MODO DE
DESPERTAR LA INTUICIÓN
Texto del
Maestro D.K. “El Tibetano”
La intuición puede ser impulsada a la actividad de muy
diversas maneras, y una de las más útiles y poderosas es el estudio y la
interpretación de los símbolos.
Los símbolos constituyen la forma externa y visible de
las realidades espirituales internas; cuando se ha obtenido la facilidad de
descubrir la realidad que se halla en cualquier forma específica, significa el
despertar de la intuición. A través de los que pertenecen al primer rayo,
denominado el "Rayo destructor", fluye el poder del primer aspecto,
el poder de dar fin. Tenderán a destruir a medida que construyen debido a la
errónea orientación de la energía, al exceso de energía hacia una dirección
determinada, o a la mala aplicación de la energía cuando trabajan en ellos mismos
o con otros. Muchas personas de primer rayo se enorgullecen de esto y se
escudan tras la excusa de que por pertenecer al primer rayo poseen
inevitablemente la tendencia a destruir. Esto no es verdad. Los constructores ‑todas
las personas que pertenecen al segundo rayo‑ deben aprender a destruir cuando
son impulsados por el amor grupal y actúan bajo la influencia de la Voluntad o
el aspecto de primer rayo. Los destructores deben aprender a construir,
actuando siempre bajo el impulso del amor grupal y utilizando el poder afectivo
en forma desapegada. Ambos grupos, constructores y destructores, deben constantemente
trabajar desde el punto de vista de la realidad y del núcleo interno de la
verdad y "permanecer siempre en el centro".
El estudio de los símbolos ayuda a lograrlo y, cuando
se realiza con fe y constancia, efectúa tres cosas:
1.
Desarrolla el poder de penetrar detrás de la forma y
llegar a la realidad subjetiva.
2.
Produce una estrecha integración entre alma‑mente‑cerebro;
una vez lograda, se obtiene más rápidamente la intuición y, por lo tanto, la
iluminación y la verdad.
3.
Ejerce presión sobre ciertas zonas aletargadas del
cerebro, activando las células cerebrales, siendo ésta la primera etapa en la
experiencia del aspirante. En la mayoría de los verdaderos aspirantes despierta
el centro entre las cejas, mientras que el centro en la cima de la cabeza vibra
muy suavemente pero no está en completo funcionamiento, debiendo despertarse
plenamente antes de que los aspirantes estén a la altura de su máxima
oportunidad.
Insistiré sobre la necesidad de que mantengan ante sí,
como meta, el propósito de llegar al concepto subyacente en cualquier símbolo
que estudien. Dicho concepto siempre debe ser sintético. No puede ser detallado
ni fraccionado; quizás se llegue a él por el estudio de los detalles y el
significado de algunas fracciones o partes del símbolo en consideración. Sin
embargo, cuando han finalizado el análisis no deben sentirse satisfechos hasta
haber resumido el significado del símbolo en una idea, concepto, significado o
nombre sintéticos
Los símbolos deben ser estudiados de tres maneras:
a.
Exotéricamente. Implica el estudio de su forma, sus líneas, por lo
tanto, su significado numérico y también sus formas seccionales ‑me refiero a
sus modificaciones, por ejemplo: cubos, triángulos, estrellas y su mutua
interrelación.
b.
Conceptualmente. Implica llegar a la idea subyacente, que puede estar
expresada en su nombre, llegar a su significado, que surge en la conciencia a
través de la meditación, y a su significación total o parcial. Mientras
realizan esto deben recordar que la idea implica la intención abstracta o
superior; que el significado es esa intención expresada en términos de la mente
concreta; que su significación es más bien la cualidad emotiva y puede decirse
que constituye el tipo de deseos que despierta en ustedes.
c.
Esotéricamente. Implica el efecto que produce la fuerza o energía y la
calidad de vibración que podría despertar en alguno de los centros, quizás en
el cuerpo astral o sólo en la mente.
Si este
estudio es emprendido correctamente, conducirá al desarrollo de la intuición y
su consiguiente manifestación en el plano físico como iluminación, comprensión
y amor,
En primer lugar el objetivo del estudio del simbolismo
es capacitar al estudiante para sentir su cualidad y hacer contacto con ese
algo vibrante que se halla detrás de ese conjunto de líneas, color y forma, de
lo cual el símbolo está compuesto.
Para algunas personas este estudio resulta
relativamente fácil, pero no para la mayoría, lo cual indica la falta de algo
que debe ser llenado, empleando esas facultades que en la actualidad están
dormidas. Siempre es desagradable despertar las facultades latentes y requiere
un gran esfuerzo y determinación para no ser desviados por las reacciones de
la personalidad. A muchos les resulta difícil comprender en qué forma el
desentrañamiento del significado de un símbolo puede proporcionar el medio
para poner en actividad funcionante las aletargadas facultades búdicas o
intuitivas. La lectura de símbolos, "lectura espiritual” como nuestro
antiguo maestro Patanjali la llama, es un arte refinado. El poder para interpretar
símbolos siempre precede a la verdadera revelación. Captar la verdad
representada por una línea o serie de líneas que componen una forma simbólica,
no es todo lo que se ha de hacer. Una buena memoria puede recordar que una
serie de líneas, formando un triángulo o una serie de triángulos, significa la
trinidad o cualquier serie de triplicidades dentro de la manifestación macro o
microcósmica. Pero esa actividad y exactitud de la memoria de nada servirá para
despertar las células cerebrales aletargadas o para activar la intuición. Debe
recordarse (y aquí se hace evidente el valor de cierto conocimiento de
ocultismo académico o técnico) que el plano donde se manifiesta la intuición y
se halla activa la conciencia intuitiva, es el plano búdico o intuitivo. Dicho
plano es la analogía superior del astral o emocional, el plano de la percepción
sensoria a través de una sentida identificación con el objeto de la atención o
atracción. Es evidente por lo tanto que, si se quiere activar la facultad
intuitiva por el estudio de símbolos, el estudiante debe sentir o estar en
cierta manera identificado con la naturaleza cualitativa del símbolo y con la
naturaleza de esa realidad que la forma simbólica oculta. Deben tratar de
estudiar ese aspecto de la lectura de símbolos.
Los estudiantes deberán investigar, por consiguiente,
después de haber estudiado debidamente el aspecto forma, qué produce el símbolo
en ellos, qué sentimientos evoca, qué aspiraciones despierta y qué sueños,
ilusiones y reacciones registran conscientemente. Ésta es la etapa intermedia
entre la lectura exotérica del símbolo y la comprensión conceptual. Luego hay
otra etapa posterior, intermedia entre la comprensión conceptual y la
captación y aplicación esotéricas, la cual se denomina "reconocimiento
sintético". Habiendo estudiado la forma y percibido su significado
emotivo, se pasa a la etapa en que es captada la idea básica del símbolo y, de
allí, a la comprensión sintética de su propósito. Esto conduce al verdadero
esoterismo, que es la aplicación práctica de su sintético poder viviente a los
resortes de la vida y a la acción individuales.
Les pediría que no sólo interpreten el símbolo
inteligentemente sino también que reconozcan la reacción más sutil de su
sensibilidad sensoria hacia el símbolo. Estudien cuatro símbolos por año.
Primero, encarando el símbolo desde su aspecto forma, tratando de
familiarizarse con su aspecto externo, líneas, triángulos, cuadrados,
círculos, cruces y las demás formas que lo componen; al hacerlo esfuércense por
comprenderlo desde el punto de vista del intelecto, empleando la memoria y el
conocimiento que poseen para interpretarlo exotéricamente.
En cuanto se familiaricen con el símbolo y sin
esfuerzo puedan recordarlo, traten de percibir su cualidad, hacer contacto con
su vibración y observar el efecto emocional que les produce. Esto puede variar
cada día o permanecer invariable. Sean honestos al observar esta reacción
astral hacia el símbolo y vean a dónde conducen esas reacciones, recordando
que no provienen de la intuición sino que son reacciones del cuerpo sensorio o
astral.
Finalmente, tomen nota de lo que constituye para
ustedes la cualidad básica del símbolo; luego (igual que en la meditación)
eleven el tema al reino de la mente, procuren concentrarse en él con mente
atenta y enfocada. Esto los llevará al reino de los conceptos.
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