“EL CAMINO ILUMINADO DE INTEGRACIÓN”. GRADO DE
DISCIPULOS.
Enseñanzas extraídas del
Maestro Tibetano, por ACV.
EL TODO, LA UNIDAD,
de la que todos somos parte, desde el reino humano a los subhumanos, y
al mismo tiempo participando de la
integración planetaria, tanto de forma individual como colectiva, todo
absolutamente todo está interrelacionado y al mismo tiempo es independiente.
El aspirante que
voluntaria y conscientemente se decide a acelerar su evolución, tiene un
trabajo que realizar, primero con su personalidad y posteriormente fusionándola
con el alma. Este trabajo no solamente es vertical entre la personalidad y el
alma, también lo es horizontal con la vida planetaria y a medida que la
fusión con el alma se acrecienta, en la
misma proporción, aumenta la integración horizontal, pues el alma consciente
del grupo impresiona la mente y el cerebro del aspirante haciéndolo consciente
de su común identidad y destino.
La etapa de la integración
se puede calificar como conflictiva, pues implica ese trabajo previo a la
fusión con el alma, en que la personalidad se resiste al sometimiento, de ahí
esas etapas de inquietud que no acertamos bien a comprender. En esta etapa no
solemos ser regulares, sino todo lo contrario; estamos subiendo y bajando la
montaña. Afortunadamente que de vez en cuando nos subimos a la cima y tomamos
aliento, pero también necesariamente bajamos al valle para continuar el trabajo
que tenemos pendiente. Cuando ya esto lo comprendemos ya hemos ganado algo,
sabemos que es así. Son las crisis del alma con las consiguientes expansiones
de conciencia debido a la afluencia de luz y amor. También se las conoce como
crisis incluyentes. El alma está experimentando a través de nuestra
personalidad; estamos hollando el sendero y con ello acelerando nuestro proceso
evolutivo, el retorno a la casa del Padre. Pero un ser no evoluciona solo, pues
las leyes de la naturaleza conciernen a las actividades del alma en las formas.
Esto produce una acrecentada relación entre el centro planetario y la
humanidad.
Los
aspirantes y discípulos intentamos ponernos bajo el régimen de las leyes del
alma, lo cual trae consigo las rectas relaciones humanas y jerárquicas, que
respectivamente implica SERVIR Y VOLUNTAD DE APRENDER. Esto tiene su fruto:
LIBERACIÓN.
La
sabiduría que forjamos en la fragua del dolor y del sufrimiento, debe estar
disponible a medida que el camino de LUZ Y ALEGRÍA se nos abre. Es esa gran
oportunidad que se nos brinda y que significa COMPARTIR Y SERVIR.
En
este caminar debemos ver a las personas tal y como son, sin sobrestimar ni
subestimar. Somos compañeros de camino, cada uno en su punto evolutivo y así
hemos de considerarlo, aceptarlo y vivirlo.
A
medida que transmutamos las energías inferiores en las superiores empezamos a
ser esos vehículos de expresión del alma
y esos colaboradores de la Jerarquía.
Este
trabajo de alineamiento e integración de la personalidad y su fusión con el
alma es la primera mitad del antakarana y todavía nos queda mucho por hacer, la
segunda mitad que nos permita la unión con la Tríada.
En
todo este trabajo la meditación es imprescindible, y dentro de ella la
visualización y la imaginación porque es lo que nos ayuda a crear.
Nuestra participación
con la vida planetaria representa una responsabilidad pues nuestra influencia va a depender de nuestro
nivel de conciencia. Vivimos en un mundo de espejismos, unos impuestos y otros
que creamos nosotros mismos con nuestros ideales y con la creación de formas
mentales. Los ideales, como un espejismo más,
pueden estar representados por todas esas tradiciones que las damos por
buenas solamente por ser tradiciones ancestrales y que constituyen barreras a
destruir. Nuestra construcción de formas mentales igualmente y según nuestro
nivel de conciencia pueden ser constructivas o destructivas, de ahí que la
creación de formas mentales en sí mismas van a ser positivas o negativas
dependiendo del grado evolutivo del que
crea esas formas mentales.
El que no tiene nada
bueno, poco bueno puede crear. Esto es una somera explicación de la influencia
de nuestra integración planetaria y de cómo debemos esforzarnos por el correcto
análisis y discernimiento para detectar los espejismos, que nos hacen ver como
correcto lo que no lo es.
La causa de estos males
está en la mente no entrenada y por lo tanto no iluminada, y su solución está
en las técnicas de meditación de raja yoga que nos permite mantener la mente
firme en la luz.
Como sabemos nos regimos
por leyes, una muy determinante es la Ley de Reencarnación, mediante la cual el
alma, vida tras vida encarna en su vehículo. Esto tiene lugar mediante tres
impactos:
- El toque de Apropiación o
individualización en el plano físico.
- El
toque de Conformidad que se desarrolla en el plano astral.
- El toque de Iluminación que se efectúa a
través de la mente.
A medida que
evolucionamos y nos perfeccionamos llegamos a ser conscientes de la unidad de la conciencia, la síntesis de la vida.
Nuestra conciencia, el
resultado de la relación entre espíritu/materia, a medida que vamos trascendiendo
la personalidad y superando etapas, se va expandiendo y esta expansión nos va
permitiendo penetrar en las iniciaciones, un mundo nuevo de amplias
dimensiones.
Es la penetración en el
hombre de esas energías características del alma, las fuerzas del amor
inteligente y de la voluntad espiritual. Son energías dinámicas que actúan en
toda alma que ha logrado la liberación. Este proceso de penetrar y ser
penetrado es y debería ser simultáneo. Es una etapa difícil porque la capacidad
de comprensión mental y la de la personalidad
no se corresponden para practicar lo que ha captado. Se está en contacto
con fuerzas que todavía no se pueden manejar ni controlar. Hay mucha confusión
de personas no iniciadas que consideran estarlo. El error radica en el factor
tiempo, que afirman prematuramente lo que llegarán a ser algún día.
La iniciación se produce
cuando las energías del alma y las de la triple personalidad comienzan a
fusionarse y la energía del alma comienza a dominar y controlar las fuerzas
inferiores.
La integración de la
personalidad y fusión con el alma comprende: plena y responsable libertad para
utilizar la mente; poder de controlar las emociones, y capacidad para contactar
con el plano de las ideas incorporándolas a la conciencia (intuición).
Este proceso iniciático
llega a producir el Maestro de Sabiduría liberado de las limitaciones humanas y
que consecuentemente recoge sus frutos. El discípulo llega a ser un “hombre de
Dios”, cuyos poderes son controlados por la vibración del rayo del alma y que a
su vez es orientado hacia el rayo de la mónada.
En todo este proceso es
de suma importancia el funcionamiento de los rayos del alma y de la
personalidad, y poco a poco vamos a ir
captando sus energías y vamos a tener la capacidad de calificarlas y fusionarlas
en una expresión sintética, hasta que llega a dominar el alma.
Progresivamente el individuo se ve impelido a ampliar su
horizonte, buscando en el grupo y en su medio ambiente el medio de servicio. Su
sentido de responsabilidad le despierta la
conciencia grupal que tiene sus propias reglas para el buen funcionamiento: Abandono
o sacrificio por la antigua tendencia a criticar. Abandono o sacrificio por el sentido de
responsabilidad hacia los demás. Abandono del orgullo mental que considera
correctas y verdaderas las propias modalidades e interpretaciones, y las demás
son falsas y erróneas.
Discípulo es aquel que
reconoce su responsabilidad respecto a los entes que están bajo su influencia y
responsabilidad para con el Plan evolutivo. La responsabilidad se desarrolla
por medio del sufrimiento y esto conduce inevitablemente al desapego. El
sentido de responsabilidad brilla con llamas parpadeantes en toda alma que ha
buscado y hallado alineamiento y consecuentemente “aventa sus llamas en un fuego
constante en cada alma que encuentre”. Los discípulos son de gran utilidad para
aquellos con quienes están vinculados kármicamente.
Se llega a responder al
llamado que viene de la esfera de las obligaciones que comprende: La esfera del instinto (vivir instintivo y
aplicación inteligente). La esfera del deber (cumplimiento del propio deber con
amor y responsabilidad). La esfera del dharma, consecuencia de las dos
anteriores, donde el discípulo reconoce por primera vez y con claridad, su
responsabilidad y participación en los acontecimientos mundiales. Voluntad
expresada por medio del Plan.
El iniciado, habiendo
conocido las esferas anteriores y como consecuencia de haber desarrollado los
aspectos divinos, entra en la esfera de la obligación, en la que solo puede
entrar cuando ha logrado una gran medida de liberación, dirigiendo las
reacciones en dos aspectos de su vida: En el Ashrama, y en
Shamballa.
En el Asharama la vida
de la Tríada Espiritual reemplaza gradualmente la vida de la personalidad
controlada por el alma. En la Cámara del Concilio de Shamballa, la vida de la
Mónada reemplaza a todas las otras expresiones de la realidad esencial.
En todo este proceso
existen unas obligaciones kármicas que hasta que no se cumplen imposibilitan
actuar como discípulo. Para el Maestro el discípulo solo le merece atención
cuando su vida vale algo en el mundo de los hombres, cuando ejerce influencia
en su esfera y cuando moldea y actúa sobre las mentes y los corazones de otros
hombres. Mientras esto no tenga lugar el Maestro perdería tiempo al ocuparse personalmente de
él.
Es de gran importancia
la adquisición de conocimiento, para poderlo incorporar a la realización de la
vida práctica diaria, hasta que se llega a
actuar como alma.
Así llegamos al grupo
externo en donde a las reacciones de sus miembros tenemos que prestar gran
atención, ya que la personalidad no está totalmente controlada y precisaremos
del alineamiento e integración en el propio grupo. La importancia del grupo es
fundamental y todos deberíamos saber que nuestro yo personal debe estar
sometido al yo grupal para que su fin pueda cumplirse. Es un trabajo difícil
que no cabe duda que nos empuja al crecimiento ya que nos obliga a examinarnos
una y otra vez y a rectificar nuestras actitudes en pro del grupo, que no se
limita al propio grupo, sino a todo el planeta, ya que nuestro servicio tiene
un efecto interplanetario, de lo cual deberemos ser muy responsables.
Hay distintas clases de
grupos diferenciados por el servicio a prestar y por el rayo que los rige. Con
todas las dificultades que implica el buen funcionamiento de un grupo, es el
trabajo de la nueva era y es muy de tener en cuenta la guía y protección del
grupo interno.
Todo el proceso
evolutivo nos lleva siempre a las correctas relaciones humanas de las que
estamos tan necesitados. El Nuevo Grupo de Servidores del Mundo es el arma de
servicio de la Jerarquía y tenemos que demostrar nuestra disponibilidad.
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Entiendo que la
principal barrera que tenemos que afrontar para conseguir la fusión de la personalidad
con el alma y así expresar al alma plenamente, es detectar y desvincularse totalmente
de los espejismos y conseguir el desapego total. Es ciertamente difícil eliminar
la barrera en su totalidad, de lo cual hay que ser conscientes.
“EL CAMINO ILUMINADO DE INTEGRACIÓN”. GRADO DE DISCIPULOS III.
ResponderEliminarEnseñanzas extraídas del Maestro Tibetano, por ACV.
Entiendo que la principal barrera que tenemos que afrontar para conseguir la fusión de la personalidad con el alma y así expresar al alma plenamente, es detectar y desvincularse totalmente de los espejismos y conseguir el desapego total. Es ciertamente difícil eliminar la barrera en su totalidad, de lo cual hay que ser conscientes.
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