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jueves, 15 de mayo de 2014



LA LEY DEL KARMA
Por F. Redondo


Ante todo, es necesario que entendamos lo que significa la palabra "KARMA". No está de más aseverar que tal palabra en sí misma significa LEY DE ACCIÓN Y CONSECUENCIA. Obviamente, no existe CAUSA sin EFECTO, ni EFECTO sin CAUSA. Cualquier acto de nuestra vida, bueno o malo, tiene necesariamente sus CONSECUENCIAS.

Poco a poco y a medida que vamos creciendo en conocimientos, vemos que el hombre vive en un mundo de Leyes. Cada Ley de la naturaleza que se descubre hace más libre la voluntad del hombre, aunque parezca a primera vista que circunscribe nuestras acciones y, puesto que las acciones no son otra cosa que la resultante diagonal de una serie de FUERZAS del Pensar y Sentir en un mundo interno, la suprema necesidad del hombre es COMPRENDER que éste su mundo interno es un mundo de ley y de orden. La idea de que todo el Universo es una EXPRESIÓN DE ENERGÍA es ya familiar a nuestra ciencia moderna. El electrón es un depósito de energía, y las estrellas también lo son aunque en una escala mayor. Esta energía está sometida a un cambio continuo: el movimiento se transforma en calor o electricidad; ésta, en magnetismo, y así sucesivamente. El hombre mismo es un depósito de energía: la ingiere en su alimento y la transforma en movimiento de su cuerpo.  La energía del hombre utilizada en una BUENA ACCIÓN es beneficiosa, y a este uso lo llamamos BUENO, y cuando se la emplea en PERJUICIO del prójimo lo calificamos de MALO. El hombre durante toda su vida es un transformador. La energía Universal entra en él para transformarse en SERVICIO o en PERJUICIO.


La Ley del Karma es la relación de CAUSA y EFECTO establecida a medida que el hombre transforma la energía, y tiene su efecto en los tres planos de la manifestación: en el físico, astral y mental. Esta Ley actúa aún más en los planos invisibles que como cabría imaginar en el mundo físico. La palabra KARMA es una palabra Sánscrita (oriental muy antigua), y en su sentido más profundo hace referencia a la BALANZA DE LA JUSTICIA UNIVERSAL, que afecta la evolución de todo lo creado, haciéndola progresar adecuadamente. La JUSTICIA y la MISERICORDIA Divina son las dos COLUMNAS torales de esta Ley universal. La Justicia sin Misericordia es tiranía; la Misericordia sin Justicia es complacencia, dejadez. Las dos se complementan mutuamente y forman el verdadero y sagrado Templo de la “Justicia Divina”, la cual iguala a todos sin excepción. Desde el momento en que el hombre actúa, desencadena inevitablemente ciertas fuerzas que producen determinados resultados. Esta idea que relaciona la CAUSA con el EFECTO está contenida originalmente en la palabra "KARMA".
El karma es una medicina que se nos aplica para nuestro propio bien; desgraciadamente las gentes en lugar de inclinarse reverentes ante sus propios errores, protestan, blasfeman, se justifican a sí mismos, se disculpan neciamente y se lavan las manos. Con tales protestas no se modifica el karma, al contrario, se torna más duro y severo. Es necesario que entendamos que el karma, cuando produce dolor, es un maestro que nos avisa que algo estamos haciendo mal; es como cuando comemos desmesuradamente, nuestro estómago nos riñe produciéndonos dolor de estomago. No es que el estómago nos esté castigando, sino que nos está avisando de que nos hemos excedido y, que para la próxima vez tengamos más cordura o SENTIDO COMÚN. Esta es la ley de causa y efecto. Cuál fue la causa del dolor de estómago, nuestra GULA; y cuál fue el efecto en nuestro organismo, el DOLOR, el sufrimiento. La Ley del Karma es pues, una medicina, un maestro de la vida que nos enseña el justo EQUILIBRIO, y no sólo en nuestro organismo, sino en todas las áreas de nuestra vida. Diremos: "¡Entonces, ya que actuando cometemos necesariamente errores y que debemos sufrir para repararlos, vale más no hacer nada! No es así, hay que actuar. Evidentemente sufriremos, pero con ello aprenderemos, evolucionaremos... y un día ya no sufriremos más. Cada movimiento, cada sentimiento, cada pensamiento, cada palabra, desencadenan ciertas FUERZAS que traen consigo consecuencias, naturalmente, pero supongamos que estos "gestos internos" y estas palabras estén inspirados en la BONDADla PUREZA y el DESINTERÉS, entonces atraeremos inevitablemente consecuencias benéficas.

El Karma es independiente a lo malo o a lo bueno. Por lo tanto no puede haber Karma bueno o Karma malo. Por lo general muchos han adoptado la palabra Karma para designar a los efectos que producen dolor, y han designado DHARMA a las consecuencias que nos producen alegrías, satisfacción, etc. Pero independientemente, la verdadera raíz de la palabra KARMA no es ni efectos malos ni buenos, sino simplemente, consecuencia de una acción. El Karma "bueno", Dharma, es la consecuencia de una actividad ordenada, armoniosa, benéfica. La palabra “Drama” es el camino espiritual, el deber moral del alma. El ser que sea capaz de emprender tal actividad escapará a la Ley de la fatalidad, situándose bajo la Ley de la Providencia. No hacer nada para evitar las preocupaciones y los sufrimientos no es la solución correcta; debemos ser activos, dinámicos, estar llenos de iniciativas sin que por ello el móvil de nuestras actividades sean ni el EGOÍSMO ni el interés personal. Es la única forma de escapar al desastre. Evadir las CONSECUENCIAS es imposible: siempre habrá causas y efectos, sea cual fuere nuestra actividad; simplemente si conseguimos actuar de manera desinteresada, no se producirán efectos dolorosos, sino alegres, beneficiosos.

                No hay que tener miedo a la acción, ¿cómo podríamos evolucionar si no nos equivocamos? Hay que seguir adelante, con fe y conocimiento. Los “masones” (recordemos que la palabra masón es albañil en francés) necesariamente deben ensuciarse en la obra de construcción del templo, luego cuando terminan se lavan y se cambian de ropa y ya está, pero al menos han construido el templo. De igual modo hay que actuar, el templo interno ha de construirse adecuadamente, y eso sólo puede suceder si trabajamos, nos ensuciamos, y nos comprometemos en el servicio de construcción.

Es imposible escapar a la Ley de CAUSA y EFECTO. La cuestión consiste simplemente en saber qué fuerza estamos activando. “RECOGEREMOS LO QUE HAYAMOS SEMBRADO”. Si estudiamos detalladamente esta Ley Fundamental, si aplicamos su significado, se transforma en un sistema rico y profundo, ya que cada verdad esencial tiene aplicaciones en todos los PLANOS. Explicada en detalle, esta Ley genera todo un sistema Filosófico; he ahí por qué la Religión, es ahora tan rica en normas y preceptos. Pero en el fondo, encontramos que el origen de todas esas reglas es una sola ley: “recogemos únicamente lo que hemos sembrado”. A continuación de esta Ley añadimos otra igualmente verídica de aplicación en el plano Filosófico, por ejemplo las palabras de JESÚS cuando dijo"NO HAGAMOS A LOS DEMÁS LO QUE NO QUEREMOS QUE NOS HAGAN", no es más que la prolongación de esta Ley.


Todo agravio realizado es una fuerza lanzada al universo, que obra en detrimento de otro, perturbando el equilibrio entre éste y aquél, y que deberá restablecerse a costa del perturbador o sea del sujeto que produjo el daño. Su karma por daño es sufrimiento, la fuerza productora, que se descarga por la víctima como punto de apoyo, restableciéndose así el equilibrio original. Lo mismo ocurre con una buena acción. Su karma o reacción es una fuerza que combina circunstancias materiales de modo que produzcan comodidad. Además, en este regulado universo, cada tipo de fuerza obra en su propio mundo: puede uno dar limosna a un mendigo por compasión y simpatía y otro por librarse de la molestia que le causa, y ambas realizan una buena acción y para ambos el karma de la acción en el mundo físico será un bienestar; pero el primero tendrá además un karma adicional en el mundo astral por su piedad y simpatía y que le producirá una emoción de dicha, mientras que el otro no recibirá este beneficio.


En la actualidad observamos lamentablemente que hay mucha gente que no cree en Dios. Alegan que, si Dios existe y es justo, ¿por qué hay tanta injusticia en el mundo?, ¿por qué un niño nace en cuna rica y otro en la más absoluta pobreza?, ¿por qué unos son muy atractivos o inteligentes y otros feos y cortos de inteligencia?, ¿por qué un hombre ha de nacer ciego o mutilado?, ¿por qué, por qué de toda esta aparente sinrazón...?.


 Ciertamente si pensamos que Dios existe y es Justo, todas las preguntas anteriores quedan un poco en suspense. Ante estas preguntas podemos adoptar tres posturas bien definidas:

1ª)   o Dios no existe, por lo tanto nada importa y todo sucede por  azar.

2ª)   o nuestro Creador, es un Dios cruel, injusto y caprichoso, que juega con las vidas inocentes de los hombres, bendiciendo a unos y maldiciendo a otros sin ningún sentido.

3ª)   o, que no entendemos todavía la forma en que nuestro Creador ha dispuesto las Leyes Divinas, siendo un Dios Justo y Misericordioso, y repartiendo a cada cual según sus propios merecimientos.


 Nosotros, evidentemente, nos inclinamos por la tercera opción. Es importante que comprendamos que el hombre antes y después de nacer no es totalmente inocente. Nuestras vidas anteriores cuentan en sumo grado las desdichas o suertes que habremos de pagar o cobrar en ésta. Por lo que no hay Ley más Justa que la Ley del Karma, resolviendo en armonía todo destino que libremente decidimos con nuestros actos y pensamientos.

Aunque no creamos en Dios, no podemos dejar de reconocer la existencia de un orden en la naturaleza, lo cual implica la existencia necesaria de una inteligencia creadora de este orden. Pensemos por un instante las cantidades de leyes naturales que han tenido que haber y hay para poder crear nuestro Universo, nuestro planeta, o nuestro cuerpo tan sumamente complicado e inteligente. La Inteligencia del hombre, primariamente, es un producto de las Leyes Inteligentes de la naturaleza. Y ¿quién programa esas Leyes  para que ejecuten su sabia labor evolutiva, de crecimiento y adaptación incesante? Evidentemente habría de ser un Ser aún más inteligente que dichas Leyes, ¿no?, un Ser o Seres Superiores capaces de programar. Por lo cual se deduce que hay un PROPÓSITO un ORDEN y un PLAN para los hombres y para todas las criaturas de la creación, desde un simple átomo hasta el más excelso ángel, todo sigue un ARQUETIPO CÓSMICO a alcanzar, y las Leyes Cósmicas son sus herramientas de trabajo.

Nosotros entramos en esta vida tras el nacimiento con un largo pasado de muchas encarnaciones; somos las mismas almas que habitaron los cuerpos primitivos de la Raza Lemur, también evolucionamos en los cuerpos Atlantes, y hemos pasado, gradualmente, a medida que íbamos avanzando, a nuevos cuerpos con más capacidad y con un mejor equipo de expresión. Nada se pierde después de cada muerte. Todo es almacenado en la memoria del alma, a través de sus átomos permanentes, y este conocimiento y esta experiencia, CAPACITA al hombre en cada nueva encarnación para que pueda desenvolverse mejor en los tres mundos. La Ley del Karma regula este CRECER incesante vida tras vida, no dejando nada en el olvido. El desarrollo físico, astral o mental que alcanzamos en cada existencia sirve para la próxima; Si en una vida cultivamos la salud, en la próxima, naceremos sanos; si cultivamos nuestras emociones superiores, naceremos, sensibles a la belleza; si cultivamos nuestra mente, nuestros pensamientos, renaceremos inteligentes, creativos, geniales. Si cultivamos el Espíritu, naceremos, sabios, justos, con poder, magníficos y gloriosos... Vemos pues, que todo sigue una CONTINUIDAD, y lo que alcanzamos en una vida nos sirve fielmente para toda la eternidad.

Esta es la Ley del Karma, y esta es la Ley más Justa
que trata a todos POR IGUAL... Ni la Suerte ni el Azar
tienen cabida en nuestro Universo.

La expresión frecuentemente utilizada "has tenido suerte" o "que casualidad" y otras parecidas, son expresadas por aquellos individuos que obviamente desconocen las Leyes de la Vida. NO EXISTE LA SUERTE, porque donde hay suerte o azar no hay Ley ni orden, hay caos, y por lo tanto no puede coexistir con un Creador, un Plan, o una Inteligencia divina. Y puesto que nuestro sistema solar es un sistema ordenado, y todo ocurre de acuerdo a las leyes que las regulan, no podemos en ningún caso aceptar la palabra SUERTE o CASUALIDADMahatma Gandhi dijo que: "ni una sola hoja caía al suelo, sin que la Ley lo dispusiera".

Otro ejemplo que podemos dar para ver como funciona la Ley del Karma, lo tenemos representado en un estanque de agua. Imaginemos que el Universo es como un estanque tranquilo y en armonía. Echemos ahora una piedra en el centro del estanque. ¿Que sucede? que desde ese mismo centro empieza a salir una honda circular, que se extiende y llega hasta la orilla, luego rebota y vuelve al mismo centro donde se produjo la acción. Así también, en el universo, en la vida, lanzamos continuamente piedras que crean causas y que, después las recibimos nosotros mismos como efectos de nuestra acción. Cada piedra que cae o impresiona la vida, pueden ser de tres tipos: a través de nuestras acciones físicas, de nuestras emociones o sentimientos, o de nuestros pensamientos. Un sabio dijo: "hasta un simple parpadeo repercute de alguna manera en el orden de todo el Universo". Cada acción repercute en el TODO, por lo tanto el mundo entero responde a nuestras acciones. En ningún caso estamos separados del resto de la humanidad, sino que participamos continuamente en su desarrollo o perjuicio, tal es nuestra responsabilidad.

El Karma también repercute como un todo en los pueblos, en las razas humanas, en las religiones, etc. Puesto que cada CONJUNTO en su totalidad o en su parcialidad es responsable de las acciones que realizan, y por consiguiente, también serán responsables de los EFECTOS que produzcan, en cualquier campo de actividad humana que afecten. Cualquier individuo que esté asociado de alguna manera a un GRUPO o ASOCIACIÓN, y participe en su gestión en algún nivel; ya sea económico, legislativo, o de base, está participando -según la Ley del Karma- de las repercusiones que pueda tener en la sociedad. Y por tal razón él será también responsable, tanto para bien como para mal, de cualquier efecto que produzca dichASOCIACIÓN. Este comentario se puede extender a cualquier actividad que conlleve la ACCIÓN CONJUNTA de más de un individuo. También es verdad que hay que decir, que la responsabilidad de cada uno depende de su cooperación e intencionalidad.

De lo anteriormente expuesto cabe mencionar, aunque sea básicamente, que existen CINCO GRUPOS o tipos de Karma, estos son:

                                               1º)          El Karma Del Mundo, o Mundial y Planetario.
                               2º)          El Karma De Raza, o Racial.
                               3º)          El Karma Nacional, de cada Nación.
                               4º)          El Karma De Grupo, o Asociativo.
                               5º)          El Karma Individual, de cada Uno.

Reencarnación y Karma en las Sagradas Escrituras

Hasta el siglo cuarto los cristianos creían en la reencarnación, al igual que los judíos, los egipcios, los hindúes, los tibetanos, etc. Pero los Padres de la Iglesia decidieron que esta creencia no haría más que retrasar y alargar las cosas, que los hombres no tendrían prisa en mejorarse, y entonces creyeron que suprimiendo la reencarnación empujarían a la gente a perfeccionarse en una sola vida. Obviamente se equivocaron y con su eliminación de la creencia a la reencarnación ahogaron más al hombre en su ignorancia. Vamos a mostrar una serie de versículos que demuestran definitivamente la EXISTENCIA Real y profunda, que sobre el Karma y la Reencarnación forman parte intrínseca de las Sagradas Escrituras. Un verdadero estudio sobre la Biblia nos muestra un sin fin de ellas.

Veamos pues algunos ejemplos:

En el Antiguo Testamento en un versículo de Jeremías (I, 4 y 5,) dice: “Vino, pues, palabra de Jehová a mí, diciendo: «Antes que te formara en el vientre, te conocí, y antes que nacieras, te santifiqué, te di por profeta a las naciones». Es sólo un ejemplo al que aluden varios Padres de la Iglesia como relacionado con la PREEXISTENCIA del Alma antes del nacimiento. Tanto Orígenes como Jerónimo claramente se refieren a la afirmación de que antes de que Jeremías naciera fue santificado como Profeta. Orígenes señala especialmente la circunstancia de que la Justicia Divina no podría serlo a menos que un hombre, santificado como profeta, o nacido para hacer un gran servicio al mundo, hubiera merecido aquella preeminencia por una anterior vida de rectitud, o hubiera escalado esa bendita elevación como resultado de meritorias acciones de su pasado. Luego tenemos la bien definida afirmación en Malaquías, (IV, 5) de que "Elías regresaría". Hay otro interesante pasaje en el Libro de la "Sabiduría de Salomón" en el cual dice éste: Yo fui un niño de aguda viveza y tuve un Espíritu bueno. En verdad, por ser bueno, vine a un cuerpo inmaculado...” (IX, 5). He aquí la  afirmación explícita de que, puesto que Salomón ya era un espíritu bueno, vino a un cuerpo sin lacras.
 Cristo dijo: Sed perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto”. ¿Qué podemos pensar de esta frase?, o Cristo habla sin pensar al pedir a hombres tan imperfectos que se eleven en algunos años hasta la perfección del padre celestial, o en realidad esta frase también sobreentiende la reencarnación. Jesús no pensaba que el hombre fuese capaz de ser prefecto en una sola existencia, sino que sabía que a medida que anhelase esta perfección y trabajase para obtenerla, después de muchas encarnaciones, terminaría consiguiendo su objeto. Dice también el Cristo: “No es superior el discípulo a su maestro, pero cada uno, cuando llegue a la perfección, será como un Maestro” (Lucas VI, 40).
Sin lugar a dudas encontramos numerosos testimonios en los EVANGELIOS que nos muestran con toda seguridad la afirmación de esta Ley. Uno de esos ejemplos más notables lo tenemos en la historia de Juan Bautista, que como dijimos anteriormente era una reencarnación del Profeta Elías. He aquí el argumento: “Un día Jesús supo que Juan Bautista había sido encarcelado; y el texto dice simplemente: “Jesús al saber que Juan fue entregado, se retiró a Galilea”. Algún tiempo después Juan Bautista fue decapitado por orden de Herodes. Después de la TRANSFIGURACIÓN, en el Evangelio de San Mateo agrega: “(Mateo 17) 10Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo: —¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero? 11Respondiendo Jesús, les dijo: —A la verdad, Elías viene primero y restaurará todas las cosas. 12Pero os digo que Elías ya vino, y no lo conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del hombre padecerá a manos de ellos. 13Entonces los discípulos comprendieron que les había hablado de Juan el Bautista”. Entonces ahí está, Cristo lo dijo claro, Juan Bautista fue sin dudas la reencarnación de Elías. Pero además, ampliando el argumento, nuestra pregunta es, ¿por qué Juan Bautista tuvo la desgracia de ser decapitado? ¿Por qué Jesús no intervino de ninguna manera ante tan trágico suceso? Para responder a estas preguntas hay que conocer cuales fueron las verdaderas CAUSAS que originaron tal suceso, y para conocerlas debemos investigar la vida pasada de Juan Bautista, cuando era el profeta Elías, el cual aunque tremendamente espiritual tuvo sus momentos de ira, y en uno de esos arrebatos violentos  mando decapitar a muchos profetas del Dios Baal, luego incluso para él, la Ley del Karma puso a cada cual en su sitio merecido, aunque en este caso la Ley espero a la siguiente encarnación como Elías.
Sin embargo cuando Elías reencarno como Juan Bautista, él tampoco era consciente de ello, por tal razón en el evangelio de San Juan él niega que fuera Elías, incluso niega que fuera un profeta, pero eso no es de extrañar, ya que por lo general uno no suele recordar sus vidas pasadas, pero el Cristo sí que conocía el hecho y así lo testimonio.
También Cristo enunció, en el huerto de Getsemaní esta Ley capital cuando Pedro, precipitándose sobre el siervo de Caifás, le corto la oreja, Jesús le dijo: “Pedro; devuelve tu espada a su vaina, porque aquellos que tomen la espada, perecerán por ella“. El que a espada mata a hierro muere. Pero esto no siempre sucede en una misma existencia, sin embargo, la veracidad con que Jesús enunció esta Ley es demostrada con el tiempo. Esta Gran Ley universal también fue muy bien descrita en las palabras de Jesús cuando dijo: “El que siembra rayos cosechara tempestades”…

El karma se podría dividir en tres clases. Y sería conveniente, aunque sólo sea a modo de introducción, conocerlas. Estas son:

Karma "SANCHITA": (equivalente a "acumulado")
                Es el Karma que ha sido acumulado desde el comienzo de nuestra vida planetaria. Es el saco o libro de “debe-haber”. Es natural que en las primeras vidas generásemos más karma malo que bueno, ya que éramos poco más que salvajes, sin embargo dicho cúmulo debe ser sabiamente distribuido por los Agentes del Karma para no agobiar en exceso al ego en una determinada encarnación. SANCHITA es pues todo lo acumulado, sea el valor que sea, pero que naturalmente todo no está en proceso en una determinada encarnación.

Karma "PRARABDHA": (o maduro, equivalente a "comenzado")
Es aquel karma que antes de nacer hemos decidido agotar en la inmediata vida encarnante y que debe ser agotado en nuestra actual vida. Este Karma es seleccionado del SÁNCHITA (acumulado) por los Señores del Karma para ser agotado. Esto es lo que ordinariamente llamamos Hado, Suerte o Destino. Tal Karma puede ser interpretado o delineado por un iniciado competente a través del horóscopo.

Karma "KRIYAMANA": (que está en curso de formación)

El Kriyamana es el nuevo karma que formamos en nuestra actual vida y que servirá como Karma futuro, con lo cual, el Sánchita o Karma acumulado se irá engrosando en positivo o negativo, depende de nuestra actuación.





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