INICIACION (ENSEÑANZAS
DEL MAESTRO D.K. “EL TIBETANO”)
REGLAS PARA ASPIRANTES
A LA INICIACION
Regla Uno.
Que el discípulo investigue dentro de la
profunda caverna del corazón. Si allí arde intensamente el fuego, dando calor a
su hermano, pero no a sí mismo, ha llegado el momento de solicitar autorización
para presentarse ante el portal.
Cuando el amor a todos los seres, sin
tener en cuenta quienes son, comienza a ser una realidad en el corazón del
discípulo y, al mismo tiempo, el amor a sí mismo no existe, indica que se está
acercando al Portal de la Iniciación y puede prestar los juramentos
preliminares necesarios, antes de que su Maestro entregue su nombre como
solicitante a la iniciación. Si no le importa el sufrimiento y el dolor del yo
inferior, si le resulta indiferente ser feliz o no, si el único propósito de su
vida es servir y salvar al mundo y si las necesidades del prójimo son para él
de mayor importancia que las propias, recién entonces el fuego del amor irradia
de su ser y el mundo podrá sentirse confortado ante sus pies. Este amor debe
ser una manifestación probada y práctica y no sólo una teoría ni simplemente un
ideal impracticable y un sentimiento grato, sino algo surgido de las
experiencias y pruebas de la vida, de tal modo que el primer impulso de la vida
sea el autosacrificio y la inmolación de la naturaleza inferior.
Regla Dos.
Cuando la solicitud ha sido presentada
en triple forma, que el discípulo la retire y olvide que la ha presentado.
En esto reside una de las pruebas
iniciales. El discípulo debe adoptar la actitud mental de no importarle recibir
o no la iniciación. No debe tener ningún móvil egoísta. Sólo las solicitudes
que llegan al Maestro mediante la energía engendrada por móviles puros y
altruistas son transmitidas por El al ángel que lleva los registros de la Jerarquía;
sólo recibirán respuesta a sus demandas los discípulos que
ansían la iniciación
porque confiere un
mayor poder, para ayudar y bendecir. Quienes carecen de
interés por la iniciación no recibirán respaldo esotérico, y los que por
egoísmo o curiosidad, ansían participar en los misterios, no atravesarán el
portal y permanecerán afuera llamando. Quienes estén dispuestos a servir y se
sienten abrumados por las necesidades del mundo y se les ha despertado el
sentido de la responsabilidad personal, han cumplido con la ley, llaman y
reciben respuesta, solicitan y son [e490] reconocidos; ellos demandan mayor
poder para ayudar, y esta demanda es oída por Aquellos que silenciosamente
esperan
PREPARACION PARA LA
INICIACION
1. (El discípulo) encuentra a su alma
mediante la fusión del alma y la personalidad; a su grupo por la absorción de
esta fusión alma-forma en el grupo de un Maestro, siendo finalmente absorbido
en el ashrama del Maestro.
...a medida que la nueva estructura del
venidero orden mundial vaya adquiriendo forma, los procesos se acelerán
considerablemente; sin embargo esto no sucederá hasta dentro de cien años, lo
cual es un instante en la eterna historia de la humanidad. La vida de Dios pasa
de una síntesis a otra. Primeramente, la síntesis de las vidas atómicas que
adquirirán formas cada vez más perfectas hasta aparecer los tres reinos de la
naturaleza; luego, la síntesis de la conciencia que permitirá al ser humano
penetrar en la conciencia mayor del Todo y, finalmente, ese misterioso
acontecimiento resultante del efecto producido por los desarrollos anteriores,
denominado Identificación. Desde la primera identificación, analogía superior
de la etapa de individualización, tiene lugar la absorción progresiva en
tonalidades cada vez mayores, y todas las veces surge la Palabra: Aceptado como
grupo.
¿He logrado darles en esta breve
exposición una visión algo más amplia de lo que significa la iniciación?
¿Pueden ver con mayor claridad la creciente belleza del Todo, la bondad del
Propósito y la Sabiduría del Plan?. ¿Comprenden más
cabalmente, que belleza, bondad y sabiduría, no son cualidades, como puede
implicar su inadecuada nomenclatura, sino grandes realidades manifestadas? ¿Han
llegado a comprender que no son descriptivas de la Deidad, sino nombres
aplicados a Vidas de cuya potencia y actividad los hombres nada saben?
Alguna comprensión al respecto debe
infiltrarse con lentitud en la mente y conciencia de cada discípulo, a medida
que sobre esa mente se va irradiando la luz del alma en las primeras etapas y,
más tarde, va respondiendo al impacto de la energía proveniente de la Tríada
espiritual. Sólo cuando se visualiza esto, aunque no se lo comprenda, el
esforzado discípulo sabrá que las palabras:
Que no retire su solicitud. No podría
hacerlo aunque quisiera, pero debe presentarles grandes demandas y seguir
adelante, son un mandato viviente que lo condicionarán, quiéralo o no. Uno de
los resultados más reales que se producen al oír la Palabra pronunciada después
de pasar las dos pruebas, es la incapacidad de retirarse de la posición
asumidas. Tener que vivir inevitablemente la vida del espíritu, constituye al
mismo tiempo su horror y su alegría. Eso es exactamente lo que quiero
significar. El símbolo o primera expresión de esto (para quienes viven en los
tres mundos, es solo el símbolo de una realidad interna), es el impulsivo
anhelo de mejorar, característica sobresaliente del animal humano. Pasa por una
etapa de disconformidad a otra, impelido por un algo interno que constantemente
le revela una seductora visión de algo más deseable que su actual estado y
experiencia. Al principio lo interpreta en términos de bienestar material;
entonces esta divina disconformidad lo impele hacia una etapa de lucha de
naturaleza emocional; ansía la satisfacción emocional y más tarde las
realizaciones intelectuales. En todo momento la lucha por alcanzar lo que
siempre está más adelante, crea los
instrumentos para lograrlo,
perfeccionándolos gradualmente, hasta que la triple personalidad está preparada
para obtener la visión del alma. Desde ese punto de tensión, el anhelo y la
lucha recrudecen, hasta entrar en el sendero.
En cuanto llega a ser un discípulo
aceptado y ha emprendido definidamente el trabajo de preparación para la
iniciación, ya no puede volver atrás. No podría aunque quisiera, y el ashrama
lo protege.
2.
A medida que
se desarrolla el
intelecto - los
requisitos para la iniciación son más drásticos y exigentes y
el iniciado, por lo tanto, adquiere un orden más elevado. El Maestro actual es
infinitamente más inteligente, posee más amor y es “ocultamente más razonable”
que lo que fue el Maestro en la era Atlante.
3.
El ashrama tiene
sus propios objetivos,
intenciones y técnicas internas, que no se relacionan con
la vida y el servicio del discípulo en los tres
mundos. El trabajo del discípulo, en preparación para la iniciación, no
concierne básicamente a su servicio mundial cotidiano, aunque no habría para él
iniciación si faltara esa vida de servicio. En realidad su vida de servicio es
una expresión de la iniciación particular para la cual está siendo preparado.
Este es un tema demasiado vasto para ser considerado aquí, pero da una idea
sobre la cual será bueno reflexionar.
INICIACION
1. Después de un período de tiempo breve
o largo, el discípulo se encuentra ante el Portal de la Iniciación. Debe
recordarse que, a medida que nos acercamos
al Maestro y al Portal, se llega como dice el libro Luz en el Sendero: “con los
pies bañados en la sangre del corazón”. Cada paso trascendido se da mediante el
sacrificio de todo lo que es querido por el corazón en algún plano, y este
sacrificio debe ser siempre voluntario. Quien huella el sendero de probación y
el de santidad, sabe el precio que debe pagar, ha reajustado el sentido de los
valores y, por lo tanto, no juzga como lo nace el hombre mundano. Quien intenta
“arrebatar el reino por la violencia”, lo hace porque está preparado para el
consiguiente sufrimiento. Quien considera que nada tiene valor excepto alcanzar
la meta, está dispuesto a sacrificar su propia vida en la lucha para que
predomine el yo superior sobre el yo inferior.
2. La iniciación no sólo destaca y
profundiza la cualidad del alma y permite a la personalidad expresar los
poderes del alma, acentuando y extrayendo lo mejor que hay en el discípulo y en
el servicio que presta, sino también pone progresivamente a su disposición fuerzas y energías de las
cuales no tenía conocimiento alguno, que aprenderá a emplear como iniciado de
cierto grado en el Camino Iluminado. La iniciación le revelará mundos del ser
hasta entonces insospechados y desconocidos, con los cuales debe aprender a
colaborar y lo integrará más definidamente en la “zona iluminada” de nuestra
vida planetaria, traerá nueva revelación y visión, pero se oscurecerá más la
zona no iluminada.
3. La iniciación es considerada una
ceremonia cuando llega a un punto culminante en el proceso iniciático donde la
conciencia del discípulo es
dramáticamente consciente de los miembros de la Jerarquía y de su propia
posición, en relación con la misma. El discípulo hace de esta comprensión un
símbolo --sucesivamente y en creciente gran escala-- como si fuera una gran
ceremonia rítmica de revelación progresiva, en la cual él, como candidato es el
centro del escenario jerárquico. Esto definidamente es así (desde el ángulo
ceremonial) en las primeras dos iniciaciones y en relación con el Cristo como
Iniciador... el aspecto ceremonial se debe a la capacidad del discípulo para
construir formas mentales.
4. El proceso iniciático es en realidad
el resultado de la actividad de tres energías:
I. La energía
generada por el
discípulo, cuando trata
de servir a la humanidad.
II. La
energía puesta a disposición del discípulo, cuando logra construir el
Antahkarana.
III. La
energía del Ashrama jerárquico en el cual está siendo “absorbido” o integrado.
Estas tres energías, cada una con su
propio modo de expresión y produciendo sus propios resultados específicos, que
complementan o dirigen el proceso
iniciático, son evocadas
por el mismo
discípulo, y su
creciente fortaleza y capacidad reveladora dependen ampliamente de su
determinación, de su propósito
y de su
voluntad; de su
persistencia y de su
integridad espiritual.
5.
Períodos de investigación, de
sufrimiento, de desapego,
de revelación, que producen puntos de fusión, de tensión y de proyección
de energía, tal es la historia del sendero de la iniciación.
La iniciación es en verdad el nombre
dado a la revelación o nueva visión que impele siempre al discípulo adelante,
hacia una luz mayor; no es algo que se le confiere o se le da. Es un proceso de
reconocimiento de la luz y la utilización de esa luz a fin de entrar en una luz
siempre más clara. El progreso efectuado desde una zona débilmente iluminada,
en la manifestación divina, a otra de gloria suprema, es la historia del
sendero de evolución.
6. El reconocimiento de las diversas
“luces” en el Camino Iluminado significa estar preparado para la iniciación. El
iniciado entra en la luz en un sentido peculiar, y ésta compenetra su
naturaleza, de acuerdo a su desarrollo, en cualquier etapa en tiempo y espacio,
permitiéndole hacer contacto y ver lo que hasta entonces era invisible y,
basado en el conocimiento recién adquirido, dirigir sus pasos adelante. Aquí no
estoy hablando en símbolos. Cada iniciación oscurece la luz ya adquirida y
empleada, y sumerge entonces al iniciado en una luz más elevada. Cada
iniciación capacita al discípulo para percibir una zona de la conciencia divina
hasta entonces desconocida, pero cuando el discípulo se ha familiarizado con
ella y sus fenómenos, su cualidad vibratoria e interrelaciones excepcionales,
se convierten para él en un campo normal de experiencia y actividad. Nuevamente
la dualidad penetra en su percepción mental, porque ya es consciente de la zona
iluminada, por la cual llega a un punto de tensión o de iniciación; mediante el
proceso iniciático descubre una zona nueva y más brillantemente iluminada en la
cual puede ahora penetrar. Esto no significa que debe abandonar el campo de
actividad anterior en el que ha trabajado y vivido, sino que simplemente
enfrenta nuevos campos de responsabilidad y oportunidad, pues - por su propio esfuerzo -
puede ver más luz, caminar en una luz mayor
y aplicar sus facultades más
adecuadamente que hasta ahora, dentro de la zona, grandemente ampliada, de las
posibilidades.
7. La iniciación es (en su definición
más simple) la comprensión del Camino, pues la comprensión es una energía
reveladora que permite la realización. La iniciación es un progreso en la
experiencia y, por su intermedio, el logro de un punto de tensión. Manteniendo
ese punto de tensión el iniciado ve lo que está por delante. La iniciación
permite entrar progresivamente en la mente del Logos creador. Esta última
definición es quizás una de las más importantes que he dado hasta ahora.
Reflexionen sobre mis palabras.
8. Ningún discípulo puede pasar por la
experiencia iniciática si no es un individuo fusionado con el alma y
conscientemente consciente, en los niveles del alma, de los diferentes
acontecimientos, posibilidades, empresas e implicaciones...
...Sería conveniente observar que una
iniciación es, en realidad, una crisis, un acontecimiento culminante, que sólo
se produce realmente cuando el discípulo ha aprendido a ser paciente,
resistente y sagaz, al surgir de las numerosas
y menos importantes
crisis precedentes. La
iniciación es un episodio culminante, debido a la
disciplina autoinspirada, a la que el discípulo se ha obligado a ajustarse poco se ha dicho sobre la verdad más
importante, de que la iniciación admite a un hombre en una zona o nivel de la
conciencia divina - en un plano o más bien en un estado del ser, hasta ahora
considerado como sellado y cerrado.
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