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domingo, 9 de marzo de 2014

LA VIDA Y SU ORIGEN, Por José Mejía R. Febrero de 2014



LA VIDA Y SU ORIGEN
Por José Mejía R. Febrero de 2014



 La  Vida:  faltarían  espacio  y  tiempo  para  dilucidar  este  asunto,  todavía complejo para la mente materialista y científica, pero accesible a la persona que ve también con los ojos del espíritu. Hablar de la Vida es hablar de la creación misma.

Antes de trazar un ligero esbozo sobre este tema, es necesarísimo  entender que todo lo que ocurre y se hace en el mundo material, primero ocurre y se hace en el mundo espiritual.

También decir que en armonía con el axioma hermético: "Como arriba es abajo" y viceversa, los Sistemas Solares nacen, mueren y tornan a nacer nuevamente, siguiendo ciclos de actividad y reposo, semejante al hombre.”

Y, es además imperativo forzar una abstracción mental  en el sentido de dar como posible, factible la hipótesis ya manejada por la astrofísica contemporánea de los multiversos, o universos paralelos,  por lo que la muy controversial aunque generalizada teoría cosmológica del Big Bang y  toda las premisas necesarias alrededor de ella para que la teoría sea válida y se pueda sustentar, conocidas como singularidades , (verbigracia: no hay nada antes del Big Bang, por lo que hablar ni de tiempo ni espacio atrás de este punto cero no es admisible), quedan al menos en entredicho y en suspenso.
(Ver:  https://www.academia.edu/5673067/Espacio-Tiempo.)

Con estas premisas haré un abstracto de  lo que intentamos exponer. Nadie más que Max Heindel para explicar estos temas y de su obra principal, el Concepto Rosacruz del Cosmos,   extraigo algunos párrafos que son fundamentales:

“Podemos emplear un buen ejemplo para ilustrar la construcción de un Cosmos. Supongamos un hombre que desea hacer una casa para habitarla. En primer término elegirá un sitio apropiado, y entonces procederá a construir la casa, dividiéndola en varias áreas destinadas a ciertos propósitos. Hace una cocina, un comedor, dormitorios y cuarto de baño y las arregla de manera que sirvan para el objeto a que están destinadas.

Cuando Dios desea crear, busca un sitio apropiado en el espacio, el que llena con su propia aura, compenetrando cada átomo de la Sustancia-Raíz Cósmica de esa porción particular de espacio con Su vida, despertando de esa manera las actividades latentes en cada átomo indivisible.

Esta Sustancia-Raíz Cósmica es una expresión del polo negativo del Espíritu Universal, mientras que el Gran Ser Creador que llamamos Dios (de quien, como espíritus, formamos parte) es una expresión de la energía positiva del mismo Espíritu Universal Absoluto. Todo cuanto vemos en torno nuestro en el Mundo Físico es el resultado de la acción mutua de esos dos polos. Los océanos, la tierra, todo cuanto vemos manifestándose como formas minerales, vegetales, animales y humanas, son espacio cristalizado, emanados de esa Sustancia Espiritual negativa, que es lo que únicamente existía en la aurora del Nuevo Día de Manifestación. Tan seguramente como la concha dura y silícea del caracol son los jugos solidificados de su blando cuerpo, así también todas las formas son cristalizaciones en torno al polo negativo del Espíritu. Dios extrae de la Sustancia-Raíz Cósmica su esfera inmediata, y de esta manera la sustancia comprendida dentro del Cosmos naciente se hace más densa que la que está en el Espacio Universal entre Sistemas Solares.

Cuando Dios ha preparado así el material para su Habitación, lo pone en orden. Cada parte del sistema queda compenetrado por su Conciencia, pero con una modificación diferente de esa conciencia en cada parte o división.

La Sustancia-Raíz Cósmica es puesta en vibración a diversos grados de intensidad y, por lo tanto, está diferentemente constituida en las distintas divisiones o regiones.

Lo que antecede sirve para enseñarnos la forma en la que los Mundos vienen a  la  existencia  y  su  ajuste  para  servir  a  los  diferentes  propósitos  de  la evolución, exactamente lo mismo que cuando arreglamos una casa para que se adapte a las necesidades de nuestra vida física diaria.

Respecto a nuestros mundos más cercanos, se dice que en el principio de un Día de Manifestación, cierto Gran Ser (llamado en Occidente Dios, pero con otros nombres en otros países), se aísla a Sí Mismo en cierta porción de

espacio, en la que se crea un Sistema Solar para la evolución y aumento de su propia conciencia.

Incluye en su propio Ser huestes de gloriosas Jerarquías, de para nosotros, inconmensurables poder y esplendor espiritual. Esas jerarquías son el fruto de las pasadas manifestaciones de ese mismo Ser y también de otras Inteligencias, de decrecientes grados de desarrollo hasta las que aún no han adquirido un estado de conciencia tan elevada como el de nuestra humanidad actual. Por lo tanto, estas últimas no podrán acabar su evolución en este sistema, (animales, vegetales y minerales actuales presentes, que son parte de la Tierra- jmr)

En Dios – ese Gran Ser colectivo- existen seres inferiores de toda clase de inteligencias y de estados de conciencia, desde la omnisciencia hasta la inconsciencia, más profunda aún que la del trance profundo.”

Bien, entonces, si hemos logrado entender este proceso, se nos aclara un poco el panorama de cómo la vida  evoluciona en el cosmos, en una recurrencia infinita, que no comenzó, cuando se creó este universo sino que éste es uno de tantos ciclos de noches cósmicas, caos y creación durante  inmemoriales eones de constante y mejorada involución-evolución.

Con respecto a la vida en la Tierra, el proceso es similar, excepto que ésta, como el planeta en que ha devenido, sí tiene un “principio” más cercano, que es común al de los otros planetas que conforman el Sistema Solar al que pertenecemos. Y eso es posible, por virtud de que el Universo se va creando y transformando sostenidamente y, tal como la ciencia ortodoxa lo afirma y comprueba, se crean y destruyen sistemas solares, estrellas, planetas, satélites, asteroides, etc., en concordancia con los principios  que se afirmó  en los primeros párrafos de esta apretadísima síntesis.

Seguimos: “Durante el período de manifestación con el que estamos relacionados, esos seres de varios grados están trabajando para adquirir más experiencia que la que poseían al principio de este período de existencia.

Aquellos que, en manifestaciones anteriores, habían alcanzado el más alto grado de desarrollo, obran sobre los que aún no han desarrollado conciencia alguna. Inducen en ellos un estado de conciencia propia, con la cual pueden seguir trabajando en lo sucesivo. Los que ya habían principiado su evolución en un Día de Manifestación anterior, pero que no han progresado hasta llegar a un grado superior cuando aquél terminó, prosiguen ahora su tarea nuevamente, de igual manera que nosotros proseguimos nuestro trabajo cada mañana después de la noche de reposo anterior.

Todos estos seres, sin embargo, no continúan su tarea desde el primer momento de manifestación. Algunos deben esperar hasta que los seres que les preceden hayan creado las condiciones que son necesarias para su progreso ulterior. No hay ningún proceso instantáneo en la Naturaleza. Todo es un desarrollo extraordinariamente lento, un desenvolvimiento que, aunque lentísimo es absolutamente seguro y alcanzará la suprema perfección. De igual manera que hay estados progresivos en la vida humana: Infancia, adolescencia, virilidad y decrepitud, así también en el macrocosmos existen los diferentes estados correspondientes a los varios períodos de vida microcósmica.”

“ Un niño no puede hacerse cargo de los deberes del padre o de la madre. Su adormecida mente y su condición física lo hacen incapaz de ejecutar semejante trabajo. Y lo mismo es cierto en esos seres poco desarrollados al principio de la manifestación. Tienen que esperar hasta que los más desarrollados hayan creado las condiciones necesarias para ello. Cuanto más inferior es el grado de inteligencia de un ser evolucionante, tanto más depende de la ayuda externa.

En el Principio, los seres más elevados -los que han progresado más obran sobre los que tienen mayor grado de inconciencia. Más tarde, los guían hacia algunas entidades menos desarrolladas, las que pueden llevar ese trabajo un poco más adelante. Por último se despierta la conciencia de sí, del yo. La vida evolucionante se ha convertido en humana.

Desde el punto en que la propia conciencia individual del Ego se manifiesta, debe seguir adelante para extender y expansionar su conciencia sin ayuda exterior alguna. La experiencia y el pensamiento tienen que tomar entonces el lugar de los instructores externos, y la gloria, poder y esplendor que puede adquirir son ilimitados.

El período de tiempo dedicado a la adquisición de la conciencia de sí, del yo y a la construcción de los vehículos por cuyo intermedio se manifiesta el espíritu del hombre, se denomina "Involución".

El subsiguiente período de existencia, durante el cual el ser humano desarrolla su conciencia propia hasta convertirla en divina omnisciencia, se llama "Evolución".

La Fuerza interna del ser evolucionante que hace de la evolución lo que es y no un simple desenvolvimiento de posibilidades latentes, en germen; la que hace que la evolución de cada individuo difiera de la de los demás; la que suministra el elemento de originalidad y da lugar a la facultad que el ser evolucionante debe cultivar para convertirse en un Dios, esa Fuente se llama "Genio" y su manifestación es la "Epigénesis".

Finalmente, hay un punto fundamental que   es necesario señalar: “Los científicos materialistas se han visto burlados en sus esfuerzos para descubrir el origen de la vida, cómo surgieron cosas vivientes de la materia antes muerta. En realidad, de acuerdo con la explicación oculta de la evolución, la cuestión debería ser: Cómo se originaron las cosas "muertas." La Vida fue anterior a las formas muertas. Ella construyó sus cuerpos de la substancia vaporosa y sutil, mucho antes de condenarse en la corteza sólida de la Tierra. Únicamente cuando la Vida ha abandonado a las formas pueden éstas cristalizarse, endurecerse y morir. El carbón mineral no es otra cosa que el cuerpo cristalizado de los cuerpos vegetales, lo mismo que el coral es la cristalización de las formas animales. La vida deja las formas y las formas mueren. La vida

nunca vino a una forma a despertarla y animarla. Fue la vida la que se retiró de las  formas  y  las  formas  murieron.  Así  es  como  aparecieron  las  cosas "muertas."

"Nunca ha nacido el espíritu y nunca dejará de ser. Nunca hubo tiempo en que  no  fuera,  pues  principio  y  fin  solo  con  ensoñaciones.  El  espíritu permanece siempre sin nacer y sin morir, y la muerte no puede afectarlo absolutamente. Así como uno se saca el vestido ya usado y tomando Otro dice: "Este me pondré hoy," así también deja el espíritu su vestido de carne y va en busca de otro nuevo."

Es la vida la que construye las formas y las emplea por un tiempo para progresar con su ayuda. Cuando su utilidad ha cesado, la vida se va y entonces las formas que deja quedan muertas. De manera, pues, que la pregunta debió ser expresada así: "¿Cómo se originó la muerte?," ya que la vida es y no tiene origen ni terminación”
  


José Mejía R. Febrero de 2014

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