La Tercera Iniciación Mayor
“LA TRANSFIGURACIÓN”
F. Redondo
“Una iniciación es una expansión de conciencia, un medio de
abrir la mente y el corazón al reconocimiento de lo que ya existe en la
realidad. Como proceso viviente, la iniciación es experimentada por todas las
formas de vida, grandes y pequeñas, desde lo universal hasta lo particular.”
La Tercera Iniciación está representada en el simbolismo
cristiano por la Transfiguración de Cristo en el monte Tabor ante sus
discípulos. Se transfiguró de modo que «su rostro brillaba como el sol y sus
vestidos eran blancos como la luz, tan sumamente blancos como la nieve, hasta
el punto de que ningún batanero de la tierra fuera capaz de darles mayor
blancura». Esta descripción sugiere el concepto del Augoeides, el hombre
glorioso, y pinta exactamente lo que sucede en la tercera iniciación, porque
así como la segunda concierne principalmente a la desenvoltura del cuerpo
mental, la tercera se relaciona con el del causal. El Ego (Ama) se pone en más
íntimo contacto con la mónada y en verdad así se transfigura. Aún la misma personalidad recibe la influencia de
esta maravillosa efusión.
En la Tercera Iniciación, toda la personalidad se sumerge
completamente en la suprema Luz. Después de esta Iniciación la Mónada, el
Espíritu guía definidamente al Ego, al Alma, infiltrando crecientemente Su vida
divina en el predispuesto y purificado canal. Después de la segunda Iniciación
asciende de nivel la enseñanza. El iniciado aprende a dominar el vehículo
mental; aduce la capacidad de operar con la materia mental y aprende las leyes
de construcción del pensamiento creador. Actúa libremente en los cuatro
subplanos inferiores del plano mental; y antes de la tercera Iniciación debe dominar
consciente o inconscientemente los cuatro subplanos inferiores, de los tres
mundos. Profundiza su conocimiento del microcosmos y domina teórica y
prácticamente en gran medida las leyes de su propia naturaleza.
De nuevo se señala una visión del porvenir. El iniciado está
dispuesto en todo momento a reconocer a los demás miembros de la Gran Logia
Blanca, estimular sus facultades psíquicas y la vitalización de los centros de
la cabeza. Hasta pasada esta iniciación no es necesario, ni aconsejable,
desarrollar las facultades sintéticas de clariaudiencia y clarividencia, ni
trabajar en el ascenso de la energía KUNDALINI. La finalidad de todo desarrollo
es el despertamiento de la intuición espiritual; y una vez lograda, cuando el
cuerpo físico es puro, el cuerpo astral estable y firme, y está dominado el
cuerpo mental, entonces el iniciado puede manejar y usar sabiamente las
facultades psíquicas en auxilio de la raza, y, además, es ya capaz de crear y
vitalizar claras y bien definidas formas de pensamiento, pulsando en ellas el
espíritu de servicio sin sujeción al deseo ni a la mente inferior. Estas formas
de pensamiento no serán (como las creadas por la generalidad de los hombres)
formas sin cohesión, relación ni unión, sino que alcanzarán un alto grado
sintético. Ardua e incesante ha de ser la obra, antes de que esto pueda
hacerse, pero una vez estabilizada y purificada la naturaleza de deseos, es más
fácil el dominio del cuerpo mental.
Pero cuando el iniciado realiza mayor progreso y ha traspuesto
dos iniciaciones ocurre un cambio. El Señor del Mundo, el Anciano de los Días,
el inefable Regente confiere la tercera Iniciación. ¿Por qué es esto posible?
Porque el cuerpo físico, plenamente consagrado, ya puede soportar con seguridad
las vibraciones de los otros dos cuerpos, cuando vuelvan a su refugio a causa
de la presencia del Rey; porque el astral purificado y el mental dominado ya
pueden presentarse con seguridad ante el Rey. Cuando ya purificados y dominados
pueden mantenerse a pie firme, y por vez primera vibran conscientemente ante el
rayo de la mónada, entonces se permite y logra la capacidad de ver y oír; Y la
facultad de leer y de comprender los anales puede emplearse con seguridad,
puesto que al mayor conocimiento acompaña mayor poder. El corazón es ya
suficientemente puro y amoroso y el intelecto lo bastante estable para resistir
la tensión de conocer.
Algunos Apuntes:
Desde un punto de vista JERÁRQUICO la TERCERA INICIACIÓN, es
considerada como la PRIMERA verdaderamente importante. Ya que es la que vincula
estrechamente al hombre, hasta ahora inferior, con su aspecto más elevado o
"YO DIVINO", el ESPÍRITU del hombre.
A nota de introducción CÓSMICA, consideremos que nuestro Esquema
Planetario está unido internamente a otros Esquemas y Sistemas Planetarios,
siendo el SISTEMA DE SIRIO un punto vinculante en el Sendero que eligen algunos
Maestros de nuestra humanidad para seguir evolucionando y sirviendo. Es
precisamente en este ESQUEMA DE SIRIO, donde nuestra Tercera gran Iniciación es
su PRIMERA.
También recordaremos, que es en la TERCERA INICIACIÓN en donde
tiene lugar de una forma natural la ASCENSIÓN DE LA ENERGÍA KUNDALÍNICA o Fuego
Serpentino situada en la base de la espina dorsal. Hasta entonces su prematuro
despertar puede, y de hecho ocasiona a menudo, muchos trastornos en el ser
humano. Cuando los instintos están dominados, las emociones subyugadas y el
vehículo mental integrado con el ALMA, es cuando el CANAL CENTRAL está
preparado, y el FUEGO ÍGNEO puede circular por él, quemando los velos y
potenciando los chakras del hombre de una forma natural y rítmica.
El encargado de conferir las dos primeras iniciaciones es el
Cristo. Él es el Hierofante el cual a través de la aplicación del Cetro de
Poder confiere las dos primeras Iniciaciones. Por esa razón existe en la
simbología cristiana el dogma que “…sólo a través del Cristo se puede llegar al
Padre”. Sin embargo, ya en las sucesivas iniciaciones Mayores, desde la Tercera
en adelante el Iniciador o Hierofante es el propio Señor del Mundo, Sanat
Kumara el que utiliza el Cetro Iniciador.
La Tercera Iniciación está representada en el simbolismo cristiano por la Transfiguración de Cristo en el monte Tabor ante sus discípulos. Se transfiguró de modo que «su rostro brillaba como el sol y sus vestidos eran blancos como la luz, tan sumamente blancos como la nieve, hasta el punto de que ningún batanero de la tierra fuera capaz de darles mayor blancura». Esta descripción sugiere el concepto del Augoeides, el hombre glorioso, y pinta exactamente lo que sucede en la tercera iniciación, porque así como la segunda concierne principalmente a la desenvoltura del cuerpo mental, la tercera se relaciona con el del causal. El Ego (Ama) se pone en más íntimo contacto con la mónada y en verdad así se transfigura. Aún la misma personalidad recibe la influencia de esta maravillosa efusión.
ResponderEliminarEn la Tercera Iniciación, toda la personalidad se sumerge completamente en la suprema Luz.