ENCUENTRO DE BUANA VOLUNTAD, EN MÁLAGA DÍAS
7, 8
Y 9 DE NOVIEMBRE DEL 2014
NOTA CLAVE: LA SOLEDAD DEL DISCÍPULO
LOS TRES SENDEROS, QUE NOS CONDUCEN AL
CUARTO SENDERO – AGNI YOGA -
Los sabios han descrito tres vías que
permiten al hombre alcanzar la liberación, entre las que él puede elegir la que
seguirá. Los Senderos son tres, y sin embargo, en cierto sentido, no
constituyen más que uno. Sin ser iguales en sus métodos, todos conducen al
mismo fin, al YO único. Cada uno adquiere al final las cualidades de los demás,
unificando las características de los tres senderos que al final se sintetizan
en el cuarto sendero. Para nuestro Universo el número cuatro, es de suma
importancia: Se relaciona con el Cuarto Rayo de Armonía a Través del conflicto,
con el cuarto Plano de la Naturaleza, el Reino Humano; con el cuarto Chakra, el
Cardiaco, y con el cuarto yoga, el Yoga de la Síntesis; este cuarto Yoga de
Síntesis, es el centro de equilibrio de todos los Yogas. Los tres más conocidos
son: HATHA YOGA – BAKTI YOGA – RAJA YOGA.
Más los tres Yogas superiores que
aparecerán en el futuro a medida que la raza como un todo vaya avanzando hacia
su espiritual cumplimiento.
Si observamos la Naturaleza, encontramos
que en todas partes se busca al YO, sea consciente o inconscientemente: El Sol
busca al YO cuando proyecta sus rayos a través del espacio; el vasto Océano
busca al YO cuando hincha sus olas; los vientos buscan al YO cuando atraviesan
la superficie de la Tierra; los árboles de la selva buscan al YO cuando extienden
sus ramas; cada animal, por vagamente que sea busca a tientas al YO; la
Humanidad busca al YO por ciega y
desatinadamente que lo haga, por erróneos que sean los procedimientos que
emplea. Esta tendencia que manifiesta todo lo creado, se ha dicho siempre que
es la búsqueda del YO. La ciencia moderna, comprueba esta misma tendencia de la
Naturaleza y le da el nombre de evolución.
A medida que el hombre recorre los tres
Senderos, se eleva por encima de la ilusión, producida por las cualidades de la
Naturaleza, que conocemos con el nombre de las tres GUNAS. (Estos tres poderes
son: Satva, Rajas, Tamas). Estas cualidades perturban a las almas, ocultan al
YO, dan origen a la ilusión e impiden reconocer la realidad. Es preciso vencer
las tres cualidades de la Naturaleza que representan tinieblas, pereza e
inercia, deben ser reguladas, dominadas y por completo sumisas. Los hombres
están envueltos en los velos de la ignorancia y la oscuridad y desean
permanecer tranquilamente en este estado. Pero es preciso que se muevan. Al principio, los deseos animales más rudos y
groseros, son los aguijones que emplea la Naturaleza, pero durante las primeras
fases son necesarios para el desarrollo del hombre y para rasgar los velos de
esta cualidad tamásica que los envuelve, que le hace imposible todo movimiento.
La actividad que nace del deseo, que impulsa al hombre a la acción, que impele
a los placeres, aunque sean de un orden inferior, es la primera lección que le
da la Naturaleza al hombre para hacerlo
activo, con el fin de que pueda desarrollarse: por esto el Señor ha dicho que
ÉL estaba presente aún en los vicios de los viciosos, en aquello que los
conduce a la acción, con el fin de dar origen a cierto grado de actividad.
Más tarde, el hombre se vuelve activo en
exceso; se precipita en el mundo externo, impulsado por la actividad de sus
sentidos y de su alma para satisfacerlos; desea gozar del fruto de sus actos.
Estos placeres acaban con la laxitud y la saciedad; y el Yo, que está por
encima de todos los objetos del deseo, hará avanzar al alma hacia la conquista
de una felicidad más profunda. El hombre ve que permanece contrariado y descontento,
que cuanto más acumula, más quiere, y nunca se encuentra satisfecho; y por lo
tanto, surgen mayores causas de disgusto a su alrededor, y sus desengaños son
cada día más amargos y profundos. Entonces viene la reacción, comprende que
aquí abajo no hay felicidad ni contento y exclama: Quiero apartarme del mundo,
quiero renunciar a todos los objetos de los sentidos, porque en el Sendero de
karma no se encuentra ni la paz ni la felicidad; y hastiado, se apartará
momentáneamente de los objetos de los sentidos y buscará la paz en la soledad
de una vida de reclusión. Pero pronto se dará cuenta que no es huyendo de las
cosas que excitan los deseos, como estos llegan a extinguirse. Las raíces se
hunden mucho más profundamente, y es preferible seguir el Sendero de karma si
el hombre quiere que sus deseos se extingan. Entonces, en el silencio de la
inacción que se ha impuesto, le llega la Vos del SEÑOR. Esta Vos se hará oír en
lo más profundo del silencio:
“El hombre no puede sustraerse a la acción
permaneciendo inactivo, ni alcanza la perfección por la simple renuncia de los
actos, solamente por la liberación de los lazos del deseo, debe ser recorrido
el Sendero del karma. El Sendero de acción debe ser recorrido antes de que el
alma sea capaz de ser libre. La libertad se conquista en este Sendero,
aprendiendo una lección mucho más trascendental que el simple traslado del
cuerpo desde la ciudad a la selva o al convento”.
En aquel momento se produce un cambio real
en el hombre, ya no pasa con la frente baja por entre las actividades del
mundo; dejando vacio el lugar que el karma le ha designado; no falta a sus
deberes hacia la familia, grupos o patria, sino que va con nuevos ánimos al cumplimiento
de sus deberes. Será autor de magníficos proyectos, meditará, trabajará y
sufrirá por el bien de la Humanidad,
como antes lo ha hecho para su propio provecho, ahora, empleará sus facultades
para el bien de la raza. Cuando llega este momento está expuesto a una
tentación más sutil; la labor de ayudar a la humanidad puede
ocultar una mira puramente personal, Desea
el triunfo, y lo que le impulsa puede ser en parte, el goce de ver como su obra
produce óptimos frutos; también el amor y la gratitud que puede recibir de sus
semejantes, o quizás merecer su aprobación; también puede aspirar a conseguir un
beneficio personal, más no debe ser así. Si un motivo personal forma parte de
sus actos, se encuentra ligado por el fruto de los mismos y encadenado por el
resultado.
El mismo Instructor que le hizo comprender
que el sabio debe obrar con el solo objeto de servir a la humanidad; le
enseñará ahora la gran lección de la renunciación de todos los frutos de la
acción, la renunciación gozosa y amante de todos los impulsos que tienen su
origen en el yo personal. La lección se resume en estas palabras del Señor:
Cuídate tan solo de la acción y jamás de
sus resultados, aunque estos hayan de ser el amor y la gratitud que regocijan
al hombre interno. No seas movido por la esperanza del resultado de la acción,
ni tampoco permanezcas en la inacción. La verdadera manera de recorrer el
Sendero del karma es la siguiente: no buscar la acción cuando no se presente,
no dejar de cumplirla cuando se presente; estar prestos a permanecer inactivos
si ninguna labor constituye el deber presente; permanecer absolutamente
indiferente a todos los resultados. El hombre que ha recorrido los rudos
Sendero de karma Yoga, y se aproxima a aquella fase del Yoga en que todos los
Senderos se funden en Uno, y en el que la Voluntad Suprema se revela, el hombre
que se ha liberado de las ilusiones de la materia. Del seno mismo de esta Vida,
que nada pide, que nada busca, que no reclama ni rehúsa nada; del fondo mismo
de este Sendero surge la Sabiduría.
EL
CONOCIMIENTO NO ES IGUAL QUE LA SABIDURÍA
Nuevas fuentes del saber atraen desde todas
las partes al estudiante. Supongamos que haya conquistado las regiones físicas,
astral y mental; no habrá conquistado más que los tres mundos de esta pequeña
esfera, mientras que el resto del ilimitado Universo se extiende a su
alrededor, desconocido e inexplorado. Supongamos que haya conquistado los
planetas uno tras otro, hasta que todos con sus vastos campos de fenómenos, le
sean familiares, como lo son para nosotros la ciudad que habitamos. Detrás de
la conquista del sistema Solar emprende la de otros sistemas a través del
espacio infinito. ¿Dónde podremos fijar un límite al conocimiento? ¿En qué momento reconocerá el intelecto que
el conocimiento está agotado?
El hombre, podrá acumular el conocimiento
de otros y otros mundos; de otros y otros sistemas, y no por eso dejará de
rodearle lo desconocido y lo inexplorado que le atrae hacia sus profundidades
misteriosas; y al mismo tiempo la sed de saber aguijonea el alma perezosa. Las
alas del alma baten en los abismos sin fin del espacio y la mente fatigada cae
vencida, desorientada e incapaz de completar su conocimiento, pues la
observación de los fenómenos es infinita para el intelecto, el hombre sabe
vagamente al principio, pero sin embargo de un modo seguro, que debe abandonar
los objetos y la investigación, que debe abandonar el mundo exterior y volver
la vista hacia lo interno, sabe que debe dirigir su mirada al centro y no a la
circunferencia del circulo.
Entonces es cuando el hombre trascenderá el
discernimiento esta faculta de discernir constituye el primer paso que conduce
del conocimiento a la verdadera sabiduría. El corazón centro del amor y centro
de la vida, está matizando la mente de una
cualidad específica que ya no es el simple discernimiento, porque el
discernimiento está operando aún dentro de los opuestos. No se puede saber el
valor de una cosa sin pasar por el discernimiento, pero cuando se trasciende el
discernimiento y se penetra en algún estadio búdico el fenómeno que se produce
es la serena expectación, la mente ya no reacciona al pensamiento ordinario y
si al pensamiento abstracto y a las ideas arquetípicas de la Divinidad, utilizando
únicamente la mente concreta, la mente discernitiva, con todo su complejo de
memorias como un simple instrumento de manifestación. La persona que conoce
algo se puede equivocar; pero la persona que sabe, no puede equivocarse, porque
el conocer es un sentido experimental de la vida y el saber, es la cumbre de la
experiencia consumada, que es la
antesala de la Revelación, la cual, a su vez se halla en los dinteles de la
Iniciación. En los primeros escalones de la escala de Jacob tenemos que
discernir continuamente, pero cuando se llega arriba ya no hay necesidad de
hacerlo, porque las ideas vienen directas del Padre.
Sin embargo, durante esta investigación, no
ha cesado el YO de hablar al corazón del hombre, no ha cesado de susurrarle que
Él se encuentra oculto bajo el velo de Maya. Que no es necesario adquirir todo
el conocimiento antes de que la verdadera Sabiduría haya sido conquistada.
Cuando el hombre ha superado todas las pruebas del pasado, por la purificación
de su intelecto desarrollado, por la agudeza y penetración de su espíritu, por
su razón fortalecida en la lucha, y por la adquisición de todas las demás
cualidades que han constituido el conocimiento de su vida intelectual; solo
entonces, el hombre está capacitado para recibir la enseñanza final, la
sabiduría que se refiere al YO. La facultad de verle en todo; es decir, en los corazones de todos los
Seres. ¡Qué difícil lección es esta! Sentirse igualmente en todas las cosas,
tanto en lo más humilde, como en lo más sublime y grande, en el átomo de polvo
y en el Sol central del universo; en lo grande o en lo pequeño. El YO del
licencioso es el mismo que el YO del santo. El Espíritu está en todas las
cosas, pues todo el Universo constituye Su propia manifestación. ÉL ha dicho:
YO soy el engaño en el hombre falaz, y Soy las cosas esplendidas. Esto Significa que todas las experiencias son
necesarias para que la sabiduría pueda ser perfecta. Si sois capaces de ver el
YO en lo que es bello, noble y sublime; vedle también en lo que es bajo,
innoble y repugnante.
Cada cosa tiene su lugar, cada una su
debida posición para representar el papel que le es asignado y adquirir
experiencia, Pues ÉL y las verdades que deben iluminar un simple fragmento Suyo,
no deben tener fin. Comprobamos las diferencias, y vemos las imperfecciones,
porque vemos solamente un pequeño fragmento del Plan y no del todo del que
forma parte. Si viéramos todas las
partes, como lo ven los Miembros de la Jerarquía Espiritual, no sufriríamos con
las injusticias que se cometen en el mundo; con la angustia que nos da
comprobar la corrupción de las personas que se supone que deberían cuidar de su
pueblo. Si viéramos todas las partes, comprenderíamos que lo que llamamos mal,
cumple su parte en el trabajo Uno como lo que llamamos bien, a través del mal
nos purificamos y aprendemos la lección que en ese momento necesitamos para
nuestra evolución, y al mismo tiempo ayudamos a la evolución de la Humanidad.
Hay mucha más sabiduría en Aquellos que nos vigilan de lo que somos capaces de
imaginar, y si pudiéramos poner nuestra fe en esto, no caeríamos en tantos
errores y estaríamos seguros de evitar innecesarios sufrimientos.
Todo el que tiene algún conocimiento de
ocultismo, sabe que hay huestes de agentes invisibles que constantemente toman
parte de los asuntos humanos – Elementales de toda graduación, generando toda
clase de ilusiones y disfrazándose en toda vestidura, como también miembros de
la Logia Negra, que se deleitan en engañar y alucinar a todos los novicios de
la verdadera sabiduría - Pero debemos reconocer, que la Naturaleza en su gran
misericordia y absoluta justicia, debe de haber dotado al hombre de alguna
facultad de discernir entre las voces de esos habitantes aéreos y la de los
Maestros. La intuición y la conciencia son nuestras más altas facultades;
medios únicos por los cuales podemos diferenciar lo verdadero de lo falso, lo
bueno de lo malo, lo correcto de lo incorrecto; siendo esto así, de ello se
desprende que todo cuanto deje de iluminar la razón y satisfacer la más
escrupulosas demandas de la Naturaleza moral, no debe considerarse nunca como
comunicación de los Seres de Luz. Las palabras de los Maestros de Compasión,
Iluminan y expanden, nunca confunden ni fatigan la mente; Ellos alivian, no
perturban, Ellos elevan, no degradan. Nunca usan métodos que marchitan y
paralizan la razón y la intuición.
La Teosofía no es cosa que pueda arrojarse
por la fuerza en la cabeza o en el corazón de cualquiera. Debe asimilarse con
facilidad en el natural curso de la evolución; debe ser aspirada como el aire
que nos rodea, de lo contrario, causará indigestión. Desde el comienzo de mis
estudios en la Escuela Arcana, se me ha enseñado a confiar más en la calma
interior, que en ningún fenómeno de los planos físicos, astral o espiritual, y
teniendo condiciones favorables y fuerza en sí mismo, mientras menos fenómenos
vemos, más fácil es alcanzar el progreso espiritual. Conservándose sereno y
desapasionado, no hay duda, que tal como los días pasan, uno se acerca más y
más a esa influencia que es la esencia de la vida, y un día el discípulo se
sorprenderá de haber crecido maravillosamente sin conocer ni percibir el
proceso del crecimiento. Pues el alma en su verdadero crecer, “crece como la flor, inconscientemente”, pero ganando en
dulzura y belleza al embeber la luz solar del Espíritu.
Recordemos que el sufrimiento por el cual
el discípulo tiene que pasar, es en proporción de su entrenamiento – emana de
su deseo de quebrantar la personalidad en él – Al final, el discípulo hallará
que la flor de su alma se embellece más encantadoramente, pues la tormenta
sobre la cual ha triunfado, y el amor y la benevolencia del Maestro compensa
con creces todos sus sufrimiento y sacrificios. Es una prueba momentánea
solamente, porque él, ha sacrificado nada; y sin embargo, lo ha ganado todo.
Piedad y compasión son los sentimientos que
debe abrigar el discípulo respecto a la humanidad que yerra, y no se debe dar
cabida a otras emociones tales como el resentimiento, la molestia o el vejamen.
Estas últimas, pueden hacernos daño a nosotros mismo y también a aquellos
contra quienes la abrigamos; más aún, a aquellos que desearíamos mejorar y
librar de sus errores. Pues, a medida que crecemos espiritualmente, nuestros
pensamientos crecen increíblemente en poder dinámico, y nadie, sino aquellos
que lo han experimentado, saben que aún, un pensamiento pasajero de un iniciado
halla forma objetiva.
El discípulo, debe tratar de estar siempre
feliz y contento, porque en el gozo se halla la real vida espiritual. La
tristeza es solamente el resultado de nuestra ignorancia y de la ausencia de
una visión clara. Por lo tanto, debemos resistir tanto como podamos, todo
sentimiento de tristeza porque oscurece la atmósfera espiritual. Y aún cuando no se pueda detener
completamente su aparición, no debemos dejarnos vencer completamente por ella.
Recordemos siempre, que en mismo corazón del Universo está la Beatitud. Por lo
tanto, la desesperación, la impaciencia, no debe hallar lugar en el corazón del
discípulo devoto, pues ella debilita la fe y la devoción, y de este modo provee
el campo para que las Fuerzas Negras combatan allí. Tal sentir es un hechizo
lanzado por ellas para torturar al discípulo y si fuera posible, sacar provecho
de esa ilusión para ellas. Hay que vivir más allá de los recuerdos: feliz será
el ser humano que cuando vaya a acostarse por la noche no tenga recuerdos de
nada de lo que ha hecho durante el día, porque nada tendrá que convenirse ni
criticarse; y bendito será el ser humano que al levantarse por la mañana, se levante
alegre y jovial, con la alegría de la Naturaleza como lo hace un pájaro o
cualquier animalito que nos enseña la vida, y nosotros no queremos aprender la
vida; porque estamos dentro de los códigos tradicionales, y hay que ver, si es
posible establecer las bases de algo tan mágico y sorprendente, que todo lo que
hasta aquí hemos considerado Magia sea algo que también pueda ser relegado al
olvido. En los tiempos nuevos existen ideas nuevas, energías nuevas y también
una forma distinta de Magia; la Magia del verbo, la Magia de la palabra. No la
Magia de las costumbres, la Magia que tiene que producir un siglo de Oro en
este siglo de Caos, y esto tenemos que hacerlo nosotros.
Mª Carmen
Molina
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