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lunes, 23 de junio de 2014

DISCIPULADO: EL SENDERO DEL (ACV)

EL SENDERO DEL DISCIPULADO (ACV)


En el Camino Espiritual consciente, recorremos una serie de tramos y todos ellos constituyen “El Camino”:   Despertar;  Aspirante; Discípulo, Iniciado….., etc. Descubrir esa divinidad que somos ya es importante, pero hasta qué punto somos conscientes?. 
En términos generales podríamos decir que no vemos en nosotros la divinidad, y por una gran parte de la humanidad se considera que somos materia y que todo empieza y termina en el nacer y en el morir, simplemente porque no se percibe que “nacer y morir son dos caras de la misma moneda”.  Hay otra versión y es la que corresponde a los que están tan convencidos de que somos tan divinos que, desde ya, lo podemos todo,  y tenemos todos los poderes y podemos producir todos los milagros. 
Como siempre aquí están los  pares de opuestos y la controversia, la que existe por sí misma y la que nosotros fomentamos  con nuestros fanatismos y sin discernimiento ni discriminación. Independientemente  de esta realidad hay algo muy importante y es que ignoramos o queremos ignorar que el universo al completo se rige por leyes que no se alteran sin causas que lo justifiquen, luego con respecto a los milagros siempre habría que hablar de ellos con mucha cautela. 
La vida del hombre es un cambio constante en sus puntos de vista; a medida que las experiencias se suceden unas a otras, parece como si nos elevásemos de un plano a otro  por la ladera de una montaña, con el resultado de que la visión cambiaría constantemente. Es el proceso a través del cual podemos llegar a la realidad divina del hombre, de la Naturaleza y de Dios. 
Empezando por la visión que el hombre tiene de sí mismo, veamos cuáles son las características del hombre corriente. ¿Cuál es la actitud de ese hombre, hacia aquellos que están a su alrededor? Podemos ver que de una forma u otra manifestamos una actitud como de resentimiento. No nos gusta que los demás difieran del que es nuestro criterio, no nos agrada que las gentes piensen de manera distinta.  Como resultado todos llevamos en nuestro interior una especie de antipatía, por muy sutil que ella sea, llegando a sentirnos incluso superiores al resto. Esto hace que se cree un ambiente de crítica porque solamente aceptamos nuestros “yoes” pero no los de los que piensan y actúan distinto.
 Existe, sin embargo, la posibilidad de una visión diferente en todo hombre o mujer medianamente razonables y cultos,  y se subraya esta particularidad porque para que el hombre amplíe su visión de la vida, necesariamente tiene que adquirir conocimiento. Los grandes poetas, los grandes artistas, los grandes filósofos, sociólogos, científicos, etc.,  pueden expresar tanta belleza y tanta verdad porque han conseguido captar una visión más amplia de la vida. Aquí vuelvo a repetir algo en lo que yo siempre hago mucho hincapié y es que “tenemos que explotar nuestros talentos” y a partir de ahí el círculo se va ampliando y nos da la opción de ver, entender, aceptar y respetar las diferencias, y al mismo tiempo tendremos que ir haciendo la discriminación pertinente para conseguir eliminar todo lo que entorpece nuestro avance y quedarnos con lo que realmente nos hace avanzar.  Respetar no es aceptarlo todo. 
En ese caminar el ser humano va a despertar a su vida espiritual, a su esencia, a su divinidad y, lo que antes vivía como un simple animal que comía, cazaba y gozaba, como tal, ahora le provocan  preguntas para las que no tiene respuestas. Simplemente está despertando sin reconocer qué está pasando, está abriendo los ojos a algo que estaba ahí pero que ignoraba. 
Empezamos a percibir lo que consideramos problemas y nos preguntamos por qué nos pasan determinadas cosas y que ese Dios tan bueno y tan perfecto en el que nos han enseñado a creer con distintos nombres, dependiendo del lugar geográfico de nuestro nacimiento, no lo entendemos, no sabemos por qué no pudo hacer un mundo mejor, un  mundo más perfecto, ya que  Él es todopoderoso (es lo que nos han dicho). Seguramente que a partir de aquí nos afiliaremos a alguna religión porque sentimos esa necesidad, y en principio nos sentimos felices porque hay personas que les preocupan las mismas cosas y mutuamente encontramos consuelo. Así vamos a seguir no sé cuánto tiempo ni cuántas vidas, hasta que un día, no sabemos cómo, nuestra mente empieza a crearse más problemas todavía, hasta cuestionarse esas enseñanzas que recibe y que no las ve justas o no les encuentra razón de ser. Podemos estancarnos ahí, rechazarlo todo, o podemos acelerar nuestra lucha en la búsqueda de esa verdad que ya empezamos a vislumbrar. Podemos encontrarnos de todo, desde lo más inteligente y sabio, al espejismo más nefasto, y de vez en cuando podemos recibir alguna ayuda con palabras como estas: “Venid a mí, todos los que andáis agobiados, que yo os aliviaré”. Son palabras de Cristo conocedor de esas situaciones de agobio en las que nos iremos encontrando. 
Cuando se inicia en nosotros la comprensión del misterio de nuestro propio sufrimiento, podemos ver que la vida nos lleva, nos empuja, a la asimilación de ciertas lecciones, y una lección capital es la de la Vida Una. Lentamente el hombre va a ir percibiendo que somos una Unidad. Pero no se quedan aquí nuestros descubrimientos; algo muy importante que se nos va a desvelar es nuestra inmortalidad, que nuestra vida, en cada periodo, va a estar en el plano que  corresponda para que pueda cumplir su misión. 
Dicen que el hombre, un día quiso
Llegar a la VERDAD
y se la pidió a Dios. 
Dios la escribió en un gran disco de piedra
Y  vio  que era demasiado grande
para  que un solo hombre la comprendiera. 
Pero, respondiendo a su pedido,
arrojó  el disco a la Tierra,
y se rompió en muchos pedazos. 
Cada hombre  recogió uno y
Fundó su religión, su Iglesia,
su  filosofía, o su doctrina....... 
Por lo cual, todos ellos tienen
una parte de “la Verdad”
La Verdad llegará a estar en manos de la humanidad
Cuando todos los trozos  se unan.
¡Todos juntos Un día! 
ES ESA BÚSQUEDA DE LA VERDAD LA QUE NOS VA A GUIAR Y PERMITIR HOLLAR EL SENDERO, PRIMERO COMO ASPIRANTES, DESPUÉS COMO DISCÍPULOS Y FINALMENTE COMO INICIADOS Y MAESTROS. 
Dice Annie Besant: 
Aprended a discernir lo real de lo irreal, lo efímero de lo eterno. Aprended, sobre todo a separar el saber de la cabeza, de la sabiduría del alma; los “ojos”, del “corazón”. 
Estamos hablando del camino del discipulado, un camino que no está representado por palabras,  ni por ideas, ni por euforias; solamente se llega a él ejerciendo la voluntad y experimentando con la propia vida, allanando el terreno, quitando las piedras, las malas hierbas y siendo nosotros mismos el Sendero. Hablamos de espiritualizar la materia, nuestra parte más densa y, paso a paso ir quitando los velos que nos impiden la visión y nuevamente repito esas palabras que a mí tanto me gustan y que son “ir por el camino de los hombres conociendo los caminos de Dios”.  Y así permanezco. 
Aquí sí que seleccionan los Maestros para escoger a sus colaboradores, porque la Jerarquía y el mundo  necesitan auténticos discípulos comprometidos con la VIDA y con  el Plan de Dios. No valen las medias tintas: ¡ay de vosotros los tibios!, dice la Biblia. 
¿Es fácil la vida del discipulado?  Yo creo que pese a su dificultad, es algo tan auténtico, de tanto valor, de tanta verdad, que cuando realmente hemos pisado el primer peldaño ya es imposible la marcha atrás porque se nos ha dado la opción de ver LO IRREAL Y LO REAL, LOS ESPEJISMOS EN LOS QUE VIVIMOS Y LA VIDA QUE ES Y QUE AQUÍ TENEMOS QUE TRAER. 
No podemos llegar a ser discípulos de la noche a la mañana, todo hay que ganarlo y todo tiene un proceso, y las grandes obras necesitan su tiempo. Tenemos que seguir repitiendo que la vida espiritual siempre rodeada de tanto espejismo, precisa de unos requisitos: estudio, análisis, discernimiento, discriminación y servicio. Estas características constantes tienen su trabajo y sus frutos que desde luego nunca deberíamos mezclar con el “autoengaño”. Podemos engañarnos a nosotros mismos e intentar engañar a otros, porque la fuerza de los espejismos es tan grande que tiene un gran peso sobre nuestra falta de riqueza espiritual. Es por esto que el alma necesita personalidades muy fuertes, capaces de superar todas las pruebas. Sin personalidades fuertes  el alma no se expresa. 
Estamos iniciando la era de Acuario, etapa a la que corresponde desarrollar el mental, de ahí que sean muchos los estudiantes que practican el raja yoga o yoga de la mente que consiste en utilizar un pensamiento simiente en la meditación, para que ésta trabaje sobre él, aporte todas las argumentaciones posibles, y finalmente, conscientes de nuestras limitaciones, elevarlas a la luz del alma. Hay quien piensa que esto no debe ser así porque estamos en la etapa de Agni Yoga. En absoluto merece la pena  discutir sobre esto ni sobre ninguna otra cosa, porque finalmente somos cada uno de nosotros los que debemos utilizar nuestros talentos para inteligentemente y en conciencia determinar. 

En el Agni Yoga la mente no contaría, y así será en su momento y para quien corresponda, pero si analizamos el desenfreno de una humanidad movida por los deseos y las emociones, es decir, anclada en el plexo solar (cuerpo astral), que no usa la mente, nos está diciendo que el mental no lo hemos desarrollado, ¿cómo vamos a dar ese salto desde el astral,  a dónde vamos a dirigirnos si todavía estamos en los deseos?.

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