LOS
OCHO METODOS DEL YOGA (Segunda Parte)
(Los
Aforismos de la Yoga de Patanjali)
PRIMER
METODO. LOS MANDAMIENTOS
30.
Inofensividad; veracidad; no hurtar; continencia; no ser avaro,
constituyen yama, o los cinco mandamientos.
Estos
cinco mandamientos son sencillos y claros; no obstante, si se practican, harán
que el hombre perfeccione sus relaciones con los demás, con los superhombres y
con los reinos subhumnanos. El primer mandamiento, inofensividad, resume en
realidad a los demás. Estos mandamientos son muy completos y abarcan la triple
naturaleza. Al estudiar estos métodos veremos su relación con determinada parte
de la triple manifestación del ego.
I.Naturaleza
Física
1.Inofensividad. Comprende
los actos físicos del hombre, respecto a todas las formas de la manifestación
divina, y concierne específicamente a su naturaleza fuerza, o a la energía que el expresa por medio de sus actividades
en el plano físico. No daña ni perjudica a nadie.
2. Veracidad. Concierne principalmente al
uso de la palabra y de los órganos del sonido, y se refiere a la “verdad”, en lo más profundo, de modo que sea
posible su exteriorización. Este tema es muy amplio y se refiere a la
formulación de las creencias del hombre respecto a Dios, a sus semejantes, a
las cosas y a las formas, por medio de la lengua y de la voz. Esto lo
trata “Luz en el Sendero” en el
aforismo: “Antes de que la voz pueda
hablar en presencia del Maestro, debe haber perdido el poder de herir”.
3. Contenerse de hurtar. El discípulo es
justo y preciso en todas sus cosas y no se apropia de lo que no le pertenece.
Ese amplio concepto abarca algo más que el mero hecho de apropiarse físicamente
de las posesiones de otro.
II. Naturaleza
Astral
4. Continencia. Es
ausencia total de deseos, y rige la exteriorización de las tendencias hacia lo
que no es el yo, cuyas expresión en el plano física es la relación entre los
sexos. Sin embargo, se debe recordar que el estudiante esotérico considera esta
expresión como la forma que adopta el impulso exteriorizado, lo cual vincula
íntimamente al hombre con el reino animal. Todo impulso que concierne a las
formas y al hombre real y tiende a vincularlo a una forma y al plano físico, es
considerado como un tipo de incontinencia. Existe una incontinencia en el plano
físico que el discípulo debe haber trascendido hace mucho tiempo. También hay
muchas tendencias hacia la búsqueda del placer con la consiguiente satisfacción
de la naturaleza del deseo y esto, el verdadero aspirante, también lo considera
como incontinencia.
III. Naturaleza Mental
5. No ser avaro concierne al pecado de la
codicia, que textualmente significa hurtar en el plano mental. El pecado de la
avaricia puede conducir a diversos pecados en el plano físico, y es muy
poderoso. Concierne a la fuerza mental, siendo un término genérico que abarca
los fuertes anhelos, cuyo origen no sólo está en el cuerpo emocional o
kármico (deseo), sino también en el cuerpo mental. Este
mandamiento está comprendido en lo que San Pablo dice: “He aprendido a estar contento en cualquier estado en que me
encuentre”. Se debe alcanzar ese estado para poder aquietar la mente, de
tal manera que puedan entrar las cosas del alma.
31.
Yama constituye el deber universal, sin tener en cuenta raza, lugar,
tiempo o emergencia.
Este
aforismo pone en claro la universalidad de ciertos requisitos, y el estudio de
estos cinco mandamientos, que forman la base de lo que el budista llama “recta conducta”, demostrará que forman la
base de toda verdadera ley y que su infringimiento constituye ilegalidad. La
palabra traducida por “deber” u
“obligación” podría muy bien expresarse por la comprensiva palabra dharma, en lo que a los demás respecta.
Dharma significa textualmente, el adecuado cumplimiento de las propias
obligaciones (o karma) en el lugar y medio ambiente que el destino le depara.
Deben observarse ciertos factores que rigen la conducta, sin permitir laxitud
alguna a este respecto, no importa cuál sea su nacionalidad, localidad, edad o
emergencia que pueda surgir. Estas cinco leyes inmutables rigen la conducta
humana, y cuando todos los hijos de los hombres las cumplan, se comprenderá el
pleno significado de la expresión: “Paz a
todos los seres”.
SEGUNDO
METODO. LAS REGLAS
32. Purificación interna y externa; gozo;
ardiente aspiración; lectura espiritual y devoción a Ishvara, constituyen
nijama (o las cinco reglas).
Como se
dijo anteriormente, las cinco reglas rigen la vida del ser inferior personal y
constituyen los fundamentos del carácter. El verdadero gurú o instructor no le
consiente al aspirante las prácticas de yoga, tan interesantes para el pensador
o aspirante occidental, a quien le atraen por su aparente sencillez y por la
valiosa recompensa, tal como el desarrollo psíquico, hasta que yama y nijama
sean los factores que rigen la vida diaria del discípulo. Deben observarse
primero los mandamientos y las reglas; una vez que la conducta externa del
aspirante hacia sus semejantes, y la disciplina de la vida interna estén de
acuerdo con tales requisitos, entonces, pero no antes, pueden proseguir sin
peligro con las formas y rituales de la yoga práctica.
La falta
de cumplimiento de este requisito es la causa de muchas dificultades entre los
estudiantes occidentales de yoga. No hay fundamento mejor para la práctica del
ocultismo oriental, que la sujeción estricta a los requerimientos formulados
por el Maestro en El Sermón de la Montaña.
El cristiano autodisciplinado, dedicado a una vida pura y al servicio
altruista, puede emprender la práctica de la yoga con menos peligro que su
mundano y egoísta, aunque intelectual, hermano. No correrá los mismos riesgos
que su hermano sin preparación.
Las palabras: purificación interna y externa se refieren a las tres envolturas
que velan al yo, debiendo interpretarse en doble sentido. Cada envoltura tiene
su forma densa y tangible, que debe mantenerse limpia; en un sentido los
cuerpos mental y astral se pueden mantener limpios de impurezas, que provienen
de su medio ambiente, de la misma manera que el físico debe mantenerse limpio
de impurezas similares. También se ha de mantener limpia la materia más sutil
de esos cuerpos. Esto constituye la base del estudio de la pureza magnética,
que da lugar, en Oriente a tantas observaciones inexplicables para el
occidental. Por ejemplo, la sombra de un extraño proyectada sobre el alimento,
produce condiciones de impureza; esto se debe a la creencia de que ciertas
emanaciones de fuerza producen condiciones impuras. Aunque los métodos de
contrarrestarles tales condiciones tienen visos de ritual, la letra muerta, sin
embargo, la idea detrás de la observancia es siempre verdad. Se sabe tan poco
acerca de las emanaciones de fuerza del ser humano o de las que actúan sobre el
mecanismo humano, que lo que podríamos llamar “purificación científica” está todavía en su infancia.
Gozo produce esas condiciones
en que la mente está en reposo; se basa en el reconocimiento de las leyes que
rigen la vida, principalmente la ley del karma. Origina ese estado mental en
que todas las condiciones se consideran correctas y justas, bajo las cuales el
aspirante puede resolver mejor sus problemas y alcanzar la meta específica en
cualquier vida. Esto no implica el acomodo definitivo, ni la pasividad que trae
inercia, sino el reconocimiento del acervo que se posee y el aprovechamiento de
las oportunidades disponibles, convirtiéndolas en trasfondo y base de todo
futuro progreso. Si esto se lleva a cabo debidamente, las restantes tres reglas
se cumplirán más fácilmente.
Ardiente aspiración. El
anhelo de “avanzar” hacia el ideal o de
esforzarse por alcanzar el objetivo, debe ser tan profundo en el aspirante a la
yoga, que ninguna dificultad lo hará retroceder. Únicamente cuando esta
cualidad ha sido desarrollada y probada y cuando ningún problema, confusión ni
el factor tiempo pueden entorpecer, se permite el aspirante ser discípulo de un
Maestro. Ardiente esfuerzo, constante y persistente anhelo e inquebrantable
lealtad al ideal presentido, son la condición
“sine qua non” del discipulado. Estas características deben existir en
los tres cuerpos, y conducen a la constante disciplina del vehículo firme, a la
firme orientación de la naturaleza emocional y a una actitud mental que permite
al hombre “considerar perdidas todas las cosas”, si quiere alcanzar su meta.
Lectura espiritual. Concierne
al desenvolvimiento del sentido de las realidades subjetivas. Se fomenta
mediante el estudio, según se lo entiende en sentido físico, y por el esfuerzo
de llegar a comprender los pensamientos expresados en palabras. Se desarrolla
mediante el detenido escrutinio de las causas subyacentes en todos los deseos,
aspiraciones y sentimientos, relacionándose así con el plano astral o de deseo.
Se refiere a la lectura de símbolos o formas geométricas que animan una idea o
pensamiento, lo cual concierne al plano mental.
Devoción a Ishvara.
Brevemente puede decirse que constituye la actitud del triple yo inferior,
demostrada como servicio al ego, al regente interno, Dios o Cristo interno.
Esta devoción será triple en su manifestación y llevará al yo personal inferior
a una vida de obediencia al Maestro en el corazón, y con el tiempo guiará al
aspirante al grupo de algún adepto o instructor espiritual, llevándolo también
al devocional servicio a Ishvara, el Yo divino, que mora en el corazón de todos
los hombres y subyace en todas las formas de la manifestación divina.
LA LUZ
DE ALMA
Los Aforismos de la Yoga de Patanjali
Alice A.
Bailey
Págs.
122 a 128.-
Nota: Es de gran importancia este estudio.
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