LOS
SEÑORES DE LA LLAMA, POR VBA (11/02/1987)
Vicente:
En el tema que venimos considerando en nuestras disertaciones acerca del
Centro Místico de
Shamballa, hay tres
grandes e importantes acontecimientos que deben ser
tenidos muy cuidadosamente en cuenta por los investigadores esotéricos: la
procedencia mística de los Señores de la Llama, la instauración de la Gran
Fraternidad Blanca aquí en la Tierra, y la venida de los Ángeles Solares, que
como Uds. sabrán implantaron el germen
de la mente en el cerebro del
hombre primitivo. Se
trata de tres
misterios que están sustancialmente relacionados porque en
todos ellos existe una línea perenne de algo sobrenatural, algo que escapa al
sentido común, al razonamiento más activo, al propio discernimiento, está más
allá de todo esto y es por tal motivo que les aconsejo estar muy atentos,
dejando la mente a ser posible en blanco para tratar de profundizar el
significado oculto de estas ideas que tienen que ver con este Centro, el más
trascendente de todos en el Esquema Planetario.
¿Qué sabemos
realmente de los
Señores de la
Llama? La tradición esotérica nos dice que vinieron de
Venus, pero, ¿Venus en qué sentido, como planeta o como Esquema? No es igual el
Esquema Venusiano que el planeta Venus. Yendo al fondo de la cuestión vemos que
se trata fundamentalmente de la venida de unos exaltados seres procedentes del
Esquema Venusiano que a través del espacio vinieron a la Tierra; vinieron, tal
como se dice ocultamente, envueltos en una nube de fuego, viajando a través de
los éteres a la velocidad de la luz. ¿Qué
hay que entender
por esto, hablando
siempre muy esotéricamente?,
teniendo en cuenta que hablando esotéricamente es como se habla
científicamente, pues el esoterismo no es sino la confirmación oculta de lo que
vemos físicamente, entonces, se trata de una visión científica a un grado
tremendo de exaltación mental.
¿Cómo
vinieron a la Tierra los Señores de la Llama
procedentes de la
incalculable distancia que
separa el Esquema Venusiano —no el planeta Venus— del
Esquema Terrestre? Si nos atenemos a la tradición esotérica condensada en las
páginas del Libro de los Iniciados, o sea, el libro que condensa la sabiduría
de las edades, veremos que hay algo muy científico en la descripción:
“Envueltos en una nube de fuego, atravesando los éteres del espacio a la
velocidad de la luz”. Ustedes saben que la velocidad de la luz es de 300.000
Km/s. y que el hombre de la Tierra, recién ahora, ha logrado imprimir una velocidad
superior a la
velocidad del sonido,
que son de
331 m/s., entonces, ¿cómo se
puede imaginar este raudo paso de los Señores de la Llama a través del espacio
y viajando a esta enorme velocidad?... en todo caso se trata de un vehículo
espacial.
Hoy día
la ciencia ufológica nos está informando de la visita de
platillos voladores que,
según se dice, -o
según dice (la
ciencia ufológica)- proceden del
espacio extraterrestre, pero ocultamente existen unas reglas muy distintas de
apreciación para viajar por los éteres. Todo investigador esotérico sabe que
para un Adepto planetario le es fácil fabricarse a voluntad un vehículo de luz,
llamando ocultamente “mayavirupa”, mediante el cual se puede trasladar por el
espacio terrestre —no extrasolar— a la
velocidad de la luz, dando la sensación de instantaneidad pese a las enormes
distancias que puede atravesar
sirviéndose de este
vehículo. Bien, si
sabemos esto ocultamente, porque constituye uno de los
grandes principios de la magia el que se pueda viajar por el espacio utilizando
el cuerpo astral, y no hay ningún discípulo entrenado en un ashrama que no
pueda a voluntad utilizar el vehículo astral para desplazarse por el espacio a
grandes velocidades, pero, yendo al fondo de la cuestión, si un Adepto
planetario puede construir un vehículo de luz, el mayavirupa, mediante
el cual se
transporta por el
espacio a enormesvelocidades, ¿cómo no imaginar, esotéricamente hablando
que es una forma muy científica de
decirlo- (que) utilizando
el poder de
la voluntad de los
Señores de la Llama, SanatKumara, sus tres grandes discípulos y 101 entidades
venusianas, vinieron junto con el Señor del Mundo a instaurar en la Tierra la
Gran Fraternidad Blanca?
Bien, si
tenemos en cuenta que la humanidad de Venus está a la altura del Adepto de la
Tierra, cuando se nos habla de unos Adeptos venusianos, ¿cuál será su evolución, su poder sobre los
éteres para crear un mayavirupa
gigantesco, quizá parecido
a una nave
espacial, conteniendo 105 entidades venusianas, transportándose por el
espacio tal como dice el Libro de los Iniciados a la velocidad de la luz?, ¿por
qué no admitirlo?, al fin y al cabo la velocidad siempre es relativa. Conociendo las leyes que rigen la luz, las
leyes que rigen el éter mediante el cual nos comunicamos, es fácil poder
deducir que la creación de este mayavirupa gigantesco fue una obra muy fácil de
realizar por aquellos grandes Adeptos. Además, ¿qué es lo que nos dice el Libro
de los Iniciados en otra frase?: “Aterrizaron en la Isla Blanca de Shamballa”,
la Isla Blanca en el Mar de Gobi.
No
conocemos hoy el mar de Gobi y tampoco la Isla Blanca, pero el anclaje de
Shamballa sí está allí, en el fondo del desierto de Gobi, guardado por los
asuras y por los grandes devas planetarios, lugares inaccesibles a menos que se
posean unas ciertas iniciaciones planetarias. El caso es que llegaron a la
Tierra procedentes del Esquema Venusiano 105 entidades, generalmente se les
denomina los Señores de la Llama, aunque los verdaderos Señores de la Llama,
del fuego mediante el cual se desplazaron por el espacio se atribuye
fundamentalmente a SanatKumara —el Señor del Mundo— y a sus tres exaltados
discípulos, los cuales tenían la misión de construir mediante su fuerza
venusiana el anclaje de lo que sería la Gran Fraternidad, o la Jerarquía
Espiritual del Planeta
que no existía.
En aquel
momento existía un
reino mineral, un reino vegetal y un reino animal con aquellos
gigantescos animales que todos conocemos y con los cuales tenía que luchar el
hombre-animal de la Tierra. Según se
nos dice, cuando
vinieron los Señores
de la Llama
estaba desarrollándose en la Tierra la 5ª Subraza de la 3ª Raza Lemur,
se trataba de unos hombres gigantescos de tres y cuatro metros de altura, y
hasta de cinco metros se han encontrado cadáveres, singularmente en el Tíbet,
que demuestran el aserto de que aquellos hombres debían ser potentemente fuertes
en lo físico para poder luchar contra las inclemencias de lo que les rodeaba,
el medio hostil de aquellos gigantescos animales, el plesiosauro, el
ictiosauro, el mamut, todos esos
animales que conocemos
a través de
la historia, pero
que en aquellos momentos habían ejercitado hasta un
punto muy elevado el sentido instintivo.
El
instinto del hombre para resguardarse y para luchar había desarrollado en él
una tremenda fuerza interna, la cual constituía una gran invocación al Cosmos,
al Padre Eterno, que es el recipiente de todas las súplicas de los hombres de
la Tierra y de todos los reinos que puedan existir; entonces, cuando llegaron
los Señores de la Llama e instauraron lo que sería la Gran Fraternidad en la
Isla Blanca, en el Mar de Gobi, se dividieron en tres grandes grupos: un grupo,
SanatKumara, uno de
sus grandes discípulos,
y otras 33 entidades constituyeron el grupo llamado
ocultamente “el de la fuerza dinámica de la acción venusiana”; otro grupo
constituido por otras 35 Entidades venusianas al mando, o llevando la guía de
un Gran Kumara —discípulo de SanatKumara— ejerció aquí lo que se denomina la
Fuerza de Vishnú, el 2º Rayo de Amor, además, de la misma manera que el primer
Kumara, después que el Señor del Mundo había inaugurado aquella era
revolucionaria, fuerza tremenda en el sentido de crear las naciones de la
Tierra y de crear las razas que la poblarían, también enlazó su vida con el
reino mineral, exaltando hasta extremos inverosímiles la fuerza de aquel reino,
era la Fuerza de Shiva, o del Padre, la que se estaba manifestando a través del
reino mineral; y por último, el tercer grupo de Señores de la Llama al
mando de
un Gran Kumara,
instauró aquella forma
de vida que
daría nacimiento a lo que hoy llamamos civilización, la cultura de los
pueblos, era el Poder de Brahma ejercitando la acción a través de la mente
incipiente del hombre primitivo, enlazó su vida también con el reino animal, de
manera que el reino animal se sintió robustecido y el hombre-animal que participaba
precisamente de la fuerza
instintiva de los
animales y que
había desarrollado una
gran conciencia social, lanzó a los éteres una gran invocación, y a esta
invocación acudieron los Ángeles Solares. Los Ángeles Solares son aquella tremenda
fuerza cósmica que produce
la mente de
los hombres. Tenemos
mente como humanidad hace
solamente 18.600.000 años, dice siempre la tradición esotérica, una cantidad
fabulosa de tiempo que nosotros no podemos comprobar… es lo que dice la tradición
esotérica.
Entonces
tenemos tres reinos establecidos, SanatKumara en el centro, casi podíamos decir
que constituía el Ojo en el Centro que hemos examinado en conversaciones
anteriores (lo dibuja en la pizarra), esto lo hemos visto retratado en muchos
sitios, podemos decir que los Señores de la Llama, el que constituye el aspecto
Shiva, Vishnú y Brahma, son los que ahora constituyen lo que llamamos el Manú,
el Bodhisattva y el Mahachohan, y esto todos Uds. lo saben si han leído algún
libro teosófico. Son las tres formas de expresión de SanatKumara en nuestro
planeta, en este 4º Planeta que está
recorriendo su 4ª Ronda dentro de una 4ª Cadena de mundos y dentro de un 4º
Esquema, de ahí la naturaleza siempre que veremos el 3 y el Ojo en el Centro
que es el 4. El 4 es el símbolo de la Humanidad y él es el
símbolo de nuestro Universo, porque según se nos dice -esotéricamente hablando
siempre- nuestro Universo es un
Universo de 4º Orden, lo cual significa desde un punto de vista cósmico que
está recorriendo su 4ª Ronda en una 4ª Cadena Cósmica y que, por lo tanto, esta
figura del cuadrado que surge del triángulo más el Ojo en el Centro ha de
resultar muy familiar. Además, la entrada en los éteres del espacio de los
Señores de la Llama ofrece tres cuerpos de manifestación a SanatKumara, que es
la expresión física, astral y mental del Logos Planetario, es decir, que todo
cuanto sabemos acerca de este Excelso Ser planetario puede ser equiparado a
cualquier manifestación del triángulo en cualquier fase de expresión, y esto lo
hemos visto en
conversaciones anteriores.
Dense cuenta
también que SanatKumara -el Ojo en el Centro- merced a un
tremendo sacrificio, ya que proviene de un Esquema tan sutil que su expresión
física está una Cadena y una Ronda más evolucionado que el Esquema Terrestre,
lo cual significa que introducirse en los éteres de la Tierra en aquellos
momentos en que todavía estaba por formar
el reino mineral,
el reino vegetal,
y el reino
animal era totalmente desconocido tal como lo conocemos
ahora, existía solamente un ser, el hombre-animal con
cuerpo rudimentario, tosco,
aunque potentísimo y
de gran envergadura. Y, sin
embargo, así empezó la obra de la Gran Fraternidad aquí en la Tierra; primero,
no solamente se crearon los tres departamentos del Manú, del Bodhisattva y del
Mahachohan sino que se unificaron los tres reinos, porque las entidades
venusianas a cargo de cada uno de los departamentos pudieron también hacer
presión sobre el reino mineral, el reino vegetal y el reino animal,
produciendo un tremendo
despertar en los
tres reinos. Se
nos dice que la
radioactividad procede de aquellos tiempos cuando Brahma —simbolizado por el
Mahachohan— se introdujo dentro del Kundalini planetario, se produjo una irradiación, y
esta irradiación constante
es lo que
ahora conocemos como radioactividad. Surgieron también las
piedras preciosas en este reino, que es la exaltación de las piedras, de lo
tosco, de los metales viles.
Además,
el reino vegetal adquirió por primera vez el verde característico de Venus,
produciendo por primera vez
que las montañas
se poblaran de
musgo en los
primeros tiempos, que surgiesen árboles con flores y que diesen fruto.
Es decir, que cuando hablamos de los Señores de la Llama, remontándonos a la
tradición más antigua, tenemos que
ver con las
leyendas que dicen
que procedíamos de extraterrestres. En
realidad, podemos decir
que son extraterrestres porque proceden de otro planeta, pero hay
algo aquí muy importante, y es que Venus y la Tierra están kármicamente unidos,
son dos planetas gemelos por decirlo de alguna manera, o al menos en una
sintonía tan grande que no se puede mover nada en la Tierra que no suceda en los cielos, se refiere aquí al
cielo venusiano, porque el reino humano de Venus está en el 5º Reino en tanto que el reino humano está en
el 4º Reino, es la evolución del tiempo.
Entonces, ¿qué les debemos a los Señores de la Llama?,
¿qué les debemos a los grandes Señores de Venus?... les debemos la
civilización, la cultura,
les debemos la
mente, la capacidad de pensar, de
recordar, de vivir los hechos históricos, de adquirir experiencia, de
tener memorias, de
acumularlas en el
tiempo y crear
una conciencia cada vez más expandida.
Además, surgiendo del
propio SanatKumara, recogiendo
la gran herencia
cósmica de Venus,
se implanta en la
Tierra el proceso iniciático, y desde entonces tenemos la posibilidad los seres
humanos de convertirnos en Hijos de Dios, de pasar del cuarto al quinto reino
de la naturaleza, confirmando así la predicción de los sabios filósofos y
profetas de todos los tiempos, que el hombre es un Dios, y hay que confirmarlo
en la práctica, hay que
ser en el
tiempo y no
que el tiempo
sea en nosotros,
si podemos comprender el
significado del aforismo,
y hacer las
cosas de tal manera que podamos convertirnos nosotros
en agentes de los Señores de la Llama.
En el
transcurso del tiempo fueron los Iniciados de la Tierra los que ocuparon los
cargos que antaño ocuparon los grandes Kumaras Venusianos, y el primero que
alcanzó la liberación fue aquel Ser que históricamente llamamos Gautama el
Buda, un príncipe del norte de la India. Fue el primer ser que se liberó, le
siguió después Cristo y después el Maestro Júpiter, y otros grandes iniciados
que ahora están ejerciendo las funciones que ocupaban anteriormente los Señores
Venusianos.
De manera
que ahora, por decirlo de alguna manera, estamos entrando
en una mayoría
de edad, hablando
en un sentido
muy espiritual, tenemos abiertas ante nosotros las puertas de la
Iniciación, y el hecho de que comprendamos hasta cierto punto, o que dudemos
hasta cierto punto lo que estamos diciendo, lo interesante es que Uds. estén aquí
y estén tratando de seguir atentamente cosas que aparentemente no tienen
sentido porque jamás podemos
probarlo, a menos
que hayamos adquirido
alguna gran iniciación planetaria; entonces nos mueve la
fe, esta fe que transporta las montañas, que nos hace dignos de ser Hombres con
mayúscula, y que, por lo tanto, todo cuanto estamos haciendo ahora no es sino
tratar constantemente de reproducir en nuestra vida aquello que está sucediendo
en los cielos, y ésta es la obra del discípulo, ésta es la obra de los
aspirantes espirituales del mundo, sin distinción de ideologías, credos o
creencias religiosas, porque si bien los caminos son distintos, única es la
finalidad para todos. Y, por lo tanto, ésta finalidad es la que nos unifica, y
conforme nos vamos acercando al centro nos sentimos más unidos, más
compactos, más fraternales. Para mí, la importancia de lo que decimos acerca de los Señores de la
Llama, acerca de si vinieron de Venus y cómo vinieron, cómo se desplazaron, es
de importancia menor ante el hecho de que nosotros podemos vibrar a la manera
de los Dioses, porque “igual es arriba que abajo, igual es abajo que arriba”.
Y es esto
lo que debe motivar la acción constante de nuestra vida, convertirnos en
argonautas del Espíritu, de penetrar hacia dentro hasta
descubrir el Santo Grial de la conciencia, y convertirnos en ese Santo Grial.
Si así lo hacemos no tenemos por qué preocuparnos, el karma es pasajero, la paz
es eterna, como la vida. Por lo tanto, para mí, repito, el hecho de lo que
estamos diciendo aquí, por importante que sea, es solamente un pequeño peldaño
en comparación con lo que sentimos internamente de acuerdo con la ley. Se puede
comprender o no comprender un razonamiento, pero si el corazón está abierto, lo
cual significa que la mente está muy atenta, aunque aparentemente no
exista la comprensión
intelectual existe una
comprensión interna que nos hace solidarios los unos con los otros y
juntos con lo eterno, con lo cósmico.
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