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martes, 19 de noviembre de 2013

EL CENTRO EN LA BASE DE LA COLUMNA VERTEBRAL (D.K. “El Tibetano”)




EL CENTRO EN LA BASE DE LA COLUMNA VERTEBRAL
D.K. “El Tibetano”



Este centro, ante todo está controlado y regido por la Ley del Ser, ya men­cionada, y rige cuando el espíritu y la materia se unen, y la materia, la Virgen María -bajo la influencia del Espíritu San­to, la energía del vehículo etérico-, es trasladada “al Cielo”, donde (tal como lo expresa la fraseología cristiana) “se sen­tará al lado de su Hijo en el hogar del Padre”.

Este centro está ubicado en la base misma de la columna ver­tebral y sostiene a los demás centros. En la época actual se halla relativamente pasivo, porque sólo entra en plena actividad, por un acto de la voluntad, dirigida y controlada, del iniciado. Responde únicamente al aspecto voluntad y, durante la encarnación, la voluntad de ser constituye el factor que en la actualidad controla su vida y produce sus efectos cuando nutre y dirige el principio vida de la materia y la forma. De la misma manera en que el prin­cipio vida está “situado en el corazón”, también la voluntad de ser está situada en la base de la columna. Se han dicho muchas y peligrosas cosas vanas acerca de este centro, y todo el tema del “fuego kundalínico” ha demostrado ser una fábula fantástica y atrayente para los pseudocultistas del mundo. El verdadero ocultista en entrenamiento nada tiene que hacer con el fuego kundalínico, como comúnmente  se lo entiende. Sólo puedo aclarar ciertos hechos y al mismo tiempo debo abstenerme de indicar modos y métodos para despertar la actividad de dicho centro, debido al extremo peligro que involucra cualquier trabajo prematuro sobre este cen­tro básico. Lo único que puedo hacer es exponer una serie de observaciones que las comprenderán correctamente aquellos que conocen (y son muy pocos y raros), lo cual ayudará a pensar a quienes están en entrenamiento, y les dará un cuadro más com­pleto que protegerá del desastre al ignorante. Haré estas observa­ciones lo más clara y brevemente posible, pero prácticamente no daré explicación alguna al margen.

Este centro básico, es el punto donde, de acuerdo a la ley evo­lutiva, se unen el espíritu y la materia, y la vida se relaciona con la forma.

1. Es el centro donde el dualismo esencial de la divinidad ma­nifestada -el hombre o Logos planetario- se une y produce la forma.

2. La naturaleza de esta divinidad es solamente revelada cuando el segundo aspecto ha completado su trabajo por medio del tercer aspecto, pero bajo la voluntad rectora del primer aspecto.

3. Es el centro donde la “serpiente de Dios” experimenta dos transformaciones:

a. La serpiente de la materia permanece arrollada.
b. Dicha serpiente es trasformada en la serpiente de la sa­biduría.
c. La serpiente de sabiduría es trasladada y se convierte en el “dragón de luz viviente”.

5.Estas tres etapas están nutridas por la vida y la energía que afluye y desciende a través de toda la columna  vertebral, por intermedio de la analogía etérica del cordón vertical, y -en tiempo y espacio- este descenso (además de la simultánea elevación de la vida) produce:

a. El despertar gradual y ordenado de los centros, de acuer­do al tipo de rayo.
b. La reversión de los centros a fin de que la conciencia del hombre que mora internamente sea adecuada a su medio ambiente.
c. La síntesis de las energías de la vida de todos los centros y su adecuación a las demandas del iniciado y al servicio de la Jerarquía y de la Humanidad.

1. La columna vertebral (desde el ángulo de las ciencias esoté­ricas) alberga un triple hilo. Es la exteriorización del anta­karana, compuesto por el propio antakarana, el sutratma o hilo de vida y el hilo creador. Este triple hilo dentro de la columna vertebral está compuesto por lo tanto de tres hilos de energía, los cuales han abierto para sí, en la sustancia den­tro de la columna, un “triple camino de entrada y de salida”. A éstos se los denomina en terminología hindú: los senderos de ida, pingala y sushumna, y juntos constituyen el sendero de vida para el hombre individual, entrando en actividad en for­ma secuencial y de acuerdo al tipo de rayo y etapa de evolu­ción. El sendero de sushumna sólo es empleado en forma co­rrecta y sin peligro, cuando se ha construido el antakarana y la Mónada y la Personalidad se relacionan, aunque sólo sea  mediante un hilo muy tenue. Por lo tanto la Mónada, el Padre, el aspecto voluntad, puede llegar a la personalidad en forma directa y despertar el centro básico, y con ello fusionar, unificar y elevar los tres fuegos. 

2. Por uno de estos senderos afluye la energía que nutre a la materia. Otro está relacionado con el sendero de la conciencia y al desarrollo síquico sensorio. El tercero es el sendero del espíritu puro. Así en cada forma viviente se lleva a cabo el trabajo del Padre, de la Madre y del Hijo. Vida-conciencia-forma y vida-cualidad-apariencia se fusionan, y el mecanismo de respuesta del hombre divino es perfecto, permitiéndole al hombre hacer contacto y reconocer eventualmente los aspectos divinos mayores en los reinos de la naturaleza, en el planeta y en el sistema solar.


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No se engañen y sitúen estas esferas entrelazadas de energía viviente a la derecha o a la izquierda de la columna vertebral, pues siempre tiene lugar un constante movimiento, interacción y reversión. Sólo puedo representar un símbolo que indica el sendero especial de las tres energías de la divina Trinidad. No indico un lugar o ubicación real porque la materialización y la ubicación de este concepto principal ha producido situacio­nes peligrosas. El estudiante iniciado trata de captar la relación de las tres energías básicas, los tres senderos del fuego viviente, su relación e interrelación y polarización secuencial. No trata de ajustar la enseñanza a puntos, líneas y lugar, hasta el  momento en que estos términos signifiquen poco para él y posea más conocimiento.

1. Estos tres senderos de vida son los canales para el fuego eléc­trico, fuego solar y fuego por fricción, y debido a su utilización están relacionados con las tres etapas del sendero de evolu­ción: el sendero de evolución que corresponde a las primeras etapas materiales; el Sendero de Probación, las primeras eta­pas del Sendero del Discipulado hasta la tercera iniciación, y el Sendero de Iniciación.  

2. El fuego kundalini, sobre el cual tanto se ha enseñado y escrito en Oriente y cada vez más en Occidente, en realidad es la unión de los tres fuegos, enfocados en el centro básico, por un acto de la voluntad iluminada, impulsada por el amor. Estos fuegos unificados son elevados mediante el empleo de la Pa­labra de Poder (emitida por la voluntad de la Mónada), y llega a integrarse y vivificarse por la autoridad conjunta del alma y la personalidad. Por lo tanto, cuando el ser humano llega a hacer esto con plena conciencia, es un iniciado que ha pasado la tercera iniciación. Sólo él puede sin peligro elevar este tri­ple fuego desde la base de la columna vertebral al centro coronario.

3. De acuerdo a la interpretación común de los esoteristas igno­rantes en los diversos grupos ocultistas, el fuego kundalini es algo que debe ser “elevado”, y cuando se logra, entonces todos los centros entran en actividad funcionante y los canales, hacia arriba y hacia abajo de la columna vertebral, quedarán libres de toda obstrucción. Esta es una peligrosa generaliza­ción y lo contrario de la realidad. El fuego kundalini podrá ser elevado y ascendido hacia el cielo cuando todos los cen­tros hayan despertado y los canales de la columna vertebral no estén obstruidos. La remoción de las obstrucciones es el resultado de la vivencia de los centros individuales que, de­bido a la potencia de su vida, son por sí mismos eficaces para destruir todo impedimento y obstrucción. También pueden “quemar” todo lo que impide su radiación. Lo que general­mente sucede en esos casos accidentales (que producen tanto daño) es que el aspirante, debido a su curiosidad ignorante y por un esfuerzo de la mente (no de la voluntad espiritual, sino estrictamente como una expresión de la voluntad de la personalidad), logra despertar el inferior de los tres fuegos, el fuego de la materia, el fuego por fricción, lo cual quema y destruye prematuramente la red etérica del cuerpo etérico. Esos discos o redes circulares se hallan entre cada par de centros a lo largo de la columna vertebral y también en la cabeza. Generalmente son disipados por la pureza de vida, la disciplina de las emociones y el desarrollo de la voluntad espiritual.

Existen cuatro redes. Cuando la cuádruple personalidad está altamente desarrollada y el centro ajna va despertando, en­tonces estas redes desaparecen lenta y gradualmente, normal y automáticamente. Las redes de la cabeza son de calidad su­perior y biseccionan el cráneo, horizontal y verticalmente. De esta manera simbolizan la Cruz sobre la cual es crucificado el Hijo de Dios.


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