EL SENDERO DEL DISCIPULADO (ACV)
En el Camino Espiritual consciente, recorremos una serie de tramos y todos ellos constituyen “El Camino”: Despertar; Aspirante; Discípulo, Iniciado….., etc. Descubrir esa divinidad que somos ya es importante, pero hasta qué punto somos conscientes?.
En términos generales podríamos decir que no vemos en nosotros la divinidad, y por una gran parte de la humanidad se considera que somos materia y que todo empieza y termina en el nacer y en el morir, simplemente porque no se percibe que “nacer y morir son dos caras de la misma moneda”. Hay otra versión y es la que corresponde a los que están tan convencidos de que somos tan divinos que, desde ya, lo podemos todo, y tenemos todos los poderes y podemos producir todos los milagros.
Como siempre aquí están los
pares de opuestos y la controversia, la que existe por sí misma y la que
nosotros fomentamos con nuestros
fanatismos y sin discernimiento ni discriminación. Independientemente de esta realidad hay algo muy importante y es
que ignoramos o queremos ignorar que el universo al completo se rige por leyes
que no se alteran sin causas que lo justifiquen, luego con respecto a los
milagros siempre habría que hablar de ellos con mucha cautela.
La vida del hombre es un cambio constante en sus puntos de
vista; a medida que las experiencias se suceden unas a otras, parece como si
nos elevásemos de un plano a otro por la
ladera de una montaña, con el resultado de que la visión cambiaría
constantemente. Es el proceso a través del cual podemos llegar a la realidad
divina del hombre, de la Naturaleza y de Dios.
Empezando por la visión que el hombre tiene de sí mismo, veamos
cuáles son las características del hombre corriente. ¿Cuál es la actitud de ese
hombre, hacia aquellos que están a su alrededor? Podemos ver que de una forma u
otra manifestamos una actitud como de resentimiento. No nos gusta que los demás
difieran del que es nuestro criterio, no nos agrada que las gentes piensen de
manera distinta. Como resultado todos
llevamos en nuestro interior una especie de antipatía, por muy sutil que ella
sea, llegando a sentirnos incluso superiores al resto. Esto hace que se cree un
ambiente de crítica porque solamente aceptamos nuestros “yoes” pero no los de
los que piensan y actúan distinto.
Existe, sin embargo, la posibilidad de una visión diferente en
todo hombre o mujer medianamente razonables y cultos, y se subraya esta particularidad porque para
que el hombre amplíe su visión de la vida, necesariamente tiene que adquirir
conocimiento. Los grandes poetas, los grandes artistas, los grandes filósofos,
sociólogos, científicos, etc., pueden
expresar tanta belleza y tanta verdad porque han conseguido captar una visión
más amplia de la vida. Aquí vuelvo a repetir algo en lo que yo siempre hago
mucho hincapié y es que “tenemos que explotar nuestros talentos” y a partir de
ahí el círculo se va ampliando y nos da la opción de ver, entender, aceptar y
respetar las diferencias, y al mismo tiempo tendremos que ir haciendo la
discriminación pertinente para conseguir eliminar todo lo que entorpece nuestro
avance y quedarnos con lo que realmente nos hace avanzar. Respetar no es aceptarlo todo.
En ese caminar el ser humano va a despertar a su vida
espiritual, a su esencia, a su divinidad y, lo que antes vivía como un simple
animal que comía, cazaba y gozaba, como tal, ahora le provocan preguntas para las que no tiene respuestas.
Simplemente está despertando sin reconocer qué está pasando, está abriendo los
ojos a algo que estaba ahí pero que ignoraba.
Empezamos a percibir lo que consideramos problemas y nos
preguntamos por qué nos pasan determinadas cosas y que ese Dios tan bueno y tan
perfecto en el que nos han enseñado a creer con distintos nombres, dependiendo
del lugar geográfico de nuestro nacimiento, no lo entendemos, no sabemos por
qué no pudo hacer un mundo mejor, un
mundo más perfecto, ya que Él es
todopoderoso (es lo que nos han dicho). Seguramente que a partir de aquí nos
afiliaremos a alguna religión porque sentimos esa necesidad, y en principio nos
sentimos felices porque hay personas que les preocupan las mismas cosas y
mutuamente encontramos consuelo. Así vamos a seguir no sé cuánto tiempo ni cuántas
vidas, hasta que un día, no sabemos cómo, nuestra mente empieza a crearse más
problemas todavía, hasta cuestionarse esas enseñanzas que recibe y que no las
ve justas o no les encuentra razón de ser. Podemos estancarnos ahí, rechazarlo
todo, o podemos acelerar nuestra lucha en la búsqueda de esa verdad que ya
empezamos a vislumbrar. Podemos encontrarnos de todo, desde lo más inteligente
y sabio, al espejismo más nefasto, y de vez en cuando podemos recibir alguna
ayuda con palabras como estas: “Venid a mí, todos los que andáis agobiados, que
yo os aliviaré”. Son palabras de Cristo conocedor de esas situaciones de agobio
en las que nos iremos encontrando.
Cuando se inicia en nosotros la comprensión del misterio de
nuestro propio sufrimiento, podemos ver que la vida nos lleva, nos empuja, a la
asimilación de ciertas lecciones, y una lección capital es la de la Vida Una.
Lentamente el hombre va a ir percibiendo que somos una Unidad. Pero no se quedan
aquí nuestros descubrimientos; algo muy importante que se nos va a desvelar es
nuestra inmortalidad, que nuestra vida, en cada periodo, va a estar en el plano
que corresponda para que pueda cumplir
su misión.
Dicen que el hombre, un día quiso
Llegar a la VERDAD
y se la pidió a Dios.
Dios la escribió en un gran disco de piedra
Y vio que era demasiado grande
para que un solo hombre
la comprendiera.
Pero, respondiendo a su pedido,
arrojó el disco a la
Tierra,
y se rompió en muchos pedazos.
Cada hombre recogió uno y
Fundó su religión, su Iglesia,
su filosofía, o su
doctrina.......
Por lo cual, todos ellos tienen
una parte de “la Verdad”
La Verdad llegará a estar en manos de la humanidad
Cuando todos los trozos
se unan.
¡Todos juntos Un día!
ES ESA BÚSQUEDA DE LA VERDAD LA QUE NOS VA A GUIAR Y PERMITIR
HOLLAR EL SENDERO, PRIMERO COMO ASPIRANTES, DESPUÉS COMO DISCÍPULOS Y
FINALMENTE COMO INICIADOS Y MAESTROS.
Dice Annie Besant:
Aprended a discernir lo real de lo irreal, lo efímero de lo
eterno. Aprended, sobre todo a separar el saber de la cabeza, de la sabiduría
del alma; los “ojos”, del “corazón”.
Estamos hablando del camino del discipulado, un camino que no
está representado por palabras, ni por
ideas, ni por euforias; solamente se llega a él ejerciendo la voluntad y
experimentando con la propia vida, allanando el terreno, quitando las piedras,
las malas hierbas y siendo nosotros mismos el Sendero. Hablamos de
espiritualizar la materia, nuestra parte más densa y, paso a paso ir quitando
los velos que nos impiden la visión y nuevamente repito esas palabras que a mí
tanto me gustan y que son “ir por el camino de los hombres conociendo los
caminos de Dios”. Y así permanezco.
Aquí sí que seleccionan los Maestros para escoger a sus
colaboradores, porque la Jerarquía y el mundo
necesitan auténticos discípulos comprometidos con la VIDA y con el Plan de Dios. No valen las medias tintas:
¡ay de vosotros los tibios!, dice la Biblia.
¿Es fácil la vida del discipulado? Yo creo que pese a su dificultad, es algo tan
auténtico, de tanto valor, de tanta verdad, que cuando realmente hemos pisado
el primer peldaño ya es imposible la marcha atrás porque se nos ha dado la
opción de ver LO IRREAL Y LO REAL, LOS ESPEJISMOS EN LOS QUE VIVIMOS Y LA VIDA
QUE ES Y QUE AQUÍ TENEMOS QUE TRAER.
No podemos llegar a ser discípulos de la noche a la mañana, todo
hay que ganarlo y todo tiene un proceso, y las grandes obras necesitan su
tiempo. Tenemos que seguir repitiendo que la vida espiritual siempre rodeada de
tanto espejismo, precisa de unos requisitos: estudio, análisis, discernimiento,
discriminación y servicio. Estas características constantes tienen su trabajo y
sus frutos que desde luego nunca deberíamos mezclar con el “autoengaño”.
Podemos engañarnos a nosotros mismos e intentar engañar a otros, porque la
fuerza de los espejismos es tan grande que tiene un gran peso sobre nuestra
falta de riqueza espiritual. Es por esto que el alma necesita personalidades
muy fuertes, capaces de superar todas las pruebas. Sin personalidades
fuertes el alma no se expresa.
Estamos iniciando la era de Acuario, etapa a la que corresponde
desarrollar el mental, de ahí que sean muchos los estudiantes que practican el
raja yoga o yoga de la mente que consiste en utilizar un pensamiento simiente
en la meditación, para que ésta trabaje sobre él, aporte todas las
argumentaciones posibles, y finalmente, conscientes de nuestras limitaciones,
elevarlas a la luz del alma. Hay quien piensa que esto no debe ser así porque
estamos en la etapa de Agni Yoga. En absoluto merece la pena discutir sobre esto ni sobre ninguna otra
cosa, porque finalmente somos cada uno de nosotros los que debemos utilizar
nuestros talentos para inteligentemente y en conciencia determinar.
En el Agni Yoga la mente no contaría, y así será en su momento y
para quien corresponda, pero si analizamos el desenfreno de una humanidad
movida por los deseos y las emociones, es decir, anclada en el plexo solar
(cuerpo astral), que no usa la mente, nos está diciendo que el mental no lo hemos
desarrollado, ¿cómo vamos a dar ese salto desde el astral, a dónde vamos a dirigirnos si todavía estamos
en los deseos?.
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