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jueves, 4 de marzo de 2021

FRAGMENTOS SELECCIONADOS SOBRE EL TEMA ASTRAL. REGLA VIII DE TRATADO SOBRE MAGIA BLANCA.- DDK. Y AAB.

 

FRAGMENTOS SELECCIONADOS SOBRE EL TEMA ASTRAL. REGLA VIII DE TRATADO SOBRE MAGIA BLANCA.- DDK. Y AAB.


Este trabajo mágico comienza en la propia vida del mago, se extiende al mundo del plano astral y desde allí (cuando ya es potente) puede comenzar a manifestarse en el plano físico y oportunamente en los planos superiores.

 

Por lo tanto, nos ocuparemos extensamente de esta regla porque abarca el trabajo y la actividad inmediata del aspirante inteligente. Es la más importante desde el punto de vista del estudiante común. No puede comprendérsela si no se ha hecho contacto con el alma, ni tampoco puede manifestarse en el plano físico la fuerza mágica del alma, hasta que el significado de sus frases esotéricas no haya sido, hasta cierto punto, trabajado en la experiencia interna del mago.

 

La mayoría de los verdaderos aspirantes están ahora en el punto medio y pueden ahogarse (y paralizar su progreso en esta vida), permanecer y conservar el terreno ganado, o bien convertirse en verdaderos magos prácticos, eficientes en magia blanca, basada en el amor, animada por la sabiduría y aplicada inteligentemente a las formas.

 

"Los Agnisuryas responden al sonido. El flujo y el reflujo de las aguas".  (PARECE QUE SON DEVAS)

 

......  cuando el hombre ha dominado las fuerzas que se le oponen, está preparado para la segunda iniciación, que indica la liberación del alma de la prisión del cuerpo astral. Desde ese momento el alma utilizará el cuerpo astral y moldeará el deseo, de acuerdo al propósito divino.

 

Es de valor que el estudiante sepa dónde se encuentra y cuál es su problema específico. El hombre común está aprendiendo a controlar el cuerpo físico y a organizar su vida en el plano físico. El estudiante en el sendero de probación está aprendiendo una lección similar respecto a su cuerpo astral, su enfoque, deseos y trabajo. El estudiante en el sendero del discipulado aceptado debe demostrar este control, empezando por disciplinar la naturaleza mental y actuar conscientemente en el cuerpo mental. El trabajo del iniciado y el del adepto se desarrollan mediante tales realizaciones y no es necesario tratarlas aquí.

La batalla se prolonga sobre una serie de vidas, pero en cierta vida alcanza un punto crítico: se hace la última tentativa y Arjuna triunfa en la lucha, pero únicamente dejando a Krishna asumir las riendas del control, aprendiendo a dominar la mente y revelando la forma de Dios. Distinguiendo entre el alma y la forma y la visión de la gloria perfecta que puede irradiar de las formas "habitadas por Dios", aprende a elegir el camino de la luz y a ver su propia forma y todas las formas, como custodios de la luz. Así emprende el trabajo de convertir el cuerpo astral en un simple reflector de esa luz y, por medio del apaciguamiento del deseo, mediante la subyugación de los "Agnisuryas", que constituyen su cuerpo astral y son la sustancia viviente del plano astral, aprende a actuar como adepto en ese plano, a penetrarlo a través de su ilusión y a ver la vida tal como es.

 

Hablando simbólicamente, la sustancia del plano astral está animada por distintos tipos de fuerza divina, que al unirse producen la gran ilusión, y son:

 

La fuerza del deseo egoísta. Esta energía involutiva desempeña un papel importante en la evolución, porque el egoísmo es la cuna de las almas infantiles. De allí que el aspirante no se somete al mismo.

 

La fuerza del temor. Es producto de la ignorancia, y en sus etapas iniciales no es el producto del pensar erróneo. Es  fundamentalmente instintiva y predomina en el reino animal, que no es mental, así como también en el reino humano. Pero en el reino humano, su poder es aumentado en forma intensa mediante los poderes de la mente, y por el recuerdo de dolores y rencores pasados y el presentimiento de quienes podemos ver con anticipación, el poder del temor se agrava enormemente debido a la forma mental construida con nuestros temores y  fobias individuales.

 

Quisiera señalar a mis hermanos que es necesario hacer dos cosas: Meditar sobre la verdad en la vida diaria usando como pensamiento simiente el concepto de la verdad practicada y vivida; les sugiero que aprendan de memoria y utilicen la siguiente fórmula o plegaria, todas las veces que se vean arrastrados por ilusorios temores e innecesarios presentimientos:

 

"Que la realidad rija todos mis pensamientos, y la verdad predomine en mi vida."

 

Repitan esto para sí, constantemente, todas las veces necesarias, obligando a la mente a poner atención sobre la significación de estas palabras.

 

Sugiero también practicar el sentido común y cultivar esa actitud mental que se niega a aumentar los temores ilusorios.

 

El ciclo más destacado para toda alma consiste en encarnar y regresar al centro de donde partió.  Ésta es una forma simbólica de decirle que debe comprender dos cosas:  

 

1. Que los estados sentimentales son completamente insustanciales y no indican el estado del alma. El aspirante debe centralizarse en la conciencia del alma, no dejarse influir por las alternativas a que parece estar sujeto, sino simplemente "mantenerse en el ser espiritual", y "habiendo hecho todo esto, permanecer allí".

 

2. Que el logro del equilibrio sólo es posible donde han regido las alternativas, y que el flujo y reflujo cíclico continuará, mientras la atención del alma fluctúe entre uno u otro aspecto de la forma y el verdadero hombre espiritual.

 

El ideal sería lograr conscientemente este control, de modo que el hombre pueda a voluntad enfocarse en la conciencia de su alma o en su aspecto forma -el acto de enfocar la atención se lleva a cabo mediante un objetivo conocido y específico que necesita esta centralización.

 

Para el discípulo, es en el plano mental, donde la forma y el alma establecen contacto y es posible la gran transición. Para el discípulo avanzado y el iniciado, el punto medio es el cuerpo causal, el karana sarira, el cuerpo espiritual del alma, manteniéndose como intermediario entre espíritu y materia, vida y forma, mónada y personalidad.

 

Entonces se manifiesta el tercer aspecto del proceso de construcción de formas, el cerebro se sincroniza con la mente y la mente con el alma, y se percibe el plan. Los aires vitales en la cabeza se modifican y responden a la fuerza del trabajo mágico constructor. Entonces en el lugar de la actividad cerebral está la forma mental, como resultado de las dos actividades previas, y se convierte en un centro de enfoque para el alma y en un punto a través del cual puede fluir la energía para la realización del trabajo mágico.

 

Este trabajo mágico llevado a cabo bajo la dirección del alma (inspirando a la mente, que a su vez impresiona al cerebro) conduce entonces (como resultado de esta triple actividad coordinada) a la creación de una forma o centro de enfoque dentro de la cabeza del mago. La energía que fluye a través de este punto focal, actúa mediante tres agentes distribuidores, y por eso los tres están involucrados en todo trabajo mágico:

 

1. El ojo derecho, a través del cual la energía vital del espíritu puede expresarse. 2. El centro laríngeo, a través del cual el Verbo, el segundo aspecto o alma, se expresa. 3. Las manos, mediante las cuales actúa la energía creadora del tercer aspecto.

 

"El Mago Blanco" trabaja "con los ojos abiertos, la voz que proclama y las manos que otorgan".

 

Estos puntos son únicamente de interés técnico para el trabajador experimentado en magia, pero sólo de interés simbólico para los aspirantes, a quienes se les ha destinado estos escritos.

 

Que la visión interna sea nuestra, que el ojo perciba claramente la gloria del Señor, que la voz hable únicamente para bendecir y que las manos se utilicen sólo para ayudar, esto bien puede ser la plegaria de cada uno de nosotros.

1 comentario:

  1. FRAGMENTOS SELECCIONADOS SOBRE EL TEMA ASTRAL. REGLA VIII DE TRATADO SOBRE MAGIA BLANCA.- DDK. Y AAB.
    Quisiera señalar a mis hermanos que es necesario hacer dos cosas: Meditar sobre la verdad en la vida diaria usando como pensamiento simiente el concepto de la verdad practicada y vivida; les sugiero que aprendan de memoria y utilicen la siguiente fórmula o plegaria, todas las veces que se vean arrastrados por ilusorios temores e innecesarios presentimientos:
    "Que la realidad rija todos mis pensamientos, y la verdad predomine en mi vida."
    Repitan esto para sí, constantemente, todas las veces necesarias, obligando a la mente a poner atención sobre la significación de estas palabras.
    Sugiero también practicar el sentido común y cultivar esa actitud mental que se niega a aumentar los temores ilusorios.

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