LUCIFER ¿QUÉ HAY EN UN NOMBRE?
[Artículo por H. P. Blavatsky]
Por qué la revista se llama “LUCIFER”
He aquí un artículo de H. P. Blavatsky, que nos puede ilustrar mucho sobre
el tema de Lucifer y los Ángeles Caídos. La ignorancia es un gran enemigo de LA
VERDAD, y los que la buscamos debemos perder cualquier miedo para que LA VERDAD
brille.
Mi agradecimiento a un compañero del camino, J.R.S., que me ha facilitado el artículo. A.C.V.
Mi agradecimiento a un compañero del camino, J.R.S., que me ha facilitado el artículo. A.C.V.
¿Qué hay en un nombre? Muy a menudo
hay en él más que lo que un profano está preparado para entender, o el
místico erudito para poder explicar. Hay una invisible, secreta,
pero muy potente influencia que acompaña
cada nombre y "la va dejando dondequiera que va." Carlyle concibió que "no
solo hay mucho, sino,
casi todo, está
en los nombres." Además,
escribió lo siguiente: "Si
yo pudiera desarrollar toda la influencia que llevan los nombres, los cuales
son la más importante de todas las vestiduras, sería un segundo gran
Trismegistus."
El nombre o título de una revista que
comienza ya con un objeto definido, es, por
consiguiente, de suma
importancia; pues, ciertamente
es, la semilla invisible, la cual, o bien crecerá
"para convertirse en un árbol, capaz de cubrirlo todo," los
frutos del cual
dependerán de la
naturaleza de los
resultados producidos por el objeto original, o el árbol marchitará y
morirá. Estas consideraciones demuestran que el nombre de la presente revista—aunque
ambiguo a los
oídos del Cristiano
ortodoxo—no se debe
a una selección descuidada, sino surgió como
consecuencia de mucho pensar en un nombre apropiado, y fue adoptado como el
mejor símbolo que expresa ese objeto y con esta perspectiva los resultados.
El
primero y más
importante, o si
no el solo
objeto de la
revista, está expresado en la
línea de la 1ra Epístola a los Corintios, en su primera página. Es para traer
luz a "las cosas ocultas en la oscuridad," (iv. 5); mostrar en su
verdadero aspecto y
sus significados originales
y reales, cosas
y nombres, hombres con sus
acciones y costumbres; y finalmente luchar todo prejuicio, hipocresía y engaño
en cada nación, en cada clase social, así como en cada departamento de la vida.
Una tarea difícil
pero no impracticable
ni inútil, aunque sea un
experimento.
De modo que, para una empresa de esta naturaleza, no podría
encontrarse mejor título que aquel que se escogió. "Lucifer,"
es la clara estrella-matutina, la precursora del glorioso sol del mediodía—el
"Eosphoros" de los griegos. Brilla tímidamente al amanecer para ganar
fuerzas y deslumbrarnos la vista después del crepúsculo de la tarde con su
propio hermano "Hesperos"—la estrella vespertina, o
el planeta Venus.
No existe símbolo
más apropiado para
el presente trabajo—lanzar un rayo de la verdad sobre todo lo que está
oculto por oscuros prejuicios, debido a erróneas concepciones sociales o
religiosas, precisamente por esa idiota costumbre que existe, en que, una vez
que alguna acción, cosa, o
nombre ha sido
marcado, difamado con
invenciones, no obstante injustas,
hace que personas
vistas como respetables, decidan apartarse sin
atreverse siquiera a
examinarlo bajo cualquier
otro aspecto, excepto ese
que está sancionado
por la opinión pública.
De modo que ese esfuerzo, hacer que los débiles de
corazón se enfrenten a la verdad, es asistido eficazmente por un título
perteneciente a la categoría de nombres marcados.
Lectores considerados como religiosos
devotos pueden argüir que "Lucifer" es aceptado por todas las
iglesias como uno de los numerosos nombres del Diablo. De acuerdo con la
magnífica ficción de Milton, Lucifer es Satanás, el ángel "rebelde," enemigo
de Dios y
de los hombres.
Aunque, si uno
analiza la rebelión, se va a
encontrar que ésta no es más que una afirmación de libre- albedrío y de libre
pensamiento, igual que si Lucifer hubiese nacido en el siglo XIX. El epíteto de
"rebelde" es una calumnia teológica, a la par con esa otra
denigración de Dios por los Predestinarios,
la que convierte a la deidad en un demonio "Todo-Poderoso," peor que el mismo Espíritu
"rebelde." "Un
Diablo Todo-Poderoso deseoso de
que lo 'cumplimenten' como todo misericordioso cuando él está esforzándose en
actuar con la más diabólica crueldad," como escribió J.
Cotter Morison. Ambos,
el preordinario y
predeterminario Dios- demonio, y
su subordinado agente, son una fabricación humana; son dos de los más,
moralmente repulsivos y horribles dogmas
teológicos, que las pesadillas de monjes, con aversión a la luz, han llegado a
desarrollar alguna vez, de sus deseos inmundos.
Ellos
se remontan a la edad Medieval,
un período de oscurantismo mental, durante el cual casi todos los
prejuicios y supersticiones presentes fueron inculcados a la fuerza en la mente
humana, de esta forma los han hecho casi imposibles de desarraigar en algunos
casos, uno de los cuales es el presente prejuicio que estamos discutiendo.
Tan
profundamente enraizado está
el concepto formado de
antemano, y la aversión al nombre
Lucifer—el cual no significa nada más que "portador de la luz" (de
lux, lucis, "luz", y ferre "traer")1 aún entre las clases
educadas, que por razón de adoptar el título para la revista, los editores
tienen la perspectiva ante ellos de una larga lucha contra el prejuicio del
público. Tan absurdo y ridículo es ese prejuicio, que parece que nadie se ha
llegado a preguntar, cómo es que Satanás llegó a ser llamado un "portador
de la luz," a menos que los rayos plateados de la estrella-matutina puedan
en alguna forma sugerir el resplandor de las llamas infernales. Esto no es más
que, como Henderson demostró, "una de esas perversiones vergonzosas de
escritos sagrados que estos adquieren con frecuencia, y que
pueden ser rastreados
a una propensión a buscar
en un pasaje determinado, más que lo que en realidad contiene—una disposición
a ser influenciado por sonido en vez del sentido, y una fe implícita en
la interpretación recibida"—la cual
no es una
de las debilidades
de nuestra presente era. Con todo
eso, el prejuicio está allí, para vergüenza
de nuestro siglo.
Esto no se puede evitar. Las dos
editoras estarían siendo desleales ante
sus propios ojos, traidoras al mismo espíritu de la obra que estamos
proponiendo, si ellas cedieran a la
presión y huyeran de la batalla. Si se está decidido a combatir los prejuicios, y sacudir las
telarañas de la superstición y del materialismo, de los más nobles ideales de nuestros antepasados,
uno tiene que prepararse para hacerle frente a la oposición. "La
corona del reformador y del innovador es una corona de espinas"
ciertamente. Si se fuera a rescatar la Verdad en toda su casta nudez del pozo
casi sin fondo, adonde fue arrojada por todos los subterfugios e hipócritas
convenciones sociales, no se debe titubear al descender a la oscuridad, por la
boca ancha del pozo. No importa de que forma los murciélagos ciegos—habitantes de las tinieblas y que odian la luz—vayan a tratar
al intruso en su lóbrega morada. A no ser que uno sea el primero en hacer uso
del espíritu y el valor que predica a los demás,
será considerado como un hipócrita y uno que se ha apartado de sus
propios principios.
Apenas habíamos acordado con el título,
cuando las primeras premoniciones de lo que nos esperaba, aparecieron en el horizonte, en materia de oposición al
título escogido. Una
de las editoras
recibió y anotó
ciertas objeciones caldeantes. Las
escenas que siguen
a continuación son
bosquejos de la naturaleza.
I
Un
Bien-conocido Novelista. Dígame
sobre su nueva
revista. ¿Qué clase
de personas piensa atraer?
Editor. Ninguna clase en particular:
esperamos apelar al público en general. Novelista. Me alegra saber eso. Por vez
primera seré uno del público, ya que no entiendo su tema en lo más mínimo, y
quisiera entenderlo. Pero debe recordar que si su público la va a entender,
éste por necesidad va a ser muy pequeño. La gente habla de ocultismo en estos
días, de la misma manera que hablan de muchas otras cosas, sin tener la más
mínima idea de lo que esto significa. Somos tan ignorantes y—con tantos
prejuicios.
Editor. Exactamente. Eso es lo que llama
a la existencia a la nueva revista. Nos proponemos educarle y desenmascarar
cada prejuicio.
Novelista. Realmente
es buena noticia para
mí, pues deseo
ser educado. ¿Qué nombre le va a dar a su revista?
Editor. Lucifer.
Novelista. ¡Qué dice! ¿Es que piensa
educarnos en el vicio? Conocemos bastante de eso. Sabemos que abundan los
ángeles caídos. Puede que reciba popularidad, pues ahora están de moda las
palomas manchadas, mientras que los ángeles de alas blancas se
consideran aburridos. Pero
así y todo
dudo que pueda
enseñarnos mucho.
II
Un Hombre de Mundo (en tono bajo, pues
la escena es una cena con invitados). He oído que piensa comenzar una revista,
basada en ocultismo. Sabe, esto me agrada mucho. Por regla general no hablo
mucho sobre estos temas, pero sin embargo, durante mi vida me han ocurrido
cosas extrañas que no pueden explicarse de una manera ordinaria. Espero que
usted profundice y nos incluya explicaciones.
Editor.
Por supuesto que
trataremos. Es mi
impresión que cuando
en alguna medida, el ocultismo es
comprendido, sus leyes son aceptadas por
todos como la única inteligible explicación de la vida.
U. H. M. Justamente, quisiera
saberlo todo sobre
ese tema, le aseguro por mi honor,
la vida es un misterio. Me
consta que abundan otros curiosos como
yo. Estamos en una
edad que está
afligida con la
misma enfermedad Yankee
de "querer saber." Verá cómo le voy a conseguir cantidad de
subscriptores. ¿Cómo es que se va a llamar la revista?
Editor. Lucifer—y (anticipándose por la experiencia previa) no tome el nombre
en su sentido erróneo. Es el espíritu divino el cual se sacrificó por la
humanidad—fue la acción de Milton
lo que lo
hizo estar asociado
con el diablo.
Somos enemigos declarados de
todos los prejuicios,
y está muy
apropiado que ataquemos
un prejuicio como éste—el
de Lucifer. Usted
sabe, él es
la Estrella Matutina—el Portador de la Luz. . . . .
U. H. M. (interrumpiendo). Yo sé todo eso—al menos
no lo sé, sino acepto sus buenas
razones para escoger ese título. Pero su primer objetivo es tener lectores;
supongo que usted
desea que el
público compre su
revista. Eso está
en el programa, ¿no es así?
Editor. Por supuesto.
U. H. M. Pues bien, escuche la
advertencia de un hombre versado en los caminos del mundo. No marque su revista
desde sus comienzos, con el color
equivocado. Sin embargo, es evidente que si uno se pone a pensar y analiza de
donde deriva y de su significado, se da cuenta que Lucifer es una excelente
palabra. Pero el público no se va a detener a pensar en derivaciones y
significados; y la primera impresión es la más importante. Nadie le va a
comprar la revista si la llama Lucifer.
III
Una
Señora de Sociedad Interesada
en Ocultismo. Me interesa
saber algo más sobre la pequeña revista, pues he
interesado a un gran número de
personas en ella, aún con lo poco que me
ha dicho. Pero se me hace difícil explicar su verdadero propósito. ¿Cuál es?
Editor. Tratar y dar un poco de luz a
aquellos que la desean.
U. S. S. Pues bien, esta es una manera
bien simple de ponerla, y me va a ser muy útil. ¿Cómo se va a llamar la
revista?
Editor. Lucifer.
U. S. S. (Después de una pausa) No lo
puedo creer.
Editor. ¿Por qué no?
U. S. S. ¡Sus asociaciones son
espantosas! ¿Qué objeto tiene el usar ese nombre? Suena como un chiste de mal
gusto lanzado contra la revista por sus enemigos. Editor. Pero, usted sabe,
Lucifer significa el Portador de la Luz, es simbólico del Espíritu Divino—
U. S. S. Eso no importa—deseo hacerle
bien a la revista y darla a conocer, y usted no puede esperar que yo entre en
explicaciones cada vez que mencione su título? ¡Imposible! La vida es muy corta y ocupada. Además,
produciría un mal efecto; todos
pensarían de mí que soy una pedante, y no podría hablar, pues no resistiría que
pensaran eso de mí. Se lo pido de favor, no la llame Lucifer. Nadie sabe el
simbolismo de la palabra; lo que significa hoy en día es el diablo, nada más o
nada menos.
Editor.
Pero eso es
un gran error,
y uno de
los primeros prejuicios
que nos proponemos luchar en
contra. Lucifer es el claro, el puro heraldo de la mañana— Señora
(interrumpiendo). Yo pensaba que usted iba a hacer algo más interesante y más
importante que blanquear personajes mitológicos. Vamos a tener que ir a la
escuela de nuevo, o leer el Diccionario Clásico del Dr.Smith. ¿Qué uso va a
tener una vez que todo esto se haga? Yo creía que nos iba a decir cosas de
nuestras vidas y cómo hacer para mejorarlas.
Supongo que Milton escribió sobre Lucifer, ¿no?—pero ya nadie lee a
Milton. Por favor dénos un título moderno que signifique algo humano.
IV
Un Periodista (pensativamente, al tiempo que enrollaba un cigarrillo). Si, es una buena idea, esta revista suya. Nos
vamos a divertir con ella, como es de esperarse: y la vamos a hacer trizas en
los diarios. Sin embargo, todos la vamos a leer, porque secretamente todos
tenemos apetito por todo lo misterioso. ¿Cómo la va a llamar?
Editor. Lucifer.
Periodista (encendiendo
un fósforo). ¿Por qué no la llama La Mecha? Igualmente apropiado y no
tan pretencioso.
El
"Novelista," el "Hombre
de Mundo," la
"Señora de Sociedad," y el
"Periodista," deberían ser los primeros en instruirse. Una mirada
rápida al verdadero y primitivo carácter de Lucifer no les puede hacer daño,
sino quizá, curarlos de un poco
de prejuicio ridículo.
Deben estudiar a
Homero y la Teogonía de Hesiodo, para que puedan
hacerle justicia a Lucifer, "Eosphoros y Hesperos," la bella Estrella
de la Mañana y de la Tarde. Si hay mejores cosas que hacer en esta vida que
"blanquear personajes mitológicos," es más que inútil calumniar
y pintarlos con el negro
de la infamia, además, demuestra tener una mente estrecha; y nada de
esto honra a nadie.
Poner reparos al título de LUCIFER,
solamente porque sus "asociaciones son espantosas" se puede perdonar—si es posible perdonarlo en alguna ocasión— sólo
en el caso de un misionero
norteamericano ignorante, miembro
de una secta disidente, en el que su pereza natural y falta de educación
lo inclinaría a preferir labrar las mentes de los infieles, tan ignorantes como él, en vez de laborar los campos de
siembra de su padre. En el clérigo inglés, sin embargo, quienes todos reciben
una educación más o menos clásica, y estando supuestamente versados en toda la
sofistería teológica y casuística, este tipo de oposición es absolutamente
imperdonable. No solamente huele a hipocresía y engaño, sino que los coloca a
ellos en un peldaño aún más bajo que a ese que ellos llaman
el ángel apóstata.
Cuando tratan de
mostrar que el Lucifer
teológico, caído por la idea de que Ambicionar
vale la pena
para reinar, aunque
en el Infierno; Mejor reinar en el Infierno que
servir en el Cielo.
Están virtualmente poniendo en práctica
el supuesto crimen del cual de buena gana lo acusan. Prefieren reinar sobre el
espíritu de las masas utilizando perniciosas
MENTIRAS, productivas de muchas maldades, en vez de servir al cielo al servir la
VERDAD. Esas prácticas sólo son dignas de Jesuitas.
Pero sus sagrados escritos son los
primeros en contradecir sus interpretaciones y las asociaciones de Lucifer, la
Estrella Matutina, con Satanás. Capítulo XXII de Revelación, verso 16th, dice:
"Yo, Jesús...soy la raíz...y la brillante Estrella Matutina"
(ρθρινοS "sale temprano"): de
aquí Eosphoros, o en latín Lucifer. El oprobio atado a este nombre es mucho más
reciente, la Iglesia Romana se vio forzada
a cubrir su difamación teológica
mediante su doble interpretación— como de costumbre. Nos dicen
que Cristo, es la "Estrella Matutina," el divino Lucifer; y
Satanás el usurpator
del Verbum, el
"Lucifer
infernal."2 "El gran Arcángel Miguel, conquistador de
Satanás, es idéntico en el paganismo3 con Mercurio-Mithra, a quien, después de
defender el Sol (simbólico de Dios) de los ataques de Venus-Lucifer, se le dio posesión de este planeta, et datus
est ei locus Luciferi. Y debido a que el Arcángel Miguel es el 'Angel del
Rostro,' y 'el Vicario del Verbum' es considerado ahora en la Iglesia Romana
como el regente de ese planeta Venus que 'el vencido enemigo había
usurpado'." Angelus faciei Dei sedem superbi humilis obtinuit, dice
Cornelius à Lapide (en Vol. VI, p. 229).
Esto explica por qué uno de los primeros
Papas fue nombrado Lucifer, como
Yonge y datos eclesiásticos prueban.
Por eso es que el título escogido
para nuestra revista está tan asociado con ideas divinas y piadosas como
con la supuesta rebelión del héroe del "Paraíso Perdido" de Milton.
Al tomar el nombre de Lucifer, lanzamos
el primer rayo de
luz y de verdad
sobre un prejuicio ridículo que no debería tener
cabida en esta "era de datos concretos y descubrimientos." Nosotros
laboramos por la verdadera Religión y Ciencia, en el interés de los hechos y
contra la ficción y el prejuicio. Es nuestro deber, al igual que el deber de la
Ciencia física—profesada como su misión—lanzar luz o datos reales en la
Naturaleza hasta ahora rodeados por la oscuridad de la ignorancia. Y al considerarse justamente
a la ignorancia como el principal
promotor de superstición, ese trabajo
es, por consiguiente, noble y beneficioso. Pero
las Ciencias naturales son
sólo un aspecto
de CIENCIA y
VERDAD. Ciencias psicológicas y
morales, o teosofía,
el conocimiento de
la verdad divina, dondequiera que ésta se encuentre,
son aún más importantes con respecto al hombre, y la Ciencia real no debería
limitarse solamente al aspecto físico de la vida y la naturaleza, ya que ésta
es una abstracción de cada hecho, una comprensión de
cada verdad dentro
del alcance de
la inteligencia e investigación humana.
"La ciencia profunda
y exacta de Shakespeare
en la filosofía mental"
(Coleridge), ha probado ser más beneficiosa hacia el verdadero filósofo en el
estudio del corazón humano—por eso, en
promover la verdad— que la más exacta, pero con certeza, menos profunda,
ciencia de cualquier Miembro de la Real Institución.
Sin embargo, esos lectores que no están
convencidos que la Iglesia no tenía derecho a lanzar un estigma sobre una bella
estrella, y que lo hizo debido a la necesidad de explicar por cuenta de una de
sus numerosas apropiaciones del Paganismo,
con todas sus
concepciones poéticas de las verdades
en la Naturaleza, les
pedimos que lean
nuestro artículo "Historia de
un Planeta." Quizá,
después de su lectura, se den cuenta de
cómo Dupuis fue justificado cuando aseguró que "todas las teologías tienen
su origen en la Astronomía." Con los modernos Orientalistas cada mito es
solar. Este es un prejuicio más y una concepción formada
de antemano en favor del
materialismo y la ciencia física. Esta
ha de ser una de nuestras
obligaciones, combatirlo junto con la mayoría del resto.
Lucifer, Septiembre de 1887
Notas
1
Fue Gregorio el Grande quien por primera vez aplicó este pasaje de
Isaías, 'Cómo has podido
caer desde el Cielo,
Lucifer, hijo de
la mañana,' etc.,
a Satanás, y desde entonces la audaz metáfora del profeta, la cual se
refería, después de todo, a un rey Asirio enemigo de los Israelitas, ha sido
aplicado a Satanás.
2
Las Memorias de
Mirville a la
Academia de Francia,
Vol. IV, citando
al
Cardenal Ventura
3 Parecería que el paganismo que duró
largos milenios hubiera copiado de antemano los dogmas Cristianos que estaban
por venir.
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