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jueves, 10 de julio de 2014

INICIACION (ENSEÑANZAS DEL MAESTRO D.K. “EL TIBETANO”)

INICIACION (ENSEÑANZAS DEL MAESTRO D.K. “EL TIBETANO”)

REGLAS PARA ASPIRANTES A LA INICIACION



 Regla Uno.

Que el discípulo investigue dentro de la profunda caverna del corazón. Si allí arde intensamente el fuego, dando calor a su hermano, pero no a sí mismo, ha llegado el momento de solicitar autorización para presentarse ante el portal.

Cuando el amor a todos los seres, sin tener en cuenta quienes son, comienza a ser una realidad en el corazón del discípulo y, al mismo tiempo, el amor a sí mismo no existe, indica que se está acercando al Portal de la Iniciación y puede prestar los juramentos preliminares necesarios, antes de que su Maestro entregue su nombre como solicitante a la iniciación. Si no le importa el sufrimiento y el dolor del yo inferior, si le resulta indiferente ser feliz o no, si el único propósito de su vida es servir y salvar al mundo y si las necesidades del prójimo son para él de mayor importancia que las propias, recién entonces el fuego del amor irradia de su ser y el mundo podrá sentirse confortado ante sus pies. Este amor debe ser una manifestación probada y práctica y no sólo una teoría ni simplemente un ideal impracticable y un sentimiento grato, sino algo surgido de las experiencias y pruebas de la vida, de tal modo que el primer impulso de la vida sea el autosacrificio y la inmolación de la naturaleza inferior.  

Regla Dos.

Cuando la solicitud ha sido presentada en triple forma, que el discípulo la retire y olvide que la ha presentado.

En esto reside una de las pruebas iniciales. El discípulo debe adoptar la actitud mental de no importarle recibir o no la iniciación. No debe tener ningún móvil egoísta. Sólo las solicitudes que llegan al Maestro mediante la energía engendrada por móviles puros y altruistas son transmitidas por El al ángel que lleva los registros de la Jerarquía; sólo recibirán respuesta a sus demandas los discípulos  que  ansían  la  iniciación  porque  confiere  un  mayor  poder,  para ayudar y bendecir. Quienes carecen de interés por la iniciación no recibirán respaldo esotérico, y los que por egoísmo o curiosidad, ansían participar en los misterios, no atravesarán el portal y permanecerán afuera llamando. Quienes estén dispuestos a servir y se sienten abrumados por las necesidades del mundo y se les ha despertado el sentido de la responsabilidad personal, han cumplido con la ley, llaman y reciben respuesta, solicitan y son [e490] reconocidos; ellos demandan mayor poder para ayudar, y esta demanda es oída por Aquellos que silenciosamente esperan

PREPARACION PARA LA INICIACION

1. (El discípulo) encuentra a su alma mediante la fusión del alma y la personalidad; a su grupo por la absorción de esta fusión alma-forma en el grupo de un Maestro, siendo finalmente absorbido en el ashrama del Maestro.

...a medida que la nueva estructura del venidero orden mundial vaya adquiriendo forma, los procesos se acelerán considerablemente; sin embargo esto no sucederá hasta dentro de cien años, lo cual es un instante en la eterna historia de la humanidad. La vida de Dios pasa de una síntesis a otra. Primeramente, la síntesis de las vidas atómicas que adquirirán formas cada vez más perfectas hasta aparecer los tres reinos de la naturaleza; luego, la síntesis de la conciencia que permitirá al ser humano penetrar en la conciencia mayor del Todo y, finalmente, ese misterioso acontecimiento resultante del efecto producido por los desarrollos anteriores, denominado Identificación. Desde la primera identificación, analogía superior de la etapa de individualización, tiene lugar la absorción progresiva en tonalidades cada vez mayores, y todas las veces surge la Palabra: Aceptado como grupo.

¿He logrado darles en esta breve exposición una visión algo más amplia de lo que significa la iniciación? ¿Pueden ver con mayor claridad la creciente belleza del Todo, la bondad del Propósito y   la Sabiduría del Plan?. ¿Comprenden más cabalmente, que belleza, bondad y sabiduría, no son cualidades, como puede implicar su inadecuada nomenclatura, sino grandes realidades manifestadas? ¿Han llegado a comprender que no son descriptivas de la Deidad, sino nombres aplicados a Vidas de cuya potencia y actividad los hombres nada saben?

Alguna comprensión al respecto debe infiltrarse con lentitud en la mente y conciencia de cada discípulo, a medida que sobre esa mente se va irradiando la luz del alma en las primeras etapas y, más tarde, va respondiendo al impacto de la energía proveniente de la Tríada espiritual. Sólo cuando se visualiza esto, aunque no se lo comprenda, el esforzado discípulo sabrá que las palabras:

Que no retire su solicitud. No podría hacerlo aunque quisiera, pero debe presentarles grandes demandas y seguir adelante, son un mandato viviente que lo condicionarán, quiéralo o no. Uno de los resultados más reales que se producen al oír la Palabra pronunciada después de pasar las dos pruebas, es la incapacidad de retirarse de la posición asumidas. Tener que vivir inevitablemente la vida del espíritu, constituye al mismo tiempo su horror y su alegría. Eso es exactamente lo que quiero significar. El símbolo o primera expresión de esto (para quienes viven en los tres mundos, es solo el símbolo de una realidad interna), es el impulsivo anhelo de mejorar, característica sobresaliente del animal humano. Pasa por una etapa de disconformidad a otra, impelido por un algo interno que constantemente le revela una seductora visión de algo más deseable que su actual estado y experiencia. Al principio lo interpreta en términos de bienestar material; entonces esta divina disconformidad lo impele hacia una etapa de lucha de naturaleza emocional; ansía la satisfacción emocional y más tarde las realizaciones intelectuales. En todo momento la lucha por alcanzar lo que siempre está más adelante, crea los
instrumentos para lograrlo, perfeccionándolos gradualmente, hasta que la triple personalidad está preparada para obtener la visión del alma. Desde ese punto de tensión, el anhelo y la lucha recrudecen, hasta entrar en el sendero.

En cuanto llega a ser un discípulo aceptado y ha emprendido definidamente el trabajo de preparación para la iniciación, ya no puede volver atrás. No podría aunque quisiera, y el ashrama lo protege.  

2.  A  medida  que  se  desarrolla  el  intelecto  -  los  requisitos  para  la iniciación son más drásticos y exigentes y el iniciado, por lo tanto, adquiere un orden más elevado. El Maestro actual es infinitamente más inteligente, posee más amor y es “ocultamente más razonable” que lo que fue el Maestro en la era Atlante.  

3.  El  ashrama  tiene  sus  propios  objetivos,  intenciones  y  técnicas internas, que no se relacionan con la vida y el servicio del discípulo en los tres  mundos. El trabajo del discípulo, en preparación para la iniciación, no concierne básicamente a su servicio mundial cotidiano, aunque no habría para él iniciación si faltara esa vida de servicio. En realidad su vida de servicio es una expresión de la iniciación particular para la cual está siendo preparado. Este es un tema demasiado vasto para ser considerado aquí, pero da una idea sobre la cual será bueno reflexionar.  

INICIACION

1. Después de un período de tiempo breve o largo, el discípulo se encuentra ante el Portal de la Iniciación. Debe recordarse que, a medida que nos  acercamos al Maestro y al Portal, se llega como dice el libro Luz en el Sendero: “con los pies bañados en la sangre del corazón”. Cada paso trascendido se da mediante el sacrificio de todo lo que es querido por el corazón en algún plano, y este sacrificio debe ser siempre voluntario. Quien huella el sendero de probación y el de santidad, sabe el precio que debe pagar, ha reajustado el sentido de los valores y, por lo tanto, no juzga como lo nace el hombre mundano. Quien intenta “arrebatar el reino por la violencia”, lo hace porque está preparado para el consiguiente sufrimiento. Quien considera que nada tiene valor excepto alcanzar la meta, está dispuesto a sacrificar su propia vida en la lucha para que predomine el yo superior sobre el yo inferior.  

2. La iniciación no sólo destaca y profundiza la cualidad del alma y permite a la personalidad expresar los poderes del alma, acentuando y extrayendo lo mejor que hay en el discípulo y en el servicio que presta, sino también pone progresivamente a  su disposición fuerzas y energías de las cuales no tenía conocimiento alguno, que aprenderá a emplear como iniciado de cierto grado en el Camino Iluminado. La iniciación le revelará mundos del ser hasta entonces insospechados y desconocidos, con los cuales debe aprender a colaborar y lo integrará más definidamente en la “zona iluminada” de nuestra vida planetaria, traerá nueva revelación y visión, pero se oscurecerá más la zona no iluminada.  

3. La iniciación es considerada una ceremonia cuando llega a un punto culminante en el proceso iniciático donde la conciencia del discípulo  es dramáticamente consciente de los miembros de la Jerarquía y de su propia posición, en relación con la misma. El discípulo hace de esta comprensión un símbolo --sucesivamente y en creciente gran escala-- como si fuera una gran ceremonia rítmica de revelación progresiva, en la cual él, como candidato es el centro del escenario jerárquico. Esto definidamente es así (desde el ángulo ceremonial) en las primeras dos iniciaciones y en relación con el Cristo como Iniciador... el aspecto ceremonial se debe a la capacidad del discípulo para construir formas mentales.  

4. El proceso iniciático es en realidad el resultado de la actividad de tres energías:

I.        La  energía  generada  por  el  discípulo,  cuando  trata  de servir a la humanidad.  

II.       La energía puesta a disposición del discípulo, cuando logra construir el Antahkarana.

III.      La energía del Ashrama jerárquico en el cual está siendo “absorbido” o integrado.

Estas tres energías, cada una con su propio modo de expresión y produciendo sus propios resultados específicos, que complementan o dirigen el proceso  iniciático,  son  evocadas  por  el  mismo  discípulo,  y  su  creciente fortaleza y capacidad reveladora dependen ampliamente de su determinación, de  su  propósito  y  de  su  voluntad;  de  su  persistencia y  de  su  integridad espiritual.  

5.   Períodos   de   investigación,   de   sufrimiento,   de   desapego,   de revelación, que producen puntos de fusión, de tensión y de proyección de energía, tal es la historia del sendero de la iniciación.

La iniciación es en verdad el nombre dado a la revelación o nueva visión que impele siempre al discípulo adelante, hacia una luz mayor; no es algo que se le confiere o se le da. Es un proceso de reconocimiento de la luz y la utilización de esa luz a fin de entrar en una luz siempre más clara. El progreso efectuado desde una zona débilmente iluminada, en la manifestación divina, a otra de gloria suprema, es la historia del sendero de evolución.  

6. El reconocimiento de las diversas “luces” en el Camino Iluminado significa estar preparado para la iniciación. El iniciado entra en la luz en un sentido peculiar, y ésta compenetra su naturaleza, de acuerdo a su desarrollo, en cualquier etapa en tiempo y espacio, permitiéndole hacer contacto y ver lo que hasta entonces era invisible y, basado en el conocimiento recién adquirido, dirigir sus pasos adelante. Aquí no estoy hablando en símbolos. Cada iniciación oscurece la luz ya adquirida y empleada, y sumerge entonces al iniciado en una luz más elevada. Cada iniciación capacita al discípulo para percibir una zona de la conciencia divina hasta entonces desconocida, pero cuando el discípulo se ha familiarizado con ella y sus fenómenos, su cualidad vibratoria e interrelaciones excepcionales, se convierten para él en un campo normal de experiencia y actividad. Nuevamente la dualidad penetra en su percepción mental, porque ya es consciente de la zona iluminada, por la cual llega a un punto de tensión o de iniciación; mediante el proceso iniciático descubre una zona nueva y más brillantemente iluminada en la cual puede ahora penetrar. Esto no significa que debe abandonar el campo de actividad anterior en el que ha trabajado y vivido, sino que simplemente enfrenta nuevos campos de responsabilidad y  oportunidad, pues - por su propio esfuerzo - puede ver más luz, caminar en una luz mayor  y  aplicar sus facultades más adecuadamente que hasta ahora, dentro de la zona, grandemente ampliada, de las posibilidades.  

7. La iniciación es (en su definición más simple) la comprensión del Camino, pues la comprensión es una energía reveladora que permite la realización. La iniciación es un progreso en la experiencia y, por su intermedio, el logro de un punto de tensión. Manteniendo ese punto de tensión el iniciado ve lo que está por delante. La iniciación permite entrar progresivamente en la mente del Logos creador. Esta última definición es quizás una de las más importantes que he dado hasta ahora. Reflexionen sobre mis palabras.  

8. Ningún discípulo puede pasar por la experiencia iniciática si no es un individuo fusionado con el alma y conscientemente consciente, en los niveles del alma, de los diferentes acontecimientos, posibilidades, empresas e implicaciones...

...Sería conveniente observar que una iniciación es, en realidad, una crisis, un acontecimiento culminante, que sólo se produce realmente cuando el discípulo ha aprendido a ser paciente, resistente y sagaz, al surgir de las numerosas  y  menos  importantes  crisis  precedentes.  La  iniciación  es  un episodio culminante, debido a la disciplina autoinspirada, a la que el discípulo se ha obligado a ajustarse   poco se ha dicho sobre la verdad más importante, de que la iniciación admite a un hombre en una zona o nivel de la conciencia divina - en un plano o más bien en un estado del ser, hasta ahora considerado como sellado y cerrado.  




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