REFRAGANCIAS PARA EL ALMA (Por Jose Mejia R.)
LA NUEVA JERUSALÉN Y “VIDA EN EL AIRE”.
A Max
Heindel, el instructor de la Fraternidad Rosacruz, una vez le preguntaron:
¿Qué
significa el hecho de que los elegidos serán
arrebatados en las nubes para recibir al Señor en el aire? ¿Se refiere eso a
algún ascenso físico?
Él respondió: Este pasaje se cita en
Primera Tesalonicenses, 4:17, y en el quinto capítulo de la misma epístola,
versículo 23, se afirma lo siguiente:
"Y el
Dios de Paz os santifique en todo; para que vuestro Espíritu y alma y cuerpo
sea guardado entero sin represión para la venida de nuestro Señor
Jesucristo."
De esta
manera Pablo reconoce que el hombre es un ser compuesto que consiste de tres
partes: el Espíritu, el alma y el cuerpo. Si usted ahora vuelve al capítulo
quince, primero, Corintios, verá que él dice allí: "que la carne y la
sangre no pueden heredar el reino de Dios." Hablándoles más con relación
al mismo misterio dice: "He aquí, os digo un misterio. Todos ciertamente
no dormiremos, más todos seremos transformados, en un momento, en un abrir de
ojos," y en el versículo cuarenta y cuatro, que ha sido mal traducido,
dice que hay un cuerpo espiritual y un cuerpo-alma: soma psuchicon.
Este es un
punto muy importante. Esto no lo encontrará sino en la literatura Rosacruz. Todos
los demás han pasado por alto este importante error de traducción, y leen en el
texto cuerpo animal, en lugar de cuerpo "alma." Este cuerpo alma está
compuesto de éter y es capaz de levitación. Sin esta facultad sería imposible
que nosotros recibamos al Señor en el aire, o sea llegar a ser un ciudadano del
reino de los cielos predicado por Cristo Jesús y sus Apóstoles. Que se entienda
bien que la humanidad siempre ha viajado desde el centro de la Tierra hacia
afuera en su evolución. Adán, el hombre primitivo, fue hecho de tierra roja
(caliente), porque en aquel tiempo nuestro globo estaba todavía en proceso de
enfriamiento, incandescente por los rojos fuegos de la corteza en formación.
Luego se nos dice que una niebla se elevó del planeta enfriándose y la
humanidad de aquel tiempo vivió como "hijos de la niebla" en los
valles de la Tierra.
Después,
cuando la niebla se condensó en agua, y al caer llenó las cuencas de la tierra,
el hombre fue a vivir a las montañas, que son su presente morada, por encima de
las aguas, y cuando haya dejado caer el cuerpo denso terrestre, de carne, del
cual Pablo dice que no puede heredar el reino de Dios, ascenderá por el aire en
el glorioso soma psuchicon, o cuerpo-alma, para asumir una nueva fase de
evolución. Allí no tendremos que ver con cosas concretas en el mismo sentido
que ahora, sino que aprenderemos a trabajar con la vida en lugar de con cosas
inertes. Así la Biblia dice exactamente lo que significa cuando nos dice qué
seremos arrebatados en el aire en un abrir de ojos para que podamos ser buenos
habitantes de la Nueva Jerusalén, cuando ella "descienda del cielo, o sea,
cuando se haga visible. También debe ser entendido que este reino está siendo
preparado ahora, aunque es invisible para la mayoría de las personas. Está, sin
embargo, en proceso de construcción, esperando el tiempo en que habremos
aprendido las lecciones de la existencia concreta y nos hayamos hecho aptos
para las distintas ocupaciones que entonces aprenderemos.”
Por cierto,
en seguida se presenta una interrogante:
Si unos
pocos Egos avanzados van a recibir a Cristo en el aire, ¿volverán esos Egos a
esta Tierra para vivir de nuevo como mortales ordinarios?
Respuesta:
La idea es: "Y yo Juan vi la santa ciudad, una Nueva Jerusalén, que
descendía del cielo." La Nueva Jerusalén, o Nueva Edad, implica vida en el
aire o éter, así como ahora estamos viviendo sobre el terreno sólido. NO ES LA
EDAD ACUARIA. No deben ser confundidas. La Nueva Edad es un estado en el cual
viviremos en nuestro cuerpo-alma. Dicha Edad está ahora formándose dentro de
nosotros, y no viviremos bajo las mismas condiciones materiales que ahora
tenemos. No necesitaremos tomar sustento material. Podremos vivir de la
substancia del aire y del éter, y tener nuestro ser enteramente en condiciones
aéreas. Tampoco está esto reservado a unos cuantos Egos avanzados, PORQUE LA
MAYORÍA DE LA HUMANIDAD HABRÁ LLEGADO A LA PERFECCIÓN DEL CUERPO-ALMA POR EL
TIEMPO EN QUE CRISTO VUELVA”
Por otro
lado, en los capítulos iniciales de la Biblia encontramos un mandamiento dado a
la infante humanidad, a quien se le había permitido la libertad en el Jardín
del Edén, un estado de beatitud. Sólo una restricción les fue impuesta, a
saber, "del árbol del Conocimiento no comeréis." Cuando analizamos
este mandato a la luz de frases como: "Y conoció Adán a su mujer Eva, la
cual concibió y parió a Caín": "Y conoció de nuevo Adán a su mujer,
la cual parió un hijo, y llamó su nombre Seth"; y la pregunta de María,
¿Cómo será esto? porque no conozco varón, fácilmente comprendemos que a la
humanidad le estaba prohibido satisfacer la naturaleza pasional. La enseñanza
esotérica nos suministra un conocimiento adicional de que esta función era
ejercida solamente en ciertas épocas del año bajo la guía de los ángeles,
cuando las líneas de fuerza interplanetarias eran propicias, y por consecuencia
el parto era sin dolor.
En vista de
este conocimiento podemos también comprender la así llamada maldición "con
dolor parirás los hijos," siendo la razón que el acto procreador es
llevado a cabo en tiempos en que las vibraciones planetarias no favorecen este
propósito. Así es como el pecado, o trasgresión de la ley cósmica, entró al
mundo y ha causado indecible aflicción. Para corregir esto la religión de
Jehová fue dada a la humanidad. Ésta es una religión de ley que prescribe
penalidades para las transgresiones y enfrenta el temor de Dios contra los
deseos de la carne. Se nos dice que la ley fue nuestro servidor para llevarnos
a Cristo. Sin embargo, el hombre se rebeló contra ella todo el tiempo, y fueron
requeridas las más severas vibraciones para mantenerlos dentro de los
lineamientos de conducta moral deseados. Bajo este régimen de Jehová la
humanidad fue dividida en naciones, las cuales fueron usadas para castigarse
unas a otras por sus transgresiones, por medio de la guerra y de la peste.
También fueron empleadas como varas para asegurar la obediencia, y el Antiguo
Testamento se cierra con una promesa a las naciones apaleadas y sangrantes de
que "nacerá el Sol de Justicia, y en sus alas traerá salud." Luego
viene la religión de Cristo y el Angélico mensaje que anunció el nacimiento;
"en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres." Esto está en
el principio del Nuevo Testamento. Al final hay una visión de la consumación,
cuando todas las naciones se congreguen en una ciudad celestial en la cual no
tendrán sitio ni la lujuria ni la pasión; donde no habrá matrimonio porque la
muerte habrá cesado de hacer necesario el nacimiento de los cuerpos, donde
reinará la paz y el verdadero y perfecto amor inculcado por la religión de
Cristo habrá echado fuera el temor engendrado bajo la religión de Jehová.
Así es que
la esencia de la enseñanza cristiana es que la ley del pecado y de la muerte
puede ser vencida por medio del amor, el cual restaurará la inmortalidad.
A Cristo se
lo anunció como el guía capaz de unir la iglesia y el estado como rey y
sacerdote según la orden de Melchisedec. Su Segunda Venida inaugurará el
milenio, la edad de la paz y de la dicha, cuando la simbólica Nueva Jerusalén,
la ciudad de la Paz reine sobre todas las naciones de la tierra unidas en una
gran fraternidad universal. Entonces habrá Paz en la Tierra y buena voluntad en
los hombres.
La Biblia
habla de dos ciudades paralelas y similares: Babilonia, la de las siete colinas
y un río que fluye, gobernadas por Lucifer (dador de luz o estrella del día),
catalogada como la prostituta y donde cunde la separatividad y el odio, cuya
caída es lamentada profundamente por Isaías y como su antítesis, a Jerusalén, a
la que se le compara con la NOVIA. Jerusalén, o situada también sobre siete
colinas, y con un mar de cristal. Su regente es la “luz del mundo”. Es la
ciudad de la paz, (porque Jer-u-Salem significa allí habrá paz, de puertas
siempre abiertas y que atesora el Árbol de la Vida. Aquella ciudad es una
ciudad celestial, no de este mundo.
En un
escrito reciente que titulé LA ALIENACION Y EL HOMBRE ANDRÓGINO, menciono que
el futuro del hombre será el del Divino Andrógino, en el sentido espiritual. En
la llamada época hiperbórea, en un lejanísimo pasado, el hombre era
macho-hembra, en semejanza a los ángeles, una unidad creadora en sí mismo, que
proyectaba toda su fuerza creadora del Amor.
Siempre
siguiendo a Max Heindel él nos dice que en un momento dado y para que prosiga
su proceso evolutivo. “se hizo necesario que el hombre desarrollara un cerebro,
y con objeto de realizar esa obra se retuvo la mitad de su fuerza creadora para
construir los órganos necesarios. Desde entonces el hombre tuvo que buscar la
cooperación de otro que tuviera la otra mitad de fuerza creadora aprovechable
para la generación. Ahora ama egoístamente para obtener la cooperación de otro
en la propagación; la otra mitad de la fuerza creadora con la cual construye su
cerebro y su laringe la emplea también egoístamente para pensar, porque desea
obtener el conocimiento.
Anteriormente
el hombre exteriorizaba toda su fuerza creadora sin reservas, sin egoísmos.
Después de la división de la fuerza sexual el hombre se ha hecho eventualmente
egoísta y, por consiguiente, por atracción se ha hecho presa de otros de igual
naturaleza.
Los Ángeles
fueron la humanidad del Período Lunar y desde entonces han alcanzado su actual
elevado desarrollo; pero como en toda gran compañía hay rezagados, así también
sucedió en el caso de los ángeles, y esa clase de seres (los rezagados) estaban
detrás de los ángeles, pero más allá que nuestra humanidad. Se encontraban en
un triste estado, porque ni podían seguir el actual desarrollo de los ángeles
ni podían tampoco sumergirse tanto en la materia como en el hombre. Eran
incapaces de pasarse sin cerebro, como los ángeles, pero al mismo tiempo no
podían construirse un cerebro para ellos mismos, así que cuando la humanidad
desarrolló el cerebro y la médula espinal vieron una oportunidad en la mujer que
expresaba el polo negativo de la fuerza creadora, la imaginación, facultad que
les permite construir el cuerpo en su matriz. Y con objeto de obtener el acceso
a su conciencia esas Inteligencias se aprovecharon de la perplejidad, que
entonces dominaba a la mujer, debido al ejercicio de su facultad imaginativa.
Entonces los
ojos de la humanidad no se habían abierto aún; eran seres espirituales que no
tenían la menor conciencia de su cuerpo físico. La mujer empezó a observar, si
bien muy vagamente al principio, que ella y los otros poseían ese instrumento,
y que ciertas veces algunos de sus amigos, a quienes antes percibía con ese apéndice,
lo perdían, y eso la confundía. De los Ángeles no podía obtener información
alguna, pero esa Inteligencia que se le apareció dentro de ella misma en la
serpentina médula espinal la iluminó y "la serpiente dijo a la mujer: ¿No
os dijo Dios que podíais comer de todos los árboles del Jardín?" a lo que
ella contestó que se les había prohibido "comer del Árbol del
Conocimiento" bajo pena de muerte. Pero la serpiente dijo: "No
moriréis ciertamente, porque Dios sabe que el día que comáis de él vuestros
ojos se abrirán y seréis como dioses, conociendo el bien y el mal." La
mujer se aseguró la cooperación del hombre de acuerdo con las instrucciones de
Lucifer, el dador de luz y desde entonces sus ojos se abrieron y conocieron el
bien y el mal. Pero antes de ese tiempo el hombre había estado inconsciente de
su cuerpo; éste se separaba de é a veces, como la hoja que cae del árbol, sin molestarlo
ni perturbarlo, porque su conciencia estaba enfocada en el Mundo espiritual
continuamente. Pero los Espíritus Luciferes deseaban tener poder sobre él, un
punto de apoyo en su cerebro y en su médula espinal. Entonces lo incitaron a
romper el yugo de los ángeles y a tomar en sus manos la función creadora.
Mediante el repetido abuso ignorante de esa facultad la conciencia del hombre
se enfocó en el Mundo Físico, retirándose de los mundos espirituales. Entonces
vino la muerte con su actual horrendo aspecto, porque el hombre considera esta
vida terrestre como la única vida real. Cuando ésta termina penetra en una
existencia de la que nada sabe y a la cual, por consiguiente, teme.
De esta
manera, por haber prestado oído a Lucifer, el falso dador de luz, el hombre
quedó sujeto a la tristeza, al dolor y a la muerte. Le habían robado su
inocencia y su paz. El Cristo vino al mundo para salvar a la humanidad del
pecado, de la tristeza y de la muerte. Por consiguiente, se llamó a sí mismo la
verdadera luz, y a los otros, a los que habían venido antes, los llamó ladrones
y bandidos, porque le habían robado al hombre la visión espiritual, si bien lo
habían iluminado en sentido físico.
Por último,
cuando hablamos de la Nueva Jerusalén, de la Nueva Tierra, del Nuevo Cielo, de
Edad de Acuario, etc., se han creado grandes confusiones por ignorancia o por
convenir a los falsarios y a los mercaderes de la ciencia espiritual. Las
enseñanzas Rosacruces se esfuerzan siempre de ser claros y determinantes en
estos tan delicados temas, y por ello se han hecho extraordinarios esfuerzos
para poner luz a sus definiciones o significados.
Debo ser
enfático que la voz incomparable de Max Heindel nos da el camino para entender
estos apasionantes interrogantes y a este preclaro maestro debo nuevamente
apelar para poner un alto a tanta especulación e ilusorios augurios que durante
esta última época se van produciendo, como consecuencia de los fenómenos
estelares que desde el año pasado se comentan. El sabio nos dice lo siguiente,
que es de suprema importancia:
En nuestros
escritos se ha dicho que cuatro grandes épocas de desarrollo han precedido al
presente estado de cosas; que la densidad de la tierra, sus condiciones
atmosféricas y las leyes de la naturaleza que prevalecieron en una época
determinada, fueron tan diferentes a las de las otras épocas, así como la
correspondiente constitución física de la raza humana en cualquier época
difería de la de las otras.
"Los
cuerpos de Adam (este nombre significa tierra roja), la humanidad de la incandescente
Lemuria, fueron formados "del polvo de la tierra," de aquel barro
caliente, rojo, volcánico y estaban adaptados justamente a aquel ambiente. La
carne y la sangre se hubieran sublimado con el terrible calor de aquellos días
y aunque estén ahora adaptadas a las condiciones actuales, Pablo nos dice que
ellas no pueden heredar el reino de Dios. Es, por consiguiente natural, suponer
que, antes de que un nuevo orden de cosas pueda ser inaugurado, la constitución
física de la raza humana debe ser radicalmente cambiada, sin decir nada de las
condiciones espirituales.
Imprescindible
subrayar estas frases del místico, paciente lector y por supuesto que es
necesarísimo leer con atención lo que sigue y acentúo en cursivas:
“Millones de
años serán necesarios para regenerar la totalidad de la raza humana y adaptarla
para vivir en cuerpos etéreos.
Por otra
parte, tampoco un nuevo ambiente entra de golpe a la existencia, sino que la
tierra y la humanidad evolucionan al compás desde el principio y los más primitivos
comienzos. Cuando las nieblas de la Atlántida comenzaron a densificarse,
algunos de nuestros antepasados ya habían desarrollado pulmones embrionarios y
se vieron empujados a las tierras altas años y años antes que sus
contemporáneos. Estuvieron errando en "el desierto" mientras la
"tierra prometida" emergía desde las más ligeras brumas y, al mismo
tiempo, sus pulmones en crecimiento se iban habituando a la existencia bajo las
condiciones atmosféricas de entonces.
Otras dos
razas nacieron en los valles de la tierra antes de que una sucesión de diluvios
les empujase hacia las tierras altas; el último diluvio tuvo lugar durante el
tiempo en que el Sol entró en el signo acuático de Cáncer, hará aproximadamente
unos diez mil años, como le dijeron a Platón los sacerdotes egipcios. Así vemos
que no hay un cambio súbito de constitución o medio ambiente para la raza
humana entera cuando una nueva época se introduce, sino una gradual mejora de
las condiciones que hacen posible que la mayor parte de la raza, por progresivo
ajustamiento, pueda entrar en la nueva situación, aunque el cambio pueda
parecer súbito al individuo, cuando en realidad, el cambio preparatorio ha sido
inconscientemente llevado a cabo. La metamorfosis de un renacuajo, de un
habitante del líquido elemento, transformado en uno del aire, nos da una
analogía del pasado y la transformación del gusano en mariposa elevándose por
el aire, es un símil apropiado de la edad futura. Cuando el celeste marcador
del tiempo entró en Aries por precesión, comenzó un nuevo ciclo y Cristo
predicó la "Buena Nueva." Afirmó que el nuevo cielo y la nueva tierra
no estaban todavía preparados para nosotros al decir a sus discípulos: Cuando
yo me vaya ahora, no podréis seguirme, pero me seguiréis después. Voy a preparar
un sitio para vosotros y vendré otra vez y os recibiré.
Más tarde,
Juan vio en éxtasis LA NUEVA JERUSALÉN descender del cielo y Pablo enseñó a los
de Tesalia, por la palabra de Dios, que aquellos que a su venida fuesen Cristos
serían citados en el aire para encontrarse con Él y estar con Él para siempre.
Pero durante
este cambio hay precursores que entran en el reino de Dios antes que sus
contemporáneos. Cristo, en Mateo, 11:12, dijo que: "El reino del cielo es
factible de ser asaltado y que los audaces lo toman a la fuerza." Esto no
está correctamente traducido. Debería ser: "El reino de los cielos ha sido
invadido (biaxetai) y los invasores se apoderan de él" Hay hombres y
mujeres que han aprendido ya, por medio de santas y misericordiosas existencias,
a dejar a un lado el cuerpo de carne y sangre, -ya intermitente, ya
permanentemente- y recorrer los cielos con alados pies, atentos a los asuntos
de su Señor, provistos de los etéreos "vestidos de boda" de la nueva
dispensación. Este cambio puede ser obtenido por una vida de simple
misericordia y oración, tal y como lo practican los cristianos, sea cual sea la
iglesia a la que estén afiliados, e igualmente por la práctica de unos
ejercicios específicos dados por La Fraternidad Rosacruz. Éstos serán, sin
embargo, estériles de todo fruto si no van acompañados de constantes actos de
amor, pues el amor será la tónica y el fundamento de la Edad Futura, como la
ley lo es de la presente.
La
manifestación intensa del amor aumenta la fosforescente luminosidad de los
éteres del cuerpo vital, las corrientes ígneas cortan la trabazón con la
espiral de la mortalidad y el hombre, una vez nacido del agua, en el tiempo de
su emergencia de la Atlántida, nace ahora del espíritu para el reino de Dios.
La fuerza dinámica de su amor le ha abierto un camino para la tierra del amor y
es indescriptible el regocijo entre los que ya han llegado cuando se presentan
nuevos invasores, puesto que cada nueva llegada apresura la venida de Dios y el
establecimiento definitivo de su reino.
En esta parte,
el gran instructor nos exhorta a evitar los falsarios y a no escuchar a los
agoreros de buenas nuevas y milagros, sin fundamento ni razón y nos solicita
que contribuyamos a que esos anhelados días para el hombre lleguen mediante la
transformación de cada uno de nosotros en el Amor, la Fraternidad Universal y
el Servicio, único camino para que la Nueva Jerusalén se inaugure:
“Entre los
inclinados a la religión se escucha un grito definido e incesante: "¡Cuán
largo, Señor, cuán largo...!" Y a pesar de la afirmación enfática de
Cristo de que el día y la hora son desconocidos hasta para Él mismo, hay
profetas y videntes que siguen ganando crédito, cuando anuncian Su venida para
una fecha determinada, aunque cada uno de ellos queda desconcertado al ver que el
día señalado pasa sin resultado. Esta cuestión ha sido también debatida entre
nuestros aspirantes y este capítulo no es más que un intento de demostrar la
falacia que existe en esperar el Segundo Advenimiento para dentro de un año, de
cincuenta o de quinientos. Los Hermanos Mayores rehúsan ir más lejos y se
atienen a señalar lo que se ha de llevar a cabo primeramente.
En los días
de Cristo, el Sol estaba en los siete grados de Aries. Fueron necesarios
quinientos años para llevar la precesión al trigésimo grado de Piscis. Durante
aquel tiempo la nueva iglesia vivió en medio de violencias ofensivas y
defensivas que justificaron plenamente las palabras de Cristo: "Yo no vine
a traer paz sino una espada." Mil cuatrocientos años más han transcurrido
bajo la influencia negativa de Piscis, lo cual ha fomentado el poder de la
Iglesia y ha maniatado al pueblo por medio de credos y dogmas.
Sobre la
mitad del siglo pasado el Sol entró en la órbita de influencia del signo
científico de Acuario y aunque serán necesarios casi seiscientos años más,
antes de que comience la Edad Acuaria, es muy
significativo y de alta instrucción, notar los cambios que aquella mera entrada
ha traído al mundo. El limitado espacio de que disponemos nos impide enumerar
los maravillosos adelantos que se han obtenido desde entonces, pero no está de
más afirmar que la ciencia, la inventiva y la industria resultante de ellas,
han variado completamente el mundo, su vida social y sus condiciones
económicas. Los grandes pasos dados por los medios de comunicación han hecho
mucho para derribar las barreras del prejuicio de raza y nos están preparando
para acondicionarnos a una Fraternidad Universal. Los medios de destrucción se
han hecho tan pavorosamente eficaces que las naciones militantes se verán forzadas
en adelante "a fundir sus espadas para hacer de ellas rejas de arado y sus
lanzas en podaderas." La espada ha tenido su reino durante la Edad de
Piscis pero la ciencia regulará la Edad Acuaria.
En la tierra
de la puesta del Sol podemos esperar ver primeramente las ideales condiciones
de la Edad Acuaria: Una amalgama de religión y de ciencia, que forme una
ciencia religiosa y una científica religión, será la promotora de la salud, la
felicidad y el goce de la vida en abundante medida. Para ello se precisará una
auténtica pero sostenida revolución espiritual.
e nos había
dicho que el verdadero y autentico revolucionario, es aquel hombre que
conquisto el sufrimiento. Y en efecto es sí, cuando al sufrimiento lo
convertimos en experiencia positiva, asertiva, alimento del espíritu, y
mediante la vida de servicio inegoísta y, en mérito a haber pasado las pruebas
o conquistado el sufrimiento, ese revolucionario auténtico seguirá trabajando
en la urdimbre y trama del vestido dorado de bodas o cuerpo-alma que lo prepara
para entrar a los Mundos invisibles. Esas pruebas dolorosas, son únicas y
específicas para cada revolucionario, en función de sus destinos y para el
fortalecimiento de sus puntos débiles. Así ocurre también con cada nación o
pueblo, en sus destinos colectivos.
José Mejía.-
Junio de 2012
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