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miércoles, 12 de noviembre de 2014

SENDEROS: LOS TRES SENDEROS, QUE NOS CONDUCEN AL CUARTO SENDERO – AGNI YOGA - POR MARIA DEL CARMEN MOLINA

ENCUENTRO DE BUANA VOLUNTAD, EN MÁLAGA DÍAS 7,  8  Y  9 DE NOVIEMBRE DEL 2014
NOTA CLAVE: LA SOLEDAD DEL DISCÍPULO
LOS TRES SENDEROS, QUE NOS CONDUCEN AL CUARTO SENDERO – AGNI YOGA -



Los sabios han descrito tres vías que permiten al hombre alcanzar la liberación, entre las que él puede elegir la que seguirá. Los Senderos son tres, y sin embargo, en cierto sentido, no constituyen más que uno. Sin ser iguales en sus métodos, todos conducen al mismo fin, al YO único. Cada uno adquiere al final las cualidades de los demás, unificando las características de los tres senderos que al final se sintetizan en el cuarto sendero. Para nuestro Universo el número cuatro, es de suma importancia: Se relaciona con el Cuarto Rayo de Armonía a Través del conflicto, con el cuarto Plano de la Naturaleza, el Reino Humano; con el cuarto Chakra, el Cardiaco, y con el cuarto yoga, el Yoga de la Síntesis; este cuarto Yoga de Síntesis, es el centro de equilibrio de todos los Yogas. Los tres más conocidos son: HATHA YOGA – BAKTI YOGA – RAJA YOGA.  Más  los tres Yogas superiores que aparecerán en el futuro a medida que la raza como un todo vaya avanzando hacia su espiritual cumplimiento.

Si observamos la Naturaleza, encontramos que en todas partes se busca al YO, sea consciente o inconscientemente: El Sol busca al YO cuando proyecta sus rayos a través del espacio; el vasto Océano busca al YO cuando hincha sus olas; los vientos buscan al YO cuando atraviesan la superficie de la Tierra; los árboles de la selva buscan al YO cuando extienden sus ramas; cada animal, por vagamente que sea busca a tientas al YO; la Humanidad busca al YO  por ciega y desatinadamente que lo haga, por erróneos que sean los procedimientos que emplea. Esta tendencia que manifiesta todo lo creado, se ha dicho siempre que es la búsqueda del YO. La ciencia moderna, comprueba esta misma tendencia de la Naturaleza y le da el nombre de evolución.

A medida que el hombre recorre los tres Senderos, se eleva por encima de la ilusión, producida por las cualidades de la Naturaleza, que conocemos con el nombre de las tres GUNAS. (Estos tres poderes son: Satva, Rajas, Tamas). Estas cualidades perturban a las almas, ocultan al YO, dan origen a la ilusión e impiden reconocer la realidad. Es preciso vencer las tres cualidades de la Naturaleza que representan tinieblas, pereza e inercia, deben ser reguladas, dominadas y por completo sumisas. Los hombres están envueltos en los velos de la ignorancia y la oscuridad y desean permanecer tranquilamente en este estado. Pero es preciso que se muevan.  Al principio, los deseos animales más rudos y groseros, son los aguijones que emplea la Naturaleza, pero durante las primeras fases son necesarios para el desarrollo del hombre y para rasgar los velos de esta cualidad tamásica que los envuelve, que le hace imposible todo movimiento. La actividad que nace del deseo, que impulsa al hombre a la acción, que impele a los placeres, aunque sean de un orden inferior, es la primera lección que le da la Naturaleza al hombre  para hacerlo activo, con el fin de que pueda desarrollarse: por esto el Señor ha dicho que ÉL estaba presente aún en los vicios de los viciosos, en aquello que los conduce a la acción, con el fin de dar origen a cierto grado de actividad.

Más tarde, el hombre se vuelve activo en exceso; se precipita en el mundo externo, impulsado por la actividad de sus sentidos y de su alma para satisfacerlos; desea gozar del fruto de sus actos. Estos placeres acaban con la laxitud y la saciedad; y el Yo, que está por encima de todos los objetos del deseo, hará avanzar al alma hacia la conquista de una felicidad más profunda. El hombre ve que permanece contrariado y descontento, que cuanto más acumula, más quiere, y nunca se encuentra satisfecho; y por lo tanto, surgen mayores causas de disgusto a su alrededor, y sus desengaños son cada día más amargos y profundos. Entonces viene la reacción, comprende que aquí abajo no hay felicidad ni contento y exclama: Quiero apartarme del mundo, quiero renunciar a todos los objetos de los sentidos, porque en el Sendero de karma no se encuentra ni la paz ni la felicidad; y hastiado, se apartará momentáneamente de los objetos de los sentidos y buscará la paz en la soledad de una vida de reclusión. Pero pronto se dará cuenta que no es huyendo de las cosas que excitan los deseos, como estos llegan a extinguirse. Las raíces se hunden mucho más profundamente, y es preferible seguir el Sendero de karma si el hombre quiere que sus deseos se extingan. Entonces, en el silencio de la inacción que se ha impuesto, le llega la Vos del SEÑOR. Esta Vos se hará oír en lo más profundo del silencio:

“El hombre no puede sustraerse a la acción permaneciendo inactivo, ni alcanza la perfección por la simple renuncia de los actos, solamente por la liberación de los lazos del deseo, debe ser recorrido el Sendero del karma. El Sendero de acción debe ser recorrido antes de que el alma sea capaz de ser libre. La libertad se conquista en este Sendero, aprendiendo una lección mucho más trascendental que el simple traslado del cuerpo desde la ciudad a la selva o al convento”.

En aquel momento se produce un cambio real en el hombre, ya no pasa con la frente baja por entre las actividades del mundo; dejando vacio el lugar que el karma le ha designado; no falta a sus deberes hacia la familia, grupos o patria, sino que va con nuevos ánimos al cumplimiento de sus deberes. Será autor de magníficos proyectos, meditará, trabajará y sufrirá por  el bien de la Humanidad, como antes lo ha hecho para su propio provecho, ahora, empleará sus facultades para el bien de la raza. Cuando llega este momento está expuesto a una tentación más sutil;   la labor de ayudar a la humanidad puede ocultar una mira puramente personal,  Desea el triunfo, y lo que le impulsa puede ser en parte, el goce de ver como su obra produce óptimos frutos; también el amor y la gratitud que puede recibir de sus semejantes, o quizás merecer su aprobación; también puede aspirar a conseguir un beneficio personal, más no debe ser así. Si un motivo personal forma parte de sus actos, se encuentra ligado por el fruto de los mismos y encadenado por el resultado.
El mismo Instructor que le hizo comprender que el sabio debe obrar con el solo objeto de servir a la humanidad; le enseñará ahora la gran lección de la renunciación de todos los frutos de la acción, la renunciación gozosa y amante de todos los impulsos que tienen su origen en el yo personal. La lección se resume en estas palabras del Señor: Cuídate tan solo de la acción y jamás  de sus resultados, aunque estos hayan de ser el amor y la gratitud que regocijan al hombre interno. No seas movido por la esperanza del resultado de la acción, ni tampoco permanezcas en la inacción. La verdadera manera de recorrer el Sendero del karma es la siguiente: no buscar la acción cuando no se presente, no dejar de cumplirla cuando se presente; estar prestos a permanecer inactivos si ninguna labor constituye el deber presente; permanecer absolutamente indiferente a todos los resultados. El hombre que ha recorrido los rudos Sendero de karma Yoga, y se aproxima a aquella fase del Yoga en que todos los Senderos se funden en Uno, y en el que la Voluntad Suprema se revela, el hombre que se ha liberado de las ilusiones de la materia. Del seno mismo de esta Vida, que nada pide, que nada busca, que no reclama ni rehúsa nada; del fondo mismo de este Sendero surge la Sabiduría.

EL CONOCIMIENTO NO ES IGUAL QUE LA SABIDURÍA

Nuevas fuentes del saber atraen desde todas las partes al estudiante. Supongamos que haya conquistado las regiones físicas, astral y mental; no habrá conquistado más que los tres mundos de esta pequeña esfera, mientras que el resto del ilimitado Universo se extiende a su alrededor, desconocido e inexplorado. Supongamos que haya conquistado los planetas uno tras otro, hasta que todos con sus vastos campos de fenómenos, le sean familiares, como lo son para nosotros la ciudad que habitamos. Detrás de la conquista del sistema Solar emprende la de otros sistemas a través del espacio infinito. ¿Dónde podremos fijar un límite al conocimiento?  ¿En qué momento reconocerá el intelecto que el conocimiento está agotado?

El hombre, podrá acumular el conocimiento de otros y otros mundos; de otros y otros sistemas, y no por eso dejará de rodearle lo desconocido y lo inexplorado que le atrae hacia sus profundidades misteriosas; y al mismo tiempo la sed de saber aguijonea el alma perezosa. Las alas del alma baten en los abismos sin fin del espacio y la mente fatigada cae vencida, desorientada e incapaz de completar su conocimiento,   pues la observación de los fenómenos es infinita para el intelecto, el hombre sabe vagamente al principio, pero sin embargo de un modo seguro, que debe abandonar los objetos y la investigación, que debe abandonar el mundo exterior y volver la vista hacia lo interno, sabe que debe dirigir su mirada al centro y no a la circunferencia del circulo.

Entonces es cuando el hombre trascenderá el discernimiento esta faculta de discernir constituye el primer paso que conduce del conocimiento a la verdadera sabiduría. El corazón centro del amor y centro de la vida, está matizando la mente de una  cualidad específica que ya no es el simple discernimiento, porque el discernimiento está operando aún dentro de los opuestos. No se puede saber el valor de una cosa sin pasar por el discernimiento, pero cuando se trasciende el discernimiento y se penetra en algún estadio búdico el fenómeno que se produce es la serena expectación, la mente ya no reacciona al pensamiento ordinario y si al pensamiento abstracto y a las ideas arquetípicas de la Divinidad, utilizando únicamente la mente concreta, la mente discernitiva, con todo su complejo de memorias como un simple instrumento de manifestación. La persona que conoce algo se puede equivocar; pero la persona que sabe, no puede equivocarse, porque el conocer es un sentido experimental de la vida y el saber, es la cumbre de la experiencia  consumada, que es la antesala de la Revelación, la cual, a su vez se halla en los dinteles de la Iniciación. En los primeros escalones de la escala de Jacob tenemos que discernir continuamente, pero cuando se llega arriba ya no hay necesidad de hacerlo, porque las ideas vienen directas del Padre.

Sin embargo, durante esta investigación, no ha cesado el YO de hablar al corazón del hombre, no ha cesado de susurrarle que Él se encuentra oculto bajo el velo de Maya. Que no es necesario adquirir todo el conocimiento antes de que la verdadera Sabiduría haya sido conquistada. Cuando el hombre ha superado todas las pruebas del pasado, por la purificación de su intelecto desarrollado, por la agudeza y penetración de su espíritu, por su razón fortalecida en la lucha, y por la adquisición de todas las demás cualidades que han constituido el conocimiento de su vida intelectual; solo entonces, el hombre está capacitado para recibir la enseñanza final, la sabiduría que se refiere al YO. La facultad de verle en  todo; es decir, en los corazones de todos los Seres. ¡Qué difícil lección es esta! Sentirse igualmente en todas las cosas, tanto en lo más humilde, como en lo más sublime y grande, en el átomo de polvo y en el Sol central del universo; en lo grande o en lo pequeño. El YO del licencioso es el mismo que el YO del santo. El Espíritu está en todas las cosas, pues todo el Universo constituye Su propia manifestación. ÉL ha dicho: YO soy el engaño en el hombre falaz, y Soy las cosas esplendidas. Esto  Significa que todas las experiencias son necesarias para que la sabiduría pueda ser perfecta. Si sois capaces de ver el YO en lo que es bello, noble y sublime; vedle también en lo que es bajo, innoble y repugnante.

Cada cosa tiene su lugar, cada una su debida posición para representar el papel que le es asignado y adquirir experiencia, Pues ÉL y las verdades que deben iluminar un simple fragmento Suyo, no deben tener fin. Comprobamos las diferencias, y vemos las imperfecciones, porque vemos solamente un pequeño fragmento del Plan y no del todo del que forma parte.  Si viéramos todas las partes, como lo ven los Miembros de la Jerarquía Espiritual, no sufriríamos con las injusticias que se cometen en el mundo; con la angustia que nos da comprobar la corrupción de las personas que se supone que deberían cuidar de su pueblo. Si viéramos todas las partes, comprenderíamos que lo que llamamos mal, cumple su parte en el trabajo Uno como lo que llamamos bien, a través del mal nos purificamos y aprendemos la lección que en ese momento necesitamos para nuestra evolución, y al mismo tiempo ayudamos a la evolución de la Humanidad. Hay mucha más sabiduría en Aquellos que nos vigilan de lo que somos capaces de imaginar, y si pudiéramos poner nuestra fe en esto, no caeríamos en tantos errores y estaríamos seguros de evitar innecesarios sufrimientos.

Todo el que tiene algún conocimiento de ocultismo, sabe que hay huestes de agentes invisibles que constantemente toman parte de los asuntos humanos – Elementales de toda graduación, generando toda clase de ilusiones y disfrazándose en toda vestidura, como también miembros de la Logia Negra, que se deleitan en engañar y alucinar a todos los novicios de la verdadera sabiduría - Pero debemos reconocer, que la Naturaleza en su gran misericordia y absoluta justicia, debe de haber dotado al hombre de alguna facultad de discernir entre las voces de esos habitantes aéreos y la de los Maestros. La intuición y la conciencia son nuestras más altas facultades; medios únicos por los cuales podemos diferenciar lo verdadero de lo falso, lo bueno de lo malo, lo correcto de lo incorrecto; siendo esto así, de ello se desprende que todo cuanto deje de iluminar la razón y satisfacer la más escrupulosas demandas de la Naturaleza moral, no debe considerarse nunca como comunicación de los Seres de Luz. Las palabras de los Maestros de Compasión, Iluminan y expanden, nunca confunden ni fatigan la mente; Ellos alivian, no perturban, Ellos elevan, no degradan. Nunca usan métodos que marchitan y paralizan la razón y la intuición.

La Teosofía no es cosa que pueda arrojarse por la fuerza en la cabeza o en el corazón de cualquiera. Debe asimilarse con facilidad en el natural curso de la evolución; debe ser aspirada como el aire que nos rodea, de lo contrario, causará indigestión. Desde el comienzo de mis estudios en la Escuela Arcana, se me ha enseñado a confiar más en la calma interior, que en ningún fenómeno de los planos físicos, astral o espiritual, y teniendo condiciones favorables y fuerza en sí mismo, mientras menos fenómenos vemos, más fácil es alcanzar el progreso espiritual. Conservándose sereno y desapasionado, no hay duda, que tal como los días pasan, uno se acerca más y más a esa influencia que es la esencia de la vida, y un día el discípulo se sorprenderá de haber crecido maravillosamente sin conocer ni percibir el proceso del crecimiento. Pues el alma en su verdadero crecer, “crece como  la flor, inconscientemente”, pero ganando en dulzura y belleza al embeber la luz solar del Espíritu.

Recordemos que el sufrimiento por el cual el discípulo tiene que pasar, es en proporción de su entrenamiento – emana de su deseo de quebrantar la personalidad en él – Al final, el discípulo hallará que la flor de su alma se embellece más encantadoramente, pues la tormenta sobre la cual ha triunfado, y el amor y la benevolencia del Maestro compensa con creces todos sus sufrimiento y sacrificios. Es una prueba momentánea solamente, porque él, ha sacrificado nada; y sin embargo, lo ha ganado todo.

Piedad y compasión son los sentimientos que debe abrigar el discípulo respecto a la humanidad que yerra, y no se debe dar cabida a otras emociones tales como el resentimiento, la molestia o el vejamen. Estas últimas, pueden hacernos daño a nosotros mismo y también a aquellos contra quienes la abrigamos; más aún, a aquellos que desearíamos mejorar y librar de sus errores. Pues, a medida que crecemos espiritualmente, nuestros pensamientos crecen increíblemente en poder dinámico, y nadie, sino aquellos que lo han experimentado, saben que aún, un pensamiento pasajero de un iniciado halla forma objetiva.

El discípulo, debe tratar de estar siempre feliz y contento, porque en el gozo se halla la real vida espiritual. La tristeza es solamente el resultado de nuestra ignorancia y de la ausencia de una visión clara. Por lo tanto, debemos resistir tanto como podamos, todo sentimiento de tristeza porque oscurece la atmósfera espiritual.  Y aún cuando no se pueda detener completamente su aparición, no debemos dejarnos vencer completamente por ella. Recordemos siempre, que en mismo corazón del Universo está la Beatitud. Por lo tanto, la desesperación, la impaciencia, no debe hallar lugar en el corazón del discípulo devoto, pues ella debilita la fe y la devoción, y de este modo provee el campo para que las Fuerzas Negras combatan allí. Tal sentir es un hechizo lanzado por ellas para torturar al discípulo y si fuera posible, sacar provecho de esa ilusión para ellas. Hay que vivir más allá de los recuerdos: feliz será el ser humano que cuando vaya a acostarse por la noche no tenga recuerdos de nada de lo que ha hecho durante el día, porque nada tendrá que convenirse ni criticarse; y bendito será el ser humano que al levantarse por la mañana, se levante alegre y jovial, con la alegría de la Naturaleza como lo hace un pájaro o cualquier animalito que nos enseña la vida, y nosotros no queremos aprender la vida; porque estamos dentro de los códigos tradicionales, y hay que ver, si es posible establecer las bases de algo tan mágico y sorprendente, que todo lo que hasta aquí hemos considerado Magia sea algo que también pueda ser relegado al olvido. En los tiempos nuevos existen ideas nuevas, energías nuevas y también una forma distinta de Magia; la Magia del verbo, la Magia de la palabra. No la Magia de las costumbres, la Magia que tiene que producir un siglo de Oro en este siglo de Caos, y esto tenemos que hacerlo nosotros. 

Mª Carmen Molina

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