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miércoles, 27 de julio de 2016

CRECIMIENTO Y DESARROLLO DE LOS CENTROS Recopilado de los libros de Alice A. Bailey Y El MAESTRO TIBETANO, D.K.

Recopilado de los libros de Alice A. Bailey Y El MAESTRO TIBETANO, D.K.



Crecimiento y desarrollo de los centros.

Nuevamente enumeraré los centros, considerando esta vez sus correspondencias síquicas, e indicaré los colores y la cantidad de pétalos.

1. Centro en la base de la columna vertebral. Cuatro pétalos. Están dispuestos en forma de cruz, irradiando fuego de color anaranjado.
2. Centro plexo solar. Diez pétalos. Color rosado con mezcla de verde.
3. Centro cardíaco. Doce pétalos. Color oro resplandeciente.
4. Centro laríngeo. Dieciséis pétalos. Color azul plateado, predominando el azul.
5. Los centros de la cabeza son dos:

a. Entre las cejas. Noventa y seis pétalos. La mitad del loto de color rosa y amarillo; la otra mitad, azul y púrpura.

b. En la cima de la cabeza. Doce pétalos principales, de color blanco y oro, y 960 pétalos secundarios, dispuestos alrededor de los doce pétalos centrales. Esto hace un total de 1068 pétalos, en los dos centros de la cabeza, o sea 356 triplicidades. Estas cifras tienen un  significado oculto.

Esta descripción se ha tomado del libro "La Vida Interna". Se refiere a los centros etéricos, los cuales son la manifestación, en el plano físico, de los correspondientes vórtices en el plano emocional, a través de los cuales actúa la vitalidad emocional. Tienen su contraparte mental, y al despertarlos, como ya mencioné, mediante el crecimiento y desarrollo de los mismos, viene la final vivificación y la resultante liberación.

La conexión entre los centros, el cuerpo causal y la meditación, está oculta en la siguiente indicación: la desintegración del cuerpo causal se efectúa mediante la rápida rotación e interacción de estos centros y la intensificación de su fuerza por medio de la meditación -la meditación ocultista ordenada. Cuando el fuego interno circula por cada centro y el kundalini asciende en espiral,  exacta y geométricamente, de un vórtice a otro, la intensificación interactúa en tres direcciones:

a.Enfoca la luz o conciencia del Yo superior en los tres vehículos inferiores, haciéndola descender para expresarse plenamente y ampliar su contacto en los tres planos de los tres mundos.

b.Hace descender, del triple espíritu, cada vez más fuego, realizando para el cuerpo causal lo que el Ego hace para los tres vehículos inferiores.

c. Obliga a la unificación de lo superior con lo inferior, y atrae la vida espiritual. Cuando se ha realizado esto, cuando cada vida consecutiva percibe una acrecentada vitalización de los centros y cuando el kundalini, en su séptuple capacidad, hace contacto con cada centro, entonces, hasta el cuerpo causal resulta inadecuado para la afluencia de vida que desciende de lo alto. Los dos fuegos se unen, si puedo expresarme así, y con el tiempo el cuerpo egoico desaparece; el fuego consume el Templo de Salomón, se destruyen   los átomos permanentes y todo queda reabsorbido en la Tríada. La esencia de la personalidad, las facultades desarrolladas, el conocimiento adquirido y el recuerdo de lo que ha   ocurrido, forman parte del bagaje del Espíritu y, con el tiempo, llega al Espíritu o Mónada en su propio plano.

Ahora permítanme enumerar aquello sobre lo cual no es posible dar mayor información, porque implica demasiado peligro:

1. El método para despertar el Fuego Sagrado.
2. El orden de su progresión.
3. Las formas geométricas que adquiere al elevarse.
4. El orden en que se desenvuelven los centros, de acuerdo al rayo del Espíritu. La complejidad es excesiva.

Se habrán dado cuenta que cuanto más se estudia el tema, más abstruso se hace. Se complica por la actuación de los rayos, por el lugar que el individuo ocupa en la escala de evolución, por el despertar desigual de los diferentes centros, en relación al tipo de vida que lleva el hombre; su complejidad aumenta por la triple naturaleza de los mismos (etérica, emocional y mental), por el hecho de que algunas personas tienen un centro emocional completamente despierto, el cual se  manifiesta etéricamente, aunque la contraparte mental esté aún pasiva; otros tienen sus centros mentales despiertos, no el emocional, que etéricamente se halla pasivo. Esto pone de manifiesto, en consecuencia, cuán grande es la necesidad de instructores conscientes y clarividentes, capaces de trabajar inteligentemente con los estudiantes, estimulando los centros dormidos o perezosos, por medio   del   conocimiento   y   los   métodos   científicos,   alineándolos   de   manera   que   la   corriente   afluya alternativamente entre los vórtices externos y el centro interno. Más adelante el instructor podrá entrenar al estudiante para que despierte sin peligro el fuego interno, lo cultive y trasmita científicamente, instruyéndolo sobre el orden requerido para su circulación por el sendero de triángulos, hasta llegar a los centros de la cabeza. 

Una vez que el kundalini haya recorrido esas líneas geométricas, el hombre es perfecto, la personalidad ha servido su objetivo y se ha alcanzado la meta. Por eso todos los centros tienen un número de pétalos múltiplo de cuatro, porque el cuatro es el número del yo inferior, el cuaternario. La cantidad total de pétalos en los centros (sieliminamos el bazo, que tiene un fin determinado, y los tres órganos inferiores de la procreación) es de mil ciento diez, número total que representa la perfección del microcosmos -diez el número de la personalidad perfecta, cien el número de la perfección causal y mil el número de la realización espiritual. Cuando cada pétalo vibra en todas las dimensiones, se alcanza la meta para este manvantara. Entonces el loto inferior e halla en todo su esplendor y refleja al superior con precisión.

Efectos de la meditación ocultista sobre los centros.

Estudiaremos hoy los efectos de la meditación ocultista sobre los centros y su consiguiente vivificación, presentando una meditación iniciada siempre con el empleo de la Palabra Sagrada, pronunciada de acuerdo con la regla.

Nos referiremos también a la meditación practicada bajo la dirección de un Instructor. Por lo tanto, el individuo meditará en forma correcta o lo más correcto que pueda; por eso hoy consideraremos el factor tiempo en relación con los centros, porque la tarea es lenta y necesariamente gradual. Haré aquí una pausa, para insistir que es necesario recordar que en todo trabajo realmente ocultista, los efectos esperados llegan siempre muy lentamente. En el caso de que un individuo, en una encarnación dada, progrese en forma espectacular, se debe a que está poniendo de manifiesto algo adquirido anteriormente (la manifestación de las facultades innatas, adquiridas en pasadas encarnaciones) y se está preparando para un nuevo periodo de esfuerzo lento, cuidadoso y minucioso.

Las siguientes razones ponen de manifiesto porqué el sendero es tan difícil de hollar y el  proceso de ascender la escala se hace (a medida que se alcanzan los escalones más altos) más complicado y difícil. Se debe:

1. Disciplinar a cada cuerpo por separado, a fin de ser purificados.
2. Reajustar y alinear.
3. Repolarizar.
4. Reconstruir prácticamente.
5. Dominar cada subplano, del cuarto en adelante, pues en el cuarto se inicia la vida del aspirante.
6. Despertar gradual, cuidadosa y científicamente cada centro; intensificar la rotación y electrificar la radiación (sí se me permite utilizar este término y aplicarlo a los centros), y manifestar su fuerza a través de la dimensión superior.
7. Vincular magnéticamente cada centro etérico plenamente alineado con los centros correspondientes de los cuerpos mental y emocional, de modo que no se entorpezca la afluencia de fuerza.
8. Despertar nuevamente cada centro mediante el Fuego Sagrado, hasta que las radiaciones, la velocidad y los colores, se hayan armonizado con la nota egoica. Esto es parte del trabajo de Iniciación.

Debido a que todo cambio se hace gradualmente, responde a la misma ley que rige el crecimiento cíclico del macrocosmos:

1. Primeramente se produce el choque entre el ritmo viejo y el nuevo.
2. A esto le sigue un período en que gradualmente domina el nuevo, eliminando al viejo y estabilizando la nueva vibración.
3. Finalmente se produce la desaparición, y luego la repetición del proceso.
Esta tarea se realiza en los cuerpos y en los centros por la meditación y el empleo de la Palabra Sagrada, lo que contribuye a reajustar la materia, a vitalizaría por el fuego, permitiendo al aspirante trabajar de acuerdo a la ley. Este desarrollo de los centros es un proceso gradual, paralelo al trabajo realizado sobre los cuerpos, al refinamiento de los vehículos y al lento desenvolvimiento de la conciencia causal.

Observaciones finales.

Al meditar sobre el centro cardíaco, imaginarlo como un loto dorado y cerrado. Al enunciar la Palabra Sagrada, imaginen este loto expandiéndose lentamente, hasta ver el centro o vértice interno como un radiante remolino de luz eléctrica, más azul que dorada. Formar allí la imagen del Maestro, en materia etérica, emocional y mental. Esto implica retraer más internamente la conciencia. Una vez que la imagen esté completamente formada, emítase otra vez suavemente la Palabra y, mediante un esfuerzo de la voluntad, retraerse aún más internamente y vincularse con el centro de doce pétalos de la cabeza, el centro de la Conciencia causal. Hacer esto lenta y gradualmente, manteniendo una actitud de paz y calma perfectas. Existe una relación directa entre los dos centros de doce pétalos y la meditación ocultista; la acción del fuego kundalínico revelará más adelante su significado. Esta visualización lleva a la síntesis, al desenvolvimiento y a la expansión causal y, con el tiempo, conduce al hombre a la presencia del Maestro.

El plexo solar es el asiento de las emociones, y no hay que concentrarse en él durante la meditación. Es la base de la curación física, y más adelante será mucho mejor comprendido. Es el centro de la actividad -actividad que más tarde será intuitiva, el centro laríngeo actúa radiantemente cuando es transferida la polarización del átomo físico al átomo mental permanente, como ya se  ha explicado. Entonces el átomo mental permanente se convierte en el centro de la razón pura o pensamiento abstracto. Luego llega un momento en el desenvolvimiento de la conciencia, en que la fuerza emocional, que rige a la generalidad, es trascendida y reemplazada por la fuerza del intelecto superior. A menudo marca un período en que el individuo es guiado puramente por la razón, y sus emociones ya no lo gobiernan. Esto se puede manifestar en el plano físico como inflexibilidad intelectual. Más tarde, el átomo emocional permanente cede su lugar al intuitivo, y la intuición pura y la comprensión perfecta, por medio del amor, constituyen el poder motivador, además de la facultad de razonar. Entonces el plexo solar se caracteriza por la preponderancia del color verde de la actividad, porque el cuerpo emocional es el agente activo de lo superior, y engendra muy poco el color rosa del deseo humano. 

En la rotación de la fuerza, a través del vórtice (rotación que forma los pétalos del loto), se observará que ciertos pétalos resaltan sobre los demás, y cada centro manifiesta una cruz de modalidad peculiar, excepto en los dos centros de la cabeza, síntesis de las cruces inferiores. La cruz de cuatro brazos del tercer Logos se halla en la base de la columna vertebral, y la cruz de la cuarta Jerarquía humana en el corazón.

Cuando el aspirante medio entona la Palabra Sagrada, lleva la fuerza al etérico a través de todos los centros internos, y causa un definido estímulo en los pétalos de cada centro. Si el loto está abierto parcialmente, sólo algunos pétalos reciben el estímulo. Esto da origen a una vibración (especialmente en el centro sobre el cual el individuo medita -el coronario o el cardíaco), lo cual da origen a una acción refleja en la columna vertebral, hasta su base. Esto, por sí mismo, no es suficiente para despertar el fuego; sólo se puede hacer en forma correcta, en la clave adecuada y sujeto a ciertas reglas.

Cuando la meditación se hace en el corazón, mediante la entonación correcta de la Palabra Sagrada, y de acuerdo a las leyes ocultas, la fuerza llega a través de los centros emocionales, desde los niveles intuitivos. Cuando se realiza en la cabeza, la fuerza llega por los centros mentales desde los niveles manásicos abstractos y, más tarde, desde el átmico. Uno imparte intuición espiritual y el otro, conciencia causal.

Hombre avanzado es aquel que une los dos centros mayores -coronario y cardíaco- en un instrumento sintético, y cuyo centro laríngeo vibra al mismo ritmo. Entonces tiene la voluntad y el amor fusionados en servicio armónico, y la actividad del físico inferior es trasmutada en idealismo y altruismo. Al llegar a esta etapa el hombre está preparado para despertar el fuego interno. Sus cuerpos están suficientemente refinados para resistir la presión y la precipitación; nada contienen que sea perjudicial para su progreso; los centros son objeto de una sintonización suficientemente elevada, como para recibir el nuevo estímulo. Cuando esto se ha realizado llega el momento de la iniciación, en que el servidor, en cierne, de la humanidad, llega ante su Señor con el deseo purificada, el intelecto consagrado y un cuerpo físico que es su servidor y no su amo. 

Hasta que ustedes no tengan un sabio Instructor en cuerpo físico, que pueda reunir a su alrededor a Sus estudiantes para protegerlos con Su aura y vibración estimuladoras, y hasta que las condiciones mundiales permitan un período de relajamiento de la tensión e incertidumbre actuales, no será posible enseñar fórmulas, invocaciones o mántram de carácter específico ni despertar los centros, más allá de lo necesario para la evolución, excepto en algunos casos individuales de ciertos discípulos que (quizás sin que ellos se den cuenta) están sometidos a determinados procesos, cuyo resultado será un gran acrecentamiento del grado de vibración. Esto sólo se hace con algunos aspirantes en cada país, y bajo la vigilancia directa de un Maestro, enfocado por medio de H. P. B. 

El verdadero estudiante procura desviar la conciencia de sus cuerpos físico y emocional y dirigirla a las regiones del pensamiento o al cuerpo mental inferior. Alcanzado esto, procura trascender su mente inferior y polarizarse en el cuerpo causal, utilizando el antakarana como canal de comunicación entre la mente inferior y la superior, siendo entonces el cerebro físico,  simplemente, el receptor pasivo de lo que trasmite el Ego o Yo superior y, más tarde, del triple Espíritu, la Tríada. El trabajo a realizar consiste en actuar de la periferia al centro y en la  consiguiente centralización. Cuando se ha alcanzado tal centralización y enfocado en este centro estable -con el plexo solar y el corazón aquietados- un punto dentro de la cabeza, uno de los tres centros principales en ella, se convierte en el centro de la conciencia, y el rayo del Ego del hombre decide cuál será ese centro. Este método es para la mayoría. Habiendo llegado a este punto, el hombre sigue la meditación de su rayo, tal como anteriormente se ha indicado en términos generales, en estas cartas. En cada caso el cuerpo mental se convierte en centro de conciencia, y más tarde, con la práctica, dicho centro llega a ser el punto de partida para la trasferencia de la polarización en un cuerpo más elevado, primero el causal y más tarde, la Tríada. 

"Vigila y ora", dijo el Señor cuando estuvo en la tierra, expresándose en términos ocultistas, que aún no han sido bien interpretados.

¿Por lo tanto, que debe ser vigilado?

1. La actitud del cuerpo ovoide emocional y su control positivo-negativo.
2. La estabilidad de la materia emocional y su receptividad consciente.
3. El alineamiento del cuerpo ovoide emocional con los cuerpos mental y causal. Si el alineamiento es imperfecto (como sucede frecuentemente), no permite recibir con exactitud lo proveniente de los planos superiores, distorsionándose las verdades que descienden vía el Ego y produciendo una peligrosa trasferencia de fuerza a centros indeseables. Esta falta de alineamiento es la causa de que las personas de tendencias aparentemente espirituales se aparten de la pureza sexual. Ellas pueden establecer algún contacto con los niveles intuitivos, y el Ego puede trasmitir parcialmente el poder desde lo alto; pero como el alineamiento es imperfecto, la fuerza de estos niveles más elevados se desvía, sobrestimulando los centros indeseables, dando como resultado un desastre. 

Cada ser humano entra en la vida equipado con un cuerpo físico y un cuerpo etérico de ciertos componentes, producto de una encarnación anterior, los cuales reproducen virtualmente con toda exactitud el cuerpo que el hombre abandonó cuando la muerte lo separó de la existencia en el plano físico. La tarea de cada uno consiste en tomar ese cuerpo, conocer sus defectos y necesidades y luego, deliberadamente, construir un nuevo cuerpo más adecuado para satisfacer la necesidad del espíritu interno. Ésta es una tarea de grandes proporciones, y demanda tiempo, rígida disciplina, abnegación y criterio.

El hombre que emprende la práctica de la meditación ocultista, textualmente, "juega con fuego". 

Quisiera que tengan muy en cuenta esta afirmación, porque encierra una verdad que muy pocos comprenden. "Jugar con fuego" es un dicho vulgar muy antiguo, que ha perdido su significado debido a su constante repetición, no obstante, es absoluta y completamente exacto, no una enseñanza simbólica, sino la afirmación de un hecho. El fuego constituye la base de todo -el Yo es fuego, el intelecto es una fase del fuego, y latente en los vehículos físicos microcósmicos se halla oculto un fuego verdadero, que tanto puede ser una fuerza destructora, consumiendo los tejidos del cuerpo y estimulando los centros de  carácter indeseable, como un factor vivificador, que actúa como agente estimulador y activante. Cuando ha sido encauzado hacia ciertos canales preparados, actúan como purificador y como gran vinculador entre el yo inferior y el Yo superior.


Durante la meditación, el estudiante trata de establecer contacto con la llama divina, su Yo superior, y se pone  en  armonía  con  el  fuego  del  plano  mental.  Cuando  la  meditación  es  forzada  o  practicada  muy violentamente, sin efectuar antes el alineamiento entre los cuerpos superior e inferior, vía el emocional, este fuego puede actuar sobre el fuego latente en la base de la columna vertebral {denominado kundalini), y hacerlo circular prematuramente.   Esto causaría la desorganización y destrucción en vez de la vivificación y el estímulo de los centros superiores. Hay un camino geométrico espiroidal apropiado, que este fuego debe seguir, y depende del rayo a que pertenece el estudiante y del tipo de vibración de sus centros superiores. Sólo ha de permitirse que este fuego circule bajo la instrucción directa del Maestro y sea distribuido conscientemente por el estudiante mismo, siguiendo las instrucciones verbales específicas del instructor. A veces el fuego puede ser despertado y ascender correctamente en espiral sin que el estudiante sepa lo que está ocurriendo en el plano físico, pero en los planos internos lo sabe, sólo que no ha hecho descender ese conocimiento a la conciencia del plano físico.  

miércoles, 13 de julio de 2016

BLAVATSKY, LA REBELDE Mario Roso de Luna

BLAVATSKY, LA REBELDE
Mario Roso de Luna


Siempre me ha parecido que el teósofo que no es librepensador y rebelde, como lo fue siempre la Maestra H.P. Blavatsky, sólo es teósofo a medias,  cuando no un hipócrita más de los que a través de la Historia han ido dando al traste o volviendo exactamente del revés las divinas enseñanzas de los grandes Iniciados: Melchisedec, Rama, Krishna, Hermes, Orfeo, Buddha, Apolonio, jesús, Mahoma y tantos otros. Creo por ello que la mejor manera de celebrar la fiesta del LOTO BLANCO tras una lectura del Bhagavad-Gita, que es también lucha y rebeldía, es recordar cómo la Maestra vivió siempre en eterna rebeldía contra las religiones oficiales pasadas o futuras y contra la ciencia infatuada y positivista, de ese segundo clero más peligroso que ninguno, puesto que con su cultura ha desencadenado la horrible catástrofe que llora el planeta y ha suscitado con sus falsos perfeccionamientos la más antihumana guerra que en el mundo ha habido. (1) Y como no pretendo que se me crea bajo mi palabra, haré este artículo con sólo textos de la Maestra, empezando por las primeras palabras de su Isis sin Velo, que «Ante el Velo» dicen:
«Según se nos dice, hace 19 sig]os que la divina luz del cristianismo disipó las tinieblas del paganismo y dos siglos y medio que la resplandeciente lámpara de la ciencia moderna empezó a brillar entre la oscura ignorancia de los tiempos. Se afirma que en estas épocas respectivas se ha realizado el verdadero progreso moral e intelectual de la raza. Que los antiguos filósofos eran lo bastante sabios para su tiempo; pero eran poco instruídos, comparados con nuestros modernos hombres de ciencia. La moral del paganismo era suficiente para las necesidades de la inculta antigüedad, pero ya no lo fué desde que la luminosa "Estrella de Belén" mostró el camino para la perfección moral, y allanó el de la salvación. En la antigüedad el embrutecimiento era regla; la virtud y el espiritualismo, excepción. Ahora, el más empedernido puede conocer la voluntad de Dios en su palabra revelada; todos los hombres desean ser buenos y mejoran constantemente.»
Tal es la proposición: ¿qué nos dicen los hechos? Por una parte, un clero materializado, dogmático y con demasiada frecuencia corrompido; un ejército de sectas y tres grandes religiones en guerra; discordia en lugar de unión; dogmas, sin pruebas; predicadores efectistas; sed de placeres y de riquezas en feligreses solapados e hipócritas, por las exigencias de la respetabilidad. Esta es la regla del día: la sinceridad y la verdadera piedad, la excepción. Por otra parte, hipótesis científicas edificadas sobre arena; desacuerdo completo en todas las cuestiones; rencorosas querellas y envidias; impulso general hacia el materialismo; lucha a muerte entre la ciencia y la teología por la infalibilidad.
Un conflicto de épocas... Entre estos dos titanes en lucha, ciencia y teología, hay una muchedumbre extraviada que pierde rápidamente la fe en la inmortalidad del hombre y en la Divinidad, y que aceleradamente desciende al nivel de la existencia animal. ¡Tal es el cuadro de la actualidad, iluminado por la meridiana luz de esta Era cristiana y científica!» (2) Por esto en el prefacio de Isis sin Velo, decía la Maestra, aterrada por la enormidad de la empresa de rebeldía que echaba sobre sus hombros: «Acaban ya los tiempos en que el dogma dominaba al hombre... no será extraño que los sectarios arremetan contra nosotros. Los cristianos verán que ponemos en tela de juicio la pureza de su fe. Los científicos advertirán que medimos sus presunciones con el mismo rasero que las de la Iglesia romana, y que en ciertos asuntos preferimos a los sabios y filósofos del mundo antiguo. Los sabios postizos nos atacarán furiosamente desde luego. Los clericales y librepensadores verán que no admitimos sus conclusiones, sino que queremos el completo reconocimiento de la Verdad. También tendremos enfrente a los literatos y autoridades que ocultan sus creencias íntimas por respeto a vulgares preocupaciones. Los mercenarios y parásitos de la prensa, que prostituyen su poderosa eficacia y deshonran tan noble profesión. . . pero nosotros dirigimos la vista al porvenir... Trabajamos para el alboreante porvenir.» » Y al considerar la acerba oposición que ha de darnos en rostro, creemos que el mejor mote para nuestro escudo al entrar en el palenque, es la frase del gladiador romano; ¡Ave César; morituri te salutant!» Cuales deben de ser las creencias del teósofo, cuyo único dogma debe ser el de «la Fraternidad Universal de la Humanidad, sin distinción de sexo, raza, credo, casta y color», están de mano maestra expresadas en estas palabras de La Doctrina Secreta (tomo III, páginas 97 y 137, de la edición española, a la que siempre nos referiremos): «El teósofo no cree en milagros divinos ni diabólicos... Para él no hay santos ni brujos ni profetas ni augures sino tan sólo Adeptos u hombres capaces de realizar hechos de carácter fenoménico, a quienes juzga por sus palabras y acciones...
El estudiante de ocultismo no ha de profesar determinada religión, si bien tiene el deber de respetar toda opinión y creencia para llegar a ser Adepto de la Buena Ley. No debe supeditarse a los prejuicios y opiniones de nadie y ha de formar sus propias convicciones de conformidad con las reglas de evidencia que le proporcione la ciencia a que se dedica...sin atender a encomios de fanáticos soñadores ni a dogmatismos teológicos... Jesús predicó una doctrina secreta y «secreta» en aquel tiempo, significaba: «Misterios de Iniciación» que han sido repudiados o alterados por la Iglesia.»
La eterna rebeldía de Blavatsky en demanda de la Suprema Meta espiritual está expresada en estas palabras, de dicho libro: «Hay una Ley Eterna en la Naturaleza, que tiende siempre a ajustar los opuestos y a producir una armonía final. Merced a esta Ley de desarrollo espiritual, que se sobrepondrá a la física y a la puramente espiritual, la humanidad se verá libre de sus falsos dioses y se encontrará finalmente redimida por sí misma». No otra cosa dijo Beethoven, el incomprendido teósofo (3), cuando al llevarle cierta partitura en la que el autor había puesto: «fin, con ayuda de Dios», tachó esta frase el maestro, substituyéndola con esta otra, que parece escrita para todos: «¡oh, hombre, ayúdate a ti mismo!» donoso complemento al Nosce te ipsum de Delfos. No otra cosa dijo Wagner en todas sus maravillosas obras de rebeldía, desde la de Tanhauser, el discípulo de Venus, cuya vara florece a pesar de la maldición papal, hasta la divina rebeldía de Sigfrido en el Anillo del Nibelungo, como tampoco dijo otra cosa Esquilo en su sublime trilogía de Prometeo. El origen de las religiones y de los sacerdocios está resumido en estos otros conceptos: «Se nos dice que en un principio no hubo Misterios Iniciáticos. El conocimiento (Vidya) era propiedad común y predominó universalmente durante la Edad de Oro o Satya-yuga. Como dice el comentario: «Los hombres aún no habían producido el mal en aquellos días de felicidad y de pureza, porque su naturaleza más bien era divina que humana». Pero, al multiplicarse rápidamente el género humano, se multiplicaron también las idiosincrasias de cuerpo y de mente y el espíritu encarnado maniféstose en debilidad.
En las mentes menos cultivadas y sanas arraigaron exageraciones naturalistas y sus consiguientes supersticiones. De los deseos y pasiones hasta entonces desconocidos nació el egoísmo, por lo que a menudo abusaron los hombres de su poder y sabiduría, hasta que, por último, fué preciso limitar el número de los conocedores. Así empezó la Iniciación." "Cada país se impuso un especial sistema religioso acomodado a su capacidad intelectual ya sus necesidades espirituales; pero como los sabios prescindían del culto a simples formas, restringieron a muy pocos el verdadero conocimiento. La necesidad de encubrir la verdad para resguardarla de posibles profanaciones, se dejó sentir más y más en cada generación; y así el velo, tenue al principio, fue haciéndose cada vez más denso a medida que cobraba mayores bríos el egoísmo personal, hasta que, por fin, se convirtió en Misterio. Estableciéronse los Misterios en todos los pueblos y países, y se procuró al mismo tiempo evitar toda contienda y error, permitiendo que en las mentes de las masas profanas arraigasen creencias religiosas exotéricas inofensivas, adaptadas en un principio a las inteligencias vulgares, como rosado cuento de niños, sin temor de que la fe popular perjudicase a las filosóficas y abstrusas verdades enseñadas en los santuarios iniciáticos; porque no deben caer bajo el dominio del vulgo las observaciones lógicas y científicas de los fenómenos naturales que conducen al hombre al conocimiento de las eternas verdades que le consienten acercarse al dintel de la observación libre de prejuicios y ver con los ojos espirituales antes que con los del cuerpo...
Con el rodar de los tiempos, en la quinta raza, la aria, algunos sacerdotes poco escrupulosos se prevalieron de las sencillas creencias de las gentes y acabaron por elevar dichas Potestades a la categoría de Dioses, aislándolos completamente de la única y universal Causa de causas... En aquellos días primitivos no constituían los brahmanes o sacerdotes una casta aparte, sino que cualquier hombre podía ser brahmán por méritos propios y en virtud de la iniciación. Sin embargo, poco a poco fue prevaleciendo el despotismo, y la dignidad de brahmán pasó de padres a hijos como herencia. Los derechos de sangre (nepotismo) suplantaron al verdadero mérito, y de esta manera se instituyó la poderosa casta de los brahmanes... Voltaire caracterizó en pocas palabras los beneficios de los Misterios, al decir que «entre el caos de las supersticiones populares existía una institución que siempre evitó la caída del hombre en absoluta brutalidad: la de los Misterios". »Verdaderamente, como Ragón dice de la Masónería: Su templo tiene por duración el tiempo eterno y por espacio el universo entero... -Dividamos para dominar, (habían dicho aquellos astutos perversos),- ¡Unámonos para resistir! (dijeron los primeros masones)". Pero estas últimas frases, más que los masones mismos, las pronunciaron los primeros Iniciados, a quienes los masones consideraron siempre como sus primitivos y directos maestros...
«Los Hijos de la Voluntad y del Yoga» se unieron para resistir las terribles y siempre crecientes iniquidades de los magos negros de la raza atlante, y esto determinó la fundación de escuelas todavía más esotéricas, de templos de instrucción y de Misterios impenetrables hasta después de haber sufrido tremendas pruebas. Dice Ragón, al tratar de la Iniciación masónica: Estaban en lo cierto los sacerdotes egipcios al decir: "Todo para el pueblo, nada por el pueblo». En un país ignorante, la verdad ha de revelarse únicamente entre personas fieles. . . En nuestros días vemos seguir el falso y peligroso sistema de «todo por el pueblo, y nada para el pueblo». El verdadero apotegma político ha de ser: «Todo para el pueblo y con el pueblo». Mas, a fin de realizar esta reforma, las masas han de pasar por una transformación dual: 1) Divorciarse de todo elemento supersticioso y de falsa piedad; 2) Educarse hasta el punto de evitar el peligro de ser esclavos, de ningún hombre ni idea.» (La Doctrina Secreta, tomo III, páginas 224 y siguientes).
No en vano era una iniciada la principesca fundadora de nuestra Sociedad Teosófica, tanto que las palabras transcriptas de -«¡Unámonos para resistir!»- puestas por ella en labios de los primeros Magos Blancos Iniciados, fueron sus también últimas palabras al dejar la grosera envoltura de su cuerpo físico, en el día que conmemoramos, del año 1891: "¡Manteneos siempre unidos, para que esta mi última encarnación no resulte estéril para el mundo!»- dijo a sus discípulos - palabras de pavorosa responsabilidad para todo teósofo que, derivando hacia mojigaterías, nuevas o viejas religiones, regímenes autocráticos, falsos prejuicios, excomuniones más o menos esbozadas bajo la hipócrita máscara de tachar a los demás de personalistas, y demás abusos de índole idéntica a los por las religiones cometidos, trate de romper esa unidad indispensable entre los teósofos, y de apartarse de los verdaderos rebeldes, o sea de los predilectos hijos de Blavatsky; de los rebeldes welsungos o lobeznos, hijos predilectos también del divino Wotam en El Anillo del Nibelungo... Porque nosotros, los teósofos ocultistas, no podemos comulgar ya en religión positiva alguna, debiendo sí respetar la religión de los demás, pero no respetarla ya en nosotros mismos bajo capa positiva alguna, de induismo, sintoismo, budismo o cristianismo, etc., pues nuestro único dogma es el de la Fraternidad y nuestro único Maestro Supremo, es nuestro Divino Ego, cuya voz es la Conciencia emancipada y libre, ya que Blavatsky ha dicho (4): «Si se prescinde de las enseñanzas secretas, queda la religión reducida a un fraude. Sin embargo, las masas necesitan de un freno moral, porque el hombre está siempre ansioso del más allá y no puede vivir sin un ideal cualquiera que le sirva de faro y de consuelo. Al mismo tiempo, ningún hombre vulgar, aun en esta época de cultura general, puede satisfacerse con verdades demasiado metafísicas y sutiles de difícil comprensión, de lo que proviene el peligro de suplantar con el absurdo y cerrado ateísmo la fe en Dios y en sus santos. Ningún verdadero filántropo, y por consiguiente, ningún ocultista, supondrá ni por un momento que la humanidad pueda subsistir sin religión, y aun en nuestros días, las religiones de Europa, limitadas a la santificación de los domingos, vale más carecer de ellas. Pero si, como dijo Bunyan, «la religión es la mejor armadura del hombre», no es menos cierto que es «la peor capa», y contra esta capa de hipocresía luchan ocultistas y teósofos. Si no apartamos esta capa tejida por la fantasía humana y arrojada sobre la Divinidad por la artera mano de sacerdotes ávidos de dominación y poderío, no le bastará al hombre el verdadero ideal de la Divinidad, el único Dios viviente en la naturaleza. La primera hora de este siglo anuncia el destronamiento del Dios de cada país y la proclamación de la Única y Universal Divinidad: el Dios de la inmutable Ley, no el de la piedad; el Dios de la justicia distributiva, no el de la misericordia, que es sencillamente un incentivo para cometer el mal y reincidir en él. Cuando el primer sacerdote inventó la primera oración de súplica egoísta, se perpetró el más nefasto crimen de la humanidad...» (Doctrina Secreta, t. III, pág. 48). Además, si para el teósofo, como para el Maha Rajá de Benarés «no hay religión superior a la verdad» (satyat nasti paro dharma) es nuestra obligación primera cantar un himno a Satán, a manera de aquellos grandes rebeldes que se llamaron Leopardi y Carducci, pues que en la Doctrina Secreta se nos dice: «El sistema cristiano no es el único que ha degradado estos dioses en demonios, (los Suras o Dioses en Asuras o No-Dioses). El zoroastrismo y aun el brahmanismo se han aprovechado de ello para imponerse a la mente del pueblo. Hasta en el exoterismo caldeo los seres que rehusan crear son también denunciados como Espíritus de Tinieblas. Los Suras que obtienen su independencia intelectual, los supuestos ángeles rebeldes, luchan con los Suras que carecen de ella y que parece como si pasaran sus vidas en inútiles cultos basados en la fe ciega... La razón del por qué rehusaron estos «Dioses» crear hombres no es, como declaran los textos exotéricos, por su orgullo, sino por los motivos expresados... Los supuestos «Rebeldes» eran sencillamente aquellos que, obligados por la ley kármica a beber hasta la última gota de hiel, tuvieron que encarnar de nuevo-la caída convirtiendo así en entidades pensantes responsables a los hombres...» (Doctrina Secreta, t. II, pág. 85 y 86).
Luego, hablando de estos «Rebeldes», Kabires, Fuegos Sagrados o Satanes, dice: «Las diversas ramas de la raza aria, la asiática y la europea, la india y la griega, hicieron lo posible por ocultar la verdadera naturaleza, ya que no la importancia, de dichos «Rebeldes» o Kumaras, cuatro de los cuales son los alter egos de Sanat, Sananda, Sanaka y Sanatina «o séase de los divinos Satanes tan envilecidos por las pecadoras religiones exotéricas.» (lb. 97).
Hablando después de los Edenes religiosos, dice: «Los cristianos sostienen que el Jardín del Edén es el santo Paraíso profanado por el pecado de Adán y Eva. El ocultista, al negar la interpretación de la letra muerta, demuestra todo lo contrario.(lb. p. 186).
"La Biblia, desde el Génesis al Apocalipsis, no es sino una serie de anales históricos de la gran lucha entre la Magia Blanca y la Negra; entre los Adeptos del Sendero de la Derecha o Profetas y los de la Izquierda o Levitas) el clero de las masas brutales. (lb. 195).
«En el exoterismo religioso indo, los Asuras son también denunciados como enemigos de los dioses, que se oponen al culto y a los sacrificios de los Devas. En la Teología cristiana se mencionan como «Espíritus caídos», diversos héroes paganos. La «serpiente tortuosa» de los primitivos judíos tuvo siempre un significado completamente distinto, astronómico en un sentido, antes de que la Iglesia romana lo desnaturalizase» (lb. p.211)... El Logos es Sabiduría y también Lucifer o Satán... el rayo de luz y de razón; que caía del cielo como un rayo. (Lucas, X, 18)
En los corazones y mentes de los convertidos a la antigua Religión de la Sabiduría, presentada entonces bajo una nueva forma por el sabio Adepto galileo, fué desfigurada hasta el punto de no ser reconocible, como lo fué también su propia personalidad, arreglada para amoldarla al más cruel y pernicioso de los dogmas teológicos. . . y cuando Jesús observa en el pasaje citado que «ha visto a Satán caer del cielo como un rayo», es una simple declaración de sus poderes clarividentes y una referencia a la encarnación del Rayo Divino-Ángeles o Satanes-que cayeron en la generación. (lb. 212 y 213, nota)...
«El verdadero punto de vista exotérico acerca de «Satán» y la opinión que sobre este asunto tenía toda la filosofía antigua, hállase admirablemente presentada en un apéndice titulado: «El Secreto de Satán», de la segunda edición del Perfect Way de la Dra. A. Kinsford (p. 214). En él se dice: «En el séptimo día (o creación) prodújose de la presencia de Dios un Angel poderoso lleno de ardimiento y Dios le dió el dominio de la esfera extrema. La Eternidad produjo el Tiempo; el Ilimitado dió nacimiento al Límite; el Ser descendió a la generaci6n. Entre los Dioses no hay ninguno que se asemeje a aquel en cuyas manos están depositados el reino, el poder y la gloria de los mundos... Pues, como dice Hermes, Satán es el guardián de la puerta del Templo del Rey y en el Pórtico de Salomón guarda las Llaves del Santuario para que no penetre en él profano alguno y sí sólo los ungidos que poseen el arcano de Hermes... Temedle y no pequéis: pronunciad su nombre temblando..., pues Satán es el magistrado de la Justicia de Dios (Karma). Él tiene en sus manos la balanza y la espada, pues a él le están encomendados el Número, el Peso y la Medida... Satán es, en suma, el ministro de Dios, el Señor de las siete mansiones del Hades y el Ángel de los mundos manifestados.» (lb. 214 y 215).
«Satán es el Dios de nuestro planeta y el Dios único y esto sin ninguna sombra ni metáfora de perversidad, pues es uno con el Logos... Por lo tanto, cuando la Iglesia maldice a Satán, maldice el reflejo cósmico de Dios; anatematiza a Dios manifestado en la Materia o en lo objetivo; maldice a la Sabiduría por siempre incomprensible, revelada como Luz y Sombra, Bien y Mal en la Naturaleza, en la única forma comprensible a la limitada inteligencia del Hombre. (Id. 216).
«Todos los cabalistas y simbologistas han demostrado suma repugnancia a confesar el significado primitivo de la Caída de los Angeles... Desde que la Iglesia en su lucha con el maniqueismo inventó al Demonio, colocando un velo teológico entre los hombres y Lucifer, la Divina Estrella, o sea el «Hijo de la Mañana», creó la más gigantesca de todas sus paradojas; una Luz negra y tenebrosa...» (lb. 219).
No continuaremos con las citas, porque habría que copiar todos sus libros, desde el primero hasta el último, como otros tantos cantos de una rebeldía como la de Satán, la de Prometeo, la de Fausto, la de Sigfrido y la de tantos y tantos personajes ora reales, ora simbólicos, desde que el mundo es mundo. El que quiera saber más acerca de la eterna rebeldía de la heroína que en Mentana luchó contra el poder papal al lado de Garibaldi y doquiera contra las más varias formas de ignorancia, ambición e hipocresía de los hombres, que pase la vista por la preciosa obra de Sinnett Incidentes de la vida de Blavatsky o por tas inmortales páginas del Old Diary leaves (5), de su queridísimo compañero H. S. Olcott, en que el bizarro caballero pone de relieve las características heróicas de aquella mártir de la Verdad tradicional, que pasó incomprendida para muchos de sus contemporáneos y que nunca será bastante estudiada y seguida por los que nos preclamos de teósofos o de ocultistas.
Tomado de "El Loto Blanco" de Mayo 1917 y digitalizado por Biblioteca Upasika www.upasika.tk NOTAS (1) Se refiere a la Primera Guerra Mundial. (2) ¿Qué habría dicho la Maestra ante la horrible consecuencia bélica de este conflicto? Lo que nosotros, sus discípulos decimos; es a saber: «que una religión que no ha sabido evitar esta catástrofe, y una ciencia que la ha hecho más sangrienta y cruel con sus inventos, están juzgadas por sí mismas». (3) Ver Roso da Luna, Mario "Wagner, mitólogo y ocultista". (4) Por esto Blavatsky se mantuvo siempre alejada de todas las religiones positivas, pues como se desprende de todas sus obras y especialmente de la de Por las grutas y selvas del lndostán (mal tenida hasta aquí por una mera obra de literatura y de viaje), su única creencia fue la de la primitiva Religión Sabiduría o de la Edad de Oro, que fue anterior a nuestros tiempos históricos; Religión Única de la que son pobres facetas todas las conocidas. Por esto, sin duda, llevó a mal que Olcott marchase a su viaje a Ceilán (2da serie de la Histoire authentique de la Société Théosophique) y no obstante acompañarle luego y felicitarle por su obra... buddhista, buena sin disputa como buddhista, y mala en el sentido de que la Teosofía no es el Buddhismo de Gautama el Buddha (Véase Doctrina Secreta, t. I, introducción). Por esto no llevaría a bien tampoco, si viviese, que llamándonos teósofos y ocultistas, mostrásemos preferencias ningunas ora por el induismo, ora por el mazdeismo, ora por el cristianismo, etc.

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