ENERGIA
D.K. El Tibetano
La
energía es ya considerada como todo lo que ES; la manifestación es
manifestación de un mar de energías, con algunas de las cuales se construyen
las formas, otras constituyen el medio en que viven, se mueven y tienen su ser
dichas formas, y aun otras animan tanto a las formas como a su medio ambiente
sustancial. Debe recordarse también que las formas existen dentro de las
formas...
...cuando
nos hallamos en una habitación, somos una forma dentro de otra forma; esa
habitación es una forma dentro de otra que es la casa, y ésta a su vez es
similar a otras casas, colocadas unas sobre otras o al lado de otras, y juntas
constituyen una forma mayor. Sin embargo, estas diversas formas están
compuestas de sustancia tangible que - al ser coordinadas y reunidas por algún
canon o idea reconocida en la mente de algún pensador --crea una forma
material. Esta sustancia intangible está compuesta de energías vivientes que
vibran en estrecha relación; no obstante, tiene su propia cualidad y vida
cualificada.
El
verdadero educador debería trabajar con energías en un mundo de energía; que
estas energías están matizadas y cualificadas por característicos atributos
divinos, y que cada ser humano puede, por lo tanto, ser considerado como un
conglomerado de energías, dominado por un determinado tipo de energía que sirve
para diferenciarlo de sus semejantes y a su vez establecer las diferencias
entre los seres humanos. Si es verdad que existen siete tipos principales de
energía que cualifican a todas las formas, y que a su vez estos siete tipos se
subdividen en otros cuarenta y nueve tipos de energía cualificada, surge
claramente la complejidad del problema. Si es verdad que todas estas energías
actúan constantemente sobre la sustancia energía (espíritu-materia), que
produce “las miríadas de formas que componen la forma de Dios” (Bhagavad
Gita XI), y que cada niño es la representación microcósmica (en cierta
etapa de desarrollo) del Macrocosmo, es evidente la magnitud del problema, y el
alcance del servicio que se nos demanda exigirá al máximo el empleo de los
poderes que cada ser humano puede expresar en un momento dado, en tiempo y
espacio.
El
acercamiento fundamental de quienes tratan de captar el esoterismo o enseñarlo
a los estudiantes, consiste en hacer hincapié en el mundo de las energías y reconocer
que detrás de todo lo que acontece en el mundo de los fenómenos (quiero
significar los tres mundos de la evolución humana), existe el mundo de las
energías, las cuales son de la mayor diversidad y complejidad, pero todas se
mueven y actúan bajo la ley de Causa y Efecto.
Las
energías en sí no son buenas ni malas. La Gran Logia Blanca, nuestra Jerarquía
espiritual, y la Logia Negra, emplean las mismas energías universales, pero
con diferentes móviles y objetivos; ambas están formadas por esoteristas
entrenados.
El efecto del impacto de la energía depende de la naturaleza del vehículo
de respuesta. El
hombre reaccionará a las energías afluyentes de acuerdo a su equipo y a la
naturaleza de sus cuerpos. Este enunciado es fundamental. Es una ley y debería
ser considerada muy cuidadosamente. Los efectos producidos sobre los hombres
por un Maestro o un iniciado, difieren ampliamente, porque cada hombre
introduce el impacto de Su vibración, un tipo de cuerpo físico, una naturaleza
astral o emocional y una mente que es distinta de las demás en cada caso. El
empleo que cada uno hace de la energía estimuladora será diferente; el enfoque
de su conciencia es muy distinto; su tipo de mente completamente distinta,
también lo son sus centros, su actividad y su organización interna. Lo mismo
sucede en los grupos, las organizaciones y las naciones.
Debido
al esfuerzo de incontables miles de hombres y mujeres de todas partes, las
energías que hasta ahora sólo podían penetrar hasta la sustancia jerárquica y a
los niveles del plano mental superior, hoy pueden, por primera vez, arraigarse
exitosamente en los niveles físicos densos o, por lo menos, en los niveles
etéricos. Esta realidad es mucho más importante de lo que creen.
Todo
trabajo oculto se ocupa de la energía - unidades de energía, energía contenida
en las formas y corrientes de energía que afluyen; estas energías llegan a ser
poderosas y encarnan nuestro propósito mediante el empleo del pensamiento, pues
siguen las líneas bien definidas de las corrientes mentales del grupo.
Cada
forma constituye un universo en sí misma, y todas viven y vibran debido a la
actividad divina. Empleamos la palabra “energía” para expresar dicha actividad,
y no podemos ir más allá. Energía es vida y también muerte. La actividad se
presiente y se conoce en lo orgánico y en lo inorgánico - una vasta serie de
vidas atómicas erigidas en una estructura tras otra en el incesante movimiento
y además una vasta serie de estructuras vivientes erigidas en formas más
grandes e incluyentes y también en incesante movimiento. Estas grandes
estructuras son organismos vibrantes, de manera que se despliega ante la
consciente visión del hombre, nada más que vida y actividad, movimiento y energía,
y siempre coherencia, propósito ordenado, creciente síntesis, un Plan y una Voluntad.
Quizás he acentuado casi hasta la confusión, el vasto
conjunto de energías impelentes que actúan por todo nuestro cosmos; el hombre
individual puede muy bien sentirse anonadado por un sentimiento de desamparo y
futilidad excepcional, pero esto se debe sólo a un estado relativamente poco
desarrollado de su “mecanismo de recepción”. Cuando se sienta anonadado deberá
recordar que potencialmente posee’ la capacidad creadora de construir y
desarrollar gradualmente un mejor mecanismo de recepción que lo capacitará,
finalmente, para responder a todos los impactos y a cada tipo de energía
divina. Esta capacidad es indestructible y constituye en sí un enfoque divino
de energía, que debe llevar y llevará adelante indefectiblemente el bien
emprendido, bajo la inspiración de El Gran Arquitecto del Universo. El modela
todas las cosas para un fin divinamente previsto, y en este signo - por
intermedio de Sus agentes, Venus y Vulcano, representando a la forma y al alma
- conducirá al hombre de lo irreal a lo real.
La
energía puede emplearse en líneas erróneas, produciendo separatividad y
dificultad o, en líneas correctas, conduciendo a la armonía y a la comprensión,
pero la energía está allí y debe causar efectos en cualquier caso. Igual que en
la vida del individuo, cualquiera de los rayos dominará y controlará debido a
los resultados de la acción de la vida del alma sobre el aspecto forma. Si la persona
o nación está orientada espiritualmente, el resultado del impacto de la energía
será bueno y conducirá al desarrollo del plan divino, siendo totalmente
constructivo. Allí donde domina la fuerza de la personalidad, los efectos serán
destructivos y obstaculizarán el surgimiento del propósito divino. Sin embargo,
también la fuerza destructiva puede trabajar y, finalmente, lo hace para el
bien, porque el curso de la fuerza evolutiva es inalterable. Puede demorarse o
apresurarse de acuerdo al propósito, la aspiración y la orientación de la
entidad (humana o nacional); puede expresar el propósito del alma o el egoísmo
de la personalidad, pero el impulso hacia el mejoramiento triunfará inevitablemente.
¿Me
interpretarán mal si digo que la enfermedad es energía que no funciona de
acuerdo al plan o como sería de desear? Las energías que afluyen son puestas en
relación con las fuerzas, dando por resultado buena salud, formas adecuadas y
fuertes, y actividad vital; sin embargo, las mismas energías afluyentes, pueden
ser puestas en relación con las mismas fuerzas, estableciéndose un punto de
fricción, produciendo una zona enferma, dolor, sufrimiento y quizás muerte.
Las energías y las fuerzas siguen siendo de la misma naturaleza esencialmente
divina, pero la relación establecida produjo el problema. Si se estudia esta
frase será evidente que esta definición puede incluir todo tipo de dificultad,
y el productor final de la situación (sea buena o mala) es el aspecto relación.
Esta afirmación es de gran importancia para toda reflexión.
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