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viernes, 19 de mayo de 2017

EL MORADOR EN EL UMBRAL D.D. Reflexiones de un estudiante del Maestro D.K. “El Tibetano”

EL MORADOR EN EL UMBRAL D.D.
Reflexiones de un estudiante del Maestro D.K. “El Tibetano”



El morador en el umbral es ese fiel e inseparable compañero que siempre nos sigue a donde vayamos. Lo alimentamos generosamente con nuestras acciones, deseos y pensamientos centrados exclusivamente en nosotros. Como buen hijo de su padre/madre, con el tiempo, crece y supera en creces a sus progenitores, poseyendo una vitalidad que le permite prolongar su vida mas allá de la de sus creadores. A la muerte de su creador, pacientemente espera su reencarnación para continuar prestándole su fiel compañía así como proseguir alimentándose de todo lo negativo que puede obtener de su progenitor. Con el tiempo va adquiriendo fortaleza y poder hasta llegar a condicionar y hasta dominar a su creador. Tarde o temprano, las circunstancias evolutivas obligan a desprenderse de el, siendo entonces cuando es puesto a prueba el ser humano. Aunque es un útil e incansable compañero (nos ayuda a evolucionar), conviene no alimentarlo en exceso ya que, al igual que en el relato de Frankenstein, la criatura puede llegar a destruir a su creador.

El morador en el umbral es todo aquello que se ha ido generando en pasadas vidas. Es (simbólicamente hablando) ese hijo/hija que se ha engendrado y criado durante el largo periplo evolutivo, el cual, llegados a un determinado punto de la evolución (una iniciación en concreto), se debe de afrontar.

Cuando el ser humano llega a ese punto de su evolución, para poder continuar ascendiendo en su escala evolutiva, debe de traspasar lo que, también simbólicamente, se denomina "el umbral". Umbral, puesto que suele ser un momento de crisis, de oscuridad, de falta de visión, y al mismo tiempo, al otro lado de esa puerta (insisto en que simbólicamente hablando), no se llega a visualizar lo que hay detrás hasta que no se cruza la misma. , Por otro lado, cuando se echa la mirada hacia atrás, se observa el largo viaje recorrido y mucho de a lo que, necesariamente, se debe de renunciar y abandonar. Pero curiosamente, una de las cosas que sí se querría abandonar y no se puede, es precisamente ese morador o guardián del umbral.

Cuando un ser se encuentra en unas condiciones favorables para recibir una Iniciación (o prepararse en esa vida para recibirla en una de posterior), suele precipitársele el karma con el fin de avanzarle parte del mismo y producir unas condiciones adecuadas para recibirla. Si se dejase seguir el curso natural del karma en diversas vidas, se retrasaría el acceso a esa oportunidad que se ofrece.

Inevitablemente, para poder traspasar "el umbral" y alcanzar estados superiores de conciencia, se debe llevar consigo a ese incómodo compañero/a, puesto que uno no puede "desprenderse de algo que es suyo" por mucho que quiera. Ese compañero/a es fruto de sus vidas pasadas, con sus fracasos, malas acciones, errores, etc., pero suyo. Durante largo tiempo ha estado criado y alimentado, ha crecido junto a él/ella y ha ido siendo cada vez más una parte de sí mismo. Es una entidad y tiene vida propia, alimentada por las acciones, emociones y pensamientos generados vidas atrás. Es el fruto de la acción. Por lo tanto, no se debe ni puede destruir.

¿Por qué no se lo puede dejar y ha de llevarse consigo mismo? En primer lugar, se antepone entre el ser y la puerta a cruzar. El morador no está dispuesto a traspasar ese umbral y opondrá feroz resistencia. Se encuentra a gusto en su situación y no desea cambio alguno. Además, aunque sea una entidad y tenga vida propia, como instrumento, ha sido necesario durante todo el periodo evolutivo y continuará siéndolo en el futuro para los propósitos del Ser.

Entonces, si forma parte de nosotros mismos y es necesario en un futuro, ¿por qué no puede acompañarnos y cruzar juntos ese umbral? Porqué más allá del umbral, el grado de sutilidad de la materia impide que materia mas tosca y densa pueda penetrar. No se le puede hacer pasar por el umbral pero al mismo tiempo no se puede prescindir de él. El conflicto está servido.

¿Qué se puede hacer? No se le debe destruir, vencer, eliminar, derrotar..., se lo debe "reconstruir, convencer, transformar, domesticar...", debe de transformárselo y convertirlo en un instrumento útil para los propósitos del Ser. Se lo debe purificar para que el grado de densidad de la materia sea el apropiado para poder traspasar el portal. En definitiva, debemos "transformar" y elevar "el grado de vibración" de la materia. 

Se dice que es una tremenda lucha la que hay que afrontar, puesto que el solicitante a determinada iniciación debe verse frente a frente con "su oscuro pasado", y debe transformar a esa entidad, que es el fruto de él mismo, si desea alcanzarla. Por ese motivo, suele dársele a este encuentro unos matices de tremenda prueba (porque lo es) y de intenso sacrificio al tener que renunciar a muchas cosas.

Personalmente, lo asimilo a la también simbólica descripción que se hace en el Bhagavad Gita de la batalla del Kurukshetra, en donde Arjuna debe de afrontar un cruel destino, luchar contra sus seres queridos, que de forma simbólica representan todo aquello que ha ido acumulando durante sus vidas y a lo que no desea renunciar, debiendo de hacerlo con un carro (personalidad) arrastrado por 4 briosos y blancos corceles (el cuaternario inferior del ser humano, simbolizando el color blanco la purificación de sus cuerpos), siendo la personalidad junto a sus vehículos de expresión, lo que equivaldría al morador del umbral.

A nivel personal también, soy de la opinión que cuando en algún momento en algún texto se está refiriendo a la posibilidad de fracaso y muerte en la lucha contra el morador, simbólicamente se está refiriendo a la dificultad de ese encuentro, dado que, cuando un ser humano llega a ese grado de evolución (ya ha recibido algunas iniciaciones), implica que posee ya un grado de desarrollo de sus vehículos elevado, pero ese grado de desarrollo de los mismos no significa forzosamente que "las facultades" que poseen no puedan ser utilizadas en la dirección incorrecta, existiendo el peligro de que el individuo fracase en su lucha contra el morador, y se sienta tentado a recorrer el sendero de la izquierda (el del mal) en vez del de la derecha (el del bien), "muriendo" simbólicamente a los ojos del alma, puesto que, si pese a las advertencias de su alma y situaciones que la vida (o vidas) le presenta, se resiste y continúa empeñado en seguir por la senda equivocada (aunque dispone de oportunidades para deshacer lo andado y encarrilarse en la dirección correcta), "muere" para el alma. Ésta lo abandona (almas perdidas), siendo la destrucción su destino final, aunque en un Universo de Amor no existe la eterna condenación, pero aún así, deberá esperar eones de tiempo hasta poder volver a empezar por el principio en un próximo Universo (Manvántara), previa la consecución del actual y posterior oscuración (Pralaya) del mismo.

Por lo anterior, no quiero decir que se merezca o no recibir una iniciación (soy muy imperfecto y me encuentro muy lejos de poder decir semejante cosa, a parte que si fuera el caso (que no lo es) no lo diría y menos en público), pero si que lo comento para que, en el caso de personas en  circunstancias críticas, sirva de estímulo. 

Lo malo no obligatoriamente ha de indicar haber sido malo, pero tampoco se piense uno que si se sufre indique estar en espera de una iniciación. Internamente y por la correcta valoración personal de uno mismo, se sabrá sin engaños si se es merecedor o no de la misma.


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