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miércoles, 8 de julio de 2015

R‎EFRAGANCIAS PARA EL ALMA (Por Jose Mejia R.) LA NUEVA JERUSALÉN Y “VIDA EN EL AIRE”.

R‎EFRAGANCIAS PARA EL ALMA (Por Jose Mejia R.)
LA NUEVA JERUSALÉN Y “VIDA EN EL AIRE”.



A Max Heindel, el instructor de la Fraternidad Rosacruz, una vez le preguntaron:
¿Qué significa el hecho de que los elegidos serán arrebatados en las nubes para recibir al Señor en el aire? ¿Se refiere eso a algún ascenso físico?  
Él respondió: Este pasaje se cita en Primera Tesalonicenses, 4:17, y en el quinto capítulo de la misma epístola, versículo 23, se afirma lo siguiente:
"Y el Dios de Paz os santifique en todo; para que vuestro Espíritu y alma y cuerpo sea guardado entero sin represión para la venida de nuestro Señor Jesucristo."
De esta manera Pablo reconoce que el hombre es un ser compuesto que consiste de tres partes: el Espíritu, el alma y el cuerpo. Si usted ahora vuelve al capítulo quince, primero, Corintios, verá que él dice allí: "que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios." Hablándoles más con relación al mismo misterio dice: "He aquí, os digo un misterio. Todos ciertamente no dormiremos, más todos seremos transformados, en un momento, en un abrir de ojos," y en el versículo cuarenta y cuatro, que ha sido mal traducido, dice que hay un cuerpo espiritual y un cuerpo-alma: soma psuchicon.
Este es un punto muy importante. Esto no lo encontrará sino en la literatura Rosacruz. Todos los demás han pasado por alto este importante error de traducción, y leen en el texto cuerpo animal, en lugar de cuerpo "alma." Este cuerpo alma está compuesto de éter y es capaz de levitación. Sin esta facultad sería imposible que nosotros recibamos al Señor en el aire, o sea llegar a ser un ciudadano del reino de los cielos predicado por Cristo Jesús y sus Apóstoles. Que se entienda bien que la humanidad siempre ha viajado desde el centro de la Tierra hacia afuera en su evolución. Adán, el hombre primitivo, fue hecho de tierra roja (caliente), porque en aquel tiempo nuestro globo estaba todavía en proceso de enfriamiento, incandescente por los rojos fuegos de la corteza en formación. Luego se nos dice que una niebla se elevó del planeta enfriándose y la humanidad de aquel tiempo vivió como "hijos de la niebla" en los valles de la Tierra.
Después, cuando la niebla se condensó en agua, y al caer llenó las cuencas de la tierra, el hombre fue a vivir a las montañas, que son su presente morada, por encima de las aguas, y cuando haya dejado caer el cuerpo denso terrestre, de carne, del cual Pablo dice que no puede heredar el reino de Dios, ascenderá por el aire en el glorioso soma psuchicon, o cuerpo-alma, para asumir una nueva fase de evolución. Allí no tendremos que ver con cosas concretas en el mismo sentido que ahora, sino que aprenderemos a trabajar con la vida en lugar de con cosas inertes. Así la Biblia dice exactamente lo que significa cuando nos dice qué seremos arrebatados en el aire en un abrir de ojos para que podamos ser buenos habitantes de la Nueva Jerusalén, cuando ella "descienda del cielo, o sea, cuando se haga visible. También debe ser entendido que este reino está siendo preparado ahora, aunque es invisible para la mayoría de las personas. Está, sin embargo, en proceso de construcción, esperando el tiempo en que habremos aprendido las lecciones de la existencia concreta y nos hayamos hecho aptos para las distintas ocupaciones que entonces aprenderemos.”
Por cierto, en seguida se presenta una interrogante:
Si unos pocos Egos avanzados van a recibir a Cristo en el aire, ¿volverán esos Egos a esta Tierra para vivir de nuevo como mortales ordinarios?
Respuesta: La idea es: "Y yo Juan vi la santa ciudad, una Nueva Jerusalén, que descendía del cielo." La Nueva Jerusalén, o Nueva Edad, implica vida en el aire o éter, así como ahora estamos viviendo sobre el terreno sólido. NO ES LA EDAD ACUARIA. No deben ser confundidas. La Nueva Edad es un estado en el cual viviremos en nuestro cuerpo-alma. Dicha Edad está ahora formándose dentro de nosotros, y no viviremos bajo las mismas condiciones materiales que ahora tenemos. No necesitaremos tomar sustento material. Podremos vivir de la substancia del aire y del éter, y tener nuestro ser enteramente en condiciones aéreas. Tampoco está esto reservado a unos cuantos Egos avanzados, PORQUE LA MAYORÍA DE LA HUMANIDAD HABRÁ LLEGADO A LA PERFECCIÓN DEL CUERPO-ALMA POR EL TIEMPO EN QUE CRISTO VUELVA”
Por otro lado, en los capítulos iniciales de la Biblia encontramos un mandamiento dado a la infante humanidad, a quien se le había permitido la libertad en el Jardín del Edén, un estado de beatitud. Sólo una restricción les fue impuesta, a saber, "del árbol del Conocimiento no comeréis." Cuando analizamos este mandato a la luz de frases como: "Y conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y parió a Caín": "Y conoció de nuevo Adán a su mujer, la cual parió un hijo, y llamó su nombre Seth"; y la pregunta de María, ¿Cómo será esto? porque no conozco varón, fácilmente comprendemos que a la humanidad le estaba prohibido satisfacer la naturaleza pasional. La enseñanza esotérica nos suministra un conocimiento adicional de que esta función era ejercida solamente en ciertas épocas del año bajo la guía de los ángeles, cuando las líneas de fuerza interplanetarias eran propicias, y por consecuencia el parto era sin dolor.
En vista de este conocimiento podemos también comprender la así llamada maldición "con dolor parirás los hijos," siendo la razón que el acto procreador es llevado a cabo en tiempos en que las vibraciones planetarias no favorecen este propósito. Así es como el pecado, o trasgresión de la ley cósmica, entró al mundo y ha causado indecible aflicción. Para corregir esto la religión de Jehová fue dada a la humanidad. Ésta es una religión de ley que prescribe penalidades para las transgresiones y enfrenta el temor de Dios contra los deseos de la carne. Se nos dice que la ley fue nuestro servidor para llevarnos a Cristo. Sin embargo, el hombre se rebeló contra ella todo el tiempo, y fueron requeridas las más severas vibraciones para mantenerlos dentro de los lineamientos de conducta moral deseados. Bajo este régimen de Jehová la humanidad fue dividida en naciones, las cuales fueron usadas para castigarse unas a otras por sus transgresiones, por medio de la guerra y de la peste. También fueron empleadas como varas para asegurar la obediencia, y el Antiguo Testamento se cierra con una promesa a las naciones apaleadas y sangrantes de que "nacerá el Sol de Justicia, y en sus alas traerá salud." Luego viene la religión de Cristo y el Angélico mensaje que anunció el nacimiento; "en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres." Esto está en el principio del Nuevo Testamento. Al final hay una visión de la consumación, cuando todas las naciones se congreguen en una ciudad celestial en la cual no tendrán sitio ni la lujuria ni la pasión; donde no habrá matrimonio porque la muerte habrá cesado de hacer necesario el nacimiento de los cuerpos, donde reinará la paz y el verdadero y perfecto amor inculcado por la religión de Cristo habrá echado fuera el temor engendrado bajo la religión de Jehová.
Así es que la esencia de la enseñanza cristiana es que la ley del pecado y de la muerte puede ser vencida por medio del amor, el cual restaurará la inmortalidad.
A Cristo se lo anunció como el guía capaz de unir la iglesia y el estado como rey y sacerdote según la orden de Melchisedec. Su Segunda Venida inaugurará el milenio, la edad de la paz y de la dicha, cuando la simbólica Nueva Jerusalén, la ciudad de la Paz reine sobre todas las naciones de la tierra unidas en una gran fraternidad universal. Entonces habrá Paz en la Tierra y buena voluntad en los hombres.
La Biblia habla de dos ciudades paralelas y similares: Babilonia, la de las siete colinas y un río que fluye, gobernadas por Lucifer (dador de luz o estrella del día), catalogada como la prostituta y donde cunde la separatividad y el odio, cuya caída es lamentada profundamente por Isaías y como su antítesis, a Jerusalén, a la que se le compara con la NOVIA. Jerusalén, o situada también sobre siete colinas, y con un mar de cristal. Su regente es la “luz del mundo”. Es la ciudad de la paz, (porque Jer-u-Salem significa allí habrá paz, de puertas siempre abiertas y que atesora el Árbol de la Vida. Aquella ciudad es una ciudad celestial, no de este mundo.
En un escrito reciente que titulé LA ALIENACION Y EL HOMBRE ANDRÓGINO, menciono que el futuro del hombre será el del Divino Andrógino, en el sentido espiritual. En la llamada época hiperbórea, en un lejanísimo pasado, el hombre era macho-hembra, en semejanza a los ángeles, una unidad creadora en sí mismo, que proyectaba toda su fuerza creadora del Amor.
Siempre siguiendo a Max Heindel él nos dice que en un momento dado y para que prosiga su proceso evolutivo. “se hizo necesario que el hombre desarrollara un cerebro, y con objeto de realizar esa obra se retuvo la mitad de su fuerza creadora para construir los órganos necesarios. Desde entonces el hombre tuvo que buscar la cooperación de otro que tuviera la otra mitad de fuerza creadora aprovechable para la generación. Ahora ama egoístamente para obtener la cooperación de otro en la propagación; la otra mitad de la fuerza creadora con la cual construye su cerebro y su laringe la emplea también egoístamente para pensar, porque desea obtener el conocimiento.
Anteriormente el hombre exteriorizaba toda su fuerza creadora sin reservas, sin egoísmos. Después de la división de la fuerza sexual el hombre se ha hecho eventualmente egoísta y, por consiguiente, por atracción se ha hecho presa de otros de igual naturaleza.
Los Ángeles fueron la humanidad del Período Lunar y desde entonces han alcanzado su actual elevado desarrollo; pero como en toda gran compañía hay rezagados, así también sucedió en el caso de los ángeles, y esa clase de seres (los rezagados) estaban detrás de los ángeles, pero más allá que nuestra humanidad. Se encontraban en un triste estado, porque ni podían seguir el actual desarrollo de los ángeles ni podían tampoco sumergirse tanto en la materia como en el hombre. Eran incapaces de pasarse sin cerebro, como los ángeles, pero al mismo tiempo no podían construirse un cerebro para ellos mismos, así que cuando la humanidad desarrolló el cerebro y la médula espinal vieron una oportunidad en la mujer que expresaba el polo negativo de la fuerza creadora, la imaginación, facultad que les permite construir el cuerpo en su matriz. Y con objeto de obtener el acceso a su conciencia esas Inteligencias se aprovecharon de la perplejidad, que entonces dominaba a la mujer, debido al ejercicio de su facultad imaginativa.
Entonces los ojos de la humanidad no se habían abierto aún; eran seres espirituales que no tenían la menor conciencia de su cuerpo físico. La mujer empezó a observar, si bien muy vagamente al principio, que ella y los otros poseían ese instrumento, y que ciertas veces algunos de sus amigos, a quienes antes percibía con ese apéndice, lo perdían, y eso la confundía. De los Ángeles no podía obtener información alguna, pero esa Inteligencia que se le apareció dentro de ella misma en la serpentina médula espinal la iluminó y "la serpiente dijo a la mujer: ¿No os dijo Dios que podíais comer de todos los árboles del Jardín?" a lo que ella contestó que se les había prohibido "comer del Árbol del Conocimiento" bajo pena de muerte. Pero la serpiente dijo: "No moriréis ciertamente, porque Dios sabe que el día que comáis de él vuestros ojos se abrirán y seréis como dioses, conociendo el bien y el mal." La mujer se aseguró la cooperación del hombre de acuerdo con las instrucciones de Lucifer, el dador de luz y desde entonces sus ojos se abrieron y conocieron el bien y el mal. Pero antes de ese tiempo el hombre había estado inconsciente de su cuerpo; éste se separaba de é a veces, como la hoja que cae del árbol, sin molestarlo ni perturbarlo, porque su conciencia estaba enfocada en el Mundo espiritual continuamente. Pero los Espíritus Luciferes deseaban tener poder sobre él, un punto de apoyo en su cerebro y en su médula espinal. Entonces lo incitaron a romper el yugo de los ángeles y a tomar en sus manos la función creadora. Mediante el repetido abuso ignorante de esa facultad la conciencia del hombre se enfocó en el Mundo Físico, retirándose de los mundos espirituales. Entonces vino la muerte con su actual horrendo aspecto, porque el hombre considera esta vida terrestre como la única vida real. Cuando ésta termina penetra en una existencia de la que nada sabe y a la cual, por consiguiente, teme.
De esta manera, por haber prestado oído a Lucifer, el falso dador de luz, el hombre quedó sujeto a la tristeza, al dolor y a la muerte. Le habían robado su inocencia y su paz. El Cristo vino al mundo para salvar a la humanidad del pecado, de la tristeza y de la muerte. Por consiguiente, se llamó a sí mismo la verdadera luz, y a los otros, a los que habían venido antes, los llamó ladrones y bandidos, porque le habían robado al hombre la visión espiritual, si bien lo habían iluminado en sentido físico.
Por último, cuando hablamos de la Nueva Jerusalén, de la Nueva Tierra, del Nuevo Cielo, de Edad de Acuario, etc., se han creado grandes confusiones por ignorancia o por convenir a los falsarios y a los mercaderes de la ciencia espiritual. Las enseñanzas Rosacruces se esfuerzan siempre de ser claros y determinantes en estos tan delicados temas, y por ello se han hecho extraordinarios esfuerzos para poner luz a sus definiciones o significados.
Debo ser enfático que la voz incomparable de Max Heindel nos da el camino para entender estos apasionantes interrogantes y a este preclaro maestro debo nuevamente apelar para poner un alto a tanta especulación e ilusorios augurios que durante esta última época se van produciendo, como consecuencia de los fenómenos estelares que desde el año pasado se comentan. El sabio nos dice lo siguiente, que es de suprema importancia:
En nuestros escritos se ha dicho que cuatro grandes épocas de desarrollo han precedido al presente estado de cosas; que la densidad de la tierra, sus condiciones atmosféricas y las leyes de la naturaleza que prevalecieron en una época determinada, fueron tan diferentes a las de las otras épocas, así como la correspondiente constitución física de la raza humana en cualquier época difería de la de las otras.
"Los cuerpos de Adam (este nombre significa tierra roja), la humanidad de la incandescente Lemuria, fueron formados "del polvo de la tierra," de aquel barro caliente, rojo, volcánico y estaban adaptados justamente a aquel ambiente. La carne y la sangre se hubieran sublimado con el terrible calor de aquellos días y aunque estén ahora adaptadas a las condiciones actuales, Pablo nos dice que ellas no pueden heredar el reino de Dios. Es, por consiguiente natural, suponer que, antes de que un nuevo orden de cosas pueda ser inaugurado, la constitución física de la raza humana debe ser radicalmente cambiada, sin decir nada de las condiciones espirituales.
Imprescindible subrayar estas frases del místico, paciente lector y por supuesto que es necesarísimo leer con atención lo que sigue y acentúo en cursivas:
“Millones de años serán necesarios para regenerar la totalidad de la raza humana y adaptarla para vivir en cuerpos etéreos.
Por otra parte, tampoco un nuevo ambiente entra de golpe a la existencia, sino que la tierra y la humanidad evolucionan al compás desde el principio y los más primitivos comienzos. Cuando las nieblas de la Atlántida comenzaron a densificarse, algunos de nuestros antepasados ya habían desarrollado pulmones embrionarios y se vieron empujados a las tierras altas años y años antes que sus contemporáneos. Estuvieron errando en "el desierto" mientras la "tierra prometida" emergía desde las más ligeras brumas y, al mismo tiempo, sus pulmones en crecimiento se iban habituando a la existencia bajo las condiciones atmosféricas de entonces.
Otras dos razas nacieron en los valles de la tierra antes de que una sucesión de diluvios les empujase hacia las tierras altas; el último diluvio tuvo lugar durante el tiempo en que el Sol entró en el signo acuático de Cáncer, hará aproximadamente unos diez mil años, como le dijeron a Platón los sacerdotes egipcios. Así vemos que no hay un cambio súbito de constitución o medio ambiente para la raza humana entera cuando una nueva época se introduce, sino una gradual mejora de las condiciones que hacen posible que la mayor parte de la raza, por progresivo ajustamiento, pueda entrar en la nueva situación, aunque el cambio pueda parecer súbito al individuo, cuando en realidad, el cambio preparatorio ha sido inconscientemente llevado a cabo. La metamorfosis de un renacuajo, de un habitante del líquido elemento, transformado en uno del aire, nos da una analogía del pasado y la transformación del gusano en mariposa elevándose por el aire, es un símil apropiado de la edad futura. Cuando el celeste marcador del tiempo entró en Aries por precesión, comenzó un nuevo ciclo y Cristo predicó la "Buena Nueva." Afirmó que el nuevo cielo y la nueva tierra no estaban todavía preparados para nosotros al decir a sus discípulos: Cuando yo me vaya ahora, no podréis seguirme, pero me seguiréis después. Voy a preparar un sitio para vosotros y vendré otra vez y os recibiré.
Más tarde, Juan vio en éxtasis LA NUEVA JERUSALÉN descender del cielo y Pablo enseñó a los de Tesalia, por la palabra de Dios, que aquellos que a su venida fuesen Cristos serían citados en el aire para encontrarse con Él y estar con Él para siempre.
Pero durante este cambio hay precursores que entran en el reino de Dios antes que sus contemporáneos. Cristo, en Mateo, 11:12, dijo que: "El reino del cielo es factible de ser asaltado y que los audaces lo toman a la fuerza." Esto no está correctamente traducido. Debería ser: "El reino de los cielos ha sido invadido (biaxetai) y los invasores se apoderan de él" Hay hombres y mujeres que han aprendido ya, por medio de santas y misericordiosas existencias, a dejar a un lado el cuerpo de carne y sangre, -ya intermitente, ya permanentemente- y recorrer los cielos con alados pies, atentos a los asuntos de su Señor, provistos de los etéreos "vestidos de boda" de la nueva dispensación. Este cambio puede ser obtenido por una vida de simple misericordia y oración, tal y como lo practican los cristianos, sea cual sea la iglesia a la que estén afiliados, e igualmente por la práctica de unos ejercicios específicos dados por La Fraternidad Rosacruz. Éstos serán, sin embargo, estériles de todo fruto si no van acompañados de constantes actos de amor, pues el amor será la tónica y el fundamento de la Edad Futura, como la ley lo es de la presente.
La manifestación intensa del amor aumenta la fosforescente luminosidad de los éteres del cuerpo vital, las corrientes ígneas cortan la trabazón con la espiral de la mortalidad y el hombre, una vez nacido del agua, en el tiempo de su emergencia de la Atlántida, nace ahora del espíritu para el reino de Dios. La fuerza dinámica de su amor le ha abierto un camino para la tierra del amor y es indescriptible el regocijo entre los que ya han llegado cuando se presentan nuevos invasores, puesto que cada nueva llegada apresura la venida de Dios y el establecimiento definitivo de su reino.
En esta parte, el gran instructor nos exhorta a evitar los falsarios y a no escuchar a los agoreros de buenas nuevas y milagros, sin fundamento ni razón y nos solicita que contribuyamos a que esos anhelados días para el hombre lleguen mediante la transformación de cada uno de nosotros en el Amor, la Fraternidad Universal y el Servicio, único camino para que la Nueva Jerusalén se inaugure:
“Entre los inclinados a la religión se escucha un grito definido e incesante: "¡Cuán largo, Señor, cuán largo...!" Y a pesar de la afirmación enfática de Cristo de que el día y la hora son desconocidos hasta para Él mismo, hay profetas y videntes que siguen ganando crédito, cuando anuncian Su venida para una fecha determinada, aunque cada uno de ellos queda desconcertado al ver que el día señalado pasa sin resultado. Esta cuestión ha sido también debatida entre nuestros aspirantes y este capítulo no es más que un intento de demostrar la falacia que existe en esperar el Segundo Advenimiento para dentro de un año, de cincuenta o de quinientos. Los Hermanos Mayores rehúsan ir más lejos y se atienen a señalar lo que se ha de llevar a cabo primeramente.
En los días de Cristo, el Sol estaba en los siete grados de Aries. Fueron necesarios quinientos años para llevar la precesión al trigésimo grado de Piscis. Durante aquel tiempo la nueva iglesia vivió en medio de violencias ofensivas y defensivas que justificaron plenamente las palabras de Cristo: "Yo no vine a traer paz sino una espada." Mil cuatrocientos años más han transcurrido bajo la influencia negativa de Piscis, lo cual ha fomentado el poder de la Iglesia y ha maniatado al pueblo por medio de credos y dogmas.
Sobre la mitad del siglo pasado el Sol entró en la órbita de influencia del signo científico de Acuario y aunque serán necesarios casi seiscientos años más, antes de que comience la Edad Acuaria, es muy significativo y de alta instrucción, notar los cambios que aquella mera entrada ha traído al mundo. El limitado espacio de que disponemos nos impide enumerar los maravillosos adelantos que se han obtenido desde entonces, pero no está de más afirmar que la ciencia, la inventiva y la industria resultante de ellas, han variado completamente el mundo, su vida social y sus condiciones económicas. Los grandes pasos dados por los medios de comunicación han hecho mucho para derribar las barreras del prejuicio de raza y nos están preparando para acondicionarnos a una Fraternidad Universal. Los medios de destrucción se han hecho tan pavorosamente eficaces que las naciones militantes se verán forzadas en adelante "a fundir sus espadas para hacer de ellas rejas de arado y sus lanzas en podaderas." La espada ha tenido su reino durante la Edad de Piscis pero la ciencia regulará la Edad Acuaria.
En la tierra de la puesta del Sol podemos esperar ver primeramente las ideales condiciones de la Edad Acuaria: Una amalgama de religión y de ciencia, que forme una ciencia religiosa y una científica religión, será la promotora de la salud, la felicidad y el goce de la vida en abundante medida. Para ello se precisará una auténtica pero sostenida revolución espiritual.
e nos había dicho que el verdadero y autentico revolucionario, es aquel hombre que conquisto el sufrimiento. Y en efecto es sí, cuando al sufrimiento lo convertimos en experiencia positiva, asertiva, alimento del espíritu, y mediante la vida de servicio inegoísta y, en mérito a haber pasado las pruebas o conquistado el sufrimiento, ese revolucionario auténtico seguirá trabajando en la urdimbre y trama del vestido dorado de bodas o cuerpo-alma que lo prepara para entrar a los Mundos invisibles. Esas pruebas dolorosas, son únicas y específicas para cada revolucionario, en función de sus destinos y para el fortalecimiento de sus puntos débiles. Así ocurre también con cada nación o pueblo, en sus destinos colectivos.
José Mejía.-  Junio de 2012


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