VIDA INTERIOR: Notas
acerca de la Vida Interior
por Roberto Assagioli
Impreso por The Beacon, Noviembre 1926 y Marzo
1995
EN ESTAS BREVES NOTAS se han apuntado de una
manera simple y directa las admoniciones, las intuiciones, las reflexiones y
resoluciones de un alma, tal como han sido recibidas espontáneamente durante
sus “conversaciones silenciosas”.
No se jactan de decir nada “nuevo”, ni son
presentadas desde un contexto estrictamente filosófico; son presentadas con un
espíritu fraternal como una ayuda y estímulo a todas las almas que luchan y que
poseen aspiración.
Durante ciertos períodos críticos en la
evolución de las almas es necesario para ellas atravesar por la difícil
experiencia de ser privadas de todo bienestar humano, es necesario que sean
dejadas a su suerte, de manera que a través de su incapacidad, su tormento, su
desesperación, sean persuadidas a volverse directamente hacia Dios, de manera
de buscar y encontrar solo en Él aquello que tan ansiosamente estaban tratando
de encontrar aquí y allá, entre las personas y las cosas.
Es tan solo a través de tal experiencia que uno
adquiere el poder de realmente gobernar sobre cosas y personas, en vez de
dejarse atraer y ser vencido por ellas, y así disfrutar del privilegio de estar
en una completa comunicación con Dios, de recibir Su Luz, Su Gloria y Su Amor
abundantemente.
*
Aquellos que aspiran a hollar con pie firme los
dificultosos senderos del desarrollo interno, evitando las trampas y
decepciones encontradas a cada paso, deben aprender a estar atentos a las
“señales” de la vida, para reconocer claramente la voluntad de Dios, para
distinguir las verdaderas intuiciones de las fantasías evocadas por la mente
subconsciente o por las sugestiones de influencias externas.
Esta es una habilidad indispensable. Debemos
cultivarla asiduamente en cada momento de nuestra vida diaria.
Nos conviene mirar la manera en que estas
“señales” o indicaciones atraen nuestra atención, y notar si los hechos las
confirman o no.
Entonces, poco a poco, uno llega a sentir la
sutil diferencia entre lo que desciende hacia nosotros desde “arriba” y aquello
que surge desde “abajo”, o que es debido a un impulso externo; a discriminar
entre intuición directa y pura y las fantásticas reproducciones en las cuales
estas se vuelven más o menos desfiguradas durante su descenso a través de los
diversos planos psíquicos.
*
Deberíamos aprender a considerar cada
situación, cada evento, cada persona, cada condición física y moral nuestra
como pruebas, lecciones y “exámenes”. Que es lo que todas ellas son.
*
Debemos tratar de crear una consciencia dual.
Debemos aprender a no identificarnos nosotros mismos con los contenidos de
nuestra conciencia momentánea; una parte de nosotros debería siempre permanecer
libre, un centinela, un observador, un juez: el “Espectador”.
Cada ayuda material debe ser un instrumento de
ayuda moral y espiritual. Mano a mano con cada ayuda que intenta combatir
ciertos efectos deberían ir otros calculados para eliminar sus causas.
De esta manera, por ejemplo, los doctores,
además de curar una enfermedad, deberían enseñar al paciente cómo evitar
enfermarse nuevamente; deberían darle claro consejo relacionado con la higiene
y la prevención de enfermedades, de una manera general e individual, de acuerdo
a la naturaleza de los alimentos a los cuales el paciente esté predispuesto.
Esto es lo mínimo que un doctor debería hacer.
Pero los doctores espirituales deberían añadir a esto psicoterapia y sanación
espiritual; deberían señalar el camino hacia la salud perfecta en todos los
planos.
*
Si uno desea realmente tener éxito ayudando a
otros a ser mejores (como en la educación de los jóvenes, la guía de las almas,
la psicoterapia, etc.) uno nunca debe oponerse a las tendencias a ser
combatidas o disciplinadas mediante fuerzas externas al individuo (tales como
el poder de voluntad del instructor, o la imposición del doctor, rezos y ni
siquiera reglas o leyes impersonales abstractas), más bien se deben despertar
las fuerzas superiores que yacen latentes dentro del estudiante o el paciente.
La primera alternativa, desafortunadamente
adoptada por los padres y educadores con mucha frecuencia, despierta un sentido
de oposición en el individuo que siente como si su desarrollo vital fuera frustrado
y reprimido. De aquí que, muy a menudo, se encuentra en el joven que siente
fuertemente la necesidad de expansión y reafirmación, una desobediencia
obstinada y un fiero espíritu rebelde.
De la segunda, en cambio, surgen los mejores
sentimientos del individuo y sus más altos poderes y se le muestra cómo sus más
bajos instintos son realmente obstáculos a su verdadera, completa y más amplia
auto-expresión.
De esta forma el discípulo siente que es
comprendido y ayudado en su desarrollo y agradecidamente acepta la ayuda
ofrecida, incluso la solicita.
*
Cuando alguna tristeza nos atormenta, cuando el
dolor y la preocupación nos lleva a encerrarnos en la coraza de nuestra propia
personalidad y somos llevados a dar cabida a lamentaciones nocivas, amargas
recriminaciones, a permitir una autocompasión perniciosa, obliguémonos a
nosotros mismos, por un esfuerzo resuelto, a salir de eso, a recordar y darnos
cuenta de cuántos seres humanos en todas partes del mundo están sufriendo más
que nosotros: los prisioneros, los enfermos de cuerpo y de mente, aquellos que son
esclavos de pasiones degradantes, aquellos que están mentalmente afligidos, los
moral y materialmente abandonados y desesperados…
Así es que sumerjamos nuestra pequeña gota de
amargura en el gran océano del sufrimiento humano y démonos cuenta de la significancia,
del alto valor y el objetivo espiritual del sufrimiento; la gloriosa meta de la
evolución humana; la entrega final y la bienaventuranza en la cual todo
desconsuelo encontrará su abrumadora recompensa.
*
Se necesita tanto coraje para sobrellevar la
prosperidad como la adversidad. Durante los encantamientos de bienestar somos
fácilmente conducidos a cometer un grave error, a vivir y actuar sólo en
“niveles personales”, relajando nuestra atención y disciplina, descuidando el
permanecer en continuo contacto con el Dios interno. Nos engañamos al pensar
que personalmente somos fuertes, libres, auto-controlados; debido a propósitos
egoístas disipamos de un modo superficial y a veces indigno, la preciosa
energía derramada sobre nosotros por el Ser Superior.
Entonces necesariamente Él debe manifestarse
ante nosotros, a menudo anónimamente, bajo la forma de dolor, de adversidad, de
oscuridad interior, sacudiéndonos, despertándonos, obligándonos a suplicarle,
entrenándonos para convertirnos en dignos custodios de los dones y poderes de
nuestro Padre.
*
Cada mañana debemos despertar dos veces:
despertar del sueño de nuestro cuerpo y despertar del sueño de nuestra
conciencia diaria al despertar real del Espíritu.
*
Toda memoria de las limitaciones, debilidades y
fracasos del pasado ya no tienen valor para el futuro. Por un incremento de
fuerza espiritual, lo que antes parecía imposible o difícil, puede volverse
fácil.
El mañana es nuevo y diferente. Nuevas
posibilidades sin precedentes, ni medida ni comparación en el pasado; no tienen
límites. Por lo tanto no prestemos atención al pasado sino que audazmente
presionemos hacia adelante, con infinita fe, con ardiente entusiasmo.
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