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sábado, 15 de febrero de 2014

¿CÓMO VIVIMOS LA ESPIRITUALIDAD? A.C.V.



¿CÓMO VIVIMOS LA ESPIRITUALIDAD?


Vivimos en un mundo de espejismos y tenemos que trabajar para salir de ellos, para ser lo que realmente somos, para llegar a esa esencia. Tenemos que reafirmarnos cada día porque de lo contrario seremos un personaje más de dichos espejismos, “¡El gran teatro del mundo!”.  

Cristo utilizaba mucho la simbología y podemos recordar frases como: “No se puede servir a dos señores”. “No juzgad, Perdonad, No te he dado los talentos para que los entierres, Mi Reino no es de este mundo”, … .  Son frases muy sencillas pero que parece que no entendemos.   Sí que rebuscamos frases del más elevado nivel que a lo mejor ni siquiera entendemos, pero que nos hacen quedar como muy espirituales, o al menos como muy cultos.

 Tenemos que tener un gran cuidado, porque si el esoterismo es la ciencia que estudia la raíz más profunda de todas las cosas, estamos hablando de la verdad y no deberíamos atrevernos a jugar con ella. Podemos confundir cultura con conocimientos espirituales, y este tipo de conocimientos con sabiduría, y para nada es lo mismo. Podemos tener mucha cultura y ningún conocimiento espiritual, y podemos tener conocimientos espirituales y no tener sabiduría. Por eso, si lo que buscamos es la verdad, no podemos ni engañar, ni engañarnos,  ni dejarnos engañar, y todo esto lo estamos permitiendo cuando no estudiamos, no meditamos,  ni analizamos, ni discernimos, ni discriminamos.  

Cristo nos enseñó el camino y se mezclaba con todos, con los doctores de la ley, con los ignorantes, con los pobres, con los enfermos, con los ladrones y con las prostitutas, con todos compartía lo mejor de sí mismo, y a pesar de todo fue humillado, negado y crucificado, y aun así murió perdonando y amando.  No vivía en la opulencia, como un rey, mientras los demás se morían de hambre. No explotaba sus talentos en beneficio propio, ni decía esto es mío porque me lo he ganado yo, frase que se utiliza comúnmente. Si queremos llegar a ser verdaderos esotéricos, si queremos vivir en la esencia, tendremos que desterrar de nuestro vocabulario las palabras “lo mío” y “lo tuyo”.

Ningún avance es posible si no vivimos los conocimientos que adquirimos. Tenemos que vivir desde los cimientos hasta los planos más altos de la espiritualidad, sin saltarnos escalones, porque entre los cimientos y la cima del edificio hay pisos y estructuras que lo sostienen y si no fuera así, se nos podría caer.  

El aspirante espiritual que voluntaria y conscientemente se decide a acelerar su evolución, tiene un trabajo que realizar, primero con su personalidad y posteriormente en la fusión con su alma. Este trabajo no es solamente vertical entre la personalidad y el alma, también lo es horizontal con la vida planetaria y a medida que la fusión se acrecienta, en la misma proporción aumenta la integración horizontal,  pues el alma consciente del grupo, impresiona la mente y el cerebro del aspirante, haciéndolo consciente de su común identidad y destino. La etapa de la integración se puede calificar como conflictiva, pues implica un trabajo previo a la fusión con el alma, en el que la personalidad se resiste al sometimiento, de ahí esas etapas de inquietud que no acertamos bien a comprender.   Se supone que estamos hollando el sendero para el que se requieren cuatro cualidades:
- DISCERNIMIENTO: Que nos capacita para distinguir lo ilusorio de lo real.
- CARENCIA DE DESEOS: Cuando el discernimiento nos ha mostrado que lo que más desean los hombres,  riqueza y  poder, no tiene valor alguno; cuando esto lo vemos en su auténtica realidad, los deseos desaparecen.

- BUENA CONDUCTA: Precisa de dominio de la mente; dominio de la acción; tolerancia; alegría; aspiración única, y confianza.

- AMOR: El amor nos llega al captar la  consciencia de LA UNIDAD, que pone en acción a la voluntad, a la resolución, y  a la determinación. Para llegar a este resul¬tado, la resolución debe ser tan firme que no de lugar a ningún otro sentimiento. Es, sin duda, la volun¬tad de ser uno con Dios.

Hollando el Sendero llegaremos a la redención del triple cuerpo molecular, que nos guiará a la Transfiguración, la Tríada espiritual proyectándose directamente sobre los tres cuerpos de manifestación del Iniciado, simbolizados en los tres discípulos dormidos al pie del Monte Tabor: Pedro, Juan y Santiago; y en la cúspide del Monte, CRISTO,  el alma humana que recibe la tercera Iniciación, y a partir de aquí puede el Iniciado ejercer control en los tres mundos. Nada de esto es gratuito,  requiere vivir la espiritualidad.

Así viviremos las crisis del alma con las consiguientes expansiones de conciencia debido a la afluencia de luz y amor. También se las conoce como crisis incluyentes. El alma está experimentando a través de nuestra personalidad y con ello acelerando nuestro proceso evolutivo, el retorno a la casa del Padre de donde procedemos. Pero un ser no evoluciona solo, pues las leyes de la naturaleza conciernen a las actividades del alma en las formas, y ello  produce una acrecentada relación entre el centro planetario y la humanidad.  

La sabiduría  se forja en la fragua del dolor y del sufrimiento y debe estar disponible a medida que el camino de LUZ Y ALEGRÍA se nos abre. La Sabiduría es la aplicación de la Ley en cada necesidad de la Vida. Es esa gran oportunidad que se nos brinda y que significa COMPARTIR Y SERVIR.  

En este caminar se deben ver a las personas tal y cual son, sin idealismos y sin sobrestimar ni subestimar “Por sus obras los conoceréis”. Somos compañeros de camino, cada uno en su punto evolutivo y así hemos de  aceptarlo y vivirlo, sabiendo que evolución no significa conocimientos, si estos no van respaldados por el diario vivir.

A medida que se transmutan las energías inferiores en las superiores empezamos a ser  esos vehículos de expresión del alma y esos colaboradores de la Jerarquía.

La meditación es imprescindible para todo este trabajo, (en cada momento la que corresponda) así como la visualización y la imaginación porque es lo que nos ayuda a crear.

La  trascendencia de la vida, la sabiduría, y la espiritualidad solo se pueden vivir plenamente cuando hayamos alcanzado un estado de profunda paz y serenidad, que no caerá del cielo, hay que ganarlo.

Vida, Verdad, Espiritualidad, podríamos decir que son sinónimos de lo mismo: “DIOS,  EL TODO”, que llegaremos a descubrirlo con el despertar de la conciencia que es el resultado de la respuesta ante la relación espíritu/materia. Nuestro nivel de conciencia va a determinar nuestras obras y pensamientos. De ahí que con frecuencia, personas que parece que estamos en el mismo camino, tengamos criterios tan distintos, porque nuestro conocimiento, servicio y consecuentemente nuestro nivel de conciencia es muy diferente.

¿Realmente queremos entender nuestra misión?  ¿No podemos tener dinero?. Ojalá que hubiera muchos discípulos administrando la energía del dinero, siendo buenos empresarios,   conscientes de que ese es su gran servicio a la humanidad, crear trabajo para que sea el medio de vida de  muchos de sus semejantes y el suyo propio, y no para enriquecerse individualmente.  

Tenemos que capacitarnos hasta llegar a la sabiduría, conociendo las leyes y aplicándolas a todos los acontecimientos; pero no para saber más que nadie, sino para servir y colaborar de acuerdo al Plan. Un gran servicio al Plan de Dios en la tierra es nuestra misión creadora, a la cual no podemos llegar eficazmente sin recibir las distintas Iniciaciones, concretamente me refiero a la tercera, a partir de la cual, el Iniciado, puede ejercer control en los tres mundos, en los tres reinos y en los tres cuerpos.  Al llegar el Iniciado a este elevado punto de tensión creadora, le es posible, conscientemente, establecer contacto con los tres Arcángeles, Señores de los tres planos inferiores del sistema, YAMA, VARUNA Y AGNI, los constructores y directores  de los planos físico, astral y mental del Universo.

“El camino del sacrificio es siempre el camino de la alegría”, y tenemos que ir quitando velos  para poder verlo y vivirlo sin miedos. Puede parecer que es muy devocional, pero no, porque lo devocional y místico termina cuando empieza la vivencia, la experimentación que nos permite vivir desde lo más profundo de nuestro ser hasta lo más externo, unidos a la voluntad divina, lo cual representa trabajo.

Hay quien opina que para  vivir la espiritualidad solo hacen falta “sentimientos”, y otros simplemente que “estar atentos”, y otros que necesitan poco porque tienen una gran facilidad para “recibir inspiraciones o conectar con su alma…”  También hay quien piensa y dice que los esotéricos trabajamos desde el grupo interno, moviendo las energías y que no tenemos que hacer más. Podría haber algo de verdad en todo ello, pero sin servicio no hay redención ni  purificación de la materia y en consecuencia tampoco llega la luz.  

El gran mandato Hermético es: “Hombre, Conócete a ti mismo”, y al así hacerlo, reconocer mi Yo en todos los demás Yoes.  ¿Cómo podemos conocernos sin conocer las leyes divinas, sin unirnos a la divinidad, a la fuente de toda la creación para una investigación segura?.

La meditación , parece ser que es el principal agente creador en el universo, y podría decirse que es la vía certera que nos acercará a la Vida Una.  En sí misma es un servicio planetario. La meditación ocultista es una meditación racional, no nos evadimos de la realidad, seguimos pisando el suelo para unir el plano superior con el inferior y SERVIR. El trabajo de la meditación es necesario para armonizar las facultades de pensar y de sentir, para coordinar e integrar los cuerpos mental y emocional en un todo coherente, evocando el flujo de energía que emana del alma. Se intenta llegar a la mente de Dios y conocer el Plan y como consecuencia servir. Esto no es a base de milagros, hay que activar el mecanismo del alma y servir cada uno con sus cualidades, sin alardear de nada.

Repetimos que “la meditación correctamente hecha nos muestra  el servicio a prestar” y  si no lo vemos,  algo está fallando. Cada uno tiene que compartir lo que tiene: Inteligencia, dinero, comprensión, compasión, conocimientos. Todos sabemos muy bien lo que tenemos que hacer y porque lo sabemos, a veces hay que  justificarse. El servicio lo abarca todo, desde el plano interno a la materialización externa, cada uno según sus capacidades.

Belleza, bondad y sabiduría, no son cualidades, sino grandes realidades que se manifestarán a través  del trabajo que se está describiendo. Cada avance en el camino evolutivo representa una ampliación del campo de  servicio que al mismo tiempo es una gran oportunidad.

 ¿Cómo usamos el dinero, la inteligencia, el puesto de trabajo, nuestra preparación profesional, nuestra cultura, nuestro enclave en el núcleo familiar, en la sociedad…? ¿Me hago responsable de que con el que tiene limitaciones para ganarse su pan también tengo un campo de servicio?
Las crisis impulsan el proceso evolutivo y por consiguiente, podríamos decir que son oportunidades ineludibles para crecer individual y colectivamente. No podemos pensar que los que sufren cualquier hecatombe es por  su karma y yo nada tengo que hacer. Seguro que será por su karma, pero seguro que yo también tengo que aportar mi servicio, pero se nos olvida que no tenemos que guardar tesoros en la tierra.

El amor no es precisamente emocional, el amor auténtico es, aparentemente, más frío, más bien lo que debe ser es  equilibrado y así nos permite amar a nuestros enemigos, al desagradable, al maleducado, al inteligente y al menos inteligente; porque ante todo habremos aprendido que somos almas  en cualquier punto evolutivo en que nos encontremos. 

Es importante la relación entre amor y conciencia. En un punto  de la evolución, la radiación nos indica que la esencia de la vida dentro de la forma empieza a responder a la presión magnética de un centro de energía superior más  inclusivo, y en el ser humano, por medio de su irradiación y en forma de amor y servicio, donde el yo personal se vuelve inclusivo a todas las otras vidas como parte de la VIDA UNA en Quien vivimos, nos movemos y tenemos nuestro SER.

Si nos atrevemos a vivir la espiritualidad  trabajando desde el lado interno de la vida, hasta lo más exterior, LA NUEVA CORRIENTE DE VIDA FLUIRÁ y éste sería nuestro gran trabajo para la humanidad, hacer fluir esa corriente de VIDA.

Por consiguiente, la ley de servicio es la nota clave de la vida espiritual: "la irradiación espontánea de un corazón amoroso y una mente inteligente derrama el amor de Dios en todos”.
Dicho esto tendríamos que pensar que  espiritualidad es, o debiera ser, la propia vida cotidiana, dado que el ser humano es una entidad espiritual ocupando la forma de una personalidad. En esta vivencia está nuestro crecimiento, individual  y  colectivo  y conduce al alma humana de la oscuridad a la luz, de la esclavitud a la liberación y de la agonía a la paz, a la “alegría”.

Terminamos con este axioma hermético:
«La posesión del conocimiento, a no ser que vaya acompañada por una manifestación y una expresión en la acción, es como el amontonamiento de metales preciosos: una cosa vana y tonta.  El conocimiento, como la riqueza, está destinado al uso.  La ley del uso es universal, y aquel que la viola sufre en razón de su conflicto con las fuerzas naturales.»
El Kybalion.


 Ana Castro Valle

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