LA
COORDINACIÓN DE LA PERSONALIDAD, D.K.
Consideramos, aunque superficialmente, el hecho de que el
ego se apropia de las formas mediante las cuales puede expresarse en los
distintos niveles de manifestación divina. Se ha observado que tales formas, a
su debido tiempo, personifican la voluntad y el propósito de su interno Morador
divino Este Morador interno es el alma. A medida que el ciclo evolutivo sigue
su curso tienen lugar tres desarrollos:
1. Las formas a través de las cuales ella se expresa, se
desarrollan poco a poco como resultado de:
a. Encarnaciones sucesivas.
b. El impulso y la consiguiente actividad del deseo.
c. La interpretación de la experiencia que se intensifica
y llega a ser más correcta y adecuada a medida que pasa el tiempo.
2. El yo interno, identificado con la naturaleza forma:
a. Llega a ser poco a poco consciente y, en consecuencia,
inteligentemente activo en los tres mundos de la evolución humana.
b. Cambia su foco de atención sucesivamente de un cuerpo
a otro, pasando conscientemente a estados cada vez más elevados de conciencia,
hasta que el Sendero de Persecución se convierte en el Sendero de Retorno, y el
deseo de identificarse con la forma se convierte en aspiración por lograr la
autoconciencia. Más tarde se obtiene la identificación con el Yo en su propio
nivel de conciencia.
c. Se reorienta, y así en sentido oculto “abandona lo que
hasta entonces le parecía deseable y aspira alcanzar aquello que hasta entonces
no había percibido”.
3. En el proceso evolutivo el aspirante pasa por una
etapa intermedia en que la “divina atracción” reemplaza a la atracción que
ejercen los tres mundos; esta etapa se desarrolla en cinco partes: a. El
período en que se da cuenta de la dualidad y de la falta de control. b. El
período en que se afirma el autocontrol mediante el siguiente proceso:
1. La descentralización.
2. La comprensión de la tarea que debe realizar.
3. La investigación, por el divino Observador, respecto a
la naturaleza de la vida de la forma.
4. La divina expresión, comprensivamente aplicada, por
medio de la forma.
c. El período en
que tiene Jugar el alineamiento y (mediante la comprensión y la práctica) la
forma se subordina gradualmente a los requisitos del Yo, comenzando a trabajar
al unísono con éste.
d. El período en que las formas se van alineando a
intervalos cada vez más frecuentes, son:
1. integradas en una personalidad activa y funcionante;
2. arrastradas por el poder de su vida personal dominante
o integrada;
3. controladas gradualmente por el Yo y fusionadas en un
instrumento para servir eficientemente al mundo;
4. unificadas, en intención y propósito, con el alma.
e. El período en que el rayo de la personalidad y el del
alma se fusionan en una sola energía, y el rayo de la personalidad se convierte
en una cualidad del alma, complementario del rayo del alma, posibilitando el
desarrollo del propósito del alma en los tres mundos.
Así es como progresamos, y de este modo forma y
conciencia, apariencia y cualidad, se unen y se alcanza la unidad divina, dando
fin a la dualidad sentida hasta entonces, que ha obstaculizado al aspirante.
Dos puntos de este tema justifican su estudio. Uno abarca el proceso del pasado
ciclo evolutivo que durante su transcurso ha llevado al aspirante a presentir la
dualidad, la consiguiente lucha y la apenas lograda reorientación hacia la
realidad. Este período, para los propósitos actuales, ha sido adecuadamente
descrito por las ciencias exotérica y esotérica. El otro es el período de
perfección final, alcanzado como resultado del esfuerzo. Un período ha quedado
muy atrás y la humanidad inteligente ha avanzado mucho hacia el período de
comprensión; el otro pertenece al futuro -nos limitaremos a estudiar la tarea
del aspirante al reorientarse en el Sendero de Probación, a medida que va
percibiendo acrecentadamente el mundo de los valores superiores y la existencia
del Reino de Dios.
En este sendero presiente su dualidad en forma casi
angustiosa y comienza a ansiar la unidad. Tal es la tarea que debe realizar hoy
un vasto número de aspirantes mundiales. El deseo por esta reorientación es
tal, que ha producido la actual perturbación mundial, y es fuente espiritual de
la causa específica de los conflictos ideológicos que hoy se desarrollan en
todos los países. Ahora entraremos a analizar el trabajo de los discípulos del
mundo que, habiéndose esforzado por lograr la reorientación deseada, han
aprendido que la necesidad fundamental es integrar la personalidad y establecer
contacto o fusión con el Yo, el ego o alma. Sería conveniente tener presente
estas tres etapas, pues la mayoría de los problemas sicológicos modernos se
deben a:
1. Los procesos de reorientación con los consiguientes
trastornos y desórdenes de la personalidad.
2. El proceso de integración que se desarrolla en la
naturaleza inferior de la humanidad inteligente, conduciendo inevitablemente a
la dualidad y al conflicto.
3. La fusión consciente de la personalidad y el alma, con
sus efectos fisiológicos y personales, produciendo los problemas y dilemas
sicológicos del aspirante y del discípulo muy evolucionado. En esta etapa se
acrecienta el así llamado “mal de los místicos”.
Trataremos
también, aunque muy brevemente, los esfuerzos que realiza el iniciado a medida
que trabaja por medio de y con el mecanismo subyugado de la personalidad para
servir al Plan. El iniciado a su vez -utilizando el alma y el cuerpo en forma
unida y alineada- se va dando cuenta gradualmente de una síntesis aún más
elevada, Después de la tercera iniciación emprende un renovado esfuerzo para
producir una fusión e integración más incluyente -esta vez con la mónada o el
aspecto vida. Sobre esta última etapa poco puede decirse que sea de valor. La
enseñanza que sería ininteligible para un iniciado de tercer grado, resultaría
inútil e incomprensible hasta para el discípulo altamente integrado e
inteligente, especialmente cuando tal enseñanza es necesario darla por medio de
símbolos muy abstractos y complicados, que requieren un cuidadoso análisis e
interpretación. Ninguna de estas enseñanzas superiores se imparte por medio de
palabras, habladas o escritas.
La personalidad con sus tres cuerpos, Físico, Emocional y Mental, necesariamente hemos de coordinarla para posteriormente poder integrarla.
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