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jueves, 10 de junio de 2021

EL REINO DE LA LUZ Y EL SECRETO DEL AMOR

EL REINO DE LA LUZ Y EL SECRETO DEL AMOR



 

“Y Dios dijo: Hágase la Luz, y hubo Luz”

Si tomamos cualquiera de los antiguos libros de Sabiduría: sean los Vedas de los hindúes, los libros de Hermes el Egipcio, el Dhammapada de los budistas, la Cábala de los judíos, la Biblia de los cristianos o cualquiera de las doctrinas secretas, desde Zoroastro y Confucio hasta los Rosacruces de la Edad Media; hasta las más recientes exposiciones hechas por H.P. Blavatsky, encontramos indicado de la forma más positiva que el principio fundamental de la creación, ese a partir del cual todo fue creado y que constituye la mismísima base de la existencia de todas las cosas, tanto de la humanidad como de los dioses, es la luz. No esa luz que pertenece a la naturaleza externa y que somos capaces de percibir con nuestros sentidos físicos, sino un tipo de luz superior, de la cual la luz en la naturaleza externa es sólo un reflejo comparable a una imagen reflejada en un espejo; tal luz puede ser percibida únicamente por los sentidos pertenecientes a la organización espiritual del hombre regenerado.

 

En los antiguos Vedas esta luz se describe como Daiviprakriti, la Luz del Logos, el Mahachaitanyam de todo el cosmos: un poder y energía conscientes, cuya presencia es la condición sine qua non de toda vida, ya sea en este planeta o en otros, en el plano material o en la eternidad.

 

El centro del que emana esta Luz espiritual es el Logos Divino: el Ishwara de los hindúes, el Jesús de los cristianos, el Cristo universal, Salvador y Redentor de la oscuridad y de la muerte. No puede haber salvación de la muerte excepto por la consecución de la verdadera Vida. No puede haber refugio contra la ira excepto dentro del poder del Amor Divino. Siendo la causa de toda conciencia en el mundo, no puede ser una fuerza inconsciente. Siendo la fuente de toda sabiduría, debe ser la Sabiduría Divina misma; porque lo inferior no puede generar lo superior; la ignorancia no puede manifestarse como conocimiento; la muerte no puede producir vida. Siempre que un principio manifieste su presencia, ese principio debe estar presente antes de que su presencia pueda manifestarse. Creer otra cosa sería irracional, irreligioso y anticientífico.

 

En el Bhagavad Gita este Logos, hablando por boca de Krishna, dice: “Todo el Cosmos está impregnado por mí en mi forma inmanifestada. Así, soy el sostén de todas las existencias manifestadas, pero no estoy sostenido por ellas… Nada existe superior a mí, y todo esto cuelga sobre mí como una hilera de piedras preciosas ensartadas por un hilo… Los Mahatmas dedicados a Daiviprakriti y conociéndome como la causa imperecedera de todas las cosas, me adoran con sus mentes concentradas en mí… Soy el origen de todas las cosas; todo el universo proviene de mí. Pensando así, los sabios que participan de mi naturaleza, me adoran”.

 

En el libro egipcio de Hermes está escrito: “Yo soy esa Luz, la Mente, tu Dios, que soy antes de la naturaleza húmeda que apareció de la oscuridad, y esa brillante y luminosa Palabra es el Hijo de Dios… Dios y el Padre de la Luz y de la Vida, de la que está hecho el hombre. Si, por lo tanto, aprendes y te conoces como siendo esa Luz y Vida, entrarás de nuevo en la Vida… Brillando firmemente sobre y alrededor de toda la mente, ella ilumina toda el alma y desligándola de los sentidos y actividades corporales, la aleja del cuerpo y la transforma íntegramente en esencia de Dios. Porque es posible ¡oh hijo!, ser deificado mientras aún mora en el cuerpo del hombre, si contempla la belleza de Dios”

Recopilación de Franz Hartmann

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Desde las más antiguas exposiciones de los distintos libros de Sabiduría hasta las más recientes hechas por H.P. Blavatsky, podemos ver como  la forma más positiva del principio fundamental de la creación, es “LA LUZ” y a partir de aquí todo fue creado, y constituye la mismísima base de la existencia de todas las cosas, tanto de la humanidad como de los dioses. No es esa luz que pertenece a la naturaleza externa y que  se puede percibir con los sentidos físicos, se trata de un tipo de luz superior, siendo la luz de la naturaleza externa un sólo reflejo comparable a una imagen reflejada en un espejo.

 

Esa luz superior únicamente puede ser percibida por los sentidos pertenecientes a la organización espiritual del hombre regenerado.

 

¿Cuál es el hombre regenerado?: El hombre que ha purificado su personalidad, que ha desarrollado su conciencia, y como consecuencia ha redimido su materia, que se va transmutando paso a paso en espíritu. Es decir que se produce una verdadera y total alquimia.

 

En cada línea de enseñanza se describe de distintas maneras esta Luz espiritual que es el Logos Divino. Da igual el nombre, la realidad es la misma, todo emana de esa luz que percibiremos internamente en la medida que evolucionamos. Nada existe sin esa luz que es el sustento de toda la creación.

 

La Luz nos conduce a la Sabiduría y al Amor. No puede haber salvación sin la consecución de la verdadera Vida que es la Luz y el Amor. El Amor Divino es la causa de toda conciencia, siendo la fuente de toda sabiduría que es la Sabiduría Divina misma.

 

En nuestras manos está percibir esa LUZ generadora y sustentadora de toda la creación.

ACV.


1 comentario:

  1. En cada línea de enseñanza se describe de distintas maneras esta Luz espiritual que es el Logos Divino. Da igual el nombre, la realidad es la misma, todo emana de esa luz que percibiremos internamente en la medida que evolucionamos. Nada existe sin esa luz que es el sustento de toda la creación.

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