INMORTALIDAD
La duda respecto a la realidad de la inmortalidad, la ciencia la eliminará dentro de poco tiempo como resultado de la investigación científica. Algunos hombres de ciencia aceptarán la hipótesis de la inmortalidad como base activa sobre la cual fundamentar su búsqueda y lo harán con la disposición de aprender, aceptar y formular conclusiones basadas en evidencias reiteradas, conclusiones que a su vez formarán la base de otra hipótesis. Dentro de los próximos años la realidad de la persistencia y la eternidad de la existencia habrán ido más allá de la duda y penetrado en el reino de la certidumbre. Dicho problema habrá quedado muy atrás; no quedará duda alguna en la mente de nadie de que al abandonar el cuerpo físico el hombre continúa siendo una entidad viviente y consciente. Se sabrá que perpetuará su existencia en un reino que está más allá del físico. Se conocerá que aún vive, está despierto y consciente. Este hecho se demostrará de diversas maneras. Por el desarrollo de un poder dentro del ojo físico de un ser humano (poder que siempre ha existido y raras veces se utiliza) se revelará el cuerpo etérico, el "doble", como a veces se lo llama, y se verá que los hombres ocupan ese cuerpo en una zona definida del espacio, mientras que el cuerpo físico muerto o desintegrado, ha quedado atrás. Además, a medida que aumenta el número de personas que tienen el poder de emplear el "ojo", llamado a veces el "tercer ojo” redivivo, ayudarán a demostrar la realidad de la inmortalidad, porque verán fácilmente al hombre que ha abandonado sus cuerpos etérico y físico. Debido a su superioridad numérica y a su prestigio, triunfará su punto de vista. En el campo de la fotografía y también mediante un descubrimiento que se está investigando en la actualidad, se comprobará la supervivencia. Con el tiempo se establecerá comunicación, por medio de la radio, con quienes han pasado al más allá, lo cual se convertirá en una verdadera ciencia.
La teoría de la inmortalidad condicional.
Esta teoría es sostenida aún por ciertas escuelas
fundamentalistas de pensamiento, teológicamente estrechas, y también unos
cuantos intelectuales principalmente de tendencia egotista. Afirma que sólo
quienes obtienen una etapa particular de percepción espiritual o aceptan un
conjunto peculiar de pronunciamientos teológicos pueden recibir el don de la
inmortalidad personal. Los altamente intelectuales también arguyen que a
quienes poseen una mente desarrollada y cultivada, don culminante para la
humanidad, análogamente se les otorga la eterna supervivencia. La
interpretación cristiana, dada por las escuelas ortodoxas y fundamentalistas,
prueba ser falsa cuando es sometida a un claro razonamiento; entre los
argumentos que niegan su veracidad reside el hecho de que el cristianismo
proclama un largo futuro pero ningún pasado; siendo así mismo un futuro que
depende totalmente de las acciones del actual episodio de vida y de ninguna
manera explica las distinciones y diferencias que caracterizan a la humanidad.
El primer paso para sustanciar la realidad de la existencia del
alma es establecer el hecho de la supervivencia, aunque esto no comprobará la
realidad de la inmortalidad. Se está comprobando constantemente que algo
sobrevive al proceso de la muerte y que algo persiste después de la desintegración
del cuerpo físico. Si esto no es verdad, entonces somos víctimas de una
alucinación colectiva, están enfermos y pervertidos los cerebros y las mentes
de miles de personas. Es más difícil creer en tal gigantesca locura que en la
alternativa de una expansión de conciencia.
El desarrollo de la visión etérica y el sin número de personas
clariaudientes y clarividentes revelan constantemente la existencia del plano
astral y la contraparte etérica del mundo físico. También aumenta el número de
los que perciben este reino subjetivo, ven a personas que han muerto o que durante
el sueño han abandonado la envoltura física.
En los próximos doscientos años se verán la abolición de la
muerte, así como ahora comprendemos esa gran transición, y el establecimiento
de la realidad de la existencia del alma. El alma será conocida como un ente,
como el impulso motivador y el centro espiritual que se halla detrás de las
formas manifestadas. Nuestra esencial inmortalidad será demostrada y conocida
como un hecho real de la naturaleza.
Con esta interna convicción de la inmortalidad, enfrentamos la
muerte y sabemos que volveremos a vivir, que vamos y venimos y supervivimos
porque somos divinos y regimos nuestro propio destino. Sabemos que nos hemos
propuesto alcanzar una meta y ella es "la vida más abundante", en
alguna parte, aquí o allá y eventualmente en todas partes.
El espíritu del hombre es inmortal; perdura eternamente y
progresa de un punto a otro y de una etapa a otra en el Sendero de la
Evolución, desarrollando en forma constante y secuencial los atributos y
aspectos divinos.
La inmortalidad del alma humana y la innata capacidad del hombre
espiritual interno para obtener su propia salvación, de acuerdo a la Ley del
Renacimiento, en respuesta a la Ley de Causa y Efecto, son los factores
subyacentes que rigen la aspiración y el comportamiento humanos. Ningún hombre
puede evadir ambas leyes, pues lo condicionan en todo momento hasta que ha
logrado la perfección asignada y deseada y ha podido manifestarse en la tierra
como un Hijo de Dios que actúa correctamente.
Con esta interna convicción de la inmortalidad, enfrentamos la muerte y sabemos que volveremos a vivir, que vamos y venimos y supervivimos porque somos divinos y regimos nuestro propio destino. Sabemos que nos hemos propuesto alcanzar una meta y ella es "la vida más abundante", en alguna parte, aquí o allá y eventualmente en todas partes.
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