo con
buenos cimientos y buenas materias primas, y aunque es un poquito duro seguimos
contentos, porque nuestro ser más
profundo nos dice que estamos en lo que “ES”, en la esencia de la vida, en lo
que tanto hemos buscado y que ya hemos descubierto, sin que nos lo cuente nadie,
ni se nos haya impuesto, y lo hemos descubierto nosotros mismos con nuestro
trabajo de investigación, análisis, discernimiento y discriminación, y llegamos
a ese punto en que sabemos distinguir lo irreal de lo real, y nos sentimos
seguros, y sabemos que el esfuerzo merece la pena.
Ya hemos
dado un paso porque hemos adquirido conocimientos, pero no es suficiente. Esos
conocimientos los tenemos que vivir en nuestra cotidianeidad, tenemos que
experimentar en nuestra vida para poder actuar correctamente en todos los órdenes,
conocer los fallos que tenemos que superar y hacer nuestros esos conocimientos,
y llegará un momento en que dejarán de serlo para convertirse en sabiduría. No
es una obra mágica, es una obra de esfuerzo y trabajo, pero totalmente
compensatorio. Cada trabajo que hacemos con olvido de nosotros mismos y para el
bien de la UNIDAD, tiene su premio, y se nos dice en el Nuevo Testamento que “se
os dará el ciento por uno”. Yo estoy absolutamente segura de que es cierto y lo
he visto en mí misma.
¿Qué es
la conciencia? La conciencia podemos definirla como el resultado de la relación
entre el espíritu y la materia. ¿Qué resultado obtenemos de esa relación
espíritu/materia? Sea el que sea ese
resultado, ese será nuestro nivel de conciencia. Por eso es que todos somos
iguales y solamente tenemos una diferencia, nuestro nivel de conciencia que no
se nos regala, nos lo ganamos nosotros. Tampoco estamos aquí para medir el
nivel de conciencia de unos y otros, pero sin lugar a dudas también se puede
ver y apreciar, no por las palabras, sino por nuestro testimonio. Podemos tener
infinitos conocimientos, pero desgraciadamente, a veces no se corresponde con
el nivel de conciencia.
Finalmente, vamos a transcribir aquí
un fragmento de las conferencias de VBA que explica de una forma muy sencilla
la necesidad ineludible de adquirir conocimiento, el cual, mediante el
proceso correspondiente pasará a convertirse en Sabiduría, en VIDA:
“Interlocutor. — Yo no es una pregunta lo que
quiero formular, en este momento le dejo descansar, quería dar una respuesta a
la hermana que hablaba sobre la existencia posible de varios dioses. En este
caso yo le recomiendo que lea el Génesis, en el cual cuando Adán y Eva
han comido del fruto prohibido del árbol del bien y del mal, o sea, que en
realidad han adquirido conocimiento, entonces el propio Dios les hace salir por
medio del ángel del paraíso y entonces en palabras del propio Dios dice: “que
no sea acaso que coman del árbol de la vida y entonces sean uno como nosotros”,
o sea, que se transformen en dioses. En este caso se aclara su finalidad, ya
que si el hombre tiene primero conocimiento del bien y del mal y para ser
un dios tiene que llegar a conseguir la vida, y la vida se consigue a través de
la sabiduría, a través de la fusión con el Logos. Esto quiere decir que la
finalidad de todo hombre es convertirse en un dios, o sea, que esto lo
encontrará en el Génesis. Gracias.
Vicente. — Muy bien, una aclaración muy
buena.”
Seguramente que de estos dos
párrafos nos pueden surgir algunas dudas, o igual todo lo contrario, que nos
podemos reafirmar en lo que ya habíamos descubierto. Una y otra cosas son
buenas, porque si no tenemos dudas no buscamos, no investigamos y tampoco
descubrimos.
Ana Castro
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