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domingo, 1 de septiembre de 2013

Tercera Iniciación Mayor “LA TRANSFIGURACIÓN”




La Tercera Iniciación Mayor
“LA TRANSFIGURACIÓN”
F. Redondo

“Una iniciación es una expansión de conciencia, un medio de abrir la mente y el corazón al reconocimiento de lo que ya existe en la realidad. Como proceso viviente, la iniciación es experimentada por todas las formas de vida, grandes y pequeñas, desde lo universal hasta lo particular.”


La Tercera Iniciación está representada en el simbolismo cristiano por la Transfiguración de Cristo en el monte Tabor ante sus discípulos. Se transfiguró de modo que «su rostro brillaba como el sol y sus vestidos eran blancos como la luz, tan sumamente blancos como la nieve, hasta el punto de que ningún batanero de la tierra fuera capaz de darles mayor blancura». Esta descripción sugiere el concepto del Augoeides, el hombre glorioso, y pinta exactamente lo que sucede en la tercera iniciación, porque así como la segunda concierne principalmente a la desenvoltura del cuerpo mental, la tercera se relaciona con el del causal. El Ego (Ama) se pone en más íntimo contacto con la mónada y en verdad así se transfigura. Aún  la misma personalidad recibe la influencia de esta maravillosa efusión.

En la Tercera Iniciación, toda la personalidad se sumerge completamente en la suprema Luz. Después de esta Iniciación la Mónada, el Espíritu guía definidamente al Ego, al Alma, infiltrando crecientemente Su vida divina en el predispuesto y purificado canal. Después de la segunda Iniciación asciende de nivel la enseñanza. El iniciado aprende a dominar el vehículo mental; aduce la capacidad de operar con la materia mental y aprende las leyes de construcción del pensamiento creador. Actúa libremente en los cuatro subplanos inferiores del plano mental; y antes de la tercera Iniciación debe dominar consciente o inconscientemente los cuatro subplanos inferiores, de los tres mundos. Profundiza su conocimiento del microcosmos y domina teórica y prácticamente en gran medida las leyes de su propia naturaleza.

De nuevo se señala una visión del porvenir. El iniciado está dispuesto en todo momento a reconocer a los demás miembros de la Gran Logia Blanca, estimular sus facultades psíquicas y la vitalización de los centros de la cabeza. Hasta pasada esta iniciación no es necesario, ni aconsejable, desarrollar las facultades sintéticas de clariaudiencia y clarividencia, ni trabajar en el ascenso de la energía KUNDALINI. La finalidad de todo desarrollo es el despertamiento de la intuición espiritual; y una vez lograda, cuando el cuerpo físico es puro, el cuerpo astral estable y firme, y está dominado el cuerpo mental, entonces el iniciado puede manejar y usar sabiamente las facultades psíquicas en auxilio de la raza, y, además, es ya capaz de crear y vitalizar claras y bien definidas formas de pensamiento, pulsando en ellas el espíritu de servicio sin sujeción al deseo ni a la mente inferior. Estas formas de pensamiento no serán (como las creadas por la generalidad de los hombres) formas sin cohesión, relación ni unión, sino que alcanzarán un alto grado sintético. Ardua e incesante ha de ser la obra, antes de que esto pueda hacerse, pero una vez estabilizada y purificada la naturaleza de deseos, es más fácil el dominio del cuerpo mental.

Pero cuando el iniciado realiza mayor progreso y ha traspuesto dos iniciaciones ocurre un cambio. El Señor del Mundo, el Anciano de los Días, el inefable Regente confiere la tercera Iniciación. ¿Por qué es esto posible? Porque el cuerpo físico, plenamente consagrado, ya puede soportar con seguridad las vibraciones de los otros dos cuerpos, cuando vuelvan a su refugio a causa de la presencia del Rey; porque el astral purificado y el mental dominado ya pueden presentarse con seguridad ante el Rey. Cuando ya purificados y dominados pueden mantenerse a pie firme, y por vez primera vibran conscientemente ante el rayo de la mónada, entonces se permite y logra la capacidad de ver y oír; Y la facultad de leer y de comprender los anales puede emplearse con seguridad, puesto que al mayor conocimiento acompaña mayor poder. El corazón es ya suficientemente puro y amoroso y el intelecto lo bastante estable para resistir la tensión de conocer.
           
Algunos Apuntes:

Desde un punto de vista JERÁRQUICO la TERCERA INICIACIÓN, es considerada como la PRIMERA verdaderamente importante. Ya que es la que vincula estrechamente al hombre, hasta ahora inferior, con su aspecto más elevado o "YO DIVINO", el ESPÍRITU del hombre.

A nota de introducción CÓSMICA, consideremos que nuestro Esquema Planetario está unido internamente a otros Esquemas y Sistemas Planetarios, siendo el SISTEMA DE SIRIO un punto vinculante en el Sendero que eligen algunos Maestros de nuestra humanidad para seguir evolucionando y sirviendo. Es precisamente en este ESQUEMA DE SIRIO, donde nuestra Tercera gran Iniciación es su PRIMERA.

También recordaremos, que es en la TERCERA INICIACIÓN en donde tiene lugar de una forma natural la ASCENSIÓN DE LA ENERGÍA KUNDALÍNICA o Fuego Serpentino situada en la base de la espina dorsal. Hasta entonces su prematuro despertar puede, y de hecho ocasiona a menudo, muchos trastornos en el ser humano. Cuando los instintos están dominados, las emociones subyugadas y el vehículo mental integrado con el ALMA, es cuando el CANAL CENTRAL está preparado, y el FUEGO ÍGNEO puede circular por él, quemando los velos y potenciando los chakras del hombre de una forma natural y rítmica.

El encargado de conferir las dos primeras iniciaciones es el Cristo. Él es el Hierofante el cual a través de la aplicación del Cetro de Poder confiere las dos primeras Iniciaciones. Por esa razón existe en la simbología cristiana el dogma que “…sólo a través del Cristo se puede llegar al Padre”. Sin embargo, ya en las sucesivas iniciaciones Mayores, desde la Tercera en adelante el Iniciador o Hierofante es el propio Señor del Mundo, Sanat Kumara el que utiliza el Cetro Iniciador.

1 comentario:

  1. La Tercera Iniciación está representada en el simbolismo cristiano por la Transfiguración de Cristo en el monte Tabor ante sus discípulos. Se transfiguró de modo que «su rostro brillaba como el sol y sus vestidos eran blancos como la luz, tan sumamente blancos como la nieve, hasta el punto de que ningún batanero de la tierra fuera capaz de darles mayor blancura». Esta descripción sugiere el concepto del Augoeides, el hombre glorioso, y pinta exactamente lo que sucede en la tercera iniciación, porque así como la segunda concierne principalmente a la desenvoltura del cuerpo mental, la tercera se relaciona con el del causal. El Ego (Ama) se pone en más íntimo contacto con la mónada y en verdad así se transfigura. Aún la misma personalidad recibe la influencia de esta maravillosa efusión.

    En la Tercera Iniciación, toda la personalidad se sumerge completamente en la suprema Luz.

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