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jueves, 19 de septiembre de 2013

MODO DE DESPERTAR LA INTUICIÓN




MODO DE DESPERTAR LA INTUICIÓN
Texto del Maestro D.K. “El Tibetano”

La intuición puede ser impulsada a la actividad de muy diver­sas maneras, y una de las más útiles y poderosas es el estudio y la interpretación de los símbolos.

Los símbolos constituyen la forma externa y visible de las rea­lidades espirituales internas; cuando se ha obtenido la facilidad de descubrir la realidad que se halla en cualquier forma específica, significa el despertar de la intuición. A través de los que pertene­cen al primer rayo, denominado el "Rayo destructor", fluye el poder del primer aspecto, el poder de dar fin. Tenderán a destruir a medida que construyen debido a la errónea orientación de la energía, al exceso de energía hacia una dirección determinada, o a la mala aplicación de la energía cuando trabajan en ellos mis­mos o con otros. Muchas personas de primer rayo se enorgullecen de esto y se escudan tras la excusa de que por pertenecer al primer rayo poseen inevitablemente la tendencia a destruir. Esto no es verdad. Los constructores ‑todas las personas que pertenecen al segundo rayo‑ deben aprender a destruir cuando son impulsados por el amor grupal y actúan bajo la influencia de la Voluntad o el aspecto de primer rayo. Los destructores deben aprender a construir, actuando siempre bajo el impulso del amor grupal y utilizando el poder afectivo en forma desape­gada. Ambos grupos, constructores y destructores, deben cons­tantemente trabajar desde el punto de vista de la realidad y del núcleo interno de la verdad y "permanecer siempre en el centro".

El estudio de los símbolos ayuda a lograrlo y, cuando se rea­liza con fe y constancia, efectúa tres cosas:

1.     Desarrolla el poder de penetrar detrás de la forma y lle­gar a la realidad subjetiva.

2.     Produce una estrecha integración entre alma‑mente‑ce­rebro; una vez lograda, se obtiene más rápidamente la in­tuición y, por lo tanto, la iluminación y la verdad.

3.      Ejerce presión sobre ciertas zonas aletargadas del cerebro, activando las células cerebrales, siendo ésta la primera eta­pa en la experiencia del aspirante. En la mayoría de los verdaderos aspirantes despierta el centro entre las cejas, mientras que el centro en la cima de la cabeza vibra muy suavemente pero no está en completo funcionamiento, de­biendo despertarse plenamente antes de que los aspirantes estén a la altura de su máxima oportunidad.

Insistiré sobre la necesidad de que mantengan ante sí, como meta, el propósito de llegar al concepto subyacente en cualquier símbolo que estudien. Dicho concepto siempre debe ser sintético. No puede ser detallado ni fraccionado; quizás se llegue a él por el estudio de los detalles y el significado de algunas fracciones o partes del símbolo en consideración. Sin embargo, cuando han fi­nalizado el análisis no deben sentirse satisfechos hasta haber re­sumido el significado del símbolo en una idea, concepto, significado o nombre sintéticos

Los símbolos deben ser estudiados de tres maneras:

a.                 Exotéricamente. Implica el estudio de su forma, sus líneas, por lo tanto, su significado numérico y también sus formas seccionales ‑me refiero a sus modificaciones, por ejemplo: cubos, triángulos, estrellas y su mutua interrelación.

b.                Conceptualmente. Implica llegar a la idea subyacente, que puede estar expresada en su nombre, llegar a su significado, que surge en la conciencia a través de la meditación, y a su significación total o parcial. Mientras realizan esto deben recordar que la idea implica la intención abstracta o superior; que el significado es esa intención expresada en términos de la mente concreta; que su significación es más bien la cualidad emotiva y puede decirse que constituye el tipo de deseos que despierta en ustedes.

c.                 Esotéricamente. Implica el efecto que produce la fuerza o energía y la calidad de vibración que podría despertar en alguno de los centros, quizás en el cuerpo astral o sólo en la mente.

      Si este estudio es emprendido correctamente, conducirá al des­arrollo de la intuición y su consiguiente manifestación en el plano físico como iluminación, comprensión y amor,

En primer lugar el objetivo del estudio del simbolismo es ca­pacitar al estudiante para sentir su cualidad y hacer contacto con ese algo vibrante que se halla detrás de ese conjunto de líneas, color y forma, de lo cual el símbolo está compuesto.

Para algunas personas este estudio resulta relativamente fácil, pero no para la mayoría, lo cual indica la falta de algo que debe ser llenado, empleando esas facultades que en la actualidad están dormidas. Siempre es desagradable despertar las facultades laten­tes y requiere un gran esfuerzo y determinación para no ser des­viados por las reacciones de la personalidad. A muchos les resulta difícil comprender en qué forma el desentrañamiento del significa­do de un símbolo puede proporcionar el medio para poner en acti­vidad funcionante las aletargadas facultades búdicas o intuitivas. La lectura de símbolos, "lectura espiritual” como nuestro antiguo maestro Patanjali la llama, es un arte refinado. El poder para in­terpretar símbolos siempre precede a la verdadera revelación. Cap­tar la verdad representada por una línea o serie de líneas que compo­nen una forma simbólica, no es todo lo que se ha de hacer. Una buena memoria puede recordar que una serie de líneas, formando un triángulo o una serie de triángulos, significa la trinidad o cual­quier serie de triplicidades dentro de la manifestación macro o microcósmica. Pero esa actividad y exactitud de la memoria de nada servirá para despertar las células cerebrales aletargadas o para activar la intuición. Debe recordarse (y aquí se hace evidente el valor de cierto conocimiento de ocultismo académico o técnico) que el plano donde se manifiesta la intuición y se halla activa la conciencia intuitiva, es el plano búdico o intuitivo. Dicho plano es la analogía superior del astral o emocional, el plano de la percep­ción sensoria a través de una sentida identificación con el objeto de la atención o atracción. Es evidente por lo tanto que, si se quiere activar la facultad intuitiva por el estudio de símbolos, el estudian­te debe sentir o estar en cierta manera identificado con la natu­raleza cualitativa del símbolo y con la naturaleza de esa realidad que la forma simbólica oculta. Deben tratar de estudiar ese aspecto de la lectura de símbolos.

Los estudiantes deberán investigar, por consiguiente, después de haber estudiado debidamente el aspecto forma, qué produce el símbolo en ellos, qué sentimientos evoca, qué aspiraciones despier­ta y qué sueños, ilusiones y reacciones registran conscientemente. Ésta es la etapa intermedia entre la lectura exotérica del símbolo y la comprensión conceptual. Luego hay otra etapa posterior, inter­media entre la comprensión conceptual y la captación y aplicación esotéricas, la cual se denomina "reconocimiento sintético". Habien­do estudiado la forma y percibido su significado emotivo, se pasa a la etapa en que es captada la idea básica del símbolo y, de allí, a la comprensión sintética de su propósito. Esto conduce al verda­dero esoterismo, que es la aplicación práctica de su sintético poder viviente a los resortes de la vida y a la acción individuales.

Les pediría que no sólo interpreten el símbolo inteligentemente sino también que reconozcan la reacción más sutil de su sensibili­dad sensoria hacia el símbolo. Estudien cuatro símbolos por año. Primero, encarando el símbolo desde su aspecto forma, tratando de familiarizarse con su aspecto externo, líneas, triángulos, cua­drados, círculos, cruces y las demás formas que lo componen; al hacerlo esfuércense por comprenderlo desde el punto de vista del intelecto, empleando la memoria y el conocimiento que poseen para interpretarlo exotéricamente.

En cuanto se familiaricen con el símbolo y sin esfuerzo puedan recordarlo, traten de percibir su cualidad, hacer contacto con su vibración y observar el efecto emocional que les produce. Esto puede variar cada día o permanecer invariable. Sean honestos al observar esta reacción astral hacia el símbolo y vean a dónde con­ducen esas reacciones, recordando que no provienen de la intuición sino que son reacciones del cuerpo sensorio o astral.

Finalmente, tomen nota de lo que constituye para ustedes la cualidad básica del símbolo; luego (igual que en la meditación) eleven el tema al reino de la mente, procuren concentrarse en él con mente atenta y enfocada. Esto los llevará al reino de los con­ceptos.

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