ENFRENTANDO PROBLEMAS, POR VBA.
(Reflexiones
tomadas de la conferencia de Vicente Beltrán Anglada “El aspirante Espiritual
Frente al Caos Social”, enero de 1983, Barcelona.)
-¡Un
problema! - ¿Cómo lo soluciono?, ¿esquivándolo?, ¿Buscando una forma en el
pasado?, ¿Buscando una fórmula religiosa, científica, psicológica, para esa
prueba inmediata?
-¡Todo
cambia!, lo que hay es una prueba trascendente; quizás mañana no tenga valor.
El mismo problema hoy y mañana cambia fundamentalmente.
-¿Qué
vamos a hacer?. Estar serenamente expectantes. El hecho de estar muy atentos a
una situación es lo que trae por consecuencia la liberación del problema.
-La
tendencia es querer enfrentar solos el problema agobiante; pero debemos buscar
ayuda, invocando al Ser Interno, que es lo que nos libera.
-El
propio Yo, el Ser Interno, complementa todo cuanto somos y cuanto hacemos; es
la actividad suprema y es el poder que puede solucionar cualquier problema.
-Los
mayores problemas se solucionan cuando prestamos atención interna, y no
externa, sin la participación del pequeño “yo”, porque él y el problema son la
misma cosa.
-La
solución a un problema viene cuando empleamos la serena expectación, la
atención concentrada y serena, que no se altera, que no se inmuta, por grande
que éste parezca.
-Hay
que darse cuenta de que no hay problema, por grande que sea, que no tenga una
solución.
-La
base de la solución de un problema es no rehuir el problema; rehuirlo es no ser
consciente del mismo.
-Buscamos
elementos externos para arreglar un problema, sin darnos cuenta que todo cuanto
venga de afuera forma parte del problema.
-Si
ponemos el problema como centro de atención, llegamos a formar un “triángulo”
entre nuestro pequeño yo, el problema y el Yo Superior; habrá una relación
eléctrica que disolverá el problema.
-Un
problema siempre es la voz de Dios tratando de hacerse sentir en nuestra vida.
-El
yo inferior ha creado el problema y está interesado en solucionarlo. Por otra
parte está aquel Ser, el Yo Superior, más allá de nuestra concepción, que puede
solucionarlo de raíz.
-La
solución del problema, de raíz, no es otra cosa que el Yo Superior, que sólo se
puede manifestar cuando estemos serenos, cuando estemos muy atentos y
observantes.
-El
problema está creado por nosotros y dentro de esta línea horizontal no lo
podemos superar; pero si ascendemos, si creamos una vertical y creamos un
vértice superior, construimos un triángulo.
-En
el triángulo, creado entre el Yo Superior, el yo inferior y el problema, está
la solución completa; no una solución de emergencia, sino aquello que puede
curar este problema para siempre.
-Todos
los problemas están concatenados y constituyen una cadena de hechos; si
rompemos alguna de las mallas (eslabones) de esta cadena, resultará que todo lo
demás se disolverá.
-Nunca
saldamos un problema de raíz, por completo, sino que lo hacemos siempre a
medias tintas, de una manera muy personal y al mismo tiempo muy superficial.
-El
yo inferior está dentro del remolino de un problema; él ha creado el remolino y
constituye parte del remolino y, por lo tanto, constituye parte del problema.
-Cuanto
más esfuerzo se pone para resolver el problema, éste siempre queda irresoluto;
se mitigará sus asperezas, perderá relieve, pero, fundamentalmente, surgirá
nuevamente en otra situación.
-Se
trata de que quitemos de raíz todo tipo de problemas, gestados dentro de las
estructuras del “yo” que hemos creado con el tiempo. Busquemos la solución en
el plano superior.
-El
problema, el que sea, es el resultado de la lucha del “yo” contra el ambiente,
contra las circunstancias, contra sí mismo o contra quienes les rodean. Hay que
surgir triunfantes si nos dirigimos hacia arriba.
-Si
el pequeño yo mira hacia lo alto, sin dejar de ver el problema, pidiendo ayuda
diciendo: “dame fuerzas para luchar contra esto”, nos llegará la solución.
-Invoquemos
a nuestro Yo Superior ante cualquier problema y, creando el triángulo, todo se
solucionará.
Vicente
Beltrán Anglada
"La Verdad ha de
presentarse de tal manera que
convenza sin atar y que atraiga
aún sin convencer...
y esto
sólo puede realizarlo
el lenguaje del
corazón".
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