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martes, 31 de diciembre de 2019

EVOLUCIÓN Y PROCESO 11: PRIMERA INICIACIÓN “EL NACIMIENTO”


EVOLUCIÓN Y PROCESO 11: PRIMERA INICIACIÓN “EL NACIMIENTO”


LA INICIACION  
El hombre da literalmente el primer paso en el reino espiritual, saliendo del reino puramente humano, para entrar en el súper humano.
Entra en la vida del espíritu y, por primera vez, tiene el derecho de llamarse “hombre espiritual”, en el significado técnico de la palabra
Cada iniciación indica el paso del estudiante por cada Aula hacia un grado superior y además el claro resplandor del fuego interno y la transición de un punto de polarización a otro; implica la comprensión de la creciente unidad con todo lo que vive y la esencial unicidad del yo con todos los yoes; da por resultado un horizonte que se ensancha continuamente hasta incluir la esfera de la creación, o la creciente capacidad de ver y oír en todos los planos. Es poseer una acrecentada conciencia de los planes de Dios para el mundo y la capacidad de desarrollar dichos planes. Es el esfuerzo de la mente abstracta para aprobar un examen. Es figurar en el cuadro de honor de la escuela del Maestro, dentro de la realización de esas almas cuyo karma lo permite y su esfuerzo es suficiente para alcanzar la meta.
La iniciación conduce al monte en que se puede obtener la visión; la visión del Eterno Ahora, donde el pasado, el presente y el futuro existen como uno.
La iniciación conduce a esa corriente que, cuando se ha penetrado en ella, arrastra al hombre hasta llevarlo a los pies del Señor del Mundo, a los pies de su Padre en los Cielos, a los pies del triple Logos. Llega a través del Aula de la Sabiduría y pone en las manos del hombre, en forma gradual, la clave de toda información cósmica y del sistema. Revela el misterio oculto subyacente en el corazón del sistema solar. Conduce de un estado de conciencia a otro. A medida que entra en cada estado, el horizonte se ensancha, la vista se extiende y la comprensión es más incluyente, hasta que la expansión alcanza el punto en que el yo abarca todos los yoes, incluso todo lo móvil e inmóvil, según una antigua escritura.
La ceremonia de la iniciación señala un punto de realización, pero no la realización que a menudo se cree sino simplemente la que los Instructores que vigilan a la raza, reconocen como una etapa definida en la evolución alcanzada por el discípulo, la cual proporciona dos cosas:
1. Una expansión de conciencia, que permite a la personalidad penetrar en la sabiduría lograda por el Ego (alma), y en las iniciaciones superiores, en la conciencia de la Mónada (Espíritu).
2. Un breve período de iluminación, donde el iniciado ve la parte del sendero que debe hollar y también participa conscientemente en el gran plan evolutivo.
La iniciación es algo estrictamente personal, pero de aplicación universal. Depende de su realización interna. El iniciado sabrá por sí mismo, sin que nadie se lo diga, cuándo tiene lugar el acontecimiento.
Es muy posible que el hombre actúe también en el plano físico, y se dedique activamente a servir al mundo sin guardar recuerdo alguno de haber pasado por el proceso iniciático; no obstante, puede haber recibido en una vida anterior la primera o la segunda iniciación. Un hombre puede agotar cierto karma y llevar a cabo algún trabajo para la Logia si está libre de preocupaciones esotéricas e introspecciones místicas durante una vida terrena.
Además debe equipar su cuerpo mental, para ser un expositor y trasmisor y no un factor obstaculizante como hasta ahora. Análogamente, debe desarrollar una actividad grupal y aprender a trabajar coordinadamente con otras unidades. Esto es lo principal que el hombre debe lograr en el sendero de la iniciación, y cuando ha trabajado sobre ello, encontrará el Camino, lo verá con claridad y entonces ingresará en las filas de los Conocedores.
Vencer parcialmente el espejismo y evadir la total esclavitud, impuesta por la ilusión, indican a la atenta Jerarquía que un hombre está preparado para los procesos de la iniciación.
La característica del iniciado es: la falta de interés en sí mismo, en su propio desarrollo y en su destino personal, y todo aspirante que llega a ser discípulo aceptado tiene que dominar los tecnicismos del desinterés.
La iniciación puede ser definida de dos maneras. Es ante todo entrar en un mundo dimensional nuevo y más amplio, mediante la expansión de la conciencia del hombre, para que pueda incluir y abarcar lo que ahora excluye, y de lo cual se separa normalmente cuando piensa y actúa y después introducir en el hombre esas energías características del alma y únicamente del alma - las fuerzas del amor inteligente y de la voluntad espiritual. Estas energías dinámicas actúan en toda alma que ha logrado la liberación.
Hablamos ya de la Primera Iniciación: El Nacimiento.
Todos los verdaderos aspirantes han recibido la primera iniciación. Este hecho se demuestra por el intenso esfuerzo para introducirse en la vida espiritual, seguir una orientación determinada hacia las cosas del espíritu y vivir por la luz de ese espíritu.

El Nacimiento será universalizado y considerado como la historia de todo discípulo e iniciado que recibe la primera iniciación, y en su época y lugar se convierte en un servidor y portador de luz. En la era acuariana tendrán lugar dos acontecimientos descollantes:

La Iniciación del Nacimiento, condicionará el pensamiento y la aspiración humana en todas partes.

La religión del Cristo Resucitado y no la del Cristo recién nacido o del Cristo crucificado, será la nota clave característica.

Pocas veces es comprendido que centenares de miles de personas de todos los países han recibido o se preparan para esta primera iniciación, denominada el Nacimiento en Belén o la Casa del Pan. La humanidad, el discípulo mundial, está ahora preparada para ello. Indicaciones de la exactitud de este enunciado pueden verse en la reorientación de la gente, en todas partes, hacia las cosas espirituales, en su interés por el bienestar humano y el bien, así como también su perseverancia en la búsqueda de la luz y en sus anhelos y deseos de paz verdadera, basados en las rectas relaciones humanas, complementadas por la buena voluntad.  
En la primera iniciación, el ego o alma debe haber controlado en gran medida al cuerpo físico y vencido “los pecados de la carne”, según la fraseología cristiana. No deben prevalecer la gula, el alcoholismo, ni el libertinaje, ni satisfacerse las exigencias del elemental físico; por lo tanto el control debe ser total y la tentación vencida. Debe mantenerse una actitud general y una fuerte disposición de obediencia al ego o alma. Entonces el canal entre lo superior y lo inferior se expande, y la carne obedece prácticamente en forma automática.
La primera iniciación está al alcance de muchos; pero la necesaria centralización y la firme creencia en la realidad futura, juntamente con la voluntad de sacrificarlo todo antes que renunciar, son obstáculos para la mayoría.  
La primera iniciación representa simplemente el comienzo. Se ha erigido una estructura del recto vivir, recto pensar y correcta conducta; ha sido construida la forma que va a ocupar el Cristo o energía Crística y ahora debe ser vivificada y habitada. La vida crística penetra y la forma vive.
Para recibir la primera iniciación sólo es necesario evidenciar un mínimo de control por el alma. Esta iniciación indica simplemente que el germen de la vida del alma ha vitalizado y ha puesto en existencia activa al cuerpo espiritual interno, la envoltura del hombre espiritual interno, lo que oportunamente permitirá al hombre en la tercera iniciación manifestase como "un hombre en Cristo en toda su plenitud”... ...puede trascurrir mucho tiempo entre la primera iniciación y la segunda, efectuándose innumerables cambios durante las  etapas del discipulado.
El centro laríngeo está relacionado con la primera iniciación y desarrolla gran actividad cuando ha logrado esa etapa de experiencia, así como la han alcanzado la vasta mayoría de los hombres, actualmente aspirantes y discípulos probacionistas del mundo. Los Maestros consideran la primera iniciación como que significa su admisión en el Sendero.
Muchos miles de personas en el mundo actual han recibido la primera iniciación, se encaminan hacia la vida espiritual y a prestar servicio a sus semejantes; sin embargo sus vidas, frecuentemente dejan mucho que desear y evidentemente el alma no ejerce constante control; todavía están librando una gran batalla para lograr la purificación en los tres niveles.
Un ejemplo de la lenta penetración en el cerebro físico, de la información que proviene del plano de la iniciación, puede observarse en que muy pocos aspirantes y discípulos registran el hecho de haber recibido la primera iniciación, el nacimiento del Cristo en la caverna del corazón. Se evidencia que ha sido recibida porque recorren deliberadamente el Camino, por su amor a Cristo no importa con qué nombre lo denominen y por su esfuerzo en servir y ayudar a sus semejantes; sin embargo, se sorprenden cuando se les dice que han dejado atrás la primera iniciación.
Se presume que todos los aspirantes y discípulos sensatos trabajan, sin desviarse, para el adelanto espiritual (con móvil puro) y están indesviablemente orientados hacia el alma, han recibido la primera iniciación.
La energía y la radiación del Señor de séptimo rayo va siendo cada vez más poderosa en los tres mundos.
La entrada de un rayo produce siempre un intensificado período de actividad iniciática, como sucede ahora. El efecto principal, en lo que concierne a la humanidad, es posibilitar la presentación de millares de aspirantes y solicitantes para la primera iniciación; los hombres en vasta escala y en formación masiva pueden pasar actualmente por la experiencia de la Iniciación del Nacimiento. Millares de seres humanos pueden experimentar el nacimiento del Cristo dentro de sí mismos y comprender que la vida, la naturaleza y la conciencia crística  les pertenecen.
La experiencia no necesita ser expresada en términos ocultos y, en la mayoría de los casos, no lo será; el iniciado individual que recibe esta iniciación, es consciente de grandes cambios en su actitud, hacia sí mismo, sus semejantes, las circunstancias y hacia sus interpretaciones de los sucesos de la vida. Estas son peculiarmente las reacciones que acompañan la primera iniciación; el iniciado registra entonces una nueva orientación hacia la vida y un nuevo mundo de pensamiento.
El alma -en su propia naturaleza- es consciente del grupo y no tiene ambiciones o intereses individuales ni está en forma alguna interesada en las metas de la personalidad. El alma es el iniciado. La iniciación es un proceso por el cual el hombre espiritual que mora en la personalidad, llega a ser consciente de sí mismo como alma, con los poderes, relaciones y propósitos del alma. Cuando un hombre comprende esto, aún en pequeña medida, llega a ser consciente del grupo.
Únicamente el hombre, cuyo sentido de identificación comienza a expandirse y a ser incluyente, puede "recibir la iniciación".  Si la iniciación fuera una realización puramente personal, arrojaría al hombre nuevamente a la conciencia separatista, que está tratando de evadir. Ello no constituiría un progreso espiritual. Cada paso en el sendero de iniciación acrecienta el reconocimiento grupal. La iniciación es esencialmente una serie de reconocimientos incluyentes en expansión.
La iniciación admite al aspirante como miembro de la Jerarquía. Esto involucra, hablando esotéricamente, el abandono de todas las reacciones separatistas de la personalidad, en una serie de renunciamientos progresivos, que culminan en la cuarta iniciación.
Cuando el iniciado pasa de una iniciación a otra, avanza en el sendero o penetra en el corazón de los Misterios, juntamente con quienes son igual a él, hallándose en la misma etapa de evolución y trabajando para alcanzar la misma meta; entonces se da cuenta que no está solo y que se realiza un esfuerzo mancomunado.  
Cada iniciación indica una etapa en el crecimiento, y desarrollo de este nuevo factor en la conciencia y la expresión humanas, y ello continúa hasta la tercera iniciación, en que en el "hombre maduro surge Cristo", o lo que es lo mismo, la energía crística.
Las vidas de un vasto grupo de iniciados de la primera iniciación comienzan a ser controladas por la conciencia crística, conciencia de la responsabilidad y del servicio. Hay miles de estos iniciados en la actualidad, y cuando llegue el año 2025 habrá millones. Toda esta reorientación y desenvolvimiento será el resultado de la actividad del séptimo rayo y el impacto de su radiación sobre la humanidad.
La primera iniciación marca el principio de una vida y un modo de vivir totalmente nuevos y señala el comienzo de una nueva forma de pensar y de percepción consciente. La vida de la personalidad en los tres mundos ha nutrido durante eones el germen de esta nueva vida y ha fomentado la diminuta chispa de luz dentro de la relativa oscuridad de la naturaleza inferior. Este proceso está llegando ahora a su fin, aunque en esta etapa no será interrumpido totalmente porque el "nuevo hombre" tiene que aprender a caminar, hablar y crear; sin embargo, la conciencia se enfoca ya en otra parte. Esto conduce a mucho dolor y sufrimiento, hasta tomar el iniciado la decisión definitiva, acordar una nueva dedicación al servicio y estar preparado para recibir la 2ª iniciación, la del Bautismo.

LA PRIMERA INCIACIÓN - El Nacimiento del Iniciado.- D.K.
Por Aart Juriaanse
Durante eones de tiempo y durante el curso de innumerables encarnaciones, el alma ha vuelto una y otra vez a la existencia humana, para adquirir toda posible experiencia que la vida en el mundo físico podría ofrecer, hasta que por fin llega la fase en que decide entrar en el Sendero de Retorno, que le conduce de vuelta a la Casa del Padre.
Esta decisión hecha por el alma está marcada por el hombre que vuelve la espalda a las actividades exclusivamente humanas, y toma los primeros pasos vacilantes hacia el reino súper-humano o espiritual que es esotéricamente conocido como la Primera Iniciación. Es la entrada a la quinta fase de la evolución, la fase espiritual, siendo las primeras cuatro la mineral, vegetal, animal y humana.
La Primera Iniciación es la fase cuando el alma está adquiriendo un grado considerable de control sobre el vehículo físico, y cuando varias formas de exceso, como la gula, la bebida y el libertinaje, ya no se les permite completa influencia y están bajo control voluntario y consciente, y son disciplinados por los dictados del alma. Esto significa que el puente entre las mentes superior e inferior está firmemente establecido y que la obediencia de la carne está siendo cada vez más automática.
Se encontrarán muchas fases de progreso durante esta primera etapa en el Sendero de Iniciación, y es evidente que al principio el joven iniciado probablemente sucumbirá periódicamente a los apetitos y tentaciones. Por esta razón el Sendero de la Primera Iniciación es tan largo y tedioso – es una contienda siempre difícil, y se caracteriza por las muchas recaídas y desilusiones, está lleno de sufrimiento, y normalmente se extiende durante varias vidas. Lo importante es que el hombre ha llegado a la fase donde sus defectos son reconocidos por él mismo, y cuando muestra la voluntad para combatir y superar estos defectos e imperfecciones.
Por otro lado, ya que el discípulo es consciente de los requisitos del recto Sendero, cualquier fallo o desviación de este Sendero será más severamente juzgado y penalizado que en el caso de haberse equivocado por ignorancia – el conocimiento trae responsabilidad.
No se pueden establecer reglas para el desarrollo de los individuos que han encontrado el Sendero, porque cada hombre sigue su propia norma según los Rayos que influyen en su vida y determinan su carácter en las circunstancias dispuestas por el destino. El principal interés de los aspirantes, sin embargo, se centra en la autodisciplina y en limitar los fallos en el control de la naturaleza física, adquiriendo así paso a paso dominio sobre el cuerpo sensual. Este dominio sobre del cuerpo astral es esencial, porque no puede alcanzarse la Segunda Iniciación hasta que las emociones estén bajo control. Durante la Primera Iniciación el objetivo principal es por consiguiente el sometimiento de todas las formas de deseo, pero cuando el hombre ha estado alimentando y satisfaciendo estos deseos egoístas en sus muchas vidas durante los últimos milenios, es comprensible que estas inclinaciones no van a ser suprimidas y superadas fácilmente, y que este proceso sólo se logrará laboriosamente, abarcando probablemente varias encarnaciones.
A estos primeros pasos provisionales en el Sendero de Retorno a veces se les describe simbólicamente como el "Nacimiento del Cristo Interno", e implica haber logrado ciertos valores mínimos en el correcto vivir, el pensamiento y la conducta. El germen de este Cristo Interno, el Alma, siempre ha estado presente pero permanecía latente, y ahora sólo está empezando a manifestar su presencia.
Un gran número de aspirantes por todo el mundo ya han tomado la Primera Iniciación, en la presente vida o en alguna vida anterior. La conciencia Crística se hace evidente con la vivencia de los principios espirituales, la intensidad de la aspiración, la inclinación al auto-sacrificio, y una naturaleza amorosa. Estos hombres y mujeres por lo tanto están sinceramente avanzando por el Camino, aunque todavía pueden necesitarse varias vidas antes de que se refleje un progreso notable.
Es lógico que ningún Maestro aceptará a un candidato como discípulo hasta que muestre claramente que el espíritu Crístico ha nacido en él. Tal persona todavía tendrá muchos defectos, lo que es algo normal y esperado, de lo contrario él ya estaría ocupando una posición más alta en la escalera de la iniciación. El Maestro por consiguiente no se preocupa por los fracasos ocasionales – lo que él busca es que existan motivos e intenciones correctos, y si éstos son apoyados por un laborioso esfuerzo.
La mayoría de quienes manifiestan la presencia del espíritu Crístico ni siquiera son conscientes de la existencia de las enseñanzas esotéricas, y algunos incluso pueden ser ignorantes de las enseñanzas del Cristo. Éstos no son por consiguiente criterios que determinan la entrada en el Sendero del Espíritu. Lo que cuenta es el contenido del corazón, la consiguiente disciplina de vida, y la motivación consciente con la que el hombre se esfuerza hacia su objetivo espiritual, no importa con qué nombre pueda identificarse este objetivo.
Durante la Primera Iniciación el aspirante debe obtener el control sobre su vida emocional y el único medio para efectuar esto es desarrollando un enfoque mental más fuerte, permitiendo así que la mente reemplace a las emociones.
El hecho de que cientos de miles de hombres y mujeres de todo el mundo, y de todas las naciones y razas y de todas las esferas de la vida, ya han tomado, o se están preparando para la Primera Iniciación, es demostrado por la reorientación espiritual mundial, por el interés manifestado en todas partes en el bienestar humano, la perseverancia manifestada en la búsqueda de la Luz, y por el anhelo y deseo entre las personas corrientes por una verdadera paz, basada en la buena voluntad y las correctas relaciones humanas. Incluso la inestable condición de la juventud del mundo debe verse principalmente como una causa del despertar espiritual y una búsqueda de más Luz. Ocurre lo mismo con la revuelta manifestada por todas partes contra las formas de religión cristalizadas, dogmáticas e incluso materialistas. Las personas están buscando una religión que sea vital, adaptable a la conciencia en desarrollo, y profundamente espiritual, en lugar de las frases rancias, las palabras trilladas, y los rituales y ceremonias que en gran parte se han quedado vacíos y sin significado.
Muy pocos aspirantes que han alcanzado su Primera Iniciación son conscientes de ello, o comprenden que esotéricamente pueden considerarse como discípulos de los Maestros. Sus actividades de vida, sus ideales, motivos y objetivos, y su actitud de buena voluntad y comprensión amorosa hacia sus semejantes es lo que indica que ellos han alcanzado esta fase. La mayoría de estos individuos, sin embargo, se sorprenderían si se les dijera que ya han alcanzado la Primera Iniciación.
El individuo que ha completado este primer paso – aunque no sea consciente de ello – experimentará grandes cambios en su perspectiva general de la vida, y su actitud hacia sí mismo y los demás seres humanos cambiará radicalmente. Habrá un creciente conocimiento de la dualidad de la existencia – hasta ahora su vida había estado centrada en la personalidad, y caracterizada por esfuerzos egoístas hacia objetivos materiales, pero esto ahora tendrá la oposición cada vez mayor de los impulsos espirituales del alma.
El Tibetano señala que el Séptimo Rayo está ahora en proceso de reemplazar al Sexto Rayo como uno de los principales Rayos de Energía que dispondrá las condiciones mundiales durante la Era de Acuario. Una de las excelentes cualidades de este Séptimo Rayo es que funciona como un agente sintetizador entre el espíritu y la materia. Con respecto a la humanidad, esta característica será reflejada por la fuerte influencia que ejerce la relación del alma con la personalidad, conduciendo así al nacimiento del 'hombre nuevo' cada vez a mayor escala. DK declara que mientras que hoy existen miles de Iniciados de Primer Grado, serán millones en los primeros años del siglo (XXI); nada podrá detener esta actividad, que formará parte de la transformación de la humanidad y el establecimiento de un nuevo orden mundial, con su cambio radical en abordar las relaciones humanas, conduciendo finalmente a un mundo mejor y la paz en la Tierra.

1 comentario:

  1. La iniciación conduce al monte en que se puede obtener la visión; la visión del Eterno Ahora, donde el pasado, el presente y el futuro existen como uno.
    La iniciación conduce a esa corriente que, cuando se ha penetrado en ella, arrastra al hombre hasta llevarlo a los pies del Señor.

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